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¿Cuántas calorías comemos los españoles?

¿Cómo se come en España? ¿Se consumen las calorías adecuadas? ¿Se toma una dieta equilibrada? La respuestas está en el estudio científico Antropometría e ingesta y Balance Energético en España, ANIBES, que ha revelado que la ingesta media de calorías en España está disminuyendo pese a lo cual existe un desequilibrio en el perfil calórico, con un excesivo consumo de grasas y proteínas mientras el de hidratos de carbono es más bajo del recomendado.

Se trata de la primera investigación a nivel nacional e internacional que evalúa no sólo la ingesta, sino también el gasto energético en España, además de los hábitos alimentarios, los datos antropométricos y los patrones de actividad física en una muestra representativa de la población de nuestro país.

Este estudio, realizado sobre 2.000 personas de 9 a 75 años por la Fundación Española de la Nutrición en colaboración con un comité científico de expertos, aporta como novedad también el uso de las nuevas tecnologías como tablets y móviles para la recogida de los datos y su posterior análisis.

Así, según el estudio la ingesta media de calorías se sitúa en 1.820 kilocalorías al día frente a las 3.008 kilocalorías al día en 1964 o las 2.609 de 2010. Sin embargo, el perfil calórico de la población española refleja “cierto desequilibrio” ya que hay un excesivo consumo de grasas y proteínas, al tiempo que la ingesta de hidratos de carbono es menor a la recomendada.

Este trabajo ha analizado por primera vez la energía que aportan un total de 16 grupos y 29 subgrupos de alimentos y bebidas, lo que permitirá conocer con precisión la contribución real de cada uno de ellos a la energía total de la dieta.

Así, el estudio revela que el 85% total de la energía total de la dieta proviene de la ingesta de pan, aceite de oliva, carnes, bollería y pastelería, embutidos y otros productos cárnicos, leche, fruta, platos precocinados, verduras y hortalizas, granos y harinas, pescados y mariscos, pasta, quesos, legumbres, yogur y leches fermentadas, bebidas de baja graduación alcohólica y huevos.

El 15% restante procede de alimentos con azúcar, chocolates, otros lácteos, otros aceites, zumos y néctares, salsas y condimentos, mantequilla, margarinas y mantecas, cereales, azúcar, cereales de desayuno y barritas de cereales, aperitivos, mermeladas, otras bebidas con alcohol, cafés e infusiones, bebidas de alta graduación, vísceras y despojos, refrescos sin azúcar y agua.

En este sentido, el profesor Gregorio Varela-Moreiras, presidente de la FEN y catedrático de nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, ha señalado que “conocer con exactitud los hábitos alimentarios y de actividad física reales de la población permitirá establecer en el futuro recomendaciones, así como guías alimentarias y de hábitos y estilos de vida más ajustados a la realidad y más eficaces en la prevención del sobrepeso y la obesidad”.

A su juicio, al comprender el concepto de balance energético, es decir, la importancia de ingerir la misma cantidad de energía que la que se gasta a través de la actividad física, el metabolismo basal en reposo y el efecto térmico de los alimentos, se cuenta ya con uno de los factores más importantes para controlar el sobrepeso y prevenir la obesidad.