En el caso de la alergia a alimentos, aunque la mayoría de las reacciones alérgicas están provocadas por anticuerpos IgE específicos, “las pruebas serológicas tradicionales no pueden hoy ser empleadas como única vía para la identificación del alergeno y podemos decir que la alergia a alimentos ha experimentado un gran avance en los últimos quince años”, señala la doctora Belén de la Hoz, coordinadora científica del Simposio.
El aumento en la prevalencia de la alergia alimentaria, que se ha duplicado en los últimos años, y la gravedad de las reacciones, exige la utilización de métodos diagnósticos más precisos, rápidos, fiables y seguros. Según los expertos, la falta de diagnóstico, control y tratamiento está en el origen de la mayoría de las reacciones anafilácticas tratadas en los servicios de urgencia hospitalarios.
El diagnóstico molecular es el resultado del desarrollo de agentes moleculares-genes, proteínas, péptidos-, obtenidos de la aplicación de nuevas técnicas como la genómica y la proteómica. El estudio detallado de la intervención de la o las moléculas que desencadenan una reacción alérgica permite no sólo conocer el origen de una patología, sino además sus posibles interrelaciones, tomar decisiones diagnósticas y terapéuticas más precisas. De hecho, los expertos consideran que el diagnóstico molecular es muy resolutivo en enfermedades o procesos alérgicos mediados por IgE como el asma y las rinitis alérgicas, la dermatitis atópica, la alergia a los alimentos y la alergia al veneno de insectos -himenópteros-.
Especificidad alergénica
El diagnóstico molecular de la alergia que permite utilizar las proteínas alergénicas aisladas, en lugar de los materiales biológicos de origen natural empleados hasta la fecha, determinará el perfil alergénico de cada paciente y no de un grupo determinado de alérgicos. “Los pacientes alérgicos al huevo lo son porque su sistema inmunológico reconoce una, varias o todas las proteínas que conforman el huevo. En el diagnóstico molecular es fundamental reconocer esas partes ya que el pronóstico queda determinado por su grado de sensibilización a cada una de ellas”, aclara la doctora de la Hoz.
Con el diagnóstico molecular se pretende no sólo la identificación de patrones específicos individuales, sino además estudiar patrones de sensibilización en zonas geográficas específicas y, potencialmente puede ser de gran utilidad para la elección de la vacuna en inmunoterapia, utilizando los componentes exactos que producen síntomas al paciente.
De esta forma, los primeros beneficiados en el desarrollo de la “Alergología Molecular” serán los pacientes diagnosticados como polisensibilizados a varios tipos de sustancias, que dejarán de serlo gracias a que se consiga un análisis eficaz y personalizado de su situación.
El aumento de la identificación de elementos alergénicos específicos marca una revolución en el diagnóstico y tratamiento de la alergia. De hecho, permite explicar los fenómenos de reactividad cruzada, esto es la sensibilización a un compuesto presente en diferentes sustancias, que provocan reacciones a múltiples alimentos, varios pólenes y a la piel y al pelo de animales.
Biomarcadores diagnósticos y pronósticos
La técnica de diagnóstico molecular se basa en el análisis de biochips de ADN y la medición de anticuerpos IgE específicos frente a numerosos componentes alergénicos. A través de un sencillo análisis de sangre del paciente, se cruzan los componentes alergénicos con los anticuerpos IgE procedentes del suero del paciente. Los alergenos que reaccionan quedan marcados y medidos y por lo tanto, permiten identificar la sensibilización a alergenos de alimentos, pólenes, hongos, ácaros e incluso parásitos como el anisakis.
El diagnóstico molecular se emplea como complemento de los procedimientos tradicionales de diagnóstico para confirmar qué proteínas exactas producen síntomas en el paciente, pero en opinión de los expertos, si los estudios en marcha continúan ratificando su eficacia, podríamos estar ante el fin de los métodos de diagnóstico convencionales.
Y es que, la investigación en alergia está descendiendo hasta los niveles y componentes esenciales de los elementos y, en opinión de la doctora de la Hoz, “ahora nos centramos en reconocer no sólo la proteína que provoca la alergia, sino también qué parte de ella la desencadena. En los últimos diez años la tecnología microarray que, inicialmente se usaba para estudios genéticos, ha demostrado ser muy útil en alergia ya que determina e identifica claramente las proteínas y los péptidos que las conforman con total precisión. De hecho, en la actualidad estamos ya trabajando con técnicas de diagnóstico molecular en la alergia a leche y a huevo”, concluye la doctora de la Hoz.