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La importancia de los lácteos y sus derivados en la etapa infantil

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Sobre los lácteos

La importancia de los lácteos y sus derivados en la etapa infantil. Los lácteos, son un grupo de alimentos entre los que se incluyen la leche, el yogur, la mantequilla o los quesos, entre otros. La leche y sus derivados son importantes en todas las etapas de la vida, y especialmente en la infancia. Aportan gran cantidad de proteínas de elevada calidad, lactosa, vitaminas (A, D, B2, B12) y principalmente, son una excelente fuente de calcio[i].

Un niño en edad escolar que beba medio litro de leche (o su equivalente) al día, obtiene la mitad de las proteínas y más del 80% del calcio y vitamina B2 que necesita1.

Nutrición y requerimientos

La nutrición en la infancia juega un papel fundamental, ya que no solo ayuda a tener un estado de salud óptimo en esta etapa, sino también en etapas posteriores de la vida. La infancia es un momento crucial en el que hay mucho crecimiento, y una buena nutrición puede ayudar a mejorar el desarrollo general y a reducir el riesgo de aparición de enfermedades a corto y largo plazo. Por esto es importante conocer los requerimientos nutricionales en la etapa infantil[ii],[iii].

Los lácteos son un grupo de alimentos importante, por ello se han establecido requerimientos en la infancia, ya que contribuyen a prevenir posibles deficiencias nutricionales en esta etapa. Dependiendo de la edad del niño, las recomendaciones de consumo de lácteos cambian. A los niños entre 1 y 3 años, se les recomienda consumir 2 raciones de lácteos al día. Durante la etapa preescolar y escolar la recomendación es de 2 a 3 raciones diarias. Y, por último, a los adolescentes se les recomienda entre 3 y 4 raciones de lácteos al día[iv]

Las raciones necesarias de lácteos se pueden consumir a través de diferentes alimentos. ¿Sabes a qué equivale una ración de lácteos? Una ración de lácteos equivale a: 1 vaso de leche (200 ml), 2 yogures o 50-100 gramos de queso fresco[v].

¿Por qué consumirlos?

Los lácteos aportan un gran contenido en nutrientes. Son una buena fuente de calcio y gracias a su buena absorción, a su gran disponibilidad y a no tener un precio elevado, hace posible que se consuman de manera habitual. Se ha realizado mucha investigación sobre los productos lácteos y se ha observado que contienen microorganismos probióticos, los cuales parecen que podrían tener relación con una mejora de la salud gastrointestinal.

El yogur natural y otras leches fermentadas se incluyen en el grupo de los alimentos probióticos. Estos alimentos poseen efectos beneficiosos añadidos según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC). Por otro lado, los lácteos son uno de los grupos de alimentos que más proteínas, calcio, fósforo, magnesio, potasio y zinc aportan1, [vi].

Proteína de los lácteos

La proteína de los lácteos es una proteína de alto valor biológico y tiene un papel importante, ya que contribuye a conservar y aumentar la masa muscular. Además, las caseínas de la leche facilitan la absorción del calcio en el intestino delgado6.

El calcio y el fósforo son también dos nutrientes importantes presentes en los lácteos, necesarios para el mantenimiento de los huesos y dientes en condiciones normales[vii].

Dada la gran importancia y las propiedades beneficiosas para la salud que otorgan los lácteos gracias a sus nutrientes, es importante asegurar su consumo durante la infancia.

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[i] SENC. Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Guía de la Alimentación Saludable para atención primaria y colectivos ciudadanos. Recomendaciones para una alimentación individual, familiar o colectiva saludable, responsable y sostenible. 2018.

[ii] Quintana LP, Mar LR, González D, Rial R. Alimentación del preescolar y escolar. AEP. https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/alimentacion_escolar.pdf

[iii] OMS. Organización Mundial de la Salud. Alimentación del lactante y del niño pequeño. 2020. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/infant-and-young-child-feeding

[iv] FENIL. Federación Nacional de Industrias Lácteas. Los lácteos contribuyen a prevenir posibles deficiencias nutricionales en la infancia. Federación Nacional de Industrias Lácteas. 2016. http://fenil.org/lacteos-contribuyen-prevenir-deficiencias-nutricionales-infancia/

[v] FENIL. Federación Nacional de Industrias Lácteas. Los lácteos en la infancia. http://fenil.org/lacteos-infancia/

[vi] Verruck S, Balthazar CF, Rocha RS, Silva R, Esmerino EA, Pimentel TC, Freitas MQ, Silva MC, da Cruz AG, Prudencio ES. Dairy foods and positive impact on the consumer’s health. Adv Food Nutr Res. 2019;89:95-164. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31351531/

[vii]  REGLAMENTO (UE) N o 432/2012 DE LA COMISIÓN de 16 de mayo de 2012 por el que se establece una lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos distintas de las relativas a la reducción del riesgo de enfermedad y al desarrollo y la salud de los niños

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Los Beneficios de los Lácteos

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Los productos lácteos en la dieta mediterránea tienen un papel muy importante. Es necesario, incidir en los beneficios que este alimento tiene en nuestra salud, un alimento difícil de sustituir en nuestra alimentación.

La Prof.ª Manuela Juárez, Directora de la Fundación Instituto Madrileño de Estudios Avanzados de Alimentación y Prof.ª de Investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, nos recuerda la importancia que tiene los lácteos en la alimentación.

Se trata de una fuente óptima de calcio, sobre todo. Independientemente de la cantidad que se consuma, su contenido en potasio, magnesio, lactosa y vitamina D, favorece su reabsorción.

Además, el consumo de lácteos se recomienda en todas las edades y etapas de la vida. Es verdad que surgen intolerancias entorno a la lactosa, pero gracias a la innovación e investigación de estos productos, encontramos otras opciones que no lo contienen.

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¿Qué efectos puede tener el déficit de vitamina D?

 

salud ósea

El déficit de vitamina D puede tener consecuencias en nuestra salud, tanto en la infancia y en la adolescencia como en la edad adulta, según asegura el catedrático de Nutrición de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona, Jordi Salas-Salvadó. La mayor parte de esta vitamina se obtiene a partir de los rayos solares. En este sentido, y a pesar del importante número de horas de sol al año que hay en España, los últimos estudios realizados han mostrado que hasta el 87 por ciento de los españoles mayores de 65 años tiene insuficiencia de vitamina D debido a la falta de exposición al sol, la poca ingesta de alimentos ricos en esta vitamina, la inadecuada absorción de ésta por parte del intestino, o la presencia de obesidad o sobrepeso.

Para que el organismo aproveche la vitamina D es necesaria la energía solar, ya que mediante la acción de los rayos del sol el organismo será capaz de sintetizar esta vitamina. En este sentido, para prevenir su déficit es recomendable una prudente exposición solar diaria”, ha recalcado Salas-Salvadó.

En la infancia y adolescencia puede provocar raquitismo

Asimismo, el especialista ha advertido de que la ingesta inadecuada de vitamina D y calcio durante la infancia y adolescencia puede provocar raquitismo, lo que dará lugar a la deformación y ablandamiento de los huesos, mientras que en la edad adulta su déficit puede provocar osteomalacia (debilidad muscular) y osteoporosis.

Además de la moderada exposición al sol, prosigue, para prevenir su déficit no deben faltar ciertos alimentos en la dieta como, por ejemplo, el pescado azul, el aceite de hígado de pescado, la margarina, el huevo, la leche, derivados lácteos y alimentos fortificados.

Y es que, esta vitamina participa en la homeostasis mineral, en la regulación de la expresión genética y en la diferenciación celular; estimula la absorción de calcio y fósforo de los alimentos en el intestino delgado, especialmente en el yeyuno; e incrementa en el riñón la reabsorción de calcio y fósforo, siendo esencial para mantener la concentración de estos minerales en la sangre y para la mineralización ósea.

La cantidad diaria recomendada de vitamina D es de 10 microgramos al día, para asegurar la prevención del raquitismo y garantiza el adecuado desarrollo óseo en niños y adolescentes. “La mayoría de niños y adolescentes recibe suficiente radiación solar, lo que suele asegurar niveles adecuados de esta vitamina. No obstante, hay necesidades especiales en momentos puntuales, como es el caso del embarazo, la lactancia o menopausia, donde la ingesta de calcio puede incrementarse hasta los 600 microgramos al día”, ha recalcado el experto.

Finalmente, Salas-Salvadó ha destacado el papel que juega el médico de Atención Primaria en esta materia, por lo que ha subrayado la importancia de que en la consulta ofrezca consejos dietéticos al paciente, apostando siempre por una dieta saludable rica en fruta, verduras, legumbres y vitamina D, a la vez que baja en grasas.

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Enriquecer la dieta con alimentos ricos en calcio y tomar el sol ayuda a afrontar la intolerancia a la lactosa

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Enriquecer la dieta con alimentos ricos en calcio como, por ejemplo, espinacas, nueces, sardinas, atún o salmón y tomar el sol de manera regular, pero no abusiva, ayuda a afrontar la intolerancia a la lactosa, una enfermedad de la que no es fácil conocer la incidencia real sobre la población debido a que los síntomas suelen ser confundidos con otras enfermedades digestivas y a que “muchas” personas autogestionan su intolerancia sin acudir al médico.

Esta patología, según ha informado el asesor médico de Laboratorios Cinfa, González Zorzano, surgen cuando el organismo no produce suficiente cantidad de lactosa, la enzima responsable de descomponer la lactosa en otros azúcares más simples y sencillos de absorber por el intestino. Los síntomas suelen ser dolor e hinchazón abdominal, diarrea, flatulencias, retortijones, vómitos o náuseas.

Ahora bien, la intolerancia a la lactosa viene determinada frecuentemente por la genética, y está relacionada con la zona geográfica. Además, durante la infancia el organismo tiene una alta actividad de producción de lactasa, pero tras el destete y a medida que crecemos, disminuyen los niveles de esta enzima. Por ello, según ha informado el experto, algunas personas, en función de su nivel de sensibilidad, comienzan a sufrir dicha sintomatología al ingerir alimentos con lactosa.

Frente a este problema, en ocasiones se recomienda la exclusión de la lactosa de la dieta, pero siempre de acuerdo al grado de intolerancia del paciente. “Los lácteos constituyen una importante fuente de calcio, necesario para la salud los huesos, y también de algunas vitaminas, proteínas y ácidos grasos que facilitan el crecimiento en niños y adolescentes. Por eso, si la intolerancia no es muy fuerte, puede no ser conveniente eliminar del todo los lácteos. Y en caso de tener que hacerlo, para evitar el déficit de esos nutrientes, es imprescindible enriquecer la dieta con otros alimentos ricos en calcio y otros nutrientes”, ha apostillado González Zorzano.

Por todo ello, el experto ha recomendado acudir a un especialista para que realice el diagnóstico y, por tanto, descarte otros problemas digestivos; conocer que hay alimentos que incorporan lactosa como, por ejemplo, salchichas, patés, helados, cereales enriquecidos, sopas instantáneas o comidas preparadas; leer las etiquetas de los envasados; ingerir otras fuentes o complementos de calcio y nutrientes en la alimentación; y beber leche que no contenga lactosa.

Además, ha aconsejado cocinar y “experimentar” recetas libres de lactosa; prestar atención a los medicamentos, ya que el 20 por ciento contienen lactosa como excipiente; y utilizar soluciones nutricionales con lactosa en cápsulas o tabletas masticables, de venta en farmacia, para facilitar la digestión en personas intolerables a la lactosa.

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La lactasa ha evolucionado en los últimos 10.000 años bajo una fuerte selección natural

leche, calcioLa absorción de calcio no es la causa de que la secreción de la enzima lactasa evolucionara para que los europeos pudieran digerir y tolerar la leche, según un estudio realizado con ADN antiguo de los primeros agricultores ibéricos por Oddny Sverrisdóttir, del Centro de Biología Evolutiva de la Universidad de Uppsala, en Suecia, y sus colegas, y publicado en Molecular Biology and Evolution.

La mayoría de las personas crecen bebiendo leche porque se considera que es una de las bebidas más saludables, al estar llena de nutrientes como el calcio y otros minerales y vitaminas, incluyendo la vitamina D, proteínas, grasas y azúcar en forma de lactosa.

En Occidente, se da por sentado el consumo de leche porque la mayoría de las personas de ascendencia europea son capaces de producir la enzima lactasa en la edad adulta y así digerir la lactosa, el azúcar de la leche. Sin embargo, no es lo habitual en muchas partes del mundo ni lo era para nuestros antepasados la Edad de Piedra.

De hecho, los datos genéticos han demostrado que la capacidad de los adultos para producir la enzima lactasa sólo ha evolucionado en los últimos 10.000 años bajo una fuerte selección natural. Sin esta enzima, el consumo de leche puede provocar algunos efectos secundarios desagradables, como distensión abdominal, cólicos, flatulencia y diarrea, una condición conocida como intolerancia a la lactosa.

El motivo por el que este rasgo, conocido como persistencia de la lactasa, ha evolucionado tan rápidamente ha sido un misterio. Los arqueólogos y antropólogos han demostrado que la persistencia de la lactasa ha evolucionado en poblaciones de pastores.

Durante mucho tiempo, los científicos y los médicos pensaban que la principal ventaja en Europa fue posibilitar que los primeros agricultores evitaran las consecuencias de la deficiencia de calcio. La leche es una increíble fuente de calcio y también tiene algo de vitamina D, que es necesaria para la absorción de calcio.

Esos agricultores europeos tempranos, especialmente en las regiones del norte con poca luz del sol, habrían tenido problemas para generar suficiente vitamina D en la piel a lo largo de la mayor parte del año y se cree ampliamente que no había una gran cantidad de vitamina D en su dieta, principalmente basada en cereales. “Para ellos, la leche podría haber sido el nuevo súper alimento”, señala Sverrisdóttir.

Pero, los autores de esta nueva investigación se preguntaron qué pasó entonces con los habitantes de la soleada España, que contaban con suficiente luz solar durante casi todo el año para producir vitamina D y aún así muchos son persistentes a la lactasa. Sverrisdóttir y sus colegas obtuvieron ADN de los huesos de los primeros agricultores españoles y no pudieron encontrar la mutación que causa la persistencia de la lactasa en los europeos (LCT -13,910*T).

Obtener ADN de huesos antiguos puede ser difícil porque el ADN se descompone con el tiempo y las muestras antiguas se contaminan muy fácilmente con el ADN de las personas vivas que trabajan con ellas, como arqueólogos o investigadores de laboratorio. Sin embargo, se ha demostrado que las muestras utilizadas en este estudio son de muy buena calidad.

Selección natural

“Hemos trabajado con este material para varios estudios y la preservación del ADN en estas muestras es excelente”, asegura Anders Götherström, de la Universidad de Estocolmo y coautor del estudio. Para ver cuánta selección natural se necesitó para conducir a la persistencia de la lactasa hasta las frecuencias de hoy en la Península Ibérica, Sverrisdóttir contactó con su colega, el profesor Mark Thomas en Londres, y encontraron que se necesitó mucha selección natural.

“Si la selección natural está impulsando la evolución de la persistencia de la lactasa en un lugar donde las personas no tienen problemas para generar la vitamina D en la piel, entonces está claro que la vitamina D y la explicación del calcio, conocida como la hipótesis de la asimilación del calcio, no son el eje. Así, mientras que la hipótesis de la asimilación de calcio puede tener cierta relevancia en el norte de Europa no está clara en toda la historia”, argumenta Sverrisdóttir.

“La evolución de la persistencia de la lactasa es uno de los ejemplos más conocidos y más dramáticos de la evolución humana reciente. Una de las ironías de trabajo en este área es que sabemos que ha pasado, pero todavía no sabemos bien por qué”, agrega el principal investigador. La persistencia de la lactasa se encuentra en las frecuencias más altas en el sur de Suecia y en Irlanda.

Teniendo en cuenta que la absorción de calcio no es la única razón por la que este rasgo ha evolucionado tan rápidamente, Sverrisdóttir y sus colegas proponen otra causa: aunque la mayoría de los agricultores europeos tempranos no serían persistentes a la lactasa, habrían sido capaces de consumir productos lácteos fermentados como el yogur y el queso, ya que la fermentación convierte gran parte de la lactosa en grasas.

Sin embargo, en condiciones de hambruna, como cuando las cosechas son malas, pudieron haber comido todos los alimentos lácteos fermentados, dejando solamente de lado los productos de más alta lactosa, lo que habría causado los síntomas de intolerancia a la lactosa habituales, como la diarrea. La diarrea en las personas sanas no suele ser peligrosa para la vida, pero en las que tienen desnutrición severa, puede serlo. Así que la hambruna podría haber dado lugar a episodios de fuerte selección natural que favoreció la persistencia de la lactasa.