Bruselas quiere evitar el engaño en alimentos dietéticos
La Comisión Europea ha propuesto medidas más estrictas para el “opaco” mercado de los productos dietéticos con el objetivo de que las propiedades que se anuncien en el envoltorio del producto en cuestión tengan una base científica, aunque ha dejado claro que esta medida no supondría la retirada de la venta los artículos puestos ya en el mercado, según ha informado el portavoz de Salud y Protección al Consumidor, Frédéric Vincent.
La propuesta de Bruselas -que si sale adelante, entraría en vigor a partir de 2015- plantea eliminar el término “dietético” para este tipo de productos porque se le atribuyen diferentes acepciones en cada Estado miembro y favorece la “distorsión” del mercado interior y propone que las normas que los regulen sean las ya existentes en reglamentos para alimentos destinados a grupos vulnerables que necesitan especial protección como, por ejemplo, los bebés, los celíacos o pacientes con una enfermedad grave.
El comisario del ramo, John Dalli, ha explicado que estos cambios en la normativa comunitaria permitirían a los consumidores “comparar alimentos más fácilmente” porque las reglas que los cubran serán las mismas en el conjunto de los 27 y deberán ofrecer los mismos “altos niveles de protección”. Dalli ha considerado que las normas específicas sobre productos “dietéticos” han demostrado su “ineficacia” y ser “confusas”, por lo que su desaparición contribuirá a una competencia “más justa entre productos similares”.
La UE obligará a detallar en las etiquetas de los alimentos los niveles de azúcar, sal y grasas
Por otro lado, los Gobiernos de la Unión Europea y la Eurocámara han alcanzado un acuerdo final sobre una nueva norma que obligará a la industria alimentaria a detallar en las etiquetas de alimentos y bebidas su contenido de azúcar, sal y grasas. Estos datos deberán aparecer en el envase de forma clara y legible. El objetivo de la iniciativa es dar a los consumidores una mayor información que les permita optar por una dieta saludable y contribuir así a la lucha contra la obesidad.
La norma todavía debe ser ratificada por el pleno del Parlamento a principios de julio y por los Veintisiete. Una vez que se publique en el diario oficial de la UE, la industria alimentaria tendrá cinco años para aplicarla plenamente.
Esta legislación sobre etiquetado de alimentos no se aplicará finalmente al vino, la cerveza, los licores y las bebidas alcohólicas aromatizadas. Se atienden así las exigencias de países como España o Francia, que desde el inicio de las negociaciones solicitaron que el vino quedara fuera de la norma. Bruselas presentará un informe dentro de 3 años y decidirá entonces si es necesario incluirlas.
Los alimentos no envasados también quedan exentos de la obligación de declaración nutricional, a menos que el Estado miembro en cuestión decida lo contrario.
En concreto, el reglamento obliga a detallar en el envase el contenido de energía, grasas, grasas saturadas, carbohidratos -con referencia específica a los azúcares-, proteínas y sal por 100 mL o 100 gr, aunque también puede indicarse como porcentaje de la cantidad diaria recomendada.
Estos datos deberán ser legibles, con un tamaño de letra de 1,2 milímetros por lo menos (frente a los tres milímetros que había propuesto Bruselas), aunque se contemplan excepciones para los envases pequeños. Se podrá añadir información adicional voluntaria sobre cuestiones como nivel de colesterol o fibra.
Otro de los objetivos de esa norma es proporcionar una mayor protección contra los alérgenos. Para ello, pide que se etiqueten todos los alimentos que contengan sustancias alergénicas (como cacahuetes, leche, mostaza o pescado) o que se indique claramente la presencia del alérgeno de otra forma. Esto supone un paso más respecto a la actual normativa, que sólo se aplica a los alimentos preenvasados. Cuando entre en vigor, los alimentos sin envasar también deberán indicar la presencia de alérgenos.
Respecto al origen de los alimentos, como ocurre en la actualidad, la nueva norma establece que los fabricantes pueden escoger voluntariamente si mencionan o no en el etiquetado el país de origen o el lugar de procedencia de los alimentos.
No obstante, la obligación actual de hacer figurar el país de origen en la etiqueta en la carne de vaca y ternera se extenderá a otro tipo de carnes (cerdo, cordero y ave).