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Ejercicio físico para prevenir y tratar patologías

Según la OMS, hasta en 14 patologías se debería prescribir ejercicio físico en combinación con la terapia farmacológica. Entre ellas están las enfermedades metabólicas, las cardiovasculares, la bronquitis crónica, la claudicación intermitente, la artrosis o la depresión. Además del efecto sobre la salud física, el ejercicio mejora la función cognitiva por lo que también es altamente recomendable en la población mayor.

Researcher drawing atom symbol and dna on glass

La nutrigenética será accesible en 5 años para personas obesas, según Ordovás

El director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), José María Ordovás, ha asegurado que en unos cinco años cualquier persona que padezca de obesidad o sobrepeso va a poder hacer uso de la nutrigenética, la ciencia que realiza recomendaciones nutricionales basadas en el conocimiento del genoma.

El experto, que pronunció la conferencia Conócete a ti mismo y actúa en consecuencia: la nutrigenómica en la salud personal durante el VI Foro Sanitas 2013: la medicina del siglo XXI. El reto de los cuatro grandes, destacó las ventajas que aporta esta técnica ya que, entre otros aspectos, permite también prevenir la aparición de diabetes u otras enfermedades cardiovasculares.

“Conociéndose a uno mismo se puede actuar de la manera más apropiada en todas las patologías que tienen un componente nutricional”, señaló Ordovás. No obstante, recordó que para conseguir, por ejemplo, perder peso, además de realizarse estas pruebas, es necesario que el paciente se tome “en serio” las pautas que le van a ser marcadas.

En este sentido, el especialista explicó que las personas más idóneas para someterse a esta técnica son aquellas con antecedentes familiares de obesidad, diabetes u otro tipo de enfermedad. Por ello, rechaza la idea de que la población relativamente sana se someta a ellas dado que “con una alimentación saludable y la práctica de ejercicio físico” pueden tener una buena calidad de vida.

“Se trata de enseñar a aquellas personas que intentan hacer cualquier cosa para perder peso a que lo hagan de una manera científicamente sensata y que, por tanto, no afecte negativamente a su salud como así ocurre con las dietas milagro”, recalcó Ordovás.

Por último, el director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts destacó la labor que realiza España en materia de investigación y aseguró que los expertos españoles han contribuido en “gran cantidad” al conocimiento nutrigenómico actual. “España ha hecho, afortunadamente, grandes aportes a la literatura científica de esta materia”, concluyó.

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La combinación de cafeína y glucosa tiene efectos beneficiosos en la atención, aprendizaje y memoria

La combinación de cafeína y glucosa tiene efectos beneficiosos en la atención, aprendizaje y memoria verbal de las personas, según el estudio Efectos de la cafeína y la glucosa, solos y combinados, en la función cognitiva, realizado la Universidad de Barcelona y publicado en la revista científica Human Psychopharmacology: Clinical and Experimental.

Estos resultados ponen de manifiesto que la sinergia de los efectos de la cafeína y la glucosa puede beneficiar la prolongación de estas facultades. Igualmente, los expertos han asegurado que cuando estas sustancias se suministran individualmente, los efectos beneficiosos son parciales, en comparación con los observados en la combinación de cafeína y glucosa.

Efecto de los carbohidratos de las bebidas en el rendimiento físico

Asimismo, la revista del Colegio Americano de Medicina Deportiva ha publicado una investigación sobre el efecto de los carbohidratos de las bebidas en el rendimiento físico, tanto en condiciones ambientales frías como cálidas.

En este sentido, ha mostrado que las bebidas que contienen entre un 4 por ciento y un 6 por ciento de carbohidratos mejoran la capacidad de realizar ejercicio en condiciones ambientales frías y, a partir de los 30 grados centígrados, sólo aquellas que contienen un 6 por ciento de carbohidratos mejoran la resistencia de los deportistas.

A los 30 minutos de ejercicio resulta “necesario” compensar la pérdida de líquidos y, tras el esfuerzo físico, debe restablecerse la función fisiológica, cardiovascular, muscular y metabólica reponiendo las pérdidas de líquidos y solutos. Si la deshidratación es superior al 2 por ciento, se recomienda beber aún sin tener sed y salar más los alimentos.

Slimming

Acortar el tiempo que se está sentado en el trabajo reduce el perímetro de la cintura

Este trabajo, en el que también ha colaborado el jefe de Sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar de Barcelona y vicepresidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), el doctor Albert Goday, se ha realizado a partir de una muestra de 1.336.055 chequeos médicos a trabajadores observados entre los años 2004 y 2007.

De su estudio se ha hallado que la prevalencia de la obesidad en los trabajadores “es mayor en hombres que en mujeres y se presenta en mayor medida entre los trabajadores de categorías manuales frente a los profesionales de tipo intelectual”. Además, se observa que la incidencia de sobrepeso se comporta igual en ambos parámetros.

Por otra parte, los expertos han descubierto que la prevalencia de obesidad mostró “un aumento progresivo y paralelo” en los trabajadores de ambas categorías. Ante este aumento constante, Goday sostiene que la situación demanda “promover programas de prevención temprana, tratamientos específicos, así como invertir en educación para reducir las fortísimas tasas”.

Ahondando en los resultados obtenidos con el estudio de elaboración conjunta, los expertos sostienen que es llamativa “la elevada prevalencia de obesidad observada entre las mujeres con 60 o más años y ocupaciones manuales”. Además, explican que “es posible” que la prevalencia de obesidad entre la población laboral en paro sea aún mayor”.

De cualquier forma, algo que se evidencia en la investigación es que las prevalencias de sobrepeso y obesidad “han ido en aumento en España durante los últimos 20 años”, argumento al que se une el de que la tendencia al alza “es similar a la observada con anterioridad en otros estudios realizados en Europa”, concluyen los expertos.

Acortar el tiempo que se está sentado en el trabajo reduce el perímetro de la cintura

En otro trabajo, el Grupo de Investigación en Deporte y Actividad Física de la Universitat de Vic (UVic) ha demostrado que reducir el tiempo que se está sentado permite reducir el perímetro de la cintura y mejorar la percepción laboral, en el marco de la primera fase del proyecto Walk@Work Spain, un estudio impulsado para implementar un programa para aumentar la actividad física en horario laboral.

El estudio también destaca la importancia de hacer labores de forma activa, subir escaleras y dedicar unos minutos del descanso a caminar para reducir la cintura, ha informado la UVic, que ha impulsado el proyecto junto a la Universitat Ramon Llull (URL), la Universidad de Vigo y la Universidad del País Vasco.

Los investigadores han estudiado el modo de mejorar la salud y el bienestar de empleados de oficina que pasan la mayor parte de su jornada laboral sentados, teniendo en cuenta que el sedentarismo provoca enfermedades crónicas y aumenta el riesgo de obesidad.

La comunidad internacional considera que acumular 10.000 pasos diarios es el techo mínimo para obtener beneficios saludables, mientras que un trabajador de oficina acumula una media de entre 4.000 y 6.000. Aplicando métodos de aumento de los pasos, los trabajadores logran reducir su cintura y notan efectos beneficiosos dos meses después de haber acabado el programa propuesto por los investigadores, lo que demuestra la consolidación de un cambio de hábitos.

El 30% de la población infantil padece sobrepeso u obesidad

El exceso de peso entre la población infantil sigue siendo una problemática de primer orden y afecta a un 28,3% del alumnado evaluado en los municipios participantes en el Programa Thao durante el curso académico 2011-2012. Así lo demuestran los datos presentados por la Fundación Thao que analizan una muestra de 20.588 niños y niñas de entre 3 y 12 años. Según Rafael Casas, director científico de la Fundación Thao, “la situación actual nos hace ver que la suma de esfuerzos es muy importante y que tenemos que seguir trabajando para conseguir nuestro objetivo. Nos estamos dando cuenta, con los datos en la mano, que las prevalencias de obesidad son muy altas y que queda mucho trabajo por hacer”.

Los datos del estudio transversal realizado durante el curso 2011-2012 siguen mostrando una situación alarmante en cuanto a la obesidad y el sobrepeso en las edades más tempranas. Más de uno de cada cinco niños y niñas de entre 3 y 5 años sufre exceso de peso, lo que se concreta en una prevalencia de la obesidad del 5,7% y del sobrepeso del 16,2%. Además, si analizamos los datos en conjunto, con niños y niñas de 3 a 12 años, los porcentajes se elevan hasta el 21,2% en sobrepeso y hasta 7,1% en obesidad.

En palabras del presidente de la Fundación Thao, Henri García: “Nos preocupa enormemente la elevada prevalencia entre los niños de menor edad. Para poder generar un cambio real en esta gran problemática, necesitamos una estrategia efectiva dirigida no sólo al fomento de la alimentación saludable y la actividad física, sino también actuando sobre factores psicológicos y sociales. Todos estos elementos son indispensables para resolver lo que ya se ha convertido en uno de los mayores retos para la salud pública de nuestro tiempo”.

Es por esto que la Fundación Thao ha creado un modelo innovador de intervención. Se trata de los Talleres Thao-Pequeña Infancia dirigidos a los padres/madres de niños de 0-3 años y a profesionales de la pequeña infancia. Estos talleres están pensados para abordar la neofobia alimentaria, los procesos innatos de autorregulación energética y el vínculo afectivo. De forma complementaria, la Fundación Thao ha estado trabajando en la franja de 0-3 años mediante las temporadas temáticas con diversos materiales educativos.

El actual contexto de crisis puede deteriorar los hábitos saludables entre los colectivos más desfavorecidos y hacer más difícil el seguimiento de una dieta variada y equilibrada. En vistas de esta realidad social, la Fundación Thao ha decidido trabajar en red con entidades con la cuales crear sinergias y colaboraciones para llegar a todas aquellas familias que requieran su apoyo. Una de las alianzas más recientes es su colaboración con Cruz Roja de Cataluña, con la cual está trabajando en proyectos dirigidos especialmente a estos sectores en mayor riesgo de vulnerabilidad y exclusión social, y teniendo un especial cuidado hacia el colectivo de la infancia, ampliando así las acciones del programa Thao que van dirigidas a toda la población.

El Programa Thao contribuye a mantener la obesidad a raya

Si bien el estudio transversal permite hacer una fotografía fija de la situación en cuanto al exceso de peso de los niños españoles cada año, la Fundación Thao también ha elaborado un estudio longitudinal con un colectivo de 6.697 niños y niñas de 10 municipios españoles que implementan el Programa Thao (Aranjuez, San Juan de Aznalfarache, Villanueva de la Cañada, Sant Carles de la Ràpita, Castelldefels, Alcázar de San Juan, Balaguer, Montgat, Monzón y Utrillas). Esta es la muestra más relevante en España hecha en un estudio de este tipo.

Este estudio longitudinal refleja que, después de cuatro años en los cuales se ha hecho un seguimiento de los mismos niños y niñas que participan en el Programa Thao, el incremento en sobrepeso y obesidad ha sido de tan solo algunas décimas porcentuales. La obesidad ha aumentado 0,1%, el sobrepeso un 0,9%, y el total de exceso de peso (sobrepeso+obesidad) tan solo un 1% de manera que podemos considerado que se ha frenado la tendencia al alza.

Según los últimos datos de la OMS, la prevalencia de la obesidad en el mundo se ha doblado en los últimos 30 años y se estima que el crecimiento siga siendo progresivo en el porcentaje de afectados por el exceso de peso. Aunque no se puede afirmar que el estancamiento mostrado por el estudio de la Fundación Thao se pueda atribuir directamente a la implementación del Programa Thao -ya que no hay datos comparativos con municipios de control que no estén implementando el Programa-, se trabaja sobre la hipótesis que el Programa actúa como freno de la tendencia al alza.

Según Rafael Casas, director científico de la Fundación Thao, “consideramos positivo el hecho que en los municipios analizados se haya notado un estancamiento en los datos de prevalencia, ya que este era el objetivo que nos marca la Organización Mundial de la Salud: frenar la progresión de esta epidemia”.

Desde la Fundación no tienen ninguna duda de la incidencia del Programa Thao en la estabilización de los datos de exceso de peso infantil aunque, como afirma el responsable del área de evaluación e investigación de la Fundación Thao, Santi Gómez, “todavía no disponemos de un estudio que nos permita cuantificar nuestro grado de influencia en este cambio de tendencia. Para solucionarlo, y gracias a una Beca FIS del Ministerio de Economía y Competitividad y al IMIM-Instituto del Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, estamos realizando un nuevo estudio de tres años de duración que nos permitirá comparar las diferencias en la evolución del exceso de peso infantil, y otras variables entre dos municipios (Terrassa y Sant Boi de Llobregat) donde Thao implementa su Programa y dos municipios de control (Molins de Rei y Gavà)”.

Este nuevo estudio permitirá tener, a partir del año que viene, datos científicos que medirán el impacto del Programa Thao. Para conseguirlo, la Fundación Thao ha creado una nueva herramienta online de evaluación que facilita el proceso de registro y recogida de datos de los cuestionarios sobre hábitos de alimentación y sedentarismo, así como otras variables psicológicas y sociales.

Gómez asegura que “mediante la nueva herramienta online facilitamos enormemente la tarea de recogida y procesamiento de datos. Además, la incorporación de nuevas variables y preguntas nos permitirá conocer con mucho más detalle las pautas y el nivel de actividad física de los niños y la cantidad de su dieta, pero también podremos profundizar más sobre su vínculo psicológico con la comida o el nivel socioeconómico de su familia. Sin olvidar que en un futuro esta herramienta online podrá ser utilizada por la comunidad científica”.

Por primera vez, también se incluyen cuestionarios para los padres y madres con preguntas que permiten valorar la cualidad de la dieta de las familias o el nivel de actividad física, así como el nivel socioeconómico.

Sólo dos de cada 1.000 personas en España tiene una salud cardiovascular ideal

Los niveles ideales de salud cardiovascular de los españoles son tan bajos como los de los estadounidenses, según un estudio, realizado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), junto con el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) y el CIBER de Epidemiología y Salud Pública, que revela que sólo dos de cada 1.000 personas cumplen los requisitos para tener un corazón sano.

Este estudio, que es el primero a escala nacional sobre salud cardiovascular que se realiza en un país europeo, ha sido publicado en Circulation Cardiovascular Quality and Outcomes.

“En contra de lo esperado en un país mediterráneo como España, con una de las menores tasas de mortalidad coronaria en Occidente, encontramos que sólo dos de cada 1.000 sujetos cumplen los requisitos que definen un estado de salud cardiovascular ideal”, afirma una de las responsables del estudio, la profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAM, la doctora Auxiliadora Graciani.

Para los autores es especialmente preocupante la situación encontrada en las personas más jóvenes, aquellas que se encuentran entre los 18 y 45 años, ya que más de un tercio de éstos continúan siendo fumadores y mantienen una dieta escasamente saludable, y sólo la mitad presentan un peso normal o desarrollan actividad física regular.

Aunque la mortalidad por enfermedades cardiovasculares ha disminuido en los países occidentales, incluido España, éstas siguen siendo la primera causa de muerte y una de las principales causas de enfermedad, así como del incremento del gasto sanitario en estos países. Entre los grupos que el estudio identifica en particular situación de riesgo, destacan los varones, y entre éstos, aquéllos con menor nivel de estudios.

“La todavía menor mortalidad coronaria existente en nuestro país no debería conducir a la autocomplacencia, puesto que las enfermedades coronarias son una de las principales causas de enfermedad en España, y nuestros datos sugieren que la salud cardiovascular puede ser sensiblemente mejorada. Sobre todo en lo que se refiere a los estilos de vida”, añade Graciani.

Se deben cumplir siete requisitos

Todo el que quiera presumir de tener una salud cardiovascular “ideal” debe cumplir siete requisitos, que ha establecido la American Heart Asociation (AHA). Así, cuatro de ellos están relacionados con el estilo de vida y los tres restantes, conciernen a factores biológicos.

La primera obligación es no haber sido fumador, le sigue tener un peso acorde a la estatura (normopeso), ser físicamente activo y seguir una dieta saludable; las otras tres condiciones son mantener un nivel de colesterol sérico menor de 200 mg/dl; niveles de presión arterial sistólica y diastólica por debajo de 120 y 80 mmHg (respectivamente), y, por último, nivel de glucosa basal sérica menor de 100 mg/dl.

Según indica el estudio, las causas principales de que los españoles reprueben en materia de salud cardiovascular son la inactividad física, el consumo de tabaco y la obesidad, estilos de vida poco saludables que afectan a un cuarto de la población. La dieta poco saludable, presente en uno de cada tres ciudadanos, también es influyente.

En cifras generales, el estudio refleja que menos del 1% de los españoles mayores de 18 años siguen las cuatro recomendaciones sobre estilos de vida ideales para obtener salud cardiovascular. Y que apenas uno de cada 12 ciudadanos presenta niveles ideales de presión arterial, colesterol y glucosa.

El estudio se basó en datos procedentes de Estudio sobre Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA), un trabajo de base poblacional realizado entre junio de 2008 y octubre de 2010 sobre una muestra representativa de la población española mayor de 18 años (11.991 personas).

El trabajo fue financiado por Sanofi-Aventis y patrocinado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). La información obtenida mediante encuestas para este estudio fue complementa con exámenes físicos y recogida de muestras biológicas.

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Dieta equilibrada, ejercicio y dejar de fumar, las mejores armas contra los infartos

La dieta equilibrada, el ejercicio físico y dejar de fumar reducen en hasta un 80 por ciento el riesgo de infarto, según aseguran los expertos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC).

En concreto, y debido a que “la inmensa mayoría de enfermedades cardiovasculares son prevenibles”, los expertos de ambas organizaciones apuestan por una alimentación rica en frutas y verduras, además de por la práctica deportiva y la cesación del hábito tabáquico.

Si se lleva a cabo este estilo, pueden verse mejorados datos como los que expone el Instituto Nacional de Estadística (INE), que señala que las enfermedades cardiovasculares “continúan siendo la primera causa de muerte en España, por encima del cáncer y de las enfermedades respiratorias”. Así, éstas “son las causantes del 30,5 por ciento de los fallecimientos”, lo que se traduce en “unas 118.313 muertes anuales en España y más de 17 millones en todo el mundo”, explican.

Por su parte, las patologías cerebrovasculares causaron un total de 28.855 muertes en 2011, cifra que “representa un 24,38 por ciento de los fallecimientos por causas cardiovasculares”, aseguran. Una de ellas es el ictus, que significó el deceso durante ese año de 16.703 mujeres y 12.152 hombres.

Acudiendo a los datos de fallecimientos por infarto de miocardio, se observa que 18.101 personas perdieron la vida por este evento. De todos ellos, el 90 por ciento se asocia a factores de riesgo clásicos conocidos y fácilmente modificables y prevenibles, como son “la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad”, indican.

Los factores de riesgo más preocupante son la diabetes y la obesidad

A juicio del presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC, el doctor Enrique Galve, los factores más preocupantes son la diabetes y la obesidad, “estrechamente relacionados con la mala nutrición”. Para él, la sociedad “ha pasado de un modelo de alimentación basado en los productos naturales a la comida rápida y los productos precocinados”.

Otro causante de estas enfermedades es el tabaco, del cual la mujer ha incrementado su consumo en los últimos 30 años. Esta coyuntura “provocará a la larga un incremento de enfermedades coronarias en el caso del género femenino”, sostiene.

Por otro lado, el sedentarismo juega un papel importante “en la alteración de las cifras de la presión arterial, el colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes”. Su eliminación, junto al resto de recomendaciones, mejoraría estos aspectos.

Además, mantener una vida activa erradicaría la obesidad, siendo “la obesidad abdominal la más peligrosa”. Por ello, Galve indica que “la medida de la cintura de los hombres no debe exceder de los 102 centímetros, mientras que las mujeres no deben tener más de 88 centímetros”.

Por último, el especialista advierte de los factores de riesgo no clásicos, entre los que señala a la apnea del sueño, el estrés o el consumo de drogas. Para él, es necesario acudir al médico cada cierto tiempo “para conocer los factores de riesgo de cada uno”.

Reducir 100 calorías diarias en el 90% de los adultos puede prevenir los índices de obesidad de la población

Reducir 100 calorías diarias en el 90 por ciento de los adultos puede prevenir los índices de obesidad de la población, según ha mostrado el estudio Energy balance and obesity, realizado por la Universidad de Colorado (Estados Unidos), en el que se destaca la necesidad de fomentar la práctica de ejercicio físico por ser un requisito “indispensable” para combatir esta enfermedad.

Asimismo, la investigación, que ha sido publicada en la revista Circulation, ha señalado la importancia de comprender cómo funciona el equilibrio energético del organismo, por lo que ha abogado por formar a la población a través de estrategias “más efectivas a las actuales”, para reducir la prevalencia del sobrepeso y obesidad.

De hecho, según han mostrado los expertos, el gasto energético ha disminuido de forma “importante” en el último siglo debido a una menor actividad física diaria. En este sentido, han recordado que existen numerosos estudios que indican cómo niveles superiores de actividad física están asociados a un menor aumento de peso, mientras que niveles más bajos de ejercicio físico se vinculan a un peso mayor.

Y es que, el entorno social influye de manera significativa en el comportamiento de las personas. Por ello, los investigadores han abogado por dotar a la población de infraestructuras que ayuden a desarrollar un estilo de vida más activo y, por tanto, den una mayor accesibilidad a las opciones saludables.

Del mismo modo, consideran “prioritario” realizar esfuerzos en la educación, de forma que se pueda ayudar a la sociedad a comprender el significado y el alcance del concepto “equilibrio energético”, y la importancia que tiene para la salud prevenir la aparición del sobrepeso o la obesidad.

Por otra parte, el estudio ha mostrado también que la restricción alimentaria, por sí sola, no resulta eficaz a la hora de reducir la obesidad, debido a que la fisiología humana está preparada para un elevado nivel de ingesta y de gasto energético al mismo tiempo. De este modo, dicha restricción alimentaria unilateral produce la defensa natural del organismo de mantener su peso actual, alterando la forma en que el cuerpo quema calorías.

“La restricción constante de alimentos es difícil de mantener a largo plazo e igualar la ingesta de energía (calórica) con un alto gasto energético sería más factible para la mayoría de las personas que restringir la ingesta alimentaria para compensar un nivel bajo de consumo de energía”, han comentado los autores del estudio.

Por último, el profesor de Pediatría y Medicina del Campus de Medicina de la Universidad de Colorado y coautor de la investigación, James O. Hill, ha alertado de que si no se aumenta la actividad física de la población, se fomentarán unos niveles “insostenibles” de restricción alimentaria. “Hay que cambiar el mensaje, de “comer menos y moverse más”, por “moverse más y comer mejor””, ha zanjado.

El binomio dieta mediterránea y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad

El binomio dieta y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad, según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), que ha realizado un estudio que se ha publicados en Plos One.

“Finalizada la investigación, la conclusión es muy clara: la práctica de ejercicio físico y la alimentación es clave para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R, de manera que las personas que la padezcan no tienen por qué ser obesas siempre y cuando practiquen deporte y tengan un alto grado de adherencia a la dieta mediterránea. Un hallazgo que abre una puerta de esperanza frente a la creencia de que contra la genética no se podía luchar”, ha señalado la coordinadora de la investigación, la doctora Dolores Corella.

El estudio se centró en el análisis de los dos principales genes relacionados con la obesidad: el FTO y el MC4R. Mientras el FTO, también conocido como “gen de la masa grasa”, es el principal gen asociado con obesidad común en todas las poblaciones y uno de los principales responsables de la acumulación de grasa en humanos; el gen MC4R es el segundo gen en relevancia en los estudios de genoma completo asociados a la obesidad.

Para determinar si su vinculación con el peso corporal (tanto de manera individual como mediante el estudio de su efecto combinado) se podía modular a través de la dieta y el ejercicio físico, los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052 participantes del estudio PREDIMED, midiendo la adherencia de estos sujetos a la dieta mediterránea y a la actividad física mediante cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.

“Tras analizar los resultados observamos que, además de verificar los efectos del gen FTO que confiere predisposición a la obesidad asociándose significativamente con un mayor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y prevalencia de exceso de peso, el gen MC4R tenía efectos aditivos, de manera que las personas con presencia simultánea de ambas variantes genéticas presentaban mayor peso que si solo tenían una de las variantes”, ha señalado Corella.

No obstante, esta experta ha matizado que estos efectos genéticos no son uniformes para todas las personas, “sino que están modulados por el ejercicio físico y la dieta mediterránea”.

“En lo relativo a la interacción de estos polimorfismos con el estilo de vida, pudimos comprobar que en sujetos sedentarios la asociación de esta variante con un mayor IMC o riesgo de obesidad era mayor que en sujetos activos, en los que prácticamente se contrarrestaba esta mayor predisposición genética”, ha asegurado.

El binomio dieta mediterránea y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad

El binomio dieta y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad, según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), que ha realizado un estudio que se ha publicados en Plos One.

“Finalizada la investigación, la conclusión es muy clara: la práctica de ejercicio físico y la alimentación es clave para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R, de manera que las personas que la padezcan no tienen por qué ser obesas siempre y cuando practiquen deporte y tengan un alto grado de adherencia a la dieta mediterránea. Un hallazgo que abre una puerta de esperanza frente a la creencia de que contra la genética no se podía luchar”, ha señalado la coordinadora de la investigación, la doctora Dolores Corella.

El estudio se centró en el análisis de los dos principales genes relacionados con la obesidad: el FTO y el MC4R. Mientras el FTO, también conocido como “gen de la masa grasa”, es el principal gen asociado con obesidad común en todas las poblaciones y uno de los principales responsables de la acumulación de grasa en humanos; el gen MC4R es el segundo gen en relevancia en los estudios de genoma completo asociados a la obesidad.

Para determinar si su vinculación con el peso corporal (tanto de manera individual como mediante el estudio de su efecto combinado) se podía modular a través de la dieta y el ejercicio físico, los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052 participantes del estudio PREDIMED, midiendo la adherencia de estos sujetos a la dieta mediterránea y a la actividad física mediante cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.

“Tras analizar los resultados observamos que, además de verificar los efectos del gen FTO que confiere predisposición a la obesidad asociándose significativamente con un mayor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y prevalencia de exceso de peso, el gen MC4R tenía efectos aditivos, de manera que las personas con presencia simultánea de ambas variantes genéticas presentaban mayor peso que si solo tenían una de las variantes”, ha señalado Corella.

No obstante, esta experta ha matizado que estos efectos genéticos no son uniformes para todas las personas, “sino que están modulados por el ejercicio físico y la dieta mediterránea”.

“En lo relativo a la interacción de estos polimorfismos con el estilo de vida, pudimos comprobar que en sujetos sedentarios la asociación de esta variante con un mayor IMC o riesgo de obesidad era mayor que en sujetos activos, en los que prácticamente se contrarrestaba esta mayor predisposición genética”, ha asegurado.

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Los cánceres de hígado, páncreas y endometrio son los tumores que están más relacionados con la obesidad y diabetes tipo 2

El cáncer de hígado, el de páncreas y el de endometrio son los tumores que muestran una relación más íntima con la obesidad y la diabetes tipo II, según han comentado diversos expertos durante la VIII Reunión Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina Personalizada, organizada por la Fundación Jiménez Díaz en colaboración con el Instituto Roche y Lilly.

Y es que, la diabetes y el cáncer comparten gran parte de los principales factores de riesgo modificables implicados en su desarrollo y en sus complicaciones, como la obesidad, el sedentarismo y el hábito tabáquico, y tienen también idénticas rutas biológicas, como la resistencia a la insulina y la inflamación crónica.

“La presencia de obesidad/diabetes tipo II puede causar o favorecer el desarrollo de un tumor”, según ha declarado la doctora de la Unidad de Epidemiología del Cáncer del Centro Nacional de Epidemiología (ISCIII), Marina Pollán, quien ha señalado que “ser obeso y/o diabético es un factor de mal pronóstico del cáncer”.

De hecho, trabajos clásicos ya apuntaban que el exceso de ingesta de comida, muy superior a las necesidades fisiológicas, se erige en un factor de riesgo de primer orden para sufrir ciertos tipos de tumores. Ahora, estos hallazgos clínicos han podido ser corroborados, de forma que se insiste en que la obesidad (estrechamente ligada a la diabetes tipo 2) es la “principal causa evitable” de cáncer en no fumadores.

Y es que, según han evidenciado los expertos, estas enfermedades “no sólo” comparten factores de riesgo comunes, sino que también se han identificado asociaciones biológicas entre ellas. Además, dado que la obesidad es el principal factor de riesgo de la diabetes mellitus tipo 2, muchas de las asociaciones encontradas entre el sobrepeso y el cáncer se reproducen en el caso de la diabetes.

Además, a los pacientes con cáncer les va peor si tenían previamente ya el diagnóstico de diabetes. “Ser diabético es un factor de mal pronóstico para el cáncer”, ha recalcado Pollán.

Tratamientos antidiabéticos

Por otra parte, los expertos han asegurado que los tratamientos antidiabéticos tienen una cierta incidencia en el riesgo de cáncer. En este sentido, han comentado que ciertos análogos de la insulina pueden elevar la incidencia de tumores, y han subrayado que antidiabéticos orales clásicos, como la metformina, pueden ejercer un moderado efecto protector frente al cáncer.

“La solución a esta nefasta vinculación entre diabetes/obesidad y cáncer pasa, sobre todo, por adoptar medidas preventivas comunes, es decir, por comer menos y hacer más ejercicio. Pero también se requieren nuevos tratamientos para hacer frente a la epidemia de diabetes y obesidad”, ha indicado Pollán.

Por su parte, el jefe del Servicio de Nefrología e Hipertensión del Instituto de Investigación Sanitaria-Fundación Jiménez Diaz, Jesús Egido, ha asegurado que actualmente los pacientes diabéticos están “mejor tratados que nunca”, los médicos generales están “muy bien” formados para controlar la glucemia, la hipertensión o la dislipemia y, además, la innovación en fármacos para el control general de la diabetes es cada día “mayor”.

Sin embargo, a pesar de estos avances, este especialista ha reconocido que el número de diabéticos incrementa de manera sustancial, sobre todo debido al tremendo aumento del sobrepeso y de la obesidad. Así, ante este reto, y además de insistir en la implementación de las conocidas medidas de hábitos de vida saludable, la principal esperanza pasa por el uso de nuevas y prometedoras estrategias terapéuticas.

“La diabetes tipo 2 asociada a sobrepeso y obesidad es una enfermedad muy prevalente, pero heterogénea y que exige enfoques específicos en los que la diana terapéutica no sea únicamente el control metabólico sino la disminución de la grasa proinflamatoria (fundamentalmente la visceral)”, ha comentado la doctora del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), Clotilde Vázquez.

Un nuevo enfoque en diabetes/obesidad: las incretinas

En esta nueva concepción encajan los conocidos análogos de las incretinas, un grupo de fármacos capaces de producir el efecto de las incretinas naturales (GLP-1 y GIP, hormonas del tracto gastrointestinal), es decir, estimulan la producción de insulina y la supresión del glucagón ante la llegada de comida al aparato digestivo, induciendo también otros efectos positivos sistémicos a medio y largo plazo y sobre el Sistema Nervioso Central (fundamentalmente en relación a la saciedad).

Todo ello, según ha comentado Vázquez, consigue un “mejor control” de la glucemia postprandial, restaura el pico precoz de insulina postprandial y corrige la hiperglucagonemia tan frecuente en la diabetes tipo 2. De hecho, su mecanismo de acción es completamente nuevo y (salvo el caso de la metformina) mucho más fisiológico que otros fármacos.

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Desaconsejan el uso de suplementos alimenticios en pacientes con cáncer

El Estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer) puesto en marcha a principios de los años 90 en Europa, trata de poner de manifiesto la relación existente entre dieta, estado nutricional, estilos de vida, factores ambientales y la incidencia de diferentes tipos de cáncer. “De este modo, se pretende mejorar el conocimiento científico sobre los factores nutricionales implicados en el cáncer y aportar las bases científicas para intervenciones de Salud Pública, dirigidas a promover una dieta y estilos de vida saludables”, explica la doctora Pilar Gómez Enterría, coordinadora del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

En este sentido, asegura la doctora Irene Bretón, miembro de la Junta Directiva de la SEEN, el uso de los suplementos alimenticios como medida para prevenir la desnutrición que el tratamiento ocasiona en ocasiones en los pacientes oncológicos “no sólo no ha demostrado tener las mismas propiedades que una alimentación basada en alimentos de origen vegetal, en muchas ocasiones, puede tener un efecto contrario, aumentando el riesgo de determinados cánceres. De hecho, en personas sanas los suplementos de vitamina A con betacarotenos y hierro incrementan el riesgo de cáncer de pulmón tanto en fumadores como en exfumadores”.

Desnutrición en los pacientes con cáncer

En los pacientes con cáncer es frecuente la afectación, en mayor o menor medida, del estado de nutrición. Depende del tipo de tumor, su localización o el estadio evolutivo en que se encuentre la enfermedad. Entre otras, las causas de esta desnutrición se asocian, por un lado, con el propio tumor, y, por otro, con el tratamiento que se aplica: cirugía, quimioterapia, radioterapia, etc.

Es fundamental que un paciente oncológico esté bien nutrido. “La desnutrición afecta negativamente la tolerancia a los tratamientos oncológicos. Un enfermo desnutrido tolera peor la quimioterapia, lo que en muchas ocasiones obliga a disminuir la dosis o a espaciar los ciclos de tratamiento. Otro tanto ocurre con la radioterapia”, puntualiza la experta.

“Es frecuente que los pacientes experimenten pérdida de apetito, aumento de la sensación de saciedad, e incluso alteración del gusto de los alimentos”, indica la doctora Bretón. “Este hecho condiciona, en muchas ocasiones, aversiones a ciertos alimentos, como la carne, también son frecuentes los síntomas digestivos, como náuseas, vómitos o diarrea, por lo que la dieta del paciente deberá adaptarse a estas circunstancias”, concluye esta experta.

Las necesidades nutricionales de estos pacientes son, en general, superiores a las de una persona sana, debido en parte a los trastornos metabólicos que produce el propio cáncer y al tratamiento que se aplica. “No hay ningún alimento ni ningún tipo de dieta milagrosa que curen el cáncer”, asegura la doctora Enterría. “Como en cualquier situación, fisiológica o patológica, lo adecuado es realizar una dieta equilibrada, variada y ajustada a las necesidades nutricionales de cada enfermo, procurando incluir todos los grupos de alimentos y rotando la elección de los alimentos incluidos en cada grupo”.

Dieta personalizada

Teniendo en cuenta estas recomendaciones, cabe destacar, según la doctora Gómez Enterría, que es necesario adaptar e individualizar la dieta en cada persona, de manera que sea suficiente en macro y micronutrientes y sus características deben ajustarse en función de los síntomas que presentan. En este punto es clave la labor de un especialista, y en este sentido, el endocrinólogo es uno de los facultativos que mejor pueden ayudar al paciente a diseñar la dieta, los hábitos de vida y la pauta de ejercicios más óptima para luchar contra la enfermedad valorando según los casos, la necesidad de asociar suplementos nutricionales orales o, incluso, nutrición artificial para conseguir el aporte de los requerimientos nutricionales.

“Hoy en día- asegura la doctora Bretón- existe la posibilidad de nutrir a estos pacientes cuando, por su enfermedad o como consecuencia de los tratamientos que precisa para controlarla, no pueden hacerlo con alimentos naturales. La nutrición enteral permite administrar nutrientes directamente al tracto digestivo. Es posible, incluso, administrar nutrientes directamente a la sangre, por medio de la nutrición parenteral”.

Consejos nutricionales para pacientes con cáncer

– Realizar entre 5-6 comidas pequeñas al día.

– Adaptar el horario de comidas, sabiendo que por la mañana, se toleran mejor los aportes calóricos más altos.

– Aprovechar para realizar comidas fuertes en los momentos de mayor ánimo y menor fatiga.

– Variar al máximo las comidas, cuidando especialmente su presentación, buscando un ambiente agradable.

– Se debe de mantener una higiene bucal adecuada después de la ingesta.

– Masticar lentamente y con la boca cerrada, para evitar tragar aire.

– Ingerir líquidos preferiblemente después de las comidas, evitando las bebidas gaseosas.

– Evitar las comidas con sabores y olores fuertes. Evitar también alimentos picantes o que produzcan gases.

– Evitar las temperaturas extremas de los alimentos.

– Adaptar la textura y consistencia de los alimentos a la situación de cada paciente. Suelen tolerarse mejor los alimentos al horno o hervidos. Los fritos y rebozados producen saciedad.

El Estudio EPIC

El Estudio EPIC se está llevando a cabo con 520.000 sujetos sanos, entre 35 y 65 años, de los cuales el 70% son mujeres, con hábitos alimenticios heterogéneos. 23 centros de 10 países europeos (Alemania, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Noruega, Reino Unido y Suecia) participan en este estudio coordinado por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) y el Imperial College de Londres. Asturias, Granada, Guipúzcoa, Murcia y Navarra son las cinco provincias españolas participantes que -coordinadas por el Instituto Catalán de Oncología de Barcelona- aportan un total de 40.000 participantes.

En opinión de la doctora Gómez Enterría, “el seguimiento a lo largo de estos años de la cohorte del Estudio EPIC está permitiendo establecer relaciones causales ente dieta/estilo de vida y la incidencia del cáncer, determinando qué factores dietéticos pueden favorecer el riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres y cuáles en cambio pueden tener un efecto protector”. “Se ha confirmado -apunta la doctora- que aquellas poblaciones que tienen una alta adherencia a la dieta mediterránea presentan menos casos de cáncer en general, y sobre todo, de los cánceres relacionados con el tabaco, que aquellas que tienen una adherencia escasa a dicha dieta”.