La obesidad mórbida aumenta un 200% en España

La investigación, que ha sido realizada por la Universidad de Navarra sobre los datos de las seis Encuestas Nacionales de Salud publicadas entre 1993 y 2006, concluye además que el crecimiento de la prevalencia de obesidad mórbida es más rápido que el de una obesidad más leve (más del 200 por ciento en obesidad mórbida frente a un 65 por ciento en obesidad).

Se considera que una persona sufre de obesidad mórbida cuando su Índice de Masa Corporal (IMC) es igual o superior a 40.

“La obesidad mórbida se ha disparado más porque los obesos con patología más leve han sobrepasado el límite de la mórbida”, explica el Dr. Carlos Macaya, presidente de la SEC, quien advierte de que esta situación es “un grave problema de salud pública, que, con toda seguridad irá en aumento si no se hacen intervenciones serias”.

Asimismo, el estudio ha desvelado que, aunque siguen siendo las mujeres las que más padecen de obesidad mórbida (6,8 de cada mil mujeres y 5,4 de cada mil hombres) el crecimiento relativo entre los hombres ha sido tres veces superior.

La obesidad se debe a un “problema educacional y de cultura social”, asegura Macaya, quien alerta de que “la alimentación es muy mala en cuanto a calidad y cantidad, ya que hay una clara tendencia a la sobrealimentación y a elegir una dieta basada en carbohidratos”.

“Los hidratos de carbono son la molécula más fácil de quemar, pero si no te mueves y no la quemas se transforma en grasa”, explica el presidente de la SEC.

Por este motivo, el experto en Cardiología cree que el problema debe tomarse en serio porque, en caso contrario, “no hay duda de que irá en aumento”. En este sentido, el Dr. Macaya apuesta por “intervenciones a nivel nacional por parte de las autoridades sanitarias para concienciar a la población e incidir en la consideración de este problema como una enfermedad”.

“Los resultados de este estudio obligan a tomar urgentemente medidas preventivas eficaces, ya que nos estamos acercando con demasiada rapidez a las cifras de obesidad que Estados Unidos tenía hace veinte años. En la actualidad, el país norteamericano tiene una prevalencia de obesidad mórbida de entre el cinco y el seis por ciento de la población. Nosotros por el momento no llegamos al uno por ciento, pero estamos tendiendo a alcanzar estas cifras en pocos años”, añade el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínez.

Las autoridades sanitarias deben “ponerse las pilas”

“Las autoridades sanitarias se tienen que poner las pilas en materia de prevención de obesidad. Igual que nos bombardean con otro tipo de imágenes como por ejemplo las del tabaco, que nos bombardeen con este tipo de mensajes”, sentencia el Dr. Macaya.

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Las ciencias ómicas en la salud pública y nutrición

La investigación se ha hecho basada en hipótesis, a partir de un problema se hacen observaciones, experimentos, se analizan los datos y, finalmente, se confirma o no la hipótesis inicial. El método científico basado en hipótesis (Descartes, Bacon, etc.) es muy lineal, es una aproximación reduccionista que ha tenido que simplificar de gran manera los sistemas biológicos y esto ignora la realidad de la biología que es extraordinariamente compleja.

Otros maestros contrarios a este método desarrollaron el método científico anarquista (“se hacen cosas y a ver qué sale”). Defensores de este método fueron Feyerabend. Este método liberaba al investigador del método impuesto basado en la hipótesis.

Esto origina un cambio en el paradigma científico y reconoce la falta de linealidad de los sistemas biológicos empezando a manifestarse con investigadores como Jacob, Monod, etc. que fueron iniciadores en la interacción de los genes y el medio ambiente, y recibieron el Premio Nobel.

Uno de los ejemplos con más éxito de este método no basado en hipótesis viene dado por el proyecto Genoma Humano. Uno de los mayores éxitos desde el punto de vista del conocimiento o tecnológico.

Las “ómicas”

Las “ómicas” se han originado como una ruptura de la tradición científica de la hipótesis, se coge toda la información que se posee y se procesa. La más conocida de ellas es la genómica que se dedica al estudio de la totalidad del genoma; la transcriptómica estudia la expresión de una célula, un tejido, etc.; la proteómica estudia las proteínas, tanto nuevamente generadas como las organizadas; y la metabolómica estudia los compuestos de tamaño molecular pequeño que son el producto final del metabolismo. Todo esto da lugar al Phenomics o Pathophenomics , lo que se llamaba antes fenotipo. La asociación e interacción de las ómicas con las perturbaciones ambientales nos lleva a la biología de sistemas.

Las “ómicas” desde el punto de vista de publicaciones son muy novedosas y desde 1995 hasta 2009 experimentaron un aumento espectacular en número de publicaciones. En la actualidad el número de publicaciones ya se ha estabilizado publicándose sólo lo que se debe publicar.

El estudio de la genómica permite encontrar los polimorfismos que nos llevan a entender nuestra predisposición a las enfermedades o a las diferentes respuestas (a dieta, a actividad física, a fármacos, etc.).

Estos estudios han experimentado un cambio espectacular desde los comienzos a principios de los 80. Se ha pasado de estudiar un único punto en el genoma a poder estudiar hasta 500 o llegar a los chips genómicos que permiten mirar en el genoma hasta cinco millones de polimorfismos; o pasar de estudiar 38 sujetos a poder estudiar a 250.000 individuos a la vez.

En nuestro equipo de investigación hemos ido aumentado los polimorfismos estudiados y las poblaciones. En el último artículo publicado en Nature en verano 2010 se estudiaron unos 130.000 sujetos, se analizaron 2,3 millones de polimorfismos por sujeto y encontramos 95 genes relacionados con lípidos. En ese estudio utilizamos población principalmente norteamericana, europea y poca representación asiática. Existe una gran carencia de estudios genéticos en lo que se refiere a otras poblaciones como la sudamericana o africana para capturar la genética ancestral del ser humano y es un área que se tienen que cubrir porque el genoma africano es muy diferente al genoma del blanco.

De los 95 genes que encontramos -en este caso se trata de enfermedades poligénicas complejas-cada uno de ellos contribuye un poco al fenotipo, por lo que hay que ver la acumulación de polimorfismos en estos genes y ver cómo esto contribuye al fenotipo. Por ejemplo en sujetos con pocos polimorfismos asociados a los niveles de colesterol LDL el riesgo de tener hipercolesterolemia es bajo. Como en el genoma se van acumulando polimorfismos el riesgo de hipercolesterolemia va subiendo. Lo que hay que hacer es crear un conjunto de polimorfismos, de mutaciones informativas, que nos permitan predecir los niveles de colesterol, el riesgo de hipercolesterolemia, en la población basado en toda la información.

Valor predictivo de la genética. La prevención personalizada

En la actualidad nos encontramos un problema, cuando incluimos la información genética a los biomarcadores clásicos de riesgo, prácticamente no ganamos nada en la manera en cómo hacemos hoy las estadísticas, pero la genética -bajo mi punto de vista- sirve para predecir el futuro. Cuando nacemos todos tenemos el mismo colesterol, el mismo HDL, pero lo que no sabemos es cómo vamos a evolucionar. Si sabemos leer e interpretar la genética podemos saber cuál va a ser la evolución y podremos realizar una prevención personalizada.

Actualmente ya se puede, previa consulta inicial, extraer el ADN, realizar análisis y dar la información de los resultados al paciente de cuál es su riesgo genético. La tecnología la tenemos pero nos faltan dos pequeños detalles: la bioinformática en términos de traducir lo que significan los polimorfismos y una profesión, el consejero genético, que informe al paciente sobre lo que la información genética compleja significa.

Interacción gen-ambiente

A pesar de toda la tecnología todavía -a la hora de hablar de colesterol, obesidad, etc.- no podemos capturar la mayor parte de la herencia. Sólo podemos estudiar el 20-25 por ciento del componente genético de estas enfermedades y nuestra pregunta es ¿dónde se esconde esta herencia? En gemelos se puede observar como un idéntico genoma se expresa de formas diferentes. Esto indica que hay algo más allá del genotipo que determina el aspecto. Es la interacción gen-ambiente.

En algunos trabajos podemos ver como un gen relacionado con el metabolismo lipídico, el de la lipasa hepática, dependiendo de la presencia o ausencia de polimorfismos en el promotor de este gen el comportamiento de los niveles de HDL con respecto al consumo de grasa en la dieta es diferente. Hay sujetos que cuando consumen más grasa la HDL les sube y el índice aterogénico LDL/HDL se mantiene prácticamente constante a lo largo de la vida. Estas personas pueden sobrevivir, desde el punto de vista cardiovascular, muy bien en cualquier medio. Pero individuos homocigotos para el polimorfismo tienen un comportamiento opuesto al consumir la grasa. Cuando consumen grasa la HDL baja, lo más probable es que la LDL suba por lo que la relación entre las partículas aterogénicas y antiaterogénicas se hace muy negativa. Estos individuos tendrán un riesgo cardiovascular alto ante un consumo de grasa elevado. Si a estos individuos les ponemos una dieta clásica recomendada baja en grasa probablemente no ganemos mucho beneficio. Estos avances nos permitirían hablar de dietas personalizadas según los polimorfismos.

Estudios en el gen de Apo A2

Otro trabajo muy interesante es el referente a la ApoA2 de la que hasta hace poco se desconocía lo que hacía. La HDL limpia de colesterol los tejidos periféricos para llevarlo al hígado. La ApoA2 está presente en la HDL pero no se sabe que hace. Hay un polimorfismo en la región promotora que regula la expresión del gen que in vitro se ha demostrado que según esté presente/ ausente regula la expresión de la proteína -esto se ha demostrado en dos estudios independientes-. Dependiendo de si en la población se tienen unos genotipos u otros afecta al peso y al consumo de ciertos alimentos. Es decir, una proteína relacionada con el metabolismo lipídico y que no sabíamos que hacía, de repente afecta a dos cosas: al consumo energético y a preferencias a ciertos tipos de alimentos y obesidad.

A través de estudios realizados en diferentes poblaciones nos hemos encontrado, con una interacción gen- dieta, que la expresión de ese fenotipo de obesidad depende del consumo de grasa saturada. Un consumo de grasa saturada alta o baja no influye mucho en los sujetos que no son homocigotos para el polimorfismo, pero en los homocigotos el efecto de una dieta rica en grasas saturadas es muy fuerte. Más recientemente se ha demostrado que esto mismo ocurre en Europa y en Singapur.

Así que, por primera vez en la historia de la nutrigenómica, se ha replicado una interacción gen-dieta en un polimorfismo que parece ser funcional en el gen de la ApoA2, de manera que podemos pensar que la Apo A2 tiene una influencia sobre el gusto y la saciedad que afecta al índice de masa corporal en seis poblaciones independiente y en cinco grupos étnicos alrededor del mundo.

El reloj biológico y “genes relojes”

Nuestro metabolismo funciona de diferente manera según el momento del día. La regulación se realiza por 20.000 células situadas en el núcleo supraquiasmático y que son las receptoras de la luz, la oscuridad, la actividad física, etc.y que, a través de los llamados “genes relojes”, define lo que es más óptimo que hagamos según la hora del día: que nuestra melatonina sea alta o baja, que nuestro cortisol o presión sanguínea o temperatura sea alta o baja.

Si algo le pasa a estos relojes por diferentes interferencias (por exposición constante a la luz, por los hábitos de vida, los turnos de trabajo, etc.) estamos creando una falta de sincronicidad de los relojes. También puede darse que tengamos polimorfismos en estos genes. Esto afectará a los output (melatonina, cortisol) con sus consecuencias. Por ejemplo y aunque resulte paradójico, cuanto menos dormimos más obesidad tenemos, incluso sin comer más, y tenemos más riesgo de síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, cáncer y problemas cognitivos.

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Conferencias sobre la enfermedad de Parkinson y sus medidas higiénico-sanitarias

En la conferencia de María José Catalán se tratará de las características más comunes de la enfermedad de Parkinson, empezando por la lentitud en el movimiento, el temblor y la rigidez, que, según Catalán “interfieren en la vida del afectado, porque tiene dificultades para algo tan cotidiano como darse la vuelta en la cama, coger los cubiertos o atarse los zapatos”.

Se repasarán, durante la conferencia de Ana Rojo, las alteraciones nutricionales que pueden estar presentes en la enfermedad de Parkinson, así como los aspectos alimentarios de los medicamentos anti parkinsonianos, como las modificaciones de la absorción del fármaco levodopa, en función del estado del aparato digestivo, y/o la combinación con determinados alimentos o patologías concomitantes.

Más información sobre este evento

María José Catalán es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense, especializada en el hospital General de Segovia con el título de médico en Neurología. Doctora en medicina y cirugía. Médico especialista en el servicio de Neurología del hospital Clínico San Carlos de Madrid, como jefa de la unidad de trastornos del movimiento.

Ana Rojo Sebastián es licenciada en Medicina y Cirugía, médico especialista en Neurología y doctora en medicina, con especialidad en neurociencias. Médico adjunto en el hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares. Actualmente es secretaria del grupo de trastornos del movimiento de la Sociedad Española de Neurología y miembro del Steering Committee del Euro-Huntington & Disease Project. Su tesis doctoral versó sobre neuroprotección en modelos experimentales de enfermedad de Parkinson. Interesada en el abordaje multidisciplinar de enfermedades neurodegenerativas y alteraciones cognitivas, ha colaborado con diversas asociaciones de pacientes.

Real Academia Nacional de Farmacia

El nacimiento de la Real Academia Nacional de Farmacia se remonta al siglo XVI con la Congregación y Colegio de Boticarios de Madrid. Sus principales funciones son fomentar la investigación y el estudio de las ciencias farmacéuticas, asesorar al gobierno de la nación, administraciones y organismos públicos y a la Agencia Española del Medicamento, así como elaborar informes o dictámenes sobre las materias que le son propias.

www.ranf.com

Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid agrupa a todos los licenciados en Farmacia que tengan su domicilio profesional, único o principal, en esta autonomía, siendo su estructura interna y funcionamiento plenamente democráticos. Sus órganos de gobierno son la Asamblea General y la Junta de Gobierno.

www.cofm.es

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

Acceda a la Biblioteca

RECORDATORIO:

Lugar: Real Academia Nacional de Farmacia. Calle Farmacia 9. Madrid.

Fecha: Miércoles, 11 de mayo, a las 19:00 horas.

Participantes:

– María José Catalán

– Ana Rojo

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La dieta mediterránea en la nutrición comunitaria: luces y sombras

Cuando se habla de dieta mediterránea se habla de comer pero también se habla de un modo de vida, de un hecho cultural muy enraizado en nuestra vida y de cultura. Algunos nutricionistas intentaron acuñar una definición que recogiera todas estas ideas y desde el punto de vista nutricional se perfiló como una dieta moderada caracterizada por algunos grupos alimentarios típicos de la región mediterránea como son los cereales, legumbres, pescado, aceite de oliva, las frutas frescas y desecadas, los frutos secos, las verduras y el vino. La Fundación Dieta Mediterránea en 2002 también dice que “la dieta mediterránea es historia, es cultura, es forma de vida, es vida social y es color, aroma y tradición culinaria”.

Están probados por evidencias epidemiológicas y científicas los beneficios para la salud de la Dieta Mediterránea. ¿Qué es lo que la hace saludable? ¿Cuántas personas o grupos de personas siguen la Dieta Mediterránea? Para dar respuesta hay que tener instrumentos o criterios que permitan definir de forma objetiva cuánto nos acercamos al modelo. Antonia Trichopoulou en 1995 ya perfilaba algunas características cuantificables que permitían cuantificar en qué medida un patrón dietético evaluado con herramientas adecuadas se parece al patrón de dieta mediterránea tradicional.

Entre las características que la doctora Trichopoulou perfila están:

-Una alta relación entre los ácidos grasos monoinsaturados (fundamentalmente proporcionados a la dieta a partir del consumo de aceite de oliva, aunque el jamón también tiene un alto contenido en grasas monoinsaturadas cuando proviene de cerdo criado al aire libre a base de bellotas) y los saturados (proporcionados a la dieta fundamentalmente a partir del consumo de carnes, lácteos, etc.).

-Un consumo moderado de alcohol en forma de vino y acompañando a las comidas.

-Consumo elevado de legumbres, cereales (incluido el pan), de frutas y verduras.

-Y bajo consumo de carnes, leche y derivados lácteos.

Adecuación a la dieta mediterránea

Hablar de dieta mediterránea no es hablar de un solo modelo de dieta sino que existen diferentes formas de entender esa dieta mediterránea que comparten rasgos comunes pero también diferencias en la forma de plasmar e integrar los rasgos nutricionales comunes. Son rasgos y peculiaridades propios de los diferentes países y culturas de la ribera mediterránea y existe una amplia variabilidad. En el año 2001 algunos autores australianos investigaron lo que sucedía en los países de la costa mediterránea y en otros países a partir de migraciones de gente originaria de la ribera mediterránea.

Junto con el profesor Jordi Saura de la Universidad Rovira i Virgili hicimos un análisis a partir de los datos de disponibilidad alimentaria de la FAO, comparando el perfil de disponibilidad alimentaria en diferentes países europeos en los años sesenta y comienzos del 2000. Se estudió de qué manera se agrupaban los diferentes países europeos de acuerdo al perfil de consumo y su adecuación a la dieta mediterránea. En la década de los 60 países como España, Portugal, Italia, Grecia o Chipre (los propiamente mediterráneos) compartían rasgos en cuanto a perfil de consumo y su índice de adecuación a la dieta mediterránea era el más alto. Al comparar lo que sucedía 30 años más tarde, el valor de índice de adecuación mediterránea significativamente había disminuido. El resto de países europeos se agrupaban en otro bloque en los que el índice de adecuación mediterráneo, como media, era más bajo todavía en ambas mediciones.

Cuando se vuelve a estudiar de qué manera se agrupan los diferentes países según los datos de consumo 30 años después nos encontramos con que los únicos que mantienen un perfil compartido y con un alto índice de adecuación mediterráneo son Albania y Rumania dentro de la costa europea. El resto se agrupan en un conglomerado conjunto con un índice de adecuación mediterráneo bajo por lo que nuestra forma de comer ha cambiado. Somos países de la dieta mediterránea pero nuestra dieta no es tan mediterránea.

Otros grupos de investigación, dentro de esta misma línea de trabajo, en el año 2009 han publicado otro análisis en el que se amplía el ámbito de investigación a países africanos y asiáticos de ribera mediterránea, e incluso Sudamérica, Sudáfrica o Japón y calculan el índice de adecuación mediterránea a partir de las hojas de la FAO (medición en los años 60 y comienzos de 2000). Los que presentan más adecuación a la dieta mediterránea son países como Turquía, Grecia o España. También Japón, sin ser mediterráneo, tiene una dieta que por sus características se asemeja a la mediterránea. Chile es otro país con adecuación mediterránea.

A comienzo de los años 2000 países como Marruecos, Egipto e Irán son los de mayor adecuación mediterránea. Portugal, Italia, España o los Países Balcánicos han ido abandonando la dieta mediterránea tradicional.

Cambios en la alimentación

Dentro de los cambios que se han producido se ha observado que en los últimos 30 años el consumo de aceite de oliva ha ido decreciendo a favor del consumo de otros aceites vegetales. A principios de los años 2000 ha comenzado a recuperarse su consumo. También los azúcares, dulces y las carnes (que no son ingredientes propios de la dieta mediterránea) son grupos de alimentos cuyo consumo ha aumentado de manera importante.

Los cambios producidos se reflejan en los datos que dicen que la prevalencia de obesidad en los países del entorno mediterráneo se sitúa, en estos momentos, en cifras altísimas. En cuanto al nivel de actividad física nos encontramos que España se encuentra entre los países en los que se dedica menos tiempo a la práctica de actividad física, dedicando más tiempo al sedentarismo en comparación con países del norte de Europa.

Haciendo una visión retrospectiva sobre las cosas que han cambiado en nuestra dieta vemos que la dieta es más rica en grasa y pobre en hidratos de carbono complejos, cuando la principal fuente de calorías deben ser los hidratos de carbono complejos (50-60 por ciento del total de las calorías de la dieta). También ha aumentado de manera significativa el consumo de proteínas. Si esto lo trasladamos a la cesta de la compra se ve que el consumo de cereales, patatas y legumbres ha disminuido de forma muy importante. Por ejemplo, el consumo de pan a principios de siglo XX se situaba entorno a 1 kg de pan por persona/día y hoy no se llega a los 100 gramos. Analizando el patrón de consumo por grupos de alimentos se puede observar la bajada en el consumo de alimentos del grupo de cereales y patatas frente al de carne, pescado, huevos, leche y derivados.

El profesor Gregorio Varela, en la década de los 60, y teniendo en cuenta datos de disponibilidad alimentaria permitió calcular el índice de adecuación mediterránea. El valor medio se situaba entorno a 2,75 siendo mayor el de las zonas rurales que el de las ciudades. Además, era más adecuado en el sur que en el norte.

Si comparamos que ha pasado con el IAM (índice de adecuación mediterránea) desde la década de los 40 hasta el 2000 se observa que el valor era alto en la postguerra y que a medida que se ha ido mejorando la situación socioeconómica la dieta tradicional mediterránea ha ido decreciendo porque se han ido sustituyendo los productos frescos y naturales por los transformados y elaborados.

En el año 2000 se hizo una recopilación de las distintas encuestas poblacionales entre población adulta (25-60 años) de distintas comunidades autónomas, permitiendo estimar el grado de adecuación. El resultado fue que en el año 2000 poco más de la mitad de la población española seguía una alimentación adecuada; cerca del 41 por ciento tenía algún problema y casi un 5 por ciento tenía una dieta de mala calidad comparando con las recomendaciones de una dieta saludable.

Prevalencia de obesidad

La obesidad es un problema de salud pública emergente. Hoy en día se reconoce que la obesidad no es un problema estético, el exceso de peso es un problema de salud que además se asocia a distintas complicaciones por lo que se deben plantear estrategias necesarias para detectar y prevenir la obesidad.

Actualmente los datos de estimación de prevalencia de obesidad están basados en la medición de cada persona, del peso y la talla y calculando el IMC. Cuando este valor es mayor de 30 en adultos la persona tiene problema de obesidad. En los niños se define de diferente manera ya que están creciendo y la talla cambia con la edad por lo que no se puede utilizar un valor de corte y se utilizan unos patrones de referencia. Se puede observar que la obesidad en los chicos es más importante en la edad infantil y adolescente pero a partir de los 40 años el colectivo femenino tiene unas tasas de obesidad mayores que los hombres.

Partiendo de tres patrones alimentarios diferentes que denominamos dieta hiperproteica, dieta desequilibrada y dieta mediterránea se estudiaron los factores de riesgo cardiovascular. Se observó que aquellos que seguían una dieta mediterránea expresaban con menos frecuencia valores altos de colesterol y triglicéridos, así como menos riesgo de hipertensión u obesidad. Los mismos datos se observaron al estudiar el riesgo de síndrome metabólico. Aquellas personas que seguían una dieta mediterránea se vio que también fumaban menos y tenían una vida menos sedentaria, tanto los hombres como las mujeres.

El patrón hiperproteico del estudio se caracterizaba por un mayor consumo de carnes, cereales, patatas y bebidas alcohólicas. En el desequilibrado predominaba un consumo alto de lácteos pero bajo en frutas, verduras, hortalizas, cereales y patatas y el patrón dieta mediterránea se caracterizaba por consumo elevado de pescado, frutas, verduras y aceite de oliva.

El patrón de dieta mediterránea y desequilibrada era más alto en mujeres que en hombres; la edad media era similar en todos los grupos y el nivel educativo en las personas que seguían la dieta mediterránea era medio y más frecuente en niveles socioeconómicos medio-alto.

Respecto al consumo de leche y derivados lácteos vemos que los grupos de edad más jóvenes realizan consumos más altos y también las personas de edad avanzada (más de 65 años).

El consumo de frutas en los niños y adolescentes se sitúa en 200 gramos de media y en personas de más edad supera los 400 gramos/día (tres piezas al día). El consumo medio de verduras en niños está en 50 gramos/día y en personas mayores la media es de 200 gramos/día. De esto se deduce que la mayoría de nuestros niños y jóvenes no cumple las recomendaciones en frutas y verduras.

Nos alejamos del patrón dieta mediterránea

Como resumen podemos decir que nuestro país se está alejando de la dieta mediterránea y en niños y jóvenes es una situación preocupante. A esta preocupación hay que añadir el exceso de peso que en la década de los ochenta se situaba entorno al 6 por ciento en los niños (6-10 años) y actualmente la cifra se ha multiplicado por 3. Además la dieta de nuestros niños y niñas es una dieta muy rica en grasas con una procedencia muy importante de la bollería industrial.

Si comparamos el modelo de consumo actual con el recomendado se observa que hay un consumo de carnes, pescados, huevos, bollería y dulces por encima de lo deseado y, sin embargo, las frutas, verduras, cereales y patatas se encuentran muy por debajo de lo deseable.

De manera que la pirámide actual de nuestros niños tendría en su base las carnes rojas y lácteos, seguido de productos de bollería y alimentos ricos en grasas, las frutas, verduras y pescados estarían en el vértice de la pirámide.

Necesitamos instrumentos que identifiquen de forma rápida y sencilla las conductas de riesgo. Estos instrumentos podemos obtenerlos del estudio Enkid (estudio realizado entre 1998-2000 en muestra de niños 2-24 años). Los datos dicen que en nuestra población Enkid la dieta muy adecuada en nuestros niños no llega al 50 por ciento, mientras que otro 50 por ciento se encuentra en condiciones mejorables y un 5 por ciento se aleja mucho de la dieta mediterránea.

Las explicaciones al alejamiento de la dieta mediterránea son los grandes cambios sociales, la urbanización, el marketing, la amplia oferta de bebidas azucaradas o la incorporación de la mujer a la vida laboral y la pérdida de las técnicas culinarias.

Hay que poner en marcha iniciativas y proyectos que permitan recuperar y mantener las tradiciones y forma de vida de la cultura mediterránea y se debe trabajar conjuntamente (administración, colegios, familia, restauración, medios de comunicación, líderes de opinión, etc).

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Ciclo internacional de talleres sobre ciencia, cocina y alimentación saludable

La sede del Instituto Cervantes de Madrid ha acogido la presentación del programa internacional de talleres sobre ciencia, cocina y alimentación saludable, que ya está en curso. Estos talleres han sido organizados por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y por el Basque Culinary Center y han contado además con la colaboración del Instituto Cervantes y la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español.

Los talleres recorren el mundo a través de 16 centros del Instituto Cervantes. Ya han pasado por Palermo, Nueva Delhi, Tánger y Sofía y estarán además en Alburquerque, Brasilia, Chicago, Dublín, El Cairo, Estocolmo, Milán, Rio de Janeiro, Salvador, Toulouse, Utrecht y Varsovia.

El objetivo de estos talleres es despertar el interés de los jóvenes por las ciencias relacionadas con la alimentación y la salud haciendo visible la importancia de la investigación científica para una alimentación sana. Se proporcionarán hábitos de alimentación saludable y se dará a conocer además la gastronomía y productos españoles y sus cualidades como productos saludables y sabrosos.

Cómo funcionan los talleres y qué se enseña en ellos

Durante dos o tres horas, jóvenes de entre 14 y 18 años, así como público en general, aprenden de la mano de un monitor y un cocinero las razones químicas y bioquímicas en las que se basan las recomendaciones para una alimentación saludable. Además se muestran los avances científicos en cocina.

En esta actividad, se dan respuesta a preguntas como ¿Qué nos dice la ciencia sobre cómo conservar las propiedades saludables de los alimentos? ¿Por qué la dieta mediterránea es saludable? ¿En qué me puede ayudar la ciencia para cocinar rápido y sano? ¿Por qué hay alimentos buenos para el corazón o para la diabetes? Los asistentes a los talleres conocen, por ejemplo, que el comer más 600 gramos de fruta al día, disminuye un 31 por ciento el riesgo de tener una enfermedad coronaria isquémica o un 12 por ciento el cáncer de pulmón. O que no es lo mismo tomarse un zumo de fruta (aunque sea casero) que una pieza de fruta, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que los datos científicos muestran una relación probable entre el consumo de zumos de frutas y la obesidad. Además, se explica que el beber una lata de refresco azucarado al día puede engordar 4,5 kilogramos al cabo de un año.

La salud, área prioritaria de investigación para la ciudadanía

Según los resultados de la V Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología realizada por la FECYT entre mayo y julio de 2010, la salud es la prioridad de I+D preferida por los ciudadanos y en la que piensan que deben concentrarse los esfuerzos en investigación. Estos datos reflejan que la salud es una de las demandas sociales “emergentes”.

La preocupación por una alimentación saludable desde un punto de vista científico también se está consolidando, como muestra un estudio publicado por la Agencia SINC en marzo de 2011 que revela que los cereales y la leche son la combinación perfecta para luchar contra el insomnio, al ser alimentos ricos en triptófano (aminoácido encargado en nuestro organismo de sintetizar la hormona melatonina, sustancia implicada en la inducción al sueño). Por el contrario, deben evitarse en las últimas horas del día frutas ricas en vitamina C como la naranja o el kiwi, bebidas como el té o el café o carnes rojas y embutidos ricos en tiroxina.

El aceite de oliva, fuente de vitaminas y antioxidantes

El aceite de oliva virgen, utilizado en estos talleres, es parte de la dieta mediterránea y su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, antioxidantes naturales, vitamina E y muchos otros nutrientes hacen de él un excelente protector ante muchas enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, problemas de hígado, intestino y unos tipos de cáncer. Asimismo, el aceite de oliva es capaz de resistir altas temperaturas, como en las frituras, por su alto contenido en ácido oleico.

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Dieta mediterránea en la prevención del cáncer

El cáncer es una enfermedad con orígenes múltiples y en un 85-90 por ciento está asociado a factores de riesgo relacionados con el estilo de vida y factores ambientales, y sólo un 5-10 por ciento a enfermedades genéticas o de carácter hereditario. Es decir, si bien el cáncer es una enfermedad genética porque la célula tumoral pierde el control del crecimiento normal -hay un mecanismo genético en ese proceso-, el proceso es desencadenado por la exposición de factores ambientales.

Entre estos factores la dieta explica un 30-35 por ciento, el tabaco un 30, los factores infecciosos un 15-20, la obesidad representa un 10-20 por ciento, el alcohol un 5 por ciento y un 10 por ciento está asociado a otros factores. Esto es muy importante porque podemos ver que la dieta tiene un peso enorme en la producción del cáncer y hay un grupo muy grande asociado a la dieta, no sólo los tumores relacionado con el aparato digestivo -cáncer gástrico, colorrectal o pancreático-, sino que también hay tumores de origen hormonal relacionados como el cáncer de mama, endometrio o los asociados al tabaco.

La importancia que esto tiene es que si el cáncer es una enfermedad asociada principalmente a factores ambientales, en la medida que estos factores se pueden modificar, el cáncer es una enfermedad fundamentalmente prevenible.

Hay evidencias que muestran hasta 50 veces más riesgo de cáncer en una región geográfica que otra, y esto sólo se puede explicar por la exposición a factores ambientales, entre los cuales está el estilo de vida y la dieta.

Otra evidencia muy importante es cuando una población emigra de zonas de bajo riesgo a alto riesgo. Por ejemplo se observa en los datos de cáncer de mama en población iraní que ha emigrado a Canadá. La tasa de cáncer en dos provincias de Irán está alrededor de 7,6-16,9 casos por 100.000 mujeres, pero la incidencia en esta población cuando emigra a Canadá (donde hay una tasa de incidencia de cáncer de 81,4), en las personas que han emigrado y en sus hijos llega a 68,5. Esto indica claramente que este cambio no puede ser debido a procesos genéticos que sabemos que los factores genéticos no cambian de una generación a otra. Lo que indica la importancia de los factores ambientales y del estilo de vida, uno de los cuales es la dieta.

Efectos sobre la salud de la dieta mediterránea. Bases biológicas

La dieta mediterránea tiene efectos cardioprotectores, hay evidencia de que aumenta la expectativa de vida, decrece las enfermedades crónicas como la diabetes tipo II y el síndrome metabólico, y sobre las enfermedades neurológicas. Y además está la relación entre el cáncer y la obesidad. La evidencia científica en este sentido es menos abundante que la que existe sobre las enfermedades cardiovasculares y por ello se necesitan nuevos estudios para completar y corroborar la evidencia actual.

Lo primero que se plantea cuando se quiere investigar si una determinada dieta tiene un efecto sobre cáncer es analizar los posibles mecanismos biológicos de acción de la dieta en relación al cáncer, es decir si hay plausibilidad biológica, si hay una base científica que permita sustentar esta hipótesis.

La dieta mediterránea está fundamentalmente compuesta de alimentos de origen vegetal. Por un lado hay un conjunto muy amplio de vitamina C, vitamina E, carotenoides y polifenoles, que son antioxidantes. Por otro lado hay compuestos polifenoles, vitaminas A y E que tienen un efecto en la diferenciación y proliferación celular. Pero hay también otros compuestos como el ácido fólico que intervienen en la inducción de la síntesis y reparación del ADN -que en el proceso cancerígeno es muy importante-.

La vitamina C actúa en la reducción de aductos que se forman en el ADN, que son los procesos que inician la mutación de una célula que lleva al desarrollo de un cáncer. Hay compuestos que inhiben la formación de compuestos cancerígenos. Y también hay otros compuestos como la vitamina C o el resveratrol que actúan en la respuesta inflamatoria inmunológica -el proceso inflamatorio relacionado con la oxidación de LDL en el cáncer también tienen una importancia considerable-. Muchos tumores tienen un proceso de inflamación crónica en su origen. Los factores de alimentos de origen vegetal, como los glucosinolatos, tienen enzimas que actúan en la inducción o inhibición del proceso de metabolismo de fase I y II. Y los fitoestrógenos que tienen importancia porque son factores que tienen un efecto hormonal.

Una de las características de la dieta mediterránea es el bajo consumo de carne. En la carne roja, sobre todo los procesados -los embutidos-, la evidencia indica que estos alimentos es uno de los más importantes en el aporte de nitritos y nitrosaminas, y en la formación endógena de nitrosaminas, que son cancerígenas para 21 especies animales. Y se ha demostrado que la carne roja tiene un pigmento, el pigmento rojo, que a partir de la mioglobina y hemoglobina es el factor más importante de la formación endógena de nitrosaminas. Y hay evidencia con estudios que demuestran que las carnes rojas están asociadas a cáncer colorrectal y al gástrico.

Incidencia de cáncer en el área mediterránea

Lo primero que se puede plantear es analizar los resultados de los estudios transversales, comparando cuál es la incidencia de cáncer en países mediterráneos europeos respecto a países no mediterráneos. Según datos de la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer del año 2008 podemos ver que la incidencia más baja está en Grecia, España está en nivel medio, Italia medio alto y Portugal medio bajo.

En el cáncer colorrectal Grecia tiene la incidencia más baja, Italia la más alta, España está en situación intermedia y Portugal media alta. En el cáncer de mama Grecia sigue teniendo la incidencia más baja, Francia es la más alta, Italia media alta, y España y Portugal media baja. En el cáncer de próstata Grecia tiene incidencia baja, España e Italia media baja y Francia una de las más altas. En cáncer de estomago Italia y Portugal son de las más altas, España media baja y Grecia baja. En conclusión lo que vemos es que realmente el único país que sistemáticamente tiene una incidencia baja es Grecia. Pero ésta no es una evidencia de causalidad porque el hecho de tener una incidencia baja o alta en cáncer no está relacionado con un único factor, esto sólo puede servirnos para orientarnos.

Cómo se evalúa la DM en relación al cáncer

Se debe evaluar el patrón de dieta mediterránea en conjunto porque se ha visto que el efecto de un alimento está condicionado por el consumo simultáneo de otros alimentos, porque en el organismo los alimentos que se ingieren se potencian e interactúan entre sí.

Se han desarrollado dos modelos clásicos para estudiar el efecto del patrón de la dieta. Uno es el modelo “a posteriori” en el que se agrupa en una determinada población cómo se distribuye el consumo de alimentos en relación al cáncer y se hace a partir de clusters, de componentes principales o de análisis de factores. Se llama a posteriori porque está determinado por el análisis estadístico de los datos.

En el otro modelo “a priori” se define de entrada un determinado modelo y se analiza ese patrón en función del riesgo, el cual se ajusta y se controla por el efecto de otros factores. Esto lleva a lo que se ha denominado la construcción del índice de dieta mediterránea. Inicialmente fue desarrollado por el grupo de Antonia Trichopoulou en el que utilizan los nuevos componentes de la dieta mediterránea. Se definen seis que tienen efecto beneficioso, dos que tienen un efecto perjudicial y el alcohol como un componente particular. Y se desarrolla un escore para el consumo de frutas, vegetales, legumbres, cereales, etc. Utilizan en lugar del aceite de oliva el ratio del ácido monoinsaturado en relación a los aceites saturados. Se estudia la distribución del consumo en la población, se estima la mediana para cada uno de estos componentes y si el individuo está por encima de la mediana recibe un punto, si está por debajo recibe cero puntos. Y lo inverso para los componentes perjudiciales. En relación al alcohol se hace el escore a partir del consumo moderado en la dieta mediterránea (en el sexo masculino entre 10-50 gr diarios y en mujeres entre 5-25 gr) y se le da un punto y si no se le da cero puntos.

Hay una amplia variedad de modelos de dieta mediterránea, de índices, de escores, etc. Nuestro grupo trabaja en un modelo que en lugar de utilizar dos valores -por debajo o por encima de la media- utiliza tertiles, es decir tres distribuciones. Y en lugar de utilizar el ratio MUFA ácidos saturados, usa aceite de oliva (Trichopoulou utilizó aquel ratio porque en población de Estados Unidos aceite de oliva no se consume). De manera que para cada componente se hace un escore según si el individuo está en el tertil primero, segundo o tercero para los componentes beneficiosos. Para el aceite de oliva se usa la media por encima o por debajo. Y para el alcohol se utiliza el mismo que usa Trichopoulou en su escore, y también para la carne y productos lácteos.

Limitaciones del índice DM

-Combina diferentes componentes que pueden tener un efecto biológico muy distinto, pero tienen la misma puntuación. Por ejemplo, en relación al cáncer la evidencia que existe sobre las frutas y vegetales es mucho mayor que el efecto beneficioso que pueden tener las legumbres, sin embargo estamos usando una puntuación similar, independientemente del efecto biológico que tienen en relación al cáncer.

-En los lácteos se incluyen productos altos y bajos en grasas, pero no es lo mismo la leche entera que la desnatada. Y lo mismo en los cereales, donde se incluyen cereales integrales y refinados.

-Los tertiles para determinar el límite son arbitrarios desde el punto de vista del efecto biológico. Y otro aspecto es que los escores no son completamente comparables porque en cada población si utilizamos la distribución del consumo de la población para definir los tertiles los puntos de corte serán distintos.

Ventajas del índice DM

-Puede superar la co-linealidad entre los alimentos.

-Captura todas las interacciones biológicas que existen en el consumo simultáneo de alimentos.

-Combina el efecto de los componentes que pueden pasar inadvertido individualmente. Por ejemplo si se estudia un componente asilado y no hay efecto pero en cambio cuando se analiza el conjunto del patrón de dieta mediterránea se ve que sí hay efecto.

-Los tertiles reflejan una distribución del consumo mejor que las medianas.

-El aceite de oliva refleja mejor la dieta mediterránea porque es el elemento clave.

Evidencias epidemiológicas. Estudios observacionales y de cohorte

No hay estudios de intervención. El único que tiene resultados hasta ahora es el estudio Lyon pero fue dirigido a estudiar el efecto de una dieta sobre las enfermedades cardiovasculares y en la que no había el aceite de oliva. Se encontró una reducción de la mortalidad por cáncer pero basado sólo en 64 casos. Los estudios que hay son observacionales y de cohorte, que proporcionan una evidencia mucho más sólida que los estudios caso-control.

En el año 2008 se publicó una revisión sobre el tema en BMJ sobre la adherencia a la dieta mediterránea y el nivel de salud en estudios prospectivos. Y en la mortalidad por cáncer se encontró que globalmente había a una reducción significativa del seis por ciento.

En un estudio americano publicado en el 2008 en Am J Epidemiol, una cohorte de población retirada con casi 500.000 individuos, se estudian 3.100 casos de cáncer colorrectal y se observa que la adhesión alta respecto a la baja hay una reducción del riego del 25 por ciento. Se analiza la adición al escore de dieta mediterránea en relación a lo que se llama el índice saludable de salud y el escore de alimentos recomendados. Estos scores están basados no en un patrón de dieta mediterránea sino en el patrón de las recomendaciones alimentarias de los organismos científicos americanos. Y se compara el cumplimiento de ese escore en relación al cáncer colorrectal. Y se puede ver prácticamente que el efecto de la dieta mediterránea es muy similar a los otros escores que están basados en evidencias científicas proporcionadas por las asociaciones dietéticas, de manera que es importante destacar que el efecto es prácticamente el mismo.

Hay una publicación del estudio de las enfermeras americanas, una cohorte de 70.000 mujeres, con 3580 casos de cáncer de mama donde se compara el escore de dieta mediterránea con el índice de salud y con el score de alimentos recomendados. Y no encuentra un efecto global pero si un efecto en los cánceres de mama que son receptores de estrógeno negativos. La dieta en relación a cáncer de mama podría tener un efecto sobre todo en tumores de receptores estrogénicos negativos.

En otro estudio que hemos llamado “el escore a posteriori” basado en un análisis factorial se compara un patrón occidental (con alto consumo de carne, pescado frito, pasta, arroz, patatas, huevos, pizza, alcohol, etc.) con lo que llaman “mediterráneo saludable” (con alto consumo de vegetales, frutas, productos del mar, aceite de oliva) y encuentran que hay un efecto protector en este patrón.

Hay otro estudio que usa el escore de dieta mediterránea desarrollado por Trichopoulou, la cohorte EPIC griega con 14.000 mujeres con casi 10 años de seguimiento y 240 casos de cáncer de mama, que analiza el riesgo en función de la adhesión a los nuevos componentes del escore dieta mediterránea. Y se observa que para el conjunto de la cohorte por un aumento de la adhesión en dos puntos (si el escore tiene 9 componentes y le damos un valor de 0-1 a la adhesión, la máxima escore que se puede observar es de 9 y la mínima 0), se observa un efecto beneficioso de la dieta mediterránea del 12 por ciento pero en las mujeres postmenopáusicas. Esto es esperable porque es conocido que los factores alimentarios podrían tener importancia en los tumores postmenopáusicos.

En un estudio italiano de intervención de 5 meses sobre 104 mujeres post menopáusicas con una dieta similar a la mediterránea se observa que hay un aumento de las Sex hormone-binding globulin (SHBG) y disminuye la testosterona, el estradiol sérico, el peso corporal, el colesterol y la glucosa. Es decir que se ve claramente como la dieta tiene un efecto sobre los niveles hormonales que tiene un efecto en el riesgo de cáncer de mama.

Otro estudio sobre dieta mediterránea y muerte por cáncer, en la cohorte norteamericana con medio millón de personas, lo que observa es que al comparar alta versus baja adhesión a la dieta mediterránea hay una reducción en los hombres de un 17 por ciento y en las mujeres del 12 por ciento. Estos estudios tienen ciertas limitaciones porque están hechos sobre población mayor y hay que tener en cuenta que el proceso de cáncer es más largo que el de enfermedades cardiovasculares. En el cáncer no hay posibilidad de observar un efecto inmediato, de manera que si cogemos una población ya próxima a la vejez estamos llegando demasiado tarde, hay que ver exposición en edades más jóvenes.

En cáncer gástrico con datos publicado en AJCN 2009 hemos visto que las personas que tienen una alta adhesión a la dieta mediterránea tienen un 33 por ciento menos riesgo de cáncer, y por cada unidad de incremento de la adhesión se observa una reducción del riesgo del cinco por ciento. Como se ha visto todas las evidencias anteriores, excepto la griega y el de cáncer gástrico, están basadas en población americana. Y estos dos son los primeros que se hacen a nivel mundial basados en población europea, donde realmente la dieta mediterránea tiene un consumo elevado.

Hay distintos componentes que pueden explicar el efecto en cáncer gástrico: los antioxidantes, la fibra procedente de cereales que captan nitratos y nitritos, importantes en el proceso de cancerogénesis gástrica y por otro lado la carne, un consumo bajo de carne puede tener un efecto beneficioso frente a este cáncer.

Obesidad y cáncer

Según la evaluación de la Agencia Internacional del Cáncer IARC 2002 se considera que hay evidencias suficientes de que la obesidad aumenta el riesgo de cáncer de colon, mama, endometrio, riñón y esófago. Por el contrario, el ejercicio físico reduce el cáncer colorrectal y probablemente el de mama y endometrio.

En una revisión se ve que 13 de 21 estudios muestran que el aumento de la adhesión a la dieta mediterránea reduce el riesgo de obesidad. Una mayor adherencia en el estudio EPIC fue significativamente asociada con un menor incremento del peso prospectivamente y los que se movieron de un más bajo a un más alto escore de adhesión a la dieta mediterránea redujeron la obesidad un 10 por ciento en cinco años. Por tanto, si está aumentado la obesidad en Grecia o en España es consecuencia del abandono de la DM.

Tendencias históricas en el patrón de DM en España

En un estudio se analizamos las hojas de balance alimentario desde el año 1960 al 2000 comparando países mediterráneos del norte y del sur y poniendo a Suecia como patrón de dieta occidental.

El consumo de vegetales en Grecia aumentó y en España está en un proceso de estabilización. Marruecos, Argelia y Túnez tienen una dieta a base de cereales y en España se observa una clara reducción. El consumo de frutas, por el contrario, en España ha aumentado. Respecto a la carne estábamos en el punto más bajo al inicio de los años 60 y hemos pasado a ser el de mayor consumo en el año 2000. En el aceite de oliva hay una tendencia de estabilización pero seguimos siendo con Grecia e Italia de los países con más consumo y los países del norte de África no consumen prácticamente nada aunque lo producen. Respecto a pescado y frutos de mar España es el que tiene el mayor consumo, y el de leche y mantequilla ha ido aumentado. En España el consumo de vino ha disminuido pero llama la atención que el consumo de bebidas alcohólicas -excluyendo vino- ha aumentado de manera muy importante.

Asimismo la proporción de calorías de productos de origen animal ha aumentado desde un 10-15 por ciento a casi un 30 por ciento y esto es un factor de riesgo muy importante para las enfermedades cardiovasculares y para el cáncer.

Evolución de la incidencia de cáncer en España desde el 1993-7 al 1998-2000

El cáncer de estómago se ha reducido en varones y mujeres; el cáncer colorrectal ha aumentado de forma importante en varones y algo menos en mujeres; el de próstata ha aumentado mucho -probablemente por el uso del PSA-; y el cáncer de mama ha aumentado un 8 por ciento. Y globalmente el aumento del cáncer es del 4-5 por ciento. Podemos pensar que una parte de este aumento de cáncer colorrectal, próstata y mama puede ser debido a cambios en la alimentación y a una reducción a la adhesión a la dieta mediterránea, y si no se hace nada para contrarrestarlo este efecto en el futuro será mucho mayor.

Conclusiones

-Hay una base biológica que explica un efecto preventivo de la dieta mediterránea.

-El escore de adhesión es el instrumento más apropiado para estudiar un patrón, a pesar de sus limitaciones.

-Hay una importante evidencia sobre el beneficio de la dieta mediterránea en relación al cáncer, aún así es limitada y se requieren más investigaciones.

-Hay datos que muestran un abandono de la dieta mediterránea.

-Se requieren más y mejores medidas para contrarrestar este efecto y promover la dieta mediterránea en la población española.

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Conferencia: Anticipando la enfermedad de Alzheimer mediante técnicas no invasivas: respuestas de la Neurociencia del siglo XXI

La conferencia del Dr. José Luis Cantero aborda aspectos relacionados con la búsqueda de marcadores biológicos, neuroimagen y neurofisiológicos que permitan distinguir entre procesos cerebrales asociados al envejecimiento normal y otros vinculados, en cambio, a la enfermedad de Alzheimer.

José Luis Cantero, es doctor en Neurociencias con Premio Extraordinario de Doctorado en el Área de Ciencias de la Salud. Miembro del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, Boston, EEUU. Dirige el Laboratorio de Neurociencia Funcional en la Universidad Pablo de Olavide y es profesor de Fisiología en el Departamento de Fisiología, Anatomía y Biología Celular de dicha universidad.

Con más de 60 publicaciones científicas, 46 de ellas en revistas internacionales, José Luis Cantero es responsable del Grupo de investigación “Neurociencia Funcional” dentro del Plan Andaluz de Investigación, Área de Ciencias y Tecnologías de la Salud.

Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamientos Humanos

Surgido del convenio entre la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III, está dirigido por el Profesor Juan Luis Arsuaga. Custodian los fósiles recuperados en la Sima de los Huesos (Sierra de Atapuerca, Burgos) donde permanecen mientras se realizan los estudios sobre ellos, que se desarrollan en torno a diversas líneas técnicas y de investigación: Área de Paleontología y Evolución Humana, Área de ADN antiguo y Área de Neurociencia. Además, se llevan a cabo aquellos trabajos de restauración y conservación del patrimonio fósil recuperado en la Sima de los Huesos durante las sucesivas campañas de excavación.

www.atapuerca.tv

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

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RECORDATORIO:

Lugar: Salón de Actos del pabellón 14 del Instituto de Salud Carlos III, Campus de Chamartín. Calle Monforte de Lemos, 5. Madrid.

Fecha: Lunes, 9 de mayo, a las 19:00 horas.

Participante:

– Dr. José Luis Cantero.