Fibra y fruta, riesgo cardiovascular

Fibra y fruta contra el riesgo cardiovascular

Una dieta rica en fibra está asociada a una menor mortalidad en pacientes con riesgo cardiovascular, así como a menos incidencia de la diabetes tipo 2, de algunos cánceres y enfermedades inflamatorias. Todo esto explica que un alto consumo de fibra conlleva una reducción de la tasa de mortalidad.

Así se desprende de un estudio colaborativo realizado por científicos de la Universidad de Navarra y el Servicio Navarro de Salud, que ha sido publicado en ‘American Journal of Clinical Nutrition’.

El trabajo está coordinado por el profesor Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y miembro de CIBEROBN. En la investigación, ha detallado la Universidad de Navarra en un comunicado, participaron 7.216 hombres de entre 55 y 75 años y mujeres de entre 60 y 75 años con riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.

Se clasificó a los pacientes en cinco categorías según su consumo de fibra y fruta. Las personas de la categoría superior de consumo de fibra y fruta presentaron una tasa de mortalidad un 37% y un 41%, respectivamente, más baja que las de la categoría con el consumo más bajo. Esta asociación era aún más fuerte en las muertes cardiovasculares.

Según el director del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública Miguel Ángel Martínez, “lo más interesante que observamos, por primera vez en un estudio epidemiológico, es que quienes consumían inicialmente poca fruta pero incrementaban en solo una manzana al día su consumo de fruta, ya obtenían una reducción importante de su riesgo de mortalidad”.

El nuevo estudio, ha destacado el centro académico, se trata de “un trabajo único, ya que investigaciones anteriores solo habían considerado el contenido de fibra total inicial y no mediciones repetidas a lo largo del seguimiento”.

“En este caso, además, se ha tenido en cuenta el efecto de los propios alimentos (frutas, cereales integrales y otros ricos en fibra), ya que se considera que existen otros componentes en ellos que podrían tener un papel importante en la prevención de la mortalidad”, explicó el coordinador del estudio llevado a cabo por la doctora Pilar Buil-Cosiales, junto a otros profesionales del Servicio Navarro de Salud.

El proyecto se enmarca dentro de PREDIMED, una investigación colaborativa en la que participan 19 grupos científicos de Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Navarra, País Vasco y Valencia. Se trata del mayor ensayo clínico de la investigación española y uno de los principales de nutrición en el mundo cuyo objetivo es evaluar si la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extra virgen o frutos secos evita la aparición de enfermedades cardiovasculares, en comparación con una dieta baja en grasa.

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La combinación de Omega 3 de origen marino y esteroles vegetales reduce el colesterol y los triglicéridos

La combinación de Omega 3 de origen marino y esteroles vegetales reduce el colesterol y los triglicéridos, según ha mostrado un reciente estudio publicado por el ‘Journal of Nutrition’ y en el que han participado 332 personas.

En concreto, la investigación ha demostrado que la combinación de 2,5 gramos diarios de esteroles vegetales, junto con la ingesta diaria de hasta 1,8 gramos de Omega 3 de origen marino, no sólo disminuye el colesterol LDL alrededor de un 13 por ciento sino que, también, disminuye los triglicéridos en sangre entre un 9,3 y un 16,2 por ciento de media.

Para realizar el estudio, se administró a los participantes, de manera aleatoria, esteroles vegetales y ácidos grasos Omega 3 de origen marino durante un periodo de cuatro semanas. De esta forma, los investigadores comprobaron que la interacción de estos compuestos, acompañado de un estilo de vida saludable y la práctica habitual de ejercicio físico, reduce significativamente dos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (colesterol LDL y triglicéridos elevados).

“La ingesta de alimentos funcionales enriquecidos con esteroles vegetales aporta un claro beneficio para las personas con hipercolesterolemia, ya que les ayuda a reducir su colesterol LDL. Este estudio pone de manifiesto además, que su combinación con Omega 3 de origen marino, como por ejemplo el procedente del pescado azul, puede ofrecer una gran oportunidad en la mejora de los perfiles de lípidos en sangre”, ha explicado la profesora investigadora del Departamento de Tecnología de la Alimentación y Nutrición de la UCAM, Juana Morillas.

Finalmente, el miembro del Instituto Flora, Diana Roig, ha insistido en que la ingesta de esteroles vegetales es “muy sencilla” con ‘Flora pro.activ’, ya que 2 o 3 tostadas diarias untadas con esta margarina aportan la cantidad recomendada para reducir el colesterol LDL. Junto a este alimento, prosigue, el mantenimiento de una alimentación equilibrada y la realización de ejercicio diario resultan claves para proteger la salud.

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Los nutrientes de la leche en la salud cardiovascular

La siguiente conferencia se enmarca dentro de las jornadas “El calcio y otros componentes bioactivos de la leche en la salud humana” celebradas el pasado día 23 de octubre en Madrid. La doctora Manuela Juárez Iglesias, profesora de Investigación “ad honorem” del CSIC, Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación – CIAL (CSIC-UAM), ofreció la charla titulada “Los nutrientes de la leche en la salud cardiovascular”.

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¿Cuáles son los efectos de la cocaína en el corazón?

El consumo de cocaína pasa factura en el corazón. Así se desprende de un estudio realizado entre centros valencianos y la Unidad de cardiorresonancia del Royal Brompton Hospital de Londres, que refleja que hasta el 71% de los cocainómanos presentan algún tipo de afectación cardíaca, aunque estén asintomáticos. Además, los trastornos más frecuentes que presentan son fundamentalmente dilatación y disfunción contráctil de ventrículo izquierdo y derecho, e hipertrofia del ventrículo izquierdo, así como focos de fibrosis focal.

La investigación,  que ha sido recientemente publicado en el ‘Journal of Cardiovascular Magnetic Resonance’, una de las revistas científicas más prestigiosas, ha estado coordinado por el Centro Médico ERESA (Valencia). En ella, a través de técnicas de imagen cardíaca se ha confirmado que el consumo a largo plazo de cocaína supone una afectación cardiovascular incluso en individuos asintomáticos. Por ello, se considera que gracias a estos hallazgos sería planteable modificar el manejo de los adictos a cocaína, para incluir en su valoración médica una evaluación cardíaca incluso aunque no muestren síntomas de padecer ninguna alteración cardiovascular.

Al respecto, la doctora Alicia Maceira, primera firmante del estudio, ha explicado que aunque el estudio no ha sido diseñado para determinar por qué se producen exactamente estos problemas, “lo que sí sabemos es que un porcentaje muy alto de estos individuos, aunque estén asintomáticos, presentan patología en el corazón”.

De este modo, la novedad es que hasta el momento, la mayor parte de estudios de afectación cardíaca en personas con adicción a cocaína se habían hecho en pacientes seleccionados por síntomas, tras haber padecido un infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, o se investigaba el consumo de cocaína en todos los pacientes que presentaban una determinada patología. En cambio, en este caso se ha evaluado a cocainómanos asintomáticos y no seleccionados (se incluyeron en el estudio de forma consecutiva, conforme llegaban al centro de adicciones y cumplían los requisitos solicitados).

También resulta innovador por el uso de nuevas tecnologías de imagen cardíaca. Así, la doctora Maceira señala que “hay muy pocos estudios de estas características que se hayan realizado con cardiorresonancia magnética, una técnica muy exacta y reproducible para medir las dimensiones y función del corazón”. Es más, apunta, “que sepamos éste es el único estudio realizado con un equipo de resonancia magnética de 3T, que permite una mejor detección de las lesiones focales”.

Una segunda fase de estudio

Por ello, se aconseja que “habría que plantear indicar una valoración cardiológica en estas personas, aunque estén asintomáticas”. De hecho en una segunda fase del estudio, que ya está en marcha, se está valorando la posibilidad de que estas anomalías cardíacas pudiesen desaparecer al dejar de consumir cocaína, y también se quiere determinar qué factores de consumo, como vía de consumo, dosis, o años, influyen en la aparición de estas alteraciones y pueden ayudar a determinar quiénes deben ser sometidos a un estudio cardiológico.

En el estudio se incluyeron, de forma consecutiva, 94 personas con adicción a cocaína (81 de ellos hombres). A todos se les hizo una cardiorresonancia magnética con estudio morfológico y funcional del corazón y la aorta, así como de detección de inflamación o fibrosis focal del miocardio. En los primeros 50 pacientes también se llevó a cabo un estudio de detección de isquemia.

En este estudio colaborativo han participado la Unidad de Imagen Cardíaca de ERESA (Dres. Maceira, Igual y Belloch), el Departamento de Cardiología del Hospital Arnau de Vilanova (el doctor Cosín), la Unidad de Conductas Adictivas del área Valencia-La Fe (la doctora Ripoll), el Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Valencia (el doctor Salazar) y la Unidad de cardiorresonancia del Royal Brompton Hospital de Londres (Dr. Pennell).

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El uso de anticoagulantes es “vital” para reducir el riesgo de ictus en pacientes con fibrilación auricular

En España existen aproximadamente 800.000 pacientes bajo tratamiento anticoagulante para prevenir tromboembolismos venosos y arteriales, en los que el uso de estos fármacos es “vital” para disminuir el riesgo de ictus.

Así lo ha reconocido el jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario de Navarra, Jaime Gallego, miembro de la red de expertos ‘La salud del paciente, por delante’, con motivo del Día Mundial del Ictus que se celebró esta semana, que recuerda que esta enfermedad es la segunda causa de muerte global y la primera en la mujer en la población española.

En los últimos años ha disminuido la mortalidad global en muchos países, entre los que se encuentra España, donde en cambio se está produciendo un incremento de la incidencia de ictus previsible por el envejecimiento de la población y se “plantea un grave problema socio-sanitario en el futuro por el aumento de la prevalencia y de la discapacidad asociada”.

No obstante, reconoce la presidenta de la Federación Española del Ictus (FEI), Carmen Aleix, controlando los factores de riesgo se podrían evitar el 80 por ciento de los casos, unos eventos que en más del 30 por ciento de los pacientes presenta un problema de discapacidad, que se manifiesta con parálisis, problemas de equilibrio, trastornos del habla y déficits cognitivos, o con alteraciones emocionales, entre otros problemas asociados.

Para el doctor Gállego, es muy importante destacar que los eventos cerebrovasculares producidos por fibrilación auricular ocasionan lesiones cerebrales más grandes, producen generalmente mayor discapacidad y mortalidad y ocurren en edades más avanzadas que los ictus no cardioembólicos, cuya causa no es la fibrilación auricular.

Por su parte, los ictus asociados a esta arritmia tienen una mayor mortalidad en comparación con los causados por otras etiologías, llegando al 32 por ciento a los 30 días y al 50 por ciento al año de seguimiento.

A pesar de que las evidencias que existen con respecto a los beneficios del uso de anticoagulantes en el paciente con fibrilación auricular son claras y, a pesar de que cada vez se emplea más, su uso está claramente infrautilizado.

Se usa menos en los ancianos

“Esta infrautilización es especialmente llamativa en la población más anciana, que son los que tienen un mayor riesgo de ictus. Los antagonistas de la vitamina K (tratamiento clásico) tienen numerosas desventajas, que hace que muchos pacientes con fibrilación auricular e indicación de anticoagulación no estén tomando anticoagulantes”, ha reconocido Gallego.

Entre otros problemas, los antagonistas de la vitamina K tienen una estrecha ventana terapéutica, la respuesta es impredecible y tienen numerosas interacciones con múltiples fármacos y alimentos.

Además, poseen un comienzo y final de acción lento, lo que hace que frecuentemente sea necesaria la utilización de una terapia puente, generalmente con heparina de bajo peso molecular, ante determinadas intervenciones, explica este experto.

Frente a estos fármacos más clásicos, los nuevos anticoagulantes orales cuentan con una cinética predecible, no tienen interacciones con los alimentos, y escasas con otros fármacos, lo que hace que se puedan administrar a dosis fijas, y sin necesidad de monitorizar su actividad anticoagulante. Además, tienen un inicio y final de acción rápidos, por lo que “no suelen precisar de terapia puente ante los procedimientos invasivos”.

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El 70% de las personas que presencian una parada cardíaca no ayuda porque no sabe cómo actuar

Alrededor del 70 por ciento de las personas que presencian una parada cardíaca asegura que no ayuda porque no sabe qué tiene que hacer, y la intervención dentro de los tres o cuatro primeros minutos aumenta las posibilidades de supervivencia en más del 50 por ciento.

Por lo tanto, si se aumentara el porcentaje de personas que aprenden e inician las medidas de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y la Desfibrilación Automática (DEA), se podrían salvar 100.000 vidas en Europa cada año, por lo que es imprescindible la información y la formación, señalan desde la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP).

Asimismo, la organización insiste en que es “sumamente importante transmitir a la población en general que realizar maniobras de RCP no le puede hacer daño al paciente”, de hecho “se le hace más daño si no se realizan estas maniobras cuando está indicado”.

Importancia de la llamada “cadena de supervivencia”

La principal causa de paro cardíaco, generalmente de aparición repentina e inesperada en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado, es el infarto agudo de miocardio. Quienes sufren un paro cardíaco y no son atendidos rápidamente pueden morir al cabo de unos minutos.

La supervivencia a un paro cardíaco depende de que se realicen por parte de los testigos de una serie de acciones encadenadas, llamada cadena de supervivencia. Los pasos a seguir son reconocer la situación, alertar al 112 ó 061, iniciar RCP, efectuar una DEA, y apoyo cardiovascular avanzado precoz, prestado por los servicios de urgencias y emergencias.

“Solo así aumenta la supervivencia en de un 200 por ciento a un 300 por ciento”, han detallado. Sin embargo, hoy en día sólo se realizan estas maniobras a un 20 por ciento de las personas que sufren un paro cardíaco fuera del hospital.

“En Europa se producen 1.000 muertes al día por parada cardíaca, 100 en España, como si cada día se estrellaran dos aviones tamaño jumbo y no hubiera supervivientes”, han comparado miembros de la SEPEAP. Cada año fallecen alrededor de 350.000 personas en Europa a consecuencia de muerte súbita fuera los hospitales (30.000 en España).

En este sentido han recordado que el hecho de que la población aprenda a realizar técnicas de RCP “podría salvar la vida de 100.000 personas cada año solo en Europa”.

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Relacionan la insuficiencia renal con los niveles de triglicéridos en diabéticos

Un estudio internacional realizado por 24 hospitales y clínicas de 13 países, entre ellos el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) de Barcelona, ha permitido constatar la relación entre el riesgo de desarrollar insuficiencia renal y los niveles de lípidos en diabéticos.

Un estudio internacional realizado por 24 hospitales y clínicas de 13 países, entre ellos el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) de Barcelona, ha permitido constatar la relación entre el riesgo de desarrollar insuficiencia renal y los niveles de lípidos en pacientes con diabetes.

El objetivo de la investigación que ha permitido el hallazgo, publicado en la revista ‘Circulation’, era determinar si existe una relación entre niveles de triglicéridos y colesterol en el plasma y las principales complicaciones vasculares en diabetes, ha informado este lunes el VHIR en un comunicado.

El estudio muestra que los triglicéridos y el colesterol están claramente asociados –y de manera independiente– al riesgo de enfermedad microvascular y en particular de nefropatía.

Esto significa que, aún cuando el colesterol ‘malo’ está controlado por medicamentos en los pacientes con diabetes, los triglicéridos aumentan el riesgo de que desarrollen complicaciones renales, mientras que el colesterol ‘bueno’ lo disminuyen.

Los triglicéridos son grasas con una función diferente a la del colesterol –sirven para almacenar energía– y están asociados al riesgo de arteroesclerosis e insuficiencia cardiaca: bajar los triglicéridos disminuye el riesgo cardiovascular y mejora la evolución de la nefropatía diabética, la principal causa de insuficiencia renal terminal y transplante.

El riesgo de retinopatía también está asociado a los niveles de triglicéridos, pero la asociación es menos fuerte y depende también de otros factores, como la hipertensión y los niveles de hemoglobina glicosilada.

cerveza y menopausia

¿Es buena la cerveza para la diabetes y la hipertensión?

Cerveza, dieta mediterránea y enfermedad cardiovascular. Así se llama el estudio dirigido por el médico de Medicina Interna del Hospital Clinic de Barcelona que ha concluido que las personas que consumen cerveza habitualmente de forma moderada presentaban un patrón alimentario más próximo a la dieta mediterránea, tienen un menor riesgo de padecer enfermedades como la diabetes y la hipertensión (factores de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares), así como unas cifras mayores de HDL o colesterol bueno y menores de LDL o colesterol malo.

Así lo ha informado el Centro de Información Cerveza y Salud (CICS), que añade que se trata de un subestudio realizado con 1.249 personas que se incluye en el estudio Predimed, un ensayo clínico de intervención dietética en el que han participado más de 7.000 sujetos de distintos puntos de la geografía española.

El trabajo señala que el patrón alimentario próximo a la dieta mediterránea tradicional permite reducir hasta en un 30 por ciento el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares mayores (infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular) en pacientes de alto riesgo cardiovascular.

Además, un estudio elaborado por la profesora Lina Badimón, directora del Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC), Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, que ha sido publicado en la revista Basic Research in Cardiology, ha demostrado que el consumo moderado de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, puede proteger frente a lesiones miocárdicas agudas asociadas al infarto.

Esto se debe a los nutrientes que contiene esta bebida que derivan de sus ingredientes naturales (agua, cebada malteada y lúpulo), entre los que destacan las vitaminas del grupo B (especialmente el ácido fólico), la fibra, los minerales (silicio, potasio, magnesio y poco sodio), así como uno de los polifenoles (antioxidantes naturales) más destacados de la cerveza es el xanthohumol, presente en el lúpulo, que se relaciona con efectos protectores en la salud cardiovascular.

Los mencionados trabajos han sido protagonistas en una conferencia sobre dieta mediterránea, salud cardiovascular y cerveza que ha tenido lugar en Gijón en el marco de la Semana del Corazón.

La iniciativa, organizada conjuntamente por el Centro de Información Cerveza y Salud y la Fundación Española del Corazón, ha sido presentada por la nutricionista y directora de la ONG Nutrición Sin Fronteras, Mercè Vidal, quien ha recordado que la cerveza puede estar incluida dentro de una dieta equilibrada por su alto contenido en antioxidantes y vitaminas que le confieren su especial interés nutricional, concretamente a nivel cardiovascular.

De esta forma, se pone en marcha por segundo año consecutivo una campaña informativa que pretende fomentar hábitos de alimentación saludables entre la población española, incidiendo en los múltiples beneficios que derivan de ella.

Así, Mercè Vidal ha dado a conocer durante la conferencia que la Dieta Mediterránea es un modelo de alimentación común a los países de la cuenca del Mediterráneo que se caracteriza por la abundancia de alimentos vegetales (frutas, verduras, legumbres y frutos secos) pan y otros cereales, el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas, el aceite de oliva como grasa principal y una ingesta moderada de bebidas fermentadas (cerveza, vino y sidra), consumidas normalmente durante las comidas.

Así lo pone de manifiesto la Pirámide de Alimentación Saludable elaborada por la Sociedad Española de Nutrición, referencia nutricional en España, que incluye el consumo opcional y moderado (1 ó 2 cañas al día para las mujeres, 2 ó 3 cañas al día para los hombres) de bebidas fermentadas como parte de una alimentación equilibrada.

pacientes muy ancianos

Editan el primer documento de consenso sobre el control de factores de riesgo cardiovascular en pacientes muy ancianos

Los pacientes muy ancianos, es decir aquellos que ya son octogenarios, tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, unas patologías que representan una importante causa de discapacidad y de carga económica, por este motivo los cardiólogos han editado el primer documento de consenso sobre el control de factores de riesgo cardiovascular en estos pacientes.

El objetivo se marcar las pautas de actuación en prevención cardiovascular de la población octogenaria o de más edad, estableciendo una serie de recomendaciones en cuanto al estilo de vida o a la adaptación del tratamiento farmacológico dependiendo de cada factor de riesgo cardiovascular.

La publicación se presenta este viernes en el marco de la Reunión Anual de la Sección de Cardiología Geriátrica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que se celebrará en Barcelona, y cuenta con el aval de las cuatro sociedades médicas implicadas en el manejo de estos pacientes, como la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC).

Con ella se pretende ayudar a los médicos en la toma de decisiones en la práctica clínica diaria en torno a aspectos como la modificación del estilo de vida, el tratamiento de la hipertensión, la dislipemia o la anticoagulación.

“Aun así, no están pautadas las decisiones sobre cómo tratar los factores de riesgo cardiovascular en este grupo de población, ya que las escalas de riesgo actuales se centran en medir el riesgo de muerte cardiovascular y no otros factores pronósticos tan importantes en este grupo de edad como son la incapacidad funcional o la demencia”, destaca el doctor Manuel Martínez-Sellés, presidente de la Sección de Cardiología Geriátrica de la SEC y jefe de la Sección de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón.

“Nuestro objetivo es mantener las óptimas expectativas de vida para el anciano, logrando preservar al máximo su capacidad funcional y cognitiva, y asegurarle la mejor calidad de vida posible”, añade.

Principales recomendaciones

La guía esta dividida en octogenarios que son los que gozan de una mejor calidad de vida, lo forman aquellas personas que poseen una expectativa de vida de más de tres años, escasa comorbilidad, buena capacidad funcional y ausencia de trastorno cognitiva importante; y aquellos ancianos mayores que tienen una esperanza de vida de menos de tres años, que sufren alguna comorbilidad grave (fallo de algún órgano avanzado), demencia moderada-grave y/o un deterioro funcional importante.

Según indica el escrito, y por factores de riesgo, los pacientes del primer grupo (es decir, los que llegan a la vejez con una buena calidad de vida) pueden someterse sin riesgo a la modificación del estilo de vida (que incluye la eliminación del consumo de tabaco y recomendaciones individualizadas sobre dieta y ejercicio físico), ya que ello les permitirá mejorar su estado de salud general; no obstante, deberá valorarse su indicación en el subgrupo de pacientes ancianos más críticos, según la valoración del impacto que estos cambios puedan implicar sobre el paciente.

El tratamiento de la hipertensión también será distinto y deberá ceñirse al riesgo de cada tipo de paciente. Así, los octogenarios con buen estado de salud tendrán un objetivo general de presión arterial de 150/90mmHg, salvo aquellos pacientes con intolerancia a los medicamentos antihipertensivos y los octogenarios del segundo grupo cuyos niveles serán de 160/90mmHg.

El tratamiento farmacológico solo estará indicado para aquellos pacientes que no logren alcanzar sus cifras objetivo mediante la modificación de los hábitos de vida (dieta sin sal, ejercicio y pérdida de peso) y siempre y cuando éste sea bien tolerado para el paciente (sin efectos adversos) y vigilando, siempre, para evitar descensos en la PA de <120mmHg de presión sistólica y de <80mmHg de presión diastólica.

En cuanto al control de la dislipidemia (alteración del metabolismo de los lípidos), los niveles óptimos de lipoproteínas de baja densidad (LDL o “colesterol malo”) en prevención primaria serian de <130 mg/dl y en prevención secundaria de <100 mg/dl (<70 mg/dl en pacientes de muy alto riesgo). En referencia al tratamiento mediante estatinas, estas estarían indicadas en prevención secundaria si la tolerancia es buena, y en prevención primaria solo en pacientes de muy alto riesgo (diabetes o más de dos factores de riesgo), siempre y cuando la tolerancia sea buena y no se haya logrado alcanzar los niveles óptimos mediante la modificación de los hábitos de vida (dieta y ejercicio).

Cabe destacar que la prescripción de estatinas está totalmente desaconsejada en el segundo grupo de pacientes octogenarios que presentan criterios agravantes (comorbilidad grave, demencia o deterioro funcional).

Por último, y en cuanto a la antiagregación plaquetaria mediante ácido acetilsalicílico (AAS), esta está indicada en dosis bajas (75-100mg) para todos los casos de prevención secundaria, siempre que el riesgo hemorrágico no sea elevado, y en prevención primaria solo en sujetos de muy alto riesgo (diabetes, múltiples factores de riesgo o enfermedad vascular subclínica).

La doble terapia de antiagregación (AAS más clopidogrel) estaría indicada durante el primer año para aquellos octogenarios con síndrome coronario agudo (SCA) y/o intervención coronaria percutánea (stent). Se desaconseja la indicación de antiagregantes en aquellos pacientes octogenarios que poseen un peor perfil de riego, es decir, a todos aquellos que cumplan con los criterios inclusivos del segundo grupo, anteriormente citados.

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Cuatro de cada diez muertes por infarto se produce en invierno

Un 40% de las muertes por infarto se producen en invierno ya que el frío provoca un efecto vasoconstrictor en las venas y arterias del sistema cardiovascular facilitando su obstrucción y la aparición de la angina de pecho o el infarto. Además, quienes sufren un paro cardiaco con una temperatura ambiental calurosa tiene mejor recuperación neurológica, según varios estudios presentados en el Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cardiología, que se celebra hasta el martes en Barcelona.

Un estudio sobre reanimación cardiopulmonar (RCP) realizado colaborativamente entre distintas universidades y centros de Japón ha revelado una relación directa entre la temperatura ambiental en el momento en que una persona padece un paro cardiaco y la evolución neurológica de estos pacientes.

El estudio ‘Ambient temperature at the onset of out-of-hospital cardiac arrest affects neurological outcome after one month’, ha analizado a más de 240.000 pacientes mayores de 18 años que sufrieron un paro cardiaco entre enero de 2005 y diciembre de 2010. Se estudió si los factores ambientales como la temperatura ambiental, la presión atmosférica, la humedad y las horas de luz solar obtenidas de la Agencia Meteorológica Estatal en la hora en la que se produjo el paro cardiaco influían en el estado neurológico del paciente a los 30 días de haber sufrido un paro cardiaco.

Tras el análisis de los datos, los investigadores observaron que los pacientes que sufrían el paro cardiaco a una temperatura ambiental mayor, es decir cuando hace más calor, tenían un mejor estado neurológico transcurrido un mes del paro cardiaco.

En este sentido, el doctor Manel Sabaté, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínic de Barcelona, ha precisado que, “aunque estos hallazgos relacionan la temperatura y la recuperación neuronal, los autores consideran que es necesario desarrollar más estudios prospectivos para determinar exactamente cómo influye la temperatura ambiental en la temperatura del propio cuerpo y la recuperación neurológica de los pacientes que sobreviven al paro cardiaco”.

Estudios anteriores ya apuntaban la existencia de una variación elevada de muertes por infarto agudo de miocardio (IAM) según la estación del año en la que se producen. Dilaveris et at. analizaron las muertes por IAM durante el 2001 en la ciudad de Atenas y observaron que las muertes en invierno eran un 31,8% superiores que las producidas en verano. Por su parte, otro estudio publicado en ‘Journal of the American College y llevado a cabo en Minnesota concluía que existe un aumento de más de un 16% del riesgo de padecer muerte súbita cardiaca en invierno.

El doctor Sabaté ha explicado que “normalmente ocurren más paros cardiacos en invierno. Una de las explicaciones a este hecho es que el frío es vasoconstrictor y puede facilitar la obstrucción de las arterias desencadenando la angina de pecho o el infarto. Es más, existe un tipo de angina relacionada directamente con el frío llamada angina a frigore ya que, con el frío, el paciente tiene dolor de pecho y luego, tras entrar en calor, este dolor desaparece.

Por el contrario, en verano el infarto suele ir más relacionado con la bajada de la presión arterial y la deshidratación. Así, los desencadenantes de los infartos son diferentes según la época del año”, y recalca que “numéricamente se dan con menos frecuencia en verano”.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2012 hubo en España un total de 17.644 defunciones por infarto de miocardio. De éstas, el 40% (7.083) se produjeron en los meses de invierno (de diciembre a marzo), mientras que en verano (de junio a setiembre) se produjeron tan solo un 28% (4.975).

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Veinte minutos de siesta ayuda a reducir el estrés y aumenta la concentración

La siesta, si es corta, de entre 20 y 30 minutos, es buena para reducir el estrés y aumenta la capacidad de concentración. Así lo manifiesta la doctora Teresa Lluch, responsable de la Unidad del Sueño de Hospital Quirón Murcia, que destaca que ” reduce el grado de estrés y las tensiones físicas, aumenta la capacidad de concentración del individuo en un 34 por ciento, refuerza totalmente el estado de alerta y disminuye en un 37 por ciento los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares”.

Sobre la duración de la siesta, la doctora Lluch es clara: “El tiempo recomendable que debemos dormir en la siesta oscila entre los 20 y 30 minutos, de esta forma reponemos las fuerzas necesarias para afrontar el resto de la jornada. Sin embargo, al echarnos una siesta de más de media hora, el efecto que obtenemos es el contrario, teniendo una sensación de malestar general y de un cansancio mayor al que teníamos antes”.

Además, la práctica de la siesta, que se realiza habitualmente tras la comida, “produce una relajación muscular que ayuda al aparato digestivo a hacer la digestión, función principal de este órgano, de una manera más eficaz”.

Al hilo, manifiesta que la mayoría de veces que se piensa en echarnos una siesta, el único objetivo que nos proponemos es “reponer fuerzas de una manera rápida y breve”. Sin embargo, “no tenemos en cuenta cómo debemos hacerlo para lograr una siesta perfecta”.  Para conseguirlo, aconseja que se deben de evitar, en la medida de lo posible, “los ruidos y la claridad, con una buena temperatura en la habitación para favorecer la calidad del sueño, y dormir la siesta cómodos”.

Mientras que para los adultos, los efectos de la siesta “resultan favorables por combatir las posibles alteraciones de sueño que pueden padecer debido a la excitación o el estrés emocional, para los niños y ancianos esta práctica es fundamental, ya que los más pequeños la necesitan para su desarrollo físico y neurológico, y los mayores para tener una mejor calidad de vida”.

La doctora Lluch señala la importancia del descanso para un buen rendimiento diario tanto en el trabajo como en las actividades cotidianas.  Por ello, comenta que “los trastornos del sueño, como la conciliación del mismo o las alteraciones relativas a su duración, necesitan ser tratadas por especialistas que ayuden a solucionar estos problemas, por lo que es recomendable asistir a una Unidad de trastornos del sueño como la de Hospital Quirón Murcia, que cuenta con la última tecnología para la realización de pruebas neurofisiológicas, que den el diagnóstico de las alteraciones del sueño y de la actividad bioeléctrica cerebral”.

Las siestas pueden ser planificadas, cuando vamos a ir a dormir un poco más tarde, por ejemplo en verano por que la mayoría de las actividades se inician cuando hace menos calor y esto lleva a que nos acostemos más tarde; de emergencia, que se producen al encontramos muy cansados y no poder continuar la actividad, sería el caso de las siestas para combatir el adormecimiento o fatiga en la conducción en periodo estival cuando nos desplazamos de un sitio a otro por la carretera); y habituales, que corresponde al sujeto que hace la siesta todos los días a la misma hora, por ejemplo la de los niños pequeños cada tarde y la de los adultos después de comer.

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Los esteroles vegetales, la receta contra el colesterol

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La Comisión Europea ha confirmado que la ingesta diaria de entre 2,5 y 3 gramos de esteroles vegetales reduce hasta un 12,5 por ciento el colesterol LDL en sangre, según ha informado el presidente de Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas, Giuseppe Russolillo.

Y es que, aproximadamente 17 millones de españoles padecen este trastorno y, hasta la fecha, la prevención y tratamiento de esta afección ha consistido en mantener una alimentación saludable y practicar actividad física a diario.

“Sin embargo, cada vez podemos afirmar de forma más contundente que la ingesta de esteroles vegetales puede ayudar a mejorar el control de esta enfermedad y favorecer la reducción del colesterol alto, convirtiéndose así en parte de la estrategia principal”, ha explicado Russolillo.

En concreto, los esteroles y estanoles vegetales son compuestos orgánicos que actúan bloqueando parcialmente la absorción de colesterol en el intestino, lo que implica una reducción del paso del colesterol a la sangre.

Ahora bien, aunque se encuentran en aceites vegetales, frutos secos y en muchas frutas y verduras, la cantidad es “insuficiente” para reducir de forma significativa el colesterol, por lo que el experto ha destacado la necesidad de que se aumente la ingesta de estos compuestos a través de alimentos funcionales como, por ejemplo, ‘Flora pro.activ’.

De hecho, este tipo de productos están avalados por organismos como la Sociedad Internacional de Arterosclerosis, la Sociedad Europea de Arterosclerosis o la Sociedad Europea de Cardiología. “Su consumo, unido a una alimentación variada y equilibrada y un estilo de vida saludable, puede ayudar en el control del colesterol”, ha zanjado.