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Ejercicio físico para prevenir y tratar patologías

Según la OMS, hasta en 14 patologías se debería prescribir ejercicio físico en combinación con la terapia farmacológica. Entre ellas están las enfermedades metabólicas, las cardiovasculares, la bronquitis crónica, la claudicación intermitente, la artrosis o la depresión. Además del efecto sobre la salud física, el ejercicio mejora la función cognitiva por lo que también es altamente recomendable en la población mayor.

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Efectos sobre la salud de los flavonoides contenidos en cerveza, vino y sidra

El análisis de los polifenoles contenidos en las bebidas fermentadas, entre los que destaca el xanthohumol de la cerveza o el resveratrol del vino, el consumo de este tipo de bebidas y su relación con la salud y el control de peso, el papel del consumo moderado de cerveza, vino o sidra en la salud cardiovascular y arterial o la nueva aproximación al estudio de alimentos y bebidas fermentadas son los principales temas que se han tratado en la VI Jornada Científica – Taller sobre Bebidas Fermentadas y Salud de la Cátedra de Bebidas Fermentadas de la Universidad Complutense de Madrid.

Según el Catedrático de Microbiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid y director de la Cátedra Extraordinaria, el Prof. Dr. César Nombela, “las bebidas fermentadas constituyen mezclas complejas derivadas de las materias primas con una notable riqueza de componentes que pueden tener relevancia para la salud humana. Diversas investigaciones científicas han demostrado que el consumo moderado de estas bebidas por adultos sanos y de otros alimentos fermentados podría tener efectos en la prevención de algunas enfermedades como las cardiovasculares o las relacionadas con la obesidad. De ahí la importancia de investigar sobre los efectos de cada componente, así como sobre el impacto del consumo moderado de bebidas fermentadas como parte de una dieta saludable en la salud de la población”.

El Prof. Julián Rivas Gonzalo, del Área de Nutrición y Bromatología de la Faculta de Farmacia de la Universidad de Salamanca, durante su ponencia Polifenoles en bebidas fermentadas: más allá de las cualidades sensoriales ha comentado que los polifenoles incluidos en la cerveza, el vino o la sidra son potentes antioxidantes que pueden complementar la función de vitaminas y otras enzimas que actúan como defensa natural ante el estrés oxidativo, desencadenante de distintos procesos degenerativos.

Por su parte, el Prof. Dr. Claus Hellerbrand, Catedrático de Hepatología Experimental en el Hospital Universitario de Regensburg, Alemania, ha destacado durante su conferencia que el xanthohumol es uno de los principales flavonoides que se encuentran en los extractos del lúpulo, ingrediente fundamental de la cerveza. Se ha demostrado que este antioxidante tiene diferentes actividades biológicas entre las que destacan su efecto antiinflamatorio y antitumorigénico en distintos tipos de cáncer, si bien, tal y como ha asegurado el Prof. Hellerbrand, es necesario continuar investigando en esta área.

La cerveza y el sistema inmunitario

Continuando con el xanthohumol, el Prof. Subhash C. Gautam, director e investigador del Departamento de Cirugía del Henry Ford Health System de Detroit ha presentado las conclusiones de diversos estudios que relacionan los fitoquímicos presentes en los alimentos derivados de plantas, como es el caso del xanthohumol de la cerveza y del resveratrol del vino, con la inhibición de las respuestas inmunitarias por mediación de células T. Así, ha explicado que “el consumo moderado de bebidas fermentadas, siempre que este consumo sea realizado por adultos sanos, podría tener efectos positivos en el sistema inmunitario”.

Las bebidas fermentadas, sus antioxidantes y la salud cardiovascular

Durante la ponencia Las bebidas fermentadas como moduladoras de la protección antioxidante, control de peso y salud, la Prof. Dra. Rosa M. Ortega Anta, Catedrática del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, ha comentado que “diversos estudios científicos concluyen que los consumidores moderados de cerveza tienen hábitos alimentarios más saludables que los no consumidores y llegan a tener mejores niveles de vitamina E, B2 y otros antioxidantes en suero, así como cifras más altas de HDL-colesterol. Asimismo, ha explicado que se ha asociado un descenso en la incidencia de enfermedades cardiovasculares, hipertensión o diabetes.

Por otra parte, el Dr. Ramón Estruch, del Departamento de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona ha dado a conocer los resultados de su última investigación en la que se ha estudiado si los efectos cardioprotectores de las bebidas fermentadas se deben a su bajo contenido en alcohol o a los componentes no alcohólicos derivados de los ingredientes naturales con los que están elaboradas.

En su trabajo, el Dr. Estruch concluye que los compuestos fenólicos de la cerveza regulan el metabolismo de la glucosa y otras moléculas relacionadas con la arteriosclerosis. Además, tanto el bajo contenido alcohólico de esta bebida como los polifenoles que contiene podrían regular los medidores inflamatorios en sujetos con alto riesgo vascular. Según el Dr. Ramón Estruch, “estas conclusiones se obtienen siempre que el consumo de bebidas fermentadas sea moderado, es decir, en el caso de la cerveza, una o dos cañas diarias para las mujeres y dos o tres para los hombres”.

Finalmente, el Prof. Francisco Pérez-Vizcaíno, del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, ha manifestado que “además de su conocido efecto antioxidante, los flavonoides interfieren con un gran número de vías de señalización bioquímicas y, por tanto, procesos fisiológicos y patológicos. Existe evidencia sólida de que, in vitro, los flavonoides ejercen efectos vasodilatadores endotelioindependientes, efecto protector sobre el óxido nítrico y la función endotelial bajo condiciones de estrés oxidativo, efectos antiagregantes plaquetarios, inhibición de la oxidación de LDL, reducción de moléculas de adhesión y otros marcadores inflamatorios y prevención del daño oxidativo”.

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Las isoflavonas de la soja restauran la producción de células deterioradas en el cerebro por la obesidad

Miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatológica de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), pertenecientes al Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) y miembros de la Universidad de Málaga, han descubierto que las isoflavonas de la soja consiguen restaurar los niveles de producción de células deteriorados en el cerebro por la obesidad.

De confirmarse este estudio, que ha sido realizado en ratones y publicado en la revista Plos One, las isoflavonas -sustancias naturales de origen vegetal que se encuentran sobre todo en la soja y que actúan como análogos de determinadas hormonas que segrega el organismo humano, como los estrógenos- podrían suponer una alternativa “real” al tratamiento farmacológico en la lucha contra el daño cerebral relacionado con un exceso de peso.

Para llevar a cabo esta investigación, los expertos administraron a los ratones dos tipos diferentes de dieta: una estándar y otra muy rica en grasas. Tras la inducción de obesidad se trató a los animales con daidzeína durante 13 días.

Así, los investigadores observaron que los roedores alimentados con la dieta alta en grasas sufrieron alteraciones del hipocampo y el tratamiento con daidzeína logró la reducción de la apoptosis -muerte celular- y gliosis -proliferación de astrocitos y microglia en regiones lesionadas del sistema nervioso central- en esa área del cerebro, a la vez que aumentó la proliferación de células.

“Estos efectos se asociaron a una reducción del aumento de peso; una mejora de la tolerancia a la glucosa; una disminución del colesterol, la insulina y la testosterona; y un aumento de los niveles plasmáticos de leptina”, han explicado los doctores Juan Suárez y Fernando Rodríguez de Fonseca.

Y es que, tanto la obesidad como las grasas saturadas se consideran factores determinantes de una lesión directa en el cerebro. Por ejemplo, está demostrado que la modulación de la dieta o el ejercicio físico pueden influir en los niveles de neurogénesis adulta. Así, en la obesidad, la regeneración neuronal, dependiente de la neurogénesis adulta, se deteriora notablemente.

Además, se sabe que hormonas como los estrógenos son capaces de restaurar este deterioro, aunque su uso estaría restringido. En este sentido, la administración de isoflavonas puede imitar los efectos regeneradores observados tras la administración de estrógenos, a la vez que genera efectos metabólicos beneficiosos y ayuda a reducir la obesidad.

De hecho, recientemente, el mismo grupo de investigación publicó un estudio que demuestra que la administración de isoflavonas restaura los niveles de neurogénesis en el hipocampo que la obesidad había deteriorado. Por ello, los expertos creen que es “factible” pensar que este efecto beneficioso sobre la neurogénesis podría asociarse a la mejora de los deterioros emocionales y cognitivos descritos en pacientes obesos.

“Los beneficios observados sobre la salud relacionados con el consumo de soja se han asociado a su contenido en isoflavonas, cuyas propiedades farmacológicas como agentes antiobesidad están surgiendo. Además, al presentar potentes poderes antioxidantes, comparables incluso a los de la vitamina E, investigaciones en varias áreas del cuidado de la salud muestran que el consumo de isoflavonas puede jugar un papel importante en la disminución del riesgo de contraer diversas enfermedades”.

“Está probado que alivian los síntomas de la menopausia, reducen el riesgo de enfermedades del corazón, mejoran la salud ósea y realizan una acción antitumoral y anticancerígena”, han zanjado los expertos.

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Científicos españoles patentan un procedimiento para disminuir el nivel de colesterol en sangre

Este método se basa en el uso de ciclodextrinas, que se obtienen de la degradación del almidón, y que actúan estimulando a los cultivos celulares para la producción de fitoesteroles y otros compuestos bioactivos, beneficiosos para la salud.

Otro de los compuestos naturales usados para la producción de estos compuestos bioactivos es el jasmonato de metilo, un derivado de la esencia de jazmín.

“Este procedimiento constituye una alternativa novedosa e innovadora frente a las técnicas de extracción clásicas realizadas a partir de materia prima vegetal o mediante síntesis química convencional por las que se obtienen estos compuestos bioactivos, ya que se trata de un sistema de producción estable”, según ha reconocido María Ángeles Pedreño, una de las autoras del estudio.

Los fitoesteroles son particularmente abundantes en el reino vegetal ya que están presentes en los frutos, semillas, hojas, tallos y raíces de prácticamente todos los vegetales conocidos, lo que hace que también estén presentes normalmente en la dieta.

Se estima que la ingesta diaria de fitoesteroles, que es muy variable ya que depende de los hábitos alimentarios de la población, se encuentra en un rango que oscila desde los 160 a los 500 miligramos al día.

Investigaciones previas realizadas sobre el resultado que los fitoesteroles tienen en la salud humana han puesto de manifiesto que tienen un efecto hipocolesterolémico ya que disminuyen tanto el colesterol total como el ligado a proteínas de baja densidad (LDL), por lo que su ingesta previene la aparición de enfermedades cardiovasculares.

Actualmente, existen otros estudios que indican que los fitoesteroles poseen propiedades inmunomoduladoras que podrían ser beneficiosas para la prevención del cáncer de colon, de mama y el control de la hiperplasia prostática benigna.

Evita la sobreexplotación de especies vegetales

Esta tecnología también se puede aplicar para obtener los compuestos bioactivos de algunas plantas silvestres ya que cultivando estas plantas “in vitro” en el laboratorio y aplicando el procedimiento para su estimulación se obtienen los compuestos beneficiosos para la salud y se evita la sobreexplotación de esa especie vegetal que podría conducir finalmente a su extinción.

Un ejemplo del éxito industrial alcanzado en este sentido es la producción de taxol, un compuesto muy utilizado en la quimioterapia contra el cáncer.

De esta manera, en lugar de realizar la extracción del taxol a partir de la corteza del árbol que lo produce, el tejo, se han conseguido obtener grandes cantidades de taxol a partir de cultivos líquidos de células del propio tejo.

Además, Pedreño explica que otra ventaja destacable del procedimiento es el reducido espacio que se requiere para el cultivo “in vitro” y la estimulación de las células vegetales y la facilidad con la que se realiza el proceso de extracción y purificación.

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Beber un refresco azucarado al día aumenta hasta un 22% el riesgo de diabetes

El consumo diario de 336 mililitros de refresco azucarado, lo que equivale a aproximadamente una lata, aumenta hasta un 22 por ciento el riesgo de padecer diabetes tipo 2, según los resultados de un estudio europeo en el que ha participado el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn).

El trabajo, publicado en la revista Diabetology, ha permitido constatar la relación directamente proporcional entre el consumo de refrescos azucarados y el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Para ello, se analizó el consumo de zumos, refrescos azucarados y refrescos edulcorados artificialmente en 350.000 personas de ocho países europeos, atendiendo a diferentes variables como consumo de alcohol, nivel educativo, nivel de actividad física y consumo de tabaco.

“Si alguien consideraba que un vaso o una lata al día era poco, estaba equivocado, el consumo ha de ser prácticamente excepcional”, ha indicado la doctora Dora Romaguera, participante en el estudio.

No obstante, aunque se observó un incremento del riesgo de diabetes en quienes consumían al menos una lata de refrescos al día, el estudio muestra como el porcentaje de riesgo podría descender ligeramente, hasta un 18 por ciento, en función del resto de calorías ingeridas y del índice de masa corporal (IMC).

En cuanto al zumo o néctar de frutas, no se registraron casos de una mayor incidencia de diabetes entre sus consumidores. No obstante, advierten los expertos, no se ha hecho distinción entre naturales y procesados, por lo que “sería necesario un estudio más específico en el que se diferenciara el consumo de ambos tipos y obtener resultados más exhaustivos”.

Aunque éste es el primer gran estudio europeo que analiza este riesgo, en Estados Unidos ya se habían realizado otros similares en los que se detectó un aumento del 25 por ciento en el riesgo de padecer diabetes tipo 2 por cada bebida azucarada ingerida diariamente.

“El aumento del riesgo es similar al encontrado ahora”, ha reconocido Romaguera, que precisa que “dado que las personas consumen cada vez más bebidas azucaradas en Europa, es necesario lanzar mensajes claros sobre sus efectos perjudiciales”.

Las beben más los hombres, fumadores y amantes de carnes rojas

El estudio muestra, además, que el consumo de bebidas azucaradas es mayor en los países del norte de Europa que en el sur; mientras que el perfil mayoritario es el de hombres físicamente activos, de bajo nivel educativo, fumadores y con una mayor circunferencia de cintura, con una alimentación relativamente pobre en fruta y verduras y rica en carnes rojas y procesadas.

En cambio, el perfil de consumidor de zumo o néctar tiende a ser una mujer joven, físicamente activa, exfumadora y con un mayor nivel educativo. En general -apuntan los autores del estudio- las personas asiduas a estas bebidas tienen un IMC y una circunferencia de cintura menor.

Por último, los usuarios que optaron por bebidas edulcoradas cuentan con probabilidades más altas de padecer enfermedades crónicas o poseen antecedentes familiares de diabetes, y tanto su IMC como su circunferencia de cintura son mayores que en otros casos.

El estrés laboral se relaciona con un aumento de grasas en la sangre

Desde hace años, los expertos sostienen que el estrés emocional se asocia con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares debido, entre otros factores, a hábitos poco saludables, como fumar, comer de forma inadecuada o llevar una vida sedentaria.

Ahora, un estudio realizado por la Sociedad de Prevención de Ibermutuamur, en colaboración con expertos del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga y la Universidad de Santiago de Compostela, analiza la asociación entre el estrés laboral y diferentes parámetros relacionados con el metabolismo de los ácidos grasos en el organismo.

El trabajo, recientemente publicado en el Scandinavian Journal of Public Health, se llevó a cabo en una muestra de más de 90.000 empleados que acudieron a realizarse un reconocimiento médico.

“Los trabajadores que declararon haber experimentado dificultades para hacer frente a su trabajo durante los últimos doce meses (un 8,7 % de la muestra) contaron con un mayor riesgo de padecer dislipidemia”, señala a SINC Carlos Catalina, psicólogo clínico experto en estrés laboral.

Las dislipemias son trastornos del metabolismo de las lipoproteínas, que pueden manifestarse por una elevación del colesterol total, de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y de las concentraciones de triglicéridos, así como por una disminución de las lipoproteínas de alta densidad (HDL).

Cambios en el perfil lipídico

Concretamente, en el estudio realizado los trabajadores con estrés laboral presentaron mayor probabilidad de sufrir niveles anormalmente altos de colesterol LDL (el llamado colesterol “malo”), niveles excesivamente bajos de colesterol HDL (colesterol “bueno”) e índices de aterogenicidad positivos, es decir, un potencial de obstrucción de las arterias.

“Uno de los mecanismos que podrían explicar la relación entre el estrés y el riesgo cardiovascular podrían ser los cambios en nuestro perfil lipídico, lo que supondría una mayor acumulación de placa ateroma (depósito de lípidos) en nuestras arterias”, concluye Catalina.

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Más de la mitad de las personas con diabetes tipo 2 tiene obesidad y más del 80% padece hipertensión arterial

Más de la mitad de las personas con diabetes tipo 2 tiene obesidad y más del 80 por ciento padece hipertensión arterial, según han puesto de manifiesto un grupo de expertos reunidos en el 54 Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que se está celebrando estos días en Granada y en el que se ha presentado el estudio di@betes.

En España, según el doctor Martín López de la Torre, coordinador del Grupo de Diabetes de la SEEN, el estudio di@betes ha demostrado recientemente que la diabetes es más frecuente de lo que se pensaba, “con una prevalencia general del 13,8 por ciento de la población mayor de 18 años, siendo desconocida para un 6 por ciento de la población, que asumen un riesgo sin ser conscientes de ello”.

Este mismo estudio ha detectado también que la asociación con obesidad “acontece en más de la mitad de los pacientes y con hipertensión arterial en más del 80 por ciento”. Por ello, ha apostado no sólo por un adecuado control de la diabetes, sino también el control de la obesidad y de otros factores de riesgo cardiovascular.

“Se considera que casi la mitad de los pacientes no tienen controladas sus glucemias, la mayoría de los diabéticos tipo 2 siguen siendo obesos, muchos mantienen su hábito tabáquico, no cambian sus hábitos de vida hacia una dieta adecuada y aumento del ejercicio físico, y que apenas la mitad de ellos mantienen niveles de presión arterial y de lípidos en sangre adecuados”, ha argumentado.

Este experto ha indicado que los datos revelan que el 60 por ciento de estos pacientes no alcanza un control óptimo de la enfermedad. “Es decir, en el caso de la diabetes tipo 2, de los 246 millones de personas que la padecen en todo el mundo, en torno a 150 millones tienen un nivel de glucosa en sangre superior al objetivo”, ha agregado el Dr. Javier Salvador, presidente de SEEN, quien ha advertido también que “hasta el 40 por ciento de los años de vida perdidos en personas con diabetes son a consecuencia de los hábitos de vida no saludables causantes de trastornos que merman la salud”.

Respecto al control que aportan los últimos avances terapéuticos en la diabetes tipo 2, el Dr. Pedro Mezquita, coordinador del grupo de trabajo de diabetes mellitus de la SEEN, ha detallado dos nuevas vías de tratamiento en la diabetes tipo 2 “principalmente los tratamientos derivados del sistema incretina y los fármacos glucosúricos”.

“Ambos permiten intensificar el control metabólico, ayudando al paciente a conseguir el objetivo marcado”. Respecto a las diferencias con tratamientos anteriores, el Dr. Mezquita afirma sobre los agonistas del receptor GLP-1 que “su riesgo de hipoglucemia, o bajada brusca de glucosa en sangre es muy bajo y que inducen pérdida ponderal de peso y mejoran otros aspectos, como la tensión arterial o los lípidos sanguíneos”.

Diabetes y cáncer

Tanto la diabetes como el cáncer son enfermedades muy frecuentes y ambas están influenciadas por múltiples factores, unos genéticos y otros ambientales, estos últimos actuando durante años, por lo que es difícil estudiar de forma aislada sus relaciones y concretar en qué situaciones esta relación es significativa. “Las hipótesis que se centran en la diabetes como causa del aumento de ciertos tipos de cáncer consideran varios aspectos”, ha añadido el Dr. López de la Torre.

“Por un lado, el aumento de los niveles plasmáticos de insulina (hiperinsulinemia) que acontece desde años antes de ser diabéticos y en los primeros estadios de la diabetes tipo 2. Por otro, la insulina y péptidos similares estimularían procesos metabólicos y proliferativos celulares que finalmente colaborarían al desarrollo del cáncer”.

Otras hipótesis atribuyen la predisposición a los niveles elevados de glucosa durante años y otras al mayor grado de inflamación del paciente diabético. Según el Dr. López de la Torre, “muchos de estos aspectos son compartidos con la obesidad, lo que hace difícil separar ambas condiciones como origen del problema. De hecho, aunque muchos de los estudios del cáncer no catalogan a los pacientes como tipo 1 o tipo 2, la mayoría afectarán a este último tipo, donde comparte más edad con mayor grado de obesidad”.

En cualquier caso, el largo periodo necesario para el desarrollo y manifestación de un proceso cancerígeno, durante el cual actúan otros factores, hace especialmente difícil encontrar una relación directa de la mayoría de ellos.

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Recomendaciones clínicas para mejorar el manejo de la dislipemia aterogénica

Los máximos especialistas en Dislipemia Aterogénica (DA) en España se reúnen en Madrid, en la Jornada para el Consenso de Dislipemia Aterogénica, para presentar y debatir los resultados del Consenso experto sobre propuestas para la mejora del manejo de la dislipemia aterogénica, que recoge una serie de recomendaciones teóricas para la mejora del manejo clínico de los pacientes que padecen esta patología.

Dicho consenso, el primero desarrollado en España sobre esta frecuente situación clínica, ha sido elaborado utilizando el método Delphi y recogiendo las opiniones de 65 expertos, incluyendo cardiólogos (23% de los encuestados), endocrinólogos (24,6%), médicos de atención primaria (27,7%) e internistas (24,6%). Tanto el Consenso como la Jornada cuentan con el aval de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) y se organiza con la colaboración de Abbott, compañía global biomédica y diversificada al cuidado de la salud.

La Jornada será presentada por el Dr. Fernando Civeira Murillo, Presidente actual de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA); y será coordinada por el Dr. Jesús Millán Núñez-Cortés, Jefe de Servicio de Medicina Interna de Hospital Gregorio Marañon, y el Dr. Juan Pedro-Botet Montoya, Jefe de sección del Servicio de Medicina Interna, Hospital del Mar, Barcelona.

Fruto del documento de consenso basado en el método Delphi, se ha elaborado un decálogo de conclusiones en torno a la DA. “El objetivo principal de esta Jornada es, partiendo del decálogo de conclusiones, consensuar una serie de recomendaciones de práctica clínica para el manejo y el control de esta enfermedad”, ha señalado el Dr. Juan Pedro-Botet Montoya. “Esperamos alcanzar el grado de consenso suficiente que nos permita dictar recomendaciones clínicas destinadas a optimizar la prevención de la DA, su detección precoz, valoración diagnóstica, abordaje terapéutico y seguimiento clínico en los distintos ámbitos asistenciales del sistema sanitario”, ha añadido.

Consenso experto sobre propuestas para la mejora del manejo de la DA

El objetivo era desarrollar un consenso multidisciplinar para establecer recomendaciones clínicas en torno a la DA. Sus conclusiones revelan que la valoración externa por expertos en DA constata un elevado nivel de acuerdo profesional con las recomendaciones clínicas propuestas. Estas recomendaciones constituyen un instrumento útil para la mejora del manejo clínico de los pacientes con esta enfermedad.

Los resultados del Consenso han sido formulados con el siguiente decálogo de recomendaciones:

1. Para la correcta valoración de una dislipemia es preciso disponer de un perfil lipídico completo: colesterol total, cLDL, cHDL, c-no-HDL y triglicéridos.

2. En situaciones de alto o muy alto riesgo (diabetes mellitus, síndrome metabólico, obesidad, prevención secundaria) hay que descartar siempre la existencia de una dislipemia aterogénica.

3. Dado que el cHDL bajo, sobre todo si se acompaña de hipertrigliceridemia, comporta un incremento del riesgo cardiovascular, su control es un elemento clave para reducir el riesgo residual de origen lipídico.

4. La medición del perímetro de cintura abdominal en presencia de hipertrigliceridemia facilita el cribado clínico de la Dislipemia Aterogénica.

5. La existencia de una dislipemia aterogénica implica que el cLDL, pero también el cHDL y los triglicéridos deban ser considerados como objetivos terapéuticos.

6. El paciente con dislipemia aterogénica requiere un seguimiento clínico y analítico similar al del paciente con hipercolesterolemia, así como su derivación a una unidad especializada si fuera preciso.

7. Sobre la base de los reconocidos beneficios cardiovasculares, se debe intentar siempre la corrección de la dislipemia aterogénica mediante cambios en el estilo de vida y, cuando sea preciso, tratamiento farmacológico adicional.

8. Si bien la estatina es el fármaco hipocolesterolemiante de elección para la prevención cardiovascular, ante la existencia de una DA deberá considerarse la coadministración de un fibrato.

9. En el tratamiento farmacológico combinado por dislipemia aterogénica, el fenofibrato es el fibrato de elección, estando contraindicado el gemfibrozilo.

10. En el paciente con DA y cLDL controlado, el hipolipemiante de elección es el fibrato. En caso de hipertrigliceridemia aislada, o intolerancia a fibratos, se pueden emplear ácidos grasos omega-3 a dosis no inferior a 3 g/día.

La dislipemia aterogénica, un riesgo cardiovascular

La DA es una alteración del metabolismo lipídico caracterizada por aumento de los triglicéridos y/o descenso del colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (HDL). Junto a ello existen otras alteraciones derivadas de ello, como unas partículas LDL pequeñas y densas, o un aumento general de lipoproteínas que contienen apoB, que configuran un perfil dislipémico asociado a un alto riesgo de padecer arterioesclerosis. De ahí su denominación.

Según ha explicado el Dr. Millán Núñez-Cortés, “cualquiera de las alteraciones de esta enfermedad se acompaña de un elevado riesgo cardiovascular. Este tipo de dislipemia es muy frecuente en situaciones clínicas en las que conocemos que su riesgo cardiovascular es elevado. El prototipo de ellas es la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2 y el síndrome metabólico”.

No se conoce con exactitud la prevalencia de la DA en España aunque se están llevando a cabo estudios para conocerlo, pero se sabe que es una dislipemia especialmente prevalente en personas con alto riesgo. “El descenso de HDL llega a ser del 60% en los pacientes con infarto de miocardio. La DA en sujetos con trastornos metabólicos antes señalados puede llegar a las 2/3 partes. Y en pacientes que ya están siendo tratados con estatinas, aún con el colesterol-LDL controlado, su prevalencia puede llegar a ser de cerca del 40%” indica el Dr. Millán Núñez-Cortés.

Según los resultados de un estudio llevado a cabo recientemente para valorar la prevalencia de DA en población laboral española, en el que han participado 70.609 trabajadores, cerca del 6% de la población laboral presenta criterios de DA y tienen por tanto incremento del riesgo de enfermedad cardiovascular (46% de ellos menores de 40 años de edad).

Las dislipemias en España son un proceso infradiagnosticado, infratratado e infracontrolado, y esto es particularmente llamativo en la población con un riesgo cardiovascular elevado o con antecedentes de enfermedad cardiovascular. Un trabajo muy reciente señala como la percepción del médico tiende a infravalorar la dislipemia, a menos que las alteraciones lipídicas sean muy llamativas, tanto en atención primaria como en especializada. Y eso impide intensificar o combinar los fármacos en el tratamiento hipolipemiante a pesar de la existencia clara y creíble de guías clínicas accesibles.

Es preciso descartar o confirmar una DA en todos los pacientes con alto riesgo vascular, en aquellos que ya han sufrido enfermedad cardiovascular, en los que pertenecen a los grupos de riesgo con enfermedades metabólicas, y en aquellos que ya están siendo tratados con estatinas como fármacos hipocolesterolemiantes, porque la DA es la responsable de una parte del riesgo residual de origen lipídico.

Los pacientes con dislipemia aterogénica requieren del mismo seguimiento clínico que los diagnosticados con hipercolesterolemia. Aunque el objetivo primario desde el punto de vista terapéutico es el colesterol y el cLDL, los triglicéridos y el cHDL han de ser considerados objetivos secundarios en aquellas situaciones en las que se encuentre presente la dislipemia aterogénica. Y llegado el caso, será preciso derivar a Unidades de atención especializada a los pacientes que requieran un esfuerzo terapéutico adicional para controlar su enfermedad.

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Día Mundial de la Hipertensión

Aunque no solemos reparar en ello, convivimos en nuestro día a día con una de las enfermedades más extendidas entre la población mundial, y lo hacemos de forma tan natural, que expresiones como “me ha salido alta la baja” han pasado ya a ser habituales. Hablamos de la hipertensión arterial, una enfermedad con la que conviven más del 20% de los adultos mayores de 40 años.

Unas 7,5 millones de personas en el mundo mueren cada año como consecuencia de la hipertensión, según ha informado la Fundación Española del Corazón (FEC) con motivo de la celebración, este viernes, del Día Mundial de la Hipertensión.

En España, son 11 millones de personas (el 36,7 por ciento según la OMS) las que padecen esta enfermedad. Y es que, aunque la prevalencia de hipertensión en España está en la media en comparación con el resto de países, casi un 40 por ciento sigue siendo un porcentaje muy elevado, siendo la edad uno de los principales factores de riesgo de la hipertensión, dado que el 65 por ciento de los mayores de 60 años lo padece.

“El progresivo envejecimiento de la población que están sufriendo países occidentales como España, hará que en los próximos años el número de hipertensos siga aumentando. Otro aspecto muy relevante de la enfermedad en España, es que un tercio de hipertensos no saben que lo son y otro tercio, aunque están tratados, están mal controlados. Por esta razón, la prevención de la enfermedad y el control periódico de las cifras de presión arterial son medidas de gran importancia”, ha comentado el Dr. Enrique Galve, presidente de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Factores de riesgo

Ciertamente, no nos resulta extraño hablar de “la tensión alta”, pero ¿sabemos realmente a lo que nos estamos refiriendo? La hipertensión arterial es la elevación continuada de la presión arterial por encima de unos valores establecidos como estándar por la comunidad médica. Estos valores normales se han fijado en 120- 129 mm Hg para la sistólica o máxima y 80-84 mm Hg para la diastólica o mínima, lo que nos sirve de referencia para calificarla como “alta” o “baja” de forma cotidiana. Cuando este exceso de presión sanguínea se da de forma persistente, afectando al corazón y a las arterias del cuerpo, éstas empiezan a sufrir daños debido al estrés producido por ese exceso crónico de presión con el resultado de la aparición de enfermedades cardiacas, renales o problemas serios en las arterias del cerebro

En la mayoría de los casos, la hipertensión no responde a causas específicas, aunque se han detectado una serie de factores que aumentan considerablemente el riesgo de padecerla, como son la vida sedentaria, la obesidad, los antecedentes familiares, el consumo elevado de sal y alcohol, el tabaquismo y el estrés prolongado.

La mayoría de las personas hipertensas lo son por alguno o por la confluencia de varios de estos factores, aunque existen pacientes que desarrollan esta enfermedad a consecuencia de otros motivos como los trastornos renales o relacionados con la ingesta de ciertos medicamentos.

Un mal silencioso e infradiagnosticado

A la falta de causas específicas se ha de sumar otro elemento que en muchos casos hace que la presión arterial elevada pase desapercibida: la ausencia de sintomatología. Por este motivo, pese a las graves consecuencias que esta patología puede tener para la salud, la hipertensión arterial queda en muchas ocasiones relegada a un segundo plano cuando se trata de tomar precauciones, ya que el principal problema a la hora de enfrentarse a esta afección es la falta de síntomas concretos en la mayoría de los casos.

De esta manera, esta enfermedad se convierte en un autentico “mal silencioso”, cuyas consecuencias se manifiestan en muchos casos sólo tras haber convivido durante un largo tiempo con la hipertensión arterial sin diagnosticar, momento en el que puede suponer un grave riesgo para su salud. La prevención y la vigilancia periódica tienen aquí una importancia clave, por ello los expertos recomiendan llevar un estilo de vida activo, una alimentación sana y equilibrada, evitar el consumo excesivo de sal y alcohol, no fumar, revisar periódicamente los niveles de tensión arterial y, en caso de realizar un tratamiento médico, seguirlo rigurosamente.

A pesar de que su medición periódica ayuda a diagnosticar y controlar los casos de hipertensión, el 8,1% de la población nunca se ha tomado la tensión arterial según una encuesta realizada por PiC Solution. El 77% de la población encuestada reconoce medirse la tensión con poca frecuencia, frente a un 1,3% que se toma la medición a diario, un porcentaje que aumenta hasta el 4,3% en el caso de los adultos con edades superiores a los 55 años. Unos porcentajes muy bajos si consideramos el hecho de que una de cada tres personas hipertensas no lo saben.

Hablar del diagnóstico precoz de la hipertensión es, por tanto, hablar de una medida de prevención muy eficaz para evitar la aparición de enfermedades cardiovasculares (infarto, angina de pecho), renales (insuficiencia renal crónica) o accidentes cerebrovasculares (infarto, hemorragia cerebral).

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Una proteína de la clara de huevo puede ayudar contra la presión arterial alta

Un componente de la clara del huevo, ya popular como un sustituto de los huevos enteros entre los consumidores conscientes de que la yema aumenta el colesterol, puede tener un efecto beneficioso en la reducción de la presión arterial, según un estudio presentado en la 245ª Sesión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química.

“Tenemos pruebas de laboratorio de que un péptido (uno de los componentes básicos de las proteínas) presente en la clara de huevo, reduce la presión arterial tanto como una dosis baja de “Captopril”, un medicamento contra la hipertensión”, explica el líder del estudio, Zhipeng Yu, de la Universidad de Jilin (China).

Yu y sus colegas, con la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur (Estados Unidos), utilizaron un péptido llamado RVPSL. Previamente, los científicos descubrieron que la sustancia, como la familia de medicamentos que incluye el “Captopril”, “Vasotec” y “Monopril”, era un inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), que tiene una poderosa capacidad de inhibir o bloquear la acción de la ECA, una sustancia producida en el cuerpo que aumenta la presión arterial.

En ratas de laboratorio con presión arterial alta, los resultados mostraron que RVPSL no tiene efectos tóxicos aparentes y disminuyó la presión arterial por cantidades comparables a bajas dosis de “Captopril”.

“Nuestros resultados apoyan y mejoran los resultados anteriores sobre este tema. Fueron lo suficientemente prometedores como para seguir adelante con la investigación sobre los efectos del péptido de la clara de huevo en la salud humana”, afirmó Yu, quien subrayó que la investigación se realizó con una versión del péptido que se calentó a casi 200 grados Fahrenheit (93º C) durante la preparación, a temperaturas inferiores a las que normalmente se usan para cocinar huevos.

Sin embargo, este experto citó datos de otras investigaciones en las que las claras de huevo pueden retener sus efectos beneficiosos sobre la presión arterial después de la cocción. Una, por ejemplo, demostró que la proteína del huevo frito, cocido a altas temperaturas, en realidad mostró una mayor capacidad para reducir la presión arterial que los huevos cocidos a 212 grados F (100º C).

Yu cree que los péptidos de clara de huevo, ya sea en los huevos o como un suplemento, podrían ser útiles como un complemento a los medicamentos contra la hipertensión y destacó que estos hallazgos sobre la clara de huevo y la presión arterial alta se agregan a la imagen emergente nutricional de los huevos.

Aunque se lo consideró como un alimento a evitar en una dieta saludable, los estudios en los últimos años han concluido que muchas personas pueden comer huevos sin elevar sus niveles de colesterol en la sangre, beneficiándose de un alimento de bajo aporte calórico y rico en proteínas, vitaminas y otros nutrientes.

Sólo dos de cada 1.000 personas en España tiene una salud cardiovascular ideal

Los niveles ideales de salud cardiovascular de los españoles son tan bajos como los de los estadounidenses, según un estudio, realizado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), junto con el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) y el CIBER de Epidemiología y Salud Pública, que revela que sólo dos de cada 1.000 personas cumplen los requisitos para tener un corazón sano.

Este estudio, que es el primero a escala nacional sobre salud cardiovascular que se realiza en un país europeo, ha sido publicado en Circulation Cardiovascular Quality and Outcomes.

“En contra de lo esperado en un país mediterráneo como España, con una de las menores tasas de mortalidad coronaria en Occidente, encontramos que sólo dos de cada 1.000 sujetos cumplen los requisitos que definen un estado de salud cardiovascular ideal”, afirma una de las responsables del estudio, la profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAM, la doctora Auxiliadora Graciani.

Para los autores es especialmente preocupante la situación encontrada en las personas más jóvenes, aquellas que se encuentran entre los 18 y 45 años, ya que más de un tercio de éstos continúan siendo fumadores y mantienen una dieta escasamente saludable, y sólo la mitad presentan un peso normal o desarrollan actividad física regular.

Aunque la mortalidad por enfermedades cardiovasculares ha disminuido en los países occidentales, incluido España, éstas siguen siendo la primera causa de muerte y una de las principales causas de enfermedad, así como del incremento del gasto sanitario en estos países. Entre los grupos que el estudio identifica en particular situación de riesgo, destacan los varones, y entre éstos, aquéllos con menor nivel de estudios.

“La todavía menor mortalidad coronaria existente en nuestro país no debería conducir a la autocomplacencia, puesto que las enfermedades coronarias son una de las principales causas de enfermedad en España, y nuestros datos sugieren que la salud cardiovascular puede ser sensiblemente mejorada. Sobre todo en lo que se refiere a los estilos de vida”, añade Graciani.

Se deben cumplir siete requisitos

Todo el que quiera presumir de tener una salud cardiovascular “ideal” debe cumplir siete requisitos, que ha establecido la American Heart Asociation (AHA). Así, cuatro de ellos están relacionados con el estilo de vida y los tres restantes, conciernen a factores biológicos.

La primera obligación es no haber sido fumador, le sigue tener un peso acorde a la estatura (normopeso), ser físicamente activo y seguir una dieta saludable; las otras tres condiciones son mantener un nivel de colesterol sérico menor de 200 mg/dl; niveles de presión arterial sistólica y diastólica por debajo de 120 y 80 mmHg (respectivamente), y, por último, nivel de glucosa basal sérica menor de 100 mg/dl.

Según indica el estudio, las causas principales de que los españoles reprueben en materia de salud cardiovascular son la inactividad física, el consumo de tabaco y la obesidad, estilos de vida poco saludables que afectan a un cuarto de la población. La dieta poco saludable, presente en uno de cada tres ciudadanos, también es influyente.

En cifras generales, el estudio refleja que menos del 1% de los españoles mayores de 18 años siguen las cuatro recomendaciones sobre estilos de vida ideales para obtener salud cardiovascular. Y que apenas uno de cada 12 ciudadanos presenta niveles ideales de presión arterial, colesterol y glucosa.

El estudio se basó en datos procedentes de Estudio sobre Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA), un trabajo de base poblacional realizado entre junio de 2008 y octubre de 2010 sobre una muestra representativa de la población española mayor de 18 años (11.991 personas).

El trabajo fue financiado por Sanofi-Aventis y patrocinado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). La información obtenida mediante encuestas para este estudio fue complementa con exámenes físicos y recogida de muestras biológicas.

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La inhibición de un receptor de azúcares protege contra los efectos negativos de un ictus cerebral

Una investigación en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que el receptor de azúcares lectina MBL juega un papel fundamental en los daños cerebrales asociados al infarto cerebral, con lo que su inhibición podría proteger al cerebro afectado por esta dolencia.

“Esta proteína, que también reconoce e interacciona con el azúcar manosa, juega un papel fundamental en los primeros pasos de la activación de la cascada de procesos involucrados en el daño cerebral asociado a un ictus”, señala el investigador del Instituto de Investigaciones Químicas (centro mixto del CSIC y la Universidad de Sevilla), Javier Rojo, quien participa en el estudio.

En el trabajo, publicado en la revista Circulation, se considera a la lectina MBL como “una diana terapéutica de amplia acción en accidentes cerebrovasculares”. Hasta ahora, el tratamiento más común frente a un infarto cerebral consiste en la destrucción del trombo.

No obstante, Rojo opina que se trata de “un remedio insuficiente, ya que su efecto es sólo eficaz durante las tres o cuatro horas después del suceso, tras lo cual, los daños serían irreversibles; sin embargo, esta nueva estrategia terapéutica podría aplicarse incluso más de 24 horas después de que haya tenido lugar el accidente cerebrovascular lo que permitiría una mayor capacidad de actuación”.