Alzheimer, personas con párkinson, cuidadores, dependencia

Un estudio del CABD concluye que el ejercicio físico retrasa el envejecimiento en personas mayores

Investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), centro mixto de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla y la Junta de Andalucía, han publicado un artículo en la revista Biogerontology en el que presentan los resultados de los trabajos realizados con personas mayores y jóvenes para determinar el efecto del ejercicio físico sobre parámetros antioxidantes en la sangre, que concluye que el ejercicio físico en las personas mayores incrementa los niveles de coenzima Q10 y la actividad antioxidante en sangre, lo que redunda en un retraso del envejecimiento.

Los investigadores españoles han realizado un estudio del efecto del ejercicio sobre parámetros bioquímicos relacionados con la prevención de la oxidación del colesterol en sangre. Personas de ambos géneros y de edades comprendidas entre los 19 y 25 años para el grupo de personas jóvenes o alrededor de los 68 años para las personas mayores han intervenido voluntariamente en este estudio. Los voluntarios jóvenes fueron reclutados de entre los estudiantes de la UPO, mientras que las personas mayores fueron reclutadas de diferentes centros de mayores de Dos Hermanas y Sevilla capital.

El estudio consistió en establecer la actividad física habitual semanal de estas personas y relacionarlo con parámetros bioquímicos en sangre que afectan a la salud general tales como colesterol y triglicéridos. Igualmente, se determinó el efecto del ejercicio físico sobre parámetros antioxidantes en la sangre relacionados con la prevención de la oxidación de las lipoproteínas de alta (HDL) y baja densidad (LDL), es decir, el colesterol, en la sangre. El coenzima Q10 es uno de los factores principales en la defensa antioxidante del colesterol en plasma, tanto del HDL como del LDL y, especialmente en el caso del LDL, en la prevención de problemas cardiovasculares asociados al desarrollo de la aterosclerosis.

Los investigadores de la Olavide han encontrado que las personas responden de manera diferente a los niveles de coenzima Q10 y al daño oxidativo en el plasma sanguíneo dependiendo de su edad. Mientras que los jóvenes que mantienen una alta actividad física presentan un menor daño medido como oxidación del colesterol en la sangre, pero con un menor nivel de esta coenzima en ella, las personas mayores presentan un perfil contrario, es decir, sus niveles de la Q10 en la sangre suben cuando mantienen una mayor actividad física y así mantienen un menor nivel de oxidación de lípidos y de colesterol LDL.

En segundo lugar, los investigadores han establecido que la práctica de la actividad física en las personas mayores previene el daño oxidativo manteniendo altos niveles de coenzima Q en su sangre, similares a los de las personas jóvenes. Así, en personas mayores sedentarias, los niveles de coenzima Q10 fueron del orden de la mitad respecto de los niveles alcanzados por las personas mayores que mantenían una mayor actividad física.

Niveles de oxidación similares a los de jóvenes

Este hecho provoca que la cantidad de coenzima Q10 disponible para ser utilizado en la prevención del daño oxidativo sea mayor en las personas mayores que mantienen una alta actividad física y, por tanto, presenten una mayor protección antioxidante. De hecho, obtuvieron una relación inversa respecto al daño oxidativo, es decir, mayores niveles de coenzima Q10 en la sangre de estas personas estuvieron relacionados con menores niveles de oxidación de lípidos y, en especial, de LDL. Así, mientras que la oxidación de estas partículas aumenta con la edad, las personas mayores que mantienen una alta actividad física mantienen niveles similares a los encontrados en personas de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años.

De acuerdo con estos resultados, “la respuesta fisiológica de las personas frente al ejercicio depende de su edad, y este estudio muestra que es importante centrar los trabajos en el grupo de edad al que va dirigido, en este caso las personas mayores, ya que la respuesta puede diferir entre personas mayores y personas jóvenes o maduras”, indica Guillermo López-Lluch, investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo y profesor del área de Biología Celular del Departamento de Fisiología, Anatomía y Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide.

Igualmente, López-Lluch incide en el hecho de que este estudio “demuestra que el mantener una moderada o alta actividad física a edades avanzadas influye de una manera muy positiva en la prevención de los problemas cardiovasculares, no sólo a nivel vascular como se ha demostrado en otros estudios sino también en la regulación de los sistemas antioxidantes que influyen en el progreso de la aterosclerosis”.

El estudio, ha explicado el investigador, incide en la importancia que la coenzima Q10 tiene para prevenir la oxidación del colesterol en la sangre y que los niveles de este importante lípido pueden ser regulados mediante hábitos de vida activos, “de manera que un estilo de vida sedentario está afectando de una manera muy negativa a la capacidad antioxidante natural en la sangre y provocando una mayor oxidación del colesterol en la sangre; la adquisición de hábitos de vida más activos influirá muy positivamente en los mecanismos propios del cuerpo para prevenir el daño oxidativo en el colesterol y, por tanto, en la prevención de la aparición o progreso de enfermedades cardiovasculares”.

Este estudio, financiado por el Centro Andaluz de Medicina del Deporte de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, aporta una pieza más, ha concluido López-Lluch, para incidir en “la importancia que terapias preventivas basadas en la adquisición de hábitos de vida más saludables relacionados con la nutrición y la actividad física tienen en la prevención y tratamiento de enfermedades que afectan a grandes grupos de población y en especial a personas mayores, como la aterosclerosis”.

depresión

La regulación emocional mejora los tratamientos en trastornos alimenticios

Un estudio del Hospital Universitario de La Paz demuestra que la incorporación de factores emocionales mejora el resultado de los tratamientos en pacientes con trastorno de conducta alimentaria (TCA) e incorpora la relación entre las dificultades de regulación emocional y la imagen corporal.

El estudio ha estado dirigido por la psicóloga clínica de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del centro, Rosa Calvo, y presentado en el Colegio de Psicólogos de Madrid en un acto presidido por la viceconsejera de Ordenación Sanitaria e Infraestructuras, Belén Prado.

El estudio trata de poner de manifiesto la influencia de las emociones negativas en la distorsión de la imagen corporal en personas que presentan un factor de vulnerabilidad somatosensorial, es decir, una sensibilidad excesiva a los estímulos negativos y que puede ser un biomarcador de los trastornos de la conducta alimentaria.

Concluye también que si no se tienen en cuenta los aspectos emocionales “las mejorías son inestables y llevan a recaídas”. Aparte, afirma que las dificultades de regulación emocional aumentan en todas las pacientes, por lo que “la enseñanza de las emociones, su reconsideración y afrontamiento saludable debería ser incluida en cualquier programa de tratamiento y prevención, especialmente en grupos de riesgo”.

El estudio pone de manifiesto que los trastornos de la conducta alimentaria surgen en personas “que desconocen la importancia de reconocer y expresar sus emociones y que tal conocimiento produce un efecto saludable sobre la salud física y psíquica”. En este sentido, se disminuye la culpa de los pacientes y aumenta su esperanza y además contrarresta el desánimo.

Unidad especializada

El estudio forma parte de un proyecto global del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario La Paz para la atención integral de estos trastornos, según remarca el centro.

Así, La Paz incorpora en los próximos meses a su cartera de servicios la rehabilitación neurocognitiva de pacientes con trastornos de la conducta alimentaria y tiene prevista la apertura de un comedor terapéutico para estos pacientes.

La Unidad de TCA del Hospital La Paz atiende al año una media de 164 pacientes y organiza tratamientos individuales y grupales para pacientes adultos y adolescentes, así como para familiares.

En 2013 atendió un total de 206 pacientes en todo el área. En régimen de tratamiento intensivo se atendieron 30 pacientes nuevos y en total 126 pacientes entre adultos y adolescentes.

Este programa de tratamiento intensivo se inició en 2012 y está dirigido a los pacientes nuevos, más graves o de larga evolución. En la Unidad de Hospitalización ingresan al año una media de 19 pacientes. En 2013 la estancia media ha sido de 17 días, lo que supone un descenso de 5 días en el tiempo de hospitalización de los pacientes, respecto a 2012.

niveles de H

Diseñan un programa para que los pacientes con diabetes tipo 1 controlen su hipoglucemia sin ansiedad

Un equipo del King College de Londres (Reino Unido) ha desarrollado un programa para pacientes con diabetes tipo 1 que en apenas seis semanas puede ayudar a las personas a controlar su ansiedad cuando tienen bajos los niveles de azúcar en sangre, informa la revista Diabetes Care.

Las personas con diabetes tipo 1 que necesitan insulina para sobrevivir corren el riesgo de sufrir hipoglucemia, un problema que también puede afectar a los pacientes diabetes tipo 2, especialmente si utilizan insulina o sulfonilureas.

Esta falta de azúcar suele provocarles temblores, confusión, sudoración e incluso problemas de visión, lo que puede afectarles a la hora de controlarse los niveles de glucosa”, ha explicado el psicólogo Andrew Keen de la Universidad de Aberdeen (Escocia) que no participó en el estudio.

Además, hay pacientes que pierden la capacidad de reconocer estos síntomas, y una hipoglucemia no tratada puede provocar convulsiones e incluso la pérdida del conocimiento. Y en otros casos, hay pacientes que no prestan atención cuando sus niveles están demasiado bajos, por falta de conciencia de los peligros que puede conllevar.

Para contrarrestar estas situaciones y concienciar al paciente diabético, la investigadora Stephanie Amiel y su equipo idearon un programa para formar a los pacientes sobre los síntomas de la hipoglucemia para evitarla, y asimismo combatir las posibles barreras emocionales que pudieran surgir.

El entrenamiento consistió en tres sesiones de grupo semanales, durante todo un día cada una, y un seguimiento individual en persona y por teléfono durante las semanas cuatro y cinco, con una sesión de grupo de todo el día final centrado en la prevención de recaídas. Además, siguieron a los pacientes durante un año después de finalizar el programa.

Entre los 23 participantes que completaron el programa, 14 informaron de que se habían desmayado a lo largo del año previo al inicio del estudio como consecuencia de un nivel bajo de azúcar, tres admitieron que incluso habían acudido a urgencias y otros tantos que habían tenido que ser ingresados.

En cambio, después del programa el número de episodios de hipoglucemia grave se redujo de tres a cero, mientras que los casos moderados (aquellos que pudieron ser controlados por el propio paciente) se redujeron de 14 a ninguno.

Además, los pacientes estaban “significativamente menos preocupados” por tener alto el azúcar y, prueba de ello, es que sus niveles no cambiaron.

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Salud y nutrición, los puntos claves en el Plan Estratégico de Pascual

El presidente de Pascual, Tomás Pascual Gómez-Cuétara, ha presentado hoy en Madrid la nueva denominación e identidad corporativa de la empresa.

Como resultado lógico del Plan Estratégico Horizonte 2015, la compañía ha cambiado su denominación de Grupo Leche Pascual S.A.U. a Calidad Pascual S.A.U. La nueva identidad, acompañada del lema Tú nuestra razón de ser, comunica eficazmente los dos ejes principales de Pascual: calidad integral y las personas como centro de la compañía.

Además, la nueva identidad trasmite los valores de Pascual (integridad, cercanía, pasión, innovación y calidad) y permite mantener un diálogo directo y claro con todos sus grupos de interés.

“Este cambio es una evolución natural de la identidad anterior. Los productos y servicios de Pascual se mantendrán como hasta ahora y gracias a esta innovación podemos expresar mejor lo que somos: una empresa familiar, con un conjunto de valores consolidado y diferenciador, referente en el sector de la alimentación”, afirmó su presidente, Tomás Pascual.

Avances del Plan Estratégico Horizonte 2015

En el ecuador temporal del Plan Estratégico, gracias al cual “la empresa contará con un posicionamiento sólido en un nuevo entorno competitivo, económico y social sin renunciar a sus valores”, y para acompañar esta apuesta estratégica y reflejar el nuevo enfoque, la compañía ha desarrollado una nueva identidad corporativa bajo el nombre de Calidad Pascual.

El Plan Estratégico y el modelo de gestión de la compañía conllevan el desarrollo de tres grandes líneas estratégicas. La primera se centra en la sostenibilidad y el desarrollo a largo plazo en España de los segmentos clave de Pascual. Así, la compañía afianzará su liderazgo posicionándose en productos enfocados a la salud y la nutrición, en los que ya está presente a través de sus marcas principales: Leche Pascual, Bezoya, Bifrutas, ViveSoy y Caffé Mocay.

La segunda línea de Pascual en el Plan Estratégico Horizonte 2015 busca alcanzar acuerdos que pongan en valor activos considerados no estratégicos para afianzar la estabilidad financiera y afrontar sus compromisos.

Y la tercera línea estratégica continúa la apertura internacional de Pascual desarrollando negocios en mercados clave con claro potencial de crecimiento en colaboración con socios de valores compartidos. Ejemplos ya tangibles son las alianzas en marcha para yogures de larga vida y bebidas vegetales.

En palabras de Tomás Pascual: “Con nuestro Plan Horizonte 2015, Pascual es actualmente una compañía sólida, capaz de cumplir sus compromisos financieros y enfocada al crecimiento y la estabilidad, gracias a una estrategia de liderazgo nacional y desarrollo internacional”.

El presidente de la compañía, desde ahora denominada Calidad Pascual, ha destacado que el Plan Estratégico de la compañía tiene como aspiración crear valor compartido para las personas y la sociedad en su conjunto, y ha señalado que “desde 1969 cuidamos de la salud y nutrición de las personas a través de productos de calidad. Esta es la premisa principal del Plan Estratégico de la compañía, que nos permitirá ser la Pascual de siempre fortalecida en un nuevo entorno”.

Finalmente, el director de Responsabilidad Corporativa y Comunicación de la empresa, Francisco Hevia, ha recordado “el compromiso de Calidad Pascual con la investigación a través del Instituto Tomás Pascual”.

Diabalance, un ejemplo de alianza y de compromiso con los pacientes diabéticos

Una apuesta de Calidad Pascual viene siendo establecer alianzas de crecimiento como los acuerdos de licencia del negocio con Unilever para la marca ‘Flora’, el de comercialización y distribución con Nutrexpa y el suscrito con la farmacéutica Esteve para crear ‘DiaBalance’ para diabéticos.

Diabalance, “es una propuesta en la que situando al consumidor diabético en el centro, le proponemos soluciones tanto para su gestión de las crisis como para su nutrición diaria y de mantenimiento”, explicó Ignacio García-Cano, CEO Director General Ejecutivo de Calidad Pascual.

Más información en www.diabalance.com.

Calidad Pascual S.A.U.

Calidad Pascual, empresa familiar con un conjunto de valores consolidado y diferenciador, referente en el sector de la alimentación, inició su andadura en 1969 en Aranda de Duero, Burgos, para implantarse en poco tiempo en toda España y exportar hoy a 70 países. Con una gama de más de 200 productos, 9 plantas, 26 delegaciones y 2.300 empleados, su principal actividad es la preparación y el envasado de leche, yogures y otros derivados lácteos, café, zumos, agua mineral, bebidas y otros productos a base de soja, huevo líquido ultra-pasteurizado y tortillas.

Calidad Pascual complementa su portfolio con otros productos de valor añadido, gracias a alianzas con empresas como Nutrexpa, Unilever, Laboratorios Esteve, Agua Pedras Salgadas (Grupo Unicer), Kellogg´s, Heinz y Farggi.

Gracias a la actividad de Calidad Pascual, cada vez son más las personas que disfrutan de un nuevo concepto de calidad, más amplio y global, más allá del desarrollo de productos saludables. Calidad Pascual tiene como principio inspirador la aportación de valor y calidad a la vida de las personas, entendida como un compromiso colectivo de superación en la búsqueda diaria de su bienestar.

café y memoria

La cafeína puede mejorar la memoria

café y memoria

El consumo de cafeína es el impulso de energía preferido por millones de personas para despertar o mantenerse activos durante la jornada. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, ha encontrado otro uso para este estimulante: como potenciador de la memoria.

El profesor asistente de Ciencias Psicológicas y Cerebrales en la Escuela Krieger de Artes y Ciencias en la Universidad Johns Hopkins, Michael Yassa, y su equipo vieron que la cafeína tiene un efecto positivo sobre la memoria a largo plazo en los seres humanos. Su investigación, publicada en la revista Nature Neuroscience, muestra que este estimulante mejora ciertos recuerdos, al menos hasta 24 horas después de su consumo.

“Siempre hemos sabido que la cafeína tiene efectos de mejoría cognitiva, pero nunca se había examinado en detalle en los seres humanos sus efectos particulares sobre el fortalecimiento de los recuerdos y cómo genera resistencia a que se olviden”, señala Yassa, autor principal del artículo, en el que destaca que, por primera vez, se ha detectado un efecto específico de la cafeína durante más de 24 horas en la disminución de los olvidos.

Los científicos de Johns Hopkins realizaron un ensayo doble ciego, en el que los participantes que no comían con regularidad o bebían productos con cafeína recibieron un placebo o una pastilla de cafeína de 200 miligramos cinco minutos después de ver una serie de imágenes. Se tomaron muestras de saliva de los participantes antes de ingerir las píldoras para medir sus niveles de cafeína y, posteriormente, una, tres y 24 horas después.

Al día siguiente, se puso a prueba en los dos grupos su capacidad de reconocer imágenes de la sesión analizada el día anterior. En la prueba, algunos de los efectos visuales fueron los mismos que los del día anterior, otros eran nuevos y otros eran similares pero no iguales a los elementos previamente visualizados.

Un número superior de individuos del grupo al que se administró la cafeína fueron capaces de identificar correctamente las nuevas imágenes como “similares” a las ya vistas. La capacidad del cerebro para reconocer la diferencia entre dos elementos similares, pero no idénticos, denominado patrón de separación, refleja un mayor nivel de retención de la memoria, según los investigadores.

El centro de la memoria en el cerebro humano es el hipocampo, un área en forma de caballito de mar en el lóbulo temporal medio del cerebro y que funciona como la caja de conmutación de todos los recuerdos a corto y largo plazo. Casi toda la investigación hecha sobre la memoria, desde los efectos de las conmociones cerebrales en el deporte, lesiones en la cabeza relacionadas con la guerra hasta la demencia en el envejecimiento de la población, se centra en este área del cerebro.

Hasta ahora, los efectos de la cafeína sobre la memoria a largo plazo no se habían examinado en detalle y, entre los pocos estudios realizados, el consenso general era que la cafeína tiene poco o ningún efecto sobre la retención de los recuerdos a largo plazo. Esta investigación es diferente de los experimentos anteriores porque los sujetos tomaron las pastillas de cafeína sólo después de haber visto y tratado de memorizar las imágenes.

Según la Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés), el 90 por ciento de las personas en el mundo consumen cafeína de una forma u otra. En Estados Unidos, el 80 por ciento de los adultos ingieren cafeína todos los días. El adulto promedio tiene un consumo de unos 200 miligramos, la misma cantidad utilizada en este análisis, o alrededor de una taza de café fuerte o dos pequeñas tazas de café al día.

“El siguiente paso es descubrir los mecanismos cerebrales que subyacen en esta mejora”, adelanta. “Podemos utilizar técnicas de imagen cerebral para tratar estas cuestiones. También sabemos que la cafeína está asociada con una longevidad saludable y puede tener algunos efectos protectores de deterioro cognitivo, como en la enfermedad de Alzheimer. Éstas son, sin duda, cuestiones importantes para el futuro”, concluye.

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Cómo prevenir la enfermedad cardiovascular

En el marco de la campaña Menús con Corazón, cuatro blogueros cocineros se han volcado con la salud de los españoles, el Dr. César Romero nos recuerda las pautas a seguir para llevar un estilo de vida saludable ya que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España. Y entre la población femenina la mortalidad es superior a la del cáncer de mama.

El consumo moderado de café no provoca deshidratación

El consumo moderado de café no provoca deshidratación

El consumo moderado de café no provoca deshidrataciónUn estudio publicado en la revista científica PLOS ONE demuestra que no existen evidencias de la relación entre el consumo moderado de café y la deshidratación. La investigación, realizada en la Escuela de Deporte y Ciencias del Ejercicio de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), concluye que la ingesta de cantidades moderadas de café no causa deshidratación sino que contribuye a conseguir la cantidad aconsejada diaria de líquido.

Antiguas investigaciones mostraban los efectos de la cafeína como causantes de la deshidratación, por lo que se supuso que el consumo común de bebidas con cafeína, como el café, también tenían este efecto. Sin embargo, el efecto del consumo moderado de café no puede compararse con el de la cafeína pura. De hecho, antes de la publicación de este nuevo estudio, se habían realizado dos investigaciones sobre los efectos del café en la hidratación, con resultados distintos y no concluyentes.

En cambio, este estudio es el primero que evalúa los efectos del consumo moderado de café comparado con el mismo volumen de agua en la hidratación. Según Sophie Killer, una de las autoras, “a pesar de que faltaban pruebas científicas, había una creencia común de que el consumo de café podía provocar deshidratación. Nosotros queríamos investigar si el consumo moderado de café, bajo condiciones normales, era perjudicial para el estado de hidratación”.

En el estudio se ha utilizado una muestra de 50 hombres bebedores habituales de café, donde se han medido los efectos del consumo moderado de café solo comparado con el consumo del mismo volumen de agua sobre el estado de hidratación. Los sujetos fueron analizados en dos fases. En la primera, los participantes bebieron diariamente cuatro tazas (200 ml) de café o de agua durante tres días; y en una segunda fase los que habían bebido café consumieron agua y viceversa.

Para evaluar el estado de hidratación, los investigadores midieron la masa corporal y la cantidad de agua total y realizaron análisis de orina y sangre. De esta forma, no se encontraron diferencias significativas en los resultados de hidratación entre los que bebieron café y los que tomaron agua. Además, tampoco se observaron diferencias en el volumen de orina y su concentración entre ambos grupos.

“El consumo moderado de café (200 ml diarios) no causó diferencias significativas en la hidratación comparado con el consumo de la misma cantidad de agua”, afirma Sophie Killer. “Concluimos que los consejos de salud pública relacionados con la hidratación deberían ser actualizados reflejando estas conclusiones”.

De hecho, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) incluye desde 2008 en la “Pirámide de la Hidratación Saludable” el café como bebida de consumo diario recomendado para una correcta hidratación.

La investigación realizada por la Universidad de Birmingham ha sido promovida por el Instituto para la Información Científica sobre el Café (ISIC), una organización sin ánimo de lucro dedicada al estudio de evidencias científicas relacionadas con el consumo moderado de café y la salud.

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Las normas sociales influyen en la elección de alimentos

Las normas sociales influyen en la elección de los alimentos, según concluye una investigación realizada por expertos de Reino Unido al hacer una revisión sistemática de 15 estudios experimentales de 11 revistas que estudiaron si el suministro de información sobre los hábitos alimenticios de otras personas influye en la ingesta de alimentos o las opciones que escogen.

Este metaanálisis, cuyos resultados publica Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, encontró que si los participantes recibieron información que indicaba que los demás estaban ingiriendo opciones bajas en calorías o alimentos con alto contenido calórico aumentó significativamente la probabilidad de que los participantes tomaran decisiones similares.

Además, los datos indican que las normas sociales influyen en la cantidad de alimentos que se comen y que el hecho de que otros coman grandes porciones incrementó la ingesta de alimentos por parte de los participantes. También hubo una fuerte asociación entre la comida y la identidad social.

“Si el sentido de sí mismo de una persona está fuertemente orientado por su identidad como miembro de su comunidad local y se percibe que la comunidad come de forma saludable, entonces esa persona podría tender a comer de forma saludable con el fin de mantener un constante sentido de identidad social”, argumenta el investigador principal, Eric Robinson, de la Universidad de Liverpool.

La necesidad de consolidar nuestro lugar en nuestro grupo social es sólo una forma en que las normas sociales influyen en nuestras opciones alimentarias. El análisis también reveló que los mecanismos sociales que influyen en lo que decidimos consumir están presentes incluso cuando comemos solos o estamos en el trabajo, aunque no seamos conscientes de ello.

“Las normas influyen en el comportamiento alterando el grado en que un individuo percibe que la conducta en cuestión es beneficiosa para él. El comportamiento humano puede ser guiado por una norma percibida del grupo, incluso cuando las personas tienen poca o ninguna motivación para complacer a otras personas”, añade Robinson.

“Teniendo en cuenta que en algunos estudios los participantes no creían que su comportamiento estuviera influenciado por las normas de educación alimenticia, parece que los participantes no consideraron conscientemente la norma cuando hicieron su elección de alimentos”, prosigue.

Los científicos advierten que se necesita más investigación pero que este tipo de estudios pueden ayudar a comprender la forma en que las personas toman decisiones sobre el consumo de alimentos y a dar forma a la política pública y los mensajes acerca de opciones saludables. “La evidencia revisada aquí es consistente con la idea de que las conductas alimentarias pueden ser transmitidas socialmente”, comenta Robinson.

“Teniendo en cuenta estas consideraciones, los resultados de esta revisión pueden tener implicaciones para el desarrollo de campañas de salud pública más eficaces para promover la alimentación sana”, agrega. Además, entiende que las políticas o los mensajes que normalizan los hábitos alimenticios saludables o que reducen la prevalencia de creencias que muchas personas comen poco saludable pueden tener efectos beneficiosos sobre la salud pública.

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Un estudio asocia la grasa en la dieta y el exceso de grasa abdominal en adolescentes

La investigación se ha realizado en un contexto en el que la prevalencia de sobrepeso y obesidad entre los adolescentes y, en consecuencia, los problemas asociados a ello han aumentado “considerablemente” en los últimos años, según ha explicado la universidad vasca. El estudio ha sido publicado por revista Clinical Nutrition y forma parte del estudio Helena (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence), financiado por la Comisión Europea.

La profesora de Nutrición y Bromatología en la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Idoia Labayen, investigadora principal del estudio, ha remarcado que, hasta ahora, “se pensaba que aun teniendo una dieta desequilibrada, si hacías mucho ejercicio físico, lo compensabas de alguna manera”. “En este estudio, hemos comprobado que eso no es así”, ha advertido.

El objetivo ha sido estudiar qué papel ejerce el componente lipídico (la grasa de la dieta) en la acumulación de grasa abdominal en los adolescentes. La acumulación de grasa en el abdomen está considerada como la más perjudicial para la salud ya que incrementa el riesgo de padecer problemas cardiovasculares, diabetes mellitus, hipertensión arterial y, entre otros, hipercolesterolemia.

Sin embargo, según ha indicado la universidad, no había trabajos previos que examinaran el papel de la composición de la dieta en el exceso de grasa abdominal en una etapa “tan crítica” del desarrollo como la adolescencia. En este sentido, Labayen ha recordado que los adolescentes son “un grupo de riesgo en cuanto a estilos de vida se refiere, ya que empiezan a tomar sus propias decisiones con lo que quieren o no quieren comer, y viven también una etapa en la cual muchos de ellos dejan de hacer deporte”.

Los investigadores trabajaron con una submuestra de 224 adolescentes que participaron en el estudio Helena, de un total de más de 3.500, en los cuales se midió la grasa abdominal mediante absorciometría dual de rayos X, además de los hábitos dietéticos y la actividad física.

La actividad física no es suficiente en este caso

Algunos autores habían propuesto que las dietas con elevado contenido graso podían incrementar el riesgo de obesidad, incluso sin aumentar el aporte calórico total, lo que supone que, “independientemente de las calorías totales consumidas, un porcentaje excesivo de grasa en la dieta podría dar lugar a un mayor porcentaje de grasa corporal”.

Los resultados de este estudio confirman esta hipótesis y demuestran que el porcentaje de grasa de la dieta se asocia “significativamente” con un aumento de adiposidad abdominal y que, además, esta relación es independiente de los niveles de actividad física que realizan los adolescentes.

“A pesar de que normalmente la actividad física es un factor de prevención, en este caso en particular, no consigue contrarrestarlo”, ha señalado la investigadora de la UPV/EHU.

El objetivo principal del estudio Helena (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence) es obtener información acerca de la salud cardiovascular y de los hábitos dietéticos y de actividad física de los adolescentes europeos. Recibió en 2011 el primer premio a la mejor difusión de resultados de un proyecto europeo de manos de la Comisión Europea y suma más de 100 publicaciones en revistas internacionales.

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Descubren la molécula responsable de los beneficios del ejercicio

Aunque está claro que el ejercicio puede mejorar la salud y la longevidad, los cambios que se producen en el cuerpo para facilitar estos beneficios están menos claros. Un equipo de investigadores norteamericanos ha descubierto una molécula que se genera durante el ejercicio y contribuye a los efectos beneficiosos del ejercicio sobre el metabolismo, tal y como describen en la edición de enero de la revista Cell Metabolism.

“Nuestro hallazgo refuerza la idea subyacente de que las señales generadas en un órgano están relacionadas con la circulación y la influencia de otros tejidos tales como las células de grasa y el hígado”, explica el autor principal del estudio, el doctor Robert Gerszten, de la División de Cardiología y Cardiovascular del Centro de Investigación en el Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos.

Estudios iniciales del laboratorio de Spiegelman, que colaboró en este estudio, han demostrado que una proteína denominada PGC-1alfa regula genes metabólicos en el músculo y contribuye a la respuesta del músculo al hacer ejercicio. En experimentos realizados en células y ratones, Gerszten y sus colegas forzaron la expresión de PGC-1alfa en las células musculares y luego buscaron metabolitos que se secretan de las células.

Así, identificaron el ácido beta aminoisobutírico (BAIBA) como uno de esos metabolitos y encontraron que aumenta la expresión de los genes que están involucrados con la quema de calorías en las células de grasa. También redujo el aumento de peso y ayudó a equilibrar los niveles de azúcar en sangre en ratones.

Los análisis realizados en estudios sobre el ejercicio en humanos y participantes en el Estudio del Corazón de Framingham revelaron que los niveles de BAIBA aumentan durante el ejercicio y se asocian inversamente con factores de riesgo metabólicos. En concreto, los niveles de BAIBA se correlacionaron inversamente con los niveles de azúcar en sangre en ayunas, insulina, triglicéridos y colesterol total y hubo una tendencia hacia una asociación inversa con el índice de masa corporal (IMC).

Los hallazgos sugieren que BAIBA puede contribuir a la protección frente a las enfermedades metabólicas inducida por el ejercicio. “La manipulación de BAIBA o las enzimas que generan BAIBA puede tener un potencial terapéutico -comenta Gerszten-. La quema de grasa es probable que influya en múltiples aspectos de la salud metabólica relacionados con la diabetes, enfermedades cardiacas y otras condiciones”.

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Las dietas “drásticas” para adelgazar los kilos cogidos en Navidad pueden ser peligrosas

“No hay que tomar medidas dietéticas drásticas, es un error e incluso nos puede colocar en una situación de riesgo especialmente a las personas que tienen alguna patología asociada al sobrepeso”, indicado Salvador, quien recomienda que se adapte la alimentación teniendo en cuenta la situación individual de cada persona.

El experto considera que el comienzo del año “es un buen momento para cambiar los hábitos nocivos para la salud, que incluso había antes de las navidades”, y plantearse una alimentación saludable. Sin embargo, recuerda que es un “error” realizar dietas restrictivas en el contenido calórico o desequilibradas en alimentos.

“Si se hace una dieta muy restrictiva se pierden kilos pero a base de agua y masa magra, que son dos compartimentos necesarios”, advierte el experto que considera que la “clave” para recuperar los hábitos es hacer una alimentación equilibrada y combinarla con actividad física -que debe ser incorporada progresivamente- y, sobre todo, “incluirlo en la vida cotidiana”.

El aumento de peso es una de las mayores preocupaciones de las personas pasadas las fiestas navideñas. Según el presidente de la SEEN, “se estima que se pueden llegar a ganar de 2 a 5 kilos de peso”, ya que “somos muy dados a comer bien y nos gustan los turrones y los dulces”. Esto hace que el mes de enero se llene de propósitos relacionados con la pérdida de peso.

No se trata de quitarse los kilos en unos días, sino “quitarse el exceso de grasa” que se ha acumulado estos días. Y para ello, reitera que se deben “recuperar” hábitos saludables y actividad física de modo que “se pueda ir perdiendo peso de forma paulatina”.

Una encuesta realizada por ‘Sbelta Plus’ muestra que hasta 67 por ciento de los españoles tiene previsto adelgazar después de las fiestas navideñas, aunque sólo un 52 por ciento de los españoles admite que habrá engordado entre 2 y 4 kilos en estas fechas. Y un 23 por ciento cree que el aumento de peso será casi imperceptible.

La dieta mediterránea, una gran ayuda

La dieta mediterránea puede ser una gran ayuda para rebajar los kilos que se han ganado en la Navidad y además ayuda a reducir los riesgos cardiovasculares. “Es una aliada excelente” afirma, y aunque “mucha gente la conoce, no todos la aplican”.

“Hay que hacer una dieta equilibrada: tiene que haber carbohidratos, grasas y proteínas; es preferible el pescado a la carne; hay que tratar de huir de las grasas animales; y en lo que respecta a los azúcares y carbohidratos, hay que tomarlos pero especialmente los complejos, y evitar los dulces”, explica.

Además de cuidar la alimentación, también debemos dormir las horas necesarias, ya que varios estudios han demostrado que la falta de sueño puede favorecer el aumento de la obesidad.

Comer despacio

Comer despacio reduce más la sensación de hambre

 

Comer despacio reduce la ansiedad

Una nueva investigación sugiere que la capacidad de controlar el consumo de energía del cuerpo humano puede verse afectada por la velocidad a la que comemos, de modo que reducir la velocidad de la ingesta de alimentos suprime la sensación de hambre y ayuda a consumir más agua durante la comida, según los resultados publicados en Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics.

Para analizar la relación entre la velocidad de la alimentación y el consumo de energía, un equipo de investigadores del Departamento de Kinesiología en la Universidad Cristiana de Texas, en Estados Unidos, analizó cómo la velocidad de la alimentación afecta a las calorías consumidas durante una comida tanto en sujetos de peso normal como con sobrepeso u obesos.

Los investigadores también recopilaron datos sobre las sensaciones de hambre y saciedad antes y después de las comidas a ritmo rápido y a ritmo lento y el consumo de agua durante estas ingestas de comida.

Mientras que los estudios anteriores han examinado la relación entre la velocidad de alimentación y el peso corporal, la mayoría de esos análisis se realizaron con personas de peso normal. En este nuevo trabajo, los científicos pidieron a un grupo de sujetos de peso normal y con sobrepeso u obesidad que consumieran dos comidas en un entorno controlado.

Todos los sujetos tomaron una comida a una velocidad lenta, para lo que se les enseñó a pensar que no tenían limitaciones de tiempo, tomar bocados pequeños, masticar a fondo y hacer una pausa y dejar la cuchara entre bocado y bocado, y un segundo plato a una velocidad rápida, para lo que se les pidió que pensaran que tenían una restricción de tiempo, tomaran grandes bocados, masticaran rápidamente y no se detuvieran ni dejaran la cuchara en ningún momento.

Al concluir el estudio, los autores encontraron que sólo los sujetos de peso normal tuvieron una reducción estadísticamente significativa en el consumo de calorías durante la comida lenta en comparación con la rápida: 88 kilocalorías (kcal) menos del grupo de peso normal frente a sólo 58 kcal menos en los de exceso de peso u obesos.

“Reducir la velocidad de alimentación condujo a una reducción significativa en la ingesta de energía en el grupo de peso normal, pero no en el grupo de sobrepeso u obesidad. La falta de significación estadística en el grupo con sobrepeso y obeso puede deberse en parte al hecho de que consumieron menos alimentos durante las dos condiciones en comparación con los sujetos de peso normal”, explica la autora principal del estudio, Meena Shah, profesora en el Departamento de Kinesiología de la Universidad Cristiana de Texas.

Menos hambre después de comer despacio

“Es posible que los sujetos con sobrepeso y obesos eran más conscientes de sí mismos y, por lo tanto, comieron menos durante el estudio”, agrega. A pesar de las diferencias en el consumo de calorías entre el peso normal y con sobrepeso y obesidad, el estudio encontró algunas similitudes. Ambos grupos sentían menos hambre más tarde después de la comida lenta que tras la ingesta de la comida rápida.

“En ambos grupos, las sensaciones de hambre fueron significativamente inferiores a los 60 minutos de empezar la comida de forma lenta en comparación con la ingesta de alimentos que hicieron de forma rápida “, destaca Shah. “Estos resultados indican que en los dos grupos podría esperarse menos hambre en una comida que se consume más lentamente”, añade.

Asimismo, tanto los grupos con peso normal como con sobrepeso u obesidad consumieron más agua durante la comida lenta. Durante la condición de ayuno, los participantes de todo el estudio sólo tomaron 25,57 cl de agua, pero durante la situación de ingesta lenta esa cantidad se elevó a 34,1 cl.

El consumo de agua fue mayor durante la comida lenta en comparación con la situación de ingesta rápida de comida en un 27 por ciento en el grupo de peso normal y el 33 por ciento en el grupo de sobrepeso u obesidad. Cuanto mayor sea el consumo de agua durante la condición de comer lentamente probablemente causará mayor distensión del estómago y puede afectar al consumo de alimentos”, argumenta Shah.

Con las tasas de obesidad en aumento entre la población adulta en Estados Unidos, esta información sobre cómo los diferentes grupos de peso consumen alimentos será de utilidad en la elaboración de estrategias para reducir el consumo de energía. “La desaceleración de la velocidad de comer puede ayudar a reducir el consumo de energía y suprimir los niveles de hambre y puede incluso mejorar el disfrute de una comida”, concluye esta experta.