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niña piojos

Cómo prevenir los piojos en los niños

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Ya está aquí septiembre. Las vacaciones se han acabado y poco a poco la mayoría recupera sus rutinas habituales, como es el caso de los más pequeños, quienes durante las primeras semanas de este mes se reincorporarán a la guardería y el colegio.

Sin embargo, la vuelta al cole también trae de nuevo la presencia de unos desagradables bichitos: los piojos, unos pequeños insectos que se alojan principalmente en la cabeza de los niños entre 3 y 12 años y que se alimentan de la sangre que chupan al picar.

Tal y como señalan desde la Asociación Española de Pediatría, “se transmiten de unas personas a otras por contacto directo. Al rozarse o tocarse las cabezas, el piojo pasa de un pelo a otro con gran facilidad. También se puede trasmitir por el intercambio de peines u otros accesorios”. Un dato importante es que los piojos no saltan ni vuelan.

Aunque se considera que aparecen debido a un problema de higiene, los pediatras de atención primaria lo desmienten: En niños no es un problema de higiene, sí en adultos, por lo que el niño no debe tener miedo o vergüenza por tener piojos.

Medidas que se pueden tomar en casa

Hay niños que no presentan síntomas y se detecta en muchas ocasiones al observar el pelo. No obstante, lo más frecuente es que los pequeños se quejen de picores en la cabeza debido a que la saliva de los piojos provoca irritación en el cuero cabelludo.

Aunque la aparición es muy frecuente, las medidas que se pueden tomar para prevenir su aparición no son muy eficaces. La Asociación Española de Pediatras de Atención Primaria (Aepap) recomienda que los niños no compartan peines, gorras, gomas de pelo o prendas similares. Además, llevar el pelo recogido en una coleta favorece que no haya contagio, aunque los expertos aconsejan cortarlo o llevarlo muy corto, ya que no sólo dificulta el contagio, también facilita el tratamiento posterior.

Respecto a las sustancias repelentes, los pediatras advierten que nunca hay que aplicar un insecticida como repelente o preventivo, porque puede ser tóxico.

“Otras medidas como lavar a 60º las toallas, gorros, sábanas, cubre almohadas, etc., así como aspirar telas en contacto con la cabeza que no sean lavables y guardar objetos no lavables en una bolsa de plástico durante dos semanas (tiempo de vida de una liendre), se pueden llevar a cabo, pero no de forma obsesiva porque seguramente son innecesarias”, concluyen desde la Aepap.

sueño en los niños

«Acostar a un niño cuando no tiene sueño es posible. Conseguir que se duerma es otra cosa»

sueño en los niños

Volver a las rutinas puede convertirse en una tarea dura, según explica en esta entrevista el pediatra Jesús Garrido, autor del libro «Crianza respetuosa»

Volver a la rutina después de un periodo de más de dos meses de desconexión escolar puede convertirse en una tarea dura. Ajustarse a los horarios, sobre todo lograr que los niños se acuesten pronto y madruguen, es a veces una tarea que puede terminar en conflicto porque los menores se resisten a dejar de jugar para acostarse. Pero no todo está perdido, según explica en esta entrevista el pediatra Jesús Garrido, autor del libro «Crianza respetuosa».

–¿Cómo lograr que se vayan a la cama antes? Consejos para padres desesperados.

–Tras las vacaciones cambiamos el ritmo de repente. La clave no es tanto la hora de acostarse como la de levantarse. Han estado levantándose seguramente más tarde de lo que hacen durante el curso. Al estar sujetos a un horario escolar tienen que levantarse sí o sí a una hora determinada. Como en verano hay margen para que se levanten más tarde, y las horas que cada niño necesita dormir son las que son, esto suele llevar a que también se acuesten más tarde. Es normal también que esto ocurra en verano cuando los días son más largos, porque lo que regula nuestro ciclo de sueño-actividad es la luz. Cuando la iluminación se reduce es cuando nuestro cuerpo libera un pico de melatonina que nos induce a dormir.

Llega el curso y los niños tendrán que levantarse antes. Lo que de entrada significa perder horas de sueño si no se acuestan antes. Acostar a un niño cuando no tiene sueño es posible. Conseguir que se duerma es otra cosa. No recomiendo prolongar las rutinas de sueño en el dormitorio porque pueden dar un resultado contrario. Dificultar que se duerman cada noche. Es mejor no llevar al niño a dormir hasta que claramente tenga sueño.

Es importante que conforme se acerque la hora en la que tenemos como objetivo que se duerman evitemos ciertos estímulos que pueden activarles e impedir que lo hagan como son los juegos que les ponen nerviosos, la televisión, el móvil y tablet. Los dispositivos electrónicos, aparte de activarles y hacerles desear seguir despiertos, tienen una luz similar a la solar que hace que se trastoque la secreción de melatonina, retrasando la necesidad de dormir.

–¿Es necesario empezar a acostarles antes con antelación al día de comienzo del colegio a acostarles antes?

–Con antelación al comienzo del colegio podemos hacer cosas para que resulte más fácil su adaptación. Pero no empezaría por acostarles antes, sino por despertarles más temprano. La razón es que lograr que se duerman cuando no tienen sueño es difícil y para lograrlo tendemos a empeorar el ritual de sueño, complicándolo.

Es mucho más fácil despertar antes al niño y ofrecerle juego por la mañana, que intentar que se duerma cuando no está suficientemente cansado. Si bajamos progresivamente la hora de despertarse por la mañana desde su hora vacacional a la hora a la que tendrá que hacerlo al ir al colegio, se sentirá más cansado por la noche a una hora más temprana. Si a eso unimos evitar estímulos como los dichos antes cada vez desde una hora anterior se dormirán antes de forma espontánea.

–¿Es normal que estén más cansados al principio de la vuelta al cole?

–Sí. En el colegio tienen un nivel de actividad superior al de las vacaciones, igual que los padres lo tenemos cuando trabajamos. Pasar del ocio al trabajo siempre supone un esfuerzo y aunque en el sueño logremos una adaptación planificada, los primeros días estarán más cansados.

–¿Cuánto suelen tardar en coger la rutina de sueño?

–Depende de cada uno. Y en esto influyen muchas cosas a parte del nivel de actividad o las horas de descanso. Un niño bien adaptado al colegio y con buena relación con sus compañeros tendrá mucha más facilidad para coger el ritmo. Uno que sufra por ir al colegio puede empeorar seriamente su descanso por el estrés que le supone y no llegar a adaptarse, sino que empeore conforme avanza el curso.

–¿Qué importancia tiene dormir bien en el rendimiento académico?

–Es clarísima la relación entre descanso y rendimiento intelectual. Dormir poco (o en exceso) empeora el rendimiento intelectual, sin lugar a dudas. Pero, además, tiene repercusiones en la salud general. Una falta de sueño puede afectar a casi todos los campos de la salud: metabolismo, sistema defensivo… Por tanto, mantener una buena calidad de sueño es uno de los pilares esenciales de la salud a todas las edades. Pero, además, influye de forma esencial en el crecimiento, ya que la secreción de la hormona de crecimiento depende directamente de la cantidad y calidad del sueño de un niño

–¿Cuántas horas es aconsejable que duerman según edades?

–Siempre huyo de estas cifras. Conocerlas es casi peor que ignorarlas. Porque pueden generar problemas. Estas cifras son sólo medias estadísticas. No es bueno ni malo ajustarse a ellas. Ningún ser humano duerme exactamente las mismas horas cada día. Hay personas que necesitan dormir más y otras menos. Aunque esto varía habitualmente con la edad no es algo que dependa sólo de este factor.

Cuando nos preocupa el tiempo que alguien duerme debemos mirar más los resultados que las cifras. En un niño concreto, si le damos la oportunidad de dormir libremente, si ninguna molestia o dolor se lo impide, si no le ofrecemos estímulos que le incentive a no descansar, consideramos que duerme lo que necesita si está bien.

Si está cansado durante el día, irritable, con dificultad para concentrarse… Son signos de que tiene una carencia de sueño. Y si esto ocurre un día tras otro debemos repasar lo anterior: ¿le estamos impidiendo dormir cuando tiene sueño?, ¿tiene alguna molestia o dolor que le impide descansar adecuadamente?, ¿estamos ofreciéndole estímulos que le lleven a mantenerse despierto cuando él dormiría si estuviese más tranquilo?

Si la respuesta en todos los casos es «no» y el niño está bien, es que duerme lo que necesita, aunque no coincida con las estadísticas. Intentar aumentar esas horas de sueño acostándolo a la fuerza suele empeorar la situación, ya que desarrollamos estrategias que hacen para el niño algo desagradable del momento de dormir o complican el ritual de sueño.

Fuente: http://www.abc.es/familia/vida-sana/abci-acostar-cama-antes-201609060038_noticia.html

vuelta al cole saludable

La vuelta al cole, un buen momento para recuperar hábitos de salud

vuelta al cole saludable

Alimentación  saludable y equilibrada en todas las comidas, ejercicio a diario y descanso adecuado son claves para la salud.

Las vacaciones de los más pequeños se acaban y es hora de que comiencen un  nuevo curso escolar. Por eso,  esta época representa el momento idóneo para animarles a que lleven o recuperen unos buenos hábitos de salud.  Llevar una dieta diaria saludable, acostumbrarse a una actividad física frecuente y unas horas de sueño adecuadas son hábitos que, si  interiorizan  desde pequeños, les ayudarán a tener una buena salud de adultos.

Quizá una de las rutinas más complicadas de cambiar es  la del desayuno. Es frecuente que cuando los padres piensan en ella  surjan  preguntas como, ¿qué ocurre  si mi hijo se va sin desayunar al cole? o ¿cómo debe ser el desayuno?

En este sentido, es recomendable desayunar  en casa o en el colegio y tomar algo a media mañana  para así evitar  los temidos “atracones”, uno de los grandes  problemas a la hora de mantener una dieta saludable. Es importante ser conscientes de que  todas las comidas son igual de importantes, que todas deben ser saludables  y que hay  que evitar los atracones.

Si desayunamos de forma saludable, contribuimos al equilibrio nutricional del día.  No hay desayunos ideales y el criterio debe ser el mismo que para el resto de comidas.  Es decir,  variado, equilibrado y sobre todo saludable. Por ejemplo,  el desayuno es, junto a la merienda, el momento perfecto para tomar un vaso de leche u otros lácteos como los yogures o el  queso. Podemos, además, acompañarlo de una pieza de fruta, un puñado de frutos secos o pan integral, huyendo siempre del exceso de azúcar.

La práctica deportiva es otro de los hábitos que debería formar parte del día a día de nuestros hijos. Ayuda  a evitar el sobrepeso y la obesidad  y facilita que el niño tenga un desarrollo equilibrado.  Además, la actividad física mejora las relaciones sociales, reduce la ansiedad al tiempo que  mejora la autoestima,  ayuda a que se valore más el compañerismo y anima a asumir retos y responsabilidades.

Para que el niño  esté predispuesto a practicar deporte es  importante buscar actividades que le gusten y procurar que se las tome  como si fuera un juego. Para ayudarle a decidir, es recomendable que la familia lleve a cabo actividades en las que se incluya algún tipo de actividad física, como patinar, montar en bicicleta o practicar senderismo, entre otras.

El  descanso adecuado es otro hábito saludable que no se puede dejar atrás. La estabilidad emocional del niño o su grado de irritabilidad pueden depender mucho del número de horas de sueño que tengan cada noche. Debemos intentar que los niños se acuesten siempre a la misma hora, así como evitar la presencia en su habituación de aparatos que puedan alterar su horario de sueño: ordenador, consolas, teléfono, televisión…  Si no es posible, se pueden pactar horarios de uso que no interrumpan  o acorten las horas de sueño y vigilar su cumplimiento. Asimismo, también se debe  procurar que no se vayan a la cama con el estómago vacío ni inmediatamente después de la cena y, por supuesto, evitar bebidas y alimentos excitantes que puedan dificultar su descanso.

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vuelta a la rutina

Vuelta a la rutina con actitud positiva

vuelta a la rutina

Llega septiembre y con él, la vuelta a la rutina. El ser humano organiza su vida en torno a unos hábitos, en mayor o menor medida establecidos. Las vacaciones rompen esta repetición de hábitos, dotándonos de la libertad para tomar decisiones fuera de nuestro habitual marco de actuación.  De ahí que nos encontremos con un reto en septiembre: pasar de la libertad vacacional a la rutina.

Para hacer menos dura la vuelta de las vacaciones, 2 o 3 días antes del comienzo del curso, conviene incorporar unos hábitos que, con actitud positiva, permitan progresivamente adaptarnos nuevamente a la rutina. Para los más pequeños de la casa, esta situación puede ser más difícil y requiere de un mayor apoyo y empatía por parte de su entorno. Es necesario que los adultos, modelos a seguir de los más pequeños, transmitan tranquilidad y normalidad ante esta realidad tan común a todos.

Comunicación entre padres e hijos

Con el fin de evitar la frustración, es aconsejable expresar los sentimientos y compartir con la familia la negativa ante el inminente fin de las vacaciones.

  • Los padres deben escuchar a sus hijos para así poder entenderles y empatizar, construyendo una relación de confianza.
  • Comunicación bidireccional. Los niños pueden sentirse incómodos ante la llegada del curso, pero el resto de la familia también ante el trabajo. Tanto para unos como para otros, hablar va a permitir relativizar el “problema” y ver el lado positivo.

Mantener un equilibrio emocional

Con una actitud positiva, la vuelta se hará más suave.

  • Hacer partícipes a los niños de la preparación del nuevo curso. Comprar los libros, forrar cuadernos, actualizar y etiquetar el material escolar… estas actividades pueden ser divertidas cuando padres e hijos las hacen conjuntamente. Hacer partícipes a los pequeños de la preparación del curso escolar les permitirá adquirir el entusiasmo por comenzar el curso, reencontrarse con sus compañeros y seguir aprendiendo.
  • Nuevos retos. Es preferible aprovechar este momento para establecer metas, rutinas saludables, propósitos personales y profesionales en vez de lamentar el final de las vacaciones. Esta “ambición” positiva dota de la fuerza interior necesaria para iniciar una etapa llena de oportunidades que están por llegar.

No olvidar una alimentación saludable

  • Un desayuno equilibrado proporciona un reparto armónico de las calorías y nutrientes a lo largo del día. Para afrontar positiva y energéticamente los días, niños y adultos deben tomarse su tiempo para realizar un desayuno completo y saludable.
  • Después de los excesos en verano conviene acostumbrar de nuevo al cuerpo a una alimentación saludable, sin saltarse las comidas y combinándola con ejercicio físico.

Volver a los horarios

  • Al igual que los adultos, los niños necesitan un periodo prudencial de adaptación, sin aceleraciones, para poder tranquilamente asimilar de nuevo la rutina, tanto a la hora de irse a dormir como de levantarse. Para ello, 2 o 3 días antes de comenzar las clases, es conveniente empezar a adaptar los horarios.

Estilo de vida activo

  • Es necesario preparar el cuerpo para el ejercicio físico, una práctica que debería extenderse a lo largo del año para mantener un estilo de vida activo.
  • Las actividades extraescolares, una o dos veces por semana, permitirán a los niños familiarizarse y disfrutar de la rutina, si además las centramos en deporte, les ayudarán a mantenerse activos.

La vuelta de las vacaciones será más sencilla si se establecen unas pautas de estilo de vida saludable, consiguiendo un equilibrio corporal y mental para comenzar con optimismo una etapa colmada de nuevas oportunidades.

 

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deberes en verano

¿Cómo ayudar a los niños con sus deberes en verano?

deberes en verano

El papel de los padres es clave para que los niños adquieran hábitos de estudio y se organicen con sus deberes

Actualmente, los padres se implican más que nunca en los deberes escolares. Pero no siempre lo hacen de forma adecuada. Un mal apoyo puede generar dependencia y transmitirle la idea de que no es capaz de hacerlos por sí mismo.

Desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) manifiestan que es fundamental estar cerca y disponible para apoyar y guiar al niño cuando le haga falta. Los padres deben asegurarse de que el niño sepa que cuenta con ellos si surge algún problema, pero también es importante que aprendan a trabajar de forma independiente.

Estos son algunos trucos para que la tarea resulte más fácil, según la AEPap:

— Establecer una rutina de trabajo y un horario regular. Tienen que aprender a distribuir el tiempo y a dividir los deberes en pequeñas tareas más asequibles.

— Organizar estratégicamente las sesiones de deberes. Algunos niños pueden preferir hacer primero los trabajos más difíciles. En cambio, otros prefieren empezar por las tareas más fáciles. El descanso es fundamental.

— Esmerarse en que adquieran habilidades organizativas y técnicas de estudio. Al principio, un niño no es organizado de manera natural, no sabe cómo estudiar, cómo estructurar los contenidos y gestionar su tiempo.

— Enseñarle a aplicar los conocimientos del colegio al mundo real. Resulta útil aprovechar cualquier momento para reforzar lo aprendido. Le resultará más atractivo.

— Animarle a pedir ayuda cuando le haga falta. Siempre es efectivo elogiar y valorar su esfuerzo, más allá de los resultados obtenidos.

Si el niño se queja constantemente de los deberes o le cuesta mucho hacerlos, esto puede indicar que existe algún problema. En algunos casos, los niños sólo necesitan aprender y practicar unos buenos hábitos. Si el crío lo pasa realmente mal al intentar entender o realizar las tareas encomendadas, puede haber problemas de aprendizaje, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o dificultades visuales o auditivas que interfieran en su progreso.

Fuente: http://www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-como-ayudar-ninos-deberes-verano-201607111622_noticia.html

vacaciones de niños en verano

Vacaciones escolares: ¿qué hacer con los hijos?

vacaciones de niños en verano

La llegada del verano y el comienzo de las vacaciones de verano propician un cambio en las rutinas diarias que afectan a los más pequeños de forma directa y, por ende, a sus padres. Por ello, y con el objetivo de conseguir que la adaptación a este periodo sea lo más llevadera posible, y que no pase factura al próximo invierno, expertos han destacado la importancia de continuar con las rutinas, estructurar el tiempo libre con periodos de descanso y actividad, así como compartir tiempo como compartir el tiempo con la familia. 

Sin embargo, muchas veces resulta complicado conseguir un equilibrio entre la relajación en las reglas durante el verano con el mantenimiento de algunos hábitos mínimos que son fundamentales para la estabilidad de los hijos. “Por norma general, los niños tienen más vacaciones que los padres, por lo que los campamentos y los abuelos se convierten con frecuencia en sustitutos del aula. Además, cada cambio para el niño supone  iniciar un proceso adaptativo, lo que hace que con frecuencia se encuentren más nerviosos y alterados”, ha explicado la psicóloga infantil del Hospital Quirón salud San José, Paloma Méndez de Miguel.
Ante esto, el jefe de sección asistencial de Pediatría y Oncohematología del Complejo Hospitalario de Navarra y miembro de ‘Top Doctors’, Javier Molina Garicano, ha subrayado la necesidad de que los horarios de verano se parezcan lo “más posible” al del invierno, porque un cambio de las actividades aprendidas puede derivar en “desasosiego y desconcierto”.
Asimismo, es importante también que la rutina del sueño sea parecida si bien, la doctora Méndez de Miguel ha reconocido que es “acertado” retrasar la hora de acostarse y de levantarse con el fin de adaptar el horario del menor al del adulto. También es necesario que tengan un cierto orden con las comidas y no se salten ninguna por estar de vacaciones.
PERIODO PARA TRANSMITIR OTRAS ENSEÑANZAS
Estructurar el tiempo libre con periodos de descanso y actividad, y ofrecer alternativas para que puedan disfrutar de su tiempo libre son otras de las principales medidas aportadas por los expertos para atender y educar a los niños en verano.
“El concepto de ocio, entendido como tiempo dedicado a hacer lo que nos gusta y que habitualmente no podemos hacer durante el resto del año, no comporta que debamos dejar de lado el aprendizaje. El verano  puede ser el momento de transmitir otro tipo de enseñanzas y valores también importantes como la colaboración en las tareas domésticas o ir al cine u a otro tipo de espectáculo“, ha apostillado la doctora del Hospital Universitario Quirón Dexeus y miembro de ‘Top Doctos’, Nuria Curiel Águila.

Estas declaraciones han sido corroboradas por el también miembro de ‘Top Doctors’ y director del Instituto Valenciano de Pediatría, Ignacio Manrique Martínez, quien ha subrayado la importancia de que los padres dediquen tiempo a sus hijos ya que los menores suelen tener una “falta de afecto” porque lo poco que les ven durante el resto del año.
“Puede ocurrir que los niños entiendan la situación al revés y comprendan que sólo cuentan en su vida con sus conocidos o amigos del colegio por ser a los que ven más frecuentemente y que sus padres están ahí solo puntualmente”, ha recalcado el Manrique Martínez, quien ha recomendado fomentar el tiempo que los menores dedican a sus abuelos y a visitar sus pueblos.
Ahora bien, el experto en Neurología Infantil y miembro de ‘Top Doctors’, Andrés Cánovas, ha aseverado que los campamentos de verano son una “muy buena solución” para compatibilizar la vida familiar y laboral y, al mismo tiempo, ayudan a los menores a desarrollar competencias sociales y comunicativas.
En definitiva, según han señalado los especialistas, el “mejor modo” de conseguir unas vacaciones satisfactorias para la familia es equilibrar la disminución de responsabilidades con la libertad que otorga tener un largo periodo de ocio.

Fuente: http://www.infosalus.com/asistencia/noticia-vacaciones-escolares-hacer-hijos-20160625083248.html

Selectividad

Consejos para sobrevivir a los exámenes

books-927394_960_720Unos 200.000 alumnos de toda España afrontan este mes de junio a la Selectividad, la prueba de acceso a la universidad (PAU), así como a los exámenes de junio y julio de las facultades. Durante estas semanas es normal que los estudiantes tengan miedo y pensamientos del tipo: ‘no voy a aprobar’, ‘no terminaré nunca la carrera’ o ‘mis amigos son mejores que yo’.

En estas fechas los médicos de familia han observado que muchos de los estudiantes que tienen que presentarse a la selectividad acuden a sus consultas con náuseas, dolor de estómago o de cabeza y cansancio, sin embargo, se trata de síntomas de ansiedad ante los exámenes en su manifestación fisiológica.

La ansiedad ante los exámenes se manifiesta de forma dispar e individual como no comer o hacerlo demasiado, tics como tirarse del pelo o morderse las uñas, llanto, incluso no presentarse al examen, entre una infinidad de posibilidades.

Estas situaciones pueden controlarse gracias a la planificación, el repaso y a gestionar la ansiedad, según afirma Modesta Pausada, profesora de Psicología e Investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), quien nos detalla las claves para que estos superen la selectividad.

  1. Planificar:  se tiene la percepción de que es una pérdida de tiempo y de que es más efectivo ponerse a estudiar de forma inmediata. “Eso es un error porque una planificación bien pensada nos ayudará mucho a optimizar todos nuestros recursos: el tiempo que tenemos para preparar las pruebas, los esfuerzos que debemos dedicar y la motivación para poder hacerlo”, explica la profesora de la UOC.
  2.  Comprender: la comprensión ayuda al aprendizaje y al recuerdo. Según Pousada, es “fundamental” que el estudio se realice dando sentido a aquello que queremos aprender. “Una fórmula que funciona es relacionar lo que estudiamos con lo que ya sabemos o vincularlo con fenómenos cotidianos”, concreta.
  3.  Repasar: la retención de aquello que se estudia exige un repaso. Según la experta, un factor clave que se sabe de la memoria es que el olvido se produce de forma muy rápida. Es por eso, añade, que hay que planificar varios repasos.
  • El primero debe ser inmediato al aprendizaje: “justo cuando se termina la sesión de estudio y antes del momento de descanso”, explica.
  •  El segundo, al final de la jornada: “por ejemplo, antes de acostarse se puede hacer una rápida revisión de lo que se ha trabajado y dedicar unos minutos en los conceptos que más cuestan”.
  • El tercero se tendría que hacer 24 horas más tarde, aunque sólo sea una revisión visual de lo que se ha estudiado el día anterior, y el último repaso, unas horas antes del examen.

4. Marcar cada asignatura con un color: el que durante la selectividad se hagan varios exámenes en un mismo día puede ayudar a confundir contenidos entre diferentes materias. “Una manera de evitarlo es hacer nuestras anotaciones o utilizar marcadores de diferentes colores para cada asignatura”, explica.
Es un método muy sencillo pero que visualmente ayuda al estudiante sin darse cuenta a asociar los contenidos al contexto correcto y diferenciarlos de otra asignatura.
5. Aprender a gestionar la ansiedad: muchos estudiantes viven los exámenes de selectividad con la presión de sentir que se juegan mucho y que su futuro dependerá del resultado que obtengan. “Estos pensamientos generan a menudo ansiedad y eso no juega a favor del alumno, ni en el momento de prepararlos ni tampoco en el de realizar la prueba. Aprender, pues, a gestionar la ansiedad en situaciones de estrés es un recurso a tener en cuenta”, concluye.
  ¿CÓMO HACER UNA PLANIFICACIÓN?
Pousada afirma que lo primero es identificar las materias, los contenidos o las competencias que el estudiante tiene aprendidos y los que no. “Los primeros solo se deberán revisar y repasar, los segundos se deberán trabajar con más intensidad”, puntualiza.
El segundo aspecto que hay que tener en cuenta en el proceso de planificación es identificar el tiempo que el alumno tendrá para preparar las pruebas. Hay que hacer un calendario de trabajo que sea “realista, individual y con descansos”.
La experta recalca que hay que se realista, “porque una tarea terminada es una experiencia positiva que genera confianza y seguridad”. Asimismo, debe de planificarse de un modo individual, “porque cada uno sabe en qué momento del día trabaja mejor (las tareas más complicadas se deberían hacer en los momentos con más energía)”. Finalmente siempre hay que tener en cuenta los descansos, porque “los resultados son mucho mejores si las sesiones de estudio son más cortas y espaciadas en el tiempo”.

Fuente: http://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-cinco-consejos-superar-selectividad-20160603055940.html

diabetes niños

La situación escolar de los niños con diabetes

diabetes niños

La mitad de los padres de niños con diabetes en edad escolar ha tenido que modificar de alguna manera su actividad laboral para poder atender a su hijo de forma apropiada. Aun así, padres y madres están de acuerdo en que el hecho de tener diabetes no dificulta en absoluto la integración del niño en su entorno escolar y de amigos.

Éstas son algunas de las conclusiones que se destacan en el estudio que ha puesto en marcha la Fundación para la Diabetes con el fin de conocer las necesidades de los niños con diabetes en edad escolar de toda España. El objetivo de esta investigación es conocer de manera exhaustiva las dificultadas a las que se enfrentan las familias con hijos con diabetes, para así trazar planes que faciliten una plena integración en todos los ámbitos de la vida de estos niños, como es el mayor conocimiento de la enfermedad por parte de los profesores y la presencia de profesionales sanitarios en los centros escolares.

La diabetes supone un cambio en el estilo de vida y la puesta en marcha de cuidados especiales que exigen que el entorno más cercano del niño –padres, otros familiares y profesores- conozca esta enfermedad para evitar que puedan aparecer situaciones de aislamiento social o discriminación que provoquen en él o ella reacciones de rebeldía o rechazo a la enfermedad ya que ello podría influir de forma negativa en su adhesión al tratamiento.

Más información y formación a profesores

Según los datos de este estudio en el que han participado 880 madres y padres de niños con diabetes de entre 3 y 16 años, sólo la mitad de los profesores saben lo que es la diabetes tipo I. Además, el 5% de los padres afirma que ha tenido que cambiar a su hijo de colegio, y el 4% indica que no lo han admitido debido a que el niño tenía diabetes.

En el grupo de edad de niños menores de 6 años es donde los padres han encontrado más problemas en el centro escolar debido a la diabetes, llegando la cifra hasta el 27%. Por otro lado, aproximadamente el 16% afirma haber variado la pauta de controles de glucemia o de insulina por falta de colaboración en el centro escolar.

“Es necesario subrayar que, aunque los profesores, así como sus compañeros conocen que estos niños tienen diabetes, todavía es necesario incrementar la información y formación a los docentes para facilitar al niño un estilo de vida saludable y un entorno seguro y especialmente para saber cómo manejarla en los centros escolares en caso de emergencia”, según comenta Marina Beléndez, la doctora en Psicología Marina Beléndez, Profesora de la Universidad de Alicante, además de coautora de este trabajo.

Otra de las demandas que reclaman el 70% de los padres es que los centros escolares cuenten con un profesional sanitario para poder atender y controlar los niveles de glucemia de estos niños.

Por otro lado, de aquellos escolares que necesitan inyectarse insulina en el colegio, aproximadamente la mitad de ellos, no han tenido que cambiar sus pautas, tanto de inyección como de autocontrol en horario escolar. No obstante, en los niños más pequeños sí que ha sido necesario variar estas pautas de análisis de glucemia.

Mejora de la situación

Este estudio es una continuación de otro realizado entre los años 2004 y 2006 centrado en conocer las demandas de los padres de niños con esta enfermedad en edad escolar (entre 3 y 16 años). En esta ocasión también se amplía el ámbito geográfico, puesto que los estudios de la primera etapa se realizaron en Madrid (2004) y Castilla-La Mancha (2006), y este nuevo trabajo engloba a toda la geografía española.

La comparativa de los resultados de ambos estudios indica que durante esta última década la situación ha mejorado de forma paulatina en algunos aspectos como es la práctica deportiva en los colegios. “De todas formas, los padres consideran necesario capacitar al profesorado y al resto del personal de los centros educativos para resolver situaciones cotidianas, así como la existencia de personal de enfermería en cada colegio”, apunta el otro autor de este estudio, Iñaki Lorente, Psicólogo experto en diabetes y patrono de la Fundación para la Diabetes.

Total integración

Las conclusiones de este estudio indican también que estos niños están totalmente integrados en los centros escolares. De hecho, en el 84% de los casos han sido los propios niños quienes han dado a conocer a sus compañeros de clase que padecen diabetes.

La práctica totalidad de los niños con diabetes hace deporte con sus compañeros de una forma totalmente normalizada, pero sólo algo más del 30% de los padres piensa que el profesor de educación física sabría reconocer una hipoglucemia.