Alegra tu tupper de forma saludable
ALEGRA TU TUPPER
DE FORMA SALUDABLE
Vuelve a una rutina saludable con un tupper
variado, equilibrado y, sobre todo, muy apetecible!
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Volver a trabajar después del descanso estival puede generar comportamientos depresivos en muchas personas. Es lo que se conoce popularmente como “depresión postvacacional”.
Según Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, “el síndrome, o estrés, o depresión postvacacional hace referencia al proceso que tenemos que afrontar tras las vacaciones para readaptarnos de nuevo a las obligaciones laborales o escolares, al cambio de hábitos y horarios que supone. Son términos surgidos de manera popular, que se utilizan mucho debido al amplio eco que suelen tener todos los años, sobre todo a finales de agosto y primeros de septiembre, en los medios de comunicación”.
No es una enfermedad en sí misma, y para decir que alguien está sufriendo este “trastorno” debe realmente experimentar malestar, ansiedad, depresión, irritabilidad, dificultad para relacionarse con los demás en todos los ámbitos (laboral, académico, familiar), desánimo, sensación de apatía, insomnio… todo ello mantenido durante los tres meses después de haberse reincorporado a la rutina, ya que el periodo de adaptación normal se considera entre una y dos semanas. De modo que, si no es así, si estos síntomas persisten, suelen preceder a un trastorno depresivo o un trastorno de ansiedad. Lógicamente, son más proclives de padecerlos las personas víctimas de acoso, ya sea escolar (bullying) o laboral (mobbing).
En los últimos años este problema está dando mucho que hablar, ya que quizás las largas jornadas laborales sumado a la difícil conciliación de la vida profesional y familiar lo están agudizando. Un estudio elaborado en 2012 en España por la empresa de trabajo temporal Randstad revela que el perfil del afectado por el síndrome postvacacional es mujer, entre 25 y 29 años y con estudios universitarios. De hecho, un 63% admiten encontrarse en esta situación, frente al 37% de los hombres.
Pero siempre hay maneras de mitigar los efectos. Estos consejos te ayudarán a mantener el bienestar emocional:
1. No alargar las vacaciones hasta el último momento, ya que implica comenzar la jornada laboral de un día para otro, sin reajustar tiempos ni ambientes. Además, conviene descansar lo suficiente tras un viaje y adaptarse al hogar poco a poco.
2. Tomarse con calma el primer día de trabajo. No se trata de no pensar en lo duro que es y en lo bien que te lo pasaste durante las vacaciones, sino de anteponer los pensamientos útiles para aligerar la jornada. Por otra parte, trata de valorar lo positivo de la vuelta como, por ejemplo: tener un empleo, estar activo, ver a tus amigos y compañeros y, cómo no, contaros las anécdotas del verano y lucir moreno. Así que intenta comenzar las tareas pendientes paulatinamente y no te impacientes si no recuerdas dónde guardaste ese archivo que no encuentras. Si te pasa, es señal de que has logrado desconectar de verdad. Cuando quieras darte cuenta, la sensación de desasosiego habrá desaparecido.
3. A la hora de la comida trata de que sea un momento de descanso y haz una pausa de verdad. Aléjate del ordenador, del escritorio. Sería muy bueno y sano aprovechar ese momento para expresar lo que sientes con tus compañeros, amigos o familiares. No te aísles, trata de relacionarte con los demás.
4. Descansa lo suficiente durmiendo en torno a ocho horas. Es normal que los primeros días tengas algo de desajuste en tus horarios, ya que te estarás adaptando a la nueva situación. Durará unos pocos días.
5. Deja el trabajo al salir de la oficina. Procura desengancharte de las preocupaciones laborales y no agobiarte por lo que te espera al día siguiente. Eso no te ayudará a sentirte mejor. Cuando termines tu jornada, dedica el resto del día a estar con la familia o con los amigos o a practicar actividades que te gusten.
6. Haz ejercicio físico. Está demostrado que hacer deporte regularmente contribuye a combatir el estrés, relaja e incrementa el bienestar emocional. Además, te ayudará a despejarte mentalmente y ganarás en energía y salud. No lo dudes: el deporte es uno de tus mejores aliados para mantener tu armonía interior, sobre todo en épocas estresantes.
7. Organiza tu tiempo y actividades estableciendo horarios. Es fundamental para desconectar y relajarse, sin sufrir continuos sobresaltos ni olvidos importantes. En tu trabajo establece unos objetivos realistas durante la primera semana. De este modo irás recuperando el ritmo al que estabas acostumbrado antes del paréntesis vacacional.
8. Valora las cosas a corto plazo. En vez de pensar ya en el próximo verano, céntrate en el fin de semana que viene. Las metas tangibles estimulan más que las mismas a largo plazo. Por ello no te recomiendo empezar la cuenta atrás para las próximas vacaciones. Además, en un año pasan muchas cosas.
9. La vida es bella, no fácil. Hay que adaptarse a la realidad. Es difícil volver a la rutina, y cuanto antes lo asumas, mejor te sentirás. Tendrás altibajos, días mejores y peores. Es lo normal. Pero lo importante es que los aceptes, porque pasarán. El día a día ofrece muchas cosas maravillosas que también forman parte de nuestra rutina.
10. Es imprescindible un tiempo de disfrute personal. Hay que reservarse cada día algo de tiempo para uno mismo. Es necesario programar un ocio personal que puede ser desde quince minutos o dos horas, pero considéralo imprescindible para poner las ideas en orden, sin interferencias. Te servirá para hacer una valoración introspectiva en tus días de descanso, y de tu vida en general.
Miguel Ángel Rizaldos
Psicólogo Clínico
www.rizaldos.com
Siempre nos vamos a encontrar con un lunes después de un maravilloso fin de semana y un septiembre tras unas vacaciones reconfortantes.
La falta de un horario de sueño, los cambios en los hábitos alimentarios y la falta de actividad física puede tener repercusiones en los ritmos de nuestro organismo. Por ello, con la vuelta a la rutina, es fundamental tener una actitud optimista y seguir unos hábitos saludables.
bre ya que eso va a incrementar la ingesta de alimentos en la siguiente comida.
En definitiva, es importante adoptar una actitud proactiva, enérgica y saludable ante la búsqueda de nuevas formas de enriquecer nuestro día a día. Desde Instituto Tomás Pascual Sanz, animamos a valorar más lo presente que lo que se echa de menos y siempre seguir una alimentación variada y equilibrada, hacer actividad física de forma continuada y trabajar en nuestro bienestar emocional.
Siete de cada diez españoles dicen sentirse más cansados durante el otoño. Además, cuatro de cada diez asegura tomar complejos vitamínicos para paliar este cansancio, según una encuesta realizada por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO).
El otoño puede suponer un cambio de ánimo, sensación de tristeza, insomnio, irritabilidad, síntomas físicos como dolor de estómago, falta de atención… Existen varios motivos que explican estos cambios: cambio de horas, la vuelta de las vacaciones, incorporación al trabajo, la rutina, bajada de temperaturas….
En este sentido, es importante llevar a cabo una alimentación saludable y recibir un aporte nutritivo adecuado para poder sentirse bien. Según Martín Almendros, miembro de la junta directiva de INFITO dice “Los complejos vitamínicos de origen vegetal aportan vitaminas, polifenoles y los ácidos orgánicos necesarios para el organismo. La vitamina de origen vegetal es muy biodisponible, se aprovechan todos los elementos esenciales de la planta”. En definitiva, el aporte de vitaminas es esencial para reconstruirnos y aprovechar lo elementos energéticos que ingerimos a través de la alimentación.
El 69 % de la población asegura tener problemas al volver de las vacaciones y enfrentarse nuevamente a la rutina laboral. Por ello, es crucial seguir una alimentación equilibrada y variada, realizar ejercicio físico, saber desconectar cuando sea necesario, disfrutar de los momentos, dormir a horas fijas y las que cada uno necesite, realizar cinco comidas al día…
En otoño, hay ricos alimentos de temporada como el membrillo rico en fibra, calabaza que aporta vitamina A y C y cítricos, que aportan vitamina C.
El doctor Miguel Martín Almendros, coordinador del grupo de trabajo de Fitoterapia de la SEMERGEN, recomienda seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio y la toma de preparados farmacéuticos multivitamínicos de origen vegetal p …
Leer mas: http://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-70-poblacion-siente-cansada-llegar-otono-20160922122256.html
(c) 2015 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.
Cuenta atrás. Los niños están de los nervios en los días previos al comienzo de curso, no porque tengan ganas de retomar la actividad escolar, sino porque las largas vacaciones de verano han trastocado sus hábitos.
Digamos que el cuerpo y la mente de los “peques” piden “cole” a gritos o lo que es lo mismo, necesitan rutinas, horarios y disciplina.
En esta particular cuenta atrás no son poco los adultos que, en lugar de ayudar a los niños a que la vuelta al cole les resulte más llevadera y “preparatoria”, provocan con su forma de hablar y de actuar, que se les haga aún más cuesta arriba. Con la ayuda de la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo, autora de ‘Queremos hijos felices’ y ‘Queremos que crezcan felices’, repasamos los siete errores más comunes que suelen cometer los padres en el arranque de septiembre:
1. Exprimir al máximo las vacaciones, pero no en el sentido positivo, sino mostrando demasiada laxitud con los horarios: los niños se acuestan tarde, comen a deshora y comen lo que quieren.
2. Transmitir mensajes de apatía, angustia o cansancio. En estos días son comunes por parte de los padres, en cualquier tipo de conversación, frases como: “Ay, qué horror la vuelta al trabajo”, “Ya se ha acabado lo bueno” y otras expresiones que hacen que ellos se queden con el mensaje de que lo malo es el colegio y trabajar y lo bueno, las vacaciones. “Los niños nos ganan con creces en capacidad de observación. Se dan cuenta de todo lo que pasa y cuando nos oyen hablar sobre un determinado tema captan los mensajes perfectamente, aunque nos creamos que no”, explica.
3. Dejar los preparativos escolares para última hora. A los niños les transmite mucha más seguridad y tranquililidad que los libros, el uniforme (si lo llevan), la ropa que van a necesitar y el material escolar básico esté preparado días antes del primer día de colegio.
4. No dejar que el niño participe en los preparativos. Eso de “Venga, ahí lo tienes todo para cuando vayas al colegio” es un gran error.
5. No aprovechar los materiales o cosas del año pasado. Hay que mostrar a los niños que las cosas tienen un valor material y que es importantes conservarlas y cuidarlas para poder usarlas durante mucho tiempo. Aunque es cierto que en el arranque de curso se suelen comprar muchas cosas nuevas que se necesitan, otras compras son totalmente accesorias.
6. Recordarles los errores del pasado. “Acuérdate de la cantidad de veces que perdiste la agenda”, “Este año espero que no te castiguen tanto como el año pasado”, “Seguro que tendré que comprar este año más pantalones porque eres un desastre y siempre estás por el suelo” son auténticos mazazos para el niño.
7. Llegar tarde el día de la vuelta al cole. El día en el que arranca de nuevo la etapa escolar lo ideal sería que papá o mamá (o los dos) acompañasen al pequeño al centro. En el caso de que sea posible, es importante llegar con tiempo para que el niño pueda saludar a sus amigos, saber en qué clase le ha tocado, intercambiemos saludos y comentarios con otros padres y con la profesora, si es posible. o importante llegar con tiempo, para que el niño pueda saludar a sus amigos, para que se pueda incorporar, saber en qué clase le ha tocado….
Y por último, pedimos a la experta un consejo extra para los padres que están más nerviosos en estos días, aquellos que llevan a sus hijos por primera vez al colegio. “En este caso es importante que cuiden el modo en el que se despiden del pequeño cuando lo dejan en el colegio. Sabemos que cuesta separarse de él, pero es mejor que le lleven de la mano, en lugar de en brazos, que saluden a la profesora con alegría y tranquilidad y que hagan lo más corta posible la despedida. Los padres suelen tener mucha más angustia ese día que los niños. Deben trabajar su rostro, sus gestos y sus palabras para evitar transmitirles angustia o tristeza. Los niños confían en sus padres y si les ven tristes interpretarán que el lugar en el que les dejan no es lo mejor para ellos”, explica.
Las vacaciones de los más pequeños se acaban y es hora de que comiencen un nuevo curso escolar. Por eso, esta época representa el momento idóneo para animarles a que lleven o recuperen unos buenos hábitos de salud. Llevar una dieta diaria saludable, acostumbrarse a una actividad física frecuente y unas horas de sueño adecuadas son hábitos que, si interiorizan desde pequeños, les ayudarán a tener una buena salud de adultos.
Quizá una de las rutinas más complicadas de cambiar es la del desayuno. Es frecuente que cuando los padres piensan en ella surjan preguntas como, ¿qué ocurre si mi hijo se va sin desayunar al cole? o ¿cómo debe ser el desayuno?
En este sentido, es recomendable desayunar en casa o en el colegio y tomar algo a media mañana para así evitar los temidos “atracones”, uno de los grandes problemas a la hora de mantener una dieta saludable. Es importante ser conscientes de que todas las comidas son igual de importantes, que todas deben ser saludables y que hay que evitar los atracones.
Si desayunamos de forma saludable, contribuimos al equilibrio nutricional del día. No hay desayunos ideales y el criterio debe ser el mismo que para el resto de comidas. Es decir, variado, equilibrado y sobre todo saludable. Por ejemplo, el desayuno es, junto a la merienda, el momento perfecto para tomar un vaso de leche u otros lácteos como los yogures o el queso. Podemos, además, acompañarlo de una pieza de fruta, un puñado de frutos secos o pan integral, huyendo siempre del exceso de azúcar.
La práctica deportiva es otro de los hábitos que debería formar parte del día a día de nuestros hijos. Ayuda a evitar el sobrepeso y la obesidad y facilita que el niño tenga un desarrollo equilibrado. Además, la actividad física mejora las relaciones sociales, reduce la ansiedad al tiempo que mejora la autoestima, ayuda a que se valore más el compañerismo y anima a asumir retos y responsabilidades.
Para que el niño esté predispuesto a practicar deporte es importante buscar actividades que le gusten y procurar que se las tome como si fuera un juego. Para ayudarle a decidir, es recomendable que la familia lleve a cabo actividades en las que se incluya algún tipo de actividad física, como patinar, montar en bicicleta o practicar senderismo, entre otras.
El descanso adecuado es otro hábito saludable que no se puede dejar atrás. La estabilidad emocional del niño o su grado de irritabilidad pueden depender mucho del número de horas de sueño que tengan cada noche. Debemos intentar que los niños se acuesten siempre a la misma hora, así como evitar la presencia en su habituación de aparatos que puedan alterar su horario de sueño: ordenador, consolas, teléfono, televisión… Si no es posible, se pueden pactar horarios de uso que no interrumpan o acorten las horas de sueño y vigilar su cumplimiento. Asimismo, también se debe procurar que no se vayan a la cama con el estómago vacío ni inmediatamente después de la cena y, por supuesto, evitar bebidas y alimentos excitantes que puedan dificultar su descanso.
Llega septiembre y con él, la vuelta a la rutina. El ser humano organiza su vida en torno a unos hábitos, en mayor o menor medida establecidos. Las vacaciones rompen esta repetición de hábitos, dotándonos de la libertad para tomar decisiones fuera de nuestro habitual marco de actuación. De ahí que nos encontremos con un reto en septiembre: pasar de la libertad vacacional a la rutina.
Para hacer menos dura la vuelta de las vacaciones, 2 o 3 días antes del comienzo del curso, conviene incorporar unos hábitos que, con actitud positiva, permitan progresivamente adaptarnos nuevamente a la rutina. Para los más pequeños de la casa, esta situación puede ser más difícil y requiere de un mayor apoyo y empatía por parte de su entorno. Es necesario que los adultos, modelos a seguir de los más pequeños, transmitan tranquilidad y normalidad ante esta realidad tan común a todos.
Con el fin de evitar la frustración, es aconsejable expresar los sentimientos y compartir con la familia la negativa ante el inminente fin de las vacaciones.
Con una actitud positiva, la vuelta se hará más suave.
La vuelta de las vacaciones será más sencilla si se establecen unas pautas de estilo de vida saludable, consiguiendo un equilibrio corporal y mental para comenzar con optimismo una etapa colmada de nuevas oportunidades.
Las rutinas son muy importantes en todas las personas, pero mucho más en los niños. “La regularidad en los horarios y que se repitan determinados hábitos les da seguridad y tranquilidad”, afirma Yolanda de la Llave, psicológica conductual del Instituto del Sueño. Se muestra de acuerdo José Manuel Suárez Santodomingo, presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia (Apega) y comenta que “a los niños, especialmente los más pequeños, hay que establecerles unos ritmos de verano. No se puede dejarles total libertad porque entonces es un caos para todos, ellos y los padres”.
El experto sugiere establecer la nueva rutina de verano de forma progresiva. “Los primeros días de vacaciones se les puede dar vía libre para que hagan lo que más le convenga. Hay un ciclo que hay que romper y se les puede dar 10 o 15 días para que se desahoguen. A partir de ahí hay que regularizarlo”, insiste.
Esta regularización no ha de ser tan rígida como durante el curso. De la Llave reconoce que “cuando llegan las vacaciones no se ven obligados a madrugar. Podemos ser más flexibles y dormir y despertar más tarde”.
“Ya no necesitan levantarse tan temprano, pueden hacerlo a las 9 o 9:30. No mucho más tarde porque entonces se motiva una falta de coordinación”, indica Suárez.
La psicóloga advierte de que “si continuamente alteramos los horarios de acostarnos y despertarnos, nuestros relojes internos, que se sincronizan con la luz y las rutinas, se van a volver locos. Así, vamos a tener dificultades para dormir y despertarnos a la hora que tenemos que hacerlo”.
“Es muy importante que los padres sean firmes en este sentido, porque cuando los niños tienen problemas para irse a dormir pronto, se convierte en una batalla”, afirma la profesional.
También hay que tener unos ritmos determinados a la hora de distribuir las tareas. Suárez indica que “las mañanas son para estar en casa y hacer cosas relacionadas con el intelecto. En las tardes puede haber más libertad para quedar con los amigos o ir donde necesiten”.
De la misma manera, la hora de comer debe estar determinada. “No se deben cambiar mucho los hábitos de comida. Si ha aprendido a comer verduras en el invierno, ahora no vamos a darle todos los días hamburguesas”, destaca Suárez.
Todo ello facilitará la vuelta a la rutina del curso en septiembre. Además, para adaptarse progresivamente, hay que instaurar estos nuevos ritmos 15 días antes del comienzo del colegio.
“Establecer los horarios nada más empezar el curso es malo. A las 8 de la mañana, cuando se tenga que levantar el niño, no va a querer. Es mejor aprenderlo con tiempo y no esperar al último día”.
La llegada del verano y el comienzo de las vacaciones de verano propician un cambio en las rutinas diarias que afectan a los más pequeños de forma directa y, por ende, a sus padres. Por ello, y con el objetivo de conseguir que la adaptación a este periodo sea lo más llevadera posible, y que no pase factura al próximo invierno, expertos han destacado la importancia de continuar con las rutinas, estructurar el tiempo libre con periodos de descanso y actividad, así como compartir tiempo como compartir el tiempo con la familia.
Sin embargo, muchas veces resulta complicado conseguir un equilibrio entre la relajación en las reglas durante el verano con el mantenimiento de algunos hábitos mínimos que son fundamentales para la estabilidad de los hijos. “Por norma general, los niños tienen más vacaciones que los padres, por lo que los campamentos y los abuelos se convierten con frecuencia en sustitutos del aula. Además, cada cambio para el niño supone iniciar un proceso adaptativo, lo que hace que con frecuencia se encuentren más nerviosos y alterados”, ha explicado la psicóloga infantil del Hospital Quirón salud San José, Paloma Méndez de Miguel.
Ante esto, el jefe de sección asistencial de Pediatría y Oncohematología del Complejo Hospitalario de Navarra y miembro de ‘Top Doctors’, Javier Molina Garicano, ha subrayado la necesidad de que los horarios de verano se parezcan lo “más posible” al del invierno, porque un cambio de las actividades aprendidas puede derivar en “desasosiego y desconcierto”.
Asimismo, es importante también que la rutina del sueño sea parecida si bien, la doctora Méndez de Miguel ha reconocido que es “acertado” retrasar la hora de acostarse y de levantarse con el fin de adaptar el horario del menor al del adulto. También es necesario que tengan un cierto orden con las comidas y no se salten ninguna por estar de vacaciones.
PERIODO PARA TRANSMITIR OTRAS ENSEÑANZAS
Estructurar el tiempo libre con periodos de descanso y actividad, y ofrecer alternativas para que puedan disfrutar de su tiempo libre son otras de las principales medidas aportadas por los expertos para atender y educar a los niños en verano.
“El concepto de ocio, entendido como tiempo dedicado a hacer lo que nos gusta y que habitualmente no podemos hacer durante el resto del año, no comporta que debamos dejar de lado el aprendizaje. El verano puede ser el momento de transmitir otro tipo de enseñanzas y valores también importantes como la colaboración en las tareas domésticas o ir al cine u a otro tipo de espectáculo“, ha apostillado la doctora del Hospital Universitario Quirón Dexeus y miembro de ‘Top Doctos’, Nuria Curiel Águila.
Estas declaraciones han sido corroboradas por el también miembro de ‘Top Doctors’ y director del Instituto Valenciano de Pediatría, Ignacio Manrique Martínez, quien ha subrayado la importancia de que los padres dediquen tiempo a sus hijos ya que los menores suelen tener una “falta de afecto” porque lo poco que les ven durante el resto del año.
“Puede ocurrir que los niños entiendan la situación al revés y comprendan que sólo cuentan en su vida con sus conocidos o amigos del colegio por ser a los que ven más frecuentemente y que sus padres están ahí solo puntualmente”, ha recalcado el Manrique Martínez, quien ha recomendado fomentar el tiempo que los menores dedican a sus abuelos y a visitar sus pueblos.
Ahora bien, el experto en Neurología Infantil y miembro de ‘Top Doctors’, Andrés Cánovas, ha aseverado que los campamentos de verano son una “muy buena solución” para compatibilizar la vida familiar y laboral y, al mismo tiempo, ayudan a los menores a desarrollar competencias sociales y comunicativas.
En definitiva, según han señalado los especialistas, el “mejor modo” de conseguir unas vacaciones satisfactorias para la familia es equilibrar la disminución de responsabilidades con la libertad que otorga tener un largo periodo de ocio.
Fuente: http://www.infosalus.com/asistencia/noticia-vacaciones-escolares-hacer-hijos-20160625083248.html