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La comida casera puede prevenir la diabetes

comida casera¡Como en casa no se come en ningún sitio!. Es una de esas verdades universales que todo el mundo repite como un ‘mantra’ cuando, por obligación o por placer, pasamos muchos días fuera del hogar y toca tirar de restaurante o comida preparada para llenar el estómago.
Esta afirmación cobra más valor cuando, sin menospreciar el sabor de la comida de puchero, hablamos de salud. Y es que un nuevo estudio, publicado por investigadores norteamericanos afirma que las personas que a menudo consumen comidas preparadas en casa son menos propensas a sufrir diabetes tipo 2 que aquellas que toman comida de este tipo con menos frecuencia.
A nivel internacional, sobre todo en las grandes urbes, existe una tendencia creciente de las personas a comer fuera y esto implica, en muchos casos, un mayor consumo de comida rápida, por ejemplo. Los médicos empiezan a mostrarse preocupados al ver que estas personas tienen una dieta que es rica alimentos que aportan energía pero relativamente pobre en nutrientes, lo que podría conducir a un aumento de peso, que, a su vez, está asociado con un mayor riesgo de diabetes tipo 2.
Por el contrario, ha habido poca investigación autorizada sobre el papel que las comidas preparadas en el hogar pueden jugar en la alteración de los riesgos a largo plazo del desarrollo de diabetes y/u obesidad. Evaluar si la comida casera podría ser una estrategia contra la obesidad y la diabetes es el objetivo de una nueva investigación epidemológica realizada por Qi Sun de la escuela de salud pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, en Boston, Estados Unidos y, colegas, que se publica en un número especial de la revista Os Medicine sobre la prevención de la diabetes.
CUÁNTAS COMIDAS CASERAS REDUCEN EL RIESGO DE DIABETES
Sun y sus colegas emplearon grandes conjuntos de datos prospectivos en los que profesionales de la salud de Estados Unidos, hombres y mujeres fueron seguidos durante largos periodos de tiempo, con la recogida rigurosa de datos sobre indicadores de salud, incluyendo formación sobre los hábitos alimentarios y la aparición de la diabetes. Se corrigieron los resultados teniendo en cuenta varios factores conocidos que podrán afectar a los hábitos de alimenticios teniendo en cuenta varios factores conocidos que podrían afectar a los hábitos alimenticios, como el estado civil.
Los resultados indican que las personas que informaron que consuman entre cinco y siete comidas preparadas en casa por la noche durante una semana tenían un riesgo 15 por ciento menor de diabetes tipo 2 que quienes tomaban dos de esas comidas o menos en una semana. Una pequeña, pero aún estadísticamente significativa, reducción fue evidente para los que consumían más almuerzos preparados en casa a la hora de comer.
Otros análisis sugieren que un menor aumento de peso podrá explicar en parte la reducción observada a menudo en la aparición de la diabetes tipo 2 en aquellos que comen comidas preparadas en casa. Las estrategias de prevención de la diabetes bien establecidas incluyen intervenciones conductuales destinadas a aumentar el ejercicio y mejorar los hábitos alimenticios, los beneficios nutricionales y de estilo de vida del consumo de comidas preparadas en casa podrán contribuir a estos esfuerzos de prevención de la diabetes, según los hallazgos de este estudio.

FUENTE: http://www.infosalus.com/nutricion/noticia-no-menosprecies-comida-casera-buena-salud-20160707055940.html

 

grasas trans

Las grasas insaturadas, que no así las saturadas o las trans, reducen el riesgo de muerte

grasas trans

Las dietas con un alto contenido en grasas insaturadas, caso de los ácidos grasos omega-3 y omega-6, son beneficiosas para la salud. De hecho, y comparadas frente al consumo de carbohidratos con la misma cantidad de calorías, las grasas insaturadas se asocian con una reducción de entre un 11% y un 19% de la mortalidad por cualquier causa. Así lo muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard en Boston (EE.UU.) y publicado en la revista «JAMA Internal Medicine», en el que se incide en la necesidad de evitar las grasas saturadas y, sobre todo, las grasas trans en la dieta y sustituirlas por grasas insaturadas –tanto poliinsaturadas como monoinsaturadas.

Como explica Dong Wang, director de la investigación, «en el último par de años se ha generado una gran confusión entre el público general y en la comunidad biomédica en torno a los efectos sobre la salud de los tipos de grasas en la dieta. Y en este sentido, nuestro trabajo constata los importantes beneficios asociados al consumo de las grasas insaturadas, sobre todo cuando se emplean en sustitución de las grasas saturadas y de las grasas trans».

¿Grasas trans? No, gracias

Para llevar a cabo la investigación, los autores evaluaron la relación entre los distintos tipos de grasas en la alimentación y la mortalidad –tanto general como específicamente asociada a las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, respiratorias y oncológicas–. Y para ello, analizaron los datos de 126.233 adultos incluidos en dos macroestudios –el Estudio de Salud de las Enfermeras (NHS I) y el Estudio de Seguimiento de la Salud de los Profesionales– en los que, con una periodicidad de dos o cuatro años y a lo largo de un total de 32 años, se registraron todos los aspectos relativos a la dieta, los estilos de vida y el estado de salud de los participantes. Concretamente, durante los 32 años de seguimiento se produjeron 33.304 decesos.

Los resultados mostraron que las grasas trans son las más perjudiciales para la salud. No en vano, y comparadas frente al consumo de carbohidratos con una cantidad similar de calorías, cada incremento de un 2% en el consumo de grasas trans se asoció con un aumento del 16% del riesgo de mortalidad prematura a lo largo de los 32 años de seguimiento. Sin embargo, las grasas saturadas, típicas de alimentos como la mantequilla o las carnes rojas, tampoco salieron mucho mejor paradas: partiendo del mismo número de calorías en los carbohidratos, cada aumento de un 5% en el consumo de este tipo de grasas conllevó un aumento del 8% en la probabilidad de fallecer por cualquier causa.

Por el contrario, los resultados mostraron que el consumo elevado de grasas insaturadas –tanto poliinsaturadas como monoinsaturadas– se asoció, frente a la ingesta de la misma cantidad de calorías en los carbohidratos, con una disminución de un 11-19% de la mortalidad general.

Hay que eliminar las grasas trans y reemplazar las grasas saturadas por grasas insaturadas, incluidos los ácidos omega-3 y omega-6Frank Hu

Es más; el consumo de dos tipos de grasas poliinsaturadas específicas –los ácidos grasos omega-6, presentes en los aceites vegetales, y los ácidos grasos omega-6, muy comunes en el pescado–, se asoció con un menor riesgo de muerte prematura.

Como indican los investigadores, «los efectos sobre la salud de los tipos específicos de grasas dependen de cómo son reemplazadas. Por ejemplo, y comparadas frente a aquellas personas que mantuvieron altos niveles de consumo de grasas saturadas, los participantes que cambiaron estas grasas saturadas por grasas insaturadas, sobre todo por grasas poliinsaturadas, presentaron un riesgo significativamente menor de morir por cualquier causa durante el período de seguimiento del estudio, así como una probabilidad inferior de fallecer por una enfermedad cardiovascular, por cáncer o por una enfermedad respiratoria o neurodegenerativa. Unos hallazgos que, en el caso de la enfermedad cardiovascular, son consistentes con los observados en numerosos estudios previos, en los que se muestra que la sustitución de las grasas saturadas o trans por grasas insaturadas se asocia con una reducción de las cifras de colesterol total y de LDL o ‘colesterol malo’».

Más sanos y longevos

Pero aún hay más. El estudio también demuestra que, con objeto de mantener la misma cantidad de ingesta calórica, la sustitución en la dieta de las grasas saturadas por carbohidratos también conlleva una reducción, aun modesta, del riesgo de mortalidad.

Entonces, ¿debe sugerirse la sustitución en la alimentación de las grasas, incluidas las insaturadas, por carbohidratos? No, pues como ya se ha referido, las grasas insaturadas ejercen un efecto beneficioso para la salud. De hecho, los resultados mostraron que las personas que reemplazaron su ingesta total de grasas por carbohidratos tuvieron una mayor mortalidad. Un resultado que, como apuntan los autores, «no nos sorprendió, pues los carbohidratos en Estados Unidos suelen contener básicamente almidón y azúcares refinados, cuya influencia sobre la mortalidad es similar a la de las grasas saturadas».

En definitiva, concluye Frank Hu, co-autor del estudio, «nuestro trabajo muestra la importancia de eliminar las grasas trans y de reemplazar las grasas saturadas por grasas insaturadas, incluidos los ácidos omega-3 y omega-6. Un cambio en la dieta que a nivel práctico se puede lograr sustituyendo las grasas de origen animal por una amplia variedad de aceites vegetales para cocinar».

Fuente: http://www.abc.es/salud/habitos-vida-saludable/abci-grasas-insaturadas-no-saturadas-o-trans-reducen-riesgo-muerte-201607051357_noticia.html

dieta mediterránea

La dieta mediterránea contribuye a buena salud del corzón

dieta mediterráneaLa dieta mediterránea podría atenuar los efectos nocivos de unos metabolitos en sangre, conocidos como acylcarnitinas de cadena corta y media, asociados a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, según ha mostrado un trabajo realizado por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN).

Además, en la investigación, que ha sido liderada por la doctora Marta Guasch-Ferré y el doctor Jordi Salas-Salvadó y publicada en la revista ‘The American Journal of Clinical Nutrition’, han participado expertos de la Unidad de Nutrición Humana del Hospital Universitario de Sant Joan de Reus, el Instituto de Investigaciones Sanitarias Pere i Virgili, con la colaboración de la Universidad de Harvard de EEUU y la Universidad de Navarra.

Para llevarlo a cabo, los científicos seleccionaron al azar a unas mil personas de las cuales se conservaron muestras de sangre al inicio del estudio y al año. Estas muestras se enviaron a Broad Institute de MIT y Harvard en EEUU para someterlas a una nueva técnica conocida como “metabolómica” y que tiene como objetivo detectar los niveles en sangre u otros tejidos corporales de centenares de metabólicos que pueden estar relacionados con enfermedades crónicas como la diabetes o la patología cardiovascular.

Riesgo a los cinco años 

En concreto, se analizó la asociación entre 28 tipos de acylcartnitinas, metabolitos presentes en sangre que han sido relacionados con más riesgo de aterosclerosis, resistencia a la insulina y enfermedad cardiovascular. De esta forma, según ha explicado Salas, se comprobó que los participantes  que tenían niveles altos en sangre de acylcarnitinas de cadena corta y media temían un 80 por ciento y un 55 por ciento, respectivamente, más riesgo de sufrir enfermedades del corazón a los cinco años, en comparación con los que tenían estos níveles más bajos.

“Además, también se analizó el efecto sobre la enfermedad cardiovascular de los cambios al año en los niveles de acylcarnitinas y se demostró que los participantes que tenían niveles más elevados de estos metabolitos de cadena corta y largo, después de un año, tenían riesgo más alto de padecer enfermedades cardiovasculares e ictus”, ha añadido el investigador Salas.

Con estos datos, los científicos analizaron si seguir una dieta saludable, como la dieta mediterránea, podría contrarrestar los efectos perjudiciales de los niveles elevados en sangre de acylcarnitinas sobre la salud cardiovascular de tener niveles. Así, comprobaron que los participantes que siguieron una intervención dietética para fomentar la tradicional dieta mediterránea tenían un menor riesgo de padecer eventos del corazón, a pesar de que tuvieran los niveles elevados y en comparación con aquellos que no siguieron la dieta mediterránea.

Fuente: http://www.infosalus.com/nutricion/noticia-mas-evidencias-beneficios-dieta-mediterranea-salud-cardiovascular-20160503111955.html