El Gobierno estudia ampliar la caducidad de algunos alimentos
Lo que estamos haciendo “en el caso del yogur, al igual que en muchos más productos, es ver si prolongamos la vida útil. Lo que nos pide la industria es prolongarlo casi una semana frente a los 28 días actuales”, indicó el titular de Agricultura en una entrevista en Antena 3 recogida por Europa Press.
En este sentido, explicó que será la Agencia de Seguridad Alimentaria la que decida si la fecha debe ser de caducidad o de consumo preferente. Así, la revisión de la fecha de caducidad de los alimentos se hará “salvaguardando siempre la salud del consumidor”, ha matizado el director general de la Industria Alimentaria, Fernando Burgaz.
“No puede ser que en la Unión Europea haya cerca de 89 millones de toneladas que se tiran al año en buen estado y en España, 7,7 millones de toneladas, el 42% en los hogares”, señaló Arias Cañete.
El ministro comentó que su Departamento ha iniciado ya la revisión de todas las normas de calidad de los productos para un nuevo etiquetado, teniendo en cuenta que la fecha de caducidad y la de consumo preferente son dos cosas diferentes. “Son procesos lentos”, dijo Arias Cañete, quien ha apuntado que este año podrían estar finalizados.
En este punto Burgaz ha explicado que, con carácter general, existen dos tipos de fechas en las etiquetas. Por un lado, aquellas que tienen establecida una fecha de caducidad para productos que, transcurrido un tiempo, su consumo podría resultar perjudicial para la salud; y, por otro, las fechas de consumo preferente para los productos ya elaborados o transformados, que pone libremente el productor, y que indica la fecha en que el producto puede perder alguna de sus cualidades organolépticas, pero que es apto para el consumo.
“Llevamos mucho tiempo trabajando en una estrategia para la reducción y valorización de los alimentos desechados. Estamos haciendo una estrategia para ver cómo evitar pérdidas en la producción, transformación y comercialización en los hogares”, ha señalado.
“Despilfarro insostenible”
Por otra parte, Arias Cañete denunció el “despilfarro intolerable insostenible” de comida cuando “hay mucha gente con necesidades alimenticias que tiene que satisfacer cada día; las necesidades son inmensas”.
En este sentido, alertó que cada año se desperdician en España 7,7 millones de toneladas de alimentos, el 42 por ciento en los hogares, y que esta cifra asciende en la Unión Europea a los 42 millones de toneladas.
Asimismo, recordó que España se encuentra “en una situación, por la crisis económica, en la que hay muchas personas que tienen necesidades alimenticias que están cubriendo las ONG, Cáritas, los bancos de alimentos, la Iglesia y los comedores de la Iglesia”. Así, subrayó la necesidad de “facilitar los canales para abastecer a estas organizaciones de una materia prima que es perfectamente saludable pero que a lo mejor no tiene la apariencia suficiente para venderla en una gran superficie”.
Por ello, Arias Cañete aseguró que el ministerio que preside está revisando las normas de calidad de los productos para “hacerlas lo más flexibles posible y buscar vías por las que se puedan aprovechar los alimentos”.
Además, destacó la existencia de campañas “muy interesantes” para transformar los alimentos perecederos en mermelada, zumo y otros productos que puedan ser distribuidos a través de los bancos de alimentos. El ministro indicó que tratará de coordinar todas estas campañas “para evitar que se desperdicien alimentos en perfecto estado para ser consumidos, en una situación económica en que hay mucha gente que tiene que satisfacer sus necesidades alimenticias todos los días.
Por otra parte, alabó también la iniciativa No lo tiro de algunos restaurantes en Madrid y Barcelona, que promueven que los clientes se lleven la sobra de sus raciones a casa para calentarlas y consumirlas posteriormente. También ha recordado que los restaurantes españoles tiran al año un total de 63.000 toneladas de alimentos.
Por último, indicó que la Unión Europea ha exigido que España reduzca sus desperdicios de comida a la mitad para 2023 y ha señalado que, para ello, el ministerio está “realizando una reflexión” para averiguar en qué partes del proceso se tiran los alimentos y optimizarlas para que los alimentos lleguen a aquellos que los necesitan”, a lo que ha añadido que “las necesidades son inmensas”.
La caducidad de los yogures sería más amplia si se mantienen en frío
La profesora de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo, Esther Carrera, ha asegurado que “el yogur es uno de esos alimentos en los que, si se conserva en óptimas condiciones de refrigeración, podría aumentar su periodo de caducidad”.
En concreto, la condición que lo permitiría es la de su “estabilidad microbiológica”. “En los alimentos que ostentan esta cualidad en alto grado se puede pensar en una ampliación de los días aptos para el consumo sin que se vea comprometido su nivel de seguridad alimentaria”, ha explicado Carrera.
En todo caso, según ha matizado, “cualquier prolongación de la fecha de caducidad debería ir precedida de la seguridad de que dicha ampliación no afecte negativamente a la inocuidad o a la calidad del alimento”.
En este sentido, ha recordado que la legislación comunitaria establece, en el caso de alimentos microbiológicamente muy perecederos, como el pescado o la carne crudos, una equiparación entre la fecha de duración mínima y la fecha de caducidad, considerándose alimentos no seguros aquellos que vean superada su fecha de caducidad.
Actualmente, con la excepción de ciertos alimentos como los huevos, la responsabilidad de fijar las fechas de caducidad y de consumo preferente recae en los productores. Son éstos, según ha explicado, “los encargados de hacer los estudios experimentales de vida útil teniendo en cuenta criterios de seguridad y calidad alimentaria”.
“El objetivo es ofrecer al consumidor alimentos que mantengan sus propiedades de inocuidad y calidad siempre y cuando se consuman dentro de la fecha de duración establecida y se hayan conservado en las condiciones que recomienda el fabricante”, ha concluido.