En forma todo el año
Consejos como utilizar las escaleras en lugar del ascensor, pasear a diario y llevar una dieta equilibrada nos ayudarán a estar en forma.
Sin duda uno de los propósitos de Año Nuevo más comunes es practicar más ejercicio físico y ponernos en forma. Especialmente después de unas fechas en las que se suelen cometer excesos, es importante esforzarse por adquirir hábitos saludables, pero aún más lo es el mantenerlos en el tiempo y que esa voluntad de mejora no se desinfle con el paso de las semanas.
Para activarnos físicamente no es requisito indispensable que nos apuntemos a un gimnasio; hay pequeños gestos que harán a nuestros músculos ponerse en marcha. Algunos de ellos son, por ejemplo, dejar el ascensor y utilizar en su lugar las escaleras, hacer los trayectos cortos andando o en bici en vez de en coche y pasear un rato todos los días. Lo ideal es caminar 10.000 pasos al día, una cantidad que podemos medir usando un podómetro o una de las muchas apps para móviles que hay actualmente en el mercado.
También podemos practicar diferentes deportes al aire libre siempre que podamos para estar en forma: hacer running (salir a correr), patinar, montar en bici o practicar senderismo son formas de disfrutar del tiempo libre a la vez que hacemos ejercicio.
En lo que se refiere a la alimentación, deberemos retomar una dieta equilibrada –que fácilmente habremos descuidado en Navidades- y guardar los dulces que nos hayan sobrado para no caer en la tentación.
Es importante mantener una estructura de cinco comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. La combinación de todas ellas nos aporta los nutrientes que necesitamos y nos ayuda a controlar el apetito. De hecho, si nos saltamos alguna, llegaremos a la siguiente comida con más hambre y comeremos más cantidad o incluso picaremos entre horas. Por tanto, debemos intentar llevar un ritmo regular, que nos ayudará a mantener la forma asimilando mejor los nutrientes y controlando así el peso corporal.
Sigue una alimentación equilibrada, incorporando verduras, cereales y legumbres como platos principales. Las legumbres y los cereales son parte de nuestra dieta mediterránea y son fuente de hidratos de carbono, proteínas, fibra, minerales como el fósforo o el potasio, y vitaminas como las del grupo B. Son alimentos con bajo contenido en grasa, al igual que las hortalizas y verduras que nos aportan vitaminas como la A y la C. Todos estos nutrientes son necesarios para que nuestra dieta sea completa y para mantener un peso adecuado.
Como segundo plato podemos optar por carnes magras como el pollo, los cortes magros de cerdo, el conejo, el pescado blanco y los huevos; preferentemente cocinándolos de manera sencilla (al horno, al vapor o a la plancha) y evitando añadir salsas. Como postre podemos elegir las diferentes frutas de temporada y alternarlas con lácteos bajos en grasa.
El desayuno será una combinación de lácteos, cereales y frutas. Y una opción recomendable para la media mañana y la merienda es tomar alguna pieza de fruta u hortaliza, lácteos o un minibocadillo.
Bebe entre seis y ocho vasos de agua al día y compleméntalo con infusiones, caldos y otras bebidas sin azúcares añadidos.
Siguiendo estos sencillos consejos que combinan la práctica de ejercicio físico diario y una dieta equilibrada, conseguiremos ponernos en forma y seguir disfrutando del resto del año.