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Diseñan un programa para que los pacientes con diabetes tipo 1 controlen su hipoglucemia sin ansiedad

Un equipo del King College de Londres (Reino Unido) ha desarrollado un programa para pacientes con diabetes tipo 1 que en apenas seis semanas puede ayudar a las personas a controlar su ansiedad cuando tienen bajos los niveles de azúcar en sangre, informa la revista Diabetes Care.

Las personas con diabetes tipo 1 que necesitan insulina para sobrevivir corren el riesgo de sufrir hipoglucemia, un problema que también puede afectar a los pacientes diabetes tipo 2, especialmente si utilizan insulina o sulfonilureas.

Esta falta de azúcar suele provocarles temblores, confusión, sudoración e incluso problemas de visión, lo que puede afectarles a la hora de controlarse los niveles de glucosa”, ha explicado el psicólogo Andrew Keen de la Universidad de Aberdeen (Escocia) que no participó en el estudio.

Además, hay pacientes que pierden la capacidad de reconocer estos síntomas, y una hipoglucemia no tratada puede provocar convulsiones e incluso la pérdida del conocimiento. Y en otros casos, hay pacientes que no prestan atención cuando sus niveles están demasiado bajos, por falta de conciencia de los peligros que puede conllevar.

Para contrarrestar estas situaciones y concienciar al paciente diabético, la investigadora Stephanie Amiel y su equipo idearon un programa para formar a los pacientes sobre los síntomas de la hipoglucemia para evitarla, y asimismo combatir las posibles barreras emocionales que pudieran surgir.

El entrenamiento consistió en tres sesiones de grupo semanales, durante todo un día cada una, y un seguimiento individual en persona y por teléfono durante las semanas cuatro y cinco, con una sesión de grupo de todo el día final centrado en la prevención de recaídas. Además, siguieron a los pacientes durante un año después de finalizar el programa.

Entre los 23 participantes que completaron el programa, 14 informaron de que se habían desmayado a lo largo del año previo al inicio del estudio como consecuencia de un nivel bajo de azúcar, tres admitieron que incluso habían acudido a urgencias y otros tantos que habían tenido que ser ingresados.

En cambio, después del programa el número de episodios de hipoglucemia grave se redujo de tres a cero, mientras que los casos moderados (aquellos que pudieron ser controlados por el propio paciente) se redujeron de 14 a ninguno.

Además, los pacientes estaban “significativamente menos preocupados” por tener alto el azúcar y, prueba de ello, es que sus niveles no cambiaron.

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Salud y nutrición, los puntos claves en el Plan Estratégico de Pascual

El presidente de Pascual, Tomás Pascual Gómez-Cuétara, ha presentado hoy en Madrid la nueva denominación e identidad corporativa de la empresa.

Como resultado lógico del Plan Estratégico Horizonte 2015, la compañía ha cambiado su denominación de Grupo Leche Pascual S.A.U. a Calidad Pascual S.A.U. La nueva identidad, acompañada del lema Tú nuestra razón de ser, comunica eficazmente los dos ejes principales de Pascual: calidad integral y las personas como centro de la compañía.

Además, la nueva identidad trasmite los valores de Pascual (integridad, cercanía, pasión, innovación y calidad) y permite mantener un diálogo directo y claro con todos sus grupos de interés.

“Este cambio es una evolución natural de la identidad anterior. Los productos y servicios de Pascual se mantendrán como hasta ahora y gracias a esta innovación podemos expresar mejor lo que somos: una empresa familiar, con un conjunto de valores consolidado y diferenciador, referente en el sector de la alimentación”, afirmó su presidente, Tomás Pascual.

Avances del Plan Estratégico Horizonte 2015

En el ecuador temporal del Plan Estratégico, gracias al cual “la empresa contará con un posicionamiento sólido en un nuevo entorno competitivo, económico y social sin renunciar a sus valores”, y para acompañar esta apuesta estratégica y reflejar el nuevo enfoque, la compañía ha desarrollado una nueva identidad corporativa bajo el nombre de Calidad Pascual.

El Plan Estratégico y el modelo de gestión de la compañía conllevan el desarrollo de tres grandes líneas estratégicas. La primera se centra en la sostenibilidad y el desarrollo a largo plazo en España de los segmentos clave de Pascual. Así, la compañía afianzará su liderazgo posicionándose en productos enfocados a la salud y la nutrición, en los que ya está presente a través de sus marcas principales: Leche Pascual, Bezoya, Bifrutas, ViveSoy y Caffé Mocay.

La segunda línea de Pascual en el Plan Estratégico Horizonte 2015 busca alcanzar acuerdos que pongan en valor activos considerados no estratégicos para afianzar la estabilidad financiera y afrontar sus compromisos.

Y la tercera línea estratégica continúa la apertura internacional de Pascual desarrollando negocios en mercados clave con claro potencial de crecimiento en colaboración con socios de valores compartidos. Ejemplos ya tangibles son las alianzas en marcha para yogures de larga vida y bebidas vegetales.

En palabras de Tomás Pascual: “Con nuestro Plan Horizonte 2015, Pascual es actualmente una compañía sólida, capaz de cumplir sus compromisos financieros y enfocada al crecimiento y la estabilidad, gracias a una estrategia de liderazgo nacional y desarrollo internacional”.

El presidente de la compañía, desde ahora denominada Calidad Pascual, ha destacado que el Plan Estratégico de la compañía tiene como aspiración crear valor compartido para las personas y la sociedad en su conjunto, y ha señalado que “desde 1969 cuidamos de la salud y nutrición de las personas a través de productos de calidad. Esta es la premisa principal del Plan Estratégico de la compañía, que nos permitirá ser la Pascual de siempre fortalecida en un nuevo entorno”.

Finalmente, el director de Responsabilidad Corporativa y Comunicación de la empresa, Francisco Hevia, ha recordado “el compromiso de Calidad Pascual con la investigación a través del Instituto Tomás Pascual”.

Diabalance, un ejemplo de alianza y de compromiso con los pacientes diabéticos

Una apuesta de Calidad Pascual viene siendo establecer alianzas de crecimiento como los acuerdos de licencia del negocio con Unilever para la marca ‘Flora’, el de comercialización y distribución con Nutrexpa y el suscrito con la farmacéutica Esteve para crear ‘DiaBalance’ para diabéticos.

Diabalance, “es una propuesta en la que situando al consumidor diabético en el centro, le proponemos soluciones tanto para su gestión de las crisis como para su nutrición diaria y de mantenimiento”, explicó Ignacio García-Cano, CEO Director General Ejecutivo de Calidad Pascual.

Más información en www.diabalance.com.

Calidad Pascual S.A.U.

Calidad Pascual, empresa familiar con un conjunto de valores consolidado y diferenciador, referente en el sector de la alimentación, inició su andadura en 1969 en Aranda de Duero, Burgos, para implantarse en poco tiempo en toda España y exportar hoy a 70 países. Con una gama de más de 200 productos, 9 plantas, 26 delegaciones y 2.300 empleados, su principal actividad es la preparación y el envasado de leche, yogures y otros derivados lácteos, café, zumos, agua mineral, bebidas y otros productos a base de soja, huevo líquido ultra-pasteurizado y tortillas.

Calidad Pascual complementa su portfolio con otros productos de valor añadido, gracias a alianzas con empresas como Nutrexpa, Unilever, Laboratorios Esteve, Agua Pedras Salgadas (Grupo Unicer), Kellogg´s, Heinz y Farggi.

Gracias a la actividad de Calidad Pascual, cada vez son más las personas que disfrutan de un nuevo concepto de calidad, más amplio y global, más allá del desarrollo de productos saludables. Calidad Pascual tiene como principio inspirador la aportación de valor y calidad a la vida de las personas, entendida como un compromiso colectivo de superación en la búsqueda diaria de su bienestar.

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Los niños obesos tienen niveles de hormonas del estrés más altos

Los niños obesos producen, naturalmente, niveles más altos de una hormona clave del estrés que los de peso normal, según un nuevo estudio aceptado para su publicación en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.

El cuerpo produce la hormona cortisol cuando una persona experimenta estrés, de forma que cuando alguien se enfrenta frecuentemente a situaciones estresantes, el cortisol y otras hormonas del estrés se acumulan en la sangre y, con el tiempo, pueden causar serios problemas de salud.

Este estudio, el primero en mostrar que los niños obesos tienen niveles de cortisol crónicamente elevados, midió la presencia de esa hormona en el pelo del cuero cabelludo, que refleja la exposición a largo plazo y puede ser un biomarcador del estrés.

“Nos sorprendimos al encontrar a niños obesos, de tan sólo 8 años de edad, con niveles elevados de cortisol”, dijo una de las autores del estudio, Erica van den Akker, del Hospital Erasmus MC-Sophia Children en Rotterdam, Países Bajos. “Mediante el análisis de cabello del cuero cabelludo de los niños, hemos sido capaces de confirmar los niveles elevados de cortisol que han persistido en el tiempo”, agrega.

El estudio observacional caso-control analizó muestras de cabello de 20 niños obesos y 20 menores con peso normal para medir los niveles de cortisol a largo plazo. Cada grupo incluyó a 15 niñas y cinco niños entre las edades de 8 y 12 años.

Los sujetos obesos tenían una concentración media de cortisol de 25 pg/mg en el pelo del cuero cabelludo, en comparación con una concentración media de 17 pg/mg en el grupo de peso normal. Las concentraciones de esa hormona que se encuentran en el cabello reflejan la exposición de cortisol en el transcurso de aproximadamente un mes.

“Debido a que este estudio se llevó a un enfoque observacional, más investigación determinará la causa de este fenómeno -matiza Van den Akker-. “No sabemos si los niños obesos, en realidad, experimentan más estrés psicológico o si sus cuerpos manejan las hormonas del estrés de manera diferente. Responder a estas preguntas clave mejorará nuestra comprensión de la obesidad infantil y puede cambiar la forma en que la tratamos”.

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XVIII Día Nacional de la persona obesa: Dile NO al OBESTRÉS

“La respuesta frente al estrés no es homogénea en todas las personas, mientras que el 20% de la población no variará su patrón alimentario, el 40% lo incrementará, con una clara preferencia por los alimentos con alto contenido calórico, es decir, alto contenido en grasas y dulces”, asegura el doctor Albert Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). “Esta es otra de las causas que sumaría efectos para explicar la actual epidemia de obesidad”, asegura el experto.

Con motivo del XVIII Día Nacional de la Persona Obesa, que se celebra el viernes 13 de diciembre, la SEEN y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) llevan a cabo la campaña Dile NO al OBESTRÉS. En este sentido, explica el doctor Javier Salvador, presidente de la SEEN, “tres de cada 10 personas con obesidad tiene problemas relacionados con el estrés”. Cabe destacar, además, que el “estrés constituye, por sí mismo, un factor de riesgo adicional para el desarrollo de ciertas enfermedades, como las enfermedades cardiovasculares”, asegura el presidente de la SEEN.

El 24% de los hombres y el 21% de las mujeres españolas sufre obesidad. De igual manera cabe destacar que el 14% de los niños y adolescentes en España presenta obesidad y el 25% sobrepeso. Para la doctora Susana Monereo, secretaria general de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), “teniendo en cuenta que en nuestro país hay un incremento constante y alarmante año tras año de las cifras de sobrepeso y obesidad, creemos que la población no está suficientemente concienciada y que, por lo tanto, seguimos comiendo mal. En este contexto, desde las sociedades científicas abogan por insistir en educar y animar a la gente a cambiar sus hábitos de vida de forma progresiva. En este sentido, asegura la doctora, “aunque las circunstancias no nos acompañen, debemos hacer un esfuerzo por comer mejor”. Comer deprisa fuera de casa, no hacerlo alrededor de la mesa con toda la familia, comer mientras se ve la televisión o lo que es peor aún delante del ordenador, etcétera, “son factores que está demostrado científicamente que determinan que haya más obesidad”, indica la secretaria general de SEEDO. “Para mejorar esta situación, deberíamos volver a los patrones más clásicos de alimentación, ya que actualmente se ha roto el equilibrio entre las calorías que consumimos diariamente y las que gastamos, lo que conlleva un incremento de grasa corporal y el consiguiente aumento de peso”, concluye.

Dile NO al OBESTRÉS

“En la sociedad actual estamos sometidos a continuas fuentes de incertidumbre y estrés, personales, económicas y laborales- asegura doctor Lecube- y esta percepción aumentada del estrés modifica nuestro comportamiento alimentario y, no solo eso, el estrés tiene influencia en la elección de los alimentos y en el tamaño de las raciones, las aumenta”. En este sentido, el estrés se asocia con un aumento de la adiposidad central, siendo este efecto mayor en los hombres que en las mujeres.

El doctor Lecube explica que “independientemente del aumento o descenso de la ingesta, la mayoría de las personas estresadas asegura consumir un incremento en el consumo de los alimentos más ‘palatables’”. Es decir, el estrés favorece la ingesta de alimentos que podrían denominarse de “recompensa”. “Son aquellos alimentos más placenteros para nuestro paladar, generalmente más ricos en grasas o más dulces, cuya ingesta favorece la aparición temporal de un estado de felicidad”, indica doctor Lecube. “Los alimentos que suelen escogerse cuando estamos estresados son aquellos que en condiciones normales desaconsejamos cuando queremos hacer una vida saludable o perder peso”, concluye.

La exposición acumulada al estrés laboral a lo largo de los años aumenta, además, el riesgo de desarrollar síndrome metabólico. De igual manera, asegura este experto, “se dispone de suficiente información que indica que la exposición al estrés a lo largo de distintos periodos de la vida, como por ejemplo en la infancia o la adolescencia, momento en que gran parte de las estructuras neurológicas, como la amígdala, el hipocampo y el sistema mesolímbico, aún no están totalmente desarrolladas, influye sobre el peso en la edad adulta, siendo cruciales para el desarrollo futuro de obesidad”.

Propensos al “obestrés”

“Estudios prospectivos nos ayudan a poder identificar aquellas personas que van a responder al estrés en uno u otro sentido,” indica doctor Lecube. Aquellos sujetos que, inicialmente, antes de sufrir el estímulo estresante, tienen sobrepeso u obesidad leve están más inclinados a responder incrementando la ingesta y su peso. Por el contrario, aquellas personas con un peso inicial de normalidad o con bajo peso, responderían no modificando su ingesta o disminuyéndola. “Estas observaciones permiten sugerir que la diferencia entre unos y otros que justificara esta distinta respuesta podrían ser las concentraciones de insulina, mayores en aquellos con mayor índice de masa corporal”, asegura doctor Lecube.

El estrés normalmente funciona como un sistema/ritmo circadiano e interactúa con otros sistemas para regular una gran variedad de funciones endocrinas, inmunológicas, metabólicas y cardiovasculares. Según el doctor Lecube, “más allá de la influencia que puedan tener los niveles de insulina, el estrés produce la activación del eje hipotálamo-hipofisario-glándula adrenal, favoreciendo la producción de corticoides por las glándulas adrenales”. En el cerebro hay receptores para esta hormona (corticoides) que al ser estimulados actúan como factores de transcripción y/o regulando la expresión de algunos genes.

El 83% de los encuestados considera el sobrepeso un problema de salud

Según los resultados de una encuesta llevada a cabo por SEEDO y realizada telefónicamente a más de 1.170 personas, el “44% de los entrevistados manifestó tener conciencia de tener exceso de peso, al tiempo que el 43% reconocía haber hecho algo para adelgazar en el último año”, indica la doctora Monereo. Tan solo el 19% acudió al médico para guiarle de manera saludable en esta pérdida de peso, mientras que el 92% prefirió recurrir a las “dietas milagro” pese a reconocer que no cree en sus beneficios para la salud, ni en sus rápidos resultados. “Es cierto que comer peor está asociado al tipo de vida que llevamos, pero esto no es excusa para seguir haciéndolo mal, ya que hay opciones para hacer que nuestra dieta sea variada y adaptarla a nuestro estilo de vida”. Se trata, asegura el doctor Salvador, de una cuestión de hábitos adquiridos, “que obviamente no son los más adecuados para nuestra salud y hay que aprender a cambiarlos para prevenir posibles futuras enfermedades como la obesidad, o la diabetes”.

Según datos de la misma encuesta, el 75% de las personas consultadas percibe cierta discriminación con motivo de su peso y el 74 asegura tener dificultad para relacionarse socialmente. A este respecto, el 75% aseguró tener dificultad para encontrar un puesto de trabajo y el 72% dificultad para encontrar pareja.

Two nude lovers with apple

Los trastornos alimentarios estarían infradiagnosticados en los varones

Investigadores del Hospital de Niños de Boston, en Estados Unidos, encontraron que el 17,9 por ciento de los adolescentes varones estaba extremadamente preocupado por su peso y condición física y que era más propenso a iniciar conductas de riesgo, como consumir drogas o abusar del alcohol.

“Hombres y mujeres tienen diferentes preocupaciones acerca de su peso y apariencia”, señala la autora principal Alison Field, de la División de Medicina Adolescente del Hospital de Niños de Boston. Las evaluaciones para los trastornos alimentarios se han desarrollado para reflejar las preocupaciones con la delgadez que se ven en las chicas, pero no aquello que preocupa a los chicos, que puede estar más centrado en la musculatura que en la delgadez.

Para entender mejor cómo los síntomas de trastornos de la alimentación pueden estar vinculados a la obesidad, el consumo de drogas y la depresión en los hombres, Field y sus colegas analizaron las respuestas de adolescentes cada 12 y 36 meses a los cuestionarios del Growing Up Today Study entre 1999 y 2010. Así, los niños tienden a estar más interesados en la musculatura que la delgadez, con el 9,2 por ciento frente al 2,5 por ciento, mientras el 6,3 por ciento está preocupado por los dos aspectos.

Los hombres preocupados por la musculatura y que usan suplementos potencialmente insalubres, como hormonas de crecimiento y esteroides para mejorar su físico, fueron aproximadamente dos veces más propensos a comenzar a beber en exceso con frecuencia y registraron más posibilidades que sus padres a comenzar a consumir drogas. Los niños afectados por la delgadez tendían más a desarrollar síntomas depresivos.

Al 2,9 por ciento de los encuestados se le detectó comportamientos completos o parciales de trastorno por atracones y casi un tercio informó de atracones de comida poco frecuentes, purgas de comida o comidas en exceso. La anorexia y la bulimia nerviosas se caracterizan por una influencia excesiva del peso y la condición física en la autoevaluación, con los pacientes obsesionados con estar delgados o perder peso.

La mayoría de las evaluaciones sobre los trastornos de comida reflejan este deseo de delgadez y pueden pasar por alto a los chicos preocupados por su peso y forma pero que principalmente quieren estar más musculosos. Éste puede ser el equivalente masculino de las niñas que están obsesionadas con su peso y que utilizan el vómito o laxantes para controlar el peso.

Heart Care

Las personas que controlan sus emociones tienen una mejor salud cardiovascular

Las personas que controlan sus emociones, lo que se denomina “regulación emocional” (RE), tienen una mejor salud cardiovascular, según ha mostrado un artículo publicado en la Revista Española de Cardiología, que ha señalado que esta regulación ejerce el poder de moderar el efecto negativo que tiene la edad sobre las variaciones de la frecuencia cardiaca (VFC).

La VFC es una herramienta que, en el campo de la Cardiología, se utiliza para valorar el estado de salud del corazón ya que, según los expertos, unos niveles bajos de tal variabilidad están directamente vinculados a la edad, a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y a un mayor índice de mortalidad por causa cardiaca.

“Las emociones están presentes constantemente, algunas veces podemos manejarlas bien pero otras no conseguimos manejarlas adecuadamente, especialmente si son emociones negativas y de mayor intensidad”, ha comentado la investigadora de la facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, Ruth Castillo.

Concretamente, emociones como la ansiedad o el estrés surgen ante una situación de incertidumbre o por la anticipación de algo negativo. Por su parte, el enfado o la frustración surgen ante el impedimento para conseguir nuestros objetivos o la simple percepción de injusticia. “Todas estas emociones forman parte de nuestro día a día, están particularmente presentes en el ámbito laboral y llegan a afectar de manera decisiva a nuestra salud”, ha explicado.

Asimismo, la evidencia científica ha demostrado que la VFC es un buen indicador de longevidad y salud. De hecho, la experta ha informado que la investigación ha demostrado que la habilidad para regular las emociones se relaciona con este indicador, es decir, si una persona es capaz de poner en marcha estrategias adecuadas ante una situación emocionalmente intensa está también ayudando a que su corazón funcione mejor y se adapte más adecuadamente a las exigencias diarias.

La regulación emocional (RE) es una habilidad central en la inteligencia emocional, definida como la habilidad para regular las emociones propias y ajenas promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. Esta habilidad facilita el desarrollo de estrategias efectivas para reducir el impacto de emociones negativas, por lo que funciona como protector ante situaciones desafiantes e incluso da respuestas fisiológicamente más adaptativas.

“Así, ante una situación emocionalmente intensa ponemos en marcha nuestros recursos o estrategias para afrontarla: evitar el problema, obsesionarse con éste o auto-culparse, son, entre otras, estrategias inadecuadas que no sólo no resuelven el problema, sino que perjudican seriamente nuestro funcionamiento mental y físico. Sin embargo, una buena capacidad para regular las emociones hace que pongamos en marcha estrategias que no sólo nos ayudan a solucionar de manera efectiva la situación conflictiva, sino que son más beneficiosas para nuestra salud”, ha apostillado.

“Algunas de las respuestas fisiológicamente más adaptativas son la respiración, la relajación, la distracción e incluso la manera que tenemos de hablarnos a nosotros mismos (auto-diálogo)”, señala la investigadora.

depresión, dieta mediterránea

El papel de la dieta mediterránea en la prevención de la depresión

depresión, dieta mediterránea

La dieta mediterránea podría tener un papel preponderante en la prevención de la depresión, según asegura el miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), el doctor Miguel Ángel Martínez-González. El experto, que acaba de publicar un artículo en la revista especializada BMC Medicine bajo el título Dieta, ¿una nueva forma de prevenir la depresión?, sostiene que esta teoría “abre una vía importante al conocimiento”.

Para él, el objetivo es “anticiparse a este grave problema de salud pública”, el cual se ha convertido “en una auténtica epidemia en la sociedad actual”. Además, “la obesidad y la depresión son una peligrosa relación, ya que está demostrado que el exceso de peso se asocia con un mayor riesgo de sufrir cuadros depresivos y viceversa”, explica.

Ahondando en la publicación de Martínez-González, se observa que la dieta mediterránea no sólo protege de las enfermedades cardiovasculares y de algunos tipos de cáncer, sino que, además, “puede reducir el riesgo de depresión entre un 40 por ciento y un 50 por ciento”.

En su opinión, los alimentos clave para la prevención son “las frutas, los cereales, las legumbres, los frutos secos, el pescado y las verduras”. Además, el consumo de ácidos grasos omega 3 y el de aceite de oliva influyen en la estructura de las membranas de las células nerviosas “y mejoran el funcionamiento de la serotonina, un neurotransmisor implicado en la depresión”, asegura.

Así lo ha constatado tras realizar este trabajo sobre 10.000 voluntarios y hallar que, en los que se alimentaron de una manera similar a la que se hace en el sur de Europa, la incidencia de depresión tras cuatro años de seguimiento “resultó considerablemente menor que en el resto”.

La obesidad es más habitual en las clases bajas

Martínez-González recuerda que la depresión “puede conducir a hábitos dietéticos más pobres”, lo que también está demostrado que “acaba derivando en un exceso de peso”. De hecho, estudios anteriores han evidenciado que incidencia de la obesidad “es mayor en las clases más desfavorecidas”.

Por esta razón, el especialista de la SEEDO considera “clave” mejorar la educación en los hábitos alimentarios, ya que prevenir a tiempo “es el mejor tratamiento”. A tenor de ello, destaca la psicoterapia cognitivoconductual, la cual está indicada “para las personas obesas que sufren depresión”.

Por último, esta sociedad avala también diferentes investigaciones sobre la existencia de un componente genético común a los trastornos del estado de ánimo y a la obesidad. Una de las más recientes, que fue realizada por la Universidad de Granada, sostiene que el gen responsable del exceso de peso, el FTO, “también es el responsable de la depresión”.

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Las chicas anoréxicas suelen tener rasgos autistas

Las chicas que padecen anorexia suelen tener ciertos rasgos autistas, según ha mostrado un equipo de investigadores del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), liderados por Simon Baron-Cohen.

Para llevar a cabo esta investigación, publicada en la revista BioMed Central Molecular Autism, los investigadores estudiaron a 66 chicas de entre 12 y 18 años con anorexia, a las que compararon con más de 1.600 adolescentes sanos analizando el cociente del espectro autista (AQ, por sus siglas en inglés), el cociente de sistematización (SQ) y el cociente de empatía (EQ).

Así, los expertos comprobaron que las niñas que padecían anorexia tenían un mayor cociente de sistematización y un menor cociente de empatía, rasgos que, según los investigadores, son característicos de la enfermedad del autismo.

“Tradicionalmente, la anorexia ha sido vista simplemente como un trastorno de la alimentación. Esto es bastante razonable, pero esta investigación ha desvelado que la mente de una persona con anorexia puede compartir mucho con la mente de una persona con autismo”, ha asegurado Baron-Cohen.

Y es que, las personas con autismo tienen niveles de deterioro variable que van desde la interacción social, la empatía, los intereses repetitivos hasta el lenguaje y la comunicación.

En este sentido, el investigador ha insistido en que la anorexia y el autismo comparten ciertas características como, por ejemplo, las actitudes y comportamientos rígidos o la tendencia a centrarse en uno mismo.

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La comida sana puede ayudar al autocontrol cuando se hace dieta

Muchas personas que hacen dieta tienen dificultades para adherirse a los planes cuando se enfrentan a la tentación de comer alimentos muy calóricos. Sin embargo, los alimentos saludables que están asociados con las dietas, como ensaladas y frutas, pueden recordar a personas que quieren bajar de peso sobre sus metas a largo plazo y mejorar el autocontrol, según concluyó una investigación que se presentó en la Reunión Anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Digestiva (SSIB, en sus siglas en inglés) en Nueva Orleans, Estados Unidos.

Investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido) pidieron a las mujeres que olieran naranjas frescas o chocolate y escribieran sobre los recuerdos provocados por el olor de los alimentos. Los investigadores encontraron que las mujeres que estaban a dieta para bajar de peso comieron un 60 por ciento menos de chocolate después de oler las naranjas frescas en comparación con el aroma del chocolate, mientras las que no hacían dieta ingirieron cantidades similares independientemente de los alimentos a los que estuvieron expuestos antes de picar.

En un segundo estudio, las imágenes de los alimentos o productos no alimentarios (por ejemplo, material de oficina) aparecieron brevemente en la pantalla mientras las participantes completaron una tarea distractora. Cuando se les proporcionó la oportunidad de comer una variedad de alimentos dulces y salados, a quienes se les mostraron imágenes de alimentos saludables comieron menos que las que fueron expuestas a artículos no alimentarios.

Comer alimentos saludables puede ayudar a personas que hacen dieta a reducir el número de calorías que consumen y la comida sana sirve para recordar la meta de la dieta y promueve la sensación de saciedad durante más tiempo.

En un tercer estudio, los científicos dieron a los participantes una ensalada, pan de ajo o agua y luego ofrecieron pizza como plato principal. Encontraron que a pesar de la ensalada y el pan de ajo tenían la misma cantidad de calorías, las mujeres a dieta comieron menos si consumieron el aperitivo de ensalada en comparación con el pan de ajo o el agua, mientras que las que no estaban a dieta comían cantidades similares con la ensalada como aperitivo que con el pan de ajo o el agua.

Stress humano

Descifradas las interconexiones entre estrés, obesidad, enfermedades metabólicas y dieta

Debido a los cambios de estilo de vida como el sedentarismo y el uso frecuente de comidas grasas, las enfermedades relacionadas con la obesidad están consideradas en estos momentos como una auténtica pandemia a nivel mundial, independientemente de la edad de los individuos, su sexo o grado de desarrollo del país en que viven.

El síndrome metabólico engloba una serie de problemas médicos que aparecen simultáneamente como la diabetes de tipo II, la hiperglucemia, hiperinsulinemia, hipertrigliceridemia e hígado graso. Aunque generalmente se inducen junto con la obesidad, hay casos menos frecuentes en que pueden detectarse en pacientes no obesos.

Junto con la dieta, existen otros factores que parecen influir en el desarrollo de estas enfermedades como es, por ejemplo, el estrés. Sin embargo, hasta este momento, había una gran disparidad de datos clínicos sobre el tema lo que impedía tener una idea clara del problema. Esto se debía a que, al tenerse que estudiar esta influencia en enfermos que ya habían desarrollado la enfermedad, no era posible estudiar cómo se había producido la evolución de dichas enfermedades a lo largo del tiempo y, por tanto, saber si venía antes el “huevo o la gallina”. Además, dado que en el desarrollo de estas enfermedades influye una gran diversidad de factores ambientales (tipo de dieta, hábitos de vida) y genéticos (raza de los individuos, tendencia diferencial de las personas a desarrollar estas enfermedades, sexo, edad, otras enfermedades), los estudios clínicos daban lugar a resultados muy variables y contradictorios entre sí, lo que impedía llegar a conclusiones definitivas.

Por otro lado, al tratarse de personas, otro problema que impedía obtener una solución a esta pregunta era que los estudios debían hacerse de manera no invasiva y durante un tiempo limitado en los pacientes, lo que determinaba que sólo se pudiese estudiar la evolución de un grupo muy reducido de parámetros clínicos y periodos de tiempo muy cortos. Debido a ello, hasta ahora existían datos muy dispares sobre el efecto del estrés, el síndrome metabólico, la obesidad y el tipo de dieta. Así, mientras que unos estudios indicaban una acción protectora del estrés y del sistema nervioso sobre estas enfermedades, otros estudios establecían que su acción en cambio era perjudicial. Tampoco estaba claro si el estrés venía antes del síndrome metabólico o, en cambio, era éste el que inducía la activación del sistema nervioso que inducía respuestas de estrés. Finalmente, había datos contradictorios sobre si la hipertensión inducida por la obesidad podía ayudar o no al desarrollo de algunos de los problemas asociados al síndrome metabólico como era la diabetes de tipo 2.

Resultados de la investigación

Los resultados del estudio, realizados con animales modificados genéticamente y publicados en la revista Cell Metabolism, dan por primera vez una visión clara sobre este problema, indicando que el sistema nervioso y el estrés tienen funciones diferentes en el desarrollo de estas enfermedades en función de la dieta habitual de los individuos. Así, en individuos con dieta sana, el estrés y la hiperestimulación nerviosa favorecen el desarrollo de hígado graso, la diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados como la hiperglucemia, hiperinsulinemia y la hiperlipidemia. En cambio, en individuos con dieta grasa, su papel es en cambio protector, evitando que surjan estas enfermedades e, incluso, la obesidad. Los resultados también permitieron descartar de manera inequívoca que la presión arterial alta contribuya de manera directa al desarrollo de la diabetes de tipo 2 como se postulaba en algún estudio previo.

El estudio también predice que terapias dirigidas contra la rama del sistema nervioso que determina la reacción del organismo al estrés podrían ser de interés para tratar pacientes con síndrome metabólico que no sean obesos. En cambio, esas terapias pasarían a tener efectos perniciosos en caso de ser administradas a pacientes obesos.

“Cuando vimos la disparidad de datos clínicos existentes sobre las interconexiones entre estrés, síndrome metabólico, obesidad y dieta, nos dimos cuenta de que teníamos el animal modelo ideal para resolver las polémicas existentes en este campo” explica el Dr. Xosé Bustelo, profesor de investigación del CSIC que trabaja en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, un centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca.

Durante estudios previos, este equipo había desarrollado un ratón modificado genéticamente para estudiar el posible papel terapéutico de la oncoproteína Vav3 en cáncer y otras patologías. Cuando estos ratones fueron analizados, el grupo pudo comprobar que tenían una alteración desde su nacimiento que hacía que tuviesen continuamente activado el sistema nervioso relacionado con el estrés. “Esto nos dio la idea de utilizarlos para solventar todas las preguntas relacionadas con la acción del estrés sobre enfermedades metabólicas”, comenta el Dr. Mauricio Menacho-Márquez, investigador del Centro de Investigación del Cáncer y primer firmante del artículo de investigación.

En efecto, “estos ratones nos dan un modelo único para estudiar cómo el estrés contribuía a largo plazo al desarrollo o prevención de dichas enfermedades metabólicas, algo que nunca se pudo abordar con pacientes humanos”, añaden los Dres. Bustelo y Menacho-Márquez. De hecho, “el seguimiento periódico de estos ratones desde su nacimiento hasta una edad equivalente a la que tendrían personas con 80 años nos daba una oportunidad única de ver los efectos a largo plazo del estrés y, además, ver cómo éstos variaban en función de la dieta, la edad o la administración de diversos tipos de fármacos”, añade el Dr. Bustelo. Además, “dado que los animales tenían un componente genético homogéneo y condiciones ambientales idénticas, nos permitía establecer correlaciones directas entre las condiciones experimentales y la evolución de la enfermedad y, por tanto, establecer inequívocamente causas y efectos. Esto era imposible de hacer en humanos”, añade el Dr. Menacho-Márquez.

En la investigación también han participado los laboratorios de los Dres. Rubén Nogueiras y Carlos Diéguez, dos investigadores gallegos que trabajan en el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela.

glucose level blood test

Trabajar de noche podría favorecer la aparición de diabetes

Los trabajadores en turno de noche podrían tener “más facilidad” para desarrollar diabetes, según ha asegurado la doctora Isabel Villalibre, neuróloga especialista de la Unidad del Sueño de la Clínica La Luz.

A su juicio, desempeñar una actividad profesional durante la noche y, por lo tanto, dormir en horario matinal podría provocar en el trabajador “peor control del metabolismo del azúcar” y hacer que pueda “desarrollar diabetes con más facilidad”. Para ella, esta situación “al final se traduce en una privación crónica de sueño”.

Además, la experta, que sostiene que, estas “personas pueden tener más tendencia al sobrepeso”; señala que también podrían sufrir “molestias gastrointestinales, somnolencia diurna, cansancio, irritabilidad o falta de concentración”. Por ello, manifiesta que son consecuencias de salud “a tener en cuenta”.

Todas estas circunstancias se producen porque los trabajadores nocturnos “tienen más dificultades para iniciar el sueño en la mañana y duermen menos cantidad de horas”, lo que provoca que no haya “una recuperación”, explica Villalibre. A ello se une el hecho de que ese descanso “se ve interrumpido por pequeños despertares”, añade.

Según aporta la experta de Clínica La Luz, estos efectos son aún más acusados “a partir de los 50 años ya que los jóvenes se adaptan mejor”. De cualquier forma, indica que se pueden realizar ciertas acciones para mitigar las consecuencias.

Así, señala que, en el ambiente laboral, “lo ideal es intentar tener la máxima luminosidad posible para que la melatonina, que es la principal hormona que induce el sueño, esté muy inhibida”. Tras ello, apuesta por salir de las instalaciones laborales con gafas de sol, las cuales permitan estar en un ambiente un poco más oscuro “para que la melatonina vaya subiendo”.

No obstante, afirma que antes de esta última medida es preciso desayunar en el mismo lugar de trabajo y de manera no copiosa “para que dé tiempo a la digestión hasta que se llegue a casa y la persona se acueste”. Además, esto es preciso para mantener los horarios de comida “y llevarlos acompasados con el sueño”, declara.

El almuerzo es su comida más importante del día

La Dra. Villalibre considera necesario que el trabajador coma cuando se levante, ya que el almuerzo es para estas personas “la comida más importante del día”, a diferencia del resto de la población donde es el desayuno el que cobra mayor protagonismo.

De cualquier forma, el profesional del turno de noche no suele dormir más de siete horas, por lo que lo hace “dos horas menos de lo normal y necesario”, asegura. La explicación a ello la encuentra en que “ni los ciclos de temperatura, ni de cortisol favorecen que el sueño se prolongue”.

Unido a ello se encuentran los factores externos al sueño y de ruido, los cuales “no lo permiten, ya que la ciudad está viviendo cuando quieren dormir”, explica al tiempo que subraya que también se duerme menos “para compensar con la vida social”.

En relación a los problemas para conciliar el sueño, la Dra. Villalibre sostiene que “sí que puede estar indicada la toma de hipnóticos”, aunque lo mejor es solucionarlo con métodos más naturales, como la valeriana. Por contra, indica que la ingesta de estimulantes para mantenerse despiertos en la actividad laboral “ha sido hasta ahora más controvertida”, a pesar de que existen algunos trabajos que ya empiezan a aconsejar su consumo.

Otro aspecto que se ve perjudicado por estos hábitos distintos a los tradicionales es la eficiencia, y es que la privación crónica de sueño “va arrastrando una disminución en la concentración, sobre todo, en la capacidad de reacción rápida”. Por ello, se muestra partidaria de “tener descanso entre los días de trabajo”.

Por último, asegura que existen personas, como las que tienen patologías cardiovasculares, que no pueden desarrollar su profesión durante la noche, ya que necesitan “mantener un horario de sueño más o menos regularizado”.

A éstas se adhieren las que ven empeorada su calidad de vida ostensiblemente a pesar de no padecer ninguna patología. De hecho, concluye que, a veces, la capacidad para poder descansar, una vez que termina el periodo de vida laboral, también se ve influido, ya que “a la mayoría les cuesta volver a adaptarse”.

Salud emocional.

Los trastornos alimentarios tienen peor pronóstico en pacientes con hiperactividad

Un estudio realizado con 191 pacientes revela que los síntomas de hiperactividad propios del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) van asociados a una mayor impulsividad y severidad y probablemente a un peor pronóstico en pacientes con trastornos alimentarios.

El TDAH está poco estudiado en adultos y, aunque varios trabajos han descrito asociaciones entre este trastorno y conductas alimentarias anómalas, hasta ahora no se habían descrito asociaciones entre TDAH y trastornos alimentarios en adultos.

Los resultados del estudio realizado por investigadores del grupo de Psiquiatría y Salud Mental del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario de Bellvitge, y del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d”Hebron se han publicado en la edición electrónica de la revista BMC Psychiatry.

Impulsividad y trastornos alimentarios

Los síntomas relacionados con la hiperactividad del TDAH como la impulsividad están muy presentes en las pacientes con trastornos alimentarios que han participado en el estudio, pero no en todas, según ha explicado Fernando Fernández-Aranda, jefe de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario de Bellvitge e investigador del IDIBELL. Estos trastornos “los encontramos sobre todo en las pacientes con rasgos de personalidad más impulsivos: las pacientes con bulimia, trastornos por atracón y también en pacientes con trastornos alimentarios sin especificar. En cambio, las pacientes anoréxicas más restrictivas y con más control no tienen asociados estos síntomas”.

Esta investigación ha permitido desarrollar un modelo que podría ser útil en la clínica para detectar de forma precoz factores de riesgo que podrían llevar a un trastorno alimentario.

Los síntomas de TDAH se asocian a rasgos de personalidad más impulsiva y a la edad. Es decir cuanta más impulsividad y más edad, mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario. También se asocian a una mayor severidad del trastorno.

Por otra parte, estos síntomas de TDAH de impulsividad están asociados a una baja autodirección, un rasgo del carácter que implica ser capaces de planificar y alcanzar objetivos a medio y largo plazo. “De modo que las pacientes con síntomas de TDAH también tienen peor pronóstico porque les es más difícil ser capaces de seguir un tratamiento”, ha explicado Fernández-Aranda.

Sistema de recompensa

Según Fernández-Aranda, este modelo será útil no sólo en la clínica sino también para la investigación de los circuitos cerebrales que regulan el sistema de recompensa y que son similares en varios trastornos de conducta como los trastornos alimentarios, el juego patológico o otras adicciones conductuales.