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Adipokines, Myokines and Adipose Tissue-Muscle Cross-talk

Recogemos la intervención de D. Paul Trayhurn en el marco del Curso de Verano Frontiers in obesity and nutritional genomics, organizado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en colaboración con Ciberobn, Universidad de Navarra, IUNS y el Instituto Tomás Pascual Sanz – Cátedra Universidad de Navarra.

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Developmental origins of disease and the role of the epigenotype

Recogemos la intervención de D. Miguel Constância en el marco del Curso de Verano Frontiers in obesity and nutritional genomics, organizado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en colaboración con Ciberobn, Universidad de Navarra, IUNS y el Instituto Tomás Pascual Sanz – Cátedra Universidad de Navarra.

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Adipose Tissue and Adipocyte Biology

Recogemos la intervención de D. Paul Trayhurn en el marco del Curso de Verano Frontiers in obesity and nutritional genomics, organizado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en colaboración con Ciberobn, Universidad de Navarra, IUNS y el Instituto Tomás Pascual Sanz – Cátedra Universidad de Navarra.

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El frío puede ayudar perder peso

La exposición regular al frío leve puede ser una manera saludable y sostenible de ayudar a las personas a perder peso, según escriben los autores de una nueva investigación publicada en Trends in Endocrinology & Metabolism. Por otro lado, esto significa que los hogares y las oficinas que son cálidos y agradables podrían ser en parte responsables de que engordemos.

“Dado que la mayoría de nosotros estamos expuestos a las condiciones del interior el 90 por ciento de las veces, vale la pena explorar los aspectos sanitarios de la temperatura ambiente”, dijo el primer autor del artículo, Wouter van Marken Lichtenbelt, del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, Países Bajos.

“¿Qué pasaría si dejamos que nuestros cuerpos funcionasen de nuevo para controlar la temperatura corporal? Nuestra hipótesis es que el ambiente térmico afecta a la salud humana y, más concretamente, que una exposición frecuente al frío leve puede afectar significativamente nuestro gasto de energía durante periodos de tiempo sostenidos”, argumenta.

Marken Lichtenbelt y sus colegas comenzaron a estudiar los efectos del frío leve hace unos diez años. Según estos científicos, tienen pruebas que sugieren que una temperatura interior más variable, una que se deja a la deriva junto con la temperatura exterior, podría ser beneficiosa, aunque los efectos a largo plazo todavía necesitan una mayor investigación.

Un grupo de investigación de Japón encontró una disminución de la grasa corporal después de que los participantes pasaran dos horas por día a 17 grados Celsius durante seis semanas. El equipo de Países Bajos también vio que la gente se acostumbra al frío con el tiempo y tras seis horas al día en temperaturas frías por un periodo de diez días, la gente en su estudio aumentó la grasa parda o marrón, se sentía más cómoda y tiritó menos a 15 grados.

En las personas jóvenes y de mediana edad, al menos, la producción de calor para no temblar puede suponer desde un pequeño porcentaje hasta un 30 por ciento del presupuesto de energía del cuerpo, destacan los científicos. Eso significa que temperaturas más bajas pueden afectar significativamente la cantidad de energía que una persona gasta en general.

Así que, según los autores del estudio, tal vez, además de practicar ejercicio, tenemos que entrenarnos para pasar más tiempo en el frío. “La temperatura interior en la mayoría de los edificios está regulada para minimizar el porcentaje de personas insatisfechas”, escriben los investigadores.

“Esto se traduce en temperaturas relativamente altas de interior en invierno. Esto es evidente en las oficinas, en las viviendas y es más pronunciado en los centros de atención y hospitales. Por falta de exposición a ambientes con temperatura variada, poblaciones enteras pueden ser propensas a desarrollar enfermedades como la obesidad. Además, las personas se vuelven vulnerables a los cambios repentinos en la temperatura ambiente”, concluyen.

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La obesidad infantil se combate mejor de forma colectiva

Investigadores de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, han descubierto que las intervenciones nutricionales individuales no son efectivas para incrementar el consumo de frutas y hortalizas entre los niños con sobrepeso y combatir la obesidad infantil, y aseguran que es mejor desarrollar estrategias de salud pública.

La obesidad se ha convertido en una epidemia mundial que afecta tanto a adultos como a niños y, sólo en Reino Unido, se estima que el 31 por ciento de los chicos y el 28 por ciento de las chicas de 2 a 15 años padece sobrepeso.

El problema, apuntan en un artículo publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community Health, es que los niños obesos tienen más riesgo de seguir siéndolo en edad adulta, lo que también hace que aumente su riesgo de padecer enfermedades asociadas.

Para combatirla, el profesor de Salud Pública Paul Whittaker llevó a cabo una revisión sistemática de la literatura científica sobre las medidas puestas en marcha para aumentar el consumo de frutas o verduras, y se vio que con una intervención individual en la conducta “es poco probable lograr un cambio a largo plazo”.

“Tenemos que adoptar un enfoque holístico y buscar un cambio de comportamiento en varios aspectos del estilo de vida de los niños y su entorno, incluyendo la educación nutricional, el apoyo de los padres y la actividad física”, ha añadido Michael Bourke, que también participó en el estudio.

Los resultados de su investigación se publican antes de que expertos de todo el mundo se reúnan en Manchester en la Conferencia Internacional de Salud Ciudadana.

Arpana Verma, director del Manchester Urban Collaboration of Health (MUCH), recuerda que el aumento del sobrepeso y la obesidad infantil es fruto de múltiples factores, como el aumento del consumo de alimentos muy calóricos y una disminución de la actividad física. “La formación nutricional de los niños, especialmente de los que tienen sobrepeso, es importante ya que les ayuda a optar por hábitos alimenticios más saludables a largo plazo”, ha añadido.

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Investigación en el campo de la Obesidad y la Nutrición en la Universidad de Navarra

Los objetivos de nuestro grupo de investigación son:

-Los efectos de diversos compuestos de origen natural, como los polifenoles, en modelos animales y celulares a la hora de reducir la acumulación de grasa y la resistencia a la insulina.

-Búsqueda de marcadores epigenéticos relacionados con la obesidad que predigan la susceptibilidad a ganar peso o incluso que nos sirvan como marcadores a la hora de ver cómo baja de peso una persona y buscar una dieta adecuada para ella.

-Estudio de los microRNAs en la regulación de la expresión de genes, en concreto los que tienen relación con la obesidad.

Estrategias para reducir la acumulación de grasa

Hay muchísimos polifenoles en muchas plantas y lo que buscamos con ellos es atacar aquellas dianas que más nos interesan para la obesidad. Por ejemplo inhibir las enzimas digestivas que se encargan de la digestión de las grasas y de los azúcares: la lipasa y la amilasa pancreática o las glucosidasas que son el último paso en la digestión de los azúcares y los que van a hacer que la absorción de glucosa sea lenta, rápida o incluso que no sea total.

En el caso de la lipasa pancreática, que se encarga de más de la mitad de la digestión de las grasas que ingerimos, si podemos reducir esta digestión de las grasas podemos no aprovechar toda la energía de la dieta. Éste es uno de los puntos de interés de nuestra investigación.

Otro ejemplo es inhibir el transporte de los nutrientes desde el intestino hasta el interior del organismo: si somos capaces de inhibir parte de la absorción de la glucosa podemos reducir la absorción de los azúcares. Para los diabéticos puede ser una estrategia interesante a la hora de reducir la resistencia a la insulina o de reducir la cantidad de insulina que tienen que inyectarse.

Otra estrategia es incrementar el gasto energético aumentando el metabolismo basal, la termo génesis (producción de calor) a partir de los alimentos: cuanta más producción de calor tengamos más energía estamos disipando. Teóricamente eso es bueno para combatir la obesidad. Un ejemplo claro es la cafeína que aumenta el gasto energético -aunque tiene otros problemas- y lo que hacemos es buscar compuestos que tengan un efecto similar aumentando el gasto energético con menos efectos secundarios.

Polifenoles

Se buscan compuestos con actividad antioxidante o antiinflamatoria. La mayor parte de los polifenoles entran dentro de esta categoría. Los alimentos ricos en polifenoles son el té verde, la soja, cacao, café y muchas frutas. También estudiamos vitaminas antioxidantes y algunos minerales que tienen una acción antioxidante. Y dentro de los antiinflamatorios los ácidos grasos omega 3, otros tipos de ácidos grasos y polifenoles como la curcumina, la quercetina, etc.

Algunos de estos compuestos también tienen acción sobre la microbiota intestinal, que también es un campo que está en desarrollo. ¿Cómo afectan estos compuestos a los tipos microbianos que hay en nuestro organismo? Porque tienen una interrelación muy fuerte con nuestro metabolismo e incluso pueden jugar un papel importante en la predisposición a cierta enfermedades metabólicas.

Y por último algunos de los compuestos que vamos a estudiar tienen que ver con la creación de nuevos adipocitos, con el incremento de la lipólisis (liberar ácidos grasos del tejido adiposo), transformar los adipocitos blancos en marrones que son más termogénicos, aumentar el número de mitocondrias (biogénesis mitocondrial), incrementar la sensibilidad a la insulina, etc.

Extracto de manzana

Un ejemplo es el extracto de manzana que contiene un 80% de polifenoles, entre ellos un 5% de florizina, que se ha probado en ratas a las que al dar una dieta rica en grasa y azúcares desarrollan obesidad y resistencia a la insulina. Y cuando les administramos el extracto de manzana, sin afectar a la ingesta (comen lo mismo), el peso ganado es menor que en las ratas control con la dieta obesogénica. Y lo mismo sucede con la cantidad de grasa, que es menor que la que tenían los controles. Esto también produce una disminución de la glucemia y una mejora en los niveles de insulina circulantes, es decir, mejora todo el estado metabólico.

Es una estrategia de futuro para, a partir de este extracto de manzana, determinar cuáles son los polifenoles que tienen mayor efecto o para combinarlos con otros compuestos de otros vegetales.

El extracto de manzana también disminuye los depósitos grasos retroperitoneal, mesentérico, etc. respecto a los animales con la dieta control.

Marcadores epigenéticos

El segundo objetivo a presentar es la búsqueda de marcadores epigenéticos. La epigenética es una estrategia de nuestro organismo para regular la expresión de los genes. El DNA se va a transformar en RNA mensajero que pasa al citoplasma y se produce una proteína. Algunas de esas proteínas tienen un efecto proobesogénico y mediante mecanismos epigenéticos queremos aprender cómo se puede controlar la expresión de esos genes.

Estos mecanismos epigenéticos afectan al DNA, el primer paso de la cadena, pero no cambian la secuencia de nucleótidos. No hay mutaciones, sino que se metila el DNA, las citosinas del DNA o hay cambios en las histonas -que son las proteínas que empaquetan el DNA- , de tal manera que cuando un gen está metilado o las histonas están metiladas o acetiladas, la cadena de DNA se abre o se cierra. Si se abre es más fácil de copiar, habrá mas copias de ese gen , más proteínas proobesogénicas y si se cierra habrá menos copias. Queremos aprender a regular este proceso.

Algunos factores que regulan estos procesos son factores dietéticos. Hay compuestos en las dieta que interaccionan con nuestro genotipo, dando lugar a estas variaciones epigenéticas que regulan la expresión de los genes. De hecho estas interacciones entre factores externos y el genotipo es lo que nos lleva a tener nuestro fenotipo concreto, por ejemplo es lo que lleva a que entre los gemelos haya diferencias y que no sean exactamente iguales, o que unos tengamos más predisposición a desarrollar una enfermedad que otros. Y es lo que ha llevado a la evolución del ser humano, a la adaptación al medio y a la mejora continua de algunas habilidades.

Donadores de grupos metilo

Muchos de los compuestos que afectan a esta regulación son dietéticos, aminoácidos como la metionina, otros compuestos como la colina o la betaina, vitaminas como el ácido fólico, la B12 o B6, que todas ellas afectan al final a la creación de grupos metilo para metilar el DNA y las histonas del DNA, para permitir la expresión de los genes en mayor o menor cantidad. Nuestro grupo estudia estos compuestos y otros muchos, como los polifenoles.

También nos interesa saber si hay marcas en nuestro propio DNA o en las histonas que nos predispongan. Es decir, vamos a intentar desde un momento bastante precoz en nuestro crecimiento saber si una persona está más predispuesta a desarrollar la enfermedad, eso son biomarcadores epigenéticos, por ejemplo de metilación del DNA que nos van a decir si esa persona tiene más riesgo de desarrollar una enfermedad, o al revés, más facilidad, por ejemplo en este caso para perder peso con un tratamiento. Esto es la búsqueda de la nutrición personalizada a partir de los marcadores epigenéticos.

En un estudio se comparó una población de personas que respondieron muy bien al tratamiento de dieta hipocalórica con otro grupo de los llamados malos respondedores, que no bajaron tanto de peso en comparación con la otra población.

Antes del tratamiento les tomamos muestras de sangre y en las células les extraemos el DNA y en él les medimos la metilación. Se estudió qué marcadores de metilación eran diferentes entre los que respondieron bien y los que no. Y se vio que hay un gen WT1 –y otros genes relacionados con la regulación del metabolismo – que tenían diferencias entre los respondedores, un 33% de metilación frente a los no respondedores, un 24% de metilación, en determinados puntos. Todo esto se correlacionaba con sus marcadores de adiposidad y sus marcadores bioquímicos como la glucemia, el colesterol o la presión diastólica. Es decir podía haber una relación entre estos marcadores y la respuesta a la dieta que tomaron.

Algunos compuestos bioactivos como las proantocianidinas, las catequinas del té, el resveratrol y algunos minerales también regulan estas enzimas que ponen grupos metilos en el DNA. Por eso nos interesa estudiar estos compuestos, algunos de los cuales son bien conocidos que tienen acción beneficiosa.

Así el segundo objetivo es comprobar cómo los factores dietéticos producen cambios epigenéticos, cómo la obesidad y la resistencia a la insulina también producen cambios epigenéticos y después buscar biomarcadores que predigan con anterioridad que personas tienen más riesgo de obesidad y qué personas van a responder mejor a una determinada dieta.

Estudio de los microARN en la regulación del peso corporal

Los microRNA son pequeñas moléculas de RNA de 20-22 nucleótidos que se van a emparejar con regiones similares del RNA mensajero –el que pasa al citoplasma para producir la proteína- y al unirse la destruye y no se produce la proteína.

Nos interesa por una parte porque quizás mediante terapia génica podamos introducir estos RNA en el organismo para romper estos RNA mensajero y cortar la producción de ciertas proteínas; y por otra parte para ver cómo se regulan estos microRNA para comprobar si con la dieta podemos aumentar o disminuir la expresión de estos microRNA.

Aplicamos una estrategia de secuenciación máxima, queremos secuenciar todos los microRNA que hay en una célula y además queremos saber cuántas copias de cada tipo de microRNA hay en cada célula. Después hay que validar con otras técnicas en más individuos y esto se hace por PCR.
Mediante esta estrategia teníamos un grupo de personas a las que les dimos dieta hipocalórica, algunos bajaron de peso y otros no. Al principio del tratamiento les tomamos muestras de sangre e hicimos la secuenciación masiva de microRNA de las células blancas sanguíneas y vimos que había una diferencia entre los no respondedores con 3 kilos de pérdida y los respondedores con 10 kilos de pérdida.

Al principio del tratamiento vimos es que algunos RNA estaban mucho más expresados en los no respondedores que en los respondedores o al revés. Ahora tenemos que saber cada uno de estos microRNA a qué genes se empareja cada uno de ellos para saber a la expresión de qué genes están afectando (ahora estamos en ese momento).

Esto es un ejemplo de búsqueda de marcadores de microRNA. También existen compuestos bioactivos que regulan la expresión de los microRNA, la genisteína de la soja, los compuestos del té verde, la curcumina –que es un polifenol-… son capaces de regular la expresión de algunos microRNA y pueden estar detrás de los efectos beneficiosos de estos compuestos.

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El 36% de los niños obesos que viven en zonas marginadas tienden a ser hipertensos

El 36 por ciento de los niños obesos que viven en zonas marginadas tienden a ser hipertensos, según ha mostrado un equipo de investigadores de la Universidad Iberoamericana de México, quienes han señalado que el desarrollo de la hipertensión arterial entre menores podría estar relacionado con factores psico-emocionales originados en el propio núcleo familiar.

“Es muy probable que, alternativamente al exceso de grasa, el menor presente otros síntomas como mareos, demasiada sed, excesiva necesidad de ir al baño, o bien, que algunas zona de la piel como del cuello o las axilas adquieran una tonalidad oscura (acantosis). Esos cambios físicos podrían ser síntomas de que el niño está en vías de desarrollar diabetes o problemas cardiacos al corto plazo”, ha advertido la investigadora del Departamento de Salud de la Universidad, Ericka Escalante Izeta.

Por este motivo, los expertos han creado el programa ‘Exploradores de comida’ que tiene como objetivo repercutir positivamente en los hábitos alimenticios de las familias sin necesidad de realizar dietas estrictas ya que, a juicio de la experta, éstas no suelen funcionar porque no se corresponden con los patrones alimenticios de los mexicanos.

Y es que, en el estudio, los investigadores han detectado que la obesidad entre menores de edad no sólo conlleva altos índices de niños hipertensos, sino repercusiones psico-emocionales entre los infantes afectados. “Los niños con obesidad se cansan más rápido, por lo que comienzan a realizar actividades sedentarias y quedan al margen de las actividades de sus demás compañeros”, ha apostillado Escalante Izeta.

Otro ejemplo de las afecciones psicológicas que se desarrollan entre los niños que padecen obesidad se visualiza en una baja autoestima ante determinadas eventualidades afectivas, como depresión, ansiedad o falta de aceptación de su imagen corporal.

“Por ejemplo, en la etapa de la pre-adolescencia los niños comienzan a desarrollar su sexualidad, pero los niños con sobrepeso al no ser aceptados por sus pares como aquellos que tienen un físico óptimo comienzan a perder confianza en sí mismos”, ha zanjado la investigadora.

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Investigación en el campo de la Obesidad y la Nutrición en la Universidad de Navarra

Recogemos la intervención de D. Fermín I. Milagro Yoldi en la mesa redonda Investigación en el campo de la Obesidad y la Nutrición en la Universidad de Navarra celebrada en el marco del Curso de Verano Frontiers in obesity and nutritional genomics, organizado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en colaboración con Ciberobn, Universidad de Navarra, IUNS y el Instituto Tomás Pascual Sanz – Cátedra Universidad de Navarra.

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La obesidad infantil, un problema multifactorial. Estrategias de prevención y tratamiento de la obesidad

Recogemos la intervención de Dña. Amelia Martí del Moral en la mesa redonda Investigación en el campo de la Obesidad y la Nutrición en la Universidad de Navarra celebrada en el marco del Curso de Verano Frontiers in obesity and nutritional genomics, organizado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en colaboración con Ciberobn, Universidad de Navarra, IUNS y el Instituto Tomás Pascual Sanz – Cátedra Universidad de Navarra.

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Obesidad e Inflamación

Recogemos la intervención de Dña. Mª Jesús Moreno-Aliaga en la mesa redonda Investigación en el campo de la Obesidad y la Nutrición en la Universidad de Navarra celebrada en el marco del Curso de Verano Frontiers in obesity and nutritional genomics, organizado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en colaboración con Ciberobn, Universidad de Navarra, IUNS y el Instituto Tomás Pascual Sanz – Cátedra Universidad de Navarra.

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Un estudio asocia la grasa en la dieta y el exceso de grasa abdominal en adolescentes

La investigación se ha realizado en un contexto en el que la prevalencia de sobrepeso y obesidad entre los adolescentes y, en consecuencia, los problemas asociados a ello han aumentado “considerablemente” en los últimos años, según ha explicado la universidad vasca. El estudio ha sido publicado por revista Clinical Nutrition y forma parte del estudio Helena (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence), financiado por la Comisión Europea.

La profesora de Nutrición y Bromatología en la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Idoia Labayen, investigadora principal del estudio, ha remarcado que, hasta ahora, “se pensaba que aun teniendo una dieta desequilibrada, si hacías mucho ejercicio físico, lo compensabas de alguna manera”. “En este estudio, hemos comprobado que eso no es así”, ha advertido.

El objetivo ha sido estudiar qué papel ejerce el componente lipídico (la grasa de la dieta) en la acumulación de grasa abdominal en los adolescentes. La acumulación de grasa en el abdomen está considerada como la más perjudicial para la salud ya que incrementa el riesgo de padecer problemas cardiovasculares, diabetes mellitus, hipertensión arterial y, entre otros, hipercolesterolemia.

Sin embargo, según ha indicado la universidad, no había trabajos previos que examinaran el papel de la composición de la dieta en el exceso de grasa abdominal en una etapa “tan crítica” del desarrollo como la adolescencia. En este sentido, Labayen ha recordado que los adolescentes son “un grupo de riesgo en cuanto a estilos de vida se refiere, ya que empiezan a tomar sus propias decisiones con lo que quieren o no quieren comer, y viven también una etapa en la cual muchos de ellos dejan de hacer deporte”.

Los investigadores trabajaron con una submuestra de 224 adolescentes que participaron en el estudio Helena, de un total de más de 3.500, en los cuales se midió la grasa abdominal mediante absorciometría dual de rayos X, además de los hábitos dietéticos y la actividad física.

La actividad física no es suficiente en este caso

Algunos autores habían propuesto que las dietas con elevado contenido graso podían incrementar el riesgo de obesidad, incluso sin aumentar el aporte calórico total, lo que supone que, “independientemente de las calorías totales consumidas, un porcentaje excesivo de grasa en la dieta podría dar lugar a un mayor porcentaje de grasa corporal”.

Los resultados de este estudio confirman esta hipótesis y demuestran que el porcentaje de grasa de la dieta se asocia “significativamente” con un aumento de adiposidad abdominal y que, además, esta relación es independiente de los niveles de actividad física que realizan los adolescentes.

“A pesar de que normalmente la actividad física es un factor de prevención, en este caso en particular, no consigue contrarrestarlo”, ha señalado la investigadora de la UPV/EHU.

El objetivo principal del estudio Helena (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence) es obtener información acerca de la salud cardiovascular y de los hábitos dietéticos y de actividad física de los adolescentes europeos. Recibió en 2011 el primer premio a la mejor difusión de resultados de un proyecto europeo de manos de la Comisión Europea y suma más de 100 publicaciones en revistas internacionales.

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Las dietas “drásticas” para adelgazar los kilos cogidos en Navidad pueden ser peligrosas

“No hay que tomar medidas dietéticas drásticas, es un error e incluso nos puede colocar en una situación de riesgo especialmente a las personas que tienen alguna patología asociada al sobrepeso”, indicado Salvador, quien recomienda que se adapte la alimentación teniendo en cuenta la situación individual de cada persona.

El experto considera que el comienzo del año “es un buen momento para cambiar los hábitos nocivos para la salud, que incluso había antes de las navidades”, y plantearse una alimentación saludable. Sin embargo, recuerda que es un “error” realizar dietas restrictivas en el contenido calórico o desequilibradas en alimentos.

“Si se hace una dieta muy restrictiva se pierden kilos pero a base de agua y masa magra, que son dos compartimentos necesarios”, advierte el experto que considera que la “clave” para recuperar los hábitos es hacer una alimentación equilibrada y combinarla con actividad física -que debe ser incorporada progresivamente- y, sobre todo, “incluirlo en la vida cotidiana”.

El aumento de peso es una de las mayores preocupaciones de las personas pasadas las fiestas navideñas. Según el presidente de la SEEN, “se estima que se pueden llegar a ganar de 2 a 5 kilos de peso”, ya que “somos muy dados a comer bien y nos gustan los turrones y los dulces”. Esto hace que el mes de enero se llene de propósitos relacionados con la pérdida de peso.

No se trata de quitarse los kilos en unos días, sino “quitarse el exceso de grasa” que se ha acumulado estos días. Y para ello, reitera que se deben “recuperar” hábitos saludables y actividad física de modo que “se pueda ir perdiendo peso de forma paulatina”.

Una encuesta realizada por ‘Sbelta Plus’ muestra que hasta 67 por ciento de los españoles tiene previsto adelgazar después de las fiestas navideñas, aunque sólo un 52 por ciento de los españoles admite que habrá engordado entre 2 y 4 kilos en estas fechas. Y un 23 por ciento cree que el aumento de peso será casi imperceptible.

La dieta mediterránea, una gran ayuda

La dieta mediterránea puede ser una gran ayuda para rebajar los kilos que se han ganado en la Navidad y además ayuda a reducir los riesgos cardiovasculares. “Es una aliada excelente” afirma, y aunque “mucha gente la conoce, no todos la aplican”.

“Hay que hacer una dieta equilibrada: tiene que haber carbohidratos, grasas y proteínas; es preferible el pescado a la carne; hay que tratar de huir de las grasas animales; y en lo que respecta a los azúcares y carbohidratos, hay que tomarlos pero especialmente los complejos, y evitar los dulces”, explica.

Además de cuidar la alimentación, también debemos dormir las horas necesarias, ya que varios estudios han demostrado que la falta de sueño puede favorecer el aumento de la obesidad.