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La comida sana puede ayudar al autocontrol cuando se hace dieta

Muchas personas que hacen dieta tienen dificultades para adherirse a los planes cuando se enfrentan a la tentación de comer alimentos muy calóricos. Sin embargo, los alimentos saludables que están asociados con las dietas, como ensaladas y frutas, pueden recordar a personas que quieren bajar de peso sobre sus metas a largo plazo y mejorar el autocontrol, según concluyó una investigación que se presentó en la Reunión Anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Digestiva (SSIB, en sus siglas en inglés) en Nueva Orleans, Estados Unidos.

Investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido) pidieron a las mujeres que olieran naranjas frescas o chocolate y escribieran sobre los recuerdos provocados por el olor de los alimentos. Los investigadores encontraron que las mujeres que estaban a dieta para bajar de peso comieron un 60 por ciento menos de chocolate después de oler las naranjas frescas en comparación con el aroma del chocolate, mientras las que no hacían dieta ingirieron cantidades similares independientemente de los alimentos a los que estuvieron expuestos antes de picar.

En un segundo estudio, las imágenes de los alimentos o productos no alimentarios (por ejemplo, material de oficina) aparecieron brevemente en la pantalla mientras las participantes completaron una tarea distractora. Cuando se les proporcionó la oportunidad de comer una variedad de alimentos dulces y salados, a quienes se les mostraron imágenes de alimentos saludables comieron menos que las que fueron expuestas a artículos no alimentarios.

Comer alimentos saludables puede ayudar a personas que hacen dieta a reducir el número de calorías que consumen y la comida sana sirve para recordar la meta de la dieta y promueve la sensación de saciedad durante más tiempo.

En un tercer estudio, los científicos dieron a los participantes una ensalada, pan de ajo o agua y luego ofrecieron pizza como plato principal. Encontraron que a pesar de la ensalada y el pan de ajo tenían la misma cantidad de calorías, las mujeres a dieta comieron menos si consumieron el aperitivo de ensalada en comparación con el pan de ajo o el agua, mientras que las que no estaban a dieta comían cantidades similares con la ensalada como aperitivo que con el pan de ajo o el agua.

Pregnant woman getting ultrasound from doctor

La comida basura durante el embarazo altera el desarrollo de la vía de señalización de opioides en los hijos

El consumo de una dieta con comida basura durante el embarazo provoca cambios en el desarrollo de la vía de señalización de opioides en el cerebro del bebé y altera permanentemente la forma en que este sistema funciona después del nacimiento, según concluye una investigación que se presentará en la Reunión Anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Digestiva (SSIB, en sus siglas en inglés), que se celebra en Nueva Orleans (Estados Unidos).

Los opioides son sustancias químicas que se liberan cuando comemos alimentos que son altos en grasa y azúcar y que son responsables de causar la liberación de la dopamina. Los investigadores encontraron que el gen que codifica uno de los opioides endógenos clave, encefalina, se expresó en un nivel superior en los hijos de madres que habían consumido una dieta de comida basura que en los de progenitoras que comieron alimentación estándar.

Este conocimiento sobre el aumento de la encefalina, junto al trabajo previo realizado por este grupo de investigación, que mostró que un bloqueador del receptor opioide fue menos eficaz en la reducción de la ingesta de grasa y azúcar en las crías de ratas alimentadas con comida basura, proporciona evidencia de que la vía de señalización opiode en la descendencia es menos sensible a la exposición a la comida basura.

Al ser menos sensibles a los opioides, significa que los individuos cuyas madres comieron cantidades excesivas de comida basura durante el embarazo y la lactancia, tendrían que comer más comida de este tipo para tener una respuesta (“sensación buena”), lo que los haría más propensos a consumir más de estos alimentos altos en grasa y ricos en azúcar.

Jessica Gugusheff, del Centro de Investigación FoodPlus en la Universidad de Adelaide, directora de esta investigación, afirma que “los resultados de este estudio con el tiempo permitirán informar mejor a las mujeres embarazadas sobre el efecto perdurable que tiene su dieta sobre el desarrollo de las preferencias alimentarias de su hijo durante toda la vida y el riesgo de los efectos metabólicos negativos”.

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Declaración Continuum para impulsar la mejora del control glucémico continuo de los pacientes con diabetes tipo 2

Expertos en el tratamiento de la diabetes de toda España se han unido a la iniciativa de la Declaración Continuum para impulsar la mejora del control glucémico continuo de los pacientes con diabetes tipo 2, que además ha contado con reconocidos miembros del deporte, la cocina y la economía.

La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Alianza en diabetes de Bristol-Myers Squibb y AstraZeneca, incluye una serie de propuestas que, como explica el doctor Josep Franch, médico de Atención Primaria en el Àrea Bàsica de Salut Raval Sud de Barcelona y especialista en diabetes, que ha co-coordinado el proyecto, “superar los obstáculos y avanzar” hacia un control glucémico “óptimo y continuo”, añade el doctor Franch.

Otra de las intenciones manifiestas del proyecto es ayudar en la elección de pautas terapéuticas que mejoren la adherencia e implicar a todas las partes afectadas -profesionales sanitarios, pacientes, asociaciones, administraciones públicas y sociedad en general -.

“Uno de los aspectos novedosos de esta iniciativa es que hemos contado con la participación de expertos en áreas no relacionadas directamente con la medicina pero sí vinculadas con la diabetes y su entorno”, destaca el doctor Franch, quien señala que “han aportado una visión innovadora y nuevos enfoques a la hora de abordar los obstáculos para el buen control glucémico”.

Entre estos expertos se encuentra el cocinero vitoriano Diego Guerrero -galardonado con dos estrellas Michelin-, el economista y expresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Manuel Conte y el aventurero Sebastián Álvaro.

El creador del programa de televisión “Al filo de lo imposible” subraya especialmente la importancia de romper rutinas, y, con el fin de controlar la glucemia, propone crear equipos multidisciplinares formados por todos los profesionales sanitarios relacionados con el abordaje de la diabetes.

“El paciente tiene que conocer bien en qué consiste la diabetes y cuáles son sus implicaciones antes de afrontar el tratamiento y las recomendaciones sobre dieta y ejercicio”, concluye el deportista español.

Declaración Continuum

Los expertos del comité científico de la Declaración Continuum han constatado que, en los pacientes con diabetes tipo 2, se tarda casi tres años en cambiar de monoterapia a un segundo escalón terapéutico ante la falta de un control glucémico adecuado, cuando lo recomendado es hacerlo a los tres meses. Esto se traduce en un mal control del paciente y un aumento de las complicaciones asociadas a la enfermedad.

Los expertos también reconocen que existe cierta resistencia por parte de los médicos a utilizar nuevos medicamentos, especialmente en las fases tempranas de la enfermedad. Esto se debe, en parte, a la tendencia a utilizar fármacos con los que el médico tiene experiencia y se siente cómodo.

Por ello, la Declaración Continuum aboga por favorecer una mayor proactividad de los profesionales a la hora de identificar pacientes con mal control glucémico, fomentar programas de formación de los médicos que incidan sobre el uso racional de los nuevos medicamentos, simplificar el algoritmo terapéutico para la toma de decisiones y llevar a cabo estudios de coste-efectividad de los nuevos fármacos.

Otro de los principales obstáculos para un buen control glucémico continuo es la falta de adherencia al tratamiento por parte de los pacientes. Esta falta de adherencia puede estar relacionada con pautas de tratamiento complejas, con los efectos adversos de los fármacos utilizados en el tratamiento de la diabetes -hipoglucemias, aumento de peso- y con la falta de educación sobre el impacto de la enfermedad.

Para hacer frente a esta barrera, la Declaración Continuum propone tener en cuenta las preferencias de los pacientes a la hora de determinar su tratamiento, avanzando hacia su individualización, potenciar la educación de los pacientes, simplificar los esquemas terapéuticos e implicar más al médico de Atención Primaria en su seguimiento.

Stress humano

Descifradas las interconexiones entre estrés, obesidad, enfermedades metabólicas y dieta

Debido a los cambios de estilo de vida como el sedentarismo y el uso frecuente de comidas grasas, las enfermedades relacionadas con la obesidad están consideradas en estos momentos como una auténtica pandemia a nivel mundial, independientemente de la edad de los individuos, su sexo o grado de desarrollo del país en que viven.

El síndrome metabólico engloba una serie de problemas médicos que aparecen simultáneamente como la diabetes de tipo II, la hiperglucemia, hiperinsulinemia, hipertrigliceridemia e hígado graso. Aunque generalmente se inducen junto con la obesidad, hay casos menos frecuentes en que pueden detectarse en pacientes no obesos.

Junto con la dieta, existen otros factores que parecen influir en el desarrollo de estas enfermedades como es, por ejemplo, el estrés. Sin embargo, hasta este momento, había una gran disparidad de datos clínicos sobre el tema lo que impedía tener una idea clara del problema. Esto se debía a que, al tenerse que estudiar esta influencia en enfermos que ya habían desarrollado la enfermedad, no era posible estudiar cómo se había producido la evolución de dichas enfermedades a lo largo del tiempo y, por tanto, saber si venía antes el “huevo o la gallina”. Además, dado que en el desarrollo de estas enfermedades influye una gran diversidad de factores ambientales (tipo de dieta, hábitos de vida) y genéticos (raza de los individuos, tendencia diferencial de las personas a desarrollar estas enfermedades, sexo, edad, otras enfermedades), los estudios clínicos daban lugar a resultados muy variables y contradictorios entre sí, lo que impedía llegar a conclusiones definitivas.

Por otro lado, al tratarse de personas, otro problema que impedía obtener una solución a esta pregunta era que los estudios debían hacerse de manera no invasiva y durante un tiempo limitado en los pacientes, lo que determinaba que sólo se pudiese estudiar la evolución de un grupo muy reducido de parámetros clínicos y periodos de tiempo muy cortos. Debido a ello, hasta ahora existían datos muy dispares sobre el efecto del estrés, el síndrome metabólico, la obesidad y el tipo de dieta. Así, mientras que unos estudios indicaban una acción protectora del estrés y del sistema nervioso sobre estas enfermedades, otros estudios establecían que su acción en cambio era perjudicial. Tampoco estaba claro si el estrés venía antes del síndrome metabólico o, en cambio, era éste el que inducía la activación del sistema nervioso que inducía respuestas de estrés. Finalmente, había datos contradictorios sobre si la hipertensión inducida por la obesidad podía ayudar o no al desarrollo de algunos de los problemas asociados al síndrome metabólico como era la diabetes de tipo 2.

Resultados de la investigación

Los resultados del estudio, realizados con animales modificados genéticamente y publicados en la revista Cell Metabolism, dan por primera vez una visión clara sobre este problema, indicando que el sistema nervioso y el estrés tienen funciones diferentes en el desarrollo de estas enfermedades en función de la dieta habitual de los individuos. Así, en individuos con dieta sana, el estrés y la hiperestimulación nerviosa favorecen el desarrollo de hígado graso, la diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados como la hiperglucemia, hiperinsulinemia y la hiperlipidemia. En cambio, en individuos con dieta grasa, su papel es en cambio protector, evitando que surjan estas enfermedades e, incluso, la obesidad. Los resultados también permitieron descartar de manera inequívoca que la presión arterial alta contribuya de manera directa al desarrollo de la diabetes de tipo 2 como se postulaba en algún estudio previo.

El estudio también predice que terapias dirigidas contra la rama del sistema nervioso que determina la reacción del organismo al estrés podrían ser de interés para tratar pacientes con síndrome metabólico que no sean obesos. En cambio, esas terapias pasarían a tener efectos perniciosos en caso de ser administradas a pacientes obesos.

“Cuando vimos la disparidad de datos clínicos existentes sobre las interconexiones entre estrés, síndrome metabólico, obesidad y dieta, nos dimos cuenta de que teníamos el animal modelo ideal para resolver las polémicas existentes en este campo” explica el Dr. Xosé Bustelo, profesor de investigación del CSIC que trabaja en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, un centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca.

Durante estudios previos, este equipo había desarrollado un ratón modificado genéticamente para estudiar el posible papel terapéutico de la oncoproteína Vav3 en cáncer y otras patologías. Cuando estos ratones fueron analizados, el grupo pudo comprobar que tenían una alteración desde su nacimiento que hacía que tuviesen continuamente activado el sistema nervioso relacionado con el estrés. “Esto nos dio la idea de utilizarlos para solventar todas las preguntas relacionadas con la acción del estrés sobre enfermedades metabólicas”, comenta el Dr. Mauricio Menacho-Márquez, investigador del Centro de Investigación del Cáncer y primer firmante del artículo de investigación.

En efecto, “estos ratones nos dan un modelo único para estudiar cómo el estrés contribuía a largo plazo al desarrollo o prevención de dichas enfermedades metabólicas, algo que nunca se pudo abordar con pacientes humanos”, añaden los Dres. Bustelo y Menacho-Márquez. De hecho, “el seguimiento periódico de estos ratones desde su nacimiento hasta una edad equivalente a la que tendrían personas con 80 años nos daba una oportunidad única de ver los efectos a largo plazo del estrés y, además, ver cómo éstos variaban en función de la dieta, la edad o la administración de diversos tipos de fármacos”, añade el Dr. Bustelo. Además, “dado que los animales tenían un componente genético homogéneo y condiciones ambientales idénticas, nos permitía establecer correlaciones directas entre las condiciones experimentales y la evolución de la enfermedad y, por tanto, establecer inequívocamente causas y efectos. Esto era imposible de hacer en humanos”, añade el Dr. Menacho-Márquez.

En la investigación también han participado los laboratorios de los Dres. Rubén Nogueiras y Carlos Diéguez, dos investigadores gallegos que trabajan en el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela.

Wasted Young Man

La dieta durante el embarazo puede hacer a los hijos más sensibles al consumo de alcohol y las drogas

La mayoría de las mujeres a la edad de procrear en Estados Unidos tienen sobrepeso “probablemente debido a que comen en exceso alimentos ricos en grasa y/o con alto contenido de azúcar. El aumento de la obesidad prenatal e infantil y el aumento del número de jóvenes que abusan del alcohol y las drogas son problemas que pueden ir en aumento”, comentó Nicole Avena, neurocientífica de investigación en el Instituto del Cerebro McKnight de la Universidad de Florida (Estados Unidos).

En comparación con las crías de las ratas que comían la alimentación habitual de los roedores, las crías de ratas que se alimentaron con dietas ricas en grasa o alto contenido de azúcar durante el embarazo pesaron más de adultos y bebieron más alcohol; y las crías de las ratas que habían seguido dietas altas en azúcar también fueron más sensibles al abuso de drogas como la anfetamina, destacó Avena, cuyo trabajo examinó tres estudios, con una duración cada uno de tres meses y la participación de entre tres y cuatro ratas hembras adultas y entre 10 y 12 crías en cada modelo dietético.

Los investigadores compararon el peso y el comportamiento sobre el consumo de drogas entre las crías de ratas alimentadas con dietas ricas en grasas, sacarosa, o jarabe de maíz con alta cantidad de fructosa, con la descendencia de ratas que tuvieron una alimentación normal de roedores durante la gestación o la lactancia.

Para determinar los efectos de las dietas de las madres durante la gestación, las crías de ratas alimentadas con dietas ricas en grasas, altas en sacarosa o fructosa de jarabe de maíz fueron amamantadas por ratas madres que tomaban comida normal. Para hallar los efectos de las dietas de las madres de las crías durante la lactancia, las crías de madres que habían tomado comida normal fueron amamantadas por madres ratas que comían alimentos altos en alta sacarosa, en grasa o jarabe de maíz de alta fructosa.

La dieta alta en grasa contenía un 50 por ciento de grasa, 25 por ciento de hidratos de carbono y 25 por ciento de proteína, mientras que la dieta de control refleja una dieta recomendada en humanos, con 25 por ciento de grasa, 50 por ciento de hidratos de carbono y 25 por ciento de proteína, según Avena.

La descendencia de las ratas que tenían dietas altas en grasa durante el embarazo bebió significativamente más alcohol en la edad adulta que las crías de ratas con la dieta normal, mientras que no hubo diferencias en la cantidad media diaria de agua que bebieron o la comida que tomaron.

Las crías de las ratas en la dieta alta en grasas durante el embarazo también tenían niveles significativamente más altos de triglicéridos. Las crías de ratas alimentadas con dietas con alto contenido en jarabe de maíz de alta fructosa o sacarosa no mostraron diferencias en los triglicéridos en comparación con el grupo de comida regular.

Para comprobar los efectos de las dietas ricas en sacarosa y el jarabe de maíz alto en fructosa, los expertos dieron a un grupo de las ratas embarazadas una dieta diaria de comida regular más una solución de sacarosa al 10 por ciento o una solución de jarabe de maíz de alta fructosa del 16 por ciento. Los recién nacidos amamantados por las ratas, ya sea de dietas con alta sacarosa o jarabe de maíz de alta fructosa durante el embarazo, bebían más alcohol en comparación con las crías del grupo que no tomó ningún azúcar.

Además, las crías expuestas a cualquiera de las dietas ricas en azúcar antes del nacimiento o durante la lactancia se convirtieron en hiperactivos cuando se administraron dosis bajas de anfetamina, lo que sugiere la sensibilidad a la droga. Estos animales también pesaron significativamente más al final del estudio que los nacidos de las ratas que ingirieron comida regular.

Investigaciones previas con animales de laboratorio y personas han demostrado que comer en exceso alimentos de buen sabor altera sistemas cerebrales de recompensa, y las dietas con exceso de grasa y azúcar pueden causar un aumento del apetito, así como algunos comportamientos como la adicción, según el investigador principal.

“Nuestros hallazgos sugieren que incluso cuando las ratas están todavía en el útero, la exposición a dietas altas en grasas y ricas en azúcar puede, además de aumentar el peso corporal, conducir a una predisposición a beber alcohol y una sensibilidad a las drogas”, concluyó.

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Bloquear la ingesta de azúcar reduce el riesgo o la progresión del cáncer en obesos y diabéticos

Bloquear el azúcar de la dieta y su actividad en las células tumorales puede reducir el riesgo y la progresión del cáncer, según un estudio de investigadores de la Facultad de Medicina de Icahn del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos. El trabajo, realizado en moscas de la fruta y publicado en la revista Cell, proporciona una visión de por qué las enfermedades relacionados con el metabolismo, como la diabetes o la obesidad, están asociadas con ciertos tipos de cáncer, incluyendo de páncreas, mama, hígado y colon.

Ross Cagan, profesor de Biología del Desarrollo y Regenerativa en el Hospital Monte Sinaí, desarrolló un modelo de cáncer en la mosca de la fruta Drosophila que permite a los científicos evaluar las enfermedades en todo el contexto animal y fijar múltiples objetivos genéticos, en vez de sólo mirar a la conexión de un gen de una enfermedad. Este experto usó moscas de la fruta para entender los efectos de la dieta y la resistencia a la insulina en la progresión del cáncer.

Las células utilizan la glucosa para obtener energía y crecer y cuando una célula se vuelve resistente a la insulina, la glucosa se acumula en la sangre en lugar de ser absorbida por la célula, por lo que la célula está hambrienta y conduce a enfermedades metabólicas como la diabetes. Debido a este crecimiento disfuncional, los científicos han estado desconcertados sobre cómo los tumores pueden prosperar en un entorno resistente a la insulina.

“Investigaciones anteriores han establecido una fuerte correlación entre las enfermedades metabólicas y el cáncer de páncreas, mama, hígado y colon, pero no han sabido cómo los tumores crecen tan agresivamente en este entorno si no tienen la energía proporcionada por la glucosa”, señaló Cagan, quien también es Decano Asociado de la Escuela de Graduados de Ciencias Biomédicas en el Monte Sinaí. “Utilizando nuestro modelo de mosca de la fruta, descubrimos cómo los tumores superan la resistencia a la insulina en el cuerpo y utilizan la disfunción metabólica en su beneficio”, añade.

El doctor Cagan y su equipo diseñaron moscas de fruta con expresiones de Ras y Src, dos oncogenes importantes, lo que provoca que desarrollen tumores de cabeza pequeños. A continuación, alimentaron a las moscas con una dieta alta en azúcar que promovió la resistencia a la insulina y encontraron que los niveles altos de azúcar dietético actúan junto con Ras y Src para elevar la sensibilidad a la insulina específicamente en las células tumorales.

El aumento gradual de la señalización de una vía importante que se llama Wingless/Wnt provocó una elevación de los receptores de insulina en las células tumorales que promovió aún más la sensibilidad a la insulina. Esta actividad en cascada llevó a estos tumores pequeños y débiles a comenzar a crecer agresivamente.

Armado con tres nuevos objetivos de drogas, para la glucosa, los oncogenes Ras/Src y Wingless/Wnt, Cagan y su equipo identificaron compuestos que pueden bloquear el proceso. Trataron a las moscas con acarbosa, un tratamiento para la diabetes; un compuesto llamado AD81; y un medicamento llamado pyrvinium. Acarbosa bloquea la conversión de azúcar en glucosa; AD81 detiene Ras/Src y la muerte celular que causan; y pyrvinium inhibe la señalización Wingless/Wnt, por lo que, en conjunto, este cóctel de fármacos reduce sustancialmente el tamaño del tumor y la progresión.

“Nuestro estudio muestra que el azúcar activa los oncogenes en el tumor, que luego promueven la sensibilidad a la insulina, lo que significa que exorbitantes niveles de glucosa en la sangre se vierten en el tumor, sin tener otro lugar adonde ir en el cuerpo resistente a la insulina”, subrayó Cagan. “Hemos identificado una combinación de tres fármacos que detiene esta actividad de señalización y crecimiento del tumor, sin afectar la función normal de las células”, agrega.

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La primera hamburguesa de laboratorio

Así lo ha avanzado durante la retransmisión en directo desde Londres donde dos voluntarios, la experta alimentaria Hanni Rutzler, y un escritor de Estados Unidos, Josh Schonwald, han sido los “pinches” que han probado por primera vez este alimento de laboratorio, aparte del chef Richard McGeown, encargado de cocinarlas.

Este “manjar”, cuyo sabor es similar al de la carne de vaca, según han asegurado, está hecha de carne fabricada en laboratorio, por científicos de la Universidad de Maastricht (Holanda), a partir de células madre de vaca.

La investigación ha sido financiada por el Gobierno Holandés y 300.000 euros de un empresario anónimo que, según ha publicado el Daily Mail, podría ser el primero en probar la hamburguesa, que costará más de 289.500 euros. (250.000 libras). Los expertos han explicado que, en crudo, es una carne gris con una textura resbaladiza similar a la del calamar o a la de la vieira.

Cinco años de investigación

El autor principal del trabajo, el profesor de la Universidad de Maastricht, Mark Post, ha indicado que, actualmente, se está utilizando un 70 por ciento de toda la capacidad agrícola para cultivar carne a través de la ganadería. “Si esto sigue así es necesario crear alternativas, porque sino la carne se convertirá en un alimento de lujo y acabará siendo muy caro”, añade.

Post ha explicado que ha trabajado en conseguir esta hamburguesa durante cinco años, al mismo tiempo que ha asegurado que la creación de la hamburguesa que hoy han consumido se ha “fabricado” en cerca de tres meses en el laboratorio. “Más rápido que una vaca”, ha bromeado.

“Tiene una consistencia perfecta aunque le falta sal y pimienta y su sabor es más suave que la hamburguesa normal”, ha señalado la experta alimentaria, al mismo tiempo que el escritor norteamericano, ha subrayado que le falta grasa a la hamburguesa. “El siguiente paso en la investigación”, según ha adelantado Post.

El proceso de creación

En su página web, “www.culturedbeef.net”, se reseña que uno de los principales objetivos de la misma es ayudar a erradicar el hambre en el mundo y la consiguiente demanda de carne, que creen que va a aumentar hasta en dos tercios, según datos de la propia FAO. “Esta hamburguesa representa el primer paso crucial para buscar una alternativa sostebible a la producción de carne”, subraya.

El proceso de creación de esta carne comienza con la obtención de células madre a partir de los músculos de la vaca. A continuación, se incuban en un caldo nutriente hasta que se multiplican muchas veces. De ahí nace un tejido pegajoso con la consistencia de un huevo cocido.

En este caso, se han fabricado 3.000 tiras de carne de laboratorio que, junto a unas 200 piezas de grasa animal –también realizada en el laboratorio– forman la hamburguesa.

El proceso de creación es todavía muy largo y caro pero, según Post, este proceso podría realizarse en seis semanas, contando desde la obtención de las células madre, hasta que la carne esté en el estante del supermercado. Para el científico, la prueba más difícil es la de una sociedad que le gusta pensar que los alimentos que ingieren “son naturales y no provienen de un tubo de ensayo”.

El primer intento de una hamburguesa de este tipo involucró a ratones y luego se trató de cultivar carne de cerdo antes de colocar la carne de vacuno.

Port ha explicado al diario The Independent que ahora se dedicarán a mejorar esta fórmula. A su juicio, es posible añadir más tejido graso a las fibras para hacerlas más agradables, así como otros nutrientes para hacer la carne sintética más nutritiva e, incluso, más saludable por la reducción de grasas saturadas. Del mismo modo, ha señalado que la carne picada o de relleno para salchichas deberían ser más fáciles de fabricar que un filete.

Según recoge la BBC inglesa, los investigadores dicen que la tecnología podría ser una forma sostenible de cumplir lo que dicen es una creciente demanda de carne, al mismo tiempo que advierte de que los críticos dicen que comer menos carne sería una manera más fácil para hacer frente a la escasez de alimentos previstos.

Eso sí, por el momento, los científicos sólo pueden hacer pequeños trozos de carne, los más grandes requerirían sistemas circulatorios artificiales para distribuir los nutrientes y el oxígeno.

Además, en un comunicado, la organización en defensa de los animales PETA ha celebrado que la puesta en marcha de esta carne cultivada en un laboratorio supondrá el fin de los camiones repletos de vacas y pollos, de los mataderos y de la ganadería intensiva, aparte de que se reducirán las emisiones de carbono, y se producirá, a su juicio, un suministro de productos “más seguro”.

Sobre la seguridad, el investigador señala que es tan seguro su consumo como el de una hamburguesa normal, o incluso su ingesta podría ser “más segura” que la de una hamburguesa corriente.

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La terapia prolongada de antibióticos puede provocar aumento de peso

Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha revelado una correlación directa entre el tratamiento prolongado con antibióticos y el aumento de peso. El trabajo, publicado en la revista Gut Microbes, ha mostrado también un vínculo entre la actividad metabólica de las bacterias intestinales con el índice de masa corporal, la glucemia en ayunas y la resistencia a la insulina.

El intestino está habitado por miles de millones de bacterias que interactúan entre ellas y que son conocidas como microbiota o flora intestinal. Los profesores de Bioquímica y Biología Molecular 2 y de Pediatría de la Universidad de Granada, Antonio Suárez y Cristina Campoy, han señalado que “las bacterias pueden proporcionar actividades y moléculas que no se podrían adquirir por sí mismo y que son esenciales para el correcto desarrollo de los seres humanos”. Además, “la edad, el origen geográfico y otros factores como la obesidad y la dieta, el embarazo, o el uso de antibióticos, pueden modificar considerablemente la diversidad microbiana intestinal”.

De esta forma, los investigadores han analizado por primera vez la actividad metabólica de enzimas de bacterias intestinales presentes en muestras de heces de personas obesas, delgadas y tratadas o no con antibióticos. Así, para la licenciada Esther Hernández, primera autora del estudio, el trabajo ha demostrado que las personas obesas (o con alto índice de masa corporal) y las tratadas con antibióticos presentan un comportamiento metabólico similar, lo que tendría consecuencias en la capacidad de metabolizar los azúcares de la dieta.

Asimismo, “el estudio sugiere que el desarrollo de obesidad y el tratamiento prolongado con antibióticos modifican la flora intestinal de tal forma que sus enzimas se hacen más activas, lo que favorece la rápida y desequilibrada asimilación de carbohidratos y, a su vez, el desarrollo de obesidad, trastornos alimenticios y, en última instancia, diabetes”, ha detallado el investigador del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC, Manuel Ferrer.

El estudio ha sentado las bases para futuras investigaciones que, en última instancia, puedan permitir el diseño de dietas personalizadas basadas en la digestibilidad potencial de polisacáridos de la dieta en función de los perfiles de actividad intestinal para regular el aumento de peso. Así, sería posible, definir los enzimotipos (o conjunto de enzimas intestinales) de cada persona y diseñar prebióticos que garanticen una microbiota intestinal saludable.

De este modo, “los cócteles podrían pasar a formar parte de las guías terapéuticas habituales en tratamientos con antibióticos con el fin de minimizar sus efectos colaterales, ya que sólo a través de un análisis global y detallado de diferentes antibióticos y personas de diferente origen geográfico, edad o estado de salud se pueden desarrollar terapias e intervenciones quirúrgicas personalizadas”, han apuntando los investigadores de la universidad.

La investigación, en la que han participado de la Universidad de Granada, el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia (Icbice), y el Centro Superior de Investigación en Salud Pública (Csisp), ha sido resultado de diferentes trabajos en el marco de una serie de proyectos financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el Instituto Carlos III y la Generalitat Valenciana. Los investigadores también han contado con el apoyo del programa EraNET PathoGenoMics2 promovido por la Unión Europea. Además, parte de los investigadores forman parte del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública.

lactancia materna e inteligencia

La duración de la lactancia, asociada con la inteligencia del niño

lactancia materna e inteligenciaLa evidencia apoya la relación entre la lactancia materna y los beneficios para la salud en la infancia, pero el grado en que la lactancia materna conduce a un mejor desarrollo cognitivo es menos seguro, de acuerdo con el estudio, publicado por JAMA Pediatrics.

Mandy B. Belfort, del Hospital de Niños de Boston, en Estados Unidos, y sus colegas examinaron las relaciones de duración de la lactancia y la exclusividad con la cognición infantil en las edades de 3 y 7 años, así como la medida en que el consumo de pescado durante la lactancia materna se asocia con la alimentación infantil y la cognición más tarde. Los científicos usaron pruebas de evaluación para medir la cognición.

“Una mayor duración de la lactancia materna se asoció con una mayor puntuación a la edad de 3 años en el Peabody Picture Vocabulary Test y con mayor inteligencia en la Prueba de Inteligencia Breve Kaufman a la edad de 7 años, “de acuerdo con los resultados del estudio. Sin embargo, la investigación también detectó que la duración de la lactancia materna no se relacionó con la evaluación de amplio rango de la memoria y las puntuaciones de aprendizaje.

En cuanto a la ingesta de pescado (menos de dos porciones por semana frente a dos porciones o más), la relación entre la duración de la lactancia materna y la evaluación de amplio rango de las habilidades motoras visuales a los 3 años de edad parece ser más fuerte en los hijos de mujeres con mayor consumo de pescado frente a las que lo ingieren menos habitualmente, aunque este resultado no fue estadísticamente significativo, indican los resultados del análisis.

“En resumen, nuestros resultados apoyan una relación causal de la lactancia materna en la infancia con el lenguaje receptivo a los 3 años y con el cociente de inteligencia verbal y no verbal en la edad escolar.Estos hallazgos respaldan las recomendaciones nacionales e internacionales para promover la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y la continuación de la lactancia materna por lo menos hasta 1 año de edad”, concluyen los autores.

En un editorial, Dimitri A. Christakis, del Instituto de Investigación del Hospital de Niños de Seattle (Estados Unidos), escribe: “Los autores informaron un beneficio de cociente intelectual a la edad de 7 años a partir de la lactancia de 0,35 puntos por mes en la escala verbal y 0,29 puntos por cada mes en el no verbal. Así, se espera que la lactancia materna de un bebé durante el primer año de vida aumente su cociente intelectual cerca de cuatro puntos o un tercio de una desviación estándar”. Según este experto, el problema actual no es tanto que la mayoría de las mujeres no inicien la lactancia materna, sino que no la mantienen.

Morning home

Saltarse el desayuno puede aumentar el riesgo de enfermedad coronaria

La idea de que desayuno puede ser la comida más importante del día cobra más fuerza con los resultados de un nuevo estudio, que concluye que dejar de ingerir esta comida puede aumentar el riesgo de enfermedad coronaria.

Los hombres de la investigación que informaron de saltarse regularmente el desayuno tenía un mayor riesgo de un ataque al corazón o enfermedad coronaria mortal, según las conclusiones, publicadas en Circulation: Journal of the American Heart Association.

Los investigadores analizaron los datos de los cuestionarios de frecuencia alimentaria y los resultados sanitarios realizados durante 16 años (1992-2008) de 26.902 hombres profesionales de la salud de las edades 45 a 82 años. Los hombres que informaron que omitían el desayuno tenían un 27 por ciento más de riesgo de ataque al corazón o muerte por enfermedad coronaria que los que informaron no lo hicieron.

Aquellos que no tomaban el desayuno eran más jóvenes que los que sí que lo comían, además de que eran más propensos a fumar, tenían trabajo a tiempo completo, eran solteros, realizaban menos actividad física y bebían más alcohol, según el perfil dibujado gracias al estudio.

Los hombres que comían tarde por la noche (comer después de ir a la cama) tenían un 55 por ciento más de riesgo de enfermedad cardiaca coronaria que quienes no lo hacían. No obstante, los autores no se mostraron muy convencidos de que esto fuera un importante problema de salud pública debido a que pocos hombres en la investigación informaron de este comportamiento.

Durante el estudio, 1.572 los hombres sufrieron eventos cardiacos por primera vez. “Saltarse el desayuno puede conducir a uno o más factores de riesgo, como obesidad, presión arterial alta, colesterol alto y diabetes, que a su vez puede conducir a un ataque al corazón”, afirmó Leah E. Cahill, director del estudio e investigador postdoctoral en el Departamento de Nutrición de la Escuela Pública de Salud de la Universidad de Harvard en Boston, Massachusetts (Estados Unidos).

“Nuestro grupo de estudio ha pasado décadas estudiando los efectos de la calidad y la composición de la dieta, y ahora esta nueva información también sugiere en general los hábitos alimentarios pueden ser importantes para reducir el riesgo de enfermedad coronaria”, dijo Eric Rimm, Sc.D., autor principal y profesor asociado de Epidemiología y Nutrición de la Escuela de Salud Pública y profesor asociado de Medicina en la Harvard Medical School.

Aunque el grupo de estudio estaba compuesto por hombres, el 97 por ciento de ellos de raza blanca, descendientes de europeos, los resultados deberían aplicarse también a las mujeres y otros grupos étnicos, pero esto debe ser probado en estudios adicionales, según los investigadores.

“No se salte el desayuno -aconsejó Cahill-. Tomar el desayuno está asociado con un menor riesgo de ataques cardiacos. Incorporar muchos tipos de alimentos saludables al desayuno es una manera fácil de asegurarse que su comida le proporciona la energía adecuada y un equilibrio saludable de nutrientes, como proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales. Por ejemplo, la adición de frutos secos y fruta picada en un tazón de cereal integral o avena es una gran manera de empezar el día”.

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Hallan una mutación genética relacionada con la obesidad

Investigadores del Hospital de Niños de Boston, en Estados Unidos, han identificado una causa genética de la obesidad severa que, aunque poco frecuente, plantea nuevas preguntas sobre la ganancia de peso y el consumo de energía en la población obesa general. La investigación, publicada en la revista Science, se realizó con estudios genéticos de varios grupos de personas obesas y experimentos en ratones.

Los ratones con la mutación genética ganaron peso, incluso comiendo la misma cantidad de alimentos que sus homólogos normales. El gen afectado, Mrap2, tiene una contraparte humana (MRAP2) y parece estar implicado en la regulación del metabolismo y el consumo de alimentos. “Estos ratones no queman grasa -subraya el investigador principal del estudio, Joseph Machdub, jefe de Endocrinología de Niños de Boston-. Los ratones con la mutación genética ganaron más peso y encontramos mutaciones similares en una cohorte de personas obesas”.

La proteína creada por el gen Mrap2 parece facilitar la señalización a un receptor en el cerebro llamado Mc4r, lo que ayuda a aumentar el metabolismo y disminuir el apetito como parte de una mayor cadena de señalización implicada en la regulación de la energía.

Las células grasas producen la hormona leptina, que provoca a los receptores en el cerebro para instigar a la producción de una segunda hormona, aMSH. Mc4r detecta esta hormona con la ayuda de Mrap2, lo que lleva a una disminución del apetito y el peso. Las mutaciones en esta cadena de señalización, incluidas las mutaciones en Mc4r, son conocidas por aumentar la probabilidad de la obesidad.

Machdub, autor principal junto a Masato Asai, ahora en la Universidad de Nagoya, en Japón, y sus colegas estudiaron ratones con el gen Mrap2 eliminado tanto en general como sólo en el cerebro. En ambos casos, los roedores crecieron hasta aproximadamente dos veces su tamaño normal, un aumento de peso que fue mayor cuando ambas copias de Mrap2 fueron eliminadas, pero los ratones todavía mostraban un incremento de peso y del apetito con una copia funcional del gen.

El aumento de peso fue más pronunciado en los machos que en las hembras, además de que los ratones sin Mrap2 ganaban peso más exageradamente a pesar de llevar la misma dieta alta en grasa que los ratones normales. Sorprendentemente, mientras que los ratones sin Mrap2 no comían más al principio, todavía aumentaron de peso más rápido que los controles.

Más tarde, su apetito aumentó y continuaron subiendo más de peso que los controles, incluso con la misma dieta y cantidad de alimentos. Al final, los ratones mutantes tenían que ser alimentados con entre un 10 y un 15 por ciento de la dieta para ganar el mismo peso que sus pares normales, ya que en cuanto no se les restringió la dieta, engordaron.

Para investigar el gen en los seres humanos, Machdub colaboró con Sadaf Farooqi, de la Universidad de Cambridge, entre otros expertos, y analizando grupos de pacientes obesos de todo el mundo. El equipo encontró cuatro mutaciones en el equivalente humano de Mrap2 entre 500 personas, todas en pacientes con obesidad severa, de aparición temprana.

Mientras que el hallazgo sugiere que estas raras mutaciones causan directamente la obesidad en menos del 1 por ciento de la población obesa, los científicos sospechan que podrían producirse otras mutaciones en el gen más comunes y pueden interactuar con otras mutaciones y factores ambientales para causar formas más habituales de obesidad.

“Hemos encontrado otras mutaciones que no eran tan claramente perjudiciales al gen -señala Machdub-. Es posible que algunas de estas mutaciones más comunes en realidad sean patógenas, especialmente en combinación con otros genes en la misma vía”.

Una teoría interesante, llamada la hipótesis del gen ahorrador, sostiene que existen mutaciones raras en genes como Mrap2 que dieron a los humanos una ventaja evolutiva en tiempos de hambruna. En el presente estudio, los expertos en el laboratorio no observaron nada que explicara por qué los ratones mutantes almacenan más energía de los alimentos, como la diferencia en el nivel de actividad o producción de calor.

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El uso de estatinas para reducir el colesterol previene los problemas cardiovasculares

Las estatinas generalmente se prescriben para los pacientes con enfermedad cardiaca u otros factores de riesgo del ataque al corazón; y actúan principalmente mediante la reducción de las lipoproteínas de baja densidad, o colesterol “malo”.

Dado que las enfermedades cardiovasculares se encuentran entre las principales causas de muerte y de discapacidad, los investigadores estudian desde hace tiempo la posibilidad de incluir estatinas como tratamiento preventivo en franjas más amplias de la población. Para probar esta teoría los investigadores, estudiaron su uso sanitario y los gastos que podía suponer su empleo.

Así, Ian Ford, autor principal del informe y experto en bioestadística de la Universidad de Glasgow y sus colegas analizaron datos de un estudio que incluyó a más de 6.000 escoceses de mediana edad con colesterol alto, pero que nunca habían tenido un ataque al corazón. Los participantes, que estaban entre los 45 y 54 años de edad al inicio del estudio, fueron divididos al azar en un grupo que recibió 40 mg de pravastatina diaria – fármaco familia de las estatinas- durante cinco años y otro grupo que recibió un placebo durante el mismo periodo.

Los investigadores controlaron a los sujetos estudiados a través de sus registros de salud durante diez años. En el grupo de las estatinas, 265 hombres tuvieron ataques cardiacos durante el período de estudio de 15 años, en comparación con 369 en el grupo placebo.

Por cada 1.000 hombres que tomaron las estatinas, hubo 163 ingresos hospitalarios menos por problemas de corazón y un ahorro total de 1.836 días en el hospital en comparación con los hombres en el grupo de placebo, según los nuevos resultados publicados en el European Heart Journal.

El grupo de las estatinas tenían menos ingresos por infarto de miocardio, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardiaca, y los investigadores estiman que el grupo de estatinas gastó 4,3 millones de dólares (3,2 millones de euros) en gasto por enfermedad cardiaca, mientras que el grupo placebo se estima que gastó uno 5,4 millones (4 millones de euros).

Los investigadores recuerdan que las estatinas son baratas ya que están disponibles por 12 dólares al mes (9 euros); sin embargo su consumo también conlleva riesgos que deberian tenerse en cuenta antes de utilizarlo en prevención.

“Los riesgos de pérdida de memoria, diabetes, debilidad y problemas musculares son mayores que los posibles beneficios para la mayoría de las personas en la prevención primaria”, según ha señalado la cardióloga Rita Redberg, de la Universidad de California, San Francisco (EEUU).