Un seis por ciento de los trabajadores españoles tiene un riesgo cardiovascular alto

En España, aproximadamente un millón de trabajadores “alcanza un nivel alto de riesgo cardiovascular, pero sólo una minoría de ellos se clasifican como tal”, explica Miguel Ángel Sánchez Chaparro, coordinador del estudio ICARIA e investigador en la Universidad de Málaga (UMA). “Estas cifras muestran que la mayoría probablemente ignora su situación de riesgo”.

El trabajo, publicado en la revista Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases, revela que un seis por ciento de los trabajadores presenta un riesgo cardiovascular global alto (ocho por ciento en varones y dos por ciento en mujeres) y un uno por ciento, riesgo moderado. Además, la prevalencia de riesgo alto aumenta con la edad en ambos sexos y es superior en el sector de la agricultura, seguido de la construcción, industria y servicios.

El estudio ICARIA es la primera investigación que establece este riesgo en todas las comunidades autónomas, sectores de actividad y ocupaciones. Se realizó desde mayo de 2004 a junio de 2005 en más de 300.000 trabajadores aparentemente sanos y con una media de 36 años de edad.

Entre otras conclusiones, el estudio apunta, para ambos sexos, una mayor prevalencia de riesgo cardiovascular alto en la población laboral de “cuello azul” (trabajadores “manuales”) respecto a la de “cuello blanco” (trabajadores “no manuales”).

“Las diferencias encontradas se relacionan con la mayor prevalencia de factores de riesgo en dichos sectores de actividad y pueden contribuir a establecer prioridades preventivas”, concluye Sánchez Chaparro.

Los autores subrayan la importancia de estratificar el riesgo cardiovascular global, lo que puede contribuir a una prevención cardiovascular más eficiente, sobre todo si se tiene en cuenta que estas medidas actúan sobre una población mayoritariamente joven y sana, y que no suele acudir a los servicios de salud.

La importancia de los reconocimientos

Tradicionalmente, los reconocimientos médicos periódicos (RMP) realizados por los servicios de prevención han contribuido a la detección de los factores de riesgo cardiovascular de modo complementario a los servicios de salud. No obstante, hasta ahora su actuación en la prevención cardiovascular no se encontraba estructurada ni existían unos objetivos definidos.

“El volumen de trabajadores que realiza los reconocimientos anuales constituye una oportunidad única de actuación en prevención cardiovascular”, explica Eva Calvo Bonacho, coautora del trabajo y jefa del Departamento de Proyectos Sanitarios de Ibermutuamur. “En base a los resultados que se obtienen, se pueden realizar recomendaciones preventivas, terapéuticas, rehabilitadoras y de seguimiento individualizadas”.

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Jornada Aprovechamiento de residuos de producción en la industria alimentaria

Los factores medioambientales son cada vez más relevantes dentro de la gestión de las empresas alimentarias y en el futuro estarán entre aquellos que determinen su sostenibilidad y competitividad. La industria alimentaria genera grandes cantidades de residuos de producción de naturaleza orgánica, constituidos principalmente por aquellas partes de la materia prima que no son útiles en el proceso de elaboración y que pueden llegar a representar hasta el 85 por ciento del peso inicialmente recibido. Estos materiales, pueden ser desechados como residuos, con el consiguiente coste, o pueden ser revalorizados como subproductos con el consiguiente beneficio ambiental y económico.

La revalorización de subproductos constituye un reto medioambiental y una oportunidad económica que tiene una repercusión favorable sobre el empleo, en definitiva sobre la sostenibilidad y competitividad de la industria alimentaria.

Esta jornada Aprovechamiento de residuos de producción en la industria alimentaria se centra en el aprovechamiento de los diferentes residuos de producción.

Más información

Cátedra Tomás Pascual Sanz Universidad de Burgos

El Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud y la Universidad de Burgos formalizaron en el 2009 la creación de la Cátedra Tomás Pascual Sanz-Universidad de Burgos para la generación y divulgación de nuevos conocimientos en el terreno de la ciencia y tecnología de los alimentos.

Mediante un convenio marco de colaboración, suscrito por el presidente del Instituto Tomás Pascual Sanz, Ricardo Martí Fluxá, y el rector de la Universidad de Burgos, Alfonso Murillo Villar, ambas instituciones crearon esta plataforma académica, docente y de investigación, apoyada en los grupos científicos, instalaciones y equipos de la Facultad de Ciencias, con vinculación al Departamento de Biotecnología y Ciencia de los Alimentos de la UBU.

Los especialistas de la Cátedra Tomás Pascual cuentan con un Plan Anual de Actividades, elaborado por el Consejo de Dirección de la Cátedra, bajo el mando de la profesora y directora del Departamento, Sagrario Beltrán Calvo, con Marco A. Delgado y Alfonso Perote como representantes del Instituto Tomás Pascual.

www.institutotomaspascual.es

www.ubu.es

RECORDATORIO:

Lugar:Aula de Romeros de la Universidad de Burgos

Hospital del Rey s/n. Burgos

Fecha: Miércoles, 18 de mayo, de 9:30 a 18:30 horas.

Participantes:

– José María Fernández,

– María José Cocero,

– Marín Pródanov,

– Maite Zazpe,

– María Fernández.

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Anticipando la enfermedad de Alzheimer mediante técnicas no invasivas: respuestas de la Neurociencia del S. XXI

En el marco del Ciclo de Conferencias Neurociencia, organizado por la Sección de Neurociencia Cognitiva del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos y el Instituto Tomás Pascual Sanz, el Dr. José Luis Cantero pronunció la conferencia Anticipando la enfermedad de Alzheimer mediante técnicas no invasivas: respuestas de la Neurociencia del S. XXI que recogemos a continuación. Acceda a la transcripción de la ponencia

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Aprovechamiento energético de residuos: Biogás

Recogemos la intervención de Dña. María Fernández Polanco en el marco del Seminario Aprovechamiento de residuos alimentarios, organizado por la Cátedra Tomás Pascual – Universidad de Burgos.

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Abordaje farmacológico y no farmacológico del dolor

La primera jornada del Curso On line Educación Sanitaria e Interrogantes en patologías para la Oficina de Farmacia, organizada por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y la Real Academia Nacional de Farmacia, abordó el tema del dolor y su abordaje farmacológico y no farmacológico de la mano del Dr. Antonio del Arco Luengo.

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El Dolor

La primera jornada del Curso On line Educación Sanitaria e Interrogantes en patologías para la Oficina de Farmacia, organizada por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y la Real Academia Nacional de Farmacia, abordó el tema del dolor de la mano del Dr. Antonio del Arco Luengo.

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Biberón y obesidad infantil

El uso del biberón más allá del primer año de vida podría aumentar el riesgo de obesidad infantil al promover el consumo de muchas calorías, según sugiere un estudio del Centro de Investigación y Educación de la Obesidad de la Universidad de Temple y la Universidad del Estado de Ohio en Estados Unidos que se publica en la revista The Journal of Pediatrics.

Los expertos están de acuerdo en que la prevención de la obesidad debería comenzar antes de que los niños empezaran la escuela. El estudio plantea que limitar el uso prolongado del biberón en los niños podría ser una forma eficaz para ayudar a prevenir la obesidad.

Los investigadores analizaron datos del Estudio Longitudinal de la Primera Infancia, un gran estudio nacional estadounidense de niños nacidos en 2001. Analizaron datos de 6.750 niños para estimar la asociación entre el uso del biberón a los 24 meses de edad y el riesgo de obesidad a los 5,5 años de edad.

De los niños estudiados, el 22 por ciento mostraba un uso prolongado del biberón, lo que significa que a los dos años de edad utilizaban el biberón como el principal contenedor de bebida o se iban a dormir con un biberón calórico. Casi el 23 por ciento de estos niños usuarios de biberón a largo plazo estaban obesos en el momento en el que tenían 5,5 años.

Según explica Robert Whitaker, de la Universidad de Temple, “los niños que seguían utilizando el biberón a los 24 meses eran aproximadamente un 30 por ciento más propensos a ser obesos a los 5,5 años, incluso después de tener en cuenta otros factores como el peso de la madre, el peso al nacer del niño y las prácticas de alimentación durante la infancia”.

Utilizar el biberón más allá de la primera infancia podría contribuir a la obesidad al promover el consumo en el niño de muchas calorías. “Una niña de 24 meses de peso y altura media que se va a la cama con un biberón de leche entera de casi un cuarto de litro recibiría aproximadamente el 12 por ciento de sus necesidades calóricas diarias de ese biberón”, explica Rachel Gooze, colega de Whitaker en Temple. Gooze señala que eliminar el uso del biberón a los 12 meses no puede causar daño y podría evitar la obesidad.

Los autores sugieren que los pediatras y otros profesionales de la salud trabajen con los padres para encontrar soluciones aceptables para detener el uso del biberón tras el primer año de vida del niño.

La obesidad mórbida aumenta un 200% en España

La investigación, que ha sido realizada por la Universidad de Navarra sobre los datos de las seis Encuestas Nacionales de Salud publicadas entre 1993 y 2006, concluye además que el crecimiento de la prevalencia de obesidad mórbida es más rápido que el de una obesidad más leve (más del 200 por ciento en obesidad mórbida frente a un 65 por ciento en obesidad).

Se considera que una persona sufre de obesidad mórbida cuando su Índice de Masa Corporal (IMC) es igual o superior a 40.

“La obesidad mórbida se ha disparado más porque los obesos con patología más leve han sobrepasado el límite de la mórbida”, explica el Dr. Carlos Macaya, presidente de la SEC, quien advierte de que esta situación es “un grave problema de salud pública, que, con toda seguridad irá en aumento si no se hacen intervenciones serias”.

Asimismo, el estudio ha desvelado que, aunque siguen siendo las mujeres las que más padecen de obesidad mórbida (6,8 de cada mil mujeres y 5,4 de cada mil hombres) el crecimiento relativo entre los hombres ha sido tres veces superior.

La obesidad se debe a un “problema educacional y de cultura social”, asegura Macaya, quien alerta de que “la alimentación es muy mala en cuanto a calidad y cantidad, ya que hay una clara tendencia a la sobrealimentación y a elegir una dieta basada en carbohidratos”.

“Los hidratos de carbono son la molécula más fácil de quemar, pero si no te mueves y no la quemas se transforma en grasa”, explica el presidente de la SEC.

Por este motivo, el experto en Cardiología cree que el problema debe tomarse en serio porque, en caso contrario, “no hay duda de que irá en aumento”. En este sentido, el Dr. Macaya apuesta por “intervenciones a nivel nacional por parte de las autoridades sanitarias para concienciar a la población e incidir en la consideración de este problema como una enfermedad”.

“Los resultados de este estudio obligan a tomar urgentemente medidas preventivas eficaces, ya que nos estamos acercando con demasiada rapidez a las cifras de obesidad que Estados Unidos tenía hace veinte años. En la actualidad, el país norteamericano tiene una prevalencia de obesidad mórbida de entre el cinco y el seis por ciento de la población. Nosotros por el momento no llegamos al uno por ciento, pero estamos tendiendo a alcanzar estas cifras en pocos años”, añade el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínez.

Las autoridades sanitarias deben “ponerse las pilas”

“Las autoridades sanitarias se tienen que poner las pilas en materia de prevención de obesidad. Igual que nos bombardean con otro tipo de imágenes como por ejemplo las del tabaco, que nos bombardeen con este tipo de mensajes”, sentencia el Dr. Macaya.

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Las ciencias ómicas en la salud pública y nutrición

La investigación se ha hecho basada en hipótesis, a partir de un problema se hacen observaciones, experimentos, se analizan los datos y, finalmente, se confirma o no la hipótesis inicial. El método científico basado en hipótesis (Descartes, Bacon, etc.) es muy lineal, es una aproximación reduccionista que ha tenido que simplificar de gran manera los sistemas biológicos y esto ignora la realidad de la biología que es extraordinariamente compleja.

Otros maestros contrarios a este método desarrollaron el método científico anarquista (“se hacen cosas y a ver qué sale”). Defensores de este método fueron Feyerabend. Este método liberaba al investigador del método impuesto basado en la hipótesis.

Esto origina un cambio en el paradigma científico y reconoce la falta de linealidad de los sistemas biológicos empezando a manifestarse con investigadores como Jacob, Monod, etc. que fueron iniciadores en la interacción de los genes y el medio ambiente, y recibieron el Premio Nobel.

Uno de los ejemplos con más éxito de este método no basado en hipótesis viene dado por el proyecto Genoma Humano. Uno de los mayores éxitos desde el punto de vista del conocimiento o tecnológico.

Las “ómicas”

Las “ómicas” se han originado como una ruptura de la tradición científica de la hipótesis, se coge toda la información que se posee y se procesa. La más conocida de ellas es la genómica que se dedica al estudio de la totalidad del genoma; la transcriptómica estudia la expresión de una célula, un tejido, etc.; la proteómica estudia las proteínas, tanto nuevamente generadas como las organizadas; y la metabolómica estudia los compuestos de tamaño molecular pequeño que son el producto final del metabolismo. Todo esto da lugar al Phenomics o Pathophenomics , lo que se llamaba antes fenotipo. La asociación e interacción de las ómicas con las perturbaciones ambientales nos lleva a la biología de sistemas.

Las “ómicas” desde el punto de vista de publicaciones son muy novedosas y desde 1995 hasta 2009 experimentaron un aumento espectacular en número de publicaciones. En la actualidad el número de publicaciones ya se ha estabilizado publicándose sólo lo que se debe publicar.

El estudio de la genómica permite encontrar los polimorfismos que nos llevan a entender nuestra predisposición a las enfermedades o a las diferentes respuestas (a dieta, a actividad física, a fármacos, etc.).

Estos estudios han experimentado un cambio espectacular desde los comienzos a principios de los 80. Se ha pasado de estudiar un único punto en el genoma a poder estudiar hasta 500 o llegar a los chips genómicos que permiten mirar en el genoma hasta cinco millones de polimorfismos; o pasar de estudiar 38 sujetos a poder estudiar a 250.000 individuos a la vez.

En nuestro equipo de investigación hemos ido aumentado los polimorfismos estudiados y las poblaciones. En el último artículo publicado en Nature en verano 2010 se estudiaron unos 130.000 sujetos, se analizaron 2,3 millones de polimorfismos por sujeto y encontramos 95 genes relacionados con lípidos. En ese estudio utilizamos población principalmente norteamericana, europea y poca representación asiática. Existe una gran carencia de estudios genéticos en lo que se refiere a otras poblaciones como la sudamericana o africana para capturar la genética ancestral del ser humano y es un área que se tienen que cubrir porque el genoma africano es muy diferente al genoma del blanco.

De los 95 genes que encontramos -en este caso se trata de enfermedades poligénicas complejas-cada uno de ellos contribuye un poco al fenotipo, por lo que hay que ver la acumulación de polimorfismos en estos genes y ver cómo esto contribuye al fenotipo. Por ejemplo en sujetos con pocos polimorfismos asociados a los niveles de colesterol LDL el riesgo de tener hipercolesterolemia es bajo. Como en el genoma se van acumulando polimorfismos el riesgo de hipercolesterolemia va subiendo. Lo que hay que hacer es crear un conjunto de polimorfismos, de mutaciones informativas, que nos permitan predecir los niveles de colesterol, el riesgo de hipercolesterolemia, en la población basado en toda la información.

Valor predictivo de la genética. La prevención personalizada

En la actualidad nos encontramos un problema, cuando incluimos la información genética a los biomarcadores clásicos de riesgo, prácticamente no ganamos nada en la manera en cómo hacemos hoy las estadísticas, pero la genética -bajo mi punto de vista- sirve para predecir el futuro. Cuando nacemos todos tenemos el mismo colesterol, el mismo HDL, pero lo que no sabemos es cómo vamos a evolucionar. Si sabemos leer e interpretar la genética podemos saber cuál va a ser la evolución y podremos realizar una prevención personalizada.

Actualmente ya se puede, previa consulta inicial, extraer el ADN, realizar análisis y dar la información de los resultados al paciente de cuál es su riesgo genético. La tecnología la tenemos pero nos faltan dos pequeños detalles: la bioinformática en términos de traducir lo que significan los polimorfismos y una profesión, el consejero genético, que informe al paciente sobre lo que la información genética compleja significa.

Interacción gen-ambiente

A pesar de toda la tecnología todavía -a la hora de hablar de colesterol, obesidad, etc.- no podemos capturar la mayor parte de la herencia. Sólo podemos estudiar el 20-25 por ciento del componente genético de estas enfermedades y nuestra pregunta es ¿dónde se esconde esta herencia? En gemelos se puede observar como un idéntico genoma se expresa de formas diferentes. Esto indica que hay algo más allá del genotipo que determina el aspecto. Es la interacción gen-ambiente.

En algunos trabajos podemos ver como un gen relacionado con el metabolismo lipídico, el de la lipasa hepática, dependiendo de la presencia o ausencia de polimorfismos en el promotor de este gen el comportamiento de los niveles de HDL con respecto al consumo de grasa en la dieta es diferente. Hay sujetos que cuando consumen más grasa la HDL les sube y el índice aterogénico LDL/HDL se mantiene prácticamente constante a lo largo de la vida. Estas personas pueden sobrevivir, desde el punto de vista cardiovascular, muy bien en cualquier medio. Pero individuos homocigotos para el polimorfismo tienen un comportamiento opuesto al consumir la grasa. Cuando consumen grasa la HDL baja, lo más probable es que la LDL suba por lo que la relación entre las partículas aterogénicas y antiaterogénicas se hace muy negativa. Estos individuos tendrán un riesgo cardiovascular alto ante un consumo de grasa elevado. Si a estos individuos les ponemos una dieta clásica recomendada baja en grasa probablemente no ganemos mucho beneficio. Estos avances nos permitirían hablar de dietas personalizadas según los polimorfismos.

Estudios en el gen de Apo A2

Otro trabajo muy interesante es el referente a la ApoA2 de la que hasta hace poco se desconocía lo que hacía. La HDL limpia de colesterol los tejidos periféricos para llevarlo al hígado. La ApoA2 está presente en la HDL pero no se sabe que hace. Hay un polimorfismo en la región promotora que regula la expresión del gen que in vitro se ha demostrado que según esté presente/ ausente regula la expresión de la proteína -esto se ha demostrado en dos estudios independientes-. Dependiendo de si en la población se tienen unos genotipos u otros afecta al peso y al consumo de ciertos alimentos. Es decir, una proteína relacionada con el metabolismo lipídico y que no sabíamos que hacía, de repente afecta a dos cosas: al consumo energético y a preferencias a ciertos tipos de alimentos y obesidad.

A través de estudios realizados en diferentes poblaciones nos hemos encontrado, con una interacción gen- dieta, que la expresión de ese fenotipo de obesidad depende del consumo de grasa saturada. Un consumo de grasa saturada alta o baja no influye mucho en los sujetos que no son homocigotos para el polimorfismo, pero en los homocigotos el efecto de una dieta rica en grasas saturadas es muy fuerte. Más recientemente se ha demostrado que esto mismo ocurre en Europa y en Singapur.

Así que, por primera vez en la historia de la nutrigenómica, se ha replicado una interacción gen-dieta en un polimorfismo que parece ser funcional en el gen de la ApoA2, de manera que podemos pensar que la Apo A2 tiene una influencia sobre el gusto y la saciedad que afecta al índice de masa corporal en seis poblaciones independiente y en cinco grupos étnicos alrededor del mundo.

El reloj biológico y “genes relojes”

Nuestro metabolismo funciona de diferente manera según el momento del día. La regulación se realiza por 20.000 células situadas en el núcleo supraquiasmático y que son las receptoras de la luz, la oscuridad, la actividad física, etc.y que, a través de los llamados “genes relojes”, define lo que es más óptimo que hagamos según la hora del día: que nuestra melatonina sea alta o baja, que nuestro cortisol o presión sanguínea o temperatura sea alta o baja.

Si algo le pasa a estos relojes por diferentes interferencias (por exposición constante a la luz, por los hábitos de vida, los turnos de trabajo, etc.) estamos creando una falta de sincronicidad de los relojes. También puede darse que tengamos polimorfismos en estos genes. Esto afectará a los output (melatonina, cortisol) con sus consecuencias. Por ejemplo y aunque resulte paradójico, cuanto menos dormimos más obesidad tenemos, incluso sin comer más, y tenemos más riesgo de síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, cáncer y problemas cognitivos.

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Conferencias sobre la enfermedad de Parkinson y sus medidas higiénico-sanitarias

En la conferencia de María José Catalán se tratará de las características más comunes de la enfermedad de Parkinson, empezando por la lentitud en el movimiento, el temblor y la rigidez, que, según Catalán “interfieren en la vida del afectado, porque tiene dificultades para algo tan cotidiano como darse la vuelta en la cama, coger los cubiertos o atarse los zapatos”.

Se repasarán, durante la conferencia de Ana Rojo, las alteraciones nutricionales que pueden estar presentes en la enfermedad de Parkinson, así como los aspectos alimentarios de los medicamentos anti parkinsonianos, como las modificaciones de la absorción del fármaco levodopa, en función del estado del aparato digestivo, y/o la combinación con determinados alimentos o patologías concomitantes.

Más información sobre este evento

María José Catalán es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense, especializada en el hospital General de Segovia con el título de médico en Neurología. Doctora en medicina y cirugía. Médico especialista en el servicio de Neurología del hospital Clínico San Carlos de Madrid, como jefa de la unidad de trastornos del movimiento.

Ana Rojo Sebastián es licenciada en Medicina y Cirugía, médico especialista en Neurología y doctora en medicina, con especialidad en neurociencias. Médico adjunto en el hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares. Actualmente es secretaria del grupo de trastornos del movimiento de la Sociedad Española de Neurología y miembro del Steering Committee del Euro-Huntington & Disease Project. Su tesis doctoral versó sobre neuroprotección en modelos experimentales de enfermedad de Parkinson. Interesada en el abordaje multidisciplinar de enfermedades neurodegenerativas y alteraciones cognitivas, ha colaborado con diversas asociaciones de pacientes.

Real Academia Nacional de Farmacia

El nacimiento de la Real Academia Nacional de Farmacia se remonta al siglo XVI con la Congregación y Colegio de Boticarios de Madrid. Sus principales funciones son fomentar la investigación y el estudio de las ciencias farmacéuticas, asesorar al gobierno de la nación, administraciones y organismos públicos y a la Agencia Española del Medicamento, así como elaborar informes o dictámenes sobre las materias que le son propias.

www.ranf.com

Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid agrupa a todos los licenciados en Farmacia que tengan su domicilio profesional, único o principal, en esta autonomía, siendo su estructura interna y funcionamiento plenamente democráticos. Sus órganos de gobierno son la Asamblea General y la Junta de Gobierno.

www.cofm.es

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

Acceda a la Biblioteca

RECORDATORIO:

Lugar: Real Academia Nacional de Farmacia. Calle Farmacia 9. Madrid.

Fecha: Miércoles, 11 de mayo, a las 19:00 horas.

Participantes:

– María José Catalán

– Ana Rojo

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La dieta mediterránea en la nutrición comunitaria: luces y sombras

Cuando se habla de dieta mediterránea se habla de comer pero también se habla de un modo de vida, de un hecho cultural muy enraizado en nuestra vida y de cultura. Algunos nutricionistas intentaron acuñar una definición que recogiera todas estas ideas y desde el punto de vista nutricional se perfiló como una dieta moderada caracterizada por algunos grupos alimentarios típicos de la región mediterránea como son los cereales, legumbres, pescado, aceite de oliva, las frutas frescas y desecadas, los frutos secos, las verduras y el vino. La Fundación Dieta Mediterránea en 2002 también dice que “la dieta mediterránea es historia, es cultura, es forma de vida, es vida social y es color, aroma y tradición culinaria”.

Están probados por evidencias epidemiológicas y científicas los beneficios para la salud de la Dieta Mediterránea. ¿Qué es lo que la hace saludable? ¿Cuántas personas o grupos de personas siguen la Dieta Mediterránea? Para dar respuesta hay que tener instrumentos o criterios que permitan definir de forma objetiva cuánto nos acercamos al modelo. Antonia Trichopoulou en 1995 ya perfilaba algunas características cuantificables que permitían cuantificar en qué medida un patrón dietético evaluado con herramientas adecuadas se parece al patrón de dieta mediterránea tradicional.

Entre las características que la doctora Trichopoulou perfila están:

-Una alta relación entre los ácidos grasos monoinsaturados (fundamentalmente proporcionados a la dieta a partir del consumo de aceite de oliva, aunque el jamón también tiene un alto contenido en grasas monoinsaturadas cuando proviene de cerdo criado al aire libre a base de bellotas) y los saturados (proporcionados a la dieta fundamentalmente a partir del consumo de carnes, lácteos, etc.).

-Un consumo moderado de alcohol en forma de vino y acompañando a las comidas.

-Consumo elevado de legumbres, cereales (incluido el pan), de frutas y verduras.

-Y bajo consumo de carnes, leche y derivados lácteos.

Adecuación a la dieta mediterránea

Hablar de dieta mediterránea no es hablar de un solo modelo de dieta sino que existen diferentes formas de entender esa dieta mediterránea que comparten rasgos comunes pero también diferencias en la forma de plasmar e integrar los rasgos nutricionales comunes. Son rasgos y peculiaridades propios de los diferentes países y culturas de la ribera mediterránea y existe una amplia variabilidad. En el año 2001 algunos autores australianos investigaron lo que sucedía en los países de la costa mediterránea y en otros países a partir de migraciones de gente originaria de la ribera mediterránea.

Junto con el profesor Jordi Saura de la Universidad Rovira i Virgili hicimos un análisis a partir de los datos de disponibilidad alimentaria de la FAO, comparando el perfil de disponibilidad alimentaria en diferentes países europeos en los años sesenta y comienzos del 2000. Se estudió de qué manera se agrupaban los diferentes países europeos de acuerdo al perfil de consumo y su adecuación a la dieta mediterránea. En la década de los 60 países como España, Portugal, Italia, Grecia o Chipre (los propiamente mediterráneos) compartían rasgos en cuanto a perfil de consumo y su índice de adecuación a la dieta mediterránea era el más alto. Al comparar lo que sucedía 30 años más tarde, el valor de índice de adecuación mediterránea significativamente había disminuido. El resto de países europeos se agrupaban en otro bloque en los que el índice de adecuación mediterráneo, como media, era más bajo todavía en ambas mediciones.

Cuando se vuelve a estudiar de qué manera se agrupan los diferentes países según los datos de consumo 30 años después nos encontramos con que los únicos que mantienen un perfil compartido y con un alto índice de adecuación mediterráneo son Albania y Rumania dentro de la costa europea. El resto se agrupan en un conglomerado conjunto con un índice de adecuación mediterráneo bajo por lo que nuestra forma de comer ha cambiado. Somos países de la dieta mediterránea pero nuestra dieta no es tan mediterránea.

Otros grupos de investigación, dentro de esta misma línea de trabajo, en el año 2009 han publicado otro análisis en el que se amplía el ámbito de investigación a países africanos y asiáticos de ribera mediterránea, e incluso Sudamérica, Sudáfrica o Japón y calculan el índice de adecuación mediterránea a partir de las hojas de la FAO (medición en los años 60 y comienzos de 2000). Los que presentan más adecuación a la dieta mediterránea son países como Turquía, Grecia o España. También Japón, sin ser mediterráneo, tiene una dieta que por sus características se asemeja a la mediterránea. Chile es otro país con adecuación mediterránea.

A comienzo de los años 2000 países como Marruecos, Egipto e Irán son los de mayor adecuación mediterránea. Portugal, Italia, España o los Países Balcánicos han ido abandonando la dieta mediterránea tradicional.

Cambios en la alimentación

Dentro de los cambios que se han producido se ha observado que en los últimos 30 años el consumo de aceite de oliva ha ido decreciendo a favor del consumo de otros aceites vegetales. A principios de los años 2000 ha comenzado a recuperarse su consumo. También los azúcares, dulces y las carnes (que no son ingredientes propios de la dieta mediterránea) son grupos de alimentos cuyo consumo ha aumentado de manera importante.

Los cambios producidos se reflejan en los datos que dicen que la prevalencia de obesidad en los países del entorno mediterráneo se sitúa, en estos momentos, en cifras altísimas. En cuanto al nivel de actividad física nos encontramos que España se encuentra entre los países en los que se dedica menos tiempo a la práctica de actividad física, dedicando más tiempo al sedentarismo en comparación con países del norte de Europa.

Haciendo una visión retrospectiva sobre las cosas que han cambiado en nuestra dieta vemos que la dieta es más rica en grasa y pobre en hidratos de carbono complejos, cuando la principal fuente de calorías deben ser los hidratos de carbono complejos (50-60 por ciento del total de las calorías de la dieta). También ha aumentado de manera significativa el consumo de proteínas. Si esto lo trasladamos a la cesta de la compra se ve que el consumo de cereales, patatas y legumbres ha disminuido de forma muy importante. Por ejemplo, el consumo de pan a principios de siglo XX se situaba entorno a 1 kg de pan por persona/día y hoy no se llega a los 100 gramos. Analizando el patrón de consumo por grupos de alimentos se puede observar la bajada en el consumo de alimentos del grupo de cereales y patatas frente al de carne, pescado, huevos, leche y derivados.

El profesor Gregorio Varela, en la década de los 60, y teniendo en cuenta datos de disponibilidad alimentaria permitió calcular el índice de adecuación mediterránea. El valor medio se situaba entorno a 2,75 siendo mayor el de las zonas rurales que el de las ciudades. Además, era más adecuado en el sur que en el norte.

Si comparamos que ha pasado con el IAM (índice de adecuación mediterránea) desde la década de los 40 hasta el 2000 se observa que el valor era alto en la postguerra y que a medida que se ha ido mejorando la situación socioeconómica la dieta tradicional mediterránea ha ido decreciendo porque se han ido sustituyendo los productos frescos y naturales por los transformados y elaborados.

En el año 2000 se hizo una recopilación de las distintas encuestas poblacionales entre población adulta (25-60 años) de distintas comunidades autónomas, permitiendo estimar el grado de adecuación. El resultado fue que en el año 2000 poco más de la mitad de la población española seguía una alimentación adecuada; cerca del 41 por ciento tenía algún problema y casi un 5 por ciento tenía una dieta de mala calidad comparando con las recomendaciones de una dieta saludable.

Prevalencia de obesidad

La obesidad es un problema de salud pública emergente. Hoy en día se reconoce que la obesidad no es un problema estético, el exceso de peso es un problema de salud que además se asocia a distintas complicaciones por lo que se deben plantear estrategias necesarias para detectar y prevenir la obesidad.

Actualmente los datos de estimación de prevalencia de obesidad están basados en la medición de cada persona, del peso y la talla y calculando el IMC. Cuando este valor es mayor de 30 en adultos la persona tiene problema de obesidad. En los niños se define de diferente manera ya que están creciendo y la talla cambia con la edad por lo que no se puede utilizar un valor de corte y se utilizan unos patrones de referencia. Se puede observar que la obesidad en los chicos es más importante en la edad infantil y adolescente pero a partir de los 40 años el colectivo femenino tiene unas tasas de obesidad mayores que los hombres.

Partiendo de tres patrones alimentarios diferentes que denominamos dieta hiperproteica, dieta desequilibrada y dieta mediterránea se estudiaron los factores de riesgo cardiovascular. Se observó que aquellos que seguían una dieta mediterránea expresaban con menos frecuencia valores altos de colesterol y triglicéridos, así como menos riesgo de hipertensión u obesidad. Los mismos datos se observaron al estudiar el riesgo de síndrome metabólico. Aquellas personas que seguían una dieta mediterránea se vio que también fumaban menos y tenían una vida menos sedentaria, tanto los hombres como las mujeres.

El patrón hiperproteico del estudio se caracterizaba por un mayor consumo de carnes, cereales, patatas y bebidas alcohólicas. En el desequilibrado predominaba un consumo alto de lácteos pero bajo en frutas, verduras, hortalizas, cereales y patatas y el patrón dieta mediterránea se caracterizaba por consumo elevado de pescado, frutas, verduras y aceite de oliva.

El patrón de dieta mediterránea y desequilibrada era más alto en mujeres que en hombres; la edad media era similar en todos los grupos y el nivel educativo en las personas que seguían la dieta mediterránea era medio y más frecuente en niveles socioeconómicos medio-alto.

Respecto al consumo de leche y derivados lácteos vemos que los grupos de edad más jóvenes realizan consumos más altos y también las personas de edad avanzada (más de 65 años).

El consumo de frutas en los niños y adolescentes se sitúa en 200 gramos de media y en personas de más edad supera los 400 gramos/día (tres piezas al día). El consumo medio de verduras en niños está en 50 gramos/día y en personas mayores la media es de 200 gramos/día. De esto se deduce que la mayoría de nuestros niños y jóvenes no cumple las recomendaciones en frutas y verduras.

Nos alejamos del patrón dieta mediterránea

Como resumen podemos decir que nuestro país se está alejando de la dieta mediterránea y en niños y jóvenes es una situación preocupante. A esta preocupación hay que añadir el exceso de peso que en la década de los ochenta se situaba entorno al 6 por ciento en los niños (6-10 años) y actualmente la cifra se ha multiplicado por 3. Además la dieta de nuestros niños y niñas es una dieta muy rica en grasas con una procedencia muy importante de la bollería industrial.

Si comparamos el modelo de consumo actual con el recomendado se observa que hay un consumo de carnes, pescados, huevos, bollería y dulces por encima de lo deseado y, sin embargo, las frutas, verduras, cereales y patatas se encuentran muy por debajo de lo deseable.

De manera que la pirámide actual de nuestros niños tendría en su base las carnes rojas y lácteos, seguido de productos de bollería y alimentos ricos en grasas, las frutas, verduras y pescados estarían en el vértice de la pirámide.

Necesitamos instrumentos que identifiquen de forma rápida y sencilla las conductas de riesgo. Estos instrumentos podemos obtenerlos del estudio Enkid (estudio realizado entre 1998-2000 en muestra de niños 2-24 años). Los datos dicen que en nuestra población Enkid la dieta muy adecuada en nuestros niños no llega al 50 por ciento, mientras que otro 50 por ciento se encuentra en condiciones mejorables y un 5 por ciento se aleja mucho de la dieta mediterránea.

Las explicaciones al alejamiento de la dieta mediterránea son los grandes cambios sociales, la urbanización, el marketing, la amplia oferta de bebidas azucaradas o la incorporación de la mujer a la vida laboral y la pérdida de las técnicas culinarias.

Hay que poner en marcha iniciativas y proyectos que permitan recuperar y mantener las tradiciones y forma de vida de la cultura mediterránea y se debe trabajar conjuntamente (administración, colegios, familia, restauración, medios de comunicación, líderes de opinión, etc).

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Ciclo internacional de talleres sobre ciencia, cocina y alimentación saludable

La sede del Instituto Cervantes de Madrid ha acogido la presentación del programa internacional de talleres sobre ciencia, cocina y alimentación saludable, que ya está en curso. Estos talleres han sido organizados por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y por el Basque Culinary Center y han contado además con la colaboración del Instituto Cervantes y la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español.

Los talleres recorren el mundo a través de 16 centros del Instituto Cervantes. Ya han pasado por Palermo, Nueva Delhi, Tánger y Sofía y estarán además en Alburquerque, Brasilia, Chicago, Dublín, El Cairo, Estocolmo, Milán, Rio de Janeiro, Salvador, Toulouse, Utrecht y Varsovia.

El objetivo de estos talleres es despertar el interés de los jóvenes por las ciencias relacionadas con la alimentación y la salud haciendo visible la importancia de la investigación científica para una alimentación sana. Se proporcionarán hábitos de alimentación saludable y se dará a conocer además la gastronomía y productos españoles y sus cualidades como productos saludables y sabrosos.

Cómo funcionan los talleres y qué se enseña en ellos

Durante dos o tres horas, jóvenes de entre 14 y 18 años, así como público en general, aprenden de la mano de un monitor y un cocinero las razones químicas y bioquímicas en las que se basan las recomendaciones para una alimentación saludable. Además se muestran los avances científicos en cocina.

En esta actividad, se dan respuesta a preguntas como ¿Qué nos dice la ciencia sobre cómo conservar las propiedades saludables de los alimentos? ¿Por qué la dieta mediterránea es saludable? ¿En qué me puede ayudar la ciencia para cocinar rápido y sano? ¿Por qué hay alimentos buenos para el corazón o para la diabetes? Los asistentes a los talleres conocen, por ejemplo, que el comer más 600 gramos de fruta al día, disminuye un 31 por ciento el riesgo de tener una enfermedad coronaria isquémica o un 12 por ciento el cáncer de pulmón. O que no es lo mismo tomarse un zumo de fruta (aunque sea casero) que una pieza de fruta, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que los datos científicos muestran una relación probable entre el consumo de zumos de frutas y la obesidad. Además, se explica que el beber una lata de refresco azucarado al día puede engordar 4,5 kilogramos al cabo de un año.

La salud, área prioritaria de investigación para la ciudadanía

Según los resultados de la V Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología realizada por la FECYT entre mayo y julio de 2010, la salud es la prioridad de I+D preferida por los ciudadanos y en la que piensan que deben concentrarse los esfuerzos en investigación. Estos datos reflejan que la salud es una de las demandas sociales “emergentes”.

La preocupación por una alimentación saludable desde un punto de vista científico también se está consolidando, como muestra un estudio publicado por la Agencia SINC en marzo de 2011 que revela que los cereales y la leche son la combinación perfecta para luchar contra el insomnio, al ser alimentos ricos en triptófano (aminoácido encargado en nuestro organismo de sintetizar la hormona melatonina, sustancia implicada en la inducción al sueño). Por el contrario, deben evitarse en las últimas horas del día frutas ricas en vitamina C como la naranja o el kiwi, bebidas como el té o el café o carnes rojas y embutidos ricos en tiroxina.

El aceite de oliva, fuente de vitaminas y antioxidantes

El aceite de oliva virgen, utilizado en estos talleres, es parte de la dieta mediterránea y su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, antioxidantes naturales, vitamina E y muchos otros nutrientes hacen de él un excelente protector ante muchas enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, problemas de hígado, intestino y unos tipos de cáncer. Asimismo, el aceite de oliva es capaz de resistir altas temperaturas, como en las frituras, por su alto contenido en ácido oleico.