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Olimpia, Juegos Olímpicos

El origen de los Juegos Olímpicos

Olimpia, Juegos Olímpicos

En estos días nos invade el espíritu olímpico gracias al acontecimiento del verano: los Juegos Olímpicos de Río. Sin embargo, estas competiciones deportivas no son un invento de los últimos años, sino que vienen de muy antiguo, en concreto de la antigua civilización griega.

Se estima que los Juegos Olímpicos comenzaron a celebrarse en el año 776 a. C en la ciudad de Olimpia, donde residía el principal santuario dedicado a Zeus.

Se trataba, por tanto, de una celebración religiosa que duraba 6 días y que tenía lugar cada cuatro años en los meses de julio y agosto. En este acontecimiento, las diferentes ciudades (polis) griegas promulgaban una tregua, la paz olímpica, para favorecer un traslado seguro de los atletas a Olimpia. De esta manera, se pretendía afianzar la identidad aquea. De igual modo, se favorecía el armónico desarrollo del cuerpo y el alma. En definitiva, la paz y la armonía entre pueblos y hombres constituyen el origen del espíritu olímpico.

No obstante, se aprecian notables diferencias entre las antiguas olimpiadas y las modernas, como, por ejemplo, que únicamente pudieran competir hombres libres y de origen griego. Además, realizaban las pruebas desnudos. De igual manera, el público era masculino.

Las antiguas pruebas olímpicas

Cabe mencionar que, para los antiguos griegos, la educación física tenía la misma importancia que la formación intelectual. Existía, por tanto, un culto al cuerpo similar al de la actualidad, puesto que todo buen heleno debía poseer un cuerpo atlético y armónico.

Las polis griegas tenían gimnasios donde se practicaban deportes además de aprender materias relacionadas con la cultura y el arte, elementos que hicieron grande a Heracles y que son necesarios para conseguir “la armonía”.

Atletismo:

Las carreras se celebraban en el estadio olímpico que medía 192,27 metros. Había seis modalidades de carrera: la de velocidad o dromos, en la que se recorría el estadio a lo largo (102 metros). Dos carreras de semifondo: el dículo, que consistía en ir y volver (384,54 metros) y que equivale a la prueba de los 400 metros actual y la hípica, en la que se daban cuatro vueltas al citado recinto haciendo un total de 769, 08 metros y que es el origen de los 800 metros.

Asimismo, existía una prueba de fondo denominada Dólico, en la que se daban 24 vueltas al estadio (4.651 metros). Mención especial merece la carrera en la que se portaban las armas (en origen el casco, grebas y el escudo y en las últimas olimpiadas únicamente el escudo) llamada Hoplitódromos. En la citada prueba sólo podían participar los hombres maduros porque los jóvenes no aguantaban el peso. Por último, la sexta prueba era la carrera de relevos, y el testigo utilizado era una antorcha.

La Lucha:

Tenía lugar en el atis, situado en frente de los templos más importantes de Olimpia. Había tres tipos de modalidades de lucha:

La lucha libre: la más antigua de todas y que se asemeja bastante a la actual lucha grecorromana.

El pugilato o boxeo: se entrenaba con sacos en forma de pera y en la competición propiamente dicha, los competidores forraban sus manos con tiras de piel sin curtir.

El Pancracio: una mezcla entre el pugilato y la lucha en el que estaba permitido de todo excepto morder, que era propio de animales y no de hombres. Fue la prueba más violenta y el propio Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, participó en la misma.

Pentatlón:

Al tener diferentes pruebas, el Pentatlón era el deporte más apreciado por todos puesto que los hombres que competían en esta disciplina eran los atletas más completos y los ganadores gozaban de un gran prestigio. La finalidad de este deporte era la de armonizar la rapidez con la resistencia y la fuerza con la belleza.

Constaba de 5 pruebas: la carrera, el disco (de 1,3 a 6,6 kilos), el salto de longitud (en el que para coger más impulso se servían de dos piedras), el lanzamiento de jabalina (de madera y de la altura de un hombre. Se lanzaba con ayuda de una correa, el angiles) y la lucha.

La Hípica:

Tenía lugar en el Hipódromo, cuya pista de arena medía 400 metros de largo y 200 de ancho. Había también dos postes para dar la vuelta. Los caballos recorrían 6 veces el recinto, un total de 4.800 metros.

Hay dos tipos de carreras, las que eran directamente a lomos del caballo y en carros, que a su vez se diferencian por el número de caballos que tiran del carro; carro simple, biga y cuadriga (uno, dos y cuatro caballos respectivamente).

Los jinetes se denominaban aurigas y no eran ellos quienes tenían que terminar la carrera, sino el caballo. Por tanto, el ganador de la prueba era el dueño del equino y no el auriga.

Los atletas

Eran divididos en niños y hombres y los jueces, escogían a aquellos que demostraban armonía, perfección, conocer las reglas y estar libres de asesinato o sacrilegio.

Por otro lado, a Olimpia acudían los peregrinos, que realizaban un viaje de varias semanas para asistir como espectadores al evento.

A los ganadores (tres por prueba, como actualmente) se les premiaba el último día de los juegos con una corona de olivo e ingresaban en la lista de gloria. Los más famosos podrían tener hasta una estatua. De igual modo, la ciudad de origen de los mismos les acogía con honores a su vuelta.

Prohibición y Juegos Olímpicos Modernos

En el año 393, el emperador Teodosio prohibió la celebración de los Juegos Olímpicos por considerarlos una celebración pagana. Esta costumbre quedó enterrada 1.300 años.

Por último, a finales del siglo XIX, el Barón de Coubertain y el intelectual griego Dimitrius Mikelas, auspiciados por la Universidad parisina de La Sorbona decidieron revivir las antiguas olimpiadas rescatando el espíritu de paz. Como consecuencia, los primeros Juegos Olímpicos Modernos se celebraron en 1896 en Atenas. 

diabetes y ejercicio fisico

Ejercicio físico para personas con Diabetes

diabetes

La alimentación y la actividad física deben estar integradas para mantener unos niveles adecuados de glucosa en sangre en las personas con diabetes, así como para evitar complicaciones asociadas.

Las características del ejercicio a practicar, como son el tipo, la frecuencia, la duración y la intensidad, deben ajustarse de forma individual siguiendo los consejos del médico según cada caso.

El ejercicio físico ayuda a metabolizar los hidratos de carbono y produce una disminución de la glucosa en sangre, lo que es de interés en diabetes tipo 1. También mejora la sensibilidad a la insulina, por lo que también resulta beneficioso en diabetes tipo 2. Por todo ello, ayuda a controlar la glucemia. Además aporta beneficios en el control del peso y otros factores como la hipertensión.

Lo ideal es mantener unas pautas de actividad constantes y evitar que el ejercicio coincida con los picos de acción del tratamiento con insulina, ya que podría producirse una disminución excesiva de la glucosa en sangre, lo que se conoce como hipoglucemia. Por ello conviene estar alerta ante los síntomas que la producen y llevar consigo alimentos con azúcar para tomarlos en caso necesario.

ACTIVIDAD FÍSICA RECOMENDADA EN DIABETES

 

En la diabetes tipo 1 la Fundación Española del Corazón recomienda a realizar actividad física a diario y combinar el ejercicio con las pautas de inyección de insulina, el horario de comidas y la cantidad de hidratos de carbono de la dieta. Además, recomienda practicarlo a primera hora del día y evitar ambientes muy calurosos o muy fríos para practicarlo.

Según la Guía de práctica clínica de diabetes mellitus tipo 2, en este tipo de diabetes se indican las siguientes pautas:

– Diabetes sin complicaciones: ejercicio de intensidad moderada (50-70 % de la frecuencia cardíaca máxima) durante 4 días a la semana y con una duración de 30 a 60 minutos al día.

– Diabetes con riesgo cardiovascular: disminuir la intensidad y adaptar la actividad al riesgo. Abandonar el ejercicio en caso de sentir dolor.

Por todo ello, el ejercicio físico, adaptado al tipo de diabetes y al estado de salud de forma individual, es beneficioso para ayudar a controlar la diabetes.

deporte de forma habitual

Solo cuatro de cada diez españoles realizan deporte de forma habitual

Solo el 38% de los españoles realiza deporte de forma habitual, siendo el porcentaje mayor entre los hombres (44%) que entre las mujeres (33%), según el Estudio sobre la percepción del estado de Bienestar de la población española, un trabajo en el que han participado más de 970 personas de entre 25 y 60 años de toda España, y que también revela que el motivo mayoritario por el que se hace ejercicio: El 77% lo hace para mejorar el estado físico, siendo algo superior en el tramo de edad comprendido entre los 35 y 49 años (81%) e inferior en el tramo de 25 a 34 años.

El 45% de los individuos que practican deporte declara hacerlo tres veces a la semana. El 18% todos los días, siendo los hombres los que más llevan a cabo esta rutina, según los resultados de la encuesta llevada a cabo por Micebrina y la consultora Nielsen.

Por comunidades autónomas, los habitantes del País Vasco, Navarra, Aragón y la Rioja son los más deportistas. Un 74% de ellos declara practicar deporte más de tres veces a la semana. Los menos deportistas son los valencianos y murcianos (51%) y los catalanes (58%).

El resto de comunidades se mueven entre el 64% y el 68% de práctica de tres a siete días por semana, y en Cataluña y Extremadura es donde menos deporte se hace a diario.

El 35% de los deportistas va al gimnasio

De todos los deportistas, un 35% va al gimnasio, el 48% lo hace por desconectar del trabajo, el 30% para ocupar su tiempo libre, y el 12% para ver a los amigos o divertirse. En Cataluña, como excepción, se considera como motivo principal ocupar el tiempo libre. En contra de los tópicos, únicamente un 1% de los españoles lo practican para ligar.

Por otro lado, los resultados del estudio revelan que el 62% de los deportistas realizan deporte al aire libre, de los cuales un 55% lo hacen por estar en contacto con la naturaleza, un 31% para que les de el aire y un 10% por no pagar gimnasio.

Dentro de los deportes al aire libre, el ‘running’ es el que más se practica (54%), habiendo escasa diferencia entre hombres y mujeres. Está seguido del senderismo, ‘treking’ y escalada (48%), y de la bici, patines, y ‘skate’ en un 39%.

Dolor articular, unos de los frenos a hacer deporte

El principal inconveniente de hacer deporte es que quita tiempo para hacer otras cosas (39%), seguido del dolor articular (30%) o que abre el apetito (24%). Por su parte, el 22% declara que no realiza ejercicio porque requiere una inversión.  Para combatir el dolor articular, el 61% de los encuestados declara que evita forzar las articulaciones, el 18% opta por tomar todo lo que le dan en farmacia (esta aceptación de la recomendación farmacéutica va en aumento a medida que lo hace la edad) y el 10% se pone hielo.

Por último, el estudio concluye que el 17% no hace deporte u ejercicio. Los motivos fundamentales son la pereza con un 46% y no disponer de tiempo con un 25%. Además un 22% de los no deportistas afirma no haber tenido nunca el propósito de hacer ejercicio mientras que un 49% confiesa habérselo fijado como meta, a comienzos de año, o durante la ‘operación bikini’, pero mantenerlo solo unos días (30%).