Los obesos con grasa abdominal visceral tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2

Las personas obesas con exceso de grasa visceral (la grasa abdominal que rodea los órganos internos del cuerpo) tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según un nuevo estudio publicado en JAMA, realizado por investigadores de la Universidad Southwestern de Texas. Por el contrario, las personas con exceso de grasa abdominal subcutánea (grasa debajo de la piel) no están en mayor riesgo de diabetes.

Este estudio es uno de los mayores de su tipo en evaluar a una población multiétnica de personas obesas en Estados Unidos utilizando imágenes de tejido adiposo.

“Entre los individuos obesos, no es necesariamente la cantidad de grasa, sino la localización de ésta, lo que conduce a la diabetes”, afirma el autor principal del artículo, James de Lemos, profesor de Medicina Interna en Southwestern.

Mediante métodos por imagen para determinar la ubicación y función de la grasa corporal, los investigadores pudieron identificar a las personas obesas con un riesgo mayor de desarrollar diabetes tipo 2, años antes de que apareciera la enfermedad.

“La comprensión de las diferencias biológicas entre la grasa visceral y la grasa subcutánea puede ayudar a los médicos a combatir más eficazmente la epidemia de obesidad que asola Estados Unidos”, afirma de Lemos, quien agrega que “el riesgo de diabetes varía ampliamente entre los diferentes individuos obesos y este estudio sugiere que al predecir quién padecerá diabetes será posible orientar el estilo de vida y los tratamientos de los que están en un riesgo más alto”.

El estudio, que recopiló información del Estudio del Corazón de Southwestern, muestreó a 732 adultos obesos entre los 30 y 65 años de edad, sin diabetes o enfermedad cardiovascular.

Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética (MRI) y energía dual de rayos X (DEXA) para determinar el lugar en el que la grasa se almacena en el cuerpo.

Cuando los participantes regresaron para un seguimiento, después de siete años, los investigadores observaron que el 11 por ciento de las personas muestreadas habían desarrollado diabetes. Entre los participantes con glucosa normal en las pruebas de referencia, el 39 por ciento desarrolló prediabetes o diabetes. Aquellos que desarrollaron prediabetes y diabetes tenían mayores cantidades de grasa visceral y una mayor resistencia a la insulina, en comparación con aquellos que permanecieron sanos.

Según Ian Neeland, primer autor del artículo, “este hallazgo sugiere que el exceso de grasa visceral y la resistencia a la insulina pueden contribuir a la enfermedad cardiovascular en personas obesas”.

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Dieta mediterránea y enfermedades cardiovasculares: El ensayo PREDIMED

La relación entre la dieta mediterránea (DM) y las enfermedades cardiovasculares se inició en los años 50 con el Estudio de los Siete Países llevado a cabo por el profesor Ancel Keys. En este estudio ya se vio que las personas que vivían en la cuenta del mediterráneo tenían menos incidencia de enfermedades cardiovasculares y menor mortalidad, en comparación con sus vecinos del centro y norte de Europa y de EEUU.

Posteriormente otros investigadores han sacado a la luz beneficios de la DM en muchos estudios, pero ninguno de ellos con la suficiente evidencia científica como para poder dar recomendaciones a la población general sobre este tipo de alimentación. Por ello un grupo de investigadores españoles, apoyado por investigadores de ámbito internacional, diseñó el Estudio Predimed.

PREDIMED = PREvención con DIeta MEDiterránea

PREDIMED significa PREvención con DIeta MEDiterránea y se trata de un ensayo de campo multicéntrico en el que participan varios centros españoles. Es un estudio aleatorizado, es decir que la intervención se hace al azar, y sólo el azar designa la intervención de los participantes. Es un estudio de intervención controlado y de prevención primaria. Todo ello hace que este estudio nos aporte la máxima evidencia científica.

El reclutamiento de los participantes comenzó en junio de 2003 y finalizó en marzo del 2011, de forma que los que han estado más tiempo en el estudio van a tener un seguimiento de unos 8 años y los que entraron más tarde van a tener un seguimiento de 3 años.

Las variables finales primarias que se quieren estudiar son la muerte por causa cardiovascular, el infarto de miocardio y el accidente vascular cerebral. También se van a estudiar otras variables como la mortalidad total, la aparición de cáncer, diabetes, cataratas, demencia, así como otras variables intermedias que pueden favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares como la tensión arterial, la glucosa plasmática, el perfil lipídico, marcadores de inflamación y otros marcadores de enfermedad cardiovascular.

En el estudio participan 19 centros situados en diferentes comunidades de la geografía española: 11 son grupos reclutadores y 8 han tenido tareas de laboratorio.

Participantes

Han participado varones entre 55-80 años y mujeres entre 60-80 años que cumplían los siguientes requisitos: o bien que fueran diabéticos o que tuvieran tres o más factores de riesgo: tabaquismo, hipertensión arterial, LDL-colesterol > 160 mg/dl, HDL-colesterol < 40 mg/dl, sobrepeso u obesidad o historia familiar de cardiopatía isquémica precoz. Todo ello sin haber tenido antes una enfermedad cardiovascular porque el estudio es de prevención primaria.

Dentro de todos los participantes reclutados un 50% tenían diabetes al inicio, más de un 80% presentaban hipertensión y más de un 70% tenían el colesterol elevado. Por lo tanto son características que los hacen candidatos a tener una enfermedad cardiovascular con mucha probabilidad.

Se han reclutado en total 7.447 participantes de los cuales en Pamplona y Valencia hay más de 1.000.

Tres grupos de intervención dietética

Estas personas se han asignado al azar a tres grupos de intervención dietética: por un lado un grupo de dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, otro con dieta mediterránea suplementada con frutos secos y un grupo control al que se le han dado pautas de una dieta baja en grasas.

La asignación a la intervención se hacía mediante unas tablas elaboradas por un programa informático que están estratificada por sexo y edad.

Valoración inicial

En la valoración inicial de los pacientes, en el examen basal, se hacían diferentes cuestionarios para conocer posibles enfermedades, toma de medicamentos, práctica de actividad física, se les preguntaba por los alimentos que tomaban, se les realizaba un ECG, se tomaban medidas antropométricas, se realizaba una analítica de sangre y de orina, y se recogían muestras de las uñas de los pies para valorar posteriormente la presencia de metales pesados.

Los cuestionarios se realizaban cada año, sólo que el de inclusión y exclusión y el general se sustituían por el cuestionario de seguimiento en el que se preguntaba si en el año anterior habían padecido alguna enfermedad de las que queríamos recoger.

A los tres meses de empezar el estudio se hizo un trabajo piloto con 772 participantes.

Pruebas de grado de cumplimiento

A una muestra aleatoria de 1.200 sujetos se le realizaron pruebas objetivas de grado de cumplimiento de la dieta, para ello se ha medido en plasma el ácido oleico y el ácido alfa-linolénico que nos da la pista de si toman el aceite de oliva y las nueces. También se han medido polifenoles totales en plasma para valorar la ingesta de aceite de oliva; el resveratrol y la alcoholuria para comprobar si toman vino tinto; y tirosol e hidroxitirosol en orina ya que son componentes del aceite de oliva virgen extra.

Para valorar la ingesta dietética se ha hecho un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos semicuantitativo validado para la población española que consta de 137 ítems. En cada alimento se preguntaba la frecuencia de consumo -va desde nunca a más de 6 veces al día-, se procesan mediante un programa informático y de ello se deriva la ingesta de calorías y de todos los nutrientes a estudiar.

Para valorar la adherencia a la dieta mediterránea se diseñó un cuestionario breve de 14 puntos validado para esta población en el que una puntuación de 9 o por encima de 9 significaba una buena adherencia, y por debajo de 8 mala adherencia. Es muy útil en la práctica porque da una información rápida de lo que está consumiendo el participante y se puede ofrecer un feedback para mejorar en los puntos que falla.

Intervención dietética en los grupos de DM

De la intervención dietética se ha encargado un grupo de 17 dietistas nutricionistas de las comunidades que participan. En la visita inicial se les proporcionaba información detallada sobre la DM, menús orientativos de una semana con comidas y cenas, y la lista de la compra para confeccionarlos, instrucciones sobre elección y conservación de los alimentos, información sobre el aceite de oliva y los frutos secos y se les entregaba el aceite de oliva y los frutos secos de forma gratuita para que tuvieran la cantidad suficiente durante tres meses.

Tras ese tiempo se les convocaba a una sesión grupal en la que se pesaban, se volvía a pasar el cuestionario de 14 puntos, se impartía una sesión de educación nutricional abordando temas de DM y alimentación saludable, se volvía a entregar toda la información de menús y lista de la compra, y se recordaba los alimentos que debían consumir dentro del estudio.

Después de cada sesión se recordaba las recomendaciones dentro del estudio: que utilizaran aceite de oliva virgen extra para cocinar y aliñar los alimentos en cantidad abundante (más de 4 cucharadas al día), tomar dos raciones de verduras u hortalizas al día, tres piezas de fruta al día, tres raciones de legumbre a la semana y tres veces a la semana pescados o mariscos -una de ellas en forma de pescado azul-. Los participante que no estaban en el grupo de frutos secos tenían que tomarlos por lo menos tres días a la semana y los del grupo de frutos secos los tenían que tomar todos los días de la semana. También se recomendaba que tomaran con mayor frecuencia carnes blancas en lugar de las roja y que aderezaran los platos con un sofrito de tomate, cebolla, ajo y pimiento por lo menos dos veces a la semana; y se limitaba a menos de una vez a la semana el consumo de mantequilla, margarina y nata, refrescos y bollería industrial, snacks y alimentos precocinados.

Intervención dietética en el grupo de dieta baja en grasa

En este grupo la intervención llevada a cabo era similar. En la visita inicial se les entregaba un folleto pero con recomendaciones totalmente contrarias a la DM, son las recomendaciones de la dieta pobre en grasa de la Asociación Americana del corazón.

Posteriormente cada tres meses se les convocaba a una reunión grupal donde se les pesaba, se les pasaba el cuestionario breve de 14 puntos, se impartía la sesión grupal de educación nutricional pero con mensajes encaminados a tomar alimentación baja en grasa, se les entregaban los menús y la lista de la compra, y se les recordaba especialmente aquellos alimentos que no debían consumir.

Resultados

En el estudio piloto que se hizo a los tres meses de comenzar con 772 participantes ya se vio que en los grupos de intervención mejoraban de forma favorable y significativa la tensión arterial sistólica, tensión arterial diastólica, colesterol HDL, y también mejoraba aunque no de forma significativa el colesterol LDL. El grupo control presentaba ligeros cambios pero en ningún caso significativos.

Asimismo en los dos grupos de intervención mejoraban los triglicéridos, de forma significativa especialmente en el grupo DM con frutos secos, y en ambos grupos mejoraban los niveles de glucosa y de insulina.

En otro trabajo se valoraron diferentes marcadores inflamatorios en función de los distintos alimentos que formaban parte del patrón alimentario mediterráneo, concretamente la proteína C reactiva PCR, la interleucina 6 y moléculas de adhesión celular como VCAM1 y la ICAM 1. Se vio, por ejemplo, que los cereales y las frutas disminuían de forma significativa las interleucina 6, los frutos secos disminuían la ICAM 1 y el aceite de oliva virgen extra mejoraba la VCAM1, y como el patrón mediterráneo en general mejoraba todos estos marcadores aunque no llegaba a ser significativos. A medida que va aumentando la puntuación dentro del cuestionario de 14 puntos los marcadores de inflamación van disminuyendo.

En otro trabajo se estudiaron las características basales en cuanto a hipertensión, diabetes, dislipidemia y obesidad de 3204 participantes, y la adherencia al cuestionario de 14 puntos. Y se vio como aquellas personas que tenían mejor puntuación en el cuestionario presentaban un menor riesgo de tener estos cuatro factores de riesgo a la vez. Por lo tanto, podríamos pensar que la DM ayudaba a prevenir la presencia de hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia y obesidad.

En uno de los últimos estudios publicados se ha hecho una ecografía de la arteria carótida al inicio y tras un año de seguimiento, y se ha valorado el grosor de la capa íntima-media de la arteria (que varía en función de la arteriosclerosis que tenga la persona). Se vio como las personas que tenían un mayor engrosamiento al principio de ese estudio mejoraban significativamente y había una regresión de las lesiones en los dos grupos de intervención respecto al grupo control. En aquellos que presentaban un menor engrosamiento de la capa no hay prácticamente cambios, sin embargo en los que tenían un mayor grosor al inicio del estudio a lo largo de ese año mejoraban de forma importante sus lesiones en el grupo de DM respecto al grupo control.

Estamos a la espera de las publicaciones con mayor importancia pero por el momento podemos decir que el patrón alimentario mediterráneo se puede recomendar a las personas que tienen factores de riesgo cardiovascular porque se ve que puede ayudar a mejorar estos factores de riesgo.

Todos los resultados y el material, recetas, etc. se pueden encontrar en las páginas web www.predimed.org y www.predimed.es.

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Dietas sostenibles

Tal y como explica Barbara Burlingame, asesora principal de la Dirección de Nutrición y Protección del Consumidor de la FAO “a pesar de los muchos éxitos de la agricultura en las últimas tres décadas, es evidente que los sistemas alimentarios y las dietas no son sostenibles”. Por estas razones se acaba de publicar el libro Dietas sostenibles y biodiversidad,

Para más muestras, la experta indica que mientras que más de 900 millones de personas en el mundo sufren de hambre, “alrededor de 1.500 millones tienen sobrepeso o son obesos”. De hecho, estima que “2.000 millones sufren deficiencia de micronutrientes como la vitamina A o el hierro, y tienen carencia de yodo”.

A raíz de ello, Burlingame señala que es “urgente” plantearse la calidad de los sistemas agrícolas y alimentarios, ya que los deficientes “están vinculadas a un notable incremento de las enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares”.

Hay que aumentar la ingesta de otras especies animales y vegetales

Como explicación a la coyuntura actual, la especialista pone sobre la mesa el hecho de que los hidratos de carbono refinados y las grasas sean asequibles y estén disponibles debido “al uso intensivo de insumos en la agricultura industrial y al transporte de larga distancia”. Esto acarrea para la experta “una simplificación general de las dietas”.

En este sentido, el director general de Bioversity International, Emile Frison, manifiesta que “hay que ir más allá de los alimentos básicos y fijarnos en los cientos y miles de especies vegetales y animales olvidadas e infrautilizadas”. Según su criterio, éstos “pueden significar la diferencia entre una dieta sostenible y otra insostenible”.

Como ejemplo de ello, el experto señala que la organización que representa ha ayudado con éxito a reintroducir una serie de hortalizas de hoja verde en las dietas y los mercados locales de Kenya. Además, significa que “los pequeños agricultores también se benefician” de esta acción.

Por último, Frison incide en que se debe hacer un gran esfuerzo para garantizar que todas las personas en el mundo tengan no sólo una alimentación correcta, sino “también una nutrición adecuada para satisfacer sus necesidades. Nuestros sistemas alimentarios deben ser objeto de transformaciones radicales”, concluye el especialista.

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8 de cada diez pacientes hipertensos interrumpen total o parcialmente su tratamiento durante las vacaciones de verano

Con las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina, la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) aconseja a los pacientes hipertensos y sus cuidadores viajar siempre con el tensiómetro y no olvidar la medicación prescrita en casa. “Además de cumplir con la medicación, es muy importante que se tomen la presión arterial una vez a la semana y que se pesen con la misma frecuencia para que los kilos que se ganen no le pillen por sorpresa”, explica su presidenta, la doctora Nieves Martell.

En esta época del año aumenta un 20% la prevalencia de incumplimiento terapéutico, una de las principales causas del fracaso en la consecución de los objetivos de salud. Se calcula que ocho de cada diez pacientes hipertensos interrumpe total o parcialmente su tratamiento durante las vacaciones estivales. Como consecuencia, el paciente corre el riesgo de tener problemas cardiacos como una angina, un infarto o insuficiencia cardíaca, así como problemas cerebrales como ictus (trombos o hemorragia cerebral) o insuficiencia renal (a veces hasta llegar a diálisis, más frecuente en hipertensos diabéticos no controlados.).

Durante estos meses los pacientes presuponen que la relajación propia de las vacaciones puede disminuir las cifras de presión arterial y que, por tanto, su necesidad de tratamiento es mucho menor. Esto, sumado al hecho de que el calor generalmente produce un descenso de la “tensión” hace que los pacientes adopten decisiones por su cuenta y riesgo sobre su medicación.

Ojo con la dieta

“Todas las precauciones son pocas para disfrutar de unos días de descanso sin contratiempos”, alerta la doctora Martell ante el incremento del sedentarismo y el aumento en el consumo de helados y refrescos. “Una mala alimentación con gran carga de grasas y sal, junto con otros factores como el abuso del alcohol, el tabaco o la disminución de la actividad física diaria y, sobre todo, el incumplimiento o el abandono de la medicación provoca un descontrol de la tensión arterial, además de aumentar los niveles de colesterol, de triglicéridos e incluso de azúcar”, aclara.

En este sentido, recomienda combatir el calor con zumos naturales a base de frutas, verduras y hortalizas de temporada o té con hielo. Las ensaladas y los caldos fríos, como el gazpacho o el salmorejo, también son ideales para calmar la sed además de hidratar. Para que las comidas resulten más apetitosas, se pueden agregar zumo de limón, pimienta u otras especias. Otra buena manera de comer sano es disminuir la cantidad diaria de sal y tomar alimentos bajo en sodio.

Cuidado con los ancianos

La población anciana es especialmente vulnerable durante los meses de verano y, aún más, cuando padecen hipertensión arterial. El propio envejecimiento fisiológico caracterizado por una dificultad-lentitud del riñón para retener el sodio necesario y el aumento del umbral de la sed, que les hace necesitar un estimulo mucho mayor para sentir la necesidad de líquidos, incrementa en gran medida el riesgo de sufrir deshidratación. “Si a esto añadimos que la mayoría de los pacientes hipertensos reciben un tratamiento con fármacos diuréticos y, además, restringen enormemente su consumo de sal, la probabilidad de sufrir deshidratación es mucho mayor”, concluye la doctora Martell.

Niveles bajos de glucemia son igual de peligrosos que la hiperglucemia

Los niveles bajos de glucemia son igual de peligrosos que la hiperglucemia, advierte el profesor Antonio Ceriello, del Instituto de Investigaciones Médicas August Pi i Sunyer de Barcelona (IDIBAPS), quien ha participado en el seminario Hot Challenges in Diabetes, impulsado por la Alianza Boehringer Lilly, celebrado en Barcelona.

Este experto ha apuntado a la hipoglucemia como factor independiente de riesgo cardiovascular. En sus palabras, se trata de una tendencia de investigación novedosa que relaciona las disminuciones de la glucemia con una mayor probabilidad de sufrir ateroesclerosis. “En mi época de estudiante me enseñaron los efectos negativos de la hiperglucemia, pero ahora sé que los niveles bajos de glucosa también son peligrosos”, ha precisado Ceriello.

En este sentido, el doctor Francisco Javier Ampudia-Blasco, endocrinólogo y médico adjunto del Hospital Clínico Universitario de Valencia, ha señalado que, “en un corazón vulnerable, como puede ser el de un paciente con diabetes de tipo 2, una hipoglucemia puede ser realmente peligrosa. Si a esto le añadimos que algunas hipoglucemias son silentes, es decir, el paciente no reconoce los síntomas, nos encontramos ante una situación de enorme riesgo”, ha argumentado.

En este punto, Ceriello también ha relacionado la hipoglucemia con el “síndrome de muerte en la cama” que suele darse en adultos jóvenes con diabetes tipo 1, y ha advertido que es importante prestar atención a la manera cómo el paciente se recupera de las disminuciones de glucosa. “Si se pasa de una hipoglucemia a una hiperglucemia, el daño cardiovascular que se produce es más grave que si va seguida de una normoglucemia”, ha señalado.

Por otro lado, durante el encuentro, se ha reconocido el efecto de la terapia con incretinas sobre la función del corazón y de los vasos sanguíneos. “Existen cada vez datos más numerosos que apoyan que este tipo de terapias pueden tener un rol importante en la disminución de la función endotelial. Se ha visto, además, cómo mejoran la contractilidad y la perfusión de los vasos sanguíneos a nivel cardíaco”, ha señalado Ampudia-Blasco.

Un estudio europeo encuentra restos de hasta 30 tóxicos en alimentos como la lechuga, los tomates o los pepinos

Un análisis realizado por Pesticide Action Network Europe (PAN Europe) sobre datos de la European Food Safety Authority (EFSA), ha hallado restos de hasta 30 sustancias químicas en alimentos como la lechuga, los tomates o los pepinos, y que pueden provocar efectos “muy negativos” en la salud debido a que alteran el sistema hormonal de las personas.

Por ello, la Fundación Vivo Sano va a colaborar en España con la campaña informativa que PAN Europe ha puesto en marcha a nivel europeo, para concienciar a los ciudadanos y explicar cómo reducir la exposición a estas sustancias. Parte de esta campaña es la publicación de una guía para el consumidor.

“Aunque las sustancias que se han encontrado están bajo los límites legales, el consumidor debe saber que estos valores no tienen en cuenta sus efectos acumulativos ni el resultado de la combinación de todas ellas. Cada elemento es estudiado de manera individual y puntual y esto no se corresponde con la realidad”, ha asegurado el director de la Fundación Vivo Sano, Alfredo Suárez.

Y es que, existe una amplia evidencia científica que vincula los disruptores endocrinos con distintas enfermedades crónicas como, por ejemplo, problemas de fertilidad, cánceres de tipo hormonal, daños cerebrales, obesidad o diabetes.

“Lo más preocupante es que estamos hablando de enfermedades cada vez más frecuentes en Europa y aunque se han logrado ciertos avances para eliminar los disruptores endocrinos de cosméticos, biberones y juguetes, la presencia de estos contaminantes en los alimentos se está pasando por alto y eso es francamente alarmante”, ha explicado la responsable de la campaña en España, Nadia Bennich.

Por su parte, Alfredo Suárez ha destacado la importancia que tiene informar a los consumidores sobre estos riesgos y ha recordado que hay “muchas cosas” que puede hacer cada uno para evitar la exposición a este tipo de tóxicos.

Por ejemplo, ha proseguido, dado que la lechuga es uno de los alimentos donde se han localizado más restos de disruptores endocrinos, lo mejor es sustituirla en las ensaladas por otros vegetales de hoja verde, como las espinacas.

Mejor si se pueden consumir productos orgánicos

Asimismo, los expertos también han insistido en la conveniencia de optar por productos orgánicos siempre que sea posible, fundamentalmente en la alimentación infantil o de mujeres embarazadas, y lavar bien la fruta y las verduras antes de consumirlas. Sobre todo, han avisado, en el caso de los cítricos -naranjas, limones, mandarinas- es muy importante pelarlos y no consumir la corteza.

La Fundación Vivo Sano ha publicado en Internet una guía para el consumidor donde se detalla qué alimentos contienen más disruptores endocrinos y cuáles de estas sustancias pueden encontrarse en cada alimento. A la cabeza de la lista de alimentos contaminados están, por este orden, la lechuga, los tomates, los pepinos, las manzanas, el puerro, los melocotones, las fresas, las peras, las uvas y los pimientos.

“Es importante saber que no hay un “nivel seguro” de exposición. Es decir, por pocas trazas que encontremos de estas sustancias químicas, ya es demasiado para nuestro sistema hormonal. Si además tenemos en cuenta que en cada uno de estos alimentos encontramos una combinación de distintas sustancias, el riesgo se multiplica”, ha explicado Bennich.

La normativa europea actual sobre pesticidas no contiene ningún criterio específico que defina oficialmente qué sustancias son consideradas disruptores endocrinos, y los legisladores están tardando en incorporar los nuevos puntos de vista científicos, sobre todo en lo referente a los efectos que una dosis baja de disruptores endocrinos pueden tener sobre la salud humana.

No obstante, la Comisión Europea tiene previsto resolver esta situación para diciembre de 2013. Hasta entonces, la Fundación Vivo Sano y PAN Europe continuarán desarrollando campañas activas de divulgación para prevenir a los ciudadanos sobre los riesgos de este tipo de tóxicos en los alimentos.

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La dieta mediterránea reduce un 30 por ciento el riesgo cardiovascular

Así lo verifica el Lyon Diet Heart Study, un ensayo llevado a cabo por la Asociación Americana del Corazón, que ha probado la eficacia de la dieta mediterránea sobre la tasa de recurrencia coronaria después de un primer infarto de miocardio.

Concretamente, el estudio analizó a un grupo de personas que, bajo un mismo perfil de factores de riesgo coronario, se les administró durante 46 meses una dieta mediterránea basada en consumo de pan, hortalizas, verduras, pescado, fruta y un menor consumo de carne roja. Los resultados concluyeron que los sujetos que siguieron una dieta de estilo mediterráneo tenían un riesgo del 50 al 70 por ciento más bajo de volver a padecer una enfermedad cardiaca.

De esta manera, la investigación ha demostrado que la dieta es un elemento clave tanto en la prevención como en el tratamiento de cualquier enfermedad relacionada con el corazón. Una dieta equilibrada es la dieta de estilo mediterráneo, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010, a la cual se le atribuyen múltiples propiedades saludables como la disminución de enfermedades cardiovasculares.

La dieta mediterránea está basada en el consumo de productos vegetales -frutas, verduras, legumbres y frutos secos-, pan y otros cereales -que contengan el trigo como alimento básico-, productos lácteos preferiblemente desnatados, el aceite de oliva como grasa principal, y dentro de las proteínas priorizar el consumo de pescado y aves sobre el de la carnes rojas. Además, también es cardiosaludable el consumo regular de vino o cerveza en cantidades moderadas -dos vasos al día en varones, uno en mujeres-, ha comentado Regina Dalmau, miembro de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

En este sentido, la experta ha insistido en que las dietas bajas en grasas de origen animal -sobre todo grasas saturadas- y que potencian el consumo de frutas, verduras y productos integrales, disminuyen significativamente los niveles de colesterol en sangre, uno de los factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular.

Asimismo, otro aspecto en el que coinciden varios estudios son las propiedades cardioprotectoras del ácido graso omega-3, que según nos señala la cardióloga Dalmau contribuye a reducir los triglicéridos y la proporción de partículas de colesterol LDL densas y pequeñas, que son las que más favorecen la ateroesclerosis. “Además los ácidos omega-3 tienen propiedades antitrombóticas, antiarrítmicas y antiinflamatorias que, sin duda, contribuyen también a mejorar la prevención cardiovascular”, ha matizado.

El estudio DART

DART es el primer ensayo controlado que estudió la influencia de la dieta en el reinfarto con el objetivo de probar la hipótesis de que el pescado azul confiere protección contra la enfermedad coronaria. En el análisis se observó una reducción de la mortalidad durante los dos primeros años después del infarto de miocardio entre aquellos que consumieron 300 gramos de pescado azul a la semana, o que tomaron suplementos de aceite de pescado en una cantidad equivalente.

El ácido graso omega-3 es propio del salmón y otros pescados azules -sardinas, anchoas, pez espada o atún-, pero también lo encontramos en alimentos de origen vegetal como aceites vegetales, los frutos secos, algunas verduras como la lechuga y las espinacas, así como la piña y las fresas.

Según un artículo publicado en la Revista Española de Cardiología, en el que se dieron a conocer los resultados del Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (ENRICA), más de un 46,7 por ciento de la población española sufre hipercolesterolemia y sólo la mitad sabe que la padece.

Además, otro dato alarmante es que 28.000 personas mueren cada año en España debido a la obesidad y el sobrepeso, tal y como lo indica un estudio llevado a cabo por diversos departamentos de Medicina Interna de hospitales españoles, publicado también en la revista de la Sociedad Española de Cardiología.

Ante estos datos, la FEC ha insistido en que siguiendo un estilo de vida más saludable se pueden llegar a prevenir hasta el 90 por ciento de los infartos y ha recomendado combinar la práctica de ejercicio físico regular con la reducción de alimentos que aumentan los niveles de colesterol.

“Mantener una alimentación equilibrada, basada en la dieta mediterránea, es un elemento esencial para la prevención de enfermedades relacionadas con nuestro corazón”, ha zanjado la Fundación.

El sedentarismo es más mortífero que el tabaco

De este modo, los investigadores calculan que el sedentarismo está causando unas 5,3 millones de muertes cada año, y entienden que, pese a ser un factor de riesgo, las diferentes organizaciones y Administraciones públicas lo han olvidado en las campañas y medidas de prevención, sobre todo en los países de bajos y medianos ingresos.

El análisis, que ha contado con un estudio realizado por 33 investigadores de varios centros concluyó que el sedentarismo causa un gran número de enfermedades cardiovasculares, además de diabetes, cáncer de colon y recto.

“En América Latina la inactividad física es causante del 7,1 por ciento de los casos de enfermedad del corazón; 8,7 por ciento de los casos de diabetes tipo 2; 12,5 por ciento de los casos de cáncer de mama y 12,6 por ciento de los casos de cáncer de colon y recto”, afirman los investigadores en declaraciones a la BBC.

Para la doctora I-Min Lee del Hospital Brigham y de Mujeres de la Escuela Médica de la Universidad de Harvard (Reino Unido), quien dirigió el estudio, “todos estos casos podrían potencialmente prevenirse si la población de cada país y cada región llevara a cabo más actividad física”.

Según los científicos, es necesario “tomar con más seriedad” la inactividad física y convertirla en un asunto prioritario de salud pública. Además, añaden, es necesario cambiar la mentalidad del público y hacerlo consciente de los peligros de la inactividad física y no sólo recordarle los beneficios de hacer ejercicio.

Los investigadores estiman que un 33 por ciento de adultos y el 80 por ciento adolescentes en el mundo tienen un alto riesgo de estas enfermedades debido a que no llevan a cabo la cantidad recomendada de actividad física. Y, en este sentido, recuerdan que en muchos países se recomienda que los adultos lleven a cabo al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana.

Los investigadores encontraron que los países con poblaciones menos activas son los de mayores ingresos. Concretamente, en América Latina y el Caribe, el estudio muestra que el estilo de vida sedentario es responsable del 11,4 por ciento de todas las muertes.

El sedentarismo es más mortífero que el tabaco

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El análisis, que ha contado con un estudio realizado por 33 investigadores de varios centros concluyó que el sedentarismo causa un gran número de enfermedades cardiovasculares, además de diabetes, cáncer de colon y recto.

“En América Latina la inactividad física es causante del 7,1 por ciento de los casos de enfermedad del corazón; 8,7 por ciento de los casos de diabetes tipo 2; 12,5 por ciento de los casos de cáncer de mama y 12,6 por ciento de los casos de cáncer de colon y recto”, afirman los investigadores en declaraciones a la BBC.

Para la doctora I-Min Lee del Hospital Brigham y de Mujeres de la Escuela Médica de la Universidad de Harvard (Reino Unido), quien dirigió el estudio, “todos estos casos podrían potencialmente prevenirse si la población de cada país y cada región llevara a cabo más actividad física”.

Según los científicos, es necesario “tomar con más seriedad” la inactividad física y convertirla en un asunto prioritario de salud pública. Además, añaden, es necesario cambiar la mentalidad del público y hacerlo consciente de los peligros de la inactividad física y no sólo recordarle los beneficios de hacer ejercicio.

Los investigadores estiman que un 33 por ciento de adultos y el 80 por ciento adolescentes en el mundo tienen un alto riesgo de estas enfermedades debido a que no llevan a cabo la cantidad recomendada de actividad física. Y, en este sentido, recuerdan que en muchos países se recomienda que los adultos lleven a cabo al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana.

Los investigadores encontraron que los países con poblaciones menos activas son los de mayores ingresos. Concretamente, en América Latina y el Caribe, el estudio muestra que el estilo de vida sedentario es responsable del 11,4 por ciento de todas las muertes.

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De este modo, los investigadores calculan que el sedentarismo está causando unas 5,3 millones de muertes cada año, y entienden que, pese a ser un factor de riesgo, las diferentes organizaciones y Administraciones públicas lo han olvidado en las campañas y medidas de prevención, sobre todo en los países de bajos y medianos ingresos.

El análisis, que ha contado con un estudio realizado por 33 investigadores de varios centros concluyó que el sedentarismo causa un gran número de enfermedades cardiovasculares, además de diabetes, cáncer de colon y recto.

“En América Latina la inactividad física es causante del 7,1 por ciento de los casos de enfermedad del corazón; 8,7 por ciento de los casos de diabetes tipo 2; 12,5 por ciento de los casos de cáncer de mama y 12,6 por ciento de los casos de cáncer de colon y recto”, afirman los investigadores en declaraciones a la BBC.

Para la doctora I-Min Lee del Hospital Brigham y de Mujeres de la Escuela Médica de la Universidad de Harvard (Reino Unido), quien dirigió el estudio, “todos estos casos podrían potencialmente prevenirse si la población de cada país y cada región llevara a cabo más actividad física”.

Según los científicos, es necesario “tomar con más seriedad” la inactividad física y convertirla en un asunto prioritario de salud pública. Además, añaden, es necesario cambiar la mentalidad del público y hacerlo consciente de los peligros de la inactividad física y no sólo recordarle los beneficios de hacer ejercicio.

Los investigadores estiman que un 33 por ciento de adultos y el 80 por ciento adolescentes en el mundo tienen un alto riesgo de estas enfermedades debido a que no llevan a cabo la cantidad recomendada de actividad física. Y, en este sentido, recuerdan que en muchos países se recomienda que los adultos lleven a cabo al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana.

Los investigadores encontraron que los países con poblaciones menos activas son los de mayores ingresos. Concretamente, en América Latina y el Caribe, el estudio muestra que el estilo de vida sedentario es responsable del 11,4 por ciento de todas las muertes.

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Dietas personalizadas

Muchos son los factores que debe de tener en cuenta un dietista nutricionista a la hora de elaborar una dieta: sexo, edad, situación fisiológica y patología, que pueden condicionar el nivel energético, el nivel nutricional, la cantidad de nutrientes que se incorporarán a la dieta. También en función del estado nutricional se aplican suplementaciones o restricciones según convenga. Asimismo, el estilo de vida condiciona la dieta, hay que personalizar la dieta en función de horario, de la rutina y de los hábitos dietéticos. También hay que tener en cuenta la composición y forma de preparar los alimentos a la hora de hacer dietas personalizadas.

Sabemos que hay cierta predisposición genética a padecer ciertos tipos de situaciones y en los últimos años este componente genético está cobrando mayor importancia: entre un 40-70 % de las obesidades tienen algún grado de predisposición genética.

En un futuro próximo probablemente encontraremos que los dietista integraremos una nueva información a añadir dentro de la valoración del estado nutricional y es la determinación del perfil genético de cada paciente, es decir, la mayor o menor predisposición de cada persona a sufrir una determinada enfermedad relacionada con la alimentación: sobrepeso, obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, etc.

Desde el punto de vista genético hay dos grandes tipos de obesidad, la monogénica, que son mutaciones en único gen pero que se da con una frecuencia bajísima, y la poligénica. El gen más conocido es el FTO y es el que está implicado en la mayor parte de este tipo de análisis.

En los últimos meses han aparecido laboratorios que ofrecen kits para realizar análisis del genoma de cada paciente.

Vitagenes

Esta empresa ofrece un kit llamado WellnessAge® que se puede comprar por teléfono o internet por cualquier persona, con unas instrucciones para hacer un frotis bucal. Hay que rellenar un consentimiento informado para analizar su genoma y unos datos personales.

Con las instrucciones lo rellena y lo envía al laboratorio y a las 4 semanas puede consultar sus resultados en la página web. En este caso el kit analiza entre 25-36 snips (variaciones del ADN) por un precio de unos 500 euros y emite un informe de 50-80 páginas. Se analizan polimorfismos sobre predisposición a obesidad y algunas de sus enfermedades asociadas.

El resultado puede ser sin riesgo genético o bien cuando hay una mutación hay un riesgo genético medio, y cuando la mutación es de sujeto homocigoto el riesgo es alto.

En primer lugar se hace un juicio genético. Si el riesgo genético de esta persona es medio alto, posteriormente se evalúa el riesgo externo de obesidad en base al cuestionario que ha rellenado el paciente y, por último, se hace un juicio global con el resultado del riesgo global. Y se recomienda que al recibir el test el usuario vaya a un profesional o clínica que le ayude a interpretar los resultados y poner en tratamiento.

Genotest

Este laboratorio dispone de un test llamado Nutrichek®. En este caso aparece un listado de centros asociados, clínicas de nutrición, farmacias y gabinetes de dietética, y se puede comprar bien directamente o a través de uno de esos centros.

El test tiene un precio aproximado de 250 euros y analiza 14 snips. En este caso se emite un informe de unas 13 páginas y en la segunda parte del informe hace una interpretación de los resultados. Y, en tercer lugar, dan una serie de consejos personales. Si no hay alteraciones no debe modificarse significativamente el patrón de dieta y si las hay se recomiendan reducir los alimentos ricos en grasas de origen animal y grasa monoinsaturadas -excluyendo el aceite de oliva- y recomienda especialmente las grasa poliinsaturadas de los pescados azules.

Ferrer inCode

Nutri inCode® analiza la predisposición genética a desarrollar una serie de situaciones analizando 150 variantes genéticas en 55 genes. El precio es alrededor de 600 euros y hay que comprarlo a través de un centro sanitario. Emite un informe de unas 31 páginas dividido en dos partes. La primera parte del informe es para el médico y está dividida a su vez en tres partes: informe clínico analítico en base a un cuestionario sobre datos personales (no tiene nada que ver con la genética) calcula el IMC y la predisposición familiar (lo que se hace en la consulta dietética). La segunda parte, el informe genético, es el resultado del análisis genético de las 150 variantes. Y en la tercera parte aparecen las recomendaciones personalizadas. La segunda parte del informe, que le llaman informe para el paciente, recoge resultados de información genética y aquí hay una distribución de las 150 variantes genéticas.

Eugenomic

En este caso se analizan el perfil de bienestar genético en base a 8 perfiles. Hay dos posibilidades pedir el perfil completo o sólo una parte, que puede ser el control de peso. El informe puede llegar a ser de 80 páginas. Este test también debe ser respaldado por un médico, farmacéutico o dietista nutricionista, o incluso el propio paciente lo puede solicitar siempre que haya un facultativo detrás.

El informe tiene 4 partes. Primero dan la tabla de todos los resultados y después detallan los que tienen alto riesgo o bien protección. El informe es extenso y dan unas recomendaciones.

Test de intolerancia alimenticia

No tienen nada que ver con los test genéticos. El más conocido es el Alcat Test®, que se basa en una reacción de citotoxicidad enfrentando las células del propio organismo frente a distintos tipos de alimentos.

Se requiere de un análisis de sangre y con una batería de 20 tubos se pone una alícuota de sangre en cada tubo y en cada uno se enfrenta a un alimento distinto. En el caso del test Alcat 100 alimentos 20 aditivos y después está el blanco, donde simplemente está la alícuota de sangre. Se estudia la variación del número de células, de la agregación entre ellas, etc. Y se dibujan unas curvas de distribución, cada una de las curvas se compara con el blanco y en base a la diferencia de cada una de ellas frente al blanco se establece el resultado.

Se trata de una patente americana de hace unas décadas y se hizo una adaptación para alimentos españoles. El precio es entre 450 y 600 euros. En función de los resultados recomienda eliminar de la dieta todos los alimentos que salen positivo alto, evitar los que salen positivo medio, el bajo lo deja a juico del profesional, y negativo se pueden consumir.

Al realizar una búsqueda en Pubmed de los estudios que hay en relación a este test, de los 9 encontrados y ninguno apoya claramente la utilización de este tipo de técnicas. El último estudio aparecido en el año 2010 dice que estos métodos tienen falta de una validación técnica y clínica, y por tanto, no se justifica su uso y se desaconseja su utilización porque podrían conducir a disminución de la calidad de vida, e incluso a una situación de malnutrición.

Valoración final

-El conocimiento del perfil genético podrá ser integrado en el perfil de consulta dietética en un futuro.

-Hacen falta más estudios con más poblaciones y con mayor profundidad.

-No todas las etnias con la misma mutación responden igual a una misma dieta, hay que hacer estudios controlados.

-La base de estos test genéticos son estudios poligénicos, que cada mutación por si sola tiene muy poco peso y habrá que estudiar la interacción entre todas ellas, entre la dieta y ellas, y el resto de estilos de vida.

Conclusión

Por tanto, en la actualidad no hay evidencia científica sólida para diseñar dietas personalizadas basadas en la genética con garantías de éxito. Aunque el futuro es prometedor, a fecha de hoy todavía nos queda un camino por recorrer.

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Nuevos abordajes terapéuticos permitirán descensos adicionales de LDL de hasta un 70%

El experto de la Sociedad Española de Arteriosclerosis, Luis Masana, aseguró durante su participación en el 80 Congreso de la Sociedad Europea de Arteriosclerosis (EAS) que “existen nuevos abordajes terapéuticos que permitirán descensos adicionales de LDL de hasta un 70%”. “Unos resultados que ya muestran diversos estudios preliminares y que supondrán un gran avance en las terapias hipolipemiantes”, añadió el doctor.

Durante su participación en el 80º Aniversario de la EAS, celebrado en Milán entre el 25 y el 28 de mayo, el especialista impartió la conferencia Perspectivas sobre nuevos tratamientos hipolipemiantes en el contexto de un simposium satélite sobre Aferesis y nuevas terapias hipolipemiantes en la que comentó las principales novedades terapéuticas en este sentido.

Además de la novedosa terapia génica, resaltó la aparición de los inhibidores PCSK9 y MTP, que permitirán conseguir excelentes resultados en los tratamientos hipolipemiantes en pacientes con alto riesgo vascular. Así lo muestran los primeros estudios en este sentido “que hacen que nos mostremos optimistas” añadió.

Masana se mostró cauto en cuanto a la valoración de los inhibidores de CETP para elevar el HDL, aunque refrendó el documento de varias sociedades científicas en las que se desvincula la falta de eficacia de Dalcetrapib con los posibles efectos de otros inhibidores de CETP en desarrollo.

Durante su ponencia, el especialista de la SEA explicó la importancia de la edad en la aparición de arteriosclerosis, y se refirió al nuevo concepto de riesgo cardiovascular que ya no habla de “10 años vista” sino de riesgo a lo largo de toda la vida.” Por lo que es de gran relevancia un manejo precoz de los factores de riesgo cardiovascular”, señaló.

Fomento de la dieta mediterránea

También explicó que las últimas guías clínicas indican el manejo de los pacientes con bajo riesgo mediante cambios en el estilo de vida, reforzando la práctica de actividad física, el abandono del tabaco y una dieta adecuada. Señaló que existen importantes evidencias científicas que demuestran que la dieta mediterránea tiene el mejor perfil cardiosaludable.

Además añadió que ciertos suplementos dietéticos, como nutracéuticos y los alimentos funcionales puede ser útiles en estas situaciones, para adecuar el estilo de vida y el inicio de la terapia farmacológica de por vida.