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Microbiota intestinal y diabetes

El estudio, publicado en la revista BMC Medicine, ha sido dirigido desde el Hospital Virgen de la Victoria de Málaga por el doctor Francisco J Tinahones quien ha descubierto también que algunas bacterias intestinales tienen relación con el grado de control glucémico de los pacientes.

“Aunque estudios anteriores ya habían relacionado la microbiota con la génesis de algunas enfermedades autoinmunes, de hecho la flora intestinal contribuye a nuestra inmunotolerancia, es la primera vez que se vincula con la diabetes tipo 1 y con el control glucémico, lo que abre la puerta a poner en marcha estrategias para controlar el desarrollo de la enfermedad mediante la modificación de la flora intestinal”, explica e Tinahones.

La investigación se llevó a cabo con 16 niños con diabetes tipo 1 y otros 16 sanos de idéntica edad y dieta similar, analizando en ambos grupos muestras de sangre y heces para comparar su flora intestinal, que resultó ser diferente. Además, la cantidad de bacterias esenciales para mantener la integridad intestinal fue significativamente menor en los niños con diabetes que en los sanos.

Esta investigación en humanos se llevó a cabo después de que otra realizada con roedores sugiriese que el desarrollo de la diabetes tipo 1 se podría prevenir mediante la modulación de la microbiota.

La microbiota intestinal constituye un complejo ecosistema de organismos que desempeña una importante función en el estado de salud del ser humano. Tiene una función digestiva contribuyendo a la síntesis de micronutrientes, a la absorción de electrolitos y minerales y a la digestión y absorción de determinadas sustancias indigeribles. Por otro lado, la microbiota también contribuye a la destrucción de toxinas y carcinógenos, evita la colonización por bacterias patógenas, contribuye al desarrollo del sistema inmune y modula el estado inflamatorio.

Sin una microbiota equilibrada se altera todo el metabolismo, elevando el riesgo de sufrir enfermedades, debilitando el cuerpo y haciendo que las recuperaciones sean más largas. “En los últimos años hemos podido comprobar que la flora intestinal influye en la aparición de enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes tipo 2, patologías inflamatorias y cardiovasculares y hasta en el riesgo de cáncer”, apunta el doctor Tinahones.

“Conocíamos, por tanto, la estrecha relación entre diabetes tipo 2, obesidad y cambios en la microbiota, pero este estudio relaciona por primera vez en humanos cambios en la microbiota con la diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune. Pero lo más importante para las investigaciones futuras es que la microbiota puede manipularse médicamente y, por tanto, se podrían abrir nuevas posibilidades terapéuticas en la prevención de la diabetes tipo 1”, concluye.

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La diabetes entra en el top ten de las principales causas de muerte

La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha utilizado para ello datos relativos a 2011, año en que estiman que murieron en todo el mundo 55 millones de personas. Las enfermedades no transmisibles son responsables de dos de cada tres fallecimientos (36 millones), más que hace diez años, cuando representaban el 60 por ciento de todas las muertes (31 millones).

La primera causa de muerte siguen siendo las enfermedades cardiovasculares, que mataron a casi 17 millones de personas y representaron tres de cada diez fallecimientos. De ellos, unos 7 millones lo hicieron por una cardiopatía isquémica y 6,22 millones debido a un accidente cerebrovascular.

A ambas dolencias le siguen en el ranking las infecciones de vías respiratorias inferiores (causantes de 3,2 millones de muertes), la EPOC (3 millones), enfermedades diarreicas (1,9 millones), el VIH/sida (1,6 millones), los cánceres de tráquea, bronquios o pulmón (1,5 millones), la diabetes mellitus (1,4 millones), los accidentes de tráfico (1,3 millones) y los nacimientos prematuros o el bajo peso al nacer (1,2 millones).

Precisamente la OMS destaca como de este “top ten” sale la tuberculosis, que no obstante sigue entre las quince principales causas de muerte provocando un millón de fallecimientos en 2011.

Países ricos y pobres, la causa de muerte cambia

De hecho, en su informe destacan como las causas de muerte pueden variar entre países de altos y bajos ingresos. Así, mientras que en los países ricos las enfermedades no transmisibles representan el 87 por ciento de todas las muertes, en los países de bajos ingresos apenas representan el 36 por ciento, y ganan protagonismo enfermedades como el VIH/sida, las enfermedades diarreicas, la malaria o la tuberculosis, que representan un tercio de todas las muertes en estos países.

También hay diferencias en la edad de los fallecidos. En los países de ingresos altos, 7 de cada 10 muertes se producen en personas de más de 70 años y sólo un 1 por ciento de las muertes son de niños menores de 15 años.

En los países de bajos ingresos, en cambio, casi 4 de cada 10 muertes se producen antes de los 15 años y sólo 2 de cada 10 después de los 70 años entre las personas de 70 años y más.

Muertes infantiles

Las complicaciones derivadas de un parto prematuro, la asfixia al nacer y las lesiones al nacer también se encuentran entre las principales causas de muerte, cobrando la vida de muchos recién nacidos y lactantes.

En este sentido, la OMS pone de relieve que de los 6,9 millones de niños que murieron antes de cumplir los cinco años en 2011 casi todos (99%) fueran de países de bajos y medianos ingresos. Además de las complicaciones al nacer, la neumonía o las enfermedades diarreicas, la malaria sigue siendo una importante causa de muerte a estas edades, especialmente en África subsahariana, donde causa aproximadamente el 14 por ciento de los menores de cinco años.

Además, alrededor del 43 por ciento de las muertes en niños menores de 5 años en 2011 se produjo durante sus primeros 28 días de vida.

El tabaco sigue estando detrás de muchas muertes

Por otro lado, la OMS también destaca como el consumo de tabaco sigue siendo la principal causa de muchas de las principales enfermedades mortales del mundo, como la enfermedad cardiovascular, la EPOC o el cáncer de pulmón.

En total, el consumo de tabaco es responsable de la muerte de alrededor de 1 de cada 10 adultos en todo el mundo, siendo la causa oculta de muchas enfermedades mortales.

De igual modo, también muestran su preocupación por el elevado porcentaje de muertes provocadas por un accidente o una lesión (9% del total). De todas ellas, los accidentes de tráfico siguen siendo la causa más frecuente, casi 3.500 vidas perdidas cada día, unos 700 más que en el año 2000.

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Declaración Continuum para impulsar la mejora del control glucémico continuo de los pacientes con diabetes tipo 2

Expertos en el tratamiento de la diabetes de toda España se han unido a la iniciativa de la Declaración Continuum para impulsar la mejora del control glucémico continuo de los pacientes con diabetes tipo 2, que además ha contado con reconocidos miembros del deporte, la cocina y la economía.

La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Alianza en diabetes de Bristol-Myers Squibb y AstraZeneca, incluye una serie de propuestas que, como explica el doctor Josep Franch, médico de Atención Primaria en el Àrea Bàsica de Salut Raval Sud de Barcelona y especialista en diabetes, que ha co-coordinado el proyecto, “superar los obstáculos y avanzar” hacia un control glucémico “óptimo y continuo”, añade el doctor Franch.

Otra de las intenciones manifiestas del proyecto es ayudar en la elección de pautas terapéuticas que mejoren la adherencia e implicar a todas las partes afectadas -profesionales sanitarios, pacientes, asociaciones, administraciones públicas y sociedad en general -.

“Uno de los aspectos novedosos de esta iniciativa es que hemos contado con la participación de expertos en áreas no relacionadas directamente con la medicina pero sí vinculadas con la diabetes y su entorno”, destaca el doctor Franch, quien señala que “han aportado una visión innovadora y nuevos enfoques a la hora de abordar los obstáculos para el buen control glucémico”.

Entre estos expertos se encuentra el cocinero vitoriano Diego Guerrero -galardonado con dos estrellas Michelin-, el economista y expresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Manuel Conte y el aventurero Sebastián Álvaro.

El creador del programa de televisión “Al filo de lo imposible” subraya especialmente la importancia de romper rutinas, y, con el fin de controlar la glucemia, propone crear equipos multidisciplinares formados por todos los profesionales sanitarios relacionados con el abordaje de la diabetes.

“El paciente tiene que conocer bien en qué consiste la diabetes y cuáles son sus implicaciones antes de afrontar el tratamiento y las recomendaciones sobre dieta y ejercicio”, concluye el deportista español.

Declaración Continuum

Los expertos del comité científico de la Declaración Continuum han constatado que, en los pacientes con diabetes tipo 2, se tarda casi tres años en cambiar de monoterapia a un segundo escalón terapéutico ante la falta de un control glucémico adecuado, cuando lo recomendado es hacerlo a los tres meses. Esto se traduce en un mal control del paciente y un aumento de las complicaciones asociadas a la enfermedad.

Los expertos también reconocen que existe cierta resistencia por parte de los médicos a utilizar nuevos medicamentos, especialmente en las fases tempranas de la enfermedad. Esto se debe, en parte, a la tendencia a utilizar fármacos con los que el médico tiene experiencia y se siente cómodo.

Por ello, la Declaración Continuum aboga por favorecer una mayor proactividad de los profesionales a la hora de identificar pacientes con mal control glucémico, fomentar programas de formación de los médicos que incidan sobre el uso racional de los nuevos medicamentos, simplificar el algoritmo terapéutico para la toma de decisiones y llevar a cabo estudios de coste-efectividad de los nuevos fármacos.

Otro de los principales obstáculos para un buen control glucémico continuo es la falta de adherencia al tratamiento por parte de los pacientes. Esta falta de adherencia puede estar relacionada con pautas de tratamiento complejas, con los efectos adversos de los fármacos utilizados en el tratamiento de la diabetes -hipoglucemias, aumento de peso- y con la falta de educación sobre el impacto de la enfermedad.

Para hacer frente a esta barrera, la Declaración Continuum propone tener en cuenta las preferencias de los pacientes a la hora de determinar su tratamiento, avanzando hacia su individualización, potenciar la educación de los pacientes, simplificar los esquemas terapéuticos e implicar más al médico de Atención Primaria en su seguimiento.

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Bloquear la ingesta de azúcar reduce el riesgo o la progresión del cáncer en obesos y diabéticos

Bloquear el azúcar de la dieta y su actividad en las células tumorales puede reducir el riesgo y la progresión del cáncer, según un estudio de investigadores de la Facultad de Medicina de Icahn del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos. El trabajo, realizado en moscas de la fruta y publicado en la revista Cell, proporciona una visión de por qué las enfermedades relacionados con el metabolismo, como la diabetes o la obesidad, están asociadas con ciertos tipos de cáncer, incluyendo de páncreas, mama, hígado y colon.

Ross Cagan, profesor de Biología del Desarrollo y Regenerativa en el Hospital Monte Sinaí, desarrolló un modelo de cáncer en la mosca de la fruta Drosophila que permite a los científicos evaluar las enfermedades en todo el contexto animal y fijar múltiples objetivos genéticos, en vez de sólo mirar a la conexión de un gen de una enfermedad. Este experto usó moscas de la fruta para entender los efectos de la dieta y la resistencia a la insulina en la progresión del cáncer.

Las células utilizan la glucosa para obtener energía y crecer y cuando una célula se vuelve resistente a la insulina, la glucosa se acumula en la sangre en lugar de ser absorbida por la célula, por lo que la célula está hambrienta y conduce a enfermedades metabólicas como la diabetes. Debido a este crecimiento disfuncional, los científicos han estado desconcertados sobre cómo los tumores pueden prosperar en un entorno resistente a la insulina.

“Investigaciones anteriores han establecido una fuerte correlación entre las enfermedades metabólicas y el cáncer de páncreas, mama, hígado y colon, pero no han sabido cómo los tumores crecen tan agresivamente en este entorno si no tienen la energía proporcionada por la glucosa”, señaló Cagan, quien también es Decano Asociado de la Escuela de Graduados de Ciencias Biomédicas en el Monte Sinaí. “Utilizando nuestro modelo de mosca de la fruta, descubrimos cómo los tumores superan la resistencia a la insulina en el cuerpo y utilizan la disfunción metabólica en su beneficio”, añade.

El doctor Cagan y su equipo diseñaron moscas de fruta con expresiones de Ras y Src, dos oncogenes importantes, lo que provoca que desarrollen tumores de cabeza pequeños. A continuación, alimentaron a las moscas con una dieta alta en azúcar que promovió la resistencia a la insulina y encontraron que los niveles altos de azúcar dietético actúan junto con Ras y Src para elevar la sensibilidad a la insulina específicamente en las células tumorales.

El aumento gradual de la señalización de una vía importante que se llama Wingless/Wnt provocó una elevación de los receptores de insulina en las células tumorales que promovió aún más la sensibilidad a la insulina. Esta actividad en cascada llevó a estos tumores pequeños y débiles a comenzar a crecer agresivamente.

Armado con tres nuevos objetivos de drogas, para la glucosa, los oncogenes Ras/Src y Wingless/Wnt, Cagan y su equipo identificaron compuestos que pueden bloquear el proceso. Trataron a las moscas con acarbosa, un tratamiento para la diabetes; un compuesto llamado AD81; y un medicamento llamado pyrvinium. Acarbosa bloquea la conversión de azúcar en glucosa; AD81 detiene Ras/Src y la muerte celular que causan; y pyrvinium inhibe la señalización Wingless/Wnt, por lo que, en conjunto, este cóctel de fármacos reduce sustancialmente el tamaño del tumor y la progresión.

“Nuestro estudio muestra que el azúcar activa los oncogenes en el tumor, que luego promueven la sensibilidad a la insulina, lo que significa que exorbitantes niveles de glucosa en la sangre se vierten en el tumor, sin tener otro lugar adonde ir en el cuerpo resistente a la insulina”, subrayó Cagan. “Hemos identificado una combinación de tres fármacos que detiene esta actividad de señalización y crecimiento del tumor, sin afectar la función normal de las células”, agrega.

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Trabajar de noche podría favorecer la aparición de diabetes

Los trabajadores en turno de noche podrían tener “más facilidad” para desarrollar diabetes, según ha asegurado la doctora Isabel Villalibre, neuróloga especialista de la Unidad del Sueño de la Clínica La Luz.

A su juicio, desempeñar una actividad profesional durante la noche y, por lo tanto, dormir en horario matinal podría provocar en el trabajador “peor control del metabolismo del azúcar” y hacer que pueda “desarrollar diabetes con más facilidad”. Para ella, esta situación “al final se traduce en una privación crónica de sueño”.

Además, la experta, que sostiene que, estas “personas pueden tener más tendencia al sobrepeso”; señala que también podrían sufrir “molestias gastrointestinales, somnolencia diurna, cansancio, irritabilidad o falta de concentración”. Por ello, manifiesta que son consecuencias de salud “a tener en cuenta”.

Todas estas circunstancias se producen porque los trabajadores nocturnos “tienen más dificultades para iniciar el sueño en la mañana y duermen menos cantidad de horas”, lo que provoca que no haya “una recuperación”, explica Villalibre. A ello se une el hecho de que ese descanso “se ve interrumpido por pequeños despertares”, añade.

Según aporta la experta de Clínica La Luz, estos efectos son aún más acusados “a partir de los 50 años ya que los jóvenes se adaptan mejor”. De cualquier forma, indica que se pueden realizar ciertas acciones para mitigar las consecuencias.

Así, señala que, en el ambiente laboral, “lo ideal es intentar tener la máxima luminosidad posible para que la melatonina, que es la principal hormona que induce el sueño, esté muy inhibida”. Tras ello, apuesta por salir de las instalaciones laborales con gafas de sol, las cuales permitan estar en un ambiente un poco más oscuro “para que la melatonina vaya subiendo”.

No obstante, afirma que antes de esta última medida es preciso desayunar en el mismo lugar de trabajo y de manera no copiosa “para que dé tiempo a la digestión hasta que se llegue a casa y la persona se acueste”. Además, esto es preciso para mantener los horarios de comida “y llevarlos acompasados con el sueño”, declara.

El almuerzo es su comida más importante del día

La Dra. Villalibre considera necesario que el trabajador coma cuando se levante, ya que el almuerzo es para estas personas “la comida más importante del día”, a diferencia del resto de la población donde es el desayuno el que cobra mayor protagonismo.

De cualquier forma, el profesional del turno de noche no suele dormir más de siete horas, por lo que lo hace “dos horas menos de lo normal y necesario”, asegura. La explicación a ello la encuentra en que “ni los ciclos de temperatura, ni de cortisol favorecen que el sueño se prolongue”.

Unido a ello se encuentran los factores externos al sueño y de ruido, los cuales “no lo permiten, ya que la ciudad está viviendo cuando quieren dormir”, explica al tiempo que subraya que también se duerme menos “para compensar con la vida social”.

En relación a los problemas para conciliar el sueño, la Dra. Villalibre sostiene que “sí que puede estar indicada la toma de hipnóticos”, aunque lo mejor es solucionarlo con métodos más naturales, como la valeriana. Por contra, indica que la ingesta de estimulantes para mantenerse despiertos en la actividad laboral “ha sido hasta ahora más controvertida”, a pesar de que existen algunos trabajos que ya empiezan a aconsejar su consumo.

Otro aspecto que se ve perjudicado por estos hábitos distintos a los tradicionales es la eficiencia, y es que la privación crónica de sueño “va arrastrando una disminución en la concentración, sobre todo, en la capacidad de reacción rápida”. Por ello, se muestra partidaria de “tener descanso entre los días de trabajo”.

Por último, asegura que existen personas, como las que tienen patologías cardiovasculares, que no pueden desarrollar su profesión durante la noche, ya que necesitan “mantener un horario de sueño más o menos regularizado”.

A éstas se adhieren las que ven empeorada su calidad de vida ostensiblemente a pesar de no padecer ninguna patología. De hecho, concluye que, a veces, la capacidad para poder descansar, una vez que termina el periodo de vida laboral, también se ve influido, ya que “a la mayoría les cuesta volver a adaptarse”.

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Un mal control de la diabetes favorece la aparición de problemas oculares

El servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC), adscrito a la Consejería de Sanidad de Canarias, ha realizado un estudio en 1.281 pacientes diabéticos que pone de manifiesto que aquellas personas que no han seguido un control metabólico adecuado de su enfermedad presentan mayores complicaciones oculares.

La cohorte analizada se corresponde con un grupo seleccionado de pacientes pertenecientes al Programa Retisalud, una iniciativa del Servicio Canario de la Salud cuyo objetivo es la detección precoz y el tratamiento de la retinopatía diabética en las 112.000 personas con diabetes diagnosticadas en Canarias en la actualidad.

Mediante el uso de la telemedicina, los médicos de Atención Primaria remiten a los oftalmólogos una imagen del fondo de ojo, denominada retinografía, cuando es considerada como patológica o dudosa para confirmar su sospecha.

Un equipo de oftalmólogos de La Candelaria, entre los que destacan la doctora Marta Alonso y el doctor Rodrigo Abreu, analizó los casos de más de 1.200 pacientes diabéticos que le correspondían por zona básica de salud durante un periodo de seis meses entre el 1 de junio y el 30 de noviembre de 2012.

Durante ese periodo, los especialistas recogieron datos de variables epidemiológicas, clínicas y diagnósticas, resultando una muestra con una media de edad de 65 años, 51,6% hombres y un 48,4% mujeres. El 30% de los pacientes fueron diagnosticados con retinopatía diabética, una complicación que junto con los problemas nefrológicos y vasculares, empeora la calidad de vida de las personas con diabetes.

Complicaciones oculares

Este estudio ha detectado, además, una relación estadísticamente significativa entre la presencia de retinopatía diabética, edema macular diabético y los niveles de hemoglobina glicosilada, un valor analítico que cuantifica el nivel del azúcar en sangre de los últimos tres meses.

En concreto, aquellas personas que no han seguido correctamente un control metabólico de la enfermedad siguiendo el tratamiento médico indicado, junto a una dieta y ejercicio físico, son personas más propensas a sufrir complicaciones oculares relacionadas con la retinopatía diabética, explica el Dr. Rodrigo Abreu.

Entre las conclusiones del estudio destaca no sólo la importancia de realizar un cribado de la retinopatía diabética entre la población a través del programa Retisalud, sino que además la teleoftalmología permite mantener un buen control de los pacientes con retinopatía diabética sin sobrecargar asistencialmente la atención hospitalaria.

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Caminar 15 minutos después de las comidas puede proteger de la diabetes tipo 2

Un paseo de 15 minutos después de cada comida parece ayudar a las personas mayores a regular los niveles de azúcar en la sangre y podría reducir su riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública y Servicios de Salud (SPHHS, en sus siglas en inglés) de la Universidad George Washington, en Estados Unidos.

El estudio, publicado en Diabetes Care, detectó que tres caminatas cortas después de las comidas fueron igual de efectivas para reducir el azúcar en sangre durante 24 horas que 45 minutos a pie a un ritmo entre suave y moderado. Por otra parte, caminar tras la comida resulta significativamente más eficaz que un paseo duradero en la reducción de azúcar en la sangre de hasta tres horas después de la cena.

“Estos resultados son una buena noticia para las personas de 70 y 80 años que pueden sentirse más capaces de participar en la actividad física intermitente a diario, sobre todo si las caminatas cortas se pueden combinar con recados o pasear al perro”, subrayó la autora principal del estudio, Loretta DiPietro, directora del Departamento de Ciencias del Ejercicio de SPHHS.

“Las contracciones musculares relacionadas con caminatas cortas resultan inmediatamente eficaces contra las elevaciones de azúcar en sangre, potencialmente dañinas, que se producen tras las comidas y que se observan comúnmente en las personas mayores”, explicó. Así, entiende que estos resultados, si se confirman en otros estudios, podrían dar lugar a una estrategia preventiva de bajo coste para una condición prediabética que podría, con el tiempo, convertirse en diabetes tipo 2.

Se estima que 79 millones de estadounidenses registran prediabetes, pero la mayoría no tienen idea de que están en riesgo. Otras investigaciones han sugerido que la pérdida de peso y el ejercicio pueden prevenir la diabetes tipo 2, pero éste es el primer estudio que examina sesiones cortas de actividad física programadas en todo el periodo de riesgo después de las comidas, un momento en el que el azúcar en la sangre puede aumentar rápidamente y causar daños.

DiPietro y sus colegas reclutaron a diez personas de 60 años o más que estaban sanos, pero en riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 debido a los niveles más altos de lo normal de la glucemia en ayunas y los niveles insuficientes de actividad física. Las personas mayores pueden ser particularmente susceptibles a las deficiencias en el control de azúcar en la sangre después de las comidas debido a la resistencia a la insulina en los músculos y a una secreción de insulina lenta o baja del páncreas.

“Después de la comida, el alto contenido de azúcar en sangre es un factor de riesgo clave en la progresión de la intolerancia a la glucosa (prediabetes), a la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular”, alertó DiPietro.

Los participantes completaron tres protocolos de ejercicios ordenados aleatoriamente espaciados en cuatro semanas, tomaron comidas estandarizadas y sus niveles de azúcar en sangre se midieron continuamente durante cada estadío de 48 horas.

El equipo observó que el momento más efectivo para ir a dar un paseo después de la comida fue después de la cena. El aumento exagerado de azúcar en la sangre después de esta comida a menudo dura hasta bien entrada la noche y primera hora de la mañana y esto se frenó significativamente en cuanto los participantes comenzaron a caminar en la cinta, destacó DiPietro.

La mayoría de la gente ingiere una gran cantidad de comida durante la tarde o la cena y luego se echan una siesta o ven la televisión. “Eso es lo peor que puede hacer -dijo DiPietro-. Se debe digerir menos cantidad y luego salir y moverse”. Una caminata cronometrada tras una gran cena es especialmente importante, ya que esta investigación sugiere que el aumento del azúcar en sangre después de la cena es un factor determinante de los niveles de glucosa excesivos en 24 horas, asegura DiPietro.

bacteria

Un caldo de bacterias puede ayudar a revertir la obesidad y la diabetes tipo 2

Científicos de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, han elaborado un caldo a partir de una bacteria que vive en el estómago que podría ayudar a combatir la obesidad y la diabetes tipo 2, según los resultados de un estudio en ratones que publica la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS).

Aunque ya son varios los estudios que han mostrado las diferencias en cantidad y tipos de bacterias que hay en los estómagos de personas obesas y delgadas, estos científicos se centraron en una especie, la Akkermansia muciniphila, que representa entre el 3 y el 5 por ciento de las bacterias gástricas. No obstante, según han observado, sus niveles disminuyen con el sobrepeso.

Teniendo esto en cuenta, elaboraron una especie de caldo con dicha bacteria con el que alimentaron a un grupo de roedores con una dieta rica en grasas, que eran de dos a tres veces más gordos que sus pares delgados.

Aunque los ratones continuaron siendo más grandes, perdieron cerca de la mitad de su sobrepeso a pesar de no haber hecho ningún otro cambio en la dieta. También registraron niveles más bajos de resistencia a la insulina, un síntoma clave de la diabetes tipo 2.

“Nosotros no eliminamos completamente la obesidad, pero hubo un fuerte descenso en el tejido adiposo”, ha explicado a la BBC Patrice Cani, una de las autoras del estudio, que reconoce que “es la primera demostración de que hay una relación directa entre una especie específica (de bacteria) y la mejora del metabolismo”.

Más mucosidad en la pared estomacal

Pero al suministrar esta bacteria, los científicos también observaron como aumentó el grosor de la mucosidad de las paredes del estómago, lo que evitó que algunos materiales pasaran a la sangre.

Además cambió las señales químicas provenientes del sistema digestivo, lo que provocó cambios en la forma en que la grasa es procesada en todas partes del cuerpo.

En estudios similares se lograron estos resultados agregando un tipo de fibra a la dieta, lo que permitía un aumento en los niveles de la Akkermansia muciniphila. Sin embargo, Cani reconoce que es “una sorpresa” ver que sólo una especie, de las miles que hay en el estómago, puede tener tal efecto.

A su juicio, este hallazgo es el “primer paso” para que en un “futuro cercano” se pueda utilizar esta bacteria “en la prevención o tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2”.

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Beber un refresco azucarado al día aumenta hasta un 22% el riesgo de diabetes

El consumo diario de 336 mililitros de refresco azucarado, lo que equivale a aproximadamente una lata, aumenta hasta un 22 por ciento el riesgo de padecer diabetes tipo 2, según los resultados de un estudio europeo en el que ha participado el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn).

El trabajo, publicado en la revista Diabetology, ha permitido constatar la relación directamente proporcional entre el consumo de refrescos azucarados y el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Para ello, se analizó el consumo de zumos, refrescos azucarados y refrescos edulcorados artificialmente en 350.000 personas de ocho países europeos, atendiendo a diferentes variables como consumo de alcohol, nivel educativo, nivel de actividad física y consumo de tabaco.

“Si alguien consideraba que un vaso o una lata al día era poco, estaba equivocado, el consumo ha de ser prácticamente excepcional”, ha indicado la doctora Dora Romaguera, participante en el estudio.

No obstante, aunque se observó un incremento del riesgo de diabetes en quienes consumían al menos una lata de refrescos al día, el estudio muestra como el porcentaje de riesgo podría descender ligeramente, hasta un 18 por ciento, en función del resto de calorías ingeridas y del índice de masa corporal (IMC).

En cuanto al zumo o néctar de frutas, no se registraron casos de una mayor incidencia de diabetes entre sus consumidores. No obstante, advierten los expertos, no se ha hecho distinción entre naturales y procesados, por lo que “sería necesario un estudio más específico en el que se diferenciara el consumo de ambos tipos y obtener resultados más exhaustivos”.

Aunque éste es el primer gran estudio europeo que analiza este riesgo, en Estados Unidos ya se habían realizado otros similares en los que se detectó un aumento del 25 por ciento en el riesgo de padecer diabetes tipo 2 por cada bebida azucarada ingerida diariamente.

“El aumento del riesgo es similar al encontrado ahora”, ha reconocido Romaguera, que precisa que “dado que las personas consumen cada vez más bebidas azucaradas en Europa, es necesario lanzar mensajes claros sobre sus efectos perjudiciales”.

Las beben más los hombres, fumadores y amantes de carnes rojas

El estudio muestra, además, que el consumo de bebidas azucaradas es mayor en los países del norte de Europa que en el sur; mientras que el perfil mayoritario es el de hombres físicamente activos, de bajo nivel educativo, fumadores y con una mayor circunferencia de cintura, con una alimentación relativamente pobre en fruta y verduras y rica en carnes rojas y procesadas.

En cambio, el perfil de consumidor de zumo o néctar tiende a ser una mujer joven, físicamente activa, exfumadora y con un mayor nivel educativo. En general -apuntan los autores del estudio- las personas asiduas a estas bebidas tienen un IMC y una circunferencia de cintura menor.

Por último, los usuarios que optaron por bebidas edulcoradas cuentan con probabilidades más altas de padecer enfermedades crónicas o poseen antecedentes familiares de diabetes, y tanto su IMC como su circunferencia de cintura son mayores que en otros casos.

enfermedad crónica

Más de la mitad de las personas con diabetes tipo 2 tiene obesidad y más del 80% padece hipertensión arterial

Más de la mitad de las personas con diabetes tipo 2 tiene obesidad y más del 80 por ciento padece hipertensión arterial, según han puesto de manifiesto un grupo de expertos reunidos en el 54 Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que se está celebrando estos días en Granada y en el que se ha presentado el estudio di@betes.

En España, según el doctor Martín López de la Torre, coordinador del Grupo de Diabetes de la SEEN, el estudio di@betes ha demostrado recientemente que la diabetes es más frecuente de lo que se pensaba, “con una prevalencia general del 13,8 por ciento de la población mayor de 18 años, siendo desconocida para un 6 por ciento de la población, que asumen un riesgo sin ser conscientes de ello”.

Este mismo estudio ha detectado también que la asociación con obesidad “acontece en más de la mitad de los pacientes y con hipertensión arterial en más del 80 por ciento”. Por ello, ha apostado no sólo por un adecuado control de la diabetes, sino también el control de la obesidad y de otros factores de riesgo cardiovascular.

“Se considera que casi la mitad de los pacientes no tienen controladas sus glucemias, la mayoría de los diabéticos tipo 2 siguen siendo obesos, muchos mantienen su hábito tabáquico, no cambian sus hábitos de vida hacia una dieta adecuada y aumento del ejercicio físico, y que apenas la mitad de ellos mantienen niveles de presión arterial y de lípidos en sangre adecuados”, ha argumentado.

Este experto ha indicado que los datos revelan que el 60 por ciento de estos pacientes no alcanza un control óptimo de la enfermedad. “Es decir, en el caso de la diabetes tipo 2, de los 246 millones de personas que la padecen en todo el mundo, en torno a 150 millones tienen un nivel de glucosa en sangre superior al objetivo”, ha agregado el Dr. Javier Salvador, presidente de SEEN, quien ha advertido también que “hasta el 40 por ciento de los años de vida perdidos en personas con diabetes son a consecuencia de los hábitos de vida no saludables causantes de trastornos que merman la salud”.

Respecto al control que aportan los últimos avances terapéuticos en la diabetes tipo 2, el Dr. Pedro Mezquita, coordinador del grupo de trabajo de diabetes mellitus de la SEEN, ha detallado dos nuevas vías de tratamiento en la diabetes tipo 2 “principalmente los tratamientos derivados del sistema incretina y los fármacos glucosúricos”.

“Ambos permiten intensificar el control metabólico, ayudando al paciente a conseguir el objetivo marcado”. Respecto a las diferencias con tratamientos anteriores, el Dr. Mezquita afirma sobre los agonistas del receptor GLP-1 que “su riesgo de hipoglucemia, o bajada brusca de glucosa en sangre es muy bajo y que inducen pérdida ponderal de peso y mejoran otros aspectos, como la tensión arterial o los lípidos sanguíneos”.

Diabetes y cáncer

Tanto la diabetes como el cáncer son enfermedades muy frecuentes y ambas están influenciadas por múltiples factores, unos genéticos y otros ambientales, estos últimos actuando durante años, por lo que es difícil estudiar de forma aislada sus relaciones y concretar en qué situaciones esta relación es significativa. “Las hipótesis que se centran en la diabetes como causa del aumento de ciertos tipos de cáncer consideran varios aspectos”, ha añadido el Dr. López de la Torre.

“Por un lado, el aumento de los niveles plasmáticos de insulina (hiperinsulinemia) que acontece desde años antes de ser diabéticos y en los primeros estadios de la diabetes tipo 2. Por otro, la insulina y péptidos similares estimularían procesos metabólicos y proliferativos celulares que finalmente colaborarían al desarrollo del cáncer”.

Otras hipótesis atribuyen la predisposición a los niveles elevados de glucosa durante años y otras al mayor grado de inflamación del paciente diabético. Según el Dr. López de la Torre, “muchos de estos aspectos son compartidos con la obesidad, lo que hace difícil separar ambas condiciones como origen del problema. De hecho, aunque muchos de los estudios del cáncer no catalogan a los pacientes como tipo 1 o tipo 2, la mayoría afectarán a este último tipo, donde comparte más edad con mayor grado de obesidad”.

En cualquier caso, el largo periodo necesario para el desarrollo y manifestación de un proceso cancerígeno, durante el cual actúan otros factores, hace especialmente difícil encontrar una relación directa de la mayoría de ellos.

laboratory mouse given intraperitoneal injection

Científicos españoles frenan el desarrollo de la diabetes tipo 1 en ratones

Investigadores del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) han conseguido frenar el desarrollo de la diabetes tipo 1 en ratones de laboratorio, a los que mediante técnicas “in vitro” han logrado “reeducar el sistema inmunitario”.

Marta Vives, investigadora del Grupo de Inmunología de la Diabetes, ha explicado que el trabajo ha permitido “identificar los mecanismos moleculares” que dan pie a la diabetes tipo 1 y también a su eventual vacunación, por lo que ha aventurado que estos resultados podrían trasladarse a humanos.

El trabajo, que publica la revista Plos One, ha contado con la colaboración del Vall d”Hebron Institut de Recerca (VHIR) y el Institut de Recerca Biomèdica de la Universitat de Lleida (UdLl), con la financiación del Instituto de Salud Carlos III.

Los investigadores catalanes han logrado extraer células dendríticas de los ratones y modificarlas para que, una vez reintroducidas, frenen la destrucción de las células productoras de insulina, donde está el origen de la diabetes tipo 1.

El experimento se ha hecho con un tipo de ratón de laboratorio utilizado a nivel mundial porque en un 70% de los casos desarrolla este tipo de diabetes de forma natural. Los científicos han conseguido que, una vez aplicado el tratamiento, esta cifra se reduzca hasta el 20 por ciento, ha precisado Vives.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que se desencadena porque el organismo empieza a destruir las células que producen insulina, y el equipo del Hospital Germans Trias i Pujol ha comprobado que la “reprogramación” sirve para revertir esta tendencia en la cincuentena de ratones en los que se ha probado.

Los investigadores han comprobado que es suficiente una sola dosis de “vacuna” para que la protección adquirida sea de por vida, y Vives ha considerado que, “en el 20% de los casos que no tienen curación aparente, la solución podría estar en ajustar la dosis, la pauta o el momento en el que se aplica la terapia”.

Aplicación en humanos

Vives ha recordado que los humanos también presentan marcadores en el suero sanguíneo que indican la posibilidad de padecer diabetes tipo 1, y aunque “no son fiables al 100%” porque aparecen cuando ya se ha desencadenado el ataque autoinmune, sí podrían servir como marcador para diseñar una curación similar en personas.

De hecho, la investigadora ha considerado que el mecanismo molecular que desencadena la diabetes en ratones y humanos “sería muy similar”, por lo que la reeducación del sistema inmunitario también podría ser una vía terapéutica eficaz.

El problema actual se centra en que, si en el caso de un ratón de 30 gramos es necesario reprogramar 1 millón de células, en el caso de un humano sería necesario reformular millones de células, lo que hace el proceso inviable.

“Estamos trabajando en una estrategia para mejorar estos aspectos”, ha resumido Vives, ya que está previsto que durante los próximos tres años se investigue una estrategia aplicable a humanos que, en gran medida, pasa por diseñar un proceso más eficiente y estandarizable.

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Desarrollan un método para regular la liberación de insulina en pacientes con diabetes tipo 1

Investigadores del Instituto de Automática e Informática Industrial de la Universitat Politècnica de València (UPV) y del Instituto de Informática y Aplicaciones de la Universitat de Girona (UdG) han desarrollado un nuevo método para la monitorización continua de glucosa en pacientes con diabetes mellitus tipo 1, según han informado en un comunicado.

Se basa en un nuevo algoritmo de calibración que, adaptado a los actuales dispositivos utilizados en los tratamientos con pacientes diabéticos, permite aumentar la exactitud en la estimación de glucosa en sangre y ayuda a regular de manera controlada y automática la liberación de insulina. Los resultados del sistema, patentado por la UPV y la UdG, han sido publicado recientemente en la revista Biomedical and Health Informatics.

“Nuestro método supone un paso más en el desarrollo del “páncreas artificial” para la automatización del control glucémico, ayudando así a mejorar la calidad de vida de los pacientes con diabetes mellitus tipo 1″, ha destacado el investigador del Instituto ai2 de la Universitat Politècnica de València.

Desde que en 1993 el estudio Diabetes Control and Complications Trial demostrara la relación entre la hiperglucemia y el riesgo de complicaciones crónicas microvasculares en diabetes mellitus 1 (como la retinopatía, nefropatía y neuropatía), así como el beneficio del buen control glucémico (medido mediante los niveles de hemoglobina glicada A1c), la normoglucemia se ha convertido en el objetivo de control en pacientes con este tipo de patología.

Actualmente, según ha explicado Jorge Bondia, el paciente es sometido a una terapia intensiva de insulina, bien mediante inyecciones diarias múltiples o con la infusión continua mediante bombas de insulina. Sin embargo, la terapia intensiva de insulina tiene como contrapartida el incremento de episodios de hipoglucemia, que puede tener consecuencias graves como por ejemplo el coma diabético. Así, la monitorización de la glucemia constituye un elemento fundamental en el tratamiento y control de los pacientes diabéticos.

Este tipo de seguimiento se basa en la medición de la concentración de glucosa en el fluido intersticial, es decir, en un compartimento diferente al que tradicionalmente se usa como referencia, que es el plasma.

Los algoritmos actuales se basan en técnicas de regresión lineal, en los que la información de la dinámica entre los distintos compartimentos biológicos es ignorada, lo que puede provocar errores de estimación elevados. “Es precisamente la magnitud del error la que provocó que la monitorización continua de glucosa se considere hoy como una herramienta complementaria y no sustitutiva a la medición capilar”, ha añadido Jorge Bondia.

Menos errores de estimación

El método desarrollado desde los laboratorios de la UPV y la UdG reduciría esos errores de estimación. Consta de un algoritmo basado en un conjunto de estimadores entrenados mediante datos de la población representativa de los pacientes a monitorizar que proporcionan una estimación de glucosa en plasma. “Nuestro objetivo con este proyecto es contribuir a que, en un futuro, la monitorización continua de glucosa deje de ser complementaria a la medición capilar”, destaca Jorge Bondia.

Los investigadores del Instituto ai2 de la UPV y del Instituto de Informática y Aplicaciones de la UdG han validado esta nueva tecnología en diversos estudios clínicos, desarrollados con un total de 42 personas, ocho sanas y 34 pacientes diabéticos tipo 1. Estos estudios concluyeron a finales del año pasado.