Hábitos saludables: ¡Cuida tu postura corporal!
Además de las recomendaciones más conocidas como seguir una alimentación variada y equilibrada y realizar ejercicio físico regular, cuidar nuestra postura corporal también forma parte de los hábitos de vida saludables.
En este sentido, debemos ser conscientes del movimiento y acciones de nuestro cuerpo, intentando colocarnos lo mejor posible y tratando de evitar posturas peligrosas que nos puedan provocar futuros dolores osteomusculares.
Consejos posturales a tener en cuenta
De pie
- Distribuir el peso del cuerpo uniformemente sobre ambos pies.
- En periodos prolongados, aliviar la tensión de la espalda y piernas reposando alternativamente los pies sobre un escalón o peldaño.
En movimiento
- Caminar con la cabeza y los hombros erguidos.
- Doblar las rodillas al agacharse si se hace para levantar un objeto pesado desde el suelo. Desplazar objetos lo más cerca del cuerpo posible, sobre todo si son pesados, y evitar giros bruscos o levantarlos por encima de la cabeza.
- En días ajetreados, con mucho movimiento, elegir un zapato cómodo con poco tacón que ayude a prevenir la tensión en la espalda.
Sentado
- Mantener la espalda recta y apoyada en la silla, con ambos pies sobre el suelo o mejor, elevados en un reposapiés.
- Evitar hundirse en la silla redondeando la espalda; prueba a colocar un cojín en la parte inferior del respaldo para favorecer el mantenimiento de una postura correcta.
Además de estos hábitos posturales, es importante recordar los hábitos saludables básicos que no debemos descuidar: alimentación variada y equilibrada, actividad física y bienestar emocional.
Alimentación saludable, actividad física y bienestar emocional
Para completar una rutina saludable es aconsejable seguir unos hábitos que nos proporcionen la energía nutritiva, el bienestar físico y estabilidad emocional necesarios para poder sentirnos bien.
En este contexto, cabe recordar la importancia de una alimentación variada y equilibrada para poder cubrir todos los requerimientos nutricionales necesarios. Además, mantener una actividad física constante y ajustada a las capacidades personales trae consigo una serie de beneficios físicos y emocionales que contribuyen a nuestro bienestar general. Por último, y no menos importante, el bienestar emocional. Estos tres pilares básicos contribuyen a tener una vida saludable, sin olvidarse, por supuesto, de prestar atención a las correctas posturas corporales para evitar dolores y molestias osteomusculares futuras.