Diez mitos sobre la leche y la realidad que hay detrás
La leche es un alimento con unas cualidades nutritivas excelentes, un coste asequible y una gran diversidad de productos derivados. Pero, de un tiempo a esta parte, es habitual encontrar comentarios y consejos negativos relacionados con el consumo de la leche. En este reportaje, repasamos algunos de los mitos sobre la leche y cuál es la realidad que hay detrás.
1. El consumo de leche y lácteos sube el colesterol
Uno de los mitos más extendidos, pero la realidad, basada en la evidencia científica, dice lo contrario: el consumo de lácteos de forma regular y en las raciones recomendadas mejora la relación colesterol bueno- colesterol malo.
2. Más riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
A pesar del contenido en ácidos grasos saturados de origen animal y colesterol de la leche y sus derivados, su consumo ha demostrado ejercer un efecto preventivo frente a la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Este efecto puede estar derivado de varios de los componentes bioactivos de la leche, entre ellos el calcio.
Diversos estudios clínicos y meta análisis han demostrado que el consumo de lácteos incluso aquellos enteros está relacionado con mejor control de la tensión arterial y una disminución del riesgo de hipertensión.
3. La leche engorda.
No es cierto. El consumo de leche y lácteos en cantidades recomendadas contribuyen a regular el metabolismo de las grasas y el control de la saciedad, con lo que sirve para mantener al margen los problemas de peso y obesidad.
4. Causa diabetes y el síndrome metabólico
El síndrome metabólico, íntimamente asociado al desarrollo de diabetes tipo 2, se adquiere por unos malos hábitos dietéticos y de vida. Existen múltiples estudios epidemiológicos y meta análisis que apuntan a un efecto protector del consumo de leche y lácteos en la incidencia del síndrome metabólico. Además , la leche es uno de los alimentos con un índice glicémico más bajo.
5. La leche causa cáncer de colon y mama
Otra evidencia abrumadora: no solo no causa cáncer sino que tiene un efecto protector frente al riesgo de paceder cáncer colorrectal y de mama. Existen recientes estudios de meta análisis y estudios clínicos que arrojan disminución de riesgo en ambos tipos de cáncer asociado al consumo de lácteos.
6. La leche provoca mucosidad y asma
Para derribar este mito se hicieron una serie de estudios ciegos en los que se utilizaba leche y un placebo. La conclusión: No existe relación directa entre el consumo de leche y el aumento de mucosidad o de asma. Al contrario, en estudios recientes sobre asma se ha podido comprobar cierta protección asociada al consumo de lácteos.
7. La leche causa alergias
Como muchos otros alimentos, la leche contiene proteínas que pueden causar alergias a ciertas personas, pero su prevalencia es mucho menor de la que se cree: entre un 2 y un 6% en niños y tan solo del 0.1-0.5% en adultos. El problema radica en un autodiagnóstico muy elevado y la percepción del problema.
8. Calcio sin leche
Se cree que se puede alcanzar la cantidad diaria recomendada de calcio sin consumir leche o derivados. Pero la realidad es que no todos los alimentos se pueden considerar como fuente dietética de calcio ya que esto depende no solo de su contenido en calcio, sino de otros factores, como la biodisponibilidad o el tamaño habitual de la ración que se consume.
Por ejemplo, existen alimentos vegetales que contienen incluso mayor cantidad de calcio que la leche (algunas leguminosas, espinacas, frutos secos, condimentos) pero la cantidad de calcio que se pueden absorber a partir de ellos es inferior a la de la leche y por ello han de consumirse más raciones de esos alimentos para obtener la misma cantidad de calcio que con una única ración de leche.
9. La leche causa indigestión
La intolerancia a la lactosa es una patología que causa indigestión, y se debe a la incapacidad total o parcial de digerir la lactosa, el azúcar de la leche. Lo que hay que saber es que esta intolerancia no fuerza a la retirada de la leche o sus derivados de nuestra dieta pues hoy en día existen alternativas como las leches sin lactosa o los derivados lácteos fermentados en los que la cantidad de lactosa es sensiblemente más baja.
10. Solo los humanos consumimos leche después de la lactancia
Uno de los argumentos más usados por los detractores de la leche y que no tiene ningún principio sólido o razonable. La realidad es que, gracias a una mutación genética en un punto a lo largo de la evolución humana, no muy lejos en términos evolutivos, los humanos que dieron origen a las poblaciones europeas actuales adquirieron la capacidad de digerir la lactosa a los largo de la vida más allá de la lactancia materna. Tomamos leche porque podemos digerirla, igual que podemos reír, imaginar, innovar, crear, dibujar, componer música, usar el lenguaje escrito, o inventar mitos…