Nuevos tratamientos de intervención psicológica: coaching, empowerment, psicología positiva, resiliencia…
Los estudios epidemiológicos actuales (según la Guía Práctica Clínica del Ministerio de Sanidad) indican que hay una incidencia entre el 6,4 % y 4 % en mujeres jóvenes (12-21 años). Y en los últimos años ha habido un incremento importante en la prevalencia y la incidencia de estos trastornos.
Los hombres van por detrás de las mujeres (entre el 0,3% y 1% en hombres jóvenes) y cada vez también hay más casos relacionados con la imagen corporal y vinculados a la práctica deportiva. La relación es 9:1.
También hay que destacar el incremento de los TCNEs (trastornos no especificados o los que tienen una sintomatología incompleta).
Los estudios de prevalencia de riesgo en población universitaria, es decir de conductas alimentarias de riesgo, hablan de casi el 21 % en mujeres y 15 % en varones (2005). No tienen un trastorno instaurado pero en un corto periodo de tiempo podrían llegar a desarrollarlo.
La población general está sometida a una fuerte presión de los medios de comunicación, a una avalancha de dietas adelgazantes, y de estímulos que nos ayudan a ser más exitosos. Y el éxito está directamente vinculado con el aspecto y con estos comportamientos.
En estos estudios de prevalencia de riesgo encontramos que los chicos de carreras relacionadas con la imagen, con la publicidad y las Ciencias de la Salud manifestaban hasta un 70 % de conductas compensatorias para controlar su peso, como la obsesión por el ejercicio físico, el uso de laxantes, e incluso los vómitos autoprovocados. Son conductas de riesgo que aparecen en población normal.
Se está produciendo este incremento por las dificultades de detección, sobre todo en atención primaria y no siempre la persona que atiende a estos casos está capacitada y tiene información suficiente. Y se escapan muchas personas con conductas atípicas, que se han convertido en comportamientos regulares no esporádicos.
También hay una carencia de escalas e instrumentos sencillos para detectar el trastorno. Nuestro equipo ha trabajado en la validación de una encuesta corta, de barrido, que nos da idea de si una persona estaría en estado de riesgo para ser tratada.
Tendencia actual en los tratamientos
Me gusta hablar del cuidado desde el punto de vista integral de la persona. Hay datos biológicos que están mostrando la necesidad de intervenir desde la biología,la medicina, pero también hay datos de antecedentes familiares y personales que implican estudiar los modelos de conducta y por qué han derivado en este tipo de conducta patológica.
Se está adoptando el modelo tridimensional: bio-psico-social. En este nuevo modelo se habla de emociones,expresiones y comportamientos.
Modelo de la psicología positiva
En el modelo de la psicología positiva se trabaja el desarrollo de las llamadas competencias emocionales que nos ayudan a evolucionar y desarrollarnos como persona, como puede ser el autoconocimiento, el desarrollo de la estima o autovaloración personal (la inteligencia emocional); y que tiene que ver con los factores personales que necesitamos desarrollar para evolucionar en nuestra vida cotidiana.
Es un modelo de bienestar, más centrado en la salud, no tanto en la enfermedad. Estarían relacionados con recuperar las variables que se han perdido y que se pueden volver a encontrar. Ello requiere un proceso de aprendizaje. Hay que trabajar el cuerpo, la mente y el espíritu (Dra R. Calvo). Se trata de buscar emociones positivas como la alegría, el orgullo por conseguir avances en el tratamiento y recuperar la ilusión y el optimismo.
Resiliencia
Dentro de esta corriente de psicología positiva ha surgido el concepto de resiliencia que intenta desarrollar esa capacidad para sobreponerse ante la adversidad.
Los estudios indican que incluso en situaciones de crisis o pérdidas familiares este tipo de comportamiento es común. Hay personas que tienen a hundirse y aislarse y otras tienen a crecer y superar la adversidad.
Se habla de tener una autoestima consistente, decir lo que se quiere, hacer una introspección hacia las debilidades y fortalezas.
Algunas aplicaciones terapéuticas:
-Tratar de generar pensamientos positivos.
-Potenciar el desarrollo de habilidades sociales, de comunicación consigo mismo y con el entorno.
Capacitación
La capacitación o empowerment también utiliza los modelos de comunicación para facilitar y capacitar al paciente para recuperarse. Tiene mucha relación con la interacción con el terapeuta, parece que si éste está muy convencido que el paciente puede salir adelante, el paciente copiará este tipo de comportamiento y recabará todas esas fuentes internas para conseguir la recuperación.
Algunas aplicaciones en TCA:
-Capacidad para que el paciente asuma su tratamiento y se responsabilice de él.
-Hacer un contrato para asumir unos compromisos que debe cumplir.
-Pasar de la “reflexión a la acción”.
-Motivación hacia el cambio.
-Trabajar este aspecto en los padres.
Coaching
Desde el modelo del coaching (entrenamiento y desarrollo de una serie de competencias) y de la comunicación se trabaja desde un enfoque de aprendizaje, donde se hacen preguntas para buscar “brechas de aprendizaje”, puntos de debilidad donde rescatar las emociones positivas.
Tenemos que centrar el trabajo en sus objetivos (debe querer curarse), en lo que espera de nosotros y también ser realistas, saber qué capacidad de recuperación puede tener el paciente.
Se trabaja desde tres esferas: la emocionalidad, el lenguaje y la comunicación consigo mismo, y también la comunicación corporal.
Se tienen que evaluar los estilos comunicativos, si tienen un estilo agresivo, asertivo y pasivo. Y hay que fortalecer los estilos y emociones positivas que dan fuerza al paciente. Mantener en el “paciente” una actitud responsable (que sea capaz de recuperarse y responsabilizarse de lo bueno y lo malo). En definitiva, hay que trabajar los cinco pilares de la inteligencia emocional (autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y escucha, y habilidades sociales).