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Incontinencia urinaria

Recogemos la intervención del Dr. Francisco José Brenes Bermúdez en el marco del Curso Educación Sanitaria e Interrogantes en Patologías para la Oficina de Farmacia (2ª Parte) organizado por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración con la Organización Médico Colegial.

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Síntomas del tracto urinario inferior no neurogénicos en el varón

Recogemos la intervención del Dr. Francisco José Brenes Bermúdez en el marco del Curso Educación Sanitaria e Interrogantes en Patologías para la Oficina de Farmacia (2ª Parte) organizado por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración con la Organización Médico Colegial.

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Las enjutas de Disneylandia. La imaginación como exaptación del juego del fingir

Los humanos somos una especie narrativa y nos diferenciamos por ello de otras especies, incluso de las más cercanas.

Para comenzar explicar que en los años 50 a unos pacientes que tenían una epilepsia incurable se les realizó una cirugía experimental para ver si podían impedir que las descargas epilépticas pasaran de una parte a otra del cerebro, y así curar la epilepsia que era refractaria al tratamiento farmacológico. ¿Qué sucedió? Pues que los estímulos que se les presentaban sólo iban a una parte del cerebro, al derecho o al izquierdo. De manera que a un paciente se le presentaba una imagen visual de una pata de una gallina que iba sólo a su cerebro derecho (que en la mayoría de los humanos es el cerebro no lingüístico, el que no habla), y en cambio el cerebro izquierdo (del habla), recibía la imagen de una casa en el campo en invierno. Posteriormente se le daba a escoger un número de tarjetas (cada parte del cerebro domina una de las manos, la contralateral), de manera que elige dos tarjetas: una de una pata de gallina y otra de una pala. Y al preguntarle porqué las había elegido dijo que “una era una pata de una gallina y la otra era una pala para recoger los excrementos de la gallina”. Es decir, se inventó una historia (ya que no sabía que su cerebro izquierdo había recibido otra imagen distinta).

Anosognosia

La anosognosia, que es la negación de que se padece una enfermedad, sucede en algunos pacientes que tienen dañado el lóbulo parietal. Por ejemplo un paciente que pierde el uso de una extremidad y niega que padezca algo en esa extremidad, e incluso puede reconocer que ese brazo no se mueve, pero se inventa una historia para explicarlo.

Paramnesia

Es una patología neurológica muy grave en la que se afecta una parte del hipocampo (que tienen que ver con la consolidación de los recuerdos), en algunos casos producto del alcoholismo crónico, y llegan a una parte de fabulación.

Esquizofrenia

En la esquizofrenia muy a menudo hay alucinaciones, la mayoría son auditivas y en ocasiones visuales. Muchas veces se refieren a las alucinaciones como el problema de estos pacientes y en realidad estas alucinaciones suelen contar “la solución a su problema”, es decir, se inventan historias que pueden dar cuenta, dentro de su esquema lógico, de lo que ellos están experimentando. Y la historia, lo que narran, es una manera de dar paz a su “infierno interior”.

Síndrome de Capgras

Se trata de sujetos que se comportan de manera normal pero que están convencidos que alguien muy cercano a ellos es un impostor. Ramachandran formuló una hipótesis que explica por qué sucede esto. En algunos pacientes, los que tienen esta focalidad clara, las amígdalas están dañadas. Estas estructuras colorean las experiencias de nuestra vida cotidiana, fundamentalmente nos advierten de que hay un peligro o de que estamos en situación de familiaridad. En estos pacientes esas estructuras no funcionan y pierden la familiaridad que antes tenían y su consciencia. De manera que su parte más racional necesita dar a esa sensación una explicación y la más sencilla es que, si esa persona no provoca en mí los sentimientos de familiaridad, no puede ser mi mujer, madre, etc. sino que tiene que ser un impostor.

¿Por qué somos narrativos e imaginativos?

En toda la evolución desde el Australopithecus afarensis hasta el Homo sapiens sapiens hemos pasado de un cerebro de 414 mL hasta uno de 1350 mL. Es decir, que en menos de 3,5 millones de años el cerebro ha ganado casi 1000 mL. Y el porcentaje de energía que gasta nuestro cerebro ha pasado de alrededor del 10% a un 25% actual.

También se ha producido un cambio en el porcentaje del cociente de encefalización. Del macaco al humano han pasado unos 20 millones de años y el cociente ha subido entre 6 y 9 veces. En cambio, en el mismo tiempo, la evolución del ratón a la rata ha mantenido el cociente de encefalización igual, ¿por qué ha sucedido tan rápido y por qué tanto?

Se han formulado dos hipótesis, la clásica hasta hace 20 años era la hipótesis ecológica que dice que los problemas con los que nos encontramos la especie Homo precisaron de un incremento de nuestra inteligencia y de nuestro tejido cerebral para solucionar estos problemas en nuestro entorno ecológico. Después apareció la hipótesis social, que se acepta como más razonable, que dice que nuestro cerebro ha crecido tanto porque somos una especie social muy particular. La vida en grupo es complicada y la conducta social requiere de una inteligencia más sutil que la utilizada para la comprensión del mundo físico.

Requerimientos para ser social

Entre los requerimientos el más complicado biológicamente es reprimir el deseo inmediato. En la vida social no hacemos lo que nos apetece, y eso, biológicamente, es muy raro. Necesitamos comprender las otras mentes, identificar los deseos, las fobias, las filias, distinguir entre mentirosos y honestos, ver los estados de ánimo, predecir las acciones de los demás, comprender las normas sociales, “saber hacer” en un entorno social y elegir la mejor estrategia para conseguir nuestros objetivos.

Todos estos requerimientos, y muchos más, son funciones específicas que tienen que hacer nuestro cerebro en cada momento cuando tenemos una interacción social.

¿Somos los únicos pensadores sociales del mundo?

La respuesta es, evidentemente, no. Un ejemplo de vida social donde hay una interacción compleja son los babuinos, donde el 50% de los acoplamientos son de los machos alfa. Sin embargo el 50% restante corresponde a alianzas de machos que actúan por su cuenta. ¿Cómo? Se ponen de acuerdo dos espontáneamente y uno ejerce de despiste del macho alfa (le pega y le persigue) para que el otro se aparee. Al día siguiente lo hacen al revés. Y en estructuras más sofisticadas como los chimpancés, el estatus alfa tiene que ver más con las alianzas que con la fuerza bruta.

Dilema morales

Pero hay diferencias entre esa sociabilidad y la nuestra. Se pueden aplicar una serie de juegos (que descubrieron los economistas conductuales en los años 50): los dilemas económicos o morales. En uno de ellos, el dilema del ultimátum, hay dos jugadores y un premio: uno de los jugadores hace una oferta al otro y el otro acepta, y se reparten el premio o no acepta y pierden los dos. Muchas veces no se acepta por parte de uno de los jugadores por diferentes motivos (por ejemplo castigar al otro). Eso es constante en todas las culturas humanas con raras excepciones, en las que pasa a la inversa: si me quedo 9 de 10 euros lo aceptan porque esa cultura tiende al sacrificio social.

Los resultados en general son que para ofertas sobre un 20% (dar 2 de 10 euros) hay un 50 % de rechazos en todas las culturas. En cambio en ofertas menores al 20% hay un 70% de rechazo. Sin embargo el supuesto de racionalidad económica es aceptar cualquier oferta, porque algo te vas a llevar, es decir, la mayoría de nosotros no somos racionales. Y es tan brutal esta predisposición que, incluso cuando jugamos con un ordenador, le castigamos: con 9 sobre 1 hay un 30% de personas que dice que no. Sin embargo cuando estas pruebas se han hecho con simios resulta que los chimpancés son más racionales que nosotros. Hay algo que nos diferencia.

Mecanismos evolutivos de la sociabilidad

La sociabilidad se ha basado en varios mecanismos evolutivos. Uno es ayudar a los tuyos, por ejemplo en la estructura social de las abejas o de las hormigas, se ayuda a los que tienen la misma carga genética. Otro caso es la cooperación, por ejemplo los lobos para cazar o incluso los delfines con los pescadores. Otro mecanismo es retornar una ayuda porque te servirá más tarde, por ejemplo los babuinos (se necesita memoria y emociones para ello). Posteriormente si las estructuras se complejizan, como en los chimpancés, se establecen reglas sociales relativamente complejas, se ayuda al que tiene prestigio (al macho alfa) para luego obtener favores.

En cambio a los humanos además se nos castiga o se nos premia, somos sensibles a las normas sociales. Tenemos una estructura social compleja y nos ayudamos porque hay unas normas que acatamos y que cuando rompemos dejan de funcionar. Las sociedades humanas están reguladas por normas compartidas en las que hay, por ejemplo, recompensa altruista, los individuos que acatan las normas son recompensados con coste para los recompensadores (se da un premio), y el castigo es lo que se hace en el ultimátum, los individuos que no lo aceptan son castigados con coste para los castigadores.

Esto ha llevado a situaciones curiosas. En un estudio de unos psicólogos sociales holandeses se hizo una encuesta en ciertas organizaciones (policías, ejército, etc.) que se basada en la hipótesis de que en toda sociedad hay entre 15-20% de individuos egoístas. En una prueba con estructuras sociales donde las normas eran claras vieron que los egoístas confiaban más que los generosos en las estructuras, las normas y el jefe. En cambio cuando las normas eran bajas los egoístas pasaban de las normas y del jefe y, en cambio, los prosociales o generosos se mantenían igual.

Esto juntamente con lo que sabemos del ultimátum y de la evolución de la cognición social da a entender que, en cierta manera, las normas y las estructuras sociales responden más a un beneficio porque controlamos a los caraduras que porque nos organizamos todos de manera adecuada. Es decir, la justicia y las estructuras sociales están para controlar a los caraduras, sino no serían necesarias.

Por tanto, la conducta social es compleja, los requerimientos para ser social son innumerables y, sobre todo, los humanos necesitan comprender las normas sociales. Y todo ello necesita de cerebro.

Estrategias del juego social

Aprender a ser social lleva su tiempo, no sólo con estructuras preestablecidas conseguiremos ser sociales y aceptar las normas. Y de ahí viene la simulación social y los escenarios que permitan aprender los distintos elementos que intervienen en la interacción social: situaciones, roles, actitudes, marcadores somáticos, causalidad social.

Necesitamos un espacio, un entorno, un contexto donde podamos aprender a ser sociales. Y eso es el juego del fingir, el juego simbólico, que se aprende en el periodo de la infancia donde jugamos entre los dos y 6 años. A partir de los seis años disminuye en beneficio de juegos con normas, pero antes hemos aprendido la estructura de la simulación social. Es un laboratorio donde aprendemos a ser ciudadanos de un entorno social.

Ese proceso es extremadamente complejo cognitivamente. Necesitamos de una estructura cognitiva muy sofisticada, la pretensión de espacios y objetos, necesitamos historias e inventar diferentes personajes, simulación, imaginación y también necesitamos contrafácticos (son las situaciones que no existen pero que podrían existir).

Preadaptaciones

Hay unas preadaptaciones que lo permiten: la conciencia social (el hecho de saber que somos un miembro de una determinada sociedad), la mimesis (la pantomima, la manera de comunicarnos mediante gestos), el juego, el lenguaje corporal, la simbolización, el acicalamiento verbal y la metacognición (el poder pensar sobre el pensamiento). Todo esto son preadaptaciones pero falta el espacio del contrafáctico, de la imaginación, de la invención de la ficción.

El juego de simulación genera el impulso narrativo, las ficciones narrativas precisan de simulaciones del mundo social y éstas precisan de un simulador cognitivo, es decir, el cerebro se ha convertido a causa del impulso del pensamiento social en un gran inventor de historias. Y eso ha explotado en el concepto de imaginación y con ella hemos hecho todo lo demás.

La imaginación como enjuta

Por tanto la imaginación es un efecto secundario a la cognición social, la imaginación como enjuta. La evolución no tiene un plan, sino que recicla, pero llega a soluciones que son suficientemente buenas. Por ejemplo, si estudiamos lo que el cerebro de una rana procesa al cazar insectos con los experimentos adecuados se ve que el cerebro de una rana no es sensible a los insectos, no procesa insectos, sino motas negras que pasan delante de su campo visual. Afortunadamente para ella la mayoría de las motas negras son insectos. Es decir, esa capacidad para detectar motas negras es una exaptación, una enjuta, una adaptación nueva en la historia evolutiva. Una exaptación es una adaptación que ha modificado su funcionalidad.

En realidad el término enjuta se refiere a la estructura arquitectónicas que está entre medio de los arcos. Esta parte en algunas iglesias se convirtió en un diseño artístico muy importante, y en cambio no tenían esa función originalmente, sólo eran el espacio que quedaba entre dos arcos. Es decir, de alguna manera las enjutas son como las exaptaciones de esa estructura arquitectónica, por ello se utilizó esa expresión. Y por ello se utiliza como la analogía con el juego del fingir. Éste es en realidad una exaptación que ha permitido crear la imaginación a partir del impulso social para aprender a ser individuos en una sociedad.

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El 80% de las personas con hipercolesterolemia familiar no saben que la padecen

La hipercolesterolemia familiar es una enfermedad silenciosa, que muchas veces se hace visible a través de sus consecuencias más drásticas: ataques cardiacos, ictus o trombosis. De hecho, la mayoría de los infartos de personas menores de 50 años se debe a una hipercolesterolemia genética sin diagnosticar.

El diagnóstico precoz es la única opción para controlar los efectos de esta enfermedad y permitir una mejor calidad de vida a las personas que la padecen, así como un ahorro a la sanidad pública. Se estima que en España más de 875.000 personas tienen hipercolesterolemia familiar, sin embargo el 80 por ciento ni siquiera sabe que la padece.

Desde la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) el mensaje es claro: “La prevención es la clave y, hoy en día, existen técnicas que permiten detectar esta dolencia con una simple muestra de saliva. Además, al tratarse de una enfermedad genética, la prueba sólo se realiza una vez en la vida”.

Actualmente, existen diferentes niveles de implantación de métodos de diagnóstico en las comunidades autónomas, a la hora de detectar esta enfermedad y evitar sus consecuencias.

Así, las comunidades autónomas más implicadas son Madrid y Castilla León, ya que cuentan con plan de diagnóstico precoz y han convocado concursos durante los dos últimos años para suministrar estas técnicas a sus hospitales. Aragón, Cataluña y País Vasco también cuentan con iniciativas en este sentido, suministrando estas técnicas a los hospitales propiciando la actividad rutinaria respecto a la hipercolesterolemia familiar.

“Creemos que es indispensable poner en marcha un Plan de Diagnóstico Nacional que conciencie al sistema sanitario de la importancia de utilizar estas técnicas”, insisten desde la SEA. Además, afirman, “la prevención supondría un mejor control de los enfermos y un ahorro a largo plazo para las arcas públicas, al evitar los efectos graves que provoca: ataques cardiacos, ictus, trombosis e, incluso, la muerte”.

Cabe destacar la labor realizada por la empresa biotecnológica Progenika en este campo, la cual desarrolló en 2004 un chip de ADN para detectar la hipercolesterolemia familiar con una simple muestra de saliva. Según Progenika, “el chip simplifica y clarifica el diagnóstico clínico y es de gran ayuda para el manejo de este tipo de pacientes, tanto en atención primaria como especializada, ya que su uso es extremadamente sencillo”. Utilizando esta prueba de forma rutinaria se puede diagnosticar de forma rápida y eficaz a los enfermos de hipercolesterolemia familiar, cuyo tratamiento temprano es de gran importancia en la prevención de las enfermedades cardiovasculares prematuras.

Recomendaciones internacionales

Ya en el año 1997 la Organización Mundial de la Salud emitió su primer informe sobre el manejo de la hipercolesterolemia familiar. Posteriormente desde Estados Unidos el Proyecto MEDPED, recomendaba la necesidad de un diagnóstico temprano como herramienta fundamental de prevención. Recientemente la Sociedad Europea de Cardiología y La Asociación Europea para la Prevención y Rehabilitación Cardiovascular también se han unido a estas recomendaciones.

En este sentido, países como Holanda cuentan, desde 1994, con un Plan de Detección Nacional de Hipercolesterolemia Familiar (Cascada Familiar). Entre los beneficios obtenidos: el 85 por ciento de los pacientes diagnosticados siguen un tratamiento adecuado para normalizar sus niveles de colesterol, viéndose reducido el riesgo de sufrir un ataque al corazón prematuro en un 80 por ciento. Se estiman que las personas diagnosticadas por el Plan de Detección Nacional han alargado su esperanza de vida en más de 3 años. Además, gracias al plan se evitan 26 infartos de miocardio por cada 100 pacientes diagnosticados y tratados con edades comprendidas entre 18 y 60 años.

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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¿Qué meriendan los niños españoles?

A los niños españoles les encantan las actividades físicas al aire libre, pero comen poca fruta, “luego si la actividad al aire libre se asocia a la ingesta de fruta, es esperable que aumente su consumo en niños”, ha considerado la directora del centro, la psicóloga Rocío Ramos-Paúl, durante la presentación del estudio en Madrid.

De esta manera, esta experta ha apostado por buscar formas atractivas de presentación para que “aumente sus ganas” de consumir fruta. Además de aprovechar el tiempo de ejercicio físico o actividades al aire libre para introducir la fruta, ha señalado.

El estudio revela también que el 50,8 por ciento de los niños españoles prefiere consumir fruta si se presenta en forma de zumo, macedonia o triturada y que el 49,8 por ciento de los padres considera que la cantidad de fruta que toma sus hijos es insuficiente.

Con todo, la psicóloga ha subrayado la importancia de que los niños sigan una dieta saludable, que incluya piezas de fruta y verduras, con el objetivo de prevenir la obesidad y el sobrepeso que, en España, ronda el 30 por ciento.

Por otro lado, esta experta ha recordado que los menores deben hacer ejercicio físico de manera habitual. No obstante, a tenor de los resultados del estudio, sólo el 56 por ciento de los niños observados en la muestra -tienen una media de 10 años- hacen deporte dos o tres veces a la semana.

En cuanto a la frecuencia de la práctica deportiva, el 87 por ciento de los niños realiza actividades al aire libre de dos a cinco días a la semana y el 13 por ciento sólo un día o menos.

Asimismo, los resultados del estudio también muestran que el 17,2 por ciento de los niños juega a los videojuegos en su tiempo libre y un 13,8 por ciento lee y realiza manualidades en casa.

Embutidos en la merienda

Por otro lado, el 68 por ciento de los niños españoles merienda bocadillo con embutidos o chocolate y un 10 por ciento, productos industriales, algo que, a juicio de la psicóloga, viene marcado por la tradición española.

Sin embargo, el porcentaje de niños que comen bollería industrial aumenta cuando éstos tienen hambre entre horas o finalizan una actividad física (el 75,5%). “Es importante habituarles desde pequeños a una alimentación saludable, de manera que si al final de la actividad física, lo primero que encuentran es fruta, ellos la elegirán por sí mismos cuando tengan hambre”, ha señalado Ramos-Paúl.

En cuanto a la elección de la merienda, el 59,7 por ciento de los niños españoles elige su merienda solo o con la ayuda de sus padres. “En la medida en que los padres incorporan la fruta en las rutinas alimentarias de los niños, es esperable que aumente el consumo de fruta por parte de éstos sin necesidad de que sus progenitores tengan que recordárselo”, ha señalado esta experta.

Así, ha explicado que “si desde pequeños asocian el consumo de frutas a situaciones como la media mañana, la merienda o entre horas, los niños tendrán el hábito de consumir fruta en estos momentos porque se les educa en ser responsables con su dieta”.

Canarias a la cabeza en índice de obesidad infantojuvenil

Algunas de las causas de que el archipiélago canario haya llegado a estas cotas las encuentran los expertos en el turismo y la migración del ámbito rural a las grandes ciudades, que “han influido notablemente en la transición nutricional que ha experimentado Canarias en los últimos años”. A su juicio, estos hechos “han disparado las cifras de obesidad en el Canarias”.

Y es que, pese a que estos factores han ayudado a mejorar la situación económica de la población, también han originado un cambio en los hábitos alimenticios de sus habitantes, “sustituyendo la comida tradicional por una alimentación rica en grasas”, sostienen.

Diversos estudios han planteado la problemática de esta comunidad, como Enkind, que fue realizado entre población española de entre 2 y 24 años entre el año 1998 y el 2000. Éste establecía una prevalencia total entre obesidad y sobrepeso de un 32,8 por ciento en Canarias, siendo el de la obesidad del 18 por ciento y el del sobrepeso de un 14,8 por ciento.

Por su parte, las encuestas de salud de 2006 y 2009 cifraron esta prevalencia en población de 2 a 17 años del archipiélago canario en entre un 29 por ciento y un 38 por ciento en varones, y entre un 33 por ciento y un 39 por ciento en mujeres; algo similar a lo que evidenció el estudio Enrica entre 2008 y 2010. En éste, se observó una prevalencia de obesidad de entre un 22,9 por ciento y un 36 por ciento en adultos.

Al año siguiente, el Estudio Nacional Aladino, realizado sobre 7.923 niñas y niños de entre 6 y 9 años evidenció que un 21,2 por ciento de obesidad y 28,4 por ciento de sobrepeso en Canarias. Datos refrendados por la Encuesta de Salud, que añade que “en Canarias existe una prevalencia de obesidad mucho más acusada en mujeres que en varones en comparación con la existente a nivel nacional”.

Esta enfermedad conlleva riesgo cardiovascular

La obesidad es una enfermedad que “tiene importantes repercusiones sobre la salud, tanto a corto como a largo plazo”, ya que mantiene una “estrecha relación” con factores de riesgo cardiovascular, sostienen desde SEEDO. Y es que “tres de cada diez fallecimientos en Canarias se producen a causa de alguna enfermedad cardiovascular”.

Para intentar paliar estas cifras, la Consejería de Sanidad de esta comunidad, a través de la Dirección General de Salud Pública, puso en marcha en 2005 el Proyecto DELTA de educación nutricional, y participó en el Programa PERSEO. Ambos estaban orientados “a fomentar la alimentación saludable y la actividad física desde los primeros años de vida”, indican.

Además, el Gobierno canario activó una estrategia global para frenar el exceso de peso entre la población. Ésta contempló el Programa de Intervención para la Prevención de la Obesidad Infantil, (PIPO), y el Protocolo de Abordaje de la Obesidad Infantil y Juvenil“.

El primero es una guía pediátrica de alimentación con pautas nutricionales y de actividad física hasta los 18 años y otra de menús saludables desde los 4 hasta los 18 años. De esta manera, PIPO “pretende ser una herramienta de información sobre alimentación saludable a la vez de servir para la intervención precoz de los problemas de sobrepeso y obesidad”, subrayan.

En cuanto al Protocolo de Abordaje de la Obesidad Infantil y Juvenil, éste “busca proporcionar pautas y criterios basados en la evidencia científica para combatir el exceso de peso en la infancia y la adolescencia”, manifiestan. Para ello, se basan “en la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento”, concluyen desde SEEDO.

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Una fórmula predice los riesgos de obesidad infantil en el momento de nacer

Una simple fórmula puede predecir al nacer la probabilidad de un bebé de padecer obesidad en la infancia, según un estudio publicado en la revista Plos One. Disponible como una calculadora online, estima el riesgo del niño a ser obeso en función de su peso al nacer, el índice de masa corporal (IMC) de los padres, el número de personas en el hogar, la categoría profesional de la madre y si fumaba durante el embarazo.

Los investigadores del estudio esperan que su método de predicción se utilice para identificar a los bebés en alto riesgo y ayudar a las familias a tomar medidas para evitar que sus hijos engorden en exceso, ya que la obesidad infantil es una de las principales causas de la diabetes tipo 2 temprana y las enfermedades cardíacas y circulatorias, además de ser cada vez más común en los países desarrollados.

“Esta prueba se realiza en muy poco tiempo, no se requiere ninguna prueba de laboratorio y no cuesta nada”, explicó el profesor Philippe Froguel, de la Escuela de Salud Pública del “Imperial College” de Londres (Reino Unido). El también director del estudio enmarca que todos los datos que se utilizan son factores de riesgo “bien conocidos” para la obesidad en la niñez, pero que “esta es la primera vez que han sido utilizados juntos para predecir desde el momento del nacimiento la probabilidad de que un niño se convierta en obeso”.

“Una vez que un niño se convierte en obeso, es difícil que pierda peso, por lo que la prevención es la mejor estrategia y tiene que comenzar tan pronto como sea posible”, aconseja el profesor Froguel, quien lamenta que las campañas de prevención hayan sido “bastante ineficaces en la prevención de la obesidad en los niños en edad escolar”. “Enseñar a los padres acerca de los peligros de un exceso de alimentación y malos hábitos alimentarios a una edad temprana, sería mucho más eficaz”, afirma.

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José María Ordovás explica las bases genéticas y moleculares de la nutrición

El futuro ideal de la prevención de las enfermedades crónico degenerativas (cardiovasculares, cáncer, neurodegenerativas, obesidad, etc.) “necesita nuevos paradigmas más personalizados haciendo uso de las nuevas tecnologías y desarrollos del conocimiento científico”. En estos términos se expresó el profesor José María Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (EE.UU.), en la XXXI Lección Memorial Fernández-Cruz. La lección magistral del profesor Ordovás, que también es investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), versó sobre Nutrigenómica: Interacción de los genes con los nutrientes, las implicaciones en la práctica clínica. Previamente, recibió el premio de la Fundación Fernández-Cruz, que preside el profesor Arturo Fernández-Cruz.

En su disertación, el profesor Ordovás se plantea un nuevo modelo sobre la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, adaptado a nuestra época. La nutrición personalizada -dijo- ofrece la oportunidad de una solución efectiva y rentable para muchas enfermedades, incluyendo la diabetes, obesidad, arteriosclerosis o Alzheimer. La base científica pasa por definir los mecanismos moleculares que permiten comprender el desarrollo de la nutrición personalizada e inclusive productos nutricionales.

“Durante la mayor parte de la historia -prosiguió el profesor Ordovás-, la preocupación del ser humano ha sido la obtención de suficientes nutrientes y calorías para sobrevivir. Sin embargo, en las últimas décadas la salud de los países desarrollados e industrializados se ha visto gravemente amenazada por otro tipo de malnutrición, resultante del exceso de ciertos nutrientes y sobre todo del exceso de calorías en sus dietas. Para abordar este acuciante problema, numerosas sociedades científicas y médicas han elaborado recomendaciones dietéticas para la población, con resultados muy por debajo de lo esperado”.

En este sentido, explicó que debido a que las recomendaciones globales, no tienen en consideración las necesidades del individuo, definido en buena parte por su genoma. “Por esta razón, el futuro ideal de la prevención de las enfermedades crónico degenerativas (cardiovasculares, cáncer, neurodegenerativas, obesidad, etc.) necesita nuevos paradigmas más personalizados haciendo uso de las nuevas tecnologías y desarrollos del conocimiento científico”, continuó el experto.

Piedra angular de la prevención

“Manteniendo la noción de que la dieta es la piedra angular de la prevención, el objetivo de la nutrigenómica es identificar las necesidades del individuo en el contexto de su genoma, además de su epigenoma -que son las modificaciones de los genes por su entorno-. Esta información permitirá proporcionarle al individuo las recomendaciones óptimas para prevenir la enfermedad-envejecimiento, mantener un estado óptimo de salud y, en el caso de que la enfermedad ya esté manifestada, utilizar los alimentos como terapia o adyuvante de la terapia farmacológica”, concluyó el profesor Ordovás.

La jornada científica, dirigida por el profesor Arturo Fernández-Cruz, presidente de la Fundación, jefe del Servicio de Medicina Interna y director del Área de Prevención Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos, ha contado también con otros prestigiosos especialistas nacionales e internacionales del área de la prevención cardiovascular. Según sus palabras, el objetivo es reorganizar nuestros costosos sistemas de salud, basados en tratar personas enfermas, para prevenir las enfermedades cardiovasculares que resulta una carga insostenible.

En esta edición, se ha prestado especial atención al manejo de la hipertensión arterial refractaria (sobre la que han hablado el Dr. S.E. Kjeldsen, departamento de Cardiología en la Ullevaal University, Hospital de Oslo, Noruega y el Dr. F. Mafoud, Departamento de Cardiología, Angiología, Medicina Interna y Cuidados Intensivos, Hospital Universitario del Sarre, Homburg); los nuevos fármacos en el tratamiento de la hipercolesterolemia (Dres. Botet y Massana); el tratamiento del síndrome metabólico-diabetes (Dres. Escalada y Torres) y las nuevas guías de la antiagregación-coagulación en la fibrilación auricular (Dr. Zamorano).

Temas relevantes

Otros temas importantes analizados en esta XXXI Lección Memorial Fernández-Cruz son la actualización de la medicina regenerativa: “células madre” en el infarto de miocardio por el Profesor Fernández Avilés, catedrático de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Gregorio Marañón; los nuevos conceptos de la farmacogenómica para la personalización del tratamiento en las enfermedades crónicas; el impacto de la enfermedad cardiovascular en los pacientes infectados por VIH; y las nuevas perspectivas con la vacuna contra la enfermedad de Alzheimer.

Premio a Ordovás

En su XXXI aniversario, y de forma consecutiva, la Fundación Fernández-Cruz quiere distinguir a prestigiosos especialistas del campo cardiovascular y en esta edición le otorgó el Premio al profesor José Maria Ordovás, el mayor experto en Nutrigenética y Nutrigenómica.

El profesor Ordovás, ha colaborado con grupos españoles de forma continuada en la definición de una medicina personalizada en relación con la alimentación. Sus aportaciones han permitido la creación de una herramienta disponible Nutriincode que permite caracterizar los pacientes con riesgo cardiometabólico (obesidad-diabetes) de cara a una personalizada intervención con la información genética obtenida en poblaciones como las cohortes del Framingham y poblaciones europeas.

Sus trabajos han contribuido a descubrir un número de variantes genéticas que elijen los caminos metabólicos que dan lugar a la susceptibilidad a padecer enfermedades relacionadas con la dieta (diabetes mellitus, obesidad, enfermedades cardiovasculares, cáncer y algunas enfermedades autoinmunes).

El concepto apasionante de que lo ingerimos alimentos-vitaminas sufre un metabolismo (acetilación) de acuerdo a las variantes genéticas del individuo ha permitido identificar el concepto de susceptibilidad de estos genes para causar el cáncer especialmente de colon, estómago y mama.

José María Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), director científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). Además, el profesor Ordovás es académico de diferentes Instituciones, entre ellas, la Real Academia Nacional de Farmacia; la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas, Químicas y Naturales de Zaragoza; y Académico de Honor de la Real Academia de Medicina de Zaragoza.