Usar modelos de talla grande en publicidad reduce la obsesión por la delgadez

Los investigadores, que estudiaron a más de 100 mujeres, proporcionan evidencia sobre la necesidad de que los modelos se asemejen más a la población real para ayudar a las niñas y las mujeres a desarrollar una actitud más sana a la hora de comer y evitar enfermedades como la anorexia o la bulimia.

En el estudio preliminar, las mujeres que habitualmente prefieren cuerpos delgados estaban significativamente menos interesadas en cuerpos de tallas reducidas después de haber visto fotografías de más modelos de mayor tamaño. Por el contrario, aquellas a las que se les mostró modelos delgados aumentaron su predilección por los cuerpos delgados, según la investigación, publicada en Plos One y elaborada por la Universidad de Durham (Reino Unido) en colaboración con las universidades de Newcastle (Reino Unido) y VU de Ámsterdam (Países Bajos).

La autora principal de la investigación, la doctora en Psicología Lynda Boothroyd, comentó que “esto nos da algunos elementos de reflexión sobre el poder de la exposición a cuerpos superdelgados”.

Los médicos también prefieren la delgadez

Otro estudio publicado también en la misma edición de Plos One concluye que la preferencia por la gente delgada es igual de común entre la comunidad médica que en el público en general. Los investigadores analizaron los sesgos antigrasa de casi 400.000 participantes, de los cuales más de 2.000 eran Doctores en Medicina. Todos los participantes mostraron una fuerte preferencia por la gente delgada en lugar de personas gordas en una prueba basada en la web que mide tanto implícita como explícitamente el sesgo contra la grasa.

“Encontramos que las actitudes implícitas y explícitas de los Doctores en Medicina sobre el peso sigue el mismo patrón general que se observa en las muestras públicas de gran tamaño que tienen un fuerte sesgo antigrasa implícito y explícito”, explican los autores, Janice Sabin, de la Universidad de Washington, Seattle (Estados Unidos), y sus colegas de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).

Asimismo, otra investigación también publicada en la misma revista demostró que el peso ideal de las personas depende del tamaño de los cuerpos que vean, algo que los científicos han denominado “dieta visual”. Las preferencias por un cuerpo de una determinada talla pueden ser la consecuencia de la exposición a imágenes de otras mujeres o el aprendizaje de que un cierto tipo de cuerpo se asocia a las metas aspiracionales.

Los investigadores mostraron a las mujeres una serie de fotografías de mujeres de diferentes pesos en ropa de marca, así como pacientes con trastornos alimentarios en leotardos grises, y se les preguntó por sus preferencias antes y después de ver las fotografías. Los resultados mostraron que el uso de un tipo de figura, ya sea de mayor o menor tamaño, marca la preferencia de las mujeres para ese tipo de cuerpo, independientemente de si se han representado como una aspiración o no.

En menor medida, la exposición a las imágenes a las que se aspira de las mujeres con sobrepeso podría inducir una preferencia por los tipos de cuerpos más grandes, incluso en la presencia de figuras de menor peso en la categoría de no aspiracional, según hallaron los investigadores Lynda Boothroyd, de la Universidad de Durham y colegas de la Universidad de Newcastle (Reino Unido).

“Hay evidencia de que estar constantemente rodeado por los medios de comunicación de celebridades y modelos que son muy delgadas contribuye a que las niñas y mujeres tengan una actitud poco saludable para su cuerpo. Además, parece que incluso las llamadas imágenes precaución contra la anorexia pueden aumentar aún más el gusto por la delgadez”, alerta Boothroyd.

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Role of functional food in health: emerging areas

Recogemos la intervención de Lisa Ryan en el marco del Curso de Verano Personalized Nutrition in Health and Obesity / Nutrición a la carta en la Salud y en la Obesidad organizado por la Universidad del País Vasco en colaboración con el Instituto Tomás Pascual – Cátedra Universidad de Navarra y el International Union of Nutritional Sciences (IUNS).

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Vitamin A, brain and ageing

Recogemos la intervención de Veronique Pallet en el marco del Curso de Verano Personalized Nutrition in Health and Obesity / Nutrición a la carta en la Salud y en la Obesidad organizado por la Universidad del País Vasco en colaboración con el Instituto Tomás Pascual – Cátedra Universidad de Navarra y el International Union of Nutritional Sciences (IUNS).

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De la tristeza a la depresión

La tristeza es una emoción normal, que experimentamos ante una pérdida, un duelo, y en muchas ocasiones tiene un papel importante en el crecimiento de la persona. Sin embargo, la depresión es un cuadro clínico bien definido, en el que además de una tristeza severa cuantitativa y cualitativamente intensa se acompaña de otros síntomas como pérdida de energía y de la capacidad de disfrutar con las cosas.

La depresión responde al modelo biopsicosocial que tiene que ver con las interacciones de lo biológico, lo psicológico y lo social.

La tristeza es una emoción normal, es la manera normal de reaccionar ante una amenaza o pérdida. Pero cuando esa tristeza deja de ser normal y nos inhibe en exceso, nos incapacita, nos inhabilita para nuestro funcionamiento normal y aparecen síntomas cualitativamente diferentes empezaríamos a hablar de depresión.

La depresión es un trastorno frecuente, incapacitante y, en algunos pacientes, se trasforma en una enfermedad crónica y recurrente.

Además, la carga de la depresión no sólo afecta al paciente, también se extiende a su entrono.

Epidemiología

Los datos de prevalencia de los estudios varían mucho, entre 5 y 85 % (si los criterios son muy laxos), lo cual refleja una gran disparidad en los estudios de depresión.

Un estudio epidemiológico en EEUU nos habla de un índice de prevalencia durante la vida de un 17 %. Los británicos ofrecen cifras entre 5- 10%. En cualquier caso se trata de cifras muy altas.

¿A quién afecta?

Nos puede afectar a todos: niños, adultos y ancianos. De hecho en las edades extremas de la vida por diferencias en la expresión de los síntomas (irritabilidad en el niño o cansancio en el anciano) los casos se hacen más invisibles.

¿Por qué aparecen?

Lo que mejor lo explica es el modelo biopsicosocial, es decir, es una conjunción de síntomas biológicos (fundamentalmente genéticos), psicológicos (rasgos de personalidad), y sociales (de ciertas interacciones con el ambiente).

Pero además, debemos encontrar en la secuencia temporal otros factores que nos van a ayudar mucho a entender qué es la depresión:

-Factores predisponentes, aquellos que sitúan al sujeto en un mayor riesgo de padecer una depresión.

-Factores desencadenantes, aquellos que hacen que se active el riesgo inicial.

-Factores mantenedores, que actúan en la cronificación del cuadro.

Y en cada uno de ellos vamos a encontrar los factores biológicos (genéticos), factores psicológicos (rasgos disfuncionales de personalidad) y factores sociales (acontecimientos vitales precoces o estresantes).

Factores de riesgo predisponentes

Entre ellos:

-La educación: los escenarios de menor nivel educativo y de mayor nivel educativo aumentan el riesgo.

-Estrés crónico.

-Enfermedad crónica.

-Pérdida sensorial, declive cognitivo (en las personas mayores).

Factores desencadenantes

Entre los acontecimientos vitales que pueden actuar como desencadenantes están:

-El duelo (la pérdida de un ser querido).

-La separación.

-Una dolencia física aguda.

-Una enfermedad física o amenaza vital en un ser querido.

-Pérdida súbita de vivienda.

-Crisis financiera.

-Pérdida de un objeto valioso o significativo.

Factores protectores

También hay factores protectores:

-La clave está en el apoyo adecuado a través de una detección y tratamiento precoces.

-Evitar polifarmacia: muchos tratamientos tienen como efecto adverso generar síntomas depresivos.

-Hábitos de vida saludable: buen ritmo sueño-vigilia, comer equilibradamente. Todo ello nos va ayudar a tener mejor capacidad para afrontar las situaciones.

-Tenemos que trabajar los estilos de afrontamiento. Hay estilos más facilitadores de la depresión, el evitativo por ejemplo (entender las cosas de una manera pesimista). Por otro lado los escenarios positivos, ser capaz de afrontar los problemas con técnicas de solución de conflictos más adecuados va a reducir el riesgo.

-También es importante la red social de apoyo. La soledad es un elemento de riesgo, es necesario tener una buena red social, un apoyo tangible (un amigo al que llamar cuando surge un problema).

Manifestaciones de los trastornos depresivos

En primer término debemos hablar del estado de ánimo. Lo más característico de la depresión es este estado de ánimo triste persistente en el tiempo. Por otro lado hay alteraciones en el funcionamiento cognitivo (dificultades para concentrarnos y para memorizar), en la actividad psicomotora (agitación a veces confundida con ansiedad) y los síntomas somáticos, que para muchos pacientes representan el síntoma principal (un dolor físico inexplicable sin causa orgánica que justifique el cuadro).

Clínica

Según la Asociación Americana de Psiquiatría el síntoma fundamental es el estado de ánimo depresivo la mayor parte del día por más de tres semanas consecutivas. También hay una disminución del interés o de la capacidad para disfrutar de las cosas.

Otros síntomas son los cambios de peso, tanto para perder como para ganar; puede haber insomnio o hipersomnia casi cada día; agitación o enlentecimiento psicomotores (el paciente está o muy inquieto o por el contrario con una sensación de aletargamiento y cansancio); y apatía o pérdida de energía.

También suele haber sentimientos de culpa y disminución de la capacidad para concentrarse. Y el dato más preocupante son las ideas recurrentes de muerte (como una manera de escapar de ese sentimiento), con el riesgo de que el paciente cometa alguna acción de autoagresividad.

Depresión e incapacidad

Estos síntomas además pueden interferir en la calidad de vida del paciente. Sabemos que la depresión es una de las principales causas de incapacidad en el mundo occidental. Además, las previsiones sugieren que los trastornos psiquiátricos y neurológicos en el año 2020 representarán el 15 % de las bajas.

Los pacientes deprimidos tienen una peor percepción de su estado de salud actual y también tienden a hacer un mayor uso de servicios sanitarios.

No debemos de olvidarnos de los familiares, porque el tener un familiar enfermo es un riesgo para que el cuidador padezca una enfermedad. Cuando la depresión se cronifica condiciona un riesgo adicional para el cuidador.

Pero sólo la mitad de los pacientes con depresión están diagnosticados, podríamos verlo como un iceberg donde sólo una pequeña parte de los pacientes están en tratamiento. La mayoría de estos pacientes están en Primaria con sintomatología digestiva, cefaleas, etc.

Tratamiento: opciones

Los pilares claves del tratamiento son los antidepresivos y la psicoterapia formal. En cuadros graves se puede realizar terapia electroconvulsiva e, incluso, estimulación magnética transcraneal.

Antidepresivos

Para muchos cuadros depresivos la serotonina, la dopamina y la noradrenalina son los tres neurotransmisores principales que explican los síntomas de la depresión. En estos tres es donde los fármacos antidepresivos van a actuar de manera prioritaria.

Es muy importante el periodo de latencia, de transición desde que utilizar el antidepresivo y el paciente comienza a sentir mejoría, que va de una a dos semanas hasta un mes. Y en ese tiempo no sabemos la eficacia del fármaco y esto hay que explicárselo al paciente.

Clasificación de antidepresivos

-Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAOs) se han quedado para un uso muy marginal.

-Los antidepresivos tricíclicos, como imipramina, clorimipramina o amitriptilina, son fármacos muy eficaces en depresión pero con un perfil receptorial complejo y una parte importante de sus efectos adversos se deben a un perfil anticolinérgico. Generan en muchas ocasiones sensación de sedación, retención urinaria, estreñimiento o dificultades de acomodación. Son muy eficaces pero no son tan bien tolerados cono los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

-Los ISRS, como su nombre indica, son selectivos y sólo actúan sobre la recaptación de la serotonina.

-Otro gran grupo es el de fármacos duales, como duloxetina, venlafaxina y mirtazapina, que actúan sobre los receptores noradrenérgico y serotoninérgico, lo que plantea ventajas cualitativas y los convierte en buenos fármacos antidepresivos aunque también tienen efectos colaterales.

-El bupropion tiene un efecto específico sobre la recaptación de dopamina, que genera una activación inicial del paciente que para depresiones notablemente inhibidas puede ser una opción interesante.

-La reboxetina actúa específicamente sobre la recaptación de la noradrenalina y se ha quedado para uso sinérgico con un ISRS.

-Y la agomelatina tiene un mecanismo de acción novedoso, actúa sobre los circuitos de la melatonina, lo cual plantea una hipótesis atractiva y muy buen perfil en cuanto a la regulación del sueño.

A la hora de pautar un fármaco para la depresión tenemos que tener muy claros los efectos secundarios esperados. Los efectos adversos más frecuentes son los digestivos, la sedación, la hipotensión ortoestática y, muy importante, la toxicidad en sobredosificación. Los antidepresivos tricíclicos y los IMAOs una de las razones por las cuales han quedado relegados es porque son fármacos que por su perfil tienen cierta interferencia con la conducción cardiaca y en dosis altas o sobredosificación podrían dar algún “susto” desde el punto de vista cardiovascular.

El resto de fármacos, los más modernos, son razonablemente seguros en sobredosificación, son fármacos muy potentes, buenos antidepresivos y seguros. Y esto enlaza con el riesgo de que un paciente deprimido tenga ideas autolíticas y las lleve a cabo, de manera que con fármacos más seguros estamos más tranquilos.

Los ISRS son buenos antidepresivos pero tienen un impacto negativo sobre la libido reduciendo el deseo sexual y esto también hay que tenerlo en cuenta según la edad del paciente.

También hay que explicar al paciente que el tratamiento tiene que mantenerlo el tiempo suficiente para consolidar la mejoría y esto depende mucho de los factores de riesgo que vayan asociados al cuadro depresivo pero, en todo caso, un mínimo de seis meses.

El antidepresivo ideal

Se trataría de buscar un fármaco:

– Sencillo en su manejo, de dosis única (incluso algunos en dosis semanal).

– Bien tolerado y seguro.

– De inicio de acción rápido. Acortar el tiempo de latencia es uno de los retos.

– Amplio espectro terapéutico. Cuanto más amplio más eficaz, porque hay una alta comorbilidad entre la depresión y otros cuadros como la ansiedad.

– Económico.

Conclusiones

Y para terminar repasamos los puntos claves:

– La tristeza es una emoción normal, que experimenta el hombre y en muchas ocasiones tiene un papel importante en el crecimiento de la persona.

– La depresión es un cuadro clínico, bien definido y conocido.

– La depresión responde a un modelo biopsicosocial.

– Existen tratamientos eficaces y seguros para el tratamiento de la depresión.

Tomar probióticos no condiciona la aparición de alergias en la infancia

Hasta ahora, los probióticos han sido considerados comúnmente útiles para algunos niños, aunque su beneficio siempre ha sido “muy leve”, señala la gastroenteróloga pediátrica del Hospital de Niños de Los Ángeles (Estados Unidos), la doctora Sonia Michail, que no ha participado en este trabajo. Sin embargo, ahora esta ventaja ha quedado reducida a cero tras la presentación de estos resultados.

En concreto, han participado en este estudio 123 bebés que ahora son niños, y que han estado bajo el cuidado y la observación del equipo de investigación liderado por la profesora de la Universidad de Perth, la doctora Marie P. Jensen. Así, a la mitad de los bebés se les administró un suplemento diario durante los primeros seis meses de vida, mientras que al otro 50 por ciento se le dio placebo.

El hecho de que las madres de todos los participantes hayan sido alérgicas en el pasado, da a éstos un alto riesgo de padecer alergias, algo que se demostró en el periodo de entre uno y dos años y medio desde el comienzo del proyecto cuando los bebés enfermaron sin presentar diferencias entre ambos grupos.

Tras ello, se realizó una nueva comprobación a los cinco años, momento en el cual tampoco se mostró ningún efecto positivo de estos suplementos. Y es que, el 44 por ciento de los 66 niños que habían recibido probióticos en la infancia desarrolló alguna alergia, tanto por ciento parecido al del grupo de placebo, que se situó en un 38 por ciento.

Por todo ello, los expertos de la Universidad de Perth concluyen que estos microorganismos vivos que habitan los intestinos y se suelen agregar a ciertos alimentos, como yogures y leches fermentadas, no tienen incidencia alguna a la hora de evitar padecer una alergia. “Los resultados sorprenden”, concluye Michail.

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La mitad de la población cree que sólo a partir de los 30 años se debe cuidar el corazón

El 49 por ciento de las personas cree que sólo a partir de los 30 años se debe tener precaución con la salud del corazón, tal y como ha evidenciado una encuesta realizada recientemente por la Federación Mundial del Corazón.

Según el criterio de los expertos, esta afirmación es “incorrecta”, ya que las medidas para prevenir las enfermedades cardiacas y los accidentes cerebrovasculares deben comenzar a practicarse antes. Y es que, estas complicaciones “pueden afectar a personas de todas las edades y grupos de población”, además de que el riesgo comienza temprano en la vida “a través de dietas poco saludables, falta de actividad física y la exposición al tabaco”, subrayan.

Sin embargo, el estudio realizado sobre 4.000 personas de Brasil, India, Reino Unido y Estados Unidos evidencia que prácticamente la mitad de la gente desconoce estas circunstancias. Así lo indica el presidente de la Federación Mundial del Corazón, Sidney C. Mith Jr. que, en contrapartida, señala que ahora se tiene la “oportunidad” de cambiar el curso de las enfermedades cardiovasculares y su impacto global “alentando y apoyando el estilo de vida saludable desde una edad temprana”.

En cuanto a los factores de riesgo que la Federación recomienda evitar para prevenir determinadas patologías, señala algunos como “el sobrepeso y la obesidad, además del tabaco, que puede tener consecuencias de por vida para los hombres, mujeres y niños”. Además, la mala nutrición durante el embarazo también puede aumentar las posibilidades de que el bebé tenga complicaciones.

En concreto, los menores que nacen con un peso inferior a los 2,5 kilogramos “tienen, aproximadamente, el doble de riesgo de morir prematuramente por enfermedad coronaria”, advierten. Por ello, las mujeres “deben tomar el control de sus propios corazones, a fin de proteger la salud del corazón también de la próxima generación”, sostienen los CEO de este organismo internacional, Frédérique Constant y Peter Stas.

Por último, la directora ejecutiva de la Federación, Johanna Ralston, se congratula de las iniciativas de la Federación Mundial del Corazón, ya que la divulgación de estos contenidos “tendrá un impacto positivo en los niños”. Según su opinión, estas acciones “pueden reducir el número de muertes evitables por enfermedades de corazón y derrame cerebral”.

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Nutrición perinatal y epigenética

Podríamos pensar que la obesidad puede ser consecuencia de la predisposición genética, del exceso de alimentación o del sedentarismo, pero expondremos -en esta ponencia- que también lo que come la madre durante el embarazo puede afectar a la salud futura del bebé. Así, la epigenética estudia los cambios en la expresión génica que no dependen de la secuencia de nucleótidos.

Malnutrición en el periodo gestacional

Se ha visto que los hijos cuyas madres durante la gestación y lactancia estuvieron mal nutridas en Holanda durante la 2ª Guerra Mundial, cuando han tenido 60-65 años tienen mayor predisposición a tener síndrome metabólico. La malnutrición de las madres en el periodo perinatal hace que estos individuos se comporten de manera diferente respecto a sus hermanos que nacieron unos años antes o después, y de otros grupos que no estuvieron influenciados por el periodo de hambruna.

Esto se ha confirmado en estudios de cohortes británicas en los que se ha comprobado que los niños que nacen con bajo peso tienen más riesgo de sufrir diabetes o síndrome metabólico en el periodo adulto.

Esto ha dado lugar al llamado “fenotipo austero”, en el cual se aprecia que la malnutrición materna a través de una mala nutrición fetal afecta a las células pancreáticas, al crecimiento fetal y produce una nutrición inadecuada en el niño que predispone a la obesidad, a problemas relacionados con la tolerancia a la glucosa y al síndrome metabólico.

Ampliando esta información vemos que la restricción de nutrientes en el periodo perinatal afecta al páncreas, al hígado, al músculo esquelético y al adipocito. Provoca una serie de cambios metabólicos de desequilibrio, que finalmente conducen a disminución de la capacidad pancreática, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Esto es la punta del iceberg, porque diferentes alteraciones en la nutrición, en el ambiente, producen cambios epigenéticos que afectan al corazón, vasos, cerebro, hígado, páncreas, riñones, tejido adiposo, músculo y hueso, que se pueden traducir -no siempre- en una predisposición a patologías como enfermedades cardiovasculares, diabetes, dislipemias, obesidad, osteoporosis, ciertos tipos de cáncer, problemas respiratorios y alteraciones psiquiátricas.

Datos de experimentación animal

En un estudio se vio que cuando la madre recibía una dieta baja en proteínas no se detectaban en la crías diferencias en el peso al nacer, las crías parecían normales, pero había cambios en la composición corporal que afectaban más a las hembras que a los machos. O también se vio en modelos animales que la tolerancia a la glucosa dependía de la alimentación perinatal: la baja nutrición de proteínas producía cambios diferentes en los machos y en las hembras. O por ejemplo, que la prueba de la tolerancia oral de la glucosa se mostraba que era diferente, había diferentes respuestas a la glucosa, o también una resistencia a la insulina como consecuencia de que las madres habían tenido una dieta baja en proteínas.

También había cambios en la presión sistólica en las hembras, cambios en la expresión proteica en diferentes genes o si se hacía un análisis del proteoma había diferencias entre los individuos que habían recibido dietas bajas en proteína respecto a los controles.

En el caso de que las madres gestantes fueran obesas había problemas: las ratas que nacían tenían mayor peso, alteraciones mitocondriales, alteraciones en el control de la insulina, y la respuesta a la recuperación era también diferente.

En definitiva, las situaciones de restricción energética o de incremento del aporte nutricional afectaban a la restricción de sustratos o al exceso de sustratos y a través de diferentes modificaciones se predisponía a la diabetes tipo 2, obesidad y enfermedad cardiovascular.

Es decir, toda esta serie de experimentos sugiere que la alimentación de la madre tanto, por defecto como por exceso, puede condicionar enfermedades del hijo.

Nutrición y medicina personalizada

La genética afecta a la ingesta, a los procesos de digestión, absorción, trasporte y metabolismo, etc. pero aparece la epigenética. Unos gemelos que tienen el mismo DNA, la misma secuencia, pero al cabo de un determinado tiempo sabemos que los fenotipos se van separando cada vez más. ¿A qué se debe esto?

Hay dos procesos básicos que pueden ser la metilación del DNA o modificaciones covalentes de las histonas que pueden afectar a esta expresión. Esto hace que determinados genes tengan metilaciones diferentes que afecta a su expresión. Hay periodos de la vida que podemos metilar y otros que podemos desmetilar. Y se puede producir por el envejecimiento, compuestos dietéticos, toxinas, inflamación, etc. La dieta, el estatus metabólico, las enfermedades pueden hacer que los genes queden reprimidos o activados.

Y para finalizar, en otro estudio se alimentó a ratas padres y madres con una dieta rica en grasa. Lo realmente interesante es que las crías hembras de los padres (con diferentes pesos y tolerancia a la glucosa) sólo tenían una alteración en la tolerancia a la glucosa. Es decir, que lo que los padres comen en periodo perinatal en alguna circunstancia -no siempre- puede afectar a que en el periodo del adulto se pueda tener mayor o menor predisposición a la intolerancia.

Para terminar decir que en la programación perinatal y en las enfermedades no solamente hay que tener en cuenta la entrada de nutrientes y energía, sino también la genética, la genómica y aspectos epigenéticos.

Vinculan el riesgo de cáncer de mama al síndrome metabólico y la dieta durante el desarrollo

Hasta ahora “se creía que los estrógenos circulantes de los ovarios, que subyacen el desarrollo normal reproductivo femenino, son cruciales para el crecimiento mamario y el desarrollo”, señala Russ Hovey, profesor en la Universidad de California, en Davis y autor principal del estudio. Sin embargo, Hovey afirma que “nuevos resultados sugieren que la dieta y los cambios en el metabolismo del cuerpo – paralelos a los cambios que tienen lugar en la diabetes tipo 2 y la obesidad – también pueden estimular el crecimiento de los senos”.

En los estudios con ratones se utilizó una dieta complementada con una forma de ácido graso conocido como ácido linoleico conjugado 10, 12 o CLA 10, 12, que imita los aspectos específicos de un síndrome metabólico más amplio. En los seres humanos, este síndrome está vinculado a una amplia gama de cambios asociados con la obesidad, que pueden aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 y de enfermedades cardiovasculares.

El CLA 10, 12, añadido a la dieta de los ratones del estudio -ya que se sabe que perturba los procesos metabólicos normales- estimuló el crecimiento de los conductos mamarios, a pesar de que los ratones carecían de estrógeno. Los investigadores demostraron así que el desarrollo mamario inducido por la dieta también aumenta la formación de tumores mamarios, en algunos de los ratones.

El equipo de investigación también observó que varias cepas de ratón respondieron de manera diferente al complemento dietético, lo que sugiere que puede haber un componente genético vinculado a cómo la dieta y los cambios metabólicos afectan el riesgo de cáncer de mama en diferentes poblaciones.

Según los expertos, los resultados del estudio tendrán implicaciones para una mejor comprensión del desarrollo humano de las mamas antes de la pubertad y después de la menopausia, cuando los estrógenos están menos presentes.

“Los hallazgos de este estudio son especialmente importantes cuando se superponen con los datos que muestran que las niñas están experimentando un desarrollo mamario a edades más tempranas, coincidiendo con una creciente epidemia de obesidad infantil”, concluye Hovey.

Dessert Collage

Millones de europeos están en riesgo por el alto contenido de grasas trans en ciertos alimentos

La salud cardiaca de millones de europeos aún se encuentra en riesgo debido a la persistencia de un alto contenido de ácidos grasos trans (AGT) en la comida rápida y procesada, según indica una investigación publicada en el British Medical Journal (BMJ), llevada a cabo por el equipo de investigadores del profesor Steen Stender, del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca).

Mientras que el contenido total de AGT de los alimentos ha disminuido, algunos países europeos permiten comprar ciertos alimentos que todavía contienen niveles muy altos.

Los AGT están producidos principalmente por la hidrogenación industrial de aceites vegetales, un proceso que ayuda a prolongar la vida útil de los productos horneados. Según la nueva investigación, que analizó los datos de cuatro grandes estudios, la ingesta diaria de 5 gramos de AGT se asoció con un riesgo un 23% mayor de enfermedad cardiaca coronaria.

Los autores analizaron el contenido de AGT en alimentos de consumo popular en 16 países miembros de la Unión Europea (UE) en 2005 y, de nuevo, en varios países en 2009. En el estudio se incluyeron sólo alimentos que contenían “grasa vegetal parcialmente hidrogenada”, y más de 15 gramos de grasa por cada 100 gramos.

En total, el análisis incluyó 70 porciones de patatas fritas y “nuggets” de pollo, 90 paquetes de palomitas de maíz para microondas, y 442 muestras de tartas, bizcochos, barquillos y obleas: en 2005, una porción grande de patatas fritas y “nuggets”, 100 gramos de palomitas de maíz para microondas, y 100 gramos de tarta o galletas u obleas, proporcionaban más de 30g/100g de AGT, en cinco países de la UE en el Este de Europa y entre 20g y 30g en ocho países de Europa Occidental; en 2009, el análisis reveló que el contenido de AGT en las patatas fritas y “nuggets” había caído sustancialmente en todos los países europeos estudiados.

Sin embargo, aunque el contenido de AGT en palomitas de maíz, pasteles y galletas había caído en los países de Europa occidental, éste no fue el caso en Europa del Este, donde se mantuvo alto.

Un etiquetado más claro de los alimentos es una forma de limitar el consumo de ácidos grasos trans, pero la mayoría de los países todavía dependen de que los fabricantes de alimentos reduzcan voluntariamente el contenido de AGT de sus productos. Sólo unos pocos países -Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia- han obligado a la industria a limitar la cantidad de AGT utilizada en los alimentos y el 2% de la grasa total.

A pesar de todo, los alimentos que contienen grasas trans aún pueden ser vendidos legalmente como productos envasados o sin envasar en restaurantes y establecimientos de comida rápida, según subrayan los autores.

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El tupper en los colegios puede contribuir al aumento de la obesidad infantil

Y es que “cuando se trata de menores, el concepto “del pan de cada día” va mucho más allá; ya no se trata sólo de satisfacer el hambre, sino una serie de necesidades nutricionales que contribuyen en el crecimiento y el desarrollo físico e intelectual”, ha remarcado.

En su opinión, en el menú diario de un niño no tiene que faltar lo imprescindible: un “puñado” de hidratos de carbono, tres “puñados” de verdura y una proteína del tamaño de la palma de la mano. “La clave es hacer que no se aburran con el mismo plato e ir variando con las recetas, por ejemplo, ofrecer el pollo a la plancha, en trocitos en la ensalada, en la sopa o en croquetas”, ha recomendado.

Dicho esto, ha subrayado la obligación de los padres de transmitir valores y conocimiento a la hora de comer o preparar el “tupper”. “Los niños comen más por la vista y podemos explicarles que el hecho de que la verdura, por ejemplo, tenga más color, les indica que también tiene más propiedades”, ha señalado.

En España, el 19 por ciento de los niños son obesos, según datos de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid. En este sentido, el experto ha lamentado que, durante la última década, se esté atendiendo más casos de obesidad infantil en consulta. “Hemos trabajado mucho para corregir malos hábitos y conductas alimenticias en menores e incluso hemos acudido a colegios públicos y campamentos urbanos de verano para supervisar el menú escolar y asegurarnos que éste es equilibrado y saludable”, ha asegurado.

Así, algunos hábitos como comer habitualmente delante del televisor, consumir en exceso bebidas y refrescos azucarados, ingerir muchas golosinas y dulces o llevar una vida sedentaria, fomentan la obesidad. Además, si los escolares duermen menos de las 9 horas recomendadas o comen productos de mala calidad también puede darse este hecho.

Obesidad y SAHS

El inicio del curso escolar es un buen momento para recordar que la obesidad infantil en España es una enfermedad emergente. En apenas 15 años, ha pasado de afectar un 5% a un 15% de los niños de entre 6 y 12 años. Además, se muestra en edades cada vez más tempranas como evidencia el hecho de que 1 de cada 4 niños de 1 a 5 años sufre obesidad o sobrepeso. El problema de que el exceso de peso aparezca en edades tan tempranas es que otras enfermedades asociadas aparecen también antes, como por ejemplo el Síndrome de Apneas-Hipopneas durante el Sueño (SAHS).

Hasta hace pocos años, la causa más frecuente de SAHS infantil era la hipertrofia adenoamigdalar, es decir, el aumento de tamaño de las vegetaciones y/o anginas de los niños, que producía un efecto obstructor de la respiración similar a la apnea del sueño de los adultos. Sin embargo, a medida que aumenta la obesidad en la infancia, se está observando un aumento de la incidencia de SAHS en niños obesos.

En el estudio llevado a cabo por la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de Albacete, “un 35,5% de los niños tenía hipertrofia adenoamigdalar sin obesidad, es decir, pertenecían al perfil tradicional de SAHS infantil”, explica el neumólogo Sergio García Castillo, primer firmante del estudio y miembro de SEPAR, “mientras que en el 41,9% de los casos, la obesidad era el factor determinante de SAHS”.

Aunque no existen diferencias en cuanto a la gravedad de la enfermedad, sí es distinto el tratamiento: hasta ahora, el SAHS infantil se trataba mediante cirugía otorrinolaringológica, pero en los casos de SAHS infantil asociado a obesidad el tratamiento se basa, en primer lugar, en medidas higiénico-dietéticas encaminadas a la pérdida de peso, a aumentar la actividad física y a obtener hábitos de sueño saludable. “Aunque también está aumentando el número de niños que, como los adultos con SAHS, duermen con una CPAP, es decir, con máquina que insufla aire a presión continua a través de una mascarilla y mantiene abiertas las vías respiratorias durante el sueño”, apunta el Dr. García Castillo.

Otro problema derivado de la obesidad y de la temprana aparición de enfermedades como la diabetes, el SAHS o la hipertensión arterial es que aumentan el número de pacientes crónicos jóvenes, con el consecuente aumento del gasto sanitario.

Síndrome de apnea del sueño

El SAHS se define como un trastorno de la respiración durante el sueño caracterizado por una obstrucción parcial o completa y prolongada de las vías respiratorias superiores, hecho que conlleva una alteración de la ventilación normal durante el sueño. Sus principales síntomas son ronquidos nocturnos habituales, pausas de apnea durante el sueño presenciados por los familiares, junto con otros trastornos del sueño, y problemas de somnolencia y cansancio diurnos, que en los niños puede provocar un bajo rendimiento escolar.

La anorexia nerviosa y la obesidad comparten características comunes

Este es “el primer estudio que compara el perfil de las funciones ejecutivas de los grupos con condiciones extremas de peso empleando medidas validadas de toma de decisiones, inhibición de respuesta e impulsividad”, ha señalado el investigador principal del análisis, el doctor Fernando Fernández-Aranda.

Así, los grupos con condiciones extremas de peso pueden compartir factores de riesgo biológicos y fenotipos neurocognitivos, como la disfunción ejecutiva, caracterizada por alteraciones en la capacidad de tomar decisiones, inhibir respuestas no adecuadas y mostrar flexibilidad cognitiva, señala el estudio, publicado en la revista PLoS ONE.

En concreto, los estudios de neuroimagen indican que las alteraciones en los circuitos de la dopamina están implicadas en algunos comportamientos alimentarios y en el abuso de drogas. Según los autores, comer en exceso es una señal de una disparidad entre los circuitos relacionados con la motivación y la recompensa, y aquellos implicados en la respuesta de inhibición.

De esta forma, la ingestión de cantidades elevadas de alimentos en personas vulnerables puede perturbar el equilibrio entre circuitos, aumentando el valor de refuerzo de la alimentación y disminuyendo la actividad de los circuitos relacionados con el control y la inhibición, lo que podría resultar en un comportamiento impulsivo y una ingestión alimentaria compulsiva.

Por un lado, la anorexia nerviosa se asocia con alteraciones atencionales y en el funcionamiento ejecutivo, principalmente en la toma de decisiones. Además, se ha observado una elevada impulsividad en sujetos obesos que corrobora un perfil ejecutivo disfuncional en la obesidad.

En este sentido, los sujetos impulsivos muestran limitaciones en el aprendizaje de las asociaciones adecuadas entre recompensa y castigo. Como consecuencia, tienen una capacidad reducida para retrasar la gratificación, mostrando una impulsividad caracterizada por comer en exceso y aumentar de peso.

“Nuestros resultados no sólo confirman la hipótesis de que las personas obesas tienen dificultades para inhibir una conducta automática o dominante, sino que también apuntan a la impulsividad y las dificultades en la inhibición de respuestas como un rasgo distintivo en el perfil ejecutivo de la obesidad en el marco de las condiciones extremas de peso”, ha explicado el investigador principal.

Por otra parte, el comportamiento de los pacientes con anorexia nerviosa es rígido y obsesivo, con una elevada resistencia a los cambios, en contraste con los sujetos obesos.

De acuerdo con este estudio, en el que han participado mujeres con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años, el tratamiento, tanto para pacientes con anorexia nerviosa como con obesidad, debe centrarse en los problemas de autocontrol, conductas impulsivas o el déficit de toma de decisiones característicos de estos trastornos.