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Nutrición perinatal y epigenética

Podríamos pensar que la obesidad puede ser consecuencia de la predisposición genética, del exceso de alimentación o del sedentarismo, pero expondremos -en esta ponencia- que también lo que come la madre durante el embarazo puede afectar a la salud futura del bebé. Así, la epigenética estudia los cambios en la expresión génica que no dependen de la secuencia de nucleótidos.

Malnutrición en el periodo gestacional

Se ha visto que los hijos cuyas madres durante la gestación y lactancia estuvieron mal nutridas en Holanda durante la 2ª Guerra Mundial, cuando han tenido 60-65 años tienen mayor predisposición a tener síndrome metabólico. La malnutrición de las madres en el periodo perinatal hace que estos individuos se comporten de manera diferente respecto a sus hermanos que nacieron unos años antes o después, y de otros grupos que no estuvieron influenciados por el periodo de hambruna.

Esto se ha confirmado en estudios de cohortes británicas en los que se ha comprobado que los niños que nacen con bajo peso tienen más riesgo de sufrir diabetes o síndrome metabólico en el periodo adulto.

Esto ha dado lugar al llamado “fenotipo austero”, en el cual se aprecia que la malnutrición materna a través de una mala nutrición fetal afecta a las células pancreáticas, al crecimiento fetal y produce una nutrición inadecuada en el niño que predispone a la obesidad, a problemas relacionados con la tolerancia a la glucosa y al síndrome metabólico.

Ampliando esta información vemos que la restricción de nutrientes en el periodo perinatal afecta al páncreas, al hígado, al músculo esquelético y al adipocito. Provoca una serie de cambios metabólicos de desequilibrio, que finalmente conducen a disminución de la capacidad pancreática, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Esto es la punta del iceberg, porque diferentes alteraciones en la nutrición, en el ambiente, producen cambios epigenéticos que afectan al corazón, vasos, cerebro, hígado, páncreas, riñones, tejido adiposo, músculo y hueso, que se pueden traducir -no siempre- en una predisposición a patologías como enfermedades cardiovasculares, diabetes, dislipemias, obesidad, osteoporosis, ciertos tipos de cáncer, problemas respiratorios y alteraciones psiquiátricas.

Datos de experimentación animal

En un estudio se vio que cuando la madre recibía una dieta baja en proteínas no se detectaban en la crías diferencias en el peso al nacer, las crías parecían normales, pero había cambios en la composición corporal que afectaban más a las hembras que a los machos. O también se vio en modelos animales que la tolerancia a la glucosa dependía de la alimentación perinatal: la baja nutrición de proteínas producía cambios diferentes en los machos y en las hembras. O por ejemplo, que la prueba de la tolerancia oral de la glucosa se mostraba que era diferente, había diferentes respuestas a la glucosa, o también una resistencia a la insulina como consecuencia de que las madres habían tenido una dieta baja en proteínas.

También había cambios en la presión sistólica en las hembras, cambios en la expresión proteica en diferentes genes o si se hacía un análisis del proteoma había diferencias entre los individuos que habían recibido dietas bajas en proteína respecto a los controles.

En el caso de que las madres gestantes fueran obesas había problemas: las ratas que nacían tenían mayor peso, alteraciones mitocondriales, alteraciones en el control de la insulina, y la respuesta a la recuperación era también diferente.

En definitiva, las situaciones de restricción energética o de incremento del aporte nutricional afectaban a la restricción de sustratos o al exceso de sustratos y a través de diferentes modificaciones se predisponía a la diabetes tipo 2, obesidad y enfermedad cardiovascular.

Es decir, toda esta serie de experimentos sugiere que la alimentación de la madre tanto, por defecto como por exceso, puede condicionar enfermedades del hijo.

Nutrición y medicina personalizada

La genética afecta a la ingesta, a los procesos de digestión, absorción, trasporte y metabolismo, etc. pero aparece la epigenética. Unos gemelos que tienen el mismo DNA, la misma secuencia, pero al cabo de un determinado tiempo sabemos que los fenotipos se van separando cada vez más. ¿A qué se debe esto?

Hay dos procesos básicos que pueden ser la metilación del DNA o modificaciones covalentes de las histonas que pueden afectar a esta expresión. Esto hace que determinados genes tengan metilaciones diferentes que afecta a su expresión. Hay periodos de la vida que podemos metilar y otros que podemos desmetilar. Y se puede producir por el envejecimiento, compuestos dietéticos, toxinas, inflamación, etc. La dieta, el estatus metabólico, las enfermedades pueden hacer que los genes queden reprimidos o activados.

Y para finalizar, en otro estudio se alimentó a ratas padres y madres con una dieta rica en grasa. Lo realmente interesante es que las crías hembras de los padres (con diferentes pesos y tolerancia a la glucosa) sólo tenían una alteración en la tolerancia a la glucosa. Es decir, que lo que los padres comen en periodo perinatal en alguna circunstancia -no siempre- puede afectar a que en el periodo del adulto se pueda tener mayor o menor predisposición a la intolerancia.

Para terminar decir que en la programación perinatal y en las enfermedades no solamente hay que tener en cuenta la entrada de nutrientes y energía, sino también la genética, la genómica y aspectos epigenéticos.