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Actividad Física

Beneficios de la Actividad Física para la Salud

 

Actividad Física

Actividad Física

 

“Mens sana in corpore sano”, este concepto proveniente de la Grecia Clásica, cobra una importancia vital en nuestra sociedad actual. Una sociedad que está viviendo cambios en su estilo de vida a un ritmo frenético, y en el que la toma de conciencia de la importancia del ejercicio y la actividad física debe primar en la sociedad como una parte vital de la salud.

El actual ritmo de vida de la sociedad en la que vivimos, lleva en la mayoría de las ocasiones a realizar todo con celeridad, sin detenimiento, a dejar de lado la alimentación tradicional, nos lleva  a pasar demasiado tiempo sentados en la oficina, las horas de juego de los niños en la calle se han visto reducidas por largas horas sentados frente a los videojuegos, televisión o smartphones, entre otras muchas cosas. El estilo de vida ha cambiado y el ejercicio y la actividad física, han pasado a un segundo plano. La población se mueve menos, y las patologías asociadas a un estilo de vida inactivo y una mala nutrición, han crecido.

España es uno de los países que cuenta con un mayor índice de casos de obesidad, lo cual resulta realmente alarmante, teniendo en cuenta que vivimos en un país cuyas condiciones para el ejercicio y la vida al aire libre, así como la tradicional dieta mediterránea hacen óptimo un desarrollo saludable de la sociedad.

¿Cómo podemos combatir la inactividad en aras de mejorar nuestro estado de salud físico y mental?

Lo primero que ha de tenerse en cuenta es que, todo aquello que produzca un bienestar en nuestro organismo, a nivel psíquico y físico, repercutirá directamente en el modo en el que nos enfrentamos a nuestras tareas y obligaciones diarias, esto es, en nuestro rendimiento. Ya sea físico como intelectual.

Hay ciertos factores que sabotean el llevar una vida sana, como son el sedentarismo, la nutrición inadecuada, la falta de descanso, entre otros. Por ello, el introducir unos hábitos de vida que favorezcan una nutrición equilibrada, un buen descanso, así como la actividad y el ejercicio físico, provocarán una mejora en nuestra calidad de vida, en nuestra salud.

El ejercicio físico, se entiende como aquella actividad que implica un esfuerzo de nuestro sistema musculo- esquelético, ejercicios estructurados con el fin de mejorar alguna o todas las capacidades físicas (fuerza, resistencia, flexibilidad, velocidad); por el contrario, actividad física es aquella actividad que implica cualquier movimiento y con ello un gasto energético; actividades tales como: caminar hacia el trabajo, subir escaleras, limpiar la casa, sacar al perro a pasear.

Es cierto que en los últimos años se ha producido un aumento de la media de ejercicio físico semanal en una gran parte de la población, si bien si contabilizamos el tiempo de ACTIVIDAD REAL, a la que nos sometemos, ésta no alcanza ni un 2 % semanal, por lo que el efecto realmente, en términos absolutos no es tan bueno como se espera.

Imagina un individuo que trabaja en la oficina una media de 10 horas al día, otras 7 las pasa durmiendo, 1 hora sentado comiendo, y el resto en el coche para desplazarse al trabajo, otra hora en el sofá leyendo. Dicho individuo realiza ejercicio físico 3 horas a la semana, sin embargo, su índice de actividad o si pudiésemos medir cuánto tiempo está activo, éste no llegaría al 3 % ¿Cómo es posible?

Hay que mejorar nuestra actividad fuera y dentro de casa, esto es, introducir más actividad física que provoque que el cuerpo se mueva frente a la inactividad. Es decir, mejorar nuestros hábitos diarios a través de la actividad física.

Esto resulta mucho más sencillo de lo que parece: subir las escaleras de casa, si se usa transporte público para ir al trabajo, bajarse una estación antes para poder caminar más, dar un corto paseo de 5 minutos nada más comer, usar menos el coche para recados que podemos realizar caminando, levantarse cada hora u hora y media para movernos por la oficina etc… Todo es cuestión de dejar que el cuerpo se desarrolle y se mueva y recupere su funcionalidad.

El ejercicio y actividad física provocan innumerables beneficios en nuestro sistema fisiológico, en la regulación de la secreción hormonal y es la medicina frente a muchas patologías asociadas con un estilo de vida sedentario (obesidad, diabetes, osteopenia o pérdida de masa muscular).

El ejercicio físico, en concreto los programas de entrenamiento de fuerza, ayudan a mejorar el tono muscular de nuestro sistema musculo esquelético, lo que provoca un aumento del riego sanguíneo en ciertas zonas y el consecuente aumento de la masa ósea. Por otro lado, un programa de ejercicios funcionales y movilidad, ayudarán a tu cuerpo a moverse y controlarse mejor, de manera que puedes evitar dolores, molestias y sobrecargas debido al uso o mal uso de ciertas estructuras, así como evitar la atrofia muscular por pasar mucho tiempo inactivos.

El ejercicio aeróbico, provocará en el largo plazo una mejora del cardio-respiratorio, bajada de la presión arterial y una mejora del funcionamiento del corazón.

Pero este tipo de cambios, que deben introducirse de forma progresiva, no sólo provocarán que el organismo funcione correctamente, además provocan innumerables beneficios psicológicos.

Al realizar ejercicio físico, se segregan endorfinas, neurotransmisores, conocidas como la fórmula de la felicidad, y esa sensación de bien estar, conlleva a que el estado anímico sea positivo, tengamos más energía y podamos enfrentarnos a las responsabilidades y problemas diarios con una actitud más abierta. Por otro lado, se produce una mejora del rendimiento cognitivo.

Ahora que comienza el buen tiempo, es buen momento para salir a la calle a moverse y sentir los beneficios del ejercicio y actividad física.

 

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Impotancia del sueño y del descanso para la salud

Importancia de un descanso adecuado para la salud

Dormir las horas necesarias está relacionado entre otras cosas con la prevención del sobrepeso y la protección cardiovascular. Acostarnos y levantarnos siempre a la misma hora favorece un descanso adecuado.

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Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo, y ese tiempo que le dedicamos es fundamental para nuestro organismo. El sueño nos repone física y mentalmente después del día, restituye nuestra energía y previene de distintas patologías.

 

Dormir: ¿cuánto, cómo, dónde?

Las horas que debemos dedicar a este descanso varían en función de la edad. Según las recomendaciones de la Fundación Nacional del Sueño de EEUU, los adultos deberían dedicar a dormir entre siete y nueve horas diarias.

Además de elegir un colchón, una almohada y un pijama que resulte cómodo para el descanso, para poder descansar se recomienda seguir un horario de sueño y, siempre que sea posible, mantenerlo también los fines de semana. Rutinas como realizar ejercicio físico diario, no abusar de bebidas estimulantes, cenar pronto y tener un dormitorio con condiciones adecuadas de luz, ruido y temperatura serán beneficiosas para conciliar el sueño.

Sin embargo, hay otras rutinas que no favorecen el descanso, como es el usar el ordenador, el móvil o la Tablet antes de dormir, algo que para cada vez más personas es un hábito. La luz que emiten estos dispositivos altera el ciclo del sueño al interactuar con la producción de la melatonina, una hormona que ayuda al descanso. Para evitarlo, los expertos recomiendan apagar estos aparatos dos horas antes de dormir.

 

La falta de sueño provoca algo más que cansancio

Si se reducen las horas de sueño, además de encontrarnos cansados y que nos aparezcan ojeras, se favorece la predisposición hacia ciertas patologías.

Y no sólo importan las horas que se duerma, sino también cuándo lo hagamos. Las personas que realizan trabajos nocturnos son más propensas a sentirse fatigadas, ya que el sueño durante el día no tiene las mismas capacidades reparadoras que por la noche. Son también más tendentes a padecer trastornos digestivos al alterar su ritmo biológico (ritmo circadiano).

 

Beneficios del sueño para la salud

Dormir es fundamental para la mente. La privación de sueño dificulta el aprendizaje y la realización de tareas. Y es que, entre los beneficios de un correcto descanso, destaca un mejor funcionamiento de la memoria. Entre otras cosas, dormir hace que asimilemos bien la información recogida a lo largo del día.

Nuestro cuerpo también notará las bondades de un buen descanso. Durante las horas de sueño, en nuestro organismo se suceden procesos en los que se favorece el adecuado funcionamiento de diversos sistemas como, por ejemplo, el sistema inmune.

Un adecuado descanso, además, favorece el control del peso y  protege al corazón, ya que en situaciones de insomnio aumentan en sangre hormonas relacionadas con el estrés (adrenalina y cortisol) que aumentan la tensión arterial y la frecuencia cardíaca.

Cuando dormimos, nuestro cuerpo se relaja y produce hormonas que contrarrestan los efectos de esas otras y colaboran, entre otras cosas, a que nos encontremos más felices.

Al relajarse nuestro cuerpo y  disminuir la actividad del organismo, el sistema circulatorio trabaja menos porque la presión arterial ha disminuido y se necesita menos esfuerzo para bombear la sangre.

Sabiendo la importancia de un adecuado descanso debemos intentar siempre dedicar las horas necesarias al sueño siguiendo las recomendaciones de los expertos para maximizar los beneficios que aporta.