Alimentar emociones favoreciendo la chispa interior
El rendimiento de los niños depende mucho de que hayan desayunado bien o no, y también si han dormido bien o no. De la misma forma hemos visto en la clínica muchos casos, sobre todo de crisis depresivas, en las que nos damos cuenta que la alimentación suele ser muy determinante. Cuando preguntábamos si en los últimos meses el paciente había hecho algún tipo de dieta en un porcentaje altísimo nos encontrábamos que así era. Empezamos a ver esa correlación y nos dimos cuenta que los alimentos influyen mucho, para bien y para mal. No podemos pensar que tomando café y unos bollos podemos estar bien.
Me gustaría empezar diciendo que sin felicidad no hay motivación, sin felicidad hay pocos recursos para superar las dificultades que tenemos hoy en día. Sin motivación no comeremos bien, no estaremos bien con las personas que están a nuestro alrededor, no nos querremos lo suficiente.
La satisfacción vital es una especie de equilibro entre la emociones positivas y negativas. En muchas empresas hay una gerencia de la motivación porque se han dado cuenta que cuanto más feliz es la gente, mejor ambiente laboral, mejor trabajan y mejor se encuentran. Y los psicólogos hemos visto como efectivamente la motivación influye a nivel de organización en que la productividad es más alta cuando los trabajadores están motivados, que la tasa de absentismo es más baja y que la retención del talento es mayor. Asimismo en la persona vemos que los ingresos suben a mayor motivación, el éxito y el desarrollo son más altos y es mayor la proyección de su carrera.
Desarrollo de la inteligencia emocional
¿Cómo desarrollamos la inteligencia emocional sabiendo que es una forma fundamental para desarrollar nuestras emociones? La inteligencia emocional es conocernos en profundidad, conocer cómo son las personas que nos rodean, cómo podemos relacionarnos con ellas, cómo saber, por ejemplo, cuándo hay que desactivar tensiones, cuándo hay que llegar a acuerdos, desarrollar al máximo nuestra creatividad, nuestro buen ánimo y esa capacidad de liderazgo que todos tenemos y no sentirnos mal en situaciones de mucha presión, ir por delante de los acontecimientos, tener claro que el objetivo final de nuestra vida, y el que debe mover siempre nuestros impulsos y acciones, es la felicidad.
Pero esa inteligencia emocional obedece a unos principios básicos. Lo más importante es que sepamos conocernos y autocontrolar las emociones negativas, que sepamos comunicar, que seamos proactivos y que alcancemos los objetivos que realmente queremos, pero siempre bajo unos principios éticos. Sino no estaríamos practicando la inteligencia emocional, sino la manipulación (que muchos lo confunden).
En la inteligencia emocional sana sabemos que nuestras emociones y nuestro rendimiento están muy condicionados por nuestros alimentos.
La importancia de un buen desayuno
Un buen desayuno está compuesto por lácteos (leche y queso); cereales, de bajo índice glucémico (pan integral, avena); la fruta natural; y también jamón cocido. Son básicamente alimentos con proteína animal que producían una mejora (según Mahoney y colaboradores) de la creatividad, resistencia física, capacidad matemática, en la memoria a corto plazo y en el estado de ánimo. Y por el contrario cuando no se cumple, los niños se encuentran peor, más débiles, y sobre todo con peor ánimo. Y la resistencia es infinitamente menor.
En un estudio alemán se compararon los niños con este tipo de alimentación y niños con un desayuno más flojo y se dieron cuenta que los primeros tenían mejor actitud, rendimiento y mejor ánimo. Y muy recientemente se ha demostrado que esa buena alimentación en el desayuno aumenta el cociente intelectual, que es muy poco entrenable. Los que desayunan adecuadamente como media tienen 114,9 y en cambio las personas que tienen el mismo potencial intelectual pero que desayunan peor tienen cuatro puntos menos de CI: 110,6 .
En otros estudios hemos visto cómo influye en los síntomas depresivos. En las personas que están bien alimentados (la alimentación mediterránea es la mejor) el porcentaje de personas con depresión es bajo, un 8,8 frente 16,5 en las personas que están deficientemente alimentadas. Si miramos los síntomas relacionados con el suicidio, en las personas que están suficientemente alimentadas los pensamientos relacionados con la muerte, deseos de morir, ideación suicida o intentos de suicidio, baja a un 37,3% mientras que es el doble en las personas insuficientemente alimentadas.
Alimentación y estados depresivos
En España la prevalencia de la depresión es de un 4% y la media del consumo de pescado es de 28 Kilos. El consumo de pescado y todos sus ácidos buenos (que se pueden tomar como suplementos) nos indica que países como Japón, donde el consumo de pescado es altísimo, el índice de depresiones mayores es muy bajo.
Las personas que quieren hacer dietas (y la mayoría de los adultos han hecho dieta alguna vez en su vida) tienen que ingerir menos calorías de las que gastamos. Las dietas que son bajas en hidratos de carbono, al principio producen un mejor estado de ánimo pero inmediatamente el estado de ánimo empieza a bajar y llega un momento en que es igual al principio. Es decir las dietas bajas en hidratos de carbono tienen un efecto que con el tiempo se va difuminando. Sin embargo las dietas bajas en grasa al principio ocurre lo mismo, hay un pequeño repunte y después vuelven a bajar, es decir, volvemos a tener mejor estado de ánimo. Por lo tanto hay que hacer dieta baja en grasas pero no baja en hidratos de carbono.
La alimentación equilibrada de todos los componentes básicos produce mejoras en pacientes deprimidos y en bipolares. También facilita el afrontamiento de situaciones de estrés en personas especialmente vulnerables, reduce la hostilidad y la agresividad. Y la alimentación equilibrada también mejora el estado de ánimo de las personas sanas.
¿Qué ocurre cuando tenemos un estado de ánimo bajo, cuando estamos débiles emocionalmente? Tendemos a seleccionar una serie de alimentos que son muy negativos, son altos en grasas, y altos en azúcares, que en ese momento liberan una serie de endorfinas, incrementan un poco la serotonina, y tenemos la sensación de que nos sentimos mejor porque hay una reducción inicial del malestar. Pero inmediatamente después volvemos a sentirnos peor, la serotonina baja, hay una sensación de baja energía y volvemos al estado de ánimo bajo, y de nuevo volvemos a alimentarnos mal. Debemos dejar esa rueda.
Cuando estemos mal lo primero que tenemos que pensar es que hay muchas cosas en la vida por las que tenemos que estar bien; segundo, podemos comer bien; tercero, que hay personas que nos van a ayudar; cuarto, que cuando estemos fatal tenemos a los psicólogos que nos pueden ayudar; y por último debemos dormir y hacer ejercicio.
Hay que dividir las comidas del día en cinco o seis, disfrutar del proceso, de la compañía, beber suficiente líquido, tomar hidratos de carbono especialmente de bajo índice glucémico como la pasta y el arroz integral, y asegurarse de que se toman suficientes minerales (hierro, magnesio, selenio) y vitaminas (especialmente la vitamina B) y ácidos grasos omega 3. Si además comemos en compañía y buen humor nos vamos a sentir mucho mejor.
Desde el punto de vista psicológico podemos tener una buena o mala actitud ante la vida. Hemos de ser conscientes de que eso depende de nosotros (y además no cuesta dinero). La ilusión va a ser siempre nuestro principal baluarte, el mejor recurso, y nuestro mejor aliado ante las adversidades. La felicidad existe, no hay que comprarla, pero sí que hay que saber conquistarla. Somos los autores de nuestra felicidad (los niños lo entienden muy bien, en cambio a los adultos les cuesta asimilarlo). La actitud con la que vivamos nuestras vidas va a determinar nuestro éxito o nuestro fracaso.
Quién controla sus pensamientos controla su vida
Hay gente que piensa que es imposible sentirse bien cuando las circunstancias que nos rodean son difíciles. En realidad las circunstancias condicionan mucho a algunas personas, menos a otras, e incluso a algunas les sirve de estímulo. Ésta es la gran diferencia.
No es verdad que el hombre es él y sus circunstancias. Que nos encontremos bien nos puede ayudar pero básicamente depende de nosotros, porque lo importante es como interpretamos la vida. Y os pediría que cuando os encontréis mal intentéis cazar como al vuelo lo que estáis pensando. La mayoría de las veces estamos teniendo pensamientos muy negativos que en muchas ocasiones además no son realistas pero que saltan automáticamente. Y esos pensamientos son los que realmente nos hacen sentirnos tan mal. Sentimos en función de lo que pensamos, no de lo que está pasando.
Hay países que están mucho peor que nosotros, en condiciones infrahumanas y sin embargo son más felices. La felicidad depende de nosotros y de que empecemos a interpretar bien lo que ocurre en nuestra vida. Siempre podemos ver las cosas de una manera o de otra. Y al final cuando alguien tenga duda puede probar con el diálogo socrático. Por ejemplo, en la afirmación “para sentirme bien tengo que matar a mi jefe”, lo que dice Sócrates es: ¿qué pruebas tienes de que esa es la mejor solución?; ¿qué ley lo dice?; ¿no hay otras posibilidades?; ¿qué gano pensando de esa manera? (la respuesta es sentirnos fatal); ¿qué ganaría pensando de otra forma?; y en cualquier caso ¿qué es lo peor que podría suceder?
Autocontrol
Primero es importante que nos conozcamos y luego que sepamos qué queremos controlar para ser las personas que queremos ser. Al final la diferencia entre una persona que triunfa en la vida y otra que fracasa no es tanto su potencial intelectual sino la capacidad que tiene para controlar sus emociones y para influir en las emociones de las personas que nos rodean. Y eso es algo que también podemos conseguir.
El cerebro obedece nuestras órdenes, alimenta los pensamientos positivos y racionales, y destierra aquellos que nos producen desesperanza.
Pero las personas que no saben controlar sus pensamientos lo que hacen es que conviven siempre con sufrimiento. El 95% de las veces que sufrimos lo hacemos innecesariamente. Cuando la persona ya está bien y los psicólogos le preguntamos si estaba justificado su sufrimiento sólo en casos de pérdida de ser querido o de tragedias importantes nos dicen que estaba justificado. Sin embargo la mayoría de las veces sufrimos por cosas que no merecen tal sufrimiento. Y esto podemos evitarlo aunque la mayoría de las veces no sabemos cómo hacerlo.
La queja sólo nos va a llevar a la desolación, no debemos alimentar la queja y los rumores porque nos contaminan. Ser dueños de nuestra vida al final significa ser dueños de nuestras emociones, y esto no lo debemos dejar en manos de los demás, por mucho que los demás nos quieran. A veces lo importante no es tanto lo que pasa, la mayoría de las veces las emociones que alimentamos son negativas porque interpretamos mal, y aquí es donde podemos tener mucha dificultades. Lo importante no es lo que está pasando sino lo que cada uno ve. Ante la misma situación unos se lo toman con humor, otros con miedo, y otros con autocontrol emocional. Funcionamos mucho por estereotipos y éste es uno de los problemas fundamentales.
Sentido del humor
En las situaciones complicadas el humor siempre va a ser nuestro principal aliado. Pero siempre con empática, poniéndonos en el lugar del otro. El humor enamora, impacta, entusiasma, ilusiona y siempre nos reporta alegría y felicidad.
La espontaneidad y la creatividad también son claves y la mayoría de veces el humor derriba las principales barreras.
Asertividad
Contra la adversidad se necesita inteligencia emocional y asertividad (capacidad para autoafirmarnos). La inteligencia emocional nos ayuda a saber lo que necesitamos cambiar y nos proporciona los medios para que lo podamos hacer. La asertividad es, básicamente, decir las cosas que queremos decir de la forma adecuada, en el momento oportuno y con la habilidad de que el otro, lejos de molestarse, se sienta cercano pero sin ningún tipo de manipulación. Lo peor es la gente que no se atreve a explicar lo que siente y que no sabe decir que no. Y éstas son personas manipulables y de adulto al darse cuenta de que les manipulan se sienten muy mal. Debemos sugerir y argumentar pero sin imponer. No debemos pensar que sólo nosotros tenemos razón. Para que la comunicación vaya bien lo primero es sentirse escuchado porque así la persona se siente comprendida.
Trabajemos nuestra inteligencia emocional para que no se haga más pequeña que la que tienen nuestros hijos. Cualquier obstáculo en la vida hay que intentarlo tomar como una oportunidad, una de las peores cosas es el miedo. El miedo no alimenta nuestras emociones positivas sino que nos debilita, nos llenan de inseguridad y nos paraliza. Hay que sobreponerse ante la adversidad, luchar por superar nuestras dificultades y el miedo sólo se combate haciendo las cosas que mantienen ese miedo.
Mantenernos activos
Nos tenemos que mantener activos y asegurarnos de incorporar actividades saludables a nuestra vida con ejercicios como ser positivos, objetivos, aprender a querernos a nosotros mismos, asumir los problemas, no exigirse al máximo, ponerse metas alcanzables, no tener miedo al fracaso, aceptarse físicamente, no dejar las cosas para mañana y dar importancia a las pequeñas cosas de la vida.
Se hizo un estudio para ver las diferencias entre tres grupos de personas, unas que se fijaban en aspectos positivos, otras que les daba lo mismo, y otras en lo negativo ¿y quién se sintió mas feliz? Hay que buscar apoyos, aprovechar las oportunidades, vivir el presente, no compararnos con los demás, desarrollar el sentido del humor, controlar los sentimientos malos (los buenos disfrutarlos), planear actividades (se ha visto que la felicidad no es comprar cosas, pero si a veces comprar situaciones, por ejemplo un viaje), hacer ejercicio físico y tener esperanza.
El valor del autorrefuerzo
El hecho de premiarnos influye directamente en nuestro estado emocional. Y a los niños hay que apoyarles cuando algo les ha salido mal porque es cuando más lo necesitan. El mejor elemento de motivación es la motivación interna.
Alimentemos nuestras emociones, actuemos con sensibilidad e inteligencia emocional. Lo importante, en realidad, no es lo que piensen los demás sino lo que pensamos nosotros de nosotros mismos. Por lo tanto, el verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente.
Conclusiones
Sólo el que sabe observar como un niño responderá con la generosidad de un adulto.
Ya nos decía Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
Y la reflexión final sería: no ganas cuando impones, avanzas cuando convences, y conquistas cuando eres capaz de motivar.
La principal motivación es interna pero para eso necesitamos un buen equilibrio entre lo que hacemos y lo que decimos.
Si queremos que nuestro cerebro responda bien alimentémosle bien, despertémonos por las mañana con buen ánimo, estemos siempre dispuestos a generar buen humor, cuidémonos a nosotros mismos, hagamos mucho ejercicio, intentemos ponernos mentalmente pequeñas metas que podamos alcanzar y no le demos órdenes cruzadas, porque entonces se vuelve loco.