Ejercicio dirigido y dieta personalizada son eficaces contra el sobrepeso y la obesidad
Así lo ha demostrado un estudio pionero en España, presentado en el marco del Congreso Internacional de Programas de Nutrición y Actividad Física para el Tratamiento de la Obesidad (PRONAF), en el que han trabajado durante cinco años más de 30 investigadores y que está avalado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
El objetivo de la investigación era descubrir qué tipo de ejercicio, combinado con dieta, era el más adecuado para luchar contra la obesidad y el sobrepeso. Además, querían determinar la importancia de la composición corporal de cada individuo -su masa grasa y su masa muscular- en el gasto energético diario.
Para averiguarlo, los autores observaron a un total de 3.000 adultos, individuos con normopeso, en las tres primeras fases y a personas con sobrepeso u obesidad en las etapas cuarta y quinta del estudio.
Después se seleccionaron a 120 pacientes con sobrepeso y a otros 120 con obesidad, dividiéndoles en cuatro grupos que siguieron, durante seis meses, distintos programas para bajar peso: uno con dieta y recomendaciones de actividad física; el segundo, dieta más actividad aeróbica; el tercero, dieta más ejercicio de fuerza; y un cuarto grupo al que se le asignaron ejercicio mixto de fuerza y actividad aeróbica.
La perseverancia es clave
Según ha señalado el investigador principal del Proyecto PRONAF, Pedro J. Benito Peinado, doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (UPM), “los pacientes con obesidad consiguieron perder una media de unos 12 kilos en seis meses y los que tenían sobrepeso, de entre 8 y 9 kilos, con grandes diferencias en función de su estado inicial y de su adherencia al programa”.
“No hemos visto grandes diferencias entre los distintos tipos de ejercicio a la hora de perder peso, pero sí en el grado de adherencia que se conseguía en cada individuo: el tratamiento resultó más eficaz cuanto más duradero en el tiempo”, destaca. En este sentido, el ejercicio regulado es mejor que el libre, pues “fideliza” al paciente, tanto con la actividad como con la alimentación saludable.
Este estudio también ha demostrado la eficacia de las dietas diseñadas en función del gasto energético que requiere cada persona en su actividad diaria. Para ello, a los participantes se les midió -usando un acelerómetro- su nivel de actividad física y su tiempo de descanso durante 15 días.
Con estos datos se calculó la energía que necesitaban y la dieta adecuada para cubrir este gasto, situándola algo por debajo de lo que requería el individuo, para provocar la pérdida de peso. “Se trata -dice- de una forma de diseñar dietas basada en metodología científica que ha dado buenos resultados”.