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Los peligros de la diabulimia: el uso de la insulina como método de control de peso

Especialistas del Institut de Trastorns Alimentaris (ITA) alertan sobre los peligros de la diabulimia, que afecta especialmente a mujeres jóvenes, sobre todo adolescentes. En muchos casos, con el inicio del tratamiento con insulina en personas diabéticas se produce una recuperación de peso. Es entonces cuando algunos pacientes realizan un mal uso de la insulina con el objetivo de no engordar.

La diabulimia es una enfermedad que se presenta en aquellos pacientes que tienen una diabetes tipo I y un trastorno de la conducta alimentaria, que puede ser anorexia o bulimia nerviosa. Aunque no está reconocida como enfermedad médica, se trata de un problema que se detecta cada vez con mayor frecuencia.

Los enfermos de diabulimia manipulan a su antojo las dosis de insulina para mantener el peso controlado, lo que conlleva importantes riesgos para la salud. A la vez, además también presentan elementos propios de un trastorno alimentario como dejar de comer, atracones y posteriores vómitos, ejercicio físico excesivo, etc.

Según algunos estudios, las mujeres jóvenes con diabetes presentan el doble de probabilidades de desarrollar un trastorno alimentario en comparación con mujeres de la misma edad sin diabetes. Además, se incrementan hasta tres veces las complicaciones que puede tener un diabético como: a corto plazo, síntomas recurrentes de hiperglucemia como la sed o el cansancio, episodios frecuentes de cetoacidosis o hipoglucemia que puede llegar al coma en casos graves; y, a largo plazo, se aumentan las complicaciones físicas de la diabetes como retinopatía, nefropatía o neuropatía, así como problemas en el crecimiento y desarrollo en los años de pubertad. Si la situación persiste en el tiempo, el riesgo de muerte se triplica y se reduce la edad media de mortalidad a los 45 años.

Un problema de difícil detección

La detección de la diabulimia es complicada y suele ser habitual que sea necesario un largo periodo hasta su diagnóstico. Desde ITA destacan que es importante pensar en esta posibilidad cuando el paciente es una persona que sufre diabetes tipo I, habitualmente mujeres jóvenes, y que no responden a pautas correctas de tratamiento mostrando resistencias o fracasos terapéuticos repetidos, así como frecuentes consultas a urgencias por hipoglucemias o comas diabéticos. Otros síntomas propios de un trastorno alimentario como la preocupación excesiva por la imagen corporal, deseos de adelgazar o distorsión de la imagen corporal también pueden ayudar al diagnóstico.

Una vez identificada la enfermedad, debe iniciarse lo antes posible un tratamiento interdisciplinar con especialistas en salud mental, nutrición y Endocrinología, que permitan un tratamiento adecuado del trastorno de la alimentación, necesario para cumplir correctamente las pautas médicas y el control de la diabetes.