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Claves para el abordaje de la desnutrición hospitalaria en España

La desnutrición es un problema de salud frecuente tanto en la comunidad como en los centros sanitarios, aunque no lo suficientemente reconocido.

En el marco del Foro Envejecimiento y Desnutrición Hospitalaria: Un reto para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, organizado por la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE) en colaboración con la Fundación Abbott se ha presentado un documento que recoge las 6 claves para la prevención y el tratamiento de la desnutrición hospitalaria. Esta estrategia pretende dar respuesta al problema creciente que supone la desnutrición en el entorno sanitario ya que, según el estudio PREDyCES® (PREvalencia de la Desnutrición hospitalaria Y Costes asociados en ESpaña), este trastorno afecta a una de cada cuatro personas hospitalizadas . Es importante saber que las personas con desnutrición tienen una estancia media hospitalaria de 3 días más respecto a las no desnutridas (11 días frente a 8). Este aumento representa una diferencia en el gasto medio por enfermo de 1.409 euros.

Según este mismo estudio la prevalencia al ingreso de desnutrición en ancianos hospitalizados en España a partir de 70 años es del 37 por ciento, con lo que habría aproximadamente 693.562 pacientes ancianos afectados en nuestro país. Debido a este trastorno, se retrasa en la recuperación, las estancias son más prolongadas, incrementa el coste (hasta un 50%), aumenta la tasa de reingresos prematuros, facilita una mayor susceptibilidad a la infección y contribuye a aumentar la morbimortalidad.

Expectativas de un Plan Nacional en España

Algunos países europeos, como Holanda, Dinamarca o el Reino Unido ya han desarrollado Planes Estratégicos Integrales para luchar contra la desnutrición. Ahora los expertos esperan que España sea el siguiente en llevar a cabo un Plan Nacional de actuación que se pueda implantar en todos los centros de atención primaria, hospitales y residencias de ancianos.

A pesar de su prevalencia y del impacto negativo que tiene en el paciente, la desnutrición es una condición insuficientemente reconocida en nuestro país. Por este motivo el decálogo subraya la importancia de la formación de los equipos sanitarios. “Es imprescindible que los profesionales sepan detectar pacientes en riesgo de desnutrición para poder establecer las medidas pertinentes para su tratamiento y poder frenar cuanto antes su progresión”, afirma el Dr. Abelardo García de Lorenzo, presidente de SENPE, Jefe Clínico del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Paz y co-autor de las 6 claves.

Las 6 claves son:

1. Proporcionar, a los equipos sanitarios, la formación en nutrición necesaria para detectar pacientes en riesgo de desnutrición y establecer las medidas pertinentes para su resolución.

2. Implementar los métodos de evaluación de la desnutrición relacionada con la enfermedad haciendo obligatorio, en todos los centros sanitarios, el desarrollo de una herramienta de cribado nutricional, que conlleve un procedimiento estandarizado complementario de valoración nutricional y de su tratamiento.

3. Desarrollar protocolos de tratamiento nutricional en centros de Atención Primaria, hospitales y residencias de ancianos definiendo grados de intervención (alimentación natural y artificial), así como interrelación y coordinación entre los distintos niveles asistenciales.

4. Estandarizar un plan de monitorización de los cuidados y tratamientos nutricionales imprescindible en la evolución del paciente desnutrido.

5. Realizar un registro de los diagnósticos de los pacientes con desnutrición relacionada con la enfermedad, así como de las intervenciones realizadas para revertirla, en todos los centros asistenciales (atención primaria, hospitales y residencias) que permita su correcta codificación.

6. Sistematizar un procedimiento de evaluación de resultados en salud, considerando la calidad y los costes de las medidas establecidas.

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Cuando la obesidad es una cuestión cultural

La bióloga ha estudiado a más de 50 familias gitanas, 380 individuos en total, para analizar los malos hábitos alimenticios que ocasiona un alto índice de obesidad entre las personas de esta etnia.

Rebato trabaja con ellos en varios proyectos, entre los que destaca uno titulado Determinantes genéticos y ambientales de la obesidad en familias de etnia gitana de la Comunidad Autónoma del País Vasco, financiado por el antiguo Ministerio de Ciencia e Innovación, según ha informado la UPV-EHU.

En el trabajo, la bióloga ha sometido a encuestas de tipo socioeconómico y de percepción de imagen a los integrantes del estudio, y se les han tomado medidas antropométricas, la tensión arterial y muestras de saliva. “No sólo estudiamos la métrica o el fenotipo, analizamos también algunos genes para ver ahí si hay alguna variante especial en la población gitana”, ha señalado.

Según Rebato, existe una “terrible prevalencia” de la obesidad en personas de etnia gitana que, si en la población general es del 15-20 por ciento, en la población gitana aumenta hasta el 50 por ciento, tanto en hombres como en mujeres. Además, es una obesidad central o abdominal que, especialmente en los hombres es “muy peligrosa”, porque es una obesidad ligada a la enfermedad cardiovascular de la diabetes.

En este sentido, la bióloga ha argumentado que hay una “cultura de la obesidad”, lo que explica este fenómeno. “Cuando las poblaciones que no han tenido mucho poder acceden a los alimentos, el poderío se demuestra mediante niños más orondos, más redondos”; además de que las familias gitanas han accedido a una cultura obesogénica, “a comer alimentos más baratos y grasos”.

Para Rebato, todo ello tiene “graves consecuencias”, ya que algunos de los niños de familias gitanas que están participando en el estudio son ya hipertensos, y el estado de muchas mujeres apunta a posibles problemas de diabetes o de corazón en la época posmenopáusica.

La investigadora se ha comprometido, además, a informar a las familias sometidas a estudio y advertirles sobre los malos hábitos que puedan tener, proponiéndoles algunos cambios. “No queremos quitarles su cultura culinaria, pero, por ejemplo, les decimos que cocinen con menos grasa, que caminen un poco más”, ha señalado Rebato, que ha precisado que “queremos informarles de lo que hay y, luego, que ellos decidan qué hacer”.

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Dejar a los niños elegir su propia comida, la mejor opción para evitar el sobrepeso infantil

Actualmente, los expertos recomiendan que el periodo de lactancia se alargue durante al menos los primeros seis meses de vida del bebé y, a partir de ahí, ir introduciendo una alimentación más sólida a base de purés o papillas variadas que la madre selecciona.

Sin embargo, según se desprende de los resultados de un estudio publicado en el último número del British Medical Journal Open, dar libertad de elección tiene “un impacto positivo en la formación de hábitos saludables de nutrición” y, al mismo tiempo, “protege al niño de una futura obesidad o sobrepeso”.

En dicha investigación se hizo un seguimiento a 155 niños de entre 20 meses y 6,5 años, cuyos padres completaron cuestionarios detallados sobre los hábitos alimenticios y preferencias de sus niños.

A más de la mitad de los menores (92) se les permitió alimentarse por si mismos ofreciéndoles bocadillos de alimentos variados, mientras que los 63 restantes fueron alimentados por sus padres con papillas a cucharadas.

Todos los niños recibieron durante el período de estudio alimentos de todos los grupos: desde carbohidratos, frutas y verduras, a proteínas y productos integrales.

De este modo, los resultados mostraron que los niños que se alimentaron solos solían comer más carbohidratos que los niños alimentados con papillas. Sin embargo, entre los niños alimentados con papillas, los alimentos favoritos eran los dulces.

“Se observó esta preferencia a pesar del hecho de que, junto con los alimentos dulces, los niños alimentados con papillas recibieron más a menudo carbohidratos, frutas y vegetales, proteínas y alimentos integrales que los niños que se alimentaron con bocadillos”, advierten los autores.

Además, al final del estudio se observó que el porcentaje de niños con sobrepeso y obesidad era mayor en el grupo de las papillas. E incluso cuando se tomaron en cuenta factores como los socioeconómicos, o el peso al nacer y el peso de los padres, siguieron observándose los mismos resultados.

Según reconoce la doctora Ellen Townsend, directora del estudio, “los resultados sugieren que los niños que se destetan para alimentarse con sus propias elecciones aprenden a regular su consumo de alimentos, lo que les lleva a un menor índice de masa corporal (IMC) y a una preferencia por los alimentos sanos, como los carbohidratos”.

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Recomiendan impulsar la dieta mediterránea en los comedores escolares

Así, este experto ha recomendado que los responsables de estos escolares eliminen el exceso de grasas y de sal -“que está claramente relacionada con la hipertensión arterial”- y la comida basura; y que, por otro lado, aumenten, en línea con la dieta mediterránea, el consumo de aceite de oliva, legumbres, verduras y cereales.

En este sentido, ha reconocido que los habitantes de los países donde la dieta mediterránea está implantada tienen una mayor calidad y esperanza de vida. Sin embargo, la profesora de Nutrición de la Universidad CEU San Pablo, Ángela García González, que también ha participado en el encuentro, ha lamentado que “comer sano es caro” y, por ello, ha instado a la Administración a que subvencione este tipo de alimentos.

Un exceso calórico

Esta experta ha denunciado que los niños europeos comen más calorías de las recomendadas y, en concreto, que los españoles están “a la cabeza de Europa” en este ámbito. Así, ha destacado la importancia que tiene este exceso energético, puesto que, aproximadamente, un consumo extra de 100 calorías diarias supone una ganancia media de cinco kilos anuales.

García González ha recordado la importancia de realizar cinco comidas diarias y, en este sentido, ha insistido en que hay que instruir a los menores en que el desayuno es “de mesa y mantel” y que es una de las comidas más importantes del día.

La profesora de la Universidad CEU San Pablo ha reconocido que, aunque la sociedad debe adquirir unas pautas alimentarias adecuadas, es “extremadamente difícil” compatibilizarlas con el ritmo de vida actual, por lo que “hay que adaptarlas a las circunstancias actuales”.

Así, ha señalado que la educación nutricional de los menores tiene que empezar en casa donde los padres deben hacer que sigan una dieta equilibrada mediante “comidas atractivas y la insistencia en su ingesta”.

Importancia de los comedores escolares

No obstante, el Prof. Delgado Rubio ha reconocido que la escuela también tiene una “importancia trascendental” y que es un complemento en la educación nutricional que inculquen los padres.

De esta manera, Paloma Fernández, de la Federación Española de Asociaciones Dedicadas a la Restauración Social, ha insistido en que el centro educativo es uno de los “pilares fundamentales” en la prevención de enfermedades relacionadas con los malos hábitos alimenticios y en la modificación de las pautas saludables, tal y como sostiene la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Así, ha explicado que las empresas encargadas de suministrar los menús a los escolares tienen que presentar con dos semanas de antelación su composición para que “las familias puedan complementar la dieta” de sus hijos en las comidas restantes.

Además, en caso de que una persona padezca obesidad o sufra intolerancia o reacciones alérgicas, siempre que este bajo supervisión médica, las empresas están obligadas a diseñar un menú alternativo para ella.

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El consumo elevado de alimentos ricos en polifenoles típicos de la dieta mediterránea se asocia a mejor función cognitiva

El aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados ha favorecido que se produzca una tendencia creciente en la prevalencia de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como pueden ser las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades neurodegenerativas. Entre éstas, una de las más frecuentes y que tiene la edad como principal factor de riesgo es la enfermedad de Alzheimer.

Un artículo publicado en Journal of Alzheimer”s Disease relaciona el consumo de alimentos típicos de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva y las nueces, con una mejor función cognitiva. La primera firmante del artículo es la Dra. Cinta Valls-Pedret, de la Unidad de Lípidos del Hospital Clínic de Barcelona, y el último firmante es el Dr. Emili Ros, jefe del equipo IDIBAPS Hipertensión, lípidos y riesgo cardiovascular y jefe de la Unidad de Lípidos del Clínic. El estudio se ha llevado a cabo en personas mayores con alto riesgo cardiovascular, en el marco de un estudio clínico más amplio llamado PREDIMED.

Aunque durante el envejecimiento se da un descenso natural en el rendimiento cognitivo, principalmente en la memoria, se han descrito algunos factores que pueden ayudar a minimizar este efecto a pesar del paso de los años. Uno de los principales es la alimentación. Estudios epidemiológicos sugieren que alimentos como las frutas, verduras, pescado, vino y nutrientes como los ácidos grasos poliinsaturados, la vitamina B y los antioxidantes pueden proteger del declive cognitivo asociado a la edad y de la enfermedad de Alzheimer. Además, patrones alimentarios como la dieta mediterránea también se han relacionado con una menor incidencia de deterioro cognitivo leve y de enfermedades neurodegenerativas.

El estudio tiene como objetivo principal evaluar si el consumo de alimentos antioxidantes propios de la dieta mediterránea se asocia con un mejor rendimiento cognitivo. El trabajo se realizó con una submuestra de 447 participantes del estudio PREDIMED, un ensayo clínico multicéntrico de intervención nutricional con dieta mediterránea en 7.447 sujetos sin enfermedad vascular previa pero de alto riesgo cardiovascular con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años. Este estudio está financiado con fondos públicos del Instituto de Salud Carlos III canalizados mediante el “CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn)”, liderado por el Dr. Ramon Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic, y la “RETIC PREDIMED (RD 06/0045)”, liderada por el Dr. Miguel Ángel Martínez-González, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Navarra.

A todos los voluntarios se les administró un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos, así como una batería neuropsicológica para determinar el rendimiento cognitivo, principalmente en el área de la memoria. Además, se midió la excreción de polifenoles en orina como marcador de ingesta de estos componentes antioxidantes presentes en numerosos alimentos mediterráneos.

El consumo de aceite de oliva virgen se asociaba a mejores puntuaciones en pruebas de memoria verbal, al igual que el consumo de café. Por otra parte, la ingesta de nueces estaba relacionada con mejor memoria de trabajo y el consumo moderado de vino se asociaba con mejor función cognitiva global. Una característica común de todos estos alimentos es que tienen un alto contenido en polifenoles, que son unas moléculas altamente bioactivas con efectos beneficiosos sobre la modulación de los radicales libres causados por la oxidación. Además, las personas que presentaban niveles más elevados de polifenoles en la orina, indicador de un mayor consumo de alimentos que la contienen, obtuvieron mejores puntuaciones en pruebas de memoria.

Se ha descrito que el estrés oxidativo y la inflamación consecuente son los principales causantes de la patología asociada a trastornos relacionados con el envejecimiento. Los resultados encontrados sugieren que los alimentos ricos en polifenoles propios de la dieta mediterránea podrían contrarrestar el declive cognitivo asociado con la edad gracias a su elevado poder antioxidante. El seguimiento longitudinal de estos participantes proporcionará una evidencia más firme sobre el potencial de la dieta mediterránea y sus componentes para ayudar a mantener un buen funcionamiento cognitivo a pesar del envejecimiento, así como para reducir la incidencia de la enfermedad de Alzheimer.

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La Fundación Dieta Mediterránea, Lazy Town y La Vaguada colaboran para enseñar a los niños a llevar una vida saludable

Además, se aprovechó la ocasión para inaugurar los tres recorridos lúdicos sobre vida saludable en los niños que La Vaguada instalará de manera gratuita hasta el 4 de marzo.

El objetivo del decálogo es ofrecer soluciones a modo de sugerencias y consejos para evitar que siga aumentando el porcentaje de niños españoles que tienen exceso de peso u obesidad. Una epidemia del siglo XXI que, según los expertos, ha aumentado el número de niños con enfermedades de adultos – como la hipertensión o la diabetes- y ha reducido su esperanza de vida por primera vez en muchos años.

Según el vicepresidente de la FDM, Francisco Sensat, este decálogo responde a la necesidad de fomentar un estilo de vida saludable, que ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

“Los niños son el futuro, si criamos niños sanos, cuando sean adultos tendrán menos problemas y eso reportará un menor gasto en sanidad”, afirma Sensat.

Asimismo, Sensat destacó la importancia que esta dieta tiene para la salud, la agricultura y el medio ambiente. “Desde La Fundación, cuando conocimos Lazy Town y a Magnus vimos que había una coincidencia entre los objetivos y los criterios de cómo transmitir al público y sobre todo a los niños la idea, por eso surge este proyecto común”.

Magnus Scheving en España

Magnus Scheving -el creador y protagonista de la serie Lazy Town- ha venido a España para hablar sobre su lucha para combatir la obesidad infantil en todo el mundo y para presentar una campaña de acciones que va a llevar a cabo en varias ciudades de nuestro país.

Además de escribir, producir, dirigir y protagonizar una de las series de televisión para niños con más éxito en el mundo, Magnus Scheving es campeón europeo de gimnasia, y asesora a Gobiernos sobre temas de obesidad infantil.

“La filosofía Lazy Town consiste en mostrar a los niños cómo adquirir buenos hábitos en lo que alimentación y actividad física se refiere, y qué mejor forma de hacerlo que predicar con el ejemplo”, afirma Scheving. Por este motivo, del 23 de febrero al 20 de octubre, numerosos centros comerciales ubicados en diferentes ciudades de España instalarán talleres infantiles y ofrecerán la oportunidad de disfrutar del Live Show de Lazy Town de forma totalmente gratuita.

En la presentación, que ha tenido lugar esta mañana en el centro comercial La Vaguada, Sheving afirmó haber venido muchas veces a España: “Es un país que me encanta, comencé a estudiar la Dieta Mediterránea y cuando supe que el 30% de los niños españoles nunca habían abierto una naranja y que sólo la consumían en zumo no podía entenderlo”.

La Vaguada: Talleres gratuitos hasta el 4 de marzo

Coincidiendo con la presentación del Decálogo contra el sedentarismo y la obesidad infantil, promovido por La Vaguada, el programa infantil Lazy Town, y la Fundación Dieta Mediterránea, el centro comercial madrileño instalará del 23 de febrero hasta el 4 de marzo tres recorridos lúdicos para enseñar vida sana a los niños.

La directora del centro comercial La Vaguada, Eva Marín, explica que los recorridos se desarrollarán a su vez en tres espacios: “los niños podrán jugar y hacer deporte en “La nave de Sportacus”, aprender a tener una alimentación variada y saludable en “La cocina de Stephanie”, y por último, bailar mientras se divierten en el área “Plaza Mayor de Villa Pereza””.

Podrán participar todos los niños entre 4 y 10 años en horario de lunes a viernes de 17:30 a 20:30; y los sábados y domingos de apertura de 12:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:30 horas. Se realizarán talleres de manualidades, caracterización, y juegos de cooperación, entre otros, y sólo por participar, los niños recibirán además premios y regalos.

El objetivo de La Vaguada es ofrecer a los padres planes alternativos de ocio para que los niños se entretengan y se diviertan mientras aprenden la importancia de tener una alimentación saludable, hacer ejercicio o fomentar el trabajo en equipo.

Decálogo contra la obesidad infantil y el sedentarismo

1. No hay nada mejor que usar el aceite de oliva en todo tipo de platos. Es uno de los tesoros más nutritivos y saludables de la Dieta Mediterránea que da un toque único de sabor a nuestros platos.

2.Cuantos más alimentos vegetales, mejor! La fruta, las verduras, las legumbres y los frutos secos están llenos de vitaminas, minerales y fibra, que son muy importantes para nuestra salud.

3.Cada día hay que comer pan y otros cereales como el arroz y pasta. Gracias a ellos, tenemos una gran parte de la energía que necesitamos para todo el día. Prueba los integrales, tienen más fibra, vitaminas y minerales.

4.Hay que comer los alimentos frescos, típicos de tu región siempre que puedas. Así disfrutaremos de las frutas y verduras en su mejor momento, con más sabor, vitaminas y minerales.

5.Es importante tomar productos lácteos cada día, sobre todo el queso y la leche, por sus proteínas, minerales (calcio) y vitaminas para tener unos huesos fuertes y crecer sanos.

6.Come carne como parte de platos de verduras y cereales, como los guisos y estofados. La carne tiene proteínas y hierro, pero tiene grasas menos saludables y por eso es mejor comer pequeñas cantidades y parte de platos. Los embutidos en cantidades pequeñas y de vez en cuando, como en bocadillos.

7.Al menos dos veces a la semana come pescado. Nos aporta grasas muy saludables que nos ayudan a tener el corazón sano. Una buena opción a la carne y el pescado son los huevos, un alimento riquísimo en proteínas, grasas y muchas vitaminas y minerales. Come entre 3 y 4 a la semana.

8.Tu postre más frecuente debería ser la fruta, para acabar las comidas con color y lleno de vitaminas y minerales. Es mejor dejar los dulces y pasteles para sólo de vez en cuando y para ocasiones especiales.

9.La bebida más sana y refrescante es el agua, importantísimo para nuestro cuerpo. Cada día debemos beber de 6 a 8 vasos.

10.Hacer ejercicio todos los días es tan importante como comer bien, además de ser divertido! Tenemos que estar activos para estar sanos!

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Residencias de Mayores de carácter público

En el año 2010 la esperanza de vida de las mujeres en España era de 83 años y la del hombre de 75,3 y esta diferencia de años entre la mujer y el hombre se da en todas las comunidades autónomas por igual. España es un país con unos buenos indicadores de salud y estamos a la cabeza de esperanza de vida en la UE.

Al vivir más hay cada vez más porcentaje de adultos mayores (4ª edad) que viven más pero no mejor y que necesitarán institucionalización. Hay supremacía de las instituciones privadas (4072) vs las públicas (1019). Actualmente están institucionalizadas alrededor de un 3% de la población y llegaremos en los próximos años a un 5%. Hay un predominio de personas mayores de 80 años, un 70% de dependientes y 23% de personas con atención psicogeriátrica. Y la mitad de los centros de titularidad privada son concertados.

Las personas institucionalizadas van en aumento. Entre 2000-2008 abrieron 379 centros públicos nuevos y se habilitaron más de 15000 plazas, pero esto sigue siendo insuficiente.

Actualmente las personas mayores de 65 años constituyen un 17,5% y hay un 3% de institucionalizados. En 2020 alcanzará el 20% y un 5% de ancianos institucionalizados.

El colectivo de personas mayores se divide en 3 grandes bloques:

-personas mayores de 65 años activas y que quieren seguir siendo útiles a la sociedad,

– personas mayores de 75 años que se vuelven pasivos,

– personas de 85 o más años dependientes que requieren atención constante.

En 2002 la OMS plantea lo que debería ser el objetivo en salud pública para un envejecimiento saludable, todas las coberturas que permitan ofrecer oportunidades para la salud, reforzar la calidad de vida y la supervivencia de las personas.

Problemas nutricionales de los mayores

Desde el punto de vista nutricional el colectivo es frágil. Se han descuidado tanto a nivel domiciliario como institucional los cambios fisiológicos o los cambios en el entorno que debían permitir ajustar la dieta y el estilo de vida, y llegamos a la necesidad de institucionalizarlos de una manera muy precaria.

En varios estudios se pone en evidencia que la malnutrición tanto subclínica como clínica se evidencia más en el colectivo de ancianos que, incluso, en el de pacientes psiquiátricos, oncológicos, etc. Desde atención primaria se detecta el 40% de pacientes con signos de malnutrición.

En una revisión reciente (publicada por la Asociación Española de Geriatría) se puede ver la prevalencia de desnutrición en diferentes niveles asistenciales:

-Ancianos en domicilio: menos de 75 años: 3-5% y más de 75 años y enfermos discapacidad: 30%.

-Ancianos hospitalizados: 23-65%. Hospitalizados edad avanzada: 40-69%.

-Ancianos en residencias: 13,5% – 35% o 25%-60% según los estudios.

Estos datos indican que la desnutrición se sale del contexto de lo que debería de ser un entorno desarrollado.

La malnutrición es un problema importante porque va a propiciar la susceptibilidad a las infecciones, una disminución a la respuesta a los tratamientos, aumenta los costos, la mortalidad y la morbilidad evitable. Y muchas de las situaciones podrían mejorarse en el tiempo con una buena nutrición.

Causas de la desnutrición

Son muchos los aspectos que condicionan el estado de malnutrición. Algunos son yatrogénicos -por pruebas excesivas-. Otro punto importante es la polifarmacia, los nutrientes tienen interacciones entre ellos que es necesario conocer pero también la polifarmacia genera muchas interacciones con fármacos que no se absorbe bien, no se metabolizan bien o no se excretan bien. A causa de la interacción entre el nutriente y el fármaco (que se toma de forma continuada y durante mucho tiempo) se genera distorsión en la acción farmacológica y distorsión en el estado nutricional.

Algunas de las causas que generan la desnutrición son:

-Mala calidad de la dieta por falta de conocimientos sobre lo que es una dieta adaptada al individuo. A medida que envejecemos necesitamos una dieta individualiza.

-Factores psicosociales (depresión, soledad, pobreza).

-Dificultades físicas: aspectos a tener en cuenta en los menús son las dificultades en la masticación, salivación o deglución. El nutricionista debe conocer cómo está el aspecto funcional de la cavidad oral en el mayor; también las discapacidades o minusvalías que dificultan la gestión, la compra o la preparación de las comidas.

-Factores fisiológicos: hay nutrientes que no se absorben igual que en la edad adulta (vitamina B12, hierro, vitamina D o folatos) y necesitamos mejorar la biodisponibilidad y cuidar que esos elementos estén en suficiente cantidad o si no recurrir a la suplementación. Asimismo el sistema secretor (lágrimas, saliva, etc.) disminuye en volumen y capacidad enzimática y por lo tanto necesitamos menos volumen en cada toma y ampliar el número de comidas. Otro factor es el estreñimiento, que es muy frecuente, y no solamente se puede solucionar con elementos farmacológicos. Hay que recordar que la falta de actividad física, el relax de la musculatura abdominal, la falta de costumbre, la falta de residuos, la falta de hidratación hacen que la impactación fecal sea más frecuente.

En relación al metabolismo basal con el envejecimiento se pierde masa muscular y hay una menor actividad física. Estos cambios en la composición corporal -que derivan, o pueden derivar en sarcopenia, si no cuidamos la alimentación y la actividad física de una manera específica- son un factor de riesgo importante hasta derivar en un anciano frágil y que puede tener una morbilidad y mortalidad prematura.

Objetivos de la intervención nutricional

Empezaremos a ser un país más avanzado nutricionalmente cuando tengamos claro que el alimento puede ser una herramienta terapéutica y de promoción de la salud en las personas -también en las personas mayores-, y que no solamente pueden vivir más o mejor sino que además podemos conseguir con una buena estrategia disminuir el consumo de determinados fármacos.

La alimentación debe ser agradable y confortable para los ancianos. Además la alimentación es un momento de socialización y de relación.

Desde el punto de vista de la intervención terapéutica necesitaríamos un buen gestor que individualizara al máximo la prescripción alimentaria, tener recursos para evitar la malnutrición y dar cobertura a otro tipo de tratamientos cuando hay sobrepeso, obesidad, ECV, cáncer, diabetes, osteoporosis, enfermedades degenerativas, etc.

Nutrición y procesos de envejecimiento

Hay algunos aspectos que se están estudiando:

-Ajuste calórico: Desde los años 40 se sabe que una dieta ligeramente hipocalórica alarga la vida. Por ejemplo: disminuyendo un 10-15% la energía y optimizando los nutrientes y micronutrientes conseguiríamos aumentar -en modelos animales- hasta el 40% la duración de la vida.

-Antioxidantes: envejecer es oxidarse y la dieta mediterránea tiene una alta capacidad antioxidante, y algunos nutrientes de manera concreta y espectacular. Elementos con alta capacidad antioxidante son las especias como la cúrcuma, valeriana, perejil, tomillo. Le seguirían las ciruelas pasas también con alta capacidad antioxidante.

– La actividad física y mental: también está demostrado que es beneficioso.

Lo que interesa es crear una plataforma alimentaria de excelencia para que nuestros usuarios vivan con un nivel mejor.

Datos del Libro Blanco del Anciano

En el estudio realizado en la Universidad de Navarra (Libro Blanco del Anciano publicado en 2004) se observan datos de interés. Por ejemplo el número de comensales por mesa suelen ser 4 personas; número de auxiliares en el comedor -en algunos casos son insuficientes-: 3,5; duración de cada turno: 45 minutos; los principales motivos de queja son la condimentación, cantidad, temperatura o textura.

En un estudio realizado en toda España se precisan algunos elementos que interesa conocer de los usuarios como: “no puedo comer bien el pescado, me cuesta masticar o tragar lo que me aportan, los menús se repiten, no conozco el menú.”.

También se analizan las preferencias, así como los tipos de dietas más frecuentes que son para la diabetes, túrmix, hiposódica, que muchas veces no tienen un control porque sólo el 9% de los centros tenía el profesional que se encargaba de estas modificaciones, de manera que la gestión de dietas modificadas casi siempre lleva a estados de malnutrición.

Otro de los temas importantes es el de la seguridad alimentaria ya que estamos ante un grupo vulnerable y tener todo tipo de controles para la seguridad alimentaria es un tema fundamental.

En la restauración colectiva se elaboran planillas con la dieta básica y a partir de esta dieta básica se puede ir modificando textura, cantidad de grasa, cantidad de azúcares y así adaptar lo máximo posible a la dieta individualizada. Se puede variar los elementos en función de lo que sería la pirámide saludable teniendo siempre en cuenta que estas personas pueden necesitar una suplementación en base a su nivel de salud.

El hecho alimentario no sólo es la alimentación convencional sino que también podemos tener otro tipo de niveles como alimentación básica adaptada, suplementación nutricionales, alimentación enteral, parenteral, etc., en función de las necesidades que vayan surgiendo con los usuarios desde su ingreso.

Existe un check list para acreditar, aunque sea de manera interna, los servicios de nutrición y las cocinas donde aparecen aspectos relacionados con la infraestructura, las actividades vinculadas a la alimentación, los controles de tipo nutricional que se realizan en la residencia, cada cuanto se hace y qué parámetros se utilizan, si se tiene en cuenta el riesgo nutricional para adaptar las ingestas, etc. Este check list permite obtener una puntuación que sirve para mejorar y para hacer una valoración global del servicio alimentario en las residencias del entorno público.

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Alimentación, nutrición y envejecimiento

El envejecimiento es una aspiración universal (Profesor Ribera) y para la Organización Mundial de la Salud es un privilegio y un logro de la humanidad. También constituye un reto para la sociedad del siglo XXI, muy envejecida y con grupos de mayores muy amplios, que necesariamente tendrán que plantear estrategias políticas para atender a este grupo de población.

Realidad sociodemográfica

Algunos datos son:

-En el año 2000, 600 millones de personas tenían más de 60 años. En 2025 serán más de 1,2 billones y en 2050 más de 2 billones de personas superarán esa edad.

-Actualmente dos tercios de las personas mayores viven en los países desarrollados.

– En los países desarrollados el grupo poblacional de mayor crecimiento es el de los muy mayores (más de 80 años).

– Las mujeres sobreviven a los hombres en prácticamente todas las sociedades. En las personas de edad avanzada, la relación mujer a hombre es de 2:1.

En España, el Instituto Nacional de Estadística realizó una previsión de lo que ocurrirá en los próximos 50 años. La población irá creciendo hasta alcanzar probablemente los 48 millones de habitantes en 2048 aunque el crecimiento poblacional se irá reduciendo progresivamente. Se estima para 2020 que lleguemos a un crecimiento natural negativo (número de nacimientos será menor al número de defunciones). La ausencia de poblaciones jóvenes deforma la pirámide poblacional. En 2009 el grupo poblacional más amplio era el de 25-40 años y en 2049 el grupo poblacional más amplio será el comprendido entre 65-80 años. La población mayor de 64 años en España se duplicará en 40 años pasando a representar más del 30% de la población total.

Definiciones

Envejecer es un proceso biológico al que se le pueden dar muchas definiciones:

– El envejecimiento es el proceso que reúne todos los cambios que se van sucediendo en nuestras células y tejidos con el paso del tiempo, que suponen una pérdida progresiva de rendimiento fisiológico y una incapacidad para mantener la homeostasis (Mónica de la Fuente, Retos de la Nutrición en el siglo XXI ante el Envejecimiento Poblacional).

– Envejecer equivale a dejar en el camino por vías muy diversas buena parte del enorme margen de reserva con el que nacemos. Las pérdidas nos hacen cada vez más vulnerables, facilitando la claudicación orgánica, la aparición de enfermedades y la muerte (José Manuel Ribera Casado, Retos de la Nutrición en el siglo XXI ante el Envejecimiento Poblacional).

Además de aumentar la esperanza de vida en la sociedad ha aumentado el deseo de mantener una buena salud, funcionalidad e independencia en las edades más avanzadas. Esto ha llevado en las últimas décadas a buscar factores que pudieran acelerar o retrasar el envejecimiento. La dieta y la nutrición son factores de los más contribuyentes a lo largo del ciclo vital completo.

Interacción alimentación, nutrición y envejecimiento

En el aspecto de cómo interaccionan alimentación-nutrición-envejecimiento podemos destacar 4 ideas:

-Las personas mayores son población de riesgo nutricional.

– En los mayores las enfermedades crónico degenerativas (cáncer, ECV, osteoporosis) son más frecuentes y en este sentido hay factores dietéticos implicados en la etiología. Además una adecuada intervención nutricional puede ser eficaz en la prevención y el tratamiento de estas enfermedades.

– A medida que nos hacemos mayores, comemos menos.

– El envejecimiento reduce el placer de comer, pero aumenta la cultura gastronómica.

En los países desarrollados las personas mayores son las que tienen mayor riesgo de malnutrición ya sea por defecto o exceso. En los países más pobres son los niños lo de mayor riesgo nutricional.

Factores determinantes de desnutrición

Los factores determinantes de desnutrición en las personas mayores son: disfunciones orgánicas, enfermedades que van apareciendo, tabaquismo, escaso contacto social, reducida capacidad de masticación, medicación crónica, involuntaria pérdida de peso, necesidad de ayuda, alimentación desequilibrada, nivel de instrucción bajo, tener más de 85 años, economía precaria y sedentarismo.

Estos factores son de tipos muy diversos. Pueden ser fisiológicos asociados al proceso de envejecimiento y también relacionados con la salud ya que hay muchos fármacos que provocan interacciones de tipo nutricional. El uso crónico de diuréticos y antihipertensivos- si no son del tipo ahorradores de potasio- pueden llegar a provocar una hipopotasemia en un adulto mayor, o los fármacos que se utilizan para inhibir la secreción ácida del estómago (protectores estomacales) pueden reducir la absorción de nutrientes que dependen de una secreción ácida o de un medio ácido para su absorción como es el caso de la vitamina B12. También hay factores psíquicos, más graves como las demencias o Alzheimer y menos graves como los estados depresivos o de melancolía, que hacen que las dietas se vayan haciendo desequilibradas.

Hay factores asociados al estilo de vida y también tienen gran peso los factores socioeconómicos y culturales. En los años 80 Truswell clasificó en orden el estado nutricional de los mayores y observó que los que se encuentran nutricionalmente mejor son los mayores sanos y socialmente integrados, le siguen los mayores enfermos y socialmente integrados, después los que viven solos en sus casas y los que se encuentran peor nutricionalmente son los que viven institucionalizados.

Se reduce el placer de comer

El envejecimiento reduce el placer de comer: declinan los sentidos de gusto y olfato (a partir de los 50 en hombres y a partir de los 60 en mujeres), hay pérdida de papilas gustativas, déficit de micronutrientes (zinc), empleo de fármacos (diuréticos). El sabor salado es el que más disminuye y el dulce el que mejor se mantiene. Pero el envejecimiento hace que aumente la cultura gastronómica, que hayan vivido y conocido décadas de modas y tendencias alimentarias y han probado y conocen diferentes técnicas culinarias (más la mujer).

Cuando se plantean los servicios de alimentación para mayores institucionalizados y se busca el desarrollo de productos para estas personas supone un reto encontrar productos nutricionalmente adecuados para una población desnutrida y que sean acordes a su cultura gastronómica.

Recomendaciones nutricionales

Las necesidades y recomendaciones para mayores son mal conocidas ya que faltan estudios epidemiológicos que permitan determinar bien las necesidades. La mayoría de los estudios longitudinales comprende el grupo de edad de 40 a 60 años. Los estudios en personas de 70-80 años son pocos. En muchos casos lo que se hace es extrapolar datos a partir de adultos jóvenes pero esto no es correcto para muchos nutrientes. Además el grupo de mayores es muy heterogéneo (>65…>80).

A la hora de plantear recomendaciones no deberíamos pensar sólo en lo que sería una nutrición suficiente (cantidad de nutriente que debe ingerir para no padecer enfermedad carencial) sino también en una nutrición óptima (cantidad de nutriente que evita una enfermedad carencial y además puede contribuir a la prevención o mejor pronóstico de otras enfermedades de tipo multifactorial).

Para establecer las recomendaciones hay que estratificar la población por grupos de edad, sexo o por situación fisiológica. Clásicamente las recomendaciones nutricionales para mayores se han establecido a partir de 65 años pero esto hay que revisarlo. Se podría hablar de ancianos jóvenes (65-74 años), ancianos mayores (75-80 años), ancianos viejos (> 80 años).

De todas las recomendaciones nutricionales destacar 3 aspectos fundamentales: hay que intentar cubrir bien la ingesta energética, la densidad de nutrientes y la hidratación.

Con la edad se va disminuyendo la actividad física y se provoca una disminución de la ingesta de energía, o no se sabe si disminuye la ingesta de energía y esto es lo que provoca la disminución de la actividad física. Consecuentemente hay una pérdida de peso (involuntaria), sarcopenia (pérdida de masa muscular y por tanto una pérdida de células metabólicamente activas) y disminución de la tasa metabólica basal que conlleva una disminución de las necesidades energéticas y esto es lo que hace entrar a la persona mayor en un círculo vicioso.

Por este motivo es fundamental que la ingesta de energía sea la suficiente para mantener un IMC adecuado. El IMC asociado a una mayor expectativa de vida en una persona mayor es 25-28 (ligero sobrepeso en adulto joven).

Aunque se reducen las necesidades de energía no se reducen en la misma proporción las necesidades de nutrientes no energéticos. El mayor consumirá una dieta menor energéticamente pero que tiene que vehiculizar la misma cantidad de nutrientes por lo que tiene que ser más densa energéticamente y esto es muy difícil de conseguir.

Importancia de la vitaminas y calcio

Algunos nutrientes tienen especial relevancia, es el caso de las vitaminas del complejo B (6,12, ácido fólico) porque su falta puede generar, además de estados carenciales, estados de confusión, demencia, mala memoria que a su vez inciden en las prácticas de alimentación creando otro círculo vicioso similar al de la energía.

El calcio y vitamina D también son nutrientes esenciales en el envejecimiento. A partir de la menopausia, en el caso de las mujeres, empezamos a perder rápidamente masa ósea y entramos en un balance negativo de calcio. A lo largo de todo el ciclo vital es fundamental mantener una ingesta adecuada de calcio y vitamina D para evitar, sobre todo, la osteoporosis que se produce cuando la densidad del hueso es menor de lo normal y provoca un aumento en el riesgo de fracturas (antebrazo, vértebras, cadera), lo cual produce discapacidad, morbilidad y mortalidad en personas de edad avanzada.

Disminuye la sed

Con la edad el mecanismo de la sed pierde sensibilidad y no tenemos sed. Además hay un miedo a beber a partir de determinadas horas (sobre todo en personas que tienen tratamientos con diuréticos). Hay muchos fármacos (diuréticos o laxantes) que provocan pérdidas de agua y electrolitos y hay un alto riesgo de deshidratación. Por este motivo el agua en las personas mayores debería pautarse casi farmacológicamente.

Las necesidades-recomendaciones son de 20-45 ml/kg de peso corporal, lo que supone unos 6 vasos de agua/día. El agua se puede sustituir por sopas, infusiones o aquellos alimentos que tienen agua.

La deshidratación recude la capacidad para disgregar los alimentos que asociado a los problemas de masticación tiene mucha incidencia en la elección de los alimentos; disminuye la absorción; empeora el estreñimiento y la litiasis; y se produce sequedad de mucosas, piel, disbalance electrolítico, confusión, irritabilidad e incluso la muerte.

Pirámide de la alimentación de la población anciana

En la pirámide de la alimentación saludable de la población anciana, utilizada por la profesora Olga Moreiras, podemos destacar la presencia del agua en la base de la pirámide y la presencia en el pico de la pirámide de los suplementos individualizados.

Para superar que la dieta no sea suficientemente densa en nutrientes se recomienda la utilización de suplementos de calcio, de vitamina B12 o ácido fólico como nutrientes más relevantes. En MyPiramid (pirámide de EE.UU) se recoge la misma idea y además introduce la práctica de ejercicio físico, siempre adecuado a las posibilidades de la persona mayor.

La práctica de ejercicio físico mejora la calidad y esperanza de vida, disminuye la pérdida de masa muscular y ósea, disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular, de hipertensión, aumenta el gasto energético, mantiene activas las defensas y mejora la función cognitiva.

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Gastronomía para el mayor: un reto, una necesidad

Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, gastronomía es el arte de preparar una buena comida y la afición a comer regladamente. Los 15 integrantes del Grupo Gastronómico Gaditano -al que pertenezco- creemos que, en realidad, la gastronomía es la conjunción de aspectos culinarios con aspectos culturales que hacen a la sociedad única.

Por ello no es simplemente un conjunto de técnicas o métodos de cocción para elaborar recetas, sino también la relación que los individuos establecen con el medio que les rodea del cual obtienen sus recursos alimenticios, el modo en que los utilizan, su relación con la salud y todos los fenómenos sociales o culturales que tienen que ver con la consumición de las preparaciones culinarias.

En el año 1986 se iniciaron en nuestra zona las consultas de enfermería antes de la transformación en centros de salud de los antiguos ambulatorios. Los pacientes hipertensos, cardiacos y obesos eran derivados para su seguimiento, educación sanitaria y control a esta consulta. A las pocas semanas vimos que muchos de los pacientes dejaban de acudir.

En las visitas a los domicilios pudimos entender que las dietas estandarizadas incluían preparaciones como merluza, lenguado, carne magra de ternera. sin tener en cuenta que económicamente era inviable para muchas familias. La preparación habitual eran guisos como pescado con pasta, guisantes o patatas. el saludable puchero y las recetas de aprovechamiento (ropa vieja, tortillas, puré con verdura, croquetas). La solución fue reconfeccionar las dietas teniendo en cuenta no sólo las indicaciones de salud, de esta forma aconsejábamos, por ejemplo, extraer la ración para el mayor antes de agregar la sal para el resto de los comensales, desgrasar el caldo, y por supuesto sin tocino.

Alimentarse y nutrirse bien son condicionantes básicos para mantener la salud de los mayores. Sin embargo es en esta etapa de la vida donde se presentan mayores problemas para mantener un correcto equilibrio nutricional. Representa una dificultad añadida alimentarse bien y de forma agradable si tenemos dificultad a la hora de masticar; debemos restringir el empleo de la sal, azúcar o determinadas grasas; máxime si se debe combatir a la vez la monotonía de dietas poco sabrosas y muy repetitivas.

Problemas frecuentes

Existe una frecuente presencia de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial y cardiopatías; procesos digestivos y hepáticos; problemas en huesos y articulaciones Se trata de problemas que tienen una respuesta importantísima a pequeñas modificaciones en los hábitos alimentarios. Por ejemplo un aporte significativo de productos lácteos, además del paseo o ejercicio suave, significará en la mayoría de los casos la prevención y el enlentecimiento en la evolución de las enfermedades osteoarticulares. O una disminución controlada de pan blanco, sal, grasa, dulces y frituras disminuirá la incidencia o mejorará la evolución de las enfermedades relacionadas con la diabetes, circulación sanguínea y los problemas digestivos.

También tienen gran repercusión en nuestra alimentación los fenómenos sociales como la jubilación, la ausencia de familiares y seres queridos, los problemas económicos derivados de pensiones insuficientes. O simplemente los relacionados con la imposibilidad de adaptarse a los ajetreos de la vida moderna.

La tristeza es una de las sensaciones más aludidas por nuestros mayores. En un estudio de los efectos de la malnutrición se afirma que la nutrición deficiente se asocia a la depresión en una doble perspectiva, ya que una nos lleva a la otra y viceversa.

Esfuerzos personales, sanitarios y sociales

¿Qué podemos hacer para que las personas mayores se alimenten saludablemente sin prescindir de lo que les gusta y obtener plena satisfacción en las comidas?

Una parte del esfuerzo corresponde a todos alimentándonos saludablemente. Otra corresponde a los políticos y sus programas sociales (más ayuda al que la necesita, mejores pensiones, más y mejores residencias, programas comunitarios). Otra a los servicios sanitarios mejorando los programas de salud e individualizándolos, teniendo en cuenta el entorno, las creencias y las costumbres. Y por último el esfuerzo más importante corresponde a los propios mayores asumiendo que gran parte de su bienestar se encuentra en salir al mercado dando un paseo al sol, cocinar aquello que les gusta y variar su dieta saludablemente.

La duración de nuestras vidas puede tener una importante parte de componente genético. Sin embargo la salud y la actividad en la edad avanzada son en gran medida una mezcla de experiencia, riesgo y acciones acumulados por una persona a lo largo del tiempo desde el mismo momento de nuestro nacimiento: las enfermedades infantiles, los riesgo que corremos en la adolescencia y los condicionantes adquiridos en la edad adulta como nivel educativo, poder adquisitivo, trabajo, estrés, sedentarismo, nutrición inadecuada aumentan el riesgo de padecer enfermedades crónicas y discapacitantes en la vejez. Sin embargo la progresiva discapacidad provocada por factores externos puede revertir a cualquier edad. Por ejemplo el abandono del hábito de fumar, un aumento de consumo de frutas y pequeños aumentos del nivel de actividad física reducen el riesgo de cardiopatías coronaria, incluso al final de la vida.

Hábitos saludables

A medida que envejecemos nuestro cuerpo gana grasa y pierde masa muscular, sin embargo la doctora Nelson demostró que el acondicionamiento físico no tiene edad y que el ejercicio en personas de 80-90 años -incluso con pesas- acompañado de una buena dieta era capaz de fortalecer los huesos y generar masa muscular como en la persona más joven.

Muchos de los problemas que presentan los ancianos proceden de una vida de malos hábitos alimenticios: dietas ricas en grasa, harinas, carne de cerdo, eludir comer fruta y verdura. La corrección de malos hábitos es esencial, pero hay que tener en cuenta las costumbres y las tradiciones, los valores y el poder adquisitivo. Si no los tenemos en cuenta estaremos casi siempre errando. Desgraciadamente estos factores no suelen tenerse en cuenta por los profesionales de la salud a la hora de recomendar restricciones dietéticas, que muchas ocasiones no son asumidas por los pacientes.

Motivación a comer

La mayoría de los estudios de investigación relacionados con el tema se centran en medir el estado nutricional, los valores antropométricos y analíticos, pero muy pocos estudian las razones más allá de la cantidad de las dietas, de su calidad y de algunos aspectos puramente biológicos. Es preciso unir a la buena alimentación, la motivación. Nuestras relaciones en torno al acto de comer, aumento de autoestima al aprovisionarse y cocinar.

También hay que desterrar el “edadismo”, que se define como juzgar, clasificar, o describir a alguien en función de su edad avanzada, y que influye no sólo en la actuación del cuidador, sino también en la propia actitud del mayor.

Este “edadismo” genera expectativas negativas en relación a la capacidad de la persona de ser independiente, provocando actitudes sobreprotectoras en el cuidador y aumentando la dependencia del mayor. Esta situación tiene una enorme influencia en su alimentación, desde casa restringiendo la capacidad de compra y elaboración de los alimentos, y en las instituciones restringiendo los paseos o movilidad más allá de la habitación. En el ámbito institucional podemos olvidar, en ocasiones, que el apetito llega como en casa, cuando nos movemos.

En un estudio reciente sobre alimentación en la tercera edad se advierte que el consumo de alimentos real en las instituciones difiere de las raciones necesarias para cubrir las necesidades. Los residentes no ingieren parte de las raciones programadas, lo que a medio o largo plazo termina en desnutrición. Muchos residentes destacan que nos les gusta el sabor, la forma de cocinar el producto o su presentación.

Todo ello nos lleva a ofrecer alternativas comerciales con demasiada facilidad. Los preparados especiales (batidos, barritas) pueden ser un complemento extraordinario para problemas concretos pero no deben de convertirse en cotidianos.

Sabores tradicionales

Lo que más le suele atraer a los mayores son los sabores tradicionales, sobre todo los guisos con sal, salsas y mucha grasa. En nuestro grupo gastronómico trabajamos habitualmente con recetas basadas en platos tradicionales como los callos con garbanzos pero que tiene como ingrediente principal chocos, jibias o carrillada de cerdo ibérico.

Los sentidos juegan un papel fundamental. En antropología de la alimentación se suele abordar el estudio de los tabús alimentarios resultando interesante analizar como en determinadas culturas se comen ranas, insectos, caracoles, lagartos, serpientes. y en otras no. Pero ninguno de nosotros comería un filete verdoso o pálido.

La presentación, el aroma, la textura y el sabor no son exclusivos de los buenos restaurantes. Con buenas recetas, buenos ingredientes -estacionales o procedentes de buen congelado-, imaginación y un simple detalle podemos hacer que los mayores se acercan al plato con agrado. Y acepten mejor alimentos variados y saludables.

La pérdida de la capacidad gustativa se presenta como uno de los factores más influyentes en la pérdida del apetito, sobre todo si se debe restringir el empleo de sal por la hipertensión. En algunos casos el empleo de hojas, tallos, semillas y hierbas propias de nuestra cultura -como orégano, albahaca, tomillo, romero, laurel o comino- si los combinamos con acierto pueden ser alternativas saludables y potenciadoras del sabor.

En estos momentos nuestros mayores prefieren comidas rápidas, precocinadas, llenas de saborizantes artificiales que sólo tienen que freír o planchear. Los mayores que no tienen restricciones importantes en su dieta no debemos someterlos a la misma dieta que al que las tiene, incluso alguna vez podríamos permitir alguna pequeña transgresión. Por ejemplo algunas frituras con aceite de oliva, ya que este aceite tiene un índice de penetración en alimento muy bajo si freímos a alta temperatura. El único problema que conlleva es un enorme poder calórico, por lo que debemos ser cautelosos en su empleo. Las frituras permitidas son las elaboradas en casa -no las comerciales-.

El libro que hemos publicado Cocina sencilla y saludable para mayores ha ayudado a muchas personas.

Si confeccionamos menús semanales en casa, hospital o residencia la reiteración de la secuencia se puede hacer insoportable. Hay que alternar la secuencia y tener varias planificaciones semanales distintas. Resultaría fundamental que nutricionistas y bromatólogos se sentaran más con los cocineros a discutir la dieta.

En los casos que los mayores viven con los hijos esto suele formar parte del conflicto intergeneracional y el rechazo del alimento se convierte en una forma de demandar cuidados y atención, cuestión que también suele suceder entre las personas que se encuentran institucionalizadas. En la mayoría de los casos si no se desbloquean las circunstancias podemos encontrarnos con un gran problema.

En resumen…

Son muchas las razones que pueden esgrimirse para considerar que en el menú de los mayores, como ocurre en otras etapas de la vida, existen una serie de peculiaridades que han de tenerse en cuenta a la hora de su elaboración, que abarcan desde cuestiones nutricionales hasta la prevención de enfermedades, sin olvidar el beneficio de psíquico que se consigue con una alimentación adecuada con las mínimas restricciones posibles. Además de lo relacionado con lo social y lo cultural.

Modificar la gastronomía de cara al mayor es necesario, pero desde la definición amplia que proponemos en la que no resulta imprescindible eliminar de la dieta muchas de las recetas tradicionales ni dejar de comer con deleite para los sentidos. Para ello debemos anticiparnos a la prohibición radical, modificando con flexibilidad algunos hábitos. Cuando los problemas se van instaurando buscando alternativas saludables, variando las técnicas y algunos de los ingredientes. En todos los casos, fuera de las instituciones, fomentando en el hogar el reencuentro de los mayores con los mercados y la cocina.

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Provisión de comida en el hogar (meals on the wheels): beneficios y problemática

El concepto de comida “sobre ruedas” comienza en Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial para ayudar a las personas mayores que se habían quedado solas y que no tenían capacidad para poder alimentarse. Un grupo de voluntarios comenzaron a llevar la comida en cochecitos de niños, en sombreros. para poder conservarla caliente y llevarla a los domicilios.

Después se fue extendiendo a otros países como Australia o EEUU y Canadá. En Canadá comenzó porque un hospital pidió este servicio para poder apoyar a la gente cuando le daban el alta porque se encontraban que, por su grado de dependencia, no podía alimentarse sola.

En general estos servicios eran en caliente. Y han funcionado y lo siguen haciendo a través de corporaciones locales y ayuntamientos, con voluntarios.

En España el servicio no está tan extendido y funciona más a través de ayuntamientos con servicios propios o contratados.

Objetivos

Uno de los objetivos que tiene este servicio es que nuestros mayores estén bien nutridos con comida equilibrada, completa, sana y adecuada a sus patologías y tratamientos.

Por otro lado permite que esta persona tenga calidad de vida, al poder: vivir en el domicilio. Asimismo fomentamos las relaciones afectivas con el repartidor que acude al domicilio. Otro objetivo puede ser apoyar al cuidador principal.

También es un servicio de ayuda en domicilio (SAD). Dentro de estos servicios que se les dan a los mayores uno de ellos es la presencia de un auxiliar – que ayuda en el cuidado personal-. Así pues, se puede apoyar al servicio de ayuda en domicilio porque esa auxiliar que va al domicilio no tiene que emplear el tiempo en cocinar.

Población diana

Se da a personas mayores pero también a discapacitados para que puedan vivir de forma independiente o a personas con enfermedad mental grave. Pero, en general, va dirigido a personas mayores que viven solas o que pasan mucho tiempo solas. También a personas que tienen problemas para movilizarse -no tienen ascensor, no pueden salir a la calle solos-. También a personas que están en situación de fragilidad (síndrome de fragilidad, es decir personas que han perdido mucha masa muscular) o en riesgo de desnutrición, que es algo frecuente, incluso a pesar de tener sobrepeso.

También va dirigido a personas con deterioro cognitivo leve. Aunque si hay demencia este servicio se quedaría corto porque la persona no se queda a comprobar si se lo come o no.

Tipos de producción de comida

-Línea caliente: se prepara la comida y se sirve en el momento. El problema es que la mayoría de servicios que existen debido al coste, lo que se hace habitualmente es llevar la comida exclusivamente y de lunes a viernes. Porque es más difícil llevar comida y cena, y hacerlo en los fines de semana. Así se evita que la gente esté muy desnutrida, pero no se da un servicio completo.

-Línea fría: Se produce como la comida en caliente pero después se usa un mantenimiento a menos de 3ºC. Esto permite que esta comida se sirva refrigerada y que dure más días (3-5 días). No son necesarios tantos traslados y permite que se pueda llevar la comida y la cena sin encarecer tanto el servicio.

-Mixta: en algunos programas se hace caliente para comidas de lunes a viernes y fría en cenas y fines de semana (por ejemplo llevar bocadillos para los fines de semana).

-Congelación: se lleva ultracongelado.

Materias primas

Los productos están divididos en diferentes gamas. En el caso de la línea fría correspondería a la 5ª gama, que son los cocinados al vacío o en atmósfera modificada.

Definición comida en línea fría

Es aquella que se conserva durante un periodo de tiempo más o menos prolongado para su consumo posterior. Son alimentos que han sido previamente cocinados, después envasados y refrigerados.

Se usan habitualmente cocinas centrales, la elaboración es muy similar y se cocina lo mismo que en nuestras casas. Después se usa un abatidor de temperatura -que hace que baje muy deprisa la temperatura-para evitar contaminaciones. Posteriormente se usa un sistema de distintos envasados (lo más frecuente son las termoselladoras al vacío), después se etiqueta y por último se almacena y se lleva en vehículos isotermos al domicilio.

Proceso

El enfriamiento rápido consiste en reducir la temperatura, con el abatidor de temperatura se baja de +65ºC a 10ºC en menos de dos horas. Después se almacena inmediatamente con temperatura controlada de 0-3 ºC. Posteriormente se distribuye refrigerada y se almacena en un frigorífico en el domicilio (se debe comprobar que esté en buenas condiciones). Para su consumo sólo necesita una regeneración térmica, en horno microondas u horno convencional.

Generalmente se envasan en material plástico. Pueden ir a en atmósferas protectoras (vacío, atmósfera modificada). El almacenamiento es estanco por lo que no hay riesgo de recontaminación tras cocción.

La calidad de estos alimentos una vez regenerados es bastante buena, conserva bien sus características organolépticas, y es bastante similar a la tradicional.

Material e instalaciones

Se necesita una zona de preparación de los alimentos, normalmente se usan cocinas centrales, que pueden preparar muchos menús y que requieren un equipamiento importante. Aunque también las instalaciones pueden ser más pequeñas pero lo que si es necesario es el abatidor de temperatura -para cumplir la normativa-, la termoselladora automática y las furgonetas isotérmicas.

También se necesitan microondas y frigoríficos como equipamiento de apoyo para los usuarios, los contenedores para envasar y mantener la comida en caliente -barquetas mono-porción-, un equipo y programa informático para etiquetar y una aplicación informática para la gestión de datos.

Personal

Aparte de los cocineros y lo que requiera cualquier servicio de restauración, se incluyen las personas que hacen el reparto. Idealmente para que el servicio sea lo más beneficioso para la persona mayor es necesario que estas personas tengan una formación en el envejecimiento, cómo tratar a una persona mayor y favorecer que tengan una educación para la salud.

Además tienen que comprobar el frigorífico, que la dieta que dejaron previamente está correctamente consumida, le tienen que decir dónde le dejan y en qué orden la comida. También es importante que ellos verifiquen si no existe otro apoyo en el hogar, que cuando hacen una regeneración térmica de un alimento lo hagan de forma correcta. Y por último deben registrar las incidencias. Y si no va acompañado de un servicio de ayuda a domicilio también podemos enseñarle a que sea capaz de supervisar que la persona mayor está bien y permite un contacto social. Y esto es muy importante para ellos según las encuestas de satisfacción.

Buenas prácticas

La legislación de referencia está constituida por Reglamentos y directivas que conforman el paquete de higiene, relativos al marco normativo para la producción de alimentos y la seguridad alimentaria en la Unión Europea y normativa nacional.

Entre ellos destacan:

-Reglamento 852/2004, de 29 de Abril de 2004, del Parlamento Europeo y del Consejo, relativo a la higiene de los productos alimenticios.

-Real Decreto 3484/2000, de 29 de diciembre, por el que se establecen las normas de higiene para la elaboración, distribución y comercio de comidas preparadas.

-Real Decreto 191/2011, de 18 de febrero, sobre Registro General Sanitario de Empresas Alimentarias y Alimentos.

Con la línea fría se cumplen todos.

Para conservar estas buenas prácticas tenemos que hacer:

-El mantenimiento de la cadena de frío y calor para los platos terminados.

-Se necesitan muestras testigo de todos los platos elaborados y su conservación durante el periodo de tiempo indicado en la legislación española vigente.

-Correcta desinfección de verduras.

-Controles diarios para comprobar que el servicio es adecuado, y en el caso de toxiinfección alimentaria se pueda ver si ha habido algún fallo. Se toman las temperaturas de elaboración, las muestras testigo de todos los platos elaborados, las temperaturas de regeneración en el domicilio.

-Prevención de contaminaciones cruzadas, separando las zonas de preparación de carnes, pescados.

-La correcta higiene de los manipuladores y con formación. En el caso de asociaciones o voluntarios hay personas expertas que supervisan si la elaboración es correcta.

-El mantenimiento de la cadena de frío y calor desde la finalización de la preparación hasta la entrega al cliente.

-Planes de limpieza

Intervención asistencial

-Es necesario hacer una valoración integral de la persona mayor: Hay que tener en cuenta estado clínico, mental, funcional y social. Saber qué patología tiene y qué tratamientos sigue.

-Hay que hacer una valoración nutricional. Se puede usar el Mini Nutricional Assesment (MNA).

-Y ello nos permite hacer una dieta individualizada.

-Asimismo el repartidor puede comprobar que la ingesta de alimentación entregada la está tomando. También se puede valorar a la persona que tiene un riesgo, entrar en el domicilio, detectar necesidades y avisar a servicios sociales. Para ello se necesita una formación del personal lo más profesional posible.

Otros aspectos básicos

-Hay que dar instrucciones para el usuario, en lenguaje entendible y adaptado, de cómo completar su dieta y consejos nutricionales adaptados a la comunidad.

Ventajas

-Aporte nutricional correcto y evitar desnutriciones. Buena calidad de vida en su domicilio. Asimismo conseguimos que haya un contacto con el usuario. Los alimentos son de buena calidad -a veces por cuestiones económicas no los podrían pagar-. Se cumple la seguridad alimentaria. Y además se previenen accidentes en el domicilio porque no manipulan gas, agua, y actividades en la cocina, evitando por ejemplo las caídas.

Desventajas

Hay que disponer de microondas y nevera adecuada. No permite los fritos, ni la plancha y siempre tienen que ir con salsas. A veces no se puede poner guarnición o está unida al plato, no por separado. Las dietas son un poco repetitivas. Y hay una falta de compañía en la hora de la comida. Y por último hay falta supervisión en la comida o la ingesta (no sabemos si hay episodios de disfagias, o si se toma toda la ración completa).

Problemas

-Falta de aceptación por parte de la persona mayor. Por ejemplo que venga envasada no le gusta porque piensa que no es casera.

-Ubicación del destinatario: en zona rural -con pocos mayores- encarece el servicio y en la zona urbana problemas de aparcamiento.

– Temperatura de regeneración real, alguna vez se puede comprobar pero no siempre.

-Correcta valoración nutricional de la persona mayor: en la mayoría de los servicios no se hace.

-En un futuro habrá muchas diferencias culturales en ingredientes y tipos de platos.

Coordinación con el servicio de ayuda a domicilio

Se pueden integrar ambos servicios en la misma persona porque se complementan y se puede conseguir así que toda la semana exista contacto con la persona mayor. Hay mayor supervisión del seguimiento del menú y va a tener la compañía que le falta.

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Centros de Día

En nuestros centros la nutrición es algo que desde el primer momento hemos involucrado en las valoraciones interdisciplinares ya que consideramos que es una parte fundamental.

En los centros de día tenemos personas que están muy bien y lo que quieren es seguir estando bien y que no necesitan la asistencia al centro de día; hay personas recién diagnosticadas de múltiples patologías -demencias, Parkinson, ictus-; pero también hay familias que quieren aprender una correcta nutrición en casa para sus mayores y para ellos.

Importancia de la valoración nutricional

Por tanto, es imprescindible que todo el equipo de profesionales esté completamente informado y que la valoración nutricional sea uno de los pilares, tras la valoración geriátrica que ha de ser muy minuciosa.

Una de las bases de la metodología Hoffman es la neuroplasticidad cerebral. A partir de los 45-50 años el cerebro habitualmente se deja de estudiar, pero tenemos que ser capaces de estudiar el cerebro y valorar que áreas cognitivas pueden estar ya afectadas para así empezar a estimularlas y si no lo están empezar a prevenir. Y con la alimentación pasa exactamente lo mismo, tenemos que tener en cuenta no sólo el tipo de alimentos que damos, sino cómo los damos y qué tipo de nutrientes hay que dar.

Un caso clínico

Un ejemplo: un paciente de 78 años con Parkinson de 10 años de evolución que empezó con un deterioro cognitivo brutal. Al analizar interdisciplinarmente área por área (médica, rehabilitación -fisioterapia-, terapia ocupacional, neuropsicología, nutrición) nos dimos cuenta de que la persona tenía un temblor esencial importantísimo y que necesitaba una asistencia en terapia ocupacional a la hora de la alimentación. Lo que más le gustaba eran los purés y había dejado de comerlos. Y en realidad lo que sucedía es que se moría de la vergüenza porque con el Parkinson no podía comer puré.

Comenzamos a valorar qué alimentos necesitaba, para darle alimentos que contengan dopamina -las habas verdes y las hebras del plátano- aparte del fármaco. También contamos con las ayudas técnicas necesarias a nivel de terapia ocupacional y con la rehabilitación para re-entrenar a esa persona para que, a pesar de su temblor, pudiera comer purés.

También trabajamos con la familia, en una escuela de familias, para que entiendan qué necesitaba esta persona. En nuestros centros cada persona tiene una dieta personalizada completamente diferente.

Pacientes polimedicados

Independientemente de la patología que se tenga hay que hacer una historia completa y poner en común a todos los especialistas que habitualmente entre ellos no se comunican. Y lo que suele pasar es que estos pacientes están polimedicados y entre los fármacos suele haber complicaciones y contraindicaciones. Muchos problemas de desnutrición vienen de que la propia medicación ha generado pérdida de sensación de sed, pérdida de sabores y la inapetencia.

Todos los especialistas de un mayor deben conocer el plan de tratamiento que estamos haciendo. También hacemos un informe mensual para la familia para que vea cómo se va trabajando en cada área (nutricional, neuropsicológica) y se lo enviamos también al especialista para explicarle la evolución. También es importante valorar una posible deshidratación. Asimismo realizamos formación a los profesionales y a las familias a través de la escuela de salud.

Por último comentar que a través de nuestros estudios tenemos constatación de que cambios en la alimentación producen mejoras físicas y cognitivas.

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Residencias de Mayores de carácter privado

El envejecimiento es un proceso intrínseco, progresivo y universal. La edad media en un centro geriátrico está por encima de la edad media nacional (las mujeres 88 años y los hombres 82 años).

España es un país muy envejecido. Nuestra calidad de vida y la asistencia sanitaria y social ha mejorado enormemente. Según las estadísticas para el año 2050 seremos el segundo país del mundo más envejecido (detrás de Japón).

Cuando entra una persona a un centro se hace no solamente una valoración global del aspecto orgánico sino también del aspecto humano. Además a las familias hay que hacerlas partícipes del ingreso. Se les hace una encuesta aparte de la historia clínica y en ese formulario se recogen todos los aspectos de la persona: aspecto orgánico y psíquico, e incluso sentimental.

Valoración nutricional

Se hace una valoración nutricional: como está la boca, el tránsito gastrointestinal, las costumbres alimenticias, etc. A estas edades el olfato y el gusto cambian, y son necesarios sabores y aromes fuertes; tienen menor potencia masticadora, los músculos se van atrofiando, por lo que tienen que comer carne tierna fácil de cortar.

El transito esofágico es más lento. Durante la comida no hay que tomar líquidos porque sacian antes, si es necesario se hacen más comidas y con menos cantidad. El estreñimiento también es más habitual, por ello en las residencias hay un control para tomar las medidas adecuadas. También hay cambios a nivel hepático y la vitamina D no se absorbe como antes, a medida que avanza la edad nuestra capacidad de absorción va disminuyendo.

Asimismo hay unos cambios corporales: disminuye el contenido corporal, aumenta la grasa corporal y disminuye la masa ósea. Hay déficits vitamínicos por diferentes causas.

Hoy por hoy hay todavía más de un millón de ancianos analfabetos, y que viven solas por encima de los dos millones. Y muchos de ellos están desnutridos. Se habla de la anorexia de la persona anciana. Sin embargo, también hay ancianos que no tomas medicamentos, aunque la media nacional es entre 3-4.

La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria nos da unas recomendaciones energéticas en base a la edad y al sexo. Los alimentos son una serie de nutrientes que dan la energía para la actividad diaria. Y una malnutrición nos lleva a una serie de alteraciones. Se crea un círculo vicioso: las defensas disminuyen y son más frecuentes las infecciones.

El ejercicio físico tiene una serie de beneficios como conservar su movilidad, esto se consigue con rehabilitación.

Hay medicamentos con efectos sobre la nutrición, provocando pérdida de apetito como los diuréticos, paracetamol, digoxina, AINEs…

Para prevenir hay que detectar a tiempo. Y eso es una misión de todos los profesionales. Para detectar una malnutrición lo primero que hay que hacer es una analítica y algo tan sencillo como controlar el peso.

Hay que individualizar las pautas nutricionales, contemplando sus costumbres culinarias, el estado de su dentadura y si tiene patologías orgánicas (HTA, DM) que requieren dietas especiales.

Recomendaciones para evitar una malnutrición

Hay que controlar el estreñimiento, consumo adecuado de fibra, promover las relaciones sociales y el ejercicio físico, y tener una higiene oral adecuada.

También es importante la hidratación ya que por la edad nuestro centro de la sed se va neutralizando. Por ello hay que añadir al agua edulcorantes, limón, lima, también espesantes o gelatina para que no se atraganten. Así como dar suplementos si se necesitan.

Hay que formar al personal del centro, y también a los formadores. Hay que hacer reuniones interdisciplinares. Una adecuada organización es esencial para el perfecto funcionamiento de una empresa.

Servicio de cocina

El servicio de cocina en los centros geriátricos puede ser interno o externo (catering) pero lo realmente importante es que estén regulados y que vigilen que el aporte nutricional sea el adecuado.

La elaboración de dietas y menús pueden ser realizadas por el propio personal del centro (médico, enfermero o dietista) pero la responsabilidad casi siempre es del médico, así como su supervisión.

Los menús se elaboran mensualmente, desglosados semanalmente. La composición está en función de las necesidades y cada vez más se exige el aporte calórico.

La forma de administración puede ser: espontánea -cada uno come lo que quiere-; hay quien requiere pequeña ayuda o supervisión; o ayuda plena -una persona les da de comer-; en bolo (con jeringas) para las personas demenciadas; aprovechando el reflejo de succión con ayuda de biberones; y por último la perfusión continúa.

La presentación de los platos es importante y la conservación requiere, como cualquier establecimiento de restauración, unos controles sanitarios acordes a la legislación del momento.

La estructura de un centro se basa en la parte arquitectónica, la medicamentosa y la rehabilitadora, y se va introduciendo la nutricional. Para que el conjunto permita una mejor atención.