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La dosis del ejercicio cardiosaludable

La publicación, escrita por los doctores Armando y Elizabeth Pancorbo, forma parte del Plan Integral para la actividad física y el deporte, Plan A+D, puesto en marcha por el Consejo Superior de Deportes con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Esta iniciativa constituye la primera acción del Plan A+D que pone en contacto a los expertos en medicina del deporte con los profesionales sanitarios.

La actividad física y la práctica deportiva son elementos básicos de un estilo de vida saludable y contribuyen a la prevención de las enfermedades cardiometabólicas. Para la puesta en marcha de dicha práctica es relevante la adopción de normas, medidas y procedimientos enfocados a que dicha actividad física se lleve a cabo en las mejores condiciones posibles de dosis, intensidad, tiempo y seguridad.

Por ello, desde el Consejo Superior de Deportes y el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, con la colaboración de Novartis, se pretende facilitar a los profesionales sanitarios las herramientas que permitan una adecuada prescripción y dosificación de la actividad física de forma rigurosa y de fácil aplicación, para garantizar al conjunto de la población española el acceso universal a una práctica deportiva de calidad. Igualmente, esta publicación busca concienciar y remarcar la importancia de la prevención de las enfermedades cardiometabólicas, a través de la práctica de ejercicio físico, así como poder recomendar el ejercicio más adecuado cuando ha aparecido alguna de estas patologías.

A partir de esta publicación, los profesionales sanitarios podrán dosificar el ejercicio de forma personalizada a partir del estado de salud, edad y condición física inicial del paciente, así como proporcionar un seguimiento mediante programas individualizados. En este sentido, el libro se dirige, en primer lugar, a la atención primaria, a las especialidades médicas de medicina familiar, de pediatría y, a los profesionales de enfermería y de fisioterapia de los Centros de Salud. En segundo lugar, también puede ser una gran ayuda para los Servicios Médicos de prevención de riesgos laborales y de vigilancia de salud de las empresas. Finalmente, esta iniciativa también puede servir de consulta en otras especialidades médicas como geriatría, endocrinología y nutrición, cardiología, medicina física y rehabilitación médica, medicina del trabajo, neumología, fisiología y epidemiología.

En palabras del Dr. José Luis Terreros, Subdirector General de Deporte y Salud del Consejo Superior de Deportes “los beneficios del ejercicio físico sobre la salud tienen una altísima evidencia científica. Las posibilidades preventivas sobre numerosas patologías han sido claramente demostradas, además conocemos sus aplicaciones sobre diferentes patologías ya instauradas”. Por otra parte, el Dr. Terreros considera que la actividad física y el deporte son herramientas preventivas y terapéuticas de primer orden, de bajo coste y con pocas complicaciones y afirma que “practicar deporte mejora la autoestima y disminuye la ansiedad y la depresión en los pacientes”.

En relación a la publicación de este libro, el Dr. Terreros añade que “el objetivo de esta iniciativa es, por un lado, conseguir un incremento sustancial en la práctica de actividad física y deporte por parte de los ciudadanos españoles y, por otro, hacer que este libro llegue al mayor número posible de equipos de Atención Primaria para incidir en un mejor conocimiento y un aumento del uso del ejercicio como herramienta de prevención y tratamiento y, con ello, a la mejora de la salud física y mental de estos pacientes”.

La Dra. Rosa Ramírez Fernández, Subdirectora General de Promoción de la Salud y Epidemiología del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha resaltado la importancia de la coordinación entre las diferentes entidades para contribuir a una mayor difusión de actividades preventivas entre la población. “Esta iniciativa es un claro ejemplo de la colaboración entre el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y el Consejo Superior de Deportes que promueve la práctica del ejercicio físico como una actividad saludable y de prevención de la obesidad, del sedentarismo y de las enfermedades cardiovasculares, patologías cada vez más prevalentes en nuestra sociedad”, ha señalado la Dra. Ramírez.

Por otro lado, el Dr. Fernando Gutiérrez Ortega, Médico Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y Director del Centro de Medicina del Deporte afirma que “esta publicación tiene como objetivo final mejorar la salud y la calidad de vida de la población española, a partir de una nutrición saludable y la práctica de actividad física, fomentando la incorporación de este estilo de vida comenzando en la niñez y que se mantenga durante toda la vida”. Además, el Dr. Gutiérrez Ortega añade que “este libro llena una importante laguna, en cuanto a documentos escritos se refiere, en materia de cómo indicar y dosificar la cantidad de actividad física necesaria para que toda persona tenga una mejor calidad de vida, previniendo la aparición de procesos patológicos, minimizando los efectos de los que ya están en curso e incluso curando muchos de ellos”.

La Dra. Cecilia Roldán, cardióloga, Responsable Médica del Área Cardiovascular y Metabolismo de Novartis resalta que manteniendo unos hábitos de vida saludables se puede evitar, en gran medida, la aparición de las enfermedades cardiovasculares. “Además de una correcta alimentación, el deporte es una pieza clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares y también en el control de las mismas una vez éstas han aparecido”.

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Sólo uno de cada seis pacientes con alto riesgo cardiovascular alcanza los objetivos de colesterol recomendados

Este documento persigue un doble interés: por un lado, que se convierta en un manual de consulta que sirva de ayuda en la práctica clínica habitual; y por otro, que se constituya como una herramienta de formación continuada para el profesional sanitario. En este sentido, para divulgar el contenido del consenso entre la comunidad médica, se va a programar un ciclo de jornadas formativas por todo el país en las que presentarán seis casos clínicos desarrollados para actualizar los conocimientos de los médicos en el tratamiento de las dislipemias. Este proyecto de consenso y formación continuada ha contado con la colaboración de MSD.

Aproximadamente entre el 50-69 por ciento de los españoles en edad adulta tiene los valores de colesterol por encima de 200 mg/dl, y el 20 por ciento tiene cifras por encima de 250 mg/dl, niveles muy por encima de lo recomendado. El colesterol está considerado como uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, junto con el tabaco o la hipertensión. El Dr. Ángel Díaz Rodríguez, Coordinador de Lípidos de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), explica que “se aproxima una epidemia importante si no logramos corregir estos datos. La cifras de colesterol en los escolares españoles resultan alarmantes ya que el 20 por ciento de ellos tiene el colesterol por encima de 200 mg/dl”. Además, el Dr. Juan Pedro-Botet Montoya, presidente de Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) alerta de que “en España registramos una alta tasa de pacientes tratados con dislipemias, pero sin embargo el grado de control es muy bajo ya que sólo uno de cada tres pacientes consigue las cifras objetivo de colesterol recomendadas. Se trata de una situación comprometida que empeora en los pacientes de alto riesgo cardiovascular en los que sólo uno de cada seis alcanza los objetivos recomendados”.

Tratamiento integral de la dislipemia

Para hacer frente a estos datos, tanto SEA como SEMERGEN ponen al servicio de la comunidad médica el documento de consenso sobre el Abordaje Común del Paciente Dislipémico, a través del que pretenden modificar algunas conductas y actitudes de los profesionales sanitarios para lograr vencer la inercia terapéutica y que se logren los objetivos de control en la mayoría de los pacientes. Se trata de un documento novedoso que recoge todos los avances a nivel científico actual. En este sentido, el Dr. Díaz Rodríguez apunta que “el consenso propone un abordaje integral de la dislipemia, tratando como objetivo primario el colesterol LDL, estableciendo los niveles más bajos que sean posibles. Una vez controlados estos valores, debemos reducir el riesgo cardiovascular residual, es decir, asociar fármacos para lograr que los pacientes que registren el HDL disminuido y los triglicéridos elevados normalicen también estos parámetros”.

Los parámetros de la continuidad asistencial

El Documento de Consenso no sólo significa una puesta al día en el manejo y control de las dislipemias, sino que además establece los criterios de derivación, de tal manera que la continuidad asistencial entre la atención primaria y las unidades de atención especializada queda programada a través de unas pautas de actuación. En este sentido, se constituyen dos perfiles tipo de pacientes en función de la prevención del riesgo cardiovascular. Tal y como describe el Dr. Pedro-Botet, “los pacientes en prevención primaria son personas que, aunque agregan factores de riesgo, todavía no han desarrollado una enfermedad cardiovascular y los que se encuentran en prevención secundaria son los que ya sufren estas complicaciones. Por eso, lo interesante es detectar a los individuos en prevención primaria de alto riesgo para que no lleguen a desarrollar complicaciones”.

Objetivos más estrictos en el colesterol de los pacientes diabéticos

La diabetes en sí misma entraña un riesgo cardiovascular muy elevado, tanto es así que se hace equivalente al riesgo de un paciente que ya ha sufrido un infarto y el documento incluye a estos pacientes en el grupo de alto riesgo. Por esta razón, el Dr. Pedro-Botet asegura que “debemos ser más exigentes con las cifras de colesterol objetivo en los pacientes con diabetes. Las cifras de LDL deben ser más bajas de 100 mg/dl y si es posible menores de 80 mg/dl. Dado este alto riesgo cardiovascular y el particular comportamiento lipídico de estos pacientes, se trata de un grupo tributario del tratamiento integral. Si no nos esforzamos en la prevención, es muy posible que el paciente con diabetes desarrolle precozmente una enfermedad cardiovascular más agresiva y de peor pronóstico que una persona no diabética”.

La diabetes y la alteración de los niveles lipídicos están intensamente relacionadas en el paciente diabético. El doctor Díaz afirma que “la elevación de los triglicéridos y los bajos niveles de HDL influyen directamente en el metabolismo de los hidratos de carbono. De tal manera que si no logramos reducir los de triglicéridos, mayor es la dificultad de controlar la glucosa. Por lo tanto, si no disminuimos los triglicéridos, nos va a ser muy difícil de controlar la diabetes”.

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La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, síndrome de apneas-hipoapneas del sueño

La sexta jornada del Curso On line Educación Sanitaria e Interrogantes en patologías para la Oficina de Farmacia, organizada por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y la Real Academia Nacional de Farmacia, abordó el tema de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y el síndrome de apneas-hipoapneas del sueño de la mano del Dr. Francisco García Río.

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Descubren 16 regiones genéticas relacionadas con la presión arterial

El estudio, publicado en Nature por el Consorcio Internacional del Genoma de la Presión Arterial, representa un avance en la comprensión de las influencias heredadas que actúan sobre la presión arterial, y ofrece nuevos objetivos terapéuticos potenciales para la prevención de las enfermedades del corazón y los accidentes cerebrovasculares, que son la principal causa de muerte en el mundo.

Toby Johnson, Patricia Munroe y Mark Caulfield han llevado a cabo este estudio internacional con la colaboración de 351 científicos de 234 instituciones con sede en 24 países de todo el mundo. En él se han analizado datos de más de 270.000 personas en busca de variaciones genéticas en el ADN asociadas con presión arterial alta o baja. Esto les permitió identificar 16 regiones genéticas nuevas que influyen en la presión arterial y confirmar las 12 regiones que habían sido previamente descubiertas.

Los investigadores combinaron los efectos de la variación genética en 28 regiones de genes y demostraron que éstas influían sobre el riesgo de desarrollar hipertensión, ictus, enfermedad coronaria y cambios estructurales en el corazón. El efecto combinado de estas variaciones en la presión arterial es similar al efecto de un medicamento de reducción de la presión estándar.

La presión arterial está influenciada por una combinación de factores ligados al estilo de vida y genes que hasta ahora han demostrado ser difíciles de identificar. Incluso un pequeño cambio en la presión sanguínea puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o un ataque cardiaco y más de mil millones de personas en todo el mundo tienen hipertensión.

Según explica Caulfield, quien también es presidente de la Sociedad Británica de Hipertensión, “la hipertensión arterial afecta a una cuarta parte de la población adulta en el Reino Unido; estas regiones genéticas nuevas de las que informamos ofrecen un gran paso hacia adelante en nuestra comprensión de la influencia hereditaria”.

La profesora Patricia Munroe añade que “esta gran colaboración multicéntrica ha identificado muchos genes nuevos para la presión arterial, así podremos determinar qué genes y funciones mejorarán nuestra comprensión de la arquitectura básica de la hipertensión, y facilitarán el desarrollo de nuevas drogas terapéuticas”.

Según Toby Johnson, “hubo enormes desafíos a superar para recopilar y analizar la cantidad de datos que necesitamos para este estudio. Nuestro descubrimiento ilustra el poder de la colaboración en la investigación internacional”.

El chocolate reduce un tercio las posibilidades de enfermedades cardiacas

Con esta investigación se confirma lo mostrado por recientes estudios que han demostrado que comer chocolate tiene una influencia positiva en la salud humana debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorios. Esto incluye la reducción de la presión arterial y la mejora la sensibilidad a la insulina.

Sin embargo, los autores subrayan que se necesitan nuevos estudios para probar si la causa de esta reducción del riesgo es el chocolate o si se puede deber a otros factores.

El equipo de la Universidad de Cambridge, liderado por Oscar Franco, realizó una revisión a gran escala de las pruebas existentes para evaluar los efectos que tiene comer chocolate sobre eventos cardiovasculares como el ataque cardiaco y el accidente cerebrovascular.

Los investigadores analizaron los resultados de siete estudios que involucraron a más de 100.000 participantes con y sin enfermedad cardiaca existente. En cada estudio, se comparó el grupo con mayor consumo de chocolate frente al grupo con de menor consumo.

En cinco de los estudios, los expertos vieron una relación beneficiosa entre los niveles más altos de consumo de chocolate y el riesgo de eventos cardiovasculares y encontraron que “los niveles más alto de consumo de chocolate se asociaron con una reducción del 37 por ciento de riesgo de enfermedad cardiovascular y una reducción del 29 por ciento de los accidentes cerebrovasculares en comparación con los niveles más bajos de consumo”, explica Franco, quien añade que “no se encontró una reducción significativa en relación con la insuficiencia cardíaca”.

Los autores advierten de que “los hallazgos deben ser interpretados con cautela porque el chocolate comercialmente disponible es muy calórico (alrededor de 500 calorías por cada 100 gramos) y comer demasiado puede ayudar a ganar peso, aumentar el riesgo de diabetes y enfermedades cardiacas”.

Sin embargo, concluyen que, “teniendo en cuenta los beneficios de comer chocolate, se deben seguir explorando las iniciativas para reducir la grasa y el contenido actual de azúcar en la mayoría de los productos con chocolate”.

El consumo de alimentos que reducen el colesterol es más eficaz que las dietas bajas en grasas saturadas

El doctor David J. A. Jenkins del St. Michael”s Hospital y la Universidad de Toronto y sus colaboradores realizaron un estudio multicéntrico para determinar si la dieta consistente en alimentos reconocidos por la Agencia del Medicamento de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) como reductores del colesterol logra una mayor disminución porcentual en los niveles de LDL en comparación con una dieta de control. La dieta de control hizo hincapié en la ingesta de fibra y granos enteros, mientras que la dieta llevada a estudio lo hizo en la toma de esteroles vegetales, proteína de soja, fibras y nueces.

La investigación incluyó a 351 participantes con hiperlipidemia de cuatro centros académicos participantes de Canadá (Quebec, Toronto, Winnipeg y Vancouver) y asignó al azar tres tratamientos, entre junio de 2007 y febrero de 2009.

Los participantes recibieron asesoramiento nutricional durante 6 meses sobre una dieta terapéutica baja en grasas saturadas (control), la dieta habitual o una dieta intensiva, por lo que el asesoramiento se realizó a diferentes frecuencias. La dieta de rutina exigía dos visitas a la clínica en 6 meses y la dieta intensiva 7 visitas en 6 meses. La tasa de deserción global no fue significativamente diferente entre los tratamientos (18 por ciento en la dieta intensiva, 23 por ciento en la rutinaria y 26 por ciento en la dieta de control).

Los investigadores observaron que el cambio en el LDL, desde el inicio del estudio hasta la semana 24, fue de un -3,0 por ciento (-8 mg/dl) en la dieta de control. En la dieta de rutina y la dieta intensiva, los cambios porcentuales fueron de un -13,1 por ciento (-24 mg/ dl) y de un -13,8 (-26 mg/dl), respectivamente.

Los autores concluyen afirmando que este estudio indica el valor potencial del uso de alimentos para reducir el colesterol y defienden que este enfoque tiene una importante aplicación clínica ya que se puede obtener un significativo 13 por ciento en la reducción del LDL después de sólo dos visitas a la clínica.

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Cuantos más años vive una persona como obesa, más riesgo de muerte tiene

Una cuarta parte de los adultos del Reino Unido tienen sobrepeso y uno de cada 10 niños menores de 11 años en ese país son obesos. El gobierno dice que si continúa la tasa actual de crecimiento, las tres cuartas partes de la población podrían sufrir los efectos nocivos del exceso de peso de 10 a 15 años.

Sin embargo, el doctor de la Monash University (Australia), Abdullah Asnawi, y sus compañeros de investigación creen que la cifra es aún más preocupante si se tiene en cuenta la duración de esa obesidad.

El trabajo de Asnawi muestra que la duración de la obesidad o “los años como obeso” tienen un efecto directo sobre el riesgo de muerte, independientemente de otros factores como la edad o cómo de severo sea el exceso de peso es una persona.

El estudio examinó a 5.036 personas de Estados Unidos que estaban inscritas en el Estudio de la Cohorte de Framingham a las cuales se siguió su salud cada dos años en las últimas décadas. Entre los participantes el riesgo de muerte aumentó un 7 por ciento por cada periodo de dos años que la persona era obesa (lo que supone un índice de masa corporal de 30 o más).

Así, ser obeso de entre 15 y 25 años, duplica el riesgo de muerte en comparación con aquellos que no lo son y se triplica para aquellos que son obesos durante más tiempo, por lo que los investigadores consideran que este factor ha de tenerse en cuenta al evaluar a pacientes con sobrepeso.

“El estudio demuestra que, cada 10 años vividos con obesidad, los riesgos de mortalidad por cualquier causa se duplican, ya sea por enfermedades cardiovasculares así como por cáncer, lo que implica que el riesgo de mortalidad asociado a la obesidad actual en los adultos puede ser significativamente mayor que en las décadas anteriores”.

Los investigadores advierten que la obesidad está surgiendo a edades cada vez más tempranas. “Hoy en día la edad promedio de aparición de la obesidad se sitúa unos 10 años antes que en décadas anteriores, lo que significa que los niños de hoy en día aspiran a una vida más corta en comparación con las generaciones pasadas”, explica el experto.

Desde el Foro Nacional de Obesidad, Tam Fry asegura que “la obesidad está empezando a convertirse en un problema entre los sumamente jóvenes ya que se podría morir la gente por obesidad antes que sus padres”.

Los expertos consideran que estos resultados podrían ser una llamada de atención para las personas que padecen este problema ya que “el médico de cabecera podría alertarle sobre el riesgo de morir relativamente temprano, lo que podría ser una táctica útil para frenar ese crecimiento de la obesidad”.

Sin embargo, existen dudas sobre la posible eficacia global de esa medida ya que “muchas personas luchan para perder peso y no importa cuántas veces se les diga o cuántas veces lo intenten”.

Un portavoz del departamento de Salud asegura que “la lucha contra la obesidad es una prioridad para el Gobierno” y añade que “los médicos siguen las directrices actuales que se basan en que el índice de masa corporal (peso en relación con la altura) y la medida de la cintura es la mejor manera para evaluar la obesidad y sus riesgos para la salud”.

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Los riesgos de seguir determinadas dietas para adelgazar

La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía ha incorporado en su web “www.juntadeandalucia.es/salud” información sobre las dietas potencialmente peligrosas para la salud que prometen resultados milagrosos y que suelen proliferar en los meses de verano. Se trata de dietas que inicialmente consiguen pérdida de peso pero que conllevan riesgos para la salud.

La Consejería difunde así el análisis realizado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y la Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética sobre siete dietas no recomendables para la salud, “la de la alcachofa, la de sirope de arce, la de la sopa “quema grasas”, el método Dukan, la dieta de Montignac, dieta de los potitos o la del grupo sanguíneo”.

En las siete dietas, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición detecta riesgos potenciales para la salud por sus deficiencias en nutrientes fundamentales y efectos secundarios para la salud.

De forma que junto a este análisis, se añaden los criterios a tener en cuenta para considerar si una dieta es peligrosa para la salud. La Consejería de Salud insiste en la necesidad de comprobar el rigor científico de la misma, así como la exactitud y contradicciones en su planteamiento.

Así ha recordado que la mayoría de las dietas milagro no están referenciadas en ninguna base de datos científica española o internacional -Elsevier, Excelenciaclinica.net, Guías de práctica clínica en el Sistema Nacional de Salud, Scielo, ScienceDirect, Scirus, clinicaltrials.gov, PubMed-, lo que supone que no hay evidencia desde el punto de vista científico de su eficacia o seguridad.

Además, se advierte de que las dietas fraudulentas para perder peso se caracterizan por:

– prometer resultados rápidos y mágicos,

– prohibir el consumo de un alimento o grupo de alimentos,

– reducir el consumo de frutas,

– contener listas de alimentos buenos y de alimentos malos,

– exagerar la realidad científica de un nutriente,

– aconsejar productos dietéticos con propiedades extraordinarias,

– obligar a alimentarse de productos dietéticos o suplementos farmacológicos,

– incluir relatos o historias para aportar credibilidad,

– contener afirmaciones que contradicen a sociedades científicas de prestigio o a las autoridades sanitarias.

De manera que los riesgos más importantes de estas dietas son desequilibrio nutricional por déficit de nutrientes, cetosis, enfermedades cardiovasculares o renales, deshidratación o estreñimiento.

Test para verificar dietas

En esta batería de información sobre dietas potencialmente peligrosas, la Consejería de Salud de Andalucía incluye además varios tests, con el objetivo de que los ciudadanos puedan identificar si su dieta es o no correcta e incluso si puede poner en riesgo su salud. Además, se incorpora una herramienta para conocer una dieta equilibrada y saludable.

Así, frente a estas dietas potencialmente peligrosas, la Consejería ha elaborado menús saludables para ocho semanas con el objetivo de contrarrestar el efecto de estas dietas adelgazantes milagrosas monótonas, rígidas y poco apetecibles, y con las que no se aprende a comer saludablemente.

Los menús han sido elaborados por los dietistas-nutricionistas de la Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética y presentan los elementos fundamentales de la dieta mediterránea adaptándose a los productos de temporada.

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La salud, una cuestión de peso

Según una encuesta de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición el 15 por ciento de la población española padece obesidad. La aparición del sobrepeso se incrementa con la edad, pero su incidencia también es notable en la infancia y la adolescencia. Otros estudios corroboran que un alto porcentaje de la población española no está en “su peso ideal” y busca maneras de adelgazar.

Y no es sólo una cuestión de imagen, está demostrado que la obesidad aumenta el riesgo de determinadas patologías, como la diabetes, la infertilidad, las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, digestivas y otros síndromes metabólicos.

Además de estos riesgos para la salud, el sobrepeso conlleva obvias limitaciones físicas y psicológicas.

El fracaso de las dietas

Adelgazar y mantener un peso óptimo no es fácil. La dieta es el método elegido por la mayoría para perder peso. Pero las dietas repetidas y fracasadas producen, a la larga, daños físicos y psicológicos en las personas que las siguen.

El factor tiempo y la perseverancia son fundamentales y por eso buscamos la supervisión de centros de adelgazamiento y dietas con agenda y seguimiento diario.

Un régimen con garantías para nuestra salud debe estar controlado por un médico, adaptado a nuestro organismo y hacernos perder entre un cinco y un 10 por ciento del peso en un plazo de tres a seis meses.

Aún así, el éxito de una dieta implica un enfoque multidisciplinar. La dieta por si sola no basta.

Junto con la dieta hay otras opciones

Para ayudar a las dietas existen varios tipos de tratamientos: médicos, farmacológicos, alimentarios… así como tratamientos intervencionistas no quirúrgicos y, en el caso de obesidad severa, la cirugía.

Entre los tratamientos intervencionistas no quirúrgicos, el balón intragástrico se alza como un método eficaz y seguro.

Está demostrado que la ecuación combinación de dieta y balón intragástrico es más efectiva que realizar solamente una dieta.

Este sistema está indicado para pérdidas de peso de entre 15 y 30 kilos, y es aconsejable para adolescentes, adultos y mayores; también es un paso previo recomendable para quien padezca obesidad mórbida y necesite perder peso para aminorar los riesgos antes de someterse a una operación.

El balón intragástrico se implanta de forma ambulatoria por vía endoscópica y sin anestesia general. El balón de silicona relleno de suero fisiológico queda alojado en el estómago, proporcionando una sensación de saciedad. Tras un periodo máximo de 6 meses el balón se retira de la misma forma que fue colocado: a través del esófago y la boca.

Su colocación, mantenimiento y retirada tienen escasos efectos secundarios.

¿Y después?

Continúa el seguimiento. Para obtener los mejores resultados es preciso que todo el mecanismo de acción de la técnica se ponga en movimiento. Un equipo formado por especialistas del aparato digestivo, endocrinos, nutricionistas y psicólogos ha de supervisar ese temido “día después” para que los logros conseguidos al perder peso perduren indefinidamente.

Leche y soja pueden servir para bajar la presión arterial

Los resultados del estudio sugieren que, “reemplazar en parte los carbohidratos refinados por alimentos o bebidas de alto contenido en proteína de soja o leche, puede ayudar a prevenir y tratar la presión arterial alta”, afirma el doctor Jiang He, epidemiólogo de la Tulane University School of Public Health and Tropical Medicine en Nueva Orleans e investigador principal del estudio. Este estudio clínico es el primero en documentar que la proteína de la leche disminuye la presión arterial de las personas con pre-hipertensión y una presión arterial en grado 1 (leve).

Los participantes que tomaron un suplemento de proteína de leche presentaron una presión arterial sistólica 2,3 mmHg más baja que cuando tomaron un suplemento de hidratos de carbono refinados. Los participantes que tomaron un suplemento de proteína de soja también presentaron una presión arterial sistólica un 2,0 mmHg más baja en comparación con el suplemento de hidratos de carbono refinados.

La presión arterial sistólica es el mayor número en una lectura de presión arterial y mide de la presión cuando el corazón se contrae. Los suplementos de hidratos de carbono refinados no mostraron ejercer ningún cambio en la presión arterial sistólica.

Los 352 adultos del estudio tenían un mayor riesgo de presión arterial alta o ya experimentaban un grado leve de la enfermedad. Estudios anteriores han demostrado que una dieta rica en productos lácteos bajos en grasa reduce la presión arterial. Casi 75 millones de estadounidenses tienen presión arterial alta, el “asesino silencioso”, que puede causar ataques al corazón, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares, daño renal y otras condiciones potencialmente fatales.

“Algunos estudios previos sobre la ingesta de hidratos de carbono sugieren de forma inconsistente que una dieta alta en carbohidratos podría ayudar a reducir la presión arterial”, señala Jiang He. “Por el contrario, nuestro ensayo clínico compara directamente la proteína de soja con proteínas de la leche en la presión arterial, y muestra que ambas son más beneficiosas para el estado de la presión arterial que los hidratos de carbono”, afirma el investigador.

Los participantes tenían 22 años de edad o más, un rango de presión arterial sistólica de 120 a 159 mmHg y una presión arterial diastólica de 80 a 95 mmHg. Algunos participantes fueron seleccionados al azar a tomar 40 gramos de proteína de soja, proteína de leche o un suplemento de hidratos de carbono refinados al día, durante ocho semanas. Los suplementos utilizados fueron formulados de manera que permitió a los investigadores comparar los efectos de la proteína de soja, la proteína de la leche y los hidratos de carbono refinados complejos sobre la presión arterial, sin cambiar el sodio, el potasio y el calcio.

Cada fase de ocho semanas fue seguida de un periodo de tres semanas en el que los participantes del estudio no tomaron los suplementos. Los suplementos se presentaban en un formato idéntico, polvo disuelto en un líquido.

Se realizaron lecturas de la presión arterial tres veces en cada una de las dos visitas clínicas, antes, y dos visitas clínicas cada fase de ocho semanas, después. Los resultados del estudio no mostraron una disminución de la presión arterial diastólica.

“Las diferencias de presión arterial sistólica que encontramos son pequeñas para el individuo, pero son importantes para la población”, afrima He. Según investigaciones previas, una disminución de 2 mmHg en la presión arterial sistólica podría conducir a un seis por ciento menos de muertes relacionadas con accidentes cerebrovasculares, un cuatro por ciento menos de muertes por enfermedades del corazón y una reducción del tres por ciento en la mortalidad general entre los estadounidenses.

Serán necesarios estudios a largo plazo para hacer recomendaciones específicas de cambios en la dieta.

Leche y soja pueden servir para bajar la presión arterial

Los resultados del estudio sugieren que, “reemplazar en parte los carbohidratos refinados por alimentos o bebidas de alto contenido en proteína de soja o leche, puede ayudar a prevenir y tratar la presión arterial alta”, afirma el doctor Jiang He, epidemiólogo de la Tulane University School of Public Health and Tropical Medicine en Nueva Orleans e investigador principal del estudio. Este estudio clínico es el primero en documentar que la proteína de la leche disminuye la presión arterial de las personas con pre-hipertensión y una presión arterial en grado 1 (leve).

Los participantes que tomaron un suplemento de proteína de leche presentaron una presión arterial sistólica 2,3 mmHg más baja que cuando tomaron un suplemento de hidratos de carbono refinados. Los participantes que tomaron un suplemento de proteína de soja también presentaron una presión arterial sistólica un 2,0 mmHg más baja en comparación con el suplemento de hidratos de carbono refinados.

La presión arterial sistólica es el mayor número en una lectura de presión arterial y mide de la presión cuando el corazón se contrae. Los suplementos de hidratos de carbono refinados no mostraron ejercer ningún cambio en la presión arterial sistólica.

Los 352 adultos del estudio tenían un mayor riesgo de presión arterial alta o ya experimentaban un grado leve de la enfermedad. Estudios anteriores han demostrado que una dieta rica en productos lácteos bajos en grasa reduce la presión arterial. Casi 75 millones de estadounidenses tienen presión arterial alta, el “asesino silencioso”, que puede causar ataques al corazón, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares, daño renal y otras condiciones potencialmente fatales.

“Algunos estudios previos sobre la ingesta de hidratos de carbono sugieren de forma inconsistente que una dieta alta en carbohidratos podría ayudar a reducir la presión arterial”, señala Jiang He. “Por el contrario, nuestro ensayo clínico compara directamente la proteína de soja con proteínas de la leche en la presión arterial, y muestra que ambas son más beneficiosas para el estado de la presión arterial que los hidratos de carbono”, afirma el investigador.

Los participantes tenían 22 años de edad o más, un rango de presión arterial sistólica de 120 a 159 mmHg y una presión arterial diastólica de 80 a 95 mmHg. Algunos participantes fueron seleccionados al azar a tomar 40 gramos de proteína de soja, proteína de leche o un suplemento de hidratos de carbono refinados al día, durante ocho semanas. Los suplementos utilizados fueron formulados de manera que permitió a los investigadores comparar los efectos de la proteína de soja, la proteína de la leche y los hidratos de carbono refinados complejos sobre la presión arterial, sin cambiar el sodio, el potasio y el calcio.

Cada fase de ocho semanas fue seguida de un periodo de tres semanas en el que los participantes del estudio no tomaron los suplementos. Los suplementos se presentaban en un formato idéntico, polvo disuelto en un líquido.

Se realizaron lecturas de la presión arterial tres veces en cada una de las dos visitas clínicas, antes, y dos visitas clínicas cada fase de ocho semanas, después. Los resultados del estudio no mostraron una disminución de la presión arterial diastólica.

“Las diferencias de presión arterial sistólica que encontramos son pequeñas para el individuo, pero son importantes para la población”, afrima He. Según investigaciones previas, una disminución de 2 mmHg en la presión arterial sistólica podría conducir a un seis por ciento menos de muertes relacionadas con accidentes cerebrovasculares, un cuatro por ciento menos de muertes por enfermedades del corazón y una reducción del tres por ciento en la mortalidad general entre los estadounidenses.

Serán necesarios estudios a largo plazo para hacer recomendaciones específicas de cambios en la dieta.

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La piel seca de la cebolla es rica en fibra y flavonoides

La producción de desperdicios de cebolla ha aumentado en los últimos años con la creciente demanda de estos bulbos. En la UE se generan anualmente más de 500.000 toneladas de residuos, sobre todo en España, Holanda y Reino Unido, lo que se ha convertido en un problema ambiental. Los restos incluyen la piel seca marrón, las capas más externas, las raíces y los tallos, así como las cebollas que no alcanzan el tamaño comercial y las que han sufrido daños.

“Una solución podría ser emplear los residuos de la cebolla como fuente natural de ingredientes con alto valor funcional, ya que esta hortaliza es rica en compuestos que proporcionan beneficios para la salud humana”, destaca Vanesa Benítez, investigadora del Departamento de Química Agrícola en la Universidad Autónoma de Madrid.

El grupo de investigación al que pertenece Benítez, junto con científicos de la Universidad de Cranfield (Reino Unido), ha identificado en el laboratorio las sustancias y posibles usos de cada parte de la cebolla. Los resultados los publica la revista Plant Foods for Human Nutrition.

Según el estudio, la piel marrón se podría emplear como un ingrediente funcional rico en fibra alimentaria (principalmente del tipo insoluble) y en compuestos fenólicos, como la quercetina y otros flavonoides (metabolitos de las plantas con propiedades medicinales). Las dos capas carnosas externas de la cebolla también contienen fibra y flavonoides.

“El consumo de fibra disminuye el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular, dolencias gastrointestinales, cáncer de colon, diabetes tipo 2 y obesidad”, recuerda la investigadora.

Por su parte, los compuestos fenólicos ayudan a prevenir la enfermedad coronaria y presentan actividades anticancerígenas. Los altos contenidos de estos compuestos en la piel seca y las capas de fuera de los bulbos les confieren, además, una elevada capacidad antioxidante.

En cuanto a las partes internas, así como las cebollas enteras que se descartan, los investigadores proponen emplearlas como fuente de fructanos y compuestos azufrados. Los fructanos son prebióticos, es decir, ejercen efectos beneficiosos para la salud al estimular selectivamente el crecimiento y la actividad de las bacterias del colon.

Los compuestos azufrados inhiben la agregación de las plaquetas, por lo que facilitan el flujo sanguíneo y, en general, mejoran la salud cardiovascular. Además, modifican positivamente los sistemas antioxidantes y antiinflamatorios en los mamíferos.

“Los resultados indican que sería interesante separar las diferentes partes de la cebolla que se generan durante su procesamiento industrial”, apunta Benitez, “y así se podrían utilizar como fuente de compuestos funcionales para añadirlos a otros alimentos”.