Requerimientos y necesidades nutricionales en la edad escolar
Lo que diferencia a un niño de un adulto es el crecimiento y dicho crecimiento ocurre en dos etapas diferenciadas: en la primera hay un aumento de masa corporal (aumento de células, tamaño de las células y aumento de las fibras en los espacios intersticiales) y en la segunda hay maduración de los tejidos y órganos (las células aprenden a funcionar eficazmente para desarrollar su función). Dependiendo de la etapa de la vida en la que estemos predominará una u otra.
Periodos de crecimiento
En la etapa inicial (0-2 años), de crecimiento rápido, predomina el crecimiento de masa y en la etapa escolar predominan las funciones de maduración bioquímica. No quiere decir que dejemos de crecer sino que lo hacemos más lentamente. Después llega la adolescencia en la que vuelve a predominar el aumento de ganancia de masa.
En la edad escolar crecemos lentamente y nuestros tejidos van madurando poco a poco. El aparato digestivo, excretor, hígado, etc. funcionan prácticamente igual que los de un adulto y, por lo tanto, el niño escolar es capaz de tolerar una dieta idéntica a la de los adultos en su composición de alimentos, lo que hay que modificar son las cantidades.
Ingestas recomendadas
Las primeras recomendaciones aparecieron en 1916 en el Farmers Bulletin del Departamento de Agricultura de los EEUU donde la doctora Hunt decía que “la oferta alimentaria en los niños debe no sólo cumplir las necesidades fisiológicas sino que, además, debe de estar presentada con cuidado y de manera atractiva”.
Los estudios realizados en España sobre prevalencia de obesidad dan unos resultados dispares: estudio Aladino 26,1% de sobrepeso y 19,1% de obesidad; estudio THAO 21,1% de sobrepeso y 8,2% de obesidad; y estudio Perseo 19,8% de obesidad en niños y 15% en niñas. Sin embargo las cifras son extremadamente altas y alarmantes. España está a la cabeza de Europa en prevalencia de obesidad infantil (el sobrepeso y la obesidad derivan de un desequilibrio entre gasto e ingesta).
Las recomendaciones para población española, desde 1985, son: 4-5 años 1700 Kcal; 6-9 años 2000 Kcal; 10-12 años 2450 Kcal en niños y 2300 Kcal en niñas; y 13-15 años 2750 Kcal en niños y 2500 Kcal en niñas.
En 2001 la OMS hizo una revisión de las recomendaciones de energía para todas las poblaciones basándose en los cambios culturales (menor actividad física de la población) y en los adelantos de las técnicas que medían el gasto energético. La revisión afectó a 1600 niños y niñas de entre 1-18 años de diferentes razas y niveles culturales.
Las recomendaciones son similares a las dadas en 1985 y están de acuerdo a un índice de actividad física, el PAL (número de veces que nosotros tendríamos que aumentar nuestro gasto metabólico basal para realizar una determinada actividad física), y que va de 1,44 PAL kcal/d para los más pequeños a 1,75 en los mayores. También están de acuerdo a un gasto por crecimiento que iría desde las 11 kcal/d para los más pequeños a las 29 kcal/día para los mayores. Con este gasto energético se cubriría lo que gastamos en hacer tejidos nuevos y la energía que se queda almacenada en dichos tejidos.
Si comparamos las recomendaciones con lo que realmente se está haciendo (datos de European Nutricional Health Report 2009) se puede ver que los niños en Europa comen bastantes más calorías de lo recomendado.
Si comparamos las recomendaciones con datos de estudios nacionales (estudio Enkid y estudio de Nutrición Infantil de la Comunidad de Madrid) también se observa que los niños consumen más energía de la recomendada.
La actividad física recomendada para niños es de 60 minutos/día y sólo un 24% cumplen las recomendaciones en niños de 11 años, 14% en el grupo de 13 años y sobre el 20% en el grupo de los 15 años. El resultado es que “se come mucho y nos movemos poco” por lo que no es raro encontrar las cifras de prevalencia de obesidad actuales.
¿Por qué comen tanto los niños?
Los estudios dicen que hasta los 2-3 años los niños son capaces de ajustar su ingesta a lo que necesitan, pero a medida que los niños entran en el proceso social de la comida se pierde la respuesta a los estímulos internos de hambre y la saciedad y se empieza a comer más de lo que se necesita.
El consumo de la energía debe distribuirse a lo largo del día: 25% entre desayuno y media mañana, 35% en la comida, 10% en la merienda y 30% en la cena. La tendencia actual es a eliminar el desayuno de su ingesta diaria y esto está relacionado con una mayor prevalencia de obesidad, problemas de rendimiento escolar y otras alteraciones, por lo que deberíamos revertir esa tendencia y recuperar el desayuno de mesa y mantel.
Requerimientos proteicos
Los requerimientos de proteína en España son de 30 g/d para niños entre 4-5 años, 36 g/d para 6-7 años, 41 y 43 para 10-12 años y entre 45-54 para 13-15 años.
En 2007 la OMS también revisó las recomendaciones para proteínas y dicha revisión derivó en unas cifras inferiores (15 g/d para los más pequeños y 30g/d para los mayores de 10-11 años), valores que se ponen en duda si se tienen en cuenta artículos científicos surgidos en los últimos años. Las recomendaciones de la OMS están basadas en estimaciones de balance de nitrógeno a partir de estudios realizados en adulto.
A los balances de nitrógeno se les ha achacado que se sobreestima la ingesta porque no tiene en cuenta la eficacia de absorción ni la metabolización de las proteínas, se infraestiman las pérdidas ya que no se tienen en cuenta las pérdidas por pelo, piel y esto lleva a una sobreestimación del balance lo que a su vez lleva a una infraestimación de las recomendaciones.
Algunos autores mediante la técnica de oxidación de aminoácidos han recalculado los requerimientos de proteína y aconsejan una ingesta de 43 g/d, recomendaciones un 70% superior a las que recomienda la OMS desde 2007 pero que se asemejan a las 1985 y son las recomendaciones españolas. Estas cifras proteicas suponen un 8-9% de la ingesta energética recomendada. En España la ingesta de proteínas es mucho más alta, en torno a un 15%.
Requerimientos lipídicos
Es muy importante tener en cuenta que muchos estudios estiman que aproximadamente un 22% de los niños españoles tiene niveles de colesterol sanguíneo elevados (>200 mg/dl); de estos niños un 50% necesitará tratamiento farmacológico cuando sea adulto; y en niños de 6-10 años se han detectado placas de ateroma aunque la enfermedad se manifestará de adulto.
No existen recomendaciones específicas sobre ingesta de lípidos para niños y serían las mismas que para los adultos: 35% de la energía total,
En Europa el porcentaje de lípidos se ajusta a las recomendaciones, 30-35%, y los estudios españoles dan cifras del 40% y, aproximadamente el 14% de la energía total los niños la ingieren en forma de ácidos grasos saturados.
Requerimientos de hidratos de carbono
Tampoco existen recomendaciones específicas para niños en hidratos de carbono. Entre el 50-55% de la energía total y con un máximo de 10% de azúcares simples de absorción rápida.
La mayoría de países europeos cumple estas recomendaciones y son los países mediterráneos lo que no llegan al porcentaje de hidratos de carbono. En España alcanzamos aproximadamente el 40%.
El porcentaje de sacarosa alcanza el 15,5%, mucho mayor al recomendado, y está muy relacionado con la aparición de caries dental una de las patologías más frecuentes en los niños. Hasta 25 gr de sacarosa/día se considera aceptable, pero a partir de 40 gr/d la prevalencia de caries se dispara. En España el consumo se aproxima a los 50 gr/d.
Requerimientos de fibra
En España no existen recomendaciones específicas para niños, estando las cifras en 25 gr/d. La literatura dice que los niños, a partir de los 5 años, deben consumir una cantidad de fibra que equivalga a su edad más 5 gr.
En Europa la ingesta de fibra es un poco baja y especialmente baja en el norte. En los países mediterráneos y debido al consumo de fruta se alcanzan cifras adecuadas en el consumo de fibra. Los estudios realizados en España indican que nos movemos en un consumo adecuado.
Requerimientos minerales
Son preocupantes los minerales que constituyen los huesos porque es en la edad escolar y adolescente cuando se está ganando masa ósea. También es importante el aporte de hierro ya que se gasta en crecer, formar tejidos, irrigar, vascular y formar sangre.
No existen grandes problemas en el aporte de minerales en la población ni en Europa ni en España, el gran problema es la ingesta de sodio y ya se han puesto medidas a nivel institucional para limitar su ingesta. Sólo la ingesta de hierro en niñas mayores puede llegar a ser deficitaria.
Requerimientos de vitaminas
El aporte de vitaminas es esencial ya que los niños están en una etapa de maduración y principalmente las vitaminas del grupo B que intervienen en el metabolismo energético. También la vitamina D, relacionada con una correcta absorción del calcio, tiene especial importancia.
En relación al consumo de vitaminas sólo se observan deficiencias, en toda Europa, en el consumo de vitamina D (que no se cumple en ningún país ni grupo poblacional), y la ingesta de ácido fólico. Las recomendaciones se cumplen más en niños que en niñas.
Educación nutricional
Lo más importante para cumplir con los requerimientos nutricionales es adquirir una buena educación nutricional. Los hábitos que se adquieren en cada una de las etapas de la vida influyen en la siguiente etapa de la vida. Educar nutricionalmente no es fácil ya que los hábitos saludables hay que adaptarlos a las circunstancias actuales de vida y de cada uno.
Una de las barreras que se encuentran los padres es la neofobia (miedo, desconfianza). Para intentar superar la neofobia se deben ir probando las cosas nuevas poco a poco, presentarlas de forma atractiva, dar los nuevos alimentos cuando el niño tiene más hambre e insistir día tras día. Y no hay que olvidar que el niño come por imitación.