El Estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer) puesto en marcha a principios de los años 90 en Europa, trata de poner de manifiesto la relación existente entre dieta, estado nutricional, estilos de vida, factores ambientales y la incidencia de diferentes tipos de cáncer. “De este modo, se pretende mejorar el conocimiento científico sobre los factores nutricionales implicados en el cáncer y aportar las bases científicas para intervenciones de Salud Pública, dirigidas a promover una dieta y estilos de vida saludables”, explica la doctora Pilar Gómez Enterría, coordinadora del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
En este sentido, asegura la doctora Irene Bretón, miembro de la Junta Directiva de la SEEN, el uso de los suplementos alimenticios como medida para prevenir la desnutrición que el tratamiento ocasiona en ocasiones en los pacientes oncológicos “no sólo no ha demostrado tener las mismas propiedades que una alimentación basada en alimentos de origen vegetal, en muchas ocasiones, puede tener un efecto contrario, aumentando el riesgo de determinados cánceres. De hecho, en personas sanas los suplementos de vitamina A con betacarotenos y hierro incrementan el riesgo de cáncer de pulmón tanto en fumadores como en exfumadores”.
Desnutrición en los pacientes con cáncer
En los pacientes con cáncer es frecuente la afectación, en mayor o menor medida, del estado de nutrición. Depende del tipo de tumor, su localización o el estadio evolutivo en que se encuentre la enfermedad. Entre otras, las causas de esta desnutrición se asocian, por un lado, con el propio tumor, y, por otro, con el tratamiento que se aplica: cirugía, quimioterapia, radioterapia, etc.
Es fundamental que un paciente oncológico esté bien nutrido. “La desnutrición afecta negativamente la tolerancia a los tratamientos oncológicos. Un enfermo desnutrido tolera peor la quimioterapia, lo que en muchas ocasiones obliga a disminuir la dosis o a espaciar los ciclos de tratamiento. Otro tanto ocurre con la radioterapia”, puntualiza la experta.
“Es frecuente que los pacientes experimenten pérdida de apetito, aumento de la sensación de saciedad, e incluso alteración del gusto de los alimentos”, indica la doctora Bretón. “Este hecho condiciona, en muchas ocasiones, aversiones a ciertos alimentos, como la carne, también son frecuentes los síntomas digestivos, como náuseas, vómitos o diarrea, por lo que la dieta del paciente deberá adaptarse a estas circunstancias”, concluye esta experta.
Las necesidades nutricionales de estos pacientes son, en general, superiores a las de una persona sana, debido en parte a los trastornos metabólicos que produce el propio cáncer y al tratamiento que se aplica. “No hay ningún alimento ni ningún tipo de dieta milagrosa que curen el cáncer”, asegura la doctora Enterría. “Como en cualquier situación, fisiológica o patológica, lo adecuado es realizar una dieta equilibrada, variada y ajustada a las necesidades nutricionales de cada enfermo, procurando incluir todos los grupos de alimentos y rotando la elección de los alimentos incluidos en cada grupo”.
Dieta personalizada
Teniendo en cuenta estas recomendaciones, cabe destacar, según la doctora Gómez Enterría, que es necesario adaptar e individualizar la dieta en cada persona, de manera que sea suficiente en macro y micronutrientes y sus características deben ajustarse en función de los síntomas que presentan. En este punto es clave la labor de un especialista, y en este sentido, el endocrinólogo es uno de los facultativos que mejor pueden ayudar al paciente a diseñar la dieta, los hábitos de vida y la pauta de ejercicios más óptima para luchar contra la enfermedad valorando según los casos, la necesidad de asociar suplementos nutricionales orales o, incluso, nutrición artificial para conseguir el aporte de los requerimientos nutricionales.
“Hoy en día- asegura la doctora Bretón- existe la posibilidad de nutrir a estos pacientes cuando, por su enfermedad o como consecuencia de los tratamientos que precisa para controlarla, no pueden hacerlo con alimentos naturales. La nutrición enteral permite administrar nutrientes directamente al tracto digestivo. Es posible, incluso, administrar nutrientes directamente a la sangre, por medio de la nutrición parenteral”.
Consejos nutricionales para pacientes con cáncer
– Realizar entre 5-6 comidas pequeñas al día.
– Adaptar el horario de comidas, sabiendo que por la mañana, se toleran mejor los aportes calóricos más altos.
– Aprovechar para realizar comidas fuertes en los momentos de mayor ánimo y menor fatiga.
– Variar al máximo las comidas, cuidando especialmente su presentación, buscando un ambiente agradable.
– Se debe de mantener una higiene bucal adecuada después de la ingesta.
– Masticar lentamente y con la boca cerrada, para evitar tragar aire.
– Ingerir líquidos preferiblemente después de las comidas, evitando las bebidas gaseosas.
– Evitar las comidas con sabores y olores fuertes. Evitar también alimentos picantes o que produzcan gases.
– Evitar las temperaturas extremas de los alimentos.
– Adaptar la textura y consistencia de los alimentos a la situación de cada paciente. Suelen tolerarse mejor los alimentos al horno o hervidos. Los fritos y rebozados producen saciedad.
El Estudio EPIC
El Estudio EPIC se está llevando a cabo con 520.000 sujetos sanos, entre 35 y 65 años, de los cuales el 70% son mujeres, con hábitos alimenticios heterogéneos. 23 centros de 10 países europeos (Alemania, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Noruega, Reino Unido y Suecia) participan en este estudio coordinado por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) y el Imperial College de Londres. Asturias, Granada, Guipúzcoa, Murcia y Navarra son las cinco provincias españolas participantes que -coordinadas por el Instituto Catalán de Oncología de Barcelona- aportan un total de 40.000 participantes.
En opinión de la doctora Gómez Enterría, “el seguimiento a lo largo de estos años de la cohorte del Estudio EPIC está permitiendo establecer relaciones causales ente dieta/estilo de vida y la incidencia del cáncer, determinando qué factores dietéticos pueden favorecer el riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres y cuáles en cambio pueden tener un efecto protector”. “Se ha confirmado -apunta la doctora- que aquellas poblaciones que tienen una alta adherencia a la dieta mediterránea presentan menos casos de cáncer en general, y sobre todo, de los cánceres relacionados con el tabaco, que aquellas que tienen una adherencia escasa a dicha dieta”.