Contaminación cruzada de los alimentos, qué es y cómo evitarla.
# Consejos 8 – Alergia al polen
La primavera es comúnmente conocida por ser una estación en la que muchos alérgicos al polen sufren sus consecuencias.
Si tienes alergia al polen y quieres sobrevivir a la primavera, sigue esos consejos:
- En casa
- Ventila por las tardes
- Cierra las ventanas por el día
- Dúchate al llegar de la calle
- Cámbiate de ropa cada vez que entres en casa
- Lávate las manos
- Limpia el polvo con aspirador
- Fuera de casa
- Pasea cuando haya menos viento
- Usa mascarilla
- Llega gafas de sol
- Cierra las ventanas del coche
- Limpia periódicamente los filtros del aire acondicionado del coche
Por supuesto, esto son solo unos pocos consejos. Echa un vistazo al vídeo y aprende a cuidarte en épocas de mayor polinización.
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ESTACIONALIDAD DE LAS ALERGIAS
Conocer la floración de las plantas y árboles que producen las alergias,
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Tipos de alergias
TIPOS DE ALERGIAS
Alérgeno: elemento que provoca una alergia al entrar en contacto con el organismo
SEGÚN LA VÍA DE CONTACTO DEL ALÉRGENO…
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Alergias vs intolerancias alimentarias ¿Cómo tratarlas?
Son muchas y cada vez las personas que deciden dejar de consumir ciertos alimentos porque creen ser alérgicos a ellos, cuando en realidad, se trata de una intolerancia alimentaria.
A menudo los términos alergia e intolerancia se confunden y se usan indistintamente para denominar las reacciones que sufre nuestro organismo, así que conocer sus diferencias es importantísimo para poder tratarlas correctamente.
Una alergia alimentaria es una respuesta del sistema inmunológico causada erróneamente por el organismo. El cuerpo no reconoce el alimento como tal y lo considera una amenaza, es decir, piensa que ha entrado algo malo en su interior, por lo que decide defenderse. Genera anticuerpos específicos contra él (las llamadas IgE). La siguiente vez que comemos este alimento, los anticuerpos liberan una serie de sustancias químicas para protegerse (entre las que destaca la histamina), que a los pocos minutos de la ingesta causan los principales síntomas alérgicos: picor, enrojecimiento o ronchas, náuseas, vómitos y/o dolor abdominal, sensación de ahogo e hinchazón en la garganta, palpitaciones, debilidad…. pudiendo llegar en pocas horas a un xoc anafiláctico y la muerte (en los casos más graves) si no hay intervención hospitalaria.
En cambio, en una intolerancia alimentaria no existe una reacción del sistema inmunitario. La intolerancia se debe principalmente a la falta de enzimas digestivos (sustancias que se encuentran en el intestino y se encargan de romper los alimentos en moléculas más pequeñas para que puedan ser absorbidas). Estas alteraciones, normalmente genéticas u originadas por enfermedades gastrointestinales crónicas, determinados tratamientos fármacos o incluso estrés, provocan molestias gástricas como: flatulencia, gases, hinchazón abdominal, diarrea… pero nunca causarán anafilaxia ni muerte.
CÓMO TRATAR LAS ALERGIAS E INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS
1er PASO: Diagnóstico
En los últimos años se ha incrementado el número de personas que se autodiagnostican algún tipo de alergia y/o intolerancia alimentaria. De forma voluntaria, éstas optan por eliminar esos “alimentos alérgenos” de su alimentación sin ser conscientes de que están poniendo en riego su salud.
Restringir alimentos tan básicos como los cereales (por su contenido en gluten) o la leche (por la lactosa) pueden causar deficiencias en el consumo de nutrientes fundamentales y desequilibrios innecesarios en la alimentación.
Por ello, es imprescindible consultar con un especialista alergólogo y no recurrir a los famosos test sanguíneos de intolerancia alimentaria que inundan el mercado actual. Además de ser costoso, resultan poco fiables. No existen todavía suficientes pruebas científicas que avalen que estos tests puedan diagnosticar correctamente una intolerancia alimentaria. Es más, empeoran la situación, ya que sus resultados derivan a la realización de dietas restrictivas y sin ningún tipo de fundamento nutricional en lugar de tratar las intolerancias asociadas.
2º PASO: Tratamiento
A pesar de que cualquier alimento es susceptible de causar alergia, los alimentos más consumidos en cada país son, por lo general, los más frecuentes. En España, destacan, la leche, el huevo (clara), los pescados y mariscos (y el anisakis), algunas frutas rosáceas (melocotón, fresa, kiwi…) y los frutos secos (nuez y cacahuete principalmente). En cuento a las intolerancias, la lactosa es la más frecuente, aunque la celiaquía y la sensibilidad al gluten va in crescendo.
Una vez conocido el/los alimentos responsables de la alergia alimentaria, su tratamiento no solo consiste en eliminar éste/os de la dieta, sino que hay que sustituirlo por otro/s de la misma calidad nutricional.
Por ejemplo, en el caso de una alergia a la proteína de la leche, debemos valorar los nutrientes que nos aporta la leche. Principalmente son, además de las proteínas, el calcio y la vitamina D. Por lo que, el mejor sustituto será aquél que nos aporte estos nutrientes. Las bebidas vegetales (arroz, avena, soja…), siempre y cuando están enriquecidas en calcio y vitamina D serán la mejor opción.
3er PASO: Prevención
El etiquetado de los alimentos es nuestro mejor aliado. Actualmente, todos los alimentos envasados del mercado cuentan con un riguroso etiquetado dónde aparece la lista de ingredientes. Ésta indica los posibles ingredientes o sustancias que pueden causar alergias e intolerancias de forma más destaca (normalmente en negrita u otro color) a la del resto de ingredientes. Leer dicha información resulta fundamental para evitar una reacción adversa.
Los aditivos alimentarios, sobre todo los colorantes, edulcorantes y conservantes (los sulfitos, presentes en comidas precocidas y la mayoría de alimentos procesados) también están relacionados con distintos tipos de alergias. Por lo que, la mejor recomendación es sin duda, realizar una alimentación basada en alimentos frescos y de temporada que nos asegure una óptimas propiedades nutricionales y organolépticas. Y además, siempre que podamos, utilizar productos de proximidad que nos ayude a contribuir y hacer mundo más sostenible.
Aunque tenemos mucho camino por recorrer, la prevención de las alergias alimentarias debe empezar desde la infancia. La lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y la introducción retardada de los alimentos: gluten, huevos, pescado, frutos secos…, son buenas estrategias para potenciar el sistema inmunitario y evitar las alergias e intolerancias alimentarias futuras.
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Cerca de un tercio de los españoles tiene intolerancia a la lactosa
Aproximadamente, un tercio de los españoles presenta intolerancia a la lactosa, un trastorno digestivo que se caracteriza por un déficit de lactasa. En el 70% de los casos, la causa es genética y esta condición se mantiene durante toda la vida. Sin embargo, también es posible que aparezca tras una agresión de la mucosa intestinal.
“El tratamiento con antibióticos o quimioterapia puede estar detrás de una intolerancia de este tipo. En estos casos, la situación es temporal y reversible”, explican el Dr. J. Félix González Rodríguez, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario HM Madrid, y su colaboradora la Dra. Natalia López-Palacios, experta en este trastorno.
Cuando se habla de una causa genética, la más frecuente, suele ocurrir tras el período de lactancia. En ese momento, señala el Dr. González Rodríguez, “comienza una pérdida progresiva de la producción de lactasa y, por tanto, una pérdida gradual de la capacidad de digerir la lactosa”. En estos casos, es habitual que al cumplir los 20 años muchos adultos muestren ya algún grado de intolerancia. Cuando la causa es congénita, apunta la Dra. López-Palacios, “no existe curación porque el individuo no recupera el enzima y los síntomas sólo se alivian con la suspensión de los lácteos”.
Menos frecuente es la intolerancia a la lactosa que se produce por causas secundarias relacionadas con una agresión de la mucosa intestinal. Puede aparecer tras un episodio agudo de diarrea, tras el tratamiento con antibióticos o con quimioterapia o tras cirugía del intestino delgado, como se ha dicho anteriormente. También puede darse en pacientes celíacos o con enfermedad inflamatoria intestinal. “En estos casos, la intolerancia suele ser temporal y reversible. Los síntomas mejoran cuando se trata la causa o la enfermedad que ha condicionado su aparición”, subraya la especialista.
Existen diferentes grados de intolerancia, por tanto, no todas las personas que presentan este trastorno reaccionan igual aun habiendo ingerido la misma cantidad de lactosa. Los síntomas más frecuentes son: dolor abdominal, gases, retortijones, enrojecimiento perianal, hinchazón abdominal, heces pastosas o diarrea, defecación explosiva o náuseas.
En recién nacidos y bebés los síntomas son los mismos que en el adulto. Sin embargo, subraya el Dr. González Rodríguez, “a estas edades, es importante distinguir si se trata de una intolerancia a la lactosa o de una alergia a la proteína de la leche de vaca”. Esta última, explica, suele afectar a niños que aún no han cumplido los 3 años y entre los síntomas que podemos observar se encuentran algunos típicos de la alergia como erupción cutánea con picor, sibilancias, moqueo o tos. “Esta alergia alimentaria desaparece en la mayoría de los casos cuando el niño crece”, apunta.
La deficiencia primaria de lactosa, sin embargo, raramente aparece por debajo de los 3 años. Sólo en casos muy raros puede darse en el lactante desde su nacimiento, es lo que se conoce como “deficiencia congénita de lactasa”.
El método más utilizado para diagnosticar esta intolerancia es el Test de Hidrógeno Espirado que consiste en ingerir una cantidad determinada de lactosa: si hay un aumento de hidrógeno medido en el aliento significa que la lactosa no ha sido digerida y, por tanto, se confirma el diagnóstico. Otros métodos son el Test Sanguíneo o el Test de Gaxilosa.
En la actualidad, más que una dieta restrictiva, se recomienda reducir la ingesta de lactosa ya que la mayoría de los pacientes tolera hasta 12 gramos sin presentar síntomas. Esto dependerá, en cualquier caso, del grado de intolerancia. Eso sí, deben tener en cuenta que muchos alimentos precocinados e incluso medicamentos pueden incluir lactosa en su composición. Asimismo, destaca el Dr. González Rodríguez, “se pueden usar suplementos orales con lactasa para mejorar la digestión y reducir los síntomas”. Estos, advierte, pueden alterar el sabor de la comida, sobre todo el dulce, y se recomienda utilizarlos esporádicamente.
La reducción del consumo de leche conlleva un mayor riesgo de fracturas y osteoporosis. Por eso, en estos casos, se recomienda consumir suplementos o alimentos ricos en calcio y exponerse al sol para favorecer la absorción de vitamina D. Además, en el mercado podemos encontrar varias marcas de leche “bajas en lactosa” o “sin lactosa”.
Fuente: http://prnoticias.com/salud/sala-de-prensa-pr-salud/20150619-intolerancia-a-la-lactosa
La OMS estima que la contaminación mata cada año a 12,6 millones de personas
Alrededor de 12,6 millones de personas pierden la vida cada año por vivir o trabajar en ambientes poco saludables, lo que supone una cuarta parte del total de fallecimientos en el mundo. Los más afectados por los riesgos ambientales son los niños menores de cinco años, principalmente por infecciones de las vías respiratorias inferiores y enfermedades diarreicas, y los adultos de 50 a 75 años, por enfermedades no transmisibles
Así lo indica la OMS (Organización Mundial de la Salud) en la segunda edición de su informe ‘Prevención de enfermedades a través de entornos saludables: una evaluación global de la carga de la enfermedad a partir de los riesgos ambientales’, publicado ayer martes. El estudio incluye datos de 2012 y actualiza la edición inicial, que vio la luz hace una década.
La OMS indica que los factores de riesgo ambientales, como la contaminación del aire, el agua y el suelo, la exposición a los productos químicos, el cambio climático y la radiación ultravioleta, contribuyen a más de 100 enfermedades o traumatismos, y que cada año podría evitarse la muerte de 1,7 millones de niños menores de cinco años y de 4,9 millones de adultos de entre 50 y 75 años con una mejor gestión del medio ambiente.
El informe indica que las muertes por enfermedades no transmibles que pueden atribuirse a la contaminación del aire (incluida la exposición al humo ajeno) han aumentado hasta los 8,2 millones al año. Estas patologías (como accidentes cerebrovasculares, cánceres y neumopatías crónicas) constituyen actualmente casi dos terceras partes del total de fallecimientos por la insalubridad del medio ambiente.
En la última década se han reducido las muertes debidas a enfermedades infecciosas como la diarrea y el paludismo, con frecuencia vinculadas a deficiencias en el suministro de agua, el saneamiento y la gestión de los desechos. Según la OMS, a esa reducción ha contribuido en gran medida la mejora del acceso al agua potable y el saneamiento, así como a la inmunización, a mosquiteros tratados con insecticidas y a medicamentos esenciales.
Regiones
El informe indica que en Asia sudoriental (3,8 millones de muertes) y el Pacífico occidental (3,5 millones) se dio la mayor carga de morbilidad vinculada al medio ambiente en 2012, con la mayoría de fallecimientos atribuibles a la contaminación del aire en espacios interiores o en el exterior. A estas regiones les siguen África (2,2 millones), Europa (1,4 millones), el Mediterráneo oriental (854.000) y América (847.000).
La mayor carga de morbilidad por razones ambientales recae sobre los países de ingresos bajos y medianos si se tienen en cuenta todos los tipos de enfermedades y lesiones, pero la carga de morbilidad ‘per cápita’ puede ser también relativamente alta en algunas naciones de ingresos altos en el caso de determinadas enfermedades no transmisibles (como las enfermedades cardiovasculares y los cánceres).
El informe analiza más de 100 categorías de enfermedades y traumatismos, y señala que la gran mayoría de decesos vinculados al medio ambiente se debe a enfermedades cardiovasculares, como los accidentes cerebrales (2,5 millones) y la cardiopatía isquémica (2,3 millones), seguidos de los traumatismos involuntarios, por ejemplo por accidentes de tráfico (1,7 millones); los cánceres (1,7 millones); las neumopatías crónicas (1,4 millones), las enfermedades diarreicas (846.000), las infecciones respiratorias (567.000), las afecciones neonatales (270.000), el paludismo (259.000) y los traumatismos intencionados, como los suicidios (246.000).
“Un ambiente sano es la base de la salud en la población”, señaló Margaret Chan, directora general de la OMS, quien añadió: “Si los países no adoptan medidas para que los ambientes en los que se vive y se trabaja sean sanos, millones de personas seguirán enfermando y muriendo prematuramente”.
En el informe se hace hincapié en las medidas eficaces que pueden tomar los países para invertir la tendencia al alza de las enfermedades y las muertes por influencia del medio ambiente, como el uso de combustibles sólidos para cocinar y el mayor acceso a tecnologías energéticas que emiten poco carbono.
“Es sumamente urgente invertir en estrategias que reduzcan los riesgos ambientales en las ciudades, hogares y lugares de trabajo”, indicó María Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS, antes de indicar que “esas inversiones pueden reducir considerablemente la creciente carga mundial de enfermedades cardiovasculares y neumopatías, lesiones y cánceres, y comportar una reducción inmediata en los costos sanitarios”.
Estrategias
En el informe de la OMS se citan estrategias de eficacia demostrada para mejorar el medio ambiente y prevenir enfermedades. Por ejemplo, si se utilizaran tecnologías y combustibles limpios para preparar alimentos, y para la calefacción y la iluminación, se reducirían las infecciones respiratorias agudas, las neumopatías crónicas, las enfermedades cardiovasculares y las quemaduras. Y con la mejora del acceso al agua potable y a un saneamiento adecuado y el fomento de la higiene de las manos se potenciaría la reducción de las enfermedades diarreicas.
Además, gracias a la legislación por la que se prohíbe fumar en determinados lugares se ha reducido la exposición al humo ajeno y, por lo tanto, las enfermedades cardiovasculares y las infecciones respiratorias. La mejora del tránsito en las ciudades y el urbanismo, y la construcción de viviendas más eficientes desde el punto de vista energético reducirían las enfermedades provocadas por la contaminación atmosférica y fomentarían la práctica de actividades físicas.
Las alergias e intolerancias alimentarias más frecuentes
Ya falta poco para las fiestas navideñas en las que solemos juntarnos como parte de la tradición a comer con amigos y familiares. Al preparar los alimentos hay que tener especial cuidado con los comensales que presentan alergias o intolerancias alimentarias, por lo tanto esto se hace imprescindible al elaborar el menú navideño.
Tenemos que diferenciar ambos procesos ya que, alergia e intolerancia alimentaria, a pesar de poder presentar síntomas similares, son afecciones distintas.
La alergia a los alimentos afecta al 1-3 % de la población general y en niños menores de 3 años puede llegar al 8 %.
La alergia alimentaria se produce cuando, tras la ingestión del alimento, o bien el contacto o inhalación, aparece una respuesta anormal en el organismo por parte del sistema inmune.
Los alimentos que producen alergias con más frecuencia son la leche, el huevo, los frutos secos, el pescado y las legumbres, entre otros.
Síntomas y precauciones
Los síntomas pueden ser desde leves hasta graves, y pueden presentarse de manera inmediata o tardía. Pueden afectar a la piel (urticaria), al sistema digestivo (picor de boca, garganta, hinchazón, diarrea, etc.) e incluso al sistema respiratorio (asma, rinitis, etc.). En casos severos aparece una reacción anafiláctica o incluso un shock anafiláctico que necesitará tratamiento de urgencia.
En la intolerancia alimentaria no participa el sistema inmune, se produce una incapacidad en la asimilación de algún componente del alimento, por déficit de alguna enzima necesaria para la absorción o por algún tipo de susceptibilidad.
Como ejemplos destacan la intolerancia a la lactosa de la leche por deficiencia de la enzima lactasa, que afecta al 34 % de la población española y la intolerancia al gluten, presente en el 1 % de la población.
Los síntomas de la intolerancia son digestivos, similares a los provocados por la alergia, pero en este caso podrían consumirse pequeñas cantidades del alimento sin presentar síntomas, a diferencia de la alergia en la que pequeñas cantidades pueden generar efectos graves.
En las dos patologías se debe eliminar el consumo de los alimentos implicados y para ello hay que revisar el etiquetado de los alimentos y la composición de los productos y recetas.
En el mercado existen productos alternativos. En el caso de la intolerancia a la lactosa existen productos que han eliminado ese azúcar, al igual que las personas con alergia a la proteína de la leche de vaca pueden beneficiarse del consumo de bebidas vegetales como la soja, la avena, la almendra y el arroz.
Al preparar las recetas recomendamos tener en cuenta una serie de pautas para evitar que la persona con alergia o intolerancia tome la sustancia alérgena de forma accidental. Elaborar por separado la comida de la persona con alergia o intolerancia para evitar contaminaciones, y sobre todo tener cuidado de no utilizar cubiertos ni aceite que hayan contactado con la sustancia alérgena.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) publicó un documento con consejos de precaución en alergias e intolerancias alimentarias para las fechas navideñas.
Igualmente las personas con alergia tendrán que tener siempre cerca su medicación en el caso de que fuera necesario utilizarla.
Conocer las sustancias que producen la alergia y la intolerancia alimentaria ayuda a evitar contratiempos en las fiestas navideñas.
Las alergias e intolerancias alimentarias más frecuentes
Ya falta poco para las fiestas navideñas en las que solemos juntarnos como parte de la tradición a comer con amigos y familiares. Al preparar los alimentos hay que tener especial cuidado con los comensales que presentan alergias o intolerancias alimentarias, por lo tanto esto se hace imprescindible al elaborar el menú navideño.
Tenemos que diferenciar ambos procesos ya que, alergia e intolerancia alimentaria, a pesar de poder presentar síntomas similares, son afecciones distintas.
La alergia a los alimentos afecta al 1-3 % de la población general y en niños menores de 3 años puede llegar al 8 %.
La alergia alimentaria se produce cuando, tras la ingestión del alimento, o bien el contacto o inhalación, aparece una respuesta anormal en el organismo por parte del sistema inmune.
Los alimentos que producen alergias con más frecuencia son la leche, el huevo, los frutos secos, el pescado y las legumbres, entre otros.
Síntomas y precauciones
Los síntomas pueden ser desde leves hasta graves, y pueden presentarse de manera inmediata o tardía. Pueden afectar a la piel (urticaria), al sistema digestivo (picor de boca, garganta, hinchazón, diarrea, etc.) e incluso al sistema respiratorio (asma, rinitis, etc.). En casos severos aparece una reacción anafiláctica o incluso un shock anafiláctico que necesitará tratamiento de urgencia.
En la intolerancia alimentaria no participa el sistema inmune, se produce una incapacidad en la asimilación de algún componente del alimento, por déficit de alguna enzima necesaria para la absorción o por algún tipo de susceptibilidad.
Como ejemplos destacan la intolerancia a la lactosa de la leche por deficiencia de la enzima lactasa, que afecta al 34 % de la población española y la intolerancia al gluten, presente en el 1 % de la población.
Los síntomas de la intolerancia son digestivos, similares a los provocados por la alergia, pero en este caso podrían consumirse pequeñas cantidades del alimento sin presentar síntomas, a diferencia de la alergia en la que pequeñas cantidades pueden generar efectos graves.
En las dos patologías se debe eliminar el consumo de los alimentos implicados y para ello hay que revisar el etiquetado de los alimentos y la composición de los productos y recetas.
En el mercado existen productos alternativos. En el caso de la intolerancia a la lactosa existen productos que han eliminado ese azúcar, al igual que las personas con alergia a la proteína de la leche de vaca pueden beneficiarse del consumo de bebidas vegetales como la soja, la avena, la almendra y el arroz.
Al preparar las recetas recomendamos tener en cuenta una serie de pautas para evitar que la persona con alergia o intolerancia tome la sustancia alérgena de forma accidental. Elaborar por separado la comida de la persona con alergia o intolerancia para evitar contaminaciones, y sobre todo tener cuidado de no utilizar cubiertos ni aceite que hayan contactado con la sustancia alérgena.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) publicó un documento con consejos de precaución en alergias e intolerancias alimentarias para las fechas navideñas.
Igualmente las personas con alergia tendrán que tener siempre cerca su medicación en el caso de que fuera necesario utilizarla.
Conocer las sustancias que producen la alergia y la intolerancia alimentaria ayuda a evitar contratiempos en las fiestas navideñas.