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Diabetes: Protejamos nuestro futuro

Una encuesta en la que han participado alrededor de 300 pacientes y 600 médicos revela que los pacientes con diabetes tipo 2 no perciben la gravedad de su enfermedad. Tanto es así que el 85% de los médicos encuestados, considera que los pacientes con diabetes tipo 2 (DM2) perciben su enfermedad como “poco” o “nada grave” mientras que sólo el 12% de los pacientes la considera así. Además, la encuesta enmarcada dentro de la campaña es DIABETES, TÓMATELA EN SERIO también revela datos de hábitos de vida, prevención de la enfermedad y complicaciones.

La encuesta cuenta con el aval de las principales sociedades implicadas en diabetes -Sociedad Española de Diabetes (SED), Grupo de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (redGDPS), Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y Federación de Diabéticos Españoles (FEDE)- y se ha realizado con el apoyo de la Alianza Boehringer Ingelheim – Lilly en Diabetes. Un total de 578 médicos de distintas especialidades (atención primaria, internistas, endocrinología, enfermería, cardiología, nefrología, neurología entre otras) han participado en la encuesta junto con 286 pacientes.

Hábitos de vida de los pacientes y papel de la prevención

A pesar de padecer diabetes, el 85% de los pacientes considera tener un buen estado de salud. En este sentido, la encuesta recoge datos sobre hábitos de vida, y los resultados muestran que más de la mitad de los diabéticos (54%) fuma o ha fumado a lo largo de su vida y que el 16% de ellos no ha abandonado el tabaco tras ser diagnosticados. Además, el 25% de las personas con diabetes consume alcohol de forma habitual -a partir de 2 veces por semana-. Y en cuanto a la práctica de ejercicio, un tercio realiza menos de una hora a la semana, a pesar de que casi la totalidad de los mismos son conscientes de los beneficios sobre su salud (96%).

Estas prácticas van en consonancia con la opinión del 32% de los pacientes de DM2 consultados, que no considera que unos hábitos de vida saludables hubiesen podido prevenir su enfermedad. Los médicos tienen una opinión muy diferente respecto a este tema, y un 43% cree que más de la mitad de los casos tratados podría haberse evitado o retrasado mediante la prevención.

Estos datos apuntan a una escasa concienciación de los pacientes respecto a la diabetes, que puede deberse a la falta de información, ya que casi la mitad (48%) de los médicos considera que el nivel de información que tienen sus pacientes sobre la enfermedad es insuficiente.

La diabetes, causa de baja laboral

El absentismo laboral por causa de esta enfermedad también ha sido motivo de consulta en esta encuesta: en el último año, el 76% de los médicos ha firmado la baja temporal o permanente a alguno de sus pacientes con DM2 por causas relacionadas con su enfermedad, principalmente por enfermedades cardiovasculares (21%), seguidas de neuropatía diabética – daños en los nervios – (16%) y nefropatía diabética – daños en el riñón – (15%).

El 72% de los pacientes dice haber pedido la baja temporal o permanente en el último año, pero ellos lo achacan principalmente a subidas y bajadas de glucosa (52% de casos en total). Tras las variaciones en los niveles de glucosa, los problemas de la vista y de los pies, la enfermedad del corazón, la del riñón y la del hígado son, por este orden, las principales causas de baja relacionada con la diabetes.

Complicaciones más graves, según médicos y pacientes

En el apartado de las complicaciones derivadas de la diabetes, la retinopatía diabética -daño en la vista- es la que los médicos consideran más grave (un 78% de ellos la califican como “muy grave” o “bastante grave”), seguida de la nefropatía diabética (76%). En este sentido, el 94% de los médicos asegura tener en cuenta la función renal y el 96% el ajuste de la dosis a la hora de prescribir un tratamiento para la DM2.

Los pacientes consultados aseguran haber sufrido principalmente obesidad (33%) y problemas de la vista (30%) tras ser diagnosticados. Los problemas en los pies (17%) y la enfermedad del corazón (10%) constituyen la tercera y cuarta causa de complicaciones para las personas con diabetes, según se desprende de la encuesta.

El 87% de los pacientes sabe que la diabetes tiene relación con el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, mientras que el 12% desconoce que también puede afectar al correcto funcionamiento de sus riñones.

El 43,6% de los diabéticos de tipo 2 no tiene un control adecuado

El 43,6% de pacientes de tipo 2 no tienen un seguimiento adecuado de sus niveles de azúcar y presión arterial, según el estudio de mayor alcance sobre el control de esta enfermedad en Europa, eControl DM_AP, realizado con más de 286.000 enfermos por la Agencia de Salud Pública de Cataluña (ASPC), el Institut Català de la Salut (ICS) y el Institut d”Investigació en Atenció Primària (Idiap) Jordi Gol, con la financiación de Sanofi Aventis.

Este mal control de la diabetes se debe, en la mayoría de casos, a que el paciente opone “fuerte resistencia a inyectarse insulina y opta por no hacerlo”, ha revelado en rueda de prensa uno de los líderes del estudio, el endocrinólogo del Hospital Arnau de Vilanova de Lleida, Dídac Mauricio, que considera muy satisfactorio que el 56,1% de catalanes sí tenga un seguimiento adecuado de la enfermedad.

El hecho de que el copago y el euro por receta hayan disparado el precio que tienen que pagar los pacientes para acceder a la insulina “puede ser un motivo para dejar el tratamiento”, ha admitido Mauricio, aunque ha recordado que aún no hay datos sobre el impacto de estas tasas en los enfermos crónicos.

“Hay que mejorar el control glucémico lo antes posible porque los casos se van a ir incrementando mucho cada año”, ha señalado Mauricio, y ha recordado que la obesidad y el sedentarismo dispararán la prevalencia de la diabetes, que afecta al 7,6% de la población.

De hecho, los malos hábitos de salud que tienen la mayoría de los catalanes “están precipitando el inicio precoz de la diabetes”, según Mauricio, una tendencia que se sumará al incremento de casos no diagnosticados, cuya afectación se estima actualmente en un 6%.

Expertos internacionales advierten de una pandemia de diabetes con un coste “inasumible” para los Estados

Los participantes del VII Congreso Mundial en la Prevención de la Diabetes y sus Complicaciones han alertado sobre una posible pandemia de diabetes tipo 2 que tendría un coste “inasumible por ningún gobierno” si no se toman medidas de prevención “de manera inmediata”.

El congreso se celebra en Madrid del día 11 al 14 de noviembre (Día Mundial de la Diabetes) y tiene como lema “Hacer de la prevención una realidad”. Está apoyado institucionalmente por la Real Academia Nacional de Medicina, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y la Federación Internacional de Diabetes (IDF, siglas en inglés).

La IDF calcula que 371 millones de personas son diabéticas, de los que 187 millones están sin diagnosticar, pero para 2030 serán 550 millones, un 50% más, según el profesor Rafael Gabriel, del Instituto de Investigación del Hospital La Paz y codirector del congreso junto con el profesor Jaakko Tuomilehto, de la Universidad de Helsinki.

La diabetes se encuentra entre las diez principales causas de invalidez y presenta complicaciones que pueden causar la muerte, como infarto, ictus, amputaciones de extremidades inferiores y ceguera. La prevalencia en España para la población entre los 30 y los 65 años se estima en el 12%, aunque es superior en algunas comunidades, como la canaria. La diabetes tipo 2 representa el 90% de los casos.

La reducción del riesgo de sufrir diabetes es aún mayor en intervenciones específicas sobre la dieta, como demostró un estudio español publicado el pasado año en Diabetes Care. Este trabajo recoge cómo la dieta mediterránea, por sí sola, durante al menos cinco años, conseguía reducir el riesgo de diabetes tipo 2 a la mitad (52%).

Para el coordinador del trabajo, el doctor Jordi Salas, del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, de la Universitad Rovira i Virgili, de Reus, hay alimentos que si se consumen en exceso incrementan el riesgo de diabetes tipo 2, como la carne roja, los procesados y las bebidas ricas en azúcar, incluyendo algunos jugos de fruta.

En cambio, a su entender, otros que forman parte de la dieta mediterránea reducen su riesgo, como los cereales integrales, el café, el aceite de oliva, los frutos secos, las legumbres, las frutas y verduras y el pescado.

No obstante, la doctora Carmen Gómez, jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz, de Madrid ha advertido de la “amenaza a la supervivencia” de la dieta mediterránea. “La razón es que comer insano sale más barato y un postre hipercalórico y rico en grasas saturadas cuesta menos que una fruta”, ha señalado.

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Diabetes: Protejamos nuestro futuro

Una encuesta en la que han participado alrededor de 300 pacientes y 600 médicos revela que los pacientes con diabetes tipo 2 no perciben la gravedad de su enfermedad. Tanto es así que el 85% de los médicos encuestados, considera que los pacientes con diabetes tipo 2 (DM2) perciben su enfermedad como “poco” o “nada grave” mientras que sólo el 12% de los pacientes la considera así. Además, la encuesta enmarcada dentro de la campaña es DIABETES, TÓMATELA EN SERIO también revela datos de hábitos de vida, prevención de la enfermedad y complicaciones.

La encuesta cuenta con el aval de las principales sociedades implicadas en diabetes -Sociedad Española de Diabetes (SED), Grupo de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (redGDPS), Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y Federación de Diabéticos Españoles (FEDE)- y se ha realizado con el apoyo de la Alianza Boehringer Ingelheim – Lilly en Diabetes. Un total de 578 médicos de distintas especialidades (atención primaria, internistas, endocrinología, enfermería, cardiología, nefrología, neurología entre otras) han participado en la encuesta junto con 286 pacientes.

Hábitos de vida de los pacientes y papel de la prevención

A pesar de padecer diabetes, el 85% de los pacientes considera tener un buen estado de salud. En este sentido, la encuesta recoge datos sobre hábitos de vida, y los resultados muestran que más de la mitad de los diabéticos (54%) fuma o ha fumado a lo largo de su vida y que el 16% de ellos no ha abandonado el tabaco tras ser diagnosticados. Además, el 25% de las personas con diabetes consume alcohol de forma habitual -a partir de 2 veces por semana-. Y en cuanto a la práctica de ejercicio, un tercio realiza menos de una hora a la semana, a pesar de que casi la totalidad de los mismos son conscientes de los beneficios sobre su salud (96%).

Estas prácticas van en consonancia con la opinión del 32% de los pacientes de DM2 consultados, que no considera que unos hábitos de vida saludables hubiesen podido prevenir su enfermedad. Los médicos tienen una opinión muy diferente respecto a este tema, y un 43% cree que más de la mitad de los casos tratados podría haberse evitado o retrasado mediante la prevención.

Estos datos apuntan a una escasa concienciación de los pacientes respecto a la diabetes, que puede deberse a la falta de información, ya que casi la mitad (48%) de los médicos considera que el nivel de información que tienen sus pacientes sobre la enfermedad es insuficiente.

La diabetes, causa de baja laboral

El absentismo laboral por causa de esta enfermedad también ha sido motivo de consulta en esta encuesta: en el último año, el 76% de los médicos ha firmado la baja temporal o permanente a alguno de sus pacientes con DM2 por causas relacionadas con su enfermedad, principalmente por enfermedades cardiovasculares (21%), seguidas de neuropatía diabética – daños en los nervios – (16%) y nefropatía diabética – daños en el riñón – (15%).

El 72% de los pacientes dice haber pedido la baja temporal o permanente en el último año, pero ellos lo achacan principalmente a subidas y bajadas de glucosa (52% de casos en total). Tras las variaciones en los niveles de glucosa, los problemas de la vista y de los pies, la enfermedad del corazón, la del riñón y la del hígado son, por este orden, las principales causas de baja relacionada con la diabetes.

Complicaciones más graves, según médicos y pacientes

En el apartado de las complicaciones derivadas de la diabetes, la retinopatía diabética -daño en la vista- es la que los médicos consideran más grave (un 78% de ellos la califican como “muy grave” o “bastante grave”), seguida de la nefropatía diabética (76%). En este sentido, el 94% de los médicos asegura tener en cuenta la función renal y el 96% el ajuste de la dosis a la hora de prescribir un tratamiento para la DM2.

Los pacientes consultados aseguran haber sufrido principalmente obesidad (33%) y problemas de la vista (30%) tras ser diagnosticados. Los problemas en los pies (17%) y la enfermedad del corazón (10%) constituyen la tercera y cuarta causa de complicaciones para las personas con diabetes, según se desprende de la encuesta.

El 87% de los pacientes sabe que la diabetes tiene relación con el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, mientras que el 12% desconoce que también puede afectar al correcto funcionamiento de sus riñones.

El 43,6% de los diabéticos de tipo 2 no tiene un control adecuado

El 43,6% de pacientes de tipo 2 no tienen un seguimiento adecuado de sus niveles de azúcar y presión arterial, según el estudio de mayor alcance sobre el control de esta enfermedad en Europa, eControl DM_AP, realizado con más de 286.000 enfermos por la Agencia de Salud Pública de Cataluña (ASPC), el Institut Català de la Salut (ICS) y el Institut d”Investigació en Atenció Primària (Idiap) Jordi Gol, con la financiación de Sanofi Aventis.

Este mal control de la diabetes se debe, en la mayoría de casos, a que el paciente opone “fuerte resistencia a inyectarse insulina y opta por no hacerlo”, ha revelado en rueda de prensa uno de los líderes del estudio, el endocrinólogo del Hospital Arnau de Vilanova de Lleida, Dídac Mauricio, que considera muy satisfactorio que el 56,1% de catalanes sí tenga un seguimiento adecuado de la enfermedad.

El hecho de que el copago y el euro por receta hayan disparado el precio que tienen que pagar los pacientes para acceder a la insulina “puede ser un motivo para dejar el tratamiento”, ha admitido Mauricio, aunque ha recordado que aún no hay datos sobre el impacto de estas tasas en los enfermos crónicos.

“Hay que mejorar el control glucémico lo antes posible porque los casos se van a ir incrementando mucho cada año”, ha señalado Mauricio, y ha recordado que la obesidad y el sedentarismo dispararán la prevalencia de la diabetes, que afecta al 7,6% de la población.

De hecho, los malos hábitos de salud que tienen la mayoría de los catalanes “están precipitando el inicio precoz de la diabetes”, según Mauricio, una tendencia que se sumará al incremento de casos no diagnosticados, cuya afectación se estima actualmente en un 6%.

Expertos internacionales advierten de una pandemia de diabetes con un coste “inasumible” para los Estados

Los participantes del VII Congreso Mundial en la Prevención de la Diabetes y sus Complicaciones han alertado sobre una posible pandemia de diabetes tipo 2 que tendría un coste “inasumible por ningún gobierno” si no se toman medidas de prevención “de manera inmediata”.

El congreso se celebra en Madrid del día 11 al 14 de noviembre (Día Mundial de la Diabetes) y tiene como lema “Hacer de la prevención una realidad”. Está apoyado institucionalmente por la Real Academia Nacional de Medicina, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y la Federación Internacional de Diabetes (IDF, siglas en inglés).

La IDF calcula que 371 millones de personas son diabéticas, de los que 187 millones están sin diagnosticar, pero para 2030 serán 550 millones, un 50% más, según el profesor Rafael Gabriel, del Instituto de Investigación del Hospital La Paz y codirector del congreso junto con el profesor Jaakko Tuomilehto, de la Universidad de Helsinki.

La diabetes se encuentra entre las diez principales causas de invalidez y presenta complicaciones que pueden causar la muerte, como infarto, ictus, amputaciones de extremidades inferiores y ceguera. La prevalencia en España para la población entre los 30 y los 65 años se estima en el 12%, aunque es superior en algunas comunidades, como la canaria. La diabetes tipo 2 representa el 90% de los casos.

La reducción del riesgo de sufrir diabetes es aún mayor en intervenciones específicas sobre la dieta, como demostró un estudio español publicado el pasado año en Diabetes Care. Este trabajo recoge cómo la dieta mediterránea, por sí sola, durante al menos cinco años, conseguía reducir el riesgo de diabetes tipo 2 a la mitad (52%).

Para el coordinador del trabajo, el doctor Jordi Salas, del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, de la Universitad Rovira i Virgili, de Reus, hay alimentos que si se consumen en exceso incrementan el riesgo de diabetes tipo 2, como la carne roja, los procesados y las bebidas ricas en azúcar, incluyendo algunos jugos de fruta.

En cambio, a su entender, otros que forman parte de la dieta mediterránea reducen su riesgo, como los cereales integrales, el café, el aceite de oliva, los frutos secos, las legumbres, las frutas y verduras y el pescado.

No obstante, la doctora Carmen Gómez, jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz, de Madrid ha advertido de la “amenaza a la supervivencia” de la dieta mediterránea. “La razón es que comer insano sale más barato y un postre hipercalórico y rico en grasas saturadas cuesta menos que una fruta”, ha señalado.

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Los factores metabólicos pueden aumentar el riesgo de morir por un cáncer de próstata

La presión arterial alta, el azúcar en la sangre, los lípidos sanguíneos y el índice de masa corporal, características que suelen agruparse como el síndrome metabólico, están vinculadas en forma conjunta con un mayor riesgo de morir por cáncer de próstata. Esa es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista Cancer.

Los resultados del estudio sugieren que las recomendaciones de salud pública con respecto a la dieta y el estilo de vida para prevenir la enfermedad cardíaca y la diabetes también pueden disminuir la probabilidad de que un hombre muera por cáncer de próstata.

Los investigadores tienen poco conocimiento sobre los posibles vínculos entre los factores metabólicos, por separado y en combinación, y el riesgo de los hombres de ser diagnosticados con (o morir por) cáncer de próstata. Para investigarlo, Christel Häggström y Tanja Stocks, ambos de la Universidad de Umea en Suecia, y sus colegas, analizaron datos de 289.866 hombres inscritos en un estudio llamado Proyecto Síndrome Metabólico y Cáncer. El análisis se completó bajo la dirección de Pär Stattin, científico visitante en el Centro de Cáncer Memorial Sloan-Kettering de Nueva York.

Durante una media de seguimiento de 12 años, 6.673 hombres fueron diagnosticados con cáncer de próstata y 961 murieron a causa de la enfermedad. Los hombres con las categorías más altas de índice de masa corporal y presión arterial tenían un riesgo un 36 por ciento y 62 por ciento mayor de morir por cáncer de próstata, respectivamente. Además, cuando se comparaba una puntuación compuesta de todos los factores metabólicos, los hombres con una puntuación más alta fueron más propensos a morir de cáncer de próstata.

El estudio no encontró evidencia de un vínculo entre los altos niveles de los factores de riesgo metabólicos y la probabilidad de un hombre de desarrollar cáncer de próstata, pero reveló una relación entre estos factores y su riesgo de morir de la enfermedad. Esto sugiere que mientras que los hombres con el síndrome metabólico no son más propensos que otros a desarrollar cáncer de próstata, si lo desarrollan, son más propensos a morir por el cáncer.

“Estas observaciones sugieren que los factores de riesgo cardiovascular como el sobrepeso y la hipertensión están implicadas en la estimulación de la progresión del cáncer de próstata”, dijo Stattin.

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La actividad física aumenta la esperanza de vida casi 5 años

La actividad física durante el tiempo libre está asociada con una esperanza de vida más larga, de hasta 4,5 años, e incluso a niveles relativamente bajos de actividad y de peso corporal, según estudios realizados por un equipo de investigadores dirigido por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. Además, se vio que las personas que hacen ejercicio físico regular, como caminar a paso ligero, viven más tiempo que los que no hacen ningún ejercicio, incluso cuando tienen sobrepeso.

Los análisis, publicados esta semana en PLOS Medicine, analizaron los datos de más de 650.000 adultos, en su mayoría con edades superiores a los 40 años. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos recomienda una actividad aeróbica de 2,5 horas de intensidad moderada (la que permite hablar pero no cantar cuando se realiza el ejercicio) a 1,25 horas con un nivel vigoroso (se pueden decir sólo unas pocas palabras sin detenerse a recuperar el aliento) a la semana para los adultos de 18 a 64 años.

Tras considerar otros factores que podrían afectar a la esperanza de vida, los investigadores concluyeron que ésta fue de 3,4 años más para las personas que consiguieron el nivel recomendado de actividad física, mientras los individuos que realizaron el doble de esfuerzo a los ejercicios aconsejados ganaron 4,2 años de vida. Incluso, se detectaron beneficios en los niveles más bajos de actividad: los que hicieron la mitad de la cantidad de actividad física recomendada añadieron 1,8 años a su vida.

“Nuestros resultados ponen de relieve la importante contribución que el tiempo libre dedicado a la actividad física en la edad adulta puede otorgar a la longevidad. El ejercicio regular prolonga la vida en todos los grupos examinados, con peso normal sobrepeso u obesidad”, dijo el autor principal del estudio, el doctor Steven Moore, de la División de Epidemiología del Cáncer y Genética del Instituto Nacional del Cáncer.

Los autores examinaron también cómo la esperanza de vida cambió con la actividad en personas con obesidad: las personas que eran obesas e inactivas tenían una esperanza de vida que era entre cinco y siete años menor que las personas que tenían un peso normal y actividad moderada. Así, las personas que hacen actividad física regular, como caminar a paso ligero, viven más tiempo que los que no hacen ningún ejercicio durante su tiempo libre, incluso cuando tienen sobrepeso, con mejorías en todos los niveles de índice de masa corporal (IMC).

Los resultados determinan que la actividad física en un nivel equivalente a caminar a paso ligero durante 75 minutos a la semana se asoció con un aumento promedio de la esperanza de vida de 1,8 años, en comparación con aquellos que no hicieron ejercicio. Sin embargo, la actividad física en el tiempo libre en el nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud (un mínimo de 150 minutos de caminata enérgica por semana) se asoció con un promedio de esperanza de vida de 3,4 a 4,5 años más que no hacer nada.

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Los expertos reclaman un Registro Nacional de Diabetes tipo 2 ante la gravedad creciente de esta enfermedad

Los expertos reclaman la creación de un Registro Nacional de Diabetes tipo 2 que, en el marco de la Estrategia en Diabetes del Sistema Nacional de Salud, recoja sistemáticamente datos epidemiológicos, de diagnóstico, de atención y de complicaciones de esta enfermedad crónica, cuya gravedad se incrementa cada año en nuestro país tanto en número de casos como de riesgos asociados a ella.

Esta petición es la principal conclusión del informe La diabetes tipo 2 en España: estudio crítico de situación, presentado recientemente en Madrid y elaborado por la Fundación Gaspar Casal con el apoyo de Novo Nordisk. Dicho informe propone, un sistema centralizado que, partiendo desde la atención primaria hacia la especializada, esté coordinado también con el servicio farmacéutico, la atención a mayores y el resto de agentes que puedan reportar información sobre la prevalencia y el desarrollo de la enfermedad. El Registro se convertiría, así, en una herramienta extraordinariamente eficaz para gestionar todas las fases del abordaje de la diabetes tipo 2: prevención, diagnóstico, atención organizada, valoración de posibles complicaciones y rehabilitación.

Según Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal y uno de los autores del informe, “éste surge por la contradicción existente entre la consideración de la diabetes tipo 2 como la gran epidemia del siglo XXI en los países desarrollados y la dispersión, fragmentación y falta de coordinación de las fuentes de información que deberían permitirnos conocer su situación”. Por ello, La diabetes tipo 2 en España: estudio crítico de situación recopila todas estas fuentes (principalmente las diferentes ediciones de la Encuesta Nacional de Salud, la Encuesta Europea de Salud y el estudio di@betes) y las analiza desde los puntos de vista metodológico y de resultados, poniendo de manifiesto sus bondades y sus carencias.

Entre estas últimas, el informe llama la atención sobre el hecho de que ni siquiera existan “datos homogéneos en cuanto a la propia medición de la prevalencia de la enfermedad en España, lo que ha llevado tradicionalmente a subestimar la realidad del problema”. No obstante, considera que esta cuestión ha comenzado a solventarse con el mencionado estudio di@betes, según el cual son más de 4,6 millones las personas con diabetes tipo 2 en España, en torno al 12% de la población, si bien esta cifra podría estar sobreestimada por el tipo de metodología empleada. Dicho porcentaje se divide, a su vez, entre el 8,1% de pacientes a los que se les ha diagnosticado la enfermedad y el 3,9% que ignora que la padece.

Repercusión de la crisis en el abordaje de la diabetes tipo 2

El informe no olvida el actual contexto económico de nuestro país, destacando que, “aunque la prevención puede evitar en gran medida la progresión de la diabetes tipo 2, la crisis está suponiendo un freno a las expectativas de inversión en este importante apartado, lo que puede tener consecuencias a medio plazo. Así, la falta de concienciación de la población en cuanto a la observancia de buenas prácticas de hábitos de vida y alimentación puede estar condicionando las cifras futuras de desarrollo de esta enfermedad”.

“Sin embargo -continúa el estudio-, la crisis no debe ser un obstáculo para el desarrollo de un sistema de información coordinado institucional y territorialmente, ya que su despliegue puede contribuir a la mejora de la gestión de la enfermedad desde un punto de vista de racionalización de costes” (se estima que la diabetes tipo 2 es responsable, directamente o por sus complicaciones asociadas, de la ocupación del 20-30% de las camas hospitalarias y del 6,3-7,4% del gasto sanitario nacional; y el hecho de que actualmente sea una enfermedad sin cura no permite prever una reducción de dicho gasto a corto plazo).

Durante la presentación del informe, Manuel Aguilar, director del II Plan Integral de Diabetes de Andalucía y Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, ha puesto como ejemplo de sistema de información coordinado el actual registro andaluz de historiales electrónicos de pacientes con diabetes. Asimismo, tras defender la creación de un registro nacional, ha apostado por la integración de este en un registro europeo que haga posible el seguimiento de la enfermedad a nivel continental, en un momento en el que, según la Hoja de Ruta de Copenhague, son ya 35 millones los ciudadanos de la UE con diabetes, y se espera que alcancen los 43 millones en 2030.

En cualquier caso, pese a la falta de homogeneidad de la información sobre diabetes tipo 2 a nivel regional, el informe de la Fundación Gaspar Casal resalta la labor que se está realizando en el seguimiento de la enfermedad en las diferentes comunidades autónomas. Así, el 73,7% de ellas cuentan con sistemas de información o registros específicos sobre diabetes tipo 2; el 89,5%, con programas de atención al diabético en Atención Primaria, y el 84,2%, con protocolos para su seguimiento en el resto de niveles de atención. En el ámbito formativo, el 94,7% de las comunidades autónomas disponen de programas de educación diabetológica y el 63,2%, de equipos específicos para impartirla.

Prevalencia de la enfermedad por tipologías

En lo que a estadísticas de prevalencia por tipologías se refiere, La diabetes tipo 2 en España: estudio crítico de situación hace un repaso exhaustivo de todas las existentes en nuestro país, contrastándolas para extraer conclusiones globales. Establece, así, que no existen grandes diferencias por sexos (el 49,6% de los pacientes con diabetes tipo 2 son hombres y el 50,4% mujeres) ni por hábitat rural o urbano, si bien, a medida que aumenta la edad de la población, se incrementa también la prevalencia. Por estado civil, la mayoría de las personas con diabetes tipo 2 están casadas (57,7%), aunque destaca el elevado porcentaje de viudez (27,4%), quizá por esa mayor prevalencia en la tercera edad.

El informe llama la atención de forma expresa sobre el carácter inversamente proporcional de la prevalencia respecto al nivel de estudios y sobre la baja adherencia de los pacientes a los programas de educación sobre salud, advirtiendo que la mayoría de ellos no modifica sus hábitos de vida al serle diagnosticada la enfermedad, como hacer ejercicio o perder peso. El número de obesos entre las personas con diabetes tipo 2 es más del doble que el de quienes no la padecen (35,5% frente al 15,9%). Igualmente, solo el 7,9% de los pacientes realiza semanalmente alguna actividad física intensa, frente al 22,4% del resto.

Ante datos como estos, Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, se ha referido a “un triple reto en el abordaje de la diabetes tipo 2 en España: un reto de salud pública, por las diferencias sociales en la prevalencia, lo cual es claramente injusto para las personas con menos recursos; un reto a mitad de camino entre la salud pública y lo clínico, por las deficiencias en la dieta de los pacientes, que comen como el resto de la población, es decir, con una ingesta excesiva de ácidos grasos saturados y azúcares; y un reto clínico, por ser muy mejorable el control de las complicaciones asociadas a la enfermedad”.

En este sentido, Jesús Millán, presidente del patronato de la Fundación Gaspar Casal, ha apuntado que “la diabetes tipo 2 no solo conlleva un importante riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, que son, a su vez, la principal causa de muerte en nuestro país, sino que, directamente, es la primera causa de ceguera, enfermedad renal terminal y amputaciones no traumáticas de miembros inferiores entre la población adulta española”.

De todas estas complicaciones, los expertos han puesto especial énfasis en las amputaciones de miembros inferiores, dado que la tasa de 3,19 por cada 1.000 habitantes con diabetes tipo 2 que presenta España solo es superada a nivel mundial por Estados Unidos. “Datos tan graves como este -ha señalado Alfonso Rodríguez, Director General de Relaciones Institucionales de Novo Nordisk- hablan por sí solos de la importancia de que los pacientes se tomen muy en serio la adherencia a los tratamientos.

El informe de la Fundación Gaspar Casal concluye con una referencia al registro de Defunciones por Causa de Mortalidad de 2010 del Instituto Nacional de Estadística, según el cual la tasa de mortalidad total por causa de diabetes en España es de 21,26 personas por cada 100.000 habitantes, siendo ligeramente superior la femenina que la masculina.

El consumo de un extracto de fruta tras la ingesta de pan blanco podría ayudar a reducir el riesgo de sufrir diabetes

El consumo de un extracto de fruta rica en polifenoles y fibra, tras la ingesta de pan blanco, podría contribuir a reducir el riesgo de sufrir diabetes, afirma Mar Armengol Bellapart, graduada de la VII edición del Máster Europeo en Alimentación, Nutrición y Metabolismo (E-Menu) de la Universidad de Navarra, que ha llegado a esta conclusión tras su estudio sobre los efectos de un extracto de fruta en la glucosa postprandial, el gasto energético y la saciedad.

El trabajo fue desarrollado como parte de su proyecto fin de máster, en el Functional Food Centre de la Universidad de Oxford Brookes, con la que el centro pamplonés mantiene un acuerdo.

Según explica la investigadora, el proceso que se siguió fue el siguiente: diez voluntarias, todas ellas mujeres sanas, acudieron al Functional Food Centre en ayunas en tres ocasiones, donde se les realizaron tres test. Cada una debía consumir una determinada cantidad de pan blanco y un vaso de agua mezclado o no con una dosis baja o alta de extracto de frutas. Tras la ingesta, se medían las variaciones de la glucosa, el gasto energético y la saciedad a lo largo de tres horas, y se comparaban los datos obtenidos de cada voluntaria en los distintos cuestionarios.

Los resultados del análisis fueron “inesperados”, tal y como explica Armengol. Así como en la saciedad no se observaron cambios importantes, no sucedió lo mismo con la glucosa y el gasto energético. “Hemos comprobado que, cuando tomaban el extracto de frutas, la glucosa se mantenía más estable e incluso el pico máximo se reducía aproximadamente a la mitad, que cuando sólo consumían pan”, explica.

Con los resultados del gasto energético sucedió algo parecido: “Al consumir la dosis baja de extracto de fruta, este en reposo disminuía, frente a nuestra hipótesis previa que suponía que aumentaría debido a una digestión más larga. Por lo que deducimos (y así lo confirman algunos estudios) que el sabor desagradable del extracto de fruta tiene mucho que ver en la reducción del gasto energético”. Sin embargo, la investigadora muestra prudencia ante los resultados obtenidos, “ya que se trata de conclusiones previas de un estudio más amplio”.

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Crean unos productos para iPhone e iPad que permiten medir el peso, la presión arterial o la diabetes

.”El objetivo es que las personas puedan cuidar su salud desde casa a través de unos dispositivos dinámicos que, además, pueden enviar los datos mediante correo electrónico al médico con el objetivo de que conozca cuál es el estado actual del paciente”, ha comentado la Key Account Manager de Medisana, María Angeles Calleja Sánchez. Además, han creado una cámara que posibilita a los padres observar a sus hijos desde diferentes partes de la casa.

Para poder utilizar estos dispositivos, cuyos precios oscilan entre los 79 y los 149 euros, basta con descargarse de manera gratuita la aplicación en la que con sólo introducir una serie de parámetros requeridos se da al paciente información sobre su presión arterial, la masa ósea muscular o sus niveles actuales de glucosa.

En concreto, estos dispositivos son: GlocoDock, ThermoDock, CardioDock, TargetScale y Smart Baby Monitor. El primero de ellos mide el nivel de azúcar en sangre a través de unas tiras de glucosa que pueden obtenerse en las farmacias.

El segundo, ThermoDock, es un termómetro móvil que, sin necesidad de contacto, mide la temperatura corporal y, gracias a su tecnología de infrarrojos, mide también la temperatura de superficies y de líquidos en un rango de cero a 100 grados.

Por su parte, el CardioDock realiza mediciones de la presión arterial que se pueden guardar para generar estadísticas mensuales y compartirlas con el profesional sanitario a través del correo electrónico.

La báscula TargetScale posibilita al usuario conocer su peso actual, además de la masa ósea, el porcentaje de agua y grasa y el Índice de Masa Corporal.

Por último, el Smart Baby Monitor permite vigilar a los más pequeños desde cualquier sitio, ya que envía imágenes capturadas vía LAN o WLAN directamente a un dispositivo iPhone, iPad, iPod touch o cualquier otro dispositivo de ordenador de Apple o PC.

Asimismo, estas aplicaciones permiten también crear perfiles de hasta cuatro usuarios diferentes, facilitando medir, analizar y guardar las métricas de salud de toda la familia.

“Estamos ya haciendo una prueba en un centro público con unos doscientos pacientes y estamos teniendo muy buenos resultados”, ha comentado Calleja Sánchez, para recordar la “revolución” en el mercado que está causando la telemedicina.

Por último, los responsables de Medisana han informado de que se espera que para mediados del año 2013 se cree una versión para los dispositivos móviles de Android.

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Síndrome metabólico

El síndrome metabólico (SM) es un conjunto de factores de riesgo para el desarrollo de diabetes mellitus tipo II y de enfermedad cardiovascular, caracterizado por la presencia de resistencia a la insulina e hiperinsulinismo compensador asociados a trastornos del metabolismo de los carbohidratos y que agrega una serie de factores de riesgo como la dislipemia, la hipertensión arterial y la obesidad abdominal, que juega un papel fundamental en este tipo de patologías.

Esta agrupación de factores de riesgo es mucho mayor de la que cabría esperar por el azar y eso se debe, en parte, a que factores genéticos en combinación con factores ambientales -fundamentalmente malos hábitos de vida como sedentarismo y alimentación inadecuada- van a producir un hiperinsulinismo que provoca una resistencia a la insulina, en el que la obesidad central juega un papel muy importante que condiciona la aparición de factores de riesgo: la hipertensión, la dislipemia, la obesidad, la diabetes, el estado protrombótico y el estado proinflamatorio, que llevan a la aparición de enfermedad cardiovascular.

Se cree que la suma de estos factores de riesgo crea sinergismo en un individuo, de manera que en la agrupación de todos ellos el riesgo es mayor para padecer enfermedad cardiovascular que el riesgo que cabría esperar por cada uno de los componentes por separado. De manera que el síndrome metabólico multiplica por dos el riesgo de enfermedad cardiovascular, multiplica por cinco el riesgo de diabetes y la diabetes per se multiplica por tres la presencia de enfermedad cardiovascular (que es la causa más frecuente de muerte en toda la población).

Evolución histórica. Definiciones

En 1923 Kylin hablaba de gota, hipertensión e hiperglucemia. En 1966 Welborn hablaba de hipertensión e hiperinsulinemia. Posteriormente, en 1985 Reaven hablaba de un síndrome X que agrupaba intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina, hipertensión arterial y dislipemia. Después se llamó síndrome plurimetabólico, síndrome aterotrombótico, síndrome de resistencia a la insulina, cuarteto de la muerte y, finalmente, se acuñó el nombre de síndrome metabólico.

La primera definición de SM en 1999 es de la OMS, pero hay hasta 6 definiciones. La que más se emplea es la de ATP III del 2001, se hizo una redefinición en el 2005 y se constató la misma definición en el 2009. En el 2002 el Grupo Europeo para el Estudio de la Resistencia a la Insulina (EGIR) hizo una definición muy parecida. La American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) en el 2003 dio una definición algo diferente que fue completada por la International Diabetes Federation (IDF) en el 2005 para los adultos y en el 2007 para los niños.

La primera definición de la OMS exigía como factor fundamental la intolerancia a la glucosa o la presencia de diabetes o de resistencia a la Insulina junto a 2 ó más de las siguientes alteraciones:

-Obesidad abdominal (cociente cintura/cadera > 0,90 o IMC > 30 kg/m2 )

-Triglicéridos ≥ 150 mg/dl

-Colesterol HDL en hombre < 35 mg/dl y en mujer < 39 mg/dl -Presión arterial ≥ 140/≥ 90 mm Hg -Microalbuminuria ≥ 30 mg/g En el año 2001 la ATP III simplifica estos criterios y dice que son necesarios tres o más de los siguientes factores de riesgo para definir el síndrome metabólico: -Obesidad abdominal (perímetro abdominal en hombre> 102 cm y en mujer > 88 cm)

-Triglicéridos ≥ 150 mg/dL

-Colesterol HDL en hombre < 40 mg/dL y en mujer < 50 mg/dL -Presión arterial ≥ 130/³85 mm Hg -Glucemia en ayunas ≥ 110 mg/dL (en la actualidad se emplea el criterio de 100) En el año 2005 la Federación Internacional de Diabetes establece como criterio obligatorio la obesidad abdominal (cintura ≥ 80 cm en mujeres ó ≥ 94 cm en hombres) y además la presencia de dos de los siguientes: -Hipertrigliceridemia ≥ 150 mg/ dl -Colesterol HDL < 40mg/ dl en hombres o <50mg/ dl en mujeres -Presión arterial ≥ 130/ 85 mm Hg -Glucemia basal ≥ 100 mg/ dl La Federación Internacional de Diabetes junto con la Asociación Americana de Endocrinología y la Asociación Americana del Corazón establecieron un consenso para definir por grupos étnicos el perímetro de cintura, de manera que los pacientes europeos mantienen los criterios de ≥ 80 cm en mujeres ó ≥ 94 cm en hombres; EEUU mantiene los criterios de ATP III para hombres > 102 cm y mujer > 88 cm; y para el resto del planeta (Asia, Latinoamérica…) es de ≥ 90 cm en hombres y ≥ 80 cm en mujeres.

Dudas razonables del SM

-La definición no es idónea (6 definiciones).

-Muchos SM: si combinamos los elementos de tres en tres podemos tener hasta 15 síndromes metabólicos.

-La etiología del SM es imprecisa.

-¿El riesgo global del SM es mayor que el riesgo de la suma de los componentes?

-¿Podemos diagnosticar qué pacientes presentan resistencia a la insulina desde Asistencia Primaria?

-No existe tratamiento del SM como tal, salvo el de cada uno de los componentes.

Por tanto, podemos concluir que se necesita mayor investigación para encontrar la definición que correlacione mejor con el riesgo cardiovascular para ser aplicada en la clínica con fines de prevención.

Prevalencia del SM

Aproximadamente un cuarto de la población mundial (24-25 %) va a tener SM. En EEUU el 24% y según estudios españoles estamos en la misma situación.

La prevalencia aumenta con la edad y es mayor en hombres. Y es más prevalente entre los 35 y los 65 años pero, además, el riesgo cardiovascular aumenta, en esa franja de edad el riesgo aumenta de forma exponencial.

Componentes del SM

Los componentes fundamentales son obesidad abdominal, hipertensión arterial, dislipemia aterogénica, resistencia a la insulina, estado proinflamatorio y estado protrombótico.

Fisiopatología del SM

Una alteración de base genética en combinación con factores ambientales va a hacer que se produzca en estadios muy precoces resistencia a la insulina e hiperinsulinemia con disfunción endotelial, inflamación y estrés oxidativo que lleva a que se inicie la aterogénesis. En la práctica clínica lo que vamos a ver en la primera etapa es obesidad abdominal, que a su vez va a jugar un papel fundamental. Esto es el estadio I, es decir en este estadio hay obesidad o sobrepeso, la presión arterial puede ser normal o normal alta, posible dislipidemia y tolerancia normal a la glucosa.

Si avanza la enfermedad pasamos al estadio II, en el que se produce un aumento del sodio, aumento del tono simpático y del gasto cardiaco, de la resistencia vascular periférica, y se produce una remodelación vascular que va a provocar que aparezca hipertensión arterial. También hay lipólisis, un aporte grande de ácidos grasos libres al hígado, con una sobreproducción de partículas aterogénicas (VLDL, triglicéridos, apoB), disminuye el HDL y aumentan las LDL pequeñas y densas (que es lo que llamamos una dislipidemia aterogénica). En la práctica clínica se observa un fenotipo de dislipemia mixta y al mismo tiempo se produce una disfunción de la célula beta que produce hiperglucemia postprandial, que se ve en la clínica como una diabetes tipo II.

Cuando en la práctica clínica vemos la obesidad visceral, la hipertensión, la diabetes y la dislipemia mixta se trata de la punta del iceberg y debajo ha habido toda una serie de acontecimientos fisiopatológicos. Estaríamos ante la segunda fase del SM, donde el sobrepeso y la obesidad estarían presentes, la hipertensión arterial en algún grado, habría dislipemia aterogénica e intolerancia a la glucosa.

Si esta fase persiste en el tiempo pasamos al estadio III donde ya vemos claramente al paciente muy obeso, hipertenso, con dislipidemia y diabetes tipo II. Entonces ya comienzan a parecer las complicaciones macroangiopáticas y microangiopáticas. Y posteriormente si no lo corregimos vamos a tener eventos cardiovasculares: infarto agudo de miocardio, enfermedad cerebrovascular y la enfermedad arterial periférica, con un final común que va a ser la insuficiencia cardiaca y las complicaciones microangiopáticas (retinopatía, insuficiencia renal crónica y la neuropatía).

Obesidad

La obesidad es el aumento de la grasa corporal (> 20 % en hombres y > 30 % en mujeres). En la práctica clínica el instrumento más útil para medirlo es el perímetro de cintura, que según ATP III en los varones es >102 cm y en las mujeres >88 cm, y más restrictivos los valores de IDF: en varones >94 cm y en mujeres >80 cm.

Hay normopeso cuando el IMC (peso en kilogramos / talla en metros al cuadrado) es menor del 25%. Entre 25-29,9% hablamos del sobrepeso y por encima del 30% habrá obesidad (30-34,9 grado I; 35-39,9 grado II; y más del 40 grado III u obesidad mórbida).

Perímetro de cintura

Se mide en la línea media entre la cresta iliaca y los últimos arcos costales. La mortalidad se correlaciona con el perímetro abdominal y el IMC. La distribución de la grasa en hombres y mujeres es diferente. La obesidad androide (tipo manzana), de abdomen superior, es la de los hombres y se asocia a un alto riesgo cardiovascular y es un predictor independiente de la enfermedad cardiovascular. En cambio, en la obesidad de las mujeres la grasa se acumula en torno a la cintura, obesidad ginecoide (en forma de pera) y ésta no se asocia a riesgo cardiovascular.

Hay dos tipos de grasa, la subcutánea está fuera del abdomen, pero la que nos va a interesar es el tejido adiposo visceral, que es un factor de riesgo independiente y con una trascendencia definitiva en este síndrome. Esta obesidad intraabdominal se correlaciona con la obesidad abdominal y es un factor independiente para el desarrollo de riesgo cardiovascular. Y este riesgo es independiente del IMC, es decir para el síndrome metabólico nos bastaría con medir la cintura y si está por encima de los parámetros establecidos el paciente tiene un riesgo cardiovascular muy considerable.

El adipocito como órgano endocrino

El adipocito no es un almacén sólo, sino que es un órgano endocrino que segrega muchas sustancias, entre ellas la leptina y la adiponectina. El aumento de leptina va a producir en el sistema nervioso central un aumento del hambre, baja la sensación de saciedad y contribuye al aumento del tejido adiposo, pero también activa el sistema simpático que va a activar el sistema renina angiotensina con retención de volumen y aumento de pulso, aumento de presión arterial y gasto cardiaco, que va a ser decisivo para el desarrollo de la HTA.

Pero además cuando disminuye la adiponectina va a aumentar el FNT y todos los factores proinflamatorios, disminuye la adipogénesis y los receptores PPAR -gamma. Y, fundamentalmente, va a hacer que aumente la resistencia a la insulina por tres vías: disminuye la oxidación de los ácidos grasos del músculo, aumenta la entrada de ácidos grasos al hígado y aumenta la producción hepática de glucosa.

Al final la obesidad central lo que va a hacer es producir hipertensión, resistencia a la insulina, hiperfiltración renal, aumenta la respuesta inflamatoria y fenómenos trombóticos y disfunción endotelial, junto con la dislipemia aterogénica.

Y esto ya lo decía Gregorio Marañón en 1926: “casi todos los gordos son presuntos diabéticos y muchos acaban siéndolo. El tratar la obesidad, es pues, hacer una verdadera profilaxis antidiabética”.

La mayoría de los obesos van a desarrollar diabetes mellitus tipo II. Hay dos parámetros para controlar la glucemia: uno es controlar el peso y otro es controlar los triglicéridos.

Componentes de SM y enfermedad cardiovascular

La enfermedad cardiovascular aumenta en hombres y mujeres a medida que aumenta la presión arterial, disminuye el HDL, aumentan los triglicéridos, aumenta la glucemia y aumenta el perímetro de cintura, entre 1-3 % de riesgo en el hombre y un 0,93-1,5 en la mujer.

En condiciones normales durante el sueño baja la presión arterial sistólica y diastólica. Cuando hacemos un registro de 24 horas observamos que estos pacientes tienen una presión arterial que por la noche no disminuye (es lo que se llama el patrón non dipper), patrón que aumenta el riesgo cardiovascular per se, de forma independiente, y de forma sinérgica cuando se asocia a HTA.

El control de la presión arterial y de los lípidos en los pacientes que tienen SM es mucho más pobre, por lo tanto es mucho más difícil controlar un paciente que tienen SM, la presión alta y los lípidos. Además van a tener más lesión de órgano diana, más lesión orgánica subclínica, multiplica la hipertrofia ventricular por 2,5, las placas de ateroma en las carótidas por 2,2 y van a tener un 1,5 más de microalbuminuria. Y la hipertrofia ventricular izquierda va a ser mucho mayor en las personas con SM.

La mortalidad asociada a SM va a ser 2,13 veces superior y 3,55 si hablamos de mortalidad cardiovascular (Kuopio Heart Study).

Síndrome metabólico. Tratamiento

Hay dos objetivos en el tratamiento, uno es prevenir el desarrollo de diabetes mellitus y otro la aparición de eventos cardiovasculares. Actualmente lo que se hace es, en base al riesgo cardiovascular total que presente el individuo, tratar integralmente todos los factores de riesgo que presente.

Para estratificar el riesgo cardiovascular se usan las tablas Score o las de la Sociedad Europea de Hipertensión. A partir de cualquier grado de hipertensión arterial el riesgo es siempre alto. Nuestro objetivo es controlar la presión y todos los factores para llevar este riesgo a uno bajo o de referencia.

Los objetivos de control son (igual que los de la diabetes haciendo incidencia en el peso) disminuir entre 5 – 10 % el peso en el primer año, la presión arterial ha de ser menor de 130/85 mmHg, la glucemia < 100 mg/dl, los triglicéridos < 150 mg/dl, HDL colesterol > de 40 en hombre y de 50 en la mujer, el LDL colesterol < 70 mg/dl. Por tanto, el esquema de tratamiento integral es de forma preventiva hacer ejercicio y dieta, cambios en el estilo de vida que van a estar presididos siempre por la pérdida de peso, actividad física regular, restricción de sodio, cambios conductuales y, fundamentalmente, no fumar. El tratamiento farmacológico inexorablemente conlleva fármacos antihipertensivos, antidiabéticos, antilipémicos y en algunos casos -con riesgo cardiovascular alto- aspirina. Por último, los que tienen una obesidad mórbida cirugía bariátrica. En la base del tratamiento tiene que estar la dieta y la actividad física para disminuir peso, pero si con las modificaciones del estilo de vida no somos capaces de controlar al paciente debemos introducir tratamiento con fármacos y para la obesidad mórbida -como hemos dicho- la cirugía. Un 10% de pérdida de peso va a llevar a una disminución de un 30% del tejido adiposo visceral y con dieta, actividad física y algunos fármacos vamos a reducir el perímetro de cintura , de manera que va a mejorar el perfil lipídico, la resistencia a la insulina, los fenómenos protrombóticos, la inflamación y el daño endotelial. Además el ejercicio físico va a dar sensación de bienestar, físico y psíquico, y va a animar al sujeto a medida que pierde peso a seguir con la rutina que le proponemos. Prevención de desarrollo de diabetes mellitus

Unos 10 años antes del diagnóstico de la diabetes comienza a haber resistencia a la insulina con un hiperinsulinismo compensador y cuando empieza la diabetes la célula beta pierde función pero la resistencia a la insulina se va a mantener toda la vida del individuo.

En los principales estudios de prevención de diabetes (Da Qing Study, Finnish Diabetes Prevention y Diabetes Prevention Program) se ha visto que con sólo dieta y ejercicio el riesgo disminuye en aproximadamente un 50%. Por lo tanto, como dice el refrán: “menos plato y más zapato” sería lo más efectivo para prevenir. Y además podríamos aplicar todos los componentes de la dieta mediterránea.

¿Cómo tratamos la hipertensión?

Las guías europeas nos dicen que hay que:

-Evaluar el daño orgánico.

-Aconseja medir la PA ambulatoria (MAPA) o domiciliaria (AMPA) para ver si hay patrón dipper o no.

-Se deben recomendar las medidas no farmacológicas (dieta y ejercicio).

-Evitar fármacos con capacidad de inducir diabetes.

-Se recomienda bloqueo del sistema RA.

-No hay evidencias para tratar con fármacos a todos los pacientes con SM y presión normal-alta.

-El papel de los sensibilizadores de insulina (metformina, glitazonas), aunque retrasan el desarrollo de diabetes, está por demostrar. Aunque en las últimas recomendaciones de la ADA en los pacientes con prediabetes aconsejan introducirlos.

Si tenemos que hacer una recomendación en el SM con fármacos antihipertensivos debemos de tratarlos con IECAs, ARA II o calcio antagonistas.

¿Cómo tratamos la hiperglucemia?

El tratamiento ha de ser progresivo. En la fase de prediabetes se deben de establecer medidas de modificación del estilo de vida y con sensibilizadores de la insulina como metformina y glitazonas. En fases más avanzadas los inhibidores de DPP-4 van a tener algún protagonismo. Y a medida que progresa la diabetes, en algunos pacientes, aparte de los anteriores, vamos a necesitar añadir un inhibidor o un secretagogo (sulfonilureas).

En estadios más avanzados -a partir de los 10 años – en algunos pacientes debemos añadir una dosis nocturna de insulina y cuando está muy evolucionada la diabetes nos quedamos con modificaciones del estilo de vida, sensibilizadores a la glucosa e insulina.

¿Cómo tratamos la dislipemia?

La dislipemia aterogénica se caracteriza por aumento de LDL pequeñas y densas, disminución del HDL y aumento de los TG. El tratamiento es en base al riesgo cardiovascular global y a los niveles de LDL colesterol.

Se realiza un manejo global de la dislipemia y la estrategia inicial es reducir las LDL, con estatinas, y el objetivo secundario es controlar el colesterol no HDL, aumentar el HDL y reducir TG y para esto hay que añadir fenofibrato, niacina o ácidos omega 3.

Hay que tener cuidado porque las estatinas aumentan los niveles de glucosa en sangre, por lo que hay que ver si es coste efectivo el tratamiento. Cuando hacemos tratamiento intensivo con estatinas para los niveles de LDL se producen 3 casos nuevos de diabetes por 1.000 pacientes tratados, y en cambio evitamos 6,5 eventos cardiovasculares por cada 1.000 tratados. Por lo tanto por cada 150 pacientes que tratemos evitamos un evento cardiovascular, por lo que el beneficio es de 3-1 y son coste beneficiosas y coste efectivas para el tratamiento y la prevención de riesgo cardiovasculares.

El algoritmo que proponemos para el manejo integral de la dislipemia aterogénica es el objetivo primario, bajar LDL de 70 mg/dl y los objetivos secundarios son tratar el colesterol no-HDL por debajo de 100 mg/dl y TG por debajo de 150 y HDL por encima de 40. Esto se puede hacer con estatinas como rosuvastatina o pitavastina, pero si no controlamos con estatinas a dosis máxima asociamos ezetimibe, resinas o niacina si cLDL > 70 mg/dl o fenofibrato, niacina o ácidos omega 3 si el colesterol no-HDL es > 100 mg/dl. Si alcanzamos los objetivos seguimos y sino volvemos a hacer el bucle para controlarlo.

Conclusiones

-Los componentes principales del SM son hiperglucemia, hiperinsulinemia, alteraciones en el metabolismo hidrocarbonado, hipertensión, dislipemia aterogénica y microalbuminuria.

-Hay que identificarlo precozmente y tratarlo fundamentalmente con modificaciones en el estilo de vida de forma intensa, precoz y mantenida en el tiempo, y siempre con fármacos multidisciplinarios, de forma global, para disminuir el riesgo cardiovascular total y evitar el impacto de la enfermedad cardiovascular en la población.

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La mitad de la población cree que sólo a partir de los 30 años se debe cuidar el corazón

El 49 por ciento de las personas cree que sólo a partir de los 30 años se debe tener precaución con la salud del corazón, tal y como ha evidenciado una encuesta realizada recientemente por la Federación Mundial del Corazón.

Según el criterio de los expertos, esta afirmación es “incorrecta”, ya que las medidas para prevenir las enfermedades cardiacas y los accidentes cerebrovasculares deben comenzar a practicarse antes. Y es que, estas complicaciones “pueden afectar a personas de todas las edades y grupos de población”, además de que el riesgo comienza temprano en la vida “a través de dietas poco saludables, falta de actividad física y la exposición al tabaco”, subrayan.

Sin embargo, el estudio realizado sobre 4.000 personas de Brasil, India, Reino Unido y Estados Unidos evidencia que prácticamente la mitad de la gente desconoce estas circunstancias. Así lo indica el presidente de la Federación Mundial del Corazón, Sidney C. Mith Jr. que, en contrapartida, señala que ahora se tiene la “oportunidad” de cambiar el curso de las enfermedades cardiovasculares y su impacto global “alentando y apoyando el estilo de vida saludable desde una edad temprana”.

En cuanto a los factores de riesgo que la Federación recomienda evitar para prevenir determinadas patologías, señala algunos como “el sobrepeso y la obesidad, además del tabaco, que puede tener consecuencias de por vida para los hombres, mujeres y niños”. Además, la mala nutrición durante el embarazo también puede aumentar las posibilidades de que el bebé tenga complicaciones.

En concreto, los menores que nacen con un peso inferior a los 2,5 kilogramos “tienen, aproximadamente, el doble de riesgo de morir prematuramente por enfermedad coronaria”, advierten. Por ello, las mujeres “deben tomar el control de sus propios corazones, a fin de proteger la salud del corazón también de la próxima generación”, sostienen los CEO de este organismo internacional, Frédérique Constant y Peter Stas.

Por último, la directora ejecutiva de la Federación, Johanna Ralston, se congratula de las iniciativas de la Federación Mundial del Corazón, ya que la divulgación de estos contenidos “tendrá un impacto positivo en los niños”. Según su opinión, estas acciones “pueden reducir el número de muertes evitables por enfermedades de corazón y derrame cerebral”.

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Millones de europeos están en riesgo por el alto contenido de grasas trans en ciertos alimentos

La salud cardiaca de millones de europeos aún se encuentra en riesgo debido a la persistencia de un alto contenido de ácidos grasos trans (AGT) en la comida rápida y procesada, según indica una investigación publicada en el British Medical Journal (BMJ), llevada a cabo por el equipo de investigadores del profesor Steen Stender, del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca).

Mientras que el contenido total de AGT de los alimentos ha disminuido, algunos países europeos permiten comprar ciertos alimentos que todavía contienen niveles muy altos.

Los AGT están producidos principalmente por la hidrogenación industrial de aceites vegetales, un proceso que ayuda a prolongar la vida útil de los productos horneados. Según la nueva investigación, que analizó los datos de cuatro grandes estudios, la ingesta diaria de 5 gramos de AGT se asoció con un riesgo un 23% mayor de enfermedad cardiaca coronaria.

Los autores analizaron el contenido de AGT en alimentos de consumo popular en 16 países miembros de la Unión Europea (UE) en 2005 y, de nuevo, en varios países en 2009. En el estudio se incluyeron sólo alimentos que contenían “grasa vegetal parcialmente hidrogenada”, y más de 15 gramos de grasa por cada 100 gramos.

En total, el análisis incluyó 70 porciones de patatas fritas y “nuggets” de pollo, 90 paquetes de palomitas de maíz para microondas, y 442 muestras de tartas, bizcochos, barquillos y obleas: en 2005, una porción grande de patatas fritas y “nuggets”, 100 gramos de palomitas de maíz para microondas, y 100 gramos de tarta o galletas u obleas, proporcionaban más de 30g/100g de AGT, en cinco países de la UE en el Este de Europa y entre 20g y 30g en ocho países de Europa Occidental; en 2009, el análisis reveló que el contenido de AGT en las patatas fritas y “nuggets” había caído sustancialmente en todos los países europeos estudiados.

Sin embargo, aunque el contenido de AGT en palomitas de maíz, pasteles y galletas había caído en los países de Europa occidental, éste no fue el caso en Europa del Este, donde se mantuvo alto.

Un etiquetado más claro de los alimentos es una forma de limitar el consumo de ácidos grasos trans, pero la mayoría de los países todavía dependen de que los fabricantes de alimentos reduzcan voluntariamente el contenido de AGT de sus productos. Sólo unos pocos países -Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia- han obligado a la industria a limitar la cantidad de AGT utilizada en los alimentos y el 2% de la grasa total.

A pesar de todo, los alimentos que contienen grasas trans aún pueden ser vendidos legalmente como productos envasados o sin envasar en restaurantes y establecimientos de comida rápida, según subrayan los autores.

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Consejos para evitar una crisis hipertensiva

La buena adherencia al tratamiento farmacológico y el cumplimiento de las medidas higiénico-dietéticas reducen el riesgo de sufrir una crisis hipertensiva con el paso de los años. El porcentaje de pacientes hipertensos que acuden al médico por estas causas apenas representan el 5%, “pero las consecuencias para su salud pueden ser muy graves si no se actúa con inmediatez”, explica el doctor César Cerezo, experto de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), durante un taller sobre el manejo de las urgencias y emergencias hipertensivas en el marco de la III Escuela de Verano de la Sociedad.

El común denominador desencadenante de las urgencias y emergencias hipertensivas es el aumento brusco de los niveles de la presión arterial por encima de 210/120 mmHg. En el caso de las urgencias, aclara el doctor Cerezo, “la subida repentina de la tensión suele ir acompañada de otros síntomas, como cefalea, náuseas, vómitos, mareo, visión borrosa o sangrado por la nariz. Las emergencias, por el contrario, presentan daño en órganos diana (cerebro, corazón y riñón), pudiendo originar enfermedades neurológicas, problemas cardiovasculares e insuficiencia renal”.

Una rápida actuación en estas situaciones es clave, señala el doctor Cerezo. “En primer lugar debemos confirmar la elevación de las cifras de presión arterial mediante la toma correcta de la misma, intentando mantener al paciente en reposo y en un ambiente tranquilo. Se deben identificar las causas inmediatas que hayan originado los aumentos agudos de presión arterial. El tratamiento de las crisis hipertensivas consiste en la reducción progresiva y controlada de los niveles de presión arterial”. En el caso de las urgencias -prosigue-, “dado que los pacientes no se encuentran en situación de peligro vital, en ocasiones no es necesario más que unos minutos de observación para que la presión arterial descienda a valores normales. En caso de necesitar tratamiento, éste consiste en la administración de fármacos por vía oral, mientras que en las emergencias se emplean antihipertensivos intravenosos, intentando que la reducción de los valores tensionales no sea mayor del veinte por ciento durante la primera hora. Tras resolver la crisis se debe valorar la posibilidad de modificar el tratamiento de base”.

La tasa de recurrencia de las crisis hipertensivas es baja. Aún así, los expertos recomiendan no bajar la guardia y cumplir convenientemente con las recomendaciones prescritas por el facultativo tras una urgencia o emergencia hipertensiva. Para mejorar la adherencia al tratamiento farmacológico, una de las principales causas del fracaso en la consecución de los objetivos de salud, el doctor Cerezo recomienda fármacos de vida media larga en pacientes polimedicados. “Al unificar en una sola pastilla varios fármacos, el riesgo de olvido de la medicación es mucho menor, mejorando significativamente el grado de cumplimiento terapéutico”.

Hipertensión infantil

La hipertensión arterial no sólo es cuestión de adultos. El aumento de la obesidad y el sedentarismo entre los jóvenes españoles está teniendo un fuerte impacto negativo sobre su salud y calidad de vida. El incremento de la prevalencia de la hipertensión arterial es uno de los efectos más inmediatos, situándose en la actualidad entre un 2,7% y un 3,7%. Sin embargo, la obesidad no es la única ni la principal causa de hipertensión infanto-juvenil. Existen otros factores a tener en cuenta en la evaluación del riesgo cardiovascular en el niño, como es la herencia genética o el bajo peso al nacer. Ambos se utilizan como marcadores de riesgo, sin embargo, explica la doctora Empar Lurbe, experta de la SEH-LELHA con motivo de su participación en la Jornada, “junto a la presencia de factores genéticos y factores fetales, entre los que el peso al nacer se utiliza como marcador, se encuentran los factores ambientales entre los que destaca por su importancia la presencia de obesidad. La interacción entre estos factores determina los valores de presión arterial de un individuo. Así pues el riesgo de ser hipertenso es mayor en los hijos de padres hipertensos, en los que nacieron con bajo peso y en los que a posteriori desarrollan obesidad”.

Prevención

La doctora Lurbe apela a la “moderación” como parte de la solución a este grave problema de salud pública, que es la hipertensión arterial infantil. Los primeros cuidados deben empezar en el embarazo. “Para que el niño llegue en las mejores condiciones posibles al nacer”, explica, “es fundamental que la madre se cuide en el periodo de gestación y eso implica no fumar ni beber, comer correctamente y caminar todos los días”. Por otro lado, prosigue, “los padres deben inculcar en sus hijos hábitos de vida saludables, en los que entra una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico”.

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La obesidad impide el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares

La obesidad contribuye a la enfermedad cardiaca impidiendo sustancialmente el diagnóstico correcto de la enfermedad y su tratamiento, según el cardiólogo Sheldon Litwin, quien investiga el impacto de la obesidad y la pérdida de peso en la salud del corazón en la Universidad de Georgia. El estudio ha sido publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA).

Alrededor de la mitad de los pacientes del Dr. Litwin, tiene enfermedades cardiacas relacionadas con la obesidad, destacando hipertensión y diabetes como factores contribuyentes. “El problema es de una magnitud enorme ya que todo, desde el diagnóstico de la enfermedad cardiaca hasta su tratamiento se ve afectado por la obesidad”, señala.

Según el investigador, una solución puede ser la cirugía de “bypass” gástrico, que estimula la pérdida de peso mucho más rápido que las modificaciones en el estilo de vida, disminuyendo así el riesgo de enfermedad cardiaca.

El Utah Obesity Study siguió a más de 1.000 personas con obesidad severa durante seis años. Alrededor de un tercio recibió una cirugía de “bypass” gástrico. Tras la cirugía, estos pacientes experimentaron una pérdida de peso del 30 por ciento en comparación con el grupo control y tuvieron reducciones significativas en los factores de riesgo cardiovascular. Así, los sujetos sometidos a cirugía experimentaron una reducción de la cámara de bombeo de su corazón y una profunda reducción en la incidencia de diabetes, presión arterial alta, los niveles elevados de lípidos y apnea del sueño.

Litwin señala que, aunque lo mejor para combatir la obesidad es el ejercicio físico y los hábitos de vida saludables, la cirugía puede ser la única opción para que muchas personas obesas realicen estos cambios de estilo de vida saludables.

El exceso de grasa, literalmente, se interpone en el camino de las ondas sonoras o de los rayos X utilizados para diagnosticar enfermedades del corazón, así que las imágenes resultantes son a menudo poco concluyentes. Además, las camillas donde se recuestan los pacientes para realizarse un cateterismo cardíaco, que puede ayudar al diagnóstico y tratamiento, por lo general, no tienen capacidad para pacientes que pesen más de 180 kilos. Aunque los equipos se están adaptando para pacientes más grandes, la imagen resultante probablemente no va a mejorar, apunta Litwin.

Los pacientes que no son candidatos para la cirugía u otros tratamientos invasivos suelen recibir un régimen de medicamentos basado en los síntomas. Sin embargo, los medicamentos en ocasiones no funcionan debido a que la administración aún no ha sido ajustada por peso.

“Este estudio a largo plazo proporciona una evaluación objetiva de lo que vemos todos los días: la cirugía bariátrica ayuda a muchos pacientes a experimentar una transformación saludable por dentro y por fuera”, afirma Michael A. Edwards, jefe de la sección de Cirugía Mínimamente Invasiva para las Enfermedades Digestivas en Georgia.

Edwards apunta que “una adecuada selección es vital para obtener resultados exitosos, con el fin de identificar a los mejores candidatos para la cirugía y la disponibilidad de un equipo integral de pérdida de peso para completar una evaluación de salud completa, proporcionar opciones de cirugía bariátrica y apoyo e información para realizar cambios saludables a largo plazo”.

En las últimas dos décadas se ha producido un aumento espectacular de la obesidad en Estados Unidos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Hoy, más de un tercio de los adultos y el 17 por ciento de los niños y adolescentes son obesos.