RECETA DE LEVADURA HECHA EN CASA
¡Ojo! No confundir la levadura con los polvos de hornear, también denominados “levadura en polvo” o “levadura química”, que en realidad son gasificantes o impulsores químicos y hacen que nuestra masa quede esponjosa. La levadura de panadería es un hongo unicelular que provoca la conversión del azúcar en CO2 + etanol, proceso que se conoce como fermentación. Es casi tan antigua como la humanidad: aparece citada en varios versículos de la Biblia, aunque parece que el origen de su uso se remonta al Antiguo Egipto donde, cómo no, fue descubierta por casualidad.
Estos días de confinamiento se ha convertido en un bien escaso en los supermercados, pero en realidad podemos acceder a él pues la levadura es un microorganismo presente en el ambiente, concretamente se encuentra en el exterior de los granos de cereal y por tanto en la harina. Así que, aunque no podamos verla, ahí está. Solo tenemos que hacer patente su presencia. Y eso, ¿cómo lo logramos? Seguro que has oído hablar de la masa madre (o levadura líquida) cuya elaboración es sencilla, solo requiere de paciencia pues nos llevará 5 días. Os enseñamos cómo hacerla:
Ingredientes:
Los ingredientes son harina y agua. Es importante que utilicemos harina integral ya que, como hemos explicado antes, la levadura natural se encuentra en la cáscara del grano, por tanto, es preferible la harina integral a la refinada. En cuanto al agua, la escogeremos de mineralización muy débil para que los solutos que contiene interfieran lo menos posible en el proceso. El agua debe estar a temperatura ambiente.
Modo de preparación:
Usaremos un recipiente o tarro con boca ancha. Mezclamos el mismo volumen (por ejemplo, media taza) de harina y de agua, de forma que quede una especie de pasta homogénea. Tapamos el recipiente sin encajar la tapa ni cerrar herméticamente. Si no cuenta con tapa podemos poner papel de cocina o un paño. Dejamos reposar a temperatura ambiente (22-24ºC) durante 24 horas.
Pasado ese día, añadimos media taza de harina de fuerza, medio vaso de agua y una cucharadita de azúcar. Removemos bien y dejamos reposar otras 24 horas.
Transcurrido ese tiempo veremos que hay burbujas en la superficie de la mezcla, ocupa más volumen y huele un poco a rancio. Añadimos otra media taza de harina de fuerza y medio vaso de agua. Otra vez dejamos reposar 24 horas a temperatura ambiente.
Al día siguiente veremos que hay algo de líquido por encima de la mezcla. Lo quitamos con cuidado ayudándonos de una cuchara. Añadimos media taza de harina de fuerza para espesar más la mezcla, mezclamos bien y dejamos reposar otras 24 horas.
Cómo conservar la masa madre
Pasado este tiempo, además de que habrá crecido mucho en volumen, veremos que tiene burbujas y huele un poco ácido. Eso quiere decir que ¡ya está lista nuestra masa madre!. Si no vamos a usarla toda, podemos conservar parte de esta en la nevera. La sacaremos unas horas antes de utilizarla para que vuelva a “activarse” al estar a temperatura ambiente. Podemos reservar una parte para tener siempre masa madre a nuestra disposición. Para ello reponemos con partes iguales de harina de fuerza y agua el volumen que utilicemos de masa madre, la dejamos a temperatura ambiente unas horas para que se reactive y luego podemos volver a guardarla en la nevera tapándola. Si no la usamos en una semana, y para que siempre esté activa y no se estropee, quitamos una parte como si fuéramos a usarla y reponemos con harina de fuerza y agua. ¡Puede durar meses!