Vinculan el riesgo de cáncer de mama al síndrome metabólico y la dieta durante el desarrollo

Hasta ahora “se creía que los estrógenos circulantes de los ovarios, que subyacen el desarrollo normal reproductivo femenino, son cruciales para el crecimiento mamario y el desarrollo”, señala Russ Hovey, profesor en la Universidad de California, en Davis y autor principal del estudio. Sin embargo, Hovey afirma que “nuevos resultados sugieren que la dieta y los cambios en el metabolismo del cuerpo – paralelos a los cambios que tienen lugar en la diabetes tipo 2 y la obesidad – también pueden estimular el crecimiento de los senos”.

En los estudios con ratones se utilizó una dieta complementada con una forma de ácido graso conocido como ácido linoleico conjugado 10, 12 o CLA 10, 12, que imita los aspectos específicos de un síndrome metabólico más amplio. En los seres humanos, este síndrome está vinculado a una amplia gama de cambios asociados con la obesidad, que pueden aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 y de enfermedades cardiovasculares.

El CLA 10, 12, añadido a la dieta de los ratones del estudio -ya que se sabe que perturba los procesos metabólicos normales- estimuló el crecimiento de los conductos mamarios, a pesar de que los ratones carecían de estrógeno. Los investigadores demostraron así que el desarrollo mamario inducido por la dieta también aumenta la formación de tumores mamarios, en algunos de los ratones.

El equipo de investigación también observó que varias cepas de ratón respondieron de manera diferente al complemento dietético, lo que sugiere que puede haber un componente genético vinculado a cómo la dieta y los cambios metabólicos afectan el riesgo de cáncer de mama en diferentes poblaciones.

Según los expertos, los resultados del estudio tendrán implicaciones para una mejor comprensión del desarrollo humano de las mamas antes de la pubertad y después de la menopausia, cuando los estrógenos están menos presentes.

“Los hallazgos de este estudio son especialmente importantes cuando se superponen con los datos que muestran que las niñas están experimentando un desarrollo mamario a edades más tempranas, coincidiendo con una creciente epidemia de obesidad infantil”, concluye Hovey.

Dessert Collage

Millones de europeos están en riesgo por el alto contenido de grasas trans en ciertos alimentos

La salud cardiaca de millones de europeos aún se encuentra en riesgo debido a la persistencia de un alto contenido de ácidos grasos trans (AGT) en la comida rápida y procesada, según indica una investigación publicada en el British Medical Journal (BMJ), llevada a cabo por el equipo de investigadores del profesor Steen Stender, del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca).

Mientras que el contenido total de AGT de los alimentos ha disminuido, algunos países europeos permiten comprar ciertos alimentos que todavía contienen niveles muy altos.

Los AGT están producidos principalmente por la hidrogenación industrial de aceites vegetales, un proceso que ayuda a prolongar la vida útil de los productos horneados. Según la nueva investigación, que analizó los datos de cuatro grandes estudios, la ingesta diaria de 5 gramos de AGT se asoció con un riesgo un 23% mayor de enfermedad cardiaca coronaria.

Los autores analizaron el contenido de AGT en alimentos de consumo popular en 16 países miembros de la Unión Europea (UE) en 2005 y, de nuevo, en varios países en 2009. En el estudio se incluyeron sólo alimentos que contenían “grasa vegetal parcialmente hidrogenada”, y más de 15 gramos de grasa por cada 100 gramos.

En total, el análisis incluyó 70 porciones de patatas fritas y “nuggets” de pollo, 90 paquetes de palomitas de maíz para microondas, y 442 muestras de tartas, bizcochos, barquillos y obleas: en 2005, una porción grande de patatas fritas y “nuggets”, 100 gramos de palomitas de maíz para microondas, y 100 gramos de tarta o galletas u obleas, proporcionaban más de 30g/100g de AGT, en cinco países de la UE en el Este de Europa y entre 20g y 30g en ocho países de Europa Occidental; en 2009, el análisis reveló que el contenido de AGT en las patatas fritas y “nuggets” había caído sustancialmente en todos los países europeos estudiados.

Sin embargo, aunque el contenido de AGT en palomitas de maíz, pasteles y galletas había caído en los países de Europa occidental, éste no fue el caso en Europa del Este, donde se mantuvo alto.

Un etiquetado más claro de los alimentos es una forma de limitar el consumo de ácidos grasos trans, pero la mayoría de los países todavía dependen de que los fabricantes de alimentos reduzcan voluntariamente el contenido de AGT de sus productos. Sólo unos pocos países -Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia- han obligado a la industria a limitar la cantidad de AGT utilizada en los alimentos y el 2% de la grasa total.

A pesar de todo, los alimentos que contienen grasas trans aún pueden ser vendidos legalmente como productos envasados o sin envasar en restaurantes y establecimientos de comida rápida, según subrayan los autores.

Adiós al mito del gordo feliz

El doctor Francisco Javier Quintero, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid ha presentado en el marco del XVI Congreso Nacional de Psiquiatría los datos preliminares de un estudio clínico que disecciona la psicopatología subyacente en un amplio número de pacientes obesos atendidos en este centro hospitalario.

“El programa funciona como un modelo de enlace entre el servicio de Endocrinología del hospital, con la Dra. Silveira y el Dr. Cañizo, los nutricionistas, y el Servicio de Psiquiatría, con la Dra. Pérez-Templado y Dr. Quintero, de manera que los pacientes con obesidad son estudiados desde una visión amplia, que incluyen los factores psicopatológicos”, ha explicado el psiquiatra.

Fruto de este trabajo conjunto “hemos encontrado que el 31% de los pacientes con obesidad había presentado un trastorno de ansiedad asociado a la obesidad y que el 35% presentaba antecedentes de un trastorno depresivo”. Para el experto ha resultado también “llamativo” que el 17% de las personas con obesidad “presentó antecedentes de haber padecido un trastorno “clásico” de la alimentación, como son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa; y algo más de un 10% evidenció haber padecido un trastorno en el control de los impulsos”.

“Desde el punto de vista clínico, resulta muy relevante la presencia de un 20,4% de pacientes con un TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), cifra 5 veces superior a la esperada en la población general”, ha indicado el Dr. Quintero.

Estos antecedentes “han llevado a uno de cada dos paciente a haber estado en tratamiento con psicofármacos (principalmente antidepresivos y benzodiacepinas), habitualmente prescritos desde atención primaria”.

El 62% de los pacientes “refirieron que estaban constantemente haciendo dietas” y un 15% adicional “habían intentado hacer dieta organizadas más de 5 veces a lo largo de su vida, todos ello, para lograr su objetivo fallido de bajar peso”.

El jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid ha destacado la aplicación inmediata de los resultados del análisis clínico, ya que “se ha dado, aproximadamente, al 40% de los pacientes con obesidad que han participado en la evaluación se les ha aplicado algún tipo de intervención desde el departamento de Psiquiatría, bien sea a través de psicoterapias individuales o grupales y/o terapia psicofarmacológica”.

En el estudio, cuyos orígenes se remontan a hace más de cinco años y cuyo análisis comenzó hace tres, han participado 100 pacientes para el primer corte poblacional. No obstante, la evaluación clínica de este programa innovador sigue en la actualidad con una cifra que ronda las 200 personas.

Tal y como ha recordado el Dr. Quintero, “se trata de un problema de salud de primera magnitud, y en muchos casos terriblemente resistente a las intervenciones convencionales, como pueden ser las dietas. Son muchos los factores que actúan sobre un paciente que sobrepasa su peso saludable”. En este sentido en el Hospital Universitario Infanta Leonor se ha organizado un programa entre los servicios de Endocrinología y Psiquiatría “para que, juntos, podamos entender mejor la complejidad de estos pacientes y, con ello, buscar las soluciones más eficaces”.

Se parte de la idea de que no todas las obesidades son iguales y por ello no a todos los pacientes le sirven las mismas soluciones. Para un tipo de obesidades se utiliza el paradigma conceptual de los desórdenes alimenticios y se incluye a la obesidad como un Trastorno de la Conducta Alimentaria más, con la identificación de los factores nutricionales, sociales pero también psicopatológicos que explican el funcionamiento de estos pacientes.

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El pan bajo en calorías ya está disponible

La fórmula ha sido licenciada por la empresa Fit&Fast, un restaurante madrileño, que a partir de este otoño ofrecerá masa de pizza, pan de hamburguesa y bollería con bajo contenido calórico, ya que puede ser empleado directamente, como un ingrediente más de la fórmula, en la fabricación de estos productos.

El producto se caracteriza por permitir la utilización de fibra de diferentes fuentes vegetales, además de poseer una cantidad efectiva de fibras solubles, comprendida entre el 10 y el 40 por ciento del total de la fibra añadida. El producto desarrollado por Cristina Molina Rosell y Concha Collar, investigadoras del CSIC en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos, puede etiquetar como bajo en calorías y rico en fibras, y “el pan resultante garantiza un sabor y textura agradables”.

“Resulta muy gratificante que los resultados de las investigaciones se transfieran al sector empresarial y contribuyan a la innovación y competitividad del tejido productivo. Además, en este caso concreto, la satisfacción es doble puesto que la transferencia de los resultados tendrá una repercusión social inmediata al aplicarse a un alimento saludable de gran demanda y escasa oferta en el mercado actual”, explica Cristina Molina Rosell.

Concha Collar añade que “esta transferencia significa un avance en el acercamiento de dos grupos diferenciados: por una parte, consumidor y empresario y, por otra, científicos y tecnólogos de alimentos, cuyo trabajo se muestra, a menudo, aparentemente alejado de las necesidades reales y de los intereses industriales”.

La mezcla reduce hasta en un 45 por ciento el aporte calórico con respecto a la media de referencia, a lo que se suman los efectos beneficiosos para la salud de las fibras, tanto metabólicos -bajada de niveles de colesterol y azúcar en sangre- como fisiológicos -mejora del tránsito intestinal-.

El consumo de pan en una dieta de adelgazamiento reduce el riesgo de abandono

Por otro lado, el estudio Comparación de la utilidad de dos dietas hipocalóricas equilibradas con inclusión versus exclusión de pan en el tratamiento de pacientes con sobrepeso y obesidad demuestra que consumo de pan en una dieta de adelgazamiento no interfiere en la pérdida de peso y, además, facilita su cumplimiento y reduce el riesgo de abandono.

La investigación, realizada por investigadores de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz de Madrid y publicada en la revista Clinical Nutrition, observó a 122 voluntarias que participaron en el estudio y que fueron divididas aleatoriamente en dos grupos.

Cada uno de ellos siguió dos dietas hipocalóricas equilibradas de 1.500 kilocalorías, pero una llevaba pan y otra no. El tratamiento incluyó, además, unas pautas de ejercicio físico y varias sesiones de educación nutricional.

Tras 16 semanas de seguimiento se logró mejorar el estado nutricional de las participantes, sin observarse diferencias significativas en la evolución de los marcadores antropométricos, bioquímicos o inflamatorios entre ambos grupos. Todas redujeron significativamente su peso corporal, el porcentaje de masa grasa, la circunferencia de cintura y la grasa visceral.

Al comparar los resultados, los investigadores no encontraron diferencias en la evolución de la pérdida de peso corporal, cuya media para ambos grupos fue de 4 kilos. Además, observaron varias ventajas derivadas del consumo de pan, como la mejora del perfil calórico y nutricional y el aumento de la sensación de saciedad tras las comidas.

El consumo de pan también favoreció el cumplimiento de la dieta y redujo el número de abandonos. De las 122 mujeres que iniciaron el estudio sólo 104 lo concluyeron, registrándose 18 abandonos, de los que 5 fueron en el grupo de intervención con pan y 13, en el grupo sin pan.

Los autores concluyeron que los resultados obtenidos con una dieta hipocalórica equilibrada en pacientes con sobrepeso u obesidad no guarda relación con la inclusión o exclusión del pan.

“Este estudio demuestra que la exclusión del pan en una dieta de adelgazamiento no está justificada y que no debe formar parte de la práctica clínica”, ha señalado la directora del estudio, la doctora Carmen Gómez Candela, jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz y directora del estudio.

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Consejos para evitar una crisis hipertensiva

La buena adherencia al tratamiento farmacológico y el cumplimiento de las medidas higiénico-dietéticas reducen el riesgo de sufrir una crisis hipertensiva con el paso de los años. El porcentaje de pacientes hipertensos que acuden al médico por estas causas apenas representan el 5%, “pero las consecuencias para su salud pueden ser muy graves si no se actúa con inmediatez”, explica el doctor César Cerezo, experto de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), durante un taller sobre el manejo de las urgencias y emergencias hipertensivas en el marco de la III Escuela de Verano de la Sociedad.

El común denominador desencadenante de las urgencias y emergencias hipertensivas es el aumento brusco de los niveles de la presión arterial por encima de 210/120 mmHg. En el caso de las urgencias, aclara el doctor Cerezo, “la subida repentina de la tensión suele ir acompañada de otros síntomas, como cefalea, náuseas, vómitos, mareo, visión borrosa o sangrado por la nariz. Las emergencias, por el contrario, presentan daño en órganos diana (cerebro, corazón y riñón), pudiendo originar enfermedades neurológicas, problemas cardiovasculares e insuficiencia renal”.

Una rápida actuación en estas situaciones es clave, señala el doctor Cerezo. “En primer lugar debemos confirmar la elevación de las cifras de presión arterial mediante la toma correcta de la misma, intentando mantener al paciente en reposo y en un ambiente tranquilo. Se deben identificar las causas inmediatas que hayan originado los aumentos agudos de presión arterial. El tratamiento de las crisis hipertensivas consiste en la reducción progresiva y controlada de los niveles de presión arterial”. En el caso de las urgencias -prosigue-, “dado que los pacientes no se encuentran en situación de peligro vital, en ocasiones no es necesario más que unos minutos de observación para que la presión arterial descienda a valores normales. En caso de necesitar tratamiento, éste consiste en la administración de fármacos por vía oral, mientras que en las emergencias se emplean antihipertensivos intravenosos, intentando que la reducción de los valores tensionales no sea mayor del veinte por ciento durante la primera hora. Tras resolver la crisis se debe valorar la posibilidad de modificar el tratamiento de base”.

La tasa de recurrencia de las crisis hipertensivas es baja. Aún así, los expertos recomiendan no bajar la guardia y cumplir convenientemente con las recomendaciones prescritas por el facultativo tras una urgencia o emergencia hipertensiva. Para mejorar la adherencia al tratamiento farmacológico, una de las principales causas del fracaso en la consecución de los objetivos de salud, el doctor Cerezo recomienda fármacos de vida media larga en pacientes polimedicados. “Al unificar en una sola pastilla varios fármacos, el riesgo de olvido de la medicación es mucho menor, mejorando significativamente el grado de cumplimiento terapéutico”.

Hipertensión infantil

La hipertensión arterial no sólo es cuestión de adultos. El aumento de la obesidad y el sedentarismo entre los jóvenes españoles está teniendo un fuerte impacto negativo sobre su salud y calidad de vida. El incremento de la prevalencia de la hipertensión arterial es uno de los efectos más inmediatos, situándose en la actualidad entre un 2,7% y un 3,7%. Sin embargo, la obesidad no es la única ni la principal causa de hipertensión infanto-juvenil. Existen otros factores a tener en cuenta en la evaluación del riesgo cardiovascular en el niño, como es la herencia genética o el bajo peso al nacer. Ambos se utilizan como marcadores de riesgo, sin embargo, explica la doctora Empar Lurbe, experta de la SEH-LELHA con motivo de su participación en la Jornada, “junto a la presencia de factores genéticos y factores fetales, entre los que el peso al nacer se utiliza como marcador, se encuentran los factores ambientales entre los que destaca por su importancia la presencia de obesidad. La interacción entre estos factores determina los valores de presión arterial de un individuo. Así pues el riesgo de ser hipertenso es mayor en los hijos de padres hipertensos, en los que nacieron con bajo peso y en los que a posteriori desarrollan obesidad”.

Prevención

La doctora Lurbe apela a la “moderación” como parte de la solución a este grave problema de salud pública, que es la hipertensión arterial infantil. Los primeros cuidados deben empezar en el embarazo. “Para que el niño llegue en las mejores condiciones posibles al nacer”, explica, “es fundamental que la madre se cuide en el periodo de gestación y eso implica no fumar ni beber, comer correctamente y caminar todos los días”. Por otro lado, prosigue, “los padres deben inculcar en sus hijos hábitos de vida saludables, en los que entra una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico”.

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La obesidad impide el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares

La obesidad contribuye a la enfermedad cardiaca impidiendo sustancialmente el diagnóstico correcto de la enfermedad y su tratamiento, según el cardiólogo Sheldon Litwin, quien investiga el impacto de la obesidad y la pérdida de peso en la salud del corazón en la Universidad de Georgia. El estudio ha sido publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA).

Alrededor de la mitad de los pacientes del Dr. Litwin, tiene enfermedades cardiacas relacionadas con la obesidad, destacando hipertensión y diabetes como factores contribuyentes. “El problema es de una magnitud enorme ya que todo, desde el diagnóstico de la enfermedad cardiaca hasta su tratamiento se ve afectado por la obesidad”, señala.

Según el investigador, una solución puede ser la cirugía de “bypass” gástrico, que estimula la pérdida de peso mucho más rápido que las modificaciones en el estilo de vida, disminuyendo así el riesgo de enfermedad cardiaca.

El Utah Obesity Study siguió a más de 1.000 personas con obesidad severa durante seis años. Alrededor de un tercio recibió una cirugía de “bypass” gástrico. Tras la cirugía, estos pacientes experimentaron una pérdida de peso del 30 por ciento en comparación con el grupo control y tuvieron reducciones significativas en los factores de riesgo cardiovascular. Así, los sujetos sometidos a cirugía experimentaron una reducción de la cámara de bombeo de su corazón y una profunda reducción en la incidencia de diabetes, presión arterial alta, los niveles elevados de lípidos y apnea del sueño.

Litwin señala que, aunque lo mejor para combatir la obesidad es el ejercicio físico y los hábitos de vida saludables, la cirugía puede ser la única opción para que muchas personas obesas realicen estos cambios de estilo de vida saludables.

El exceso de grasa, literalmente, se interpone en el camino de las ondas sonoras o de los rayos X utilizados para diagnosticar enfermedades del corazón, así que las imágenes resultantes son a menudo poco concluyentes. Además, las camillas donde se recuestan los pacientes para realizarse un cateterismo cardíaco, que puede ayudar al diagnóstico y tratamiento, por lo general, no tienen capacidad para pacientes que pesen más de 180 kilos. Aunque los equipos se están adaptando para pacientes más grandes, la imagen resultante probablemente no va a mejorar, apunta Litwin.

Los pacientes que no son candidatos para la cirugía u otros tratamientos invasivos suelen recibir un régimen de medicamentos basado en los síntomas. Sin embargo, los medicamentos en ocasiones no funcionan debido a que la administración aún no ha sido ajustada por peso.

“Este estudio a largo plazo proporciona una evaluación objetiva de lo que vemos todos los días: la cirugía bariátrica ayuda a muchos pacientes a experimentar una transformación saludable por dentro y por fuera”, afirma Michael A. Edwards, jefe de la sección de Cirugía Mínimamente Invasiva para las Enfermedades Digestivas en Georgia.

Edwards apunta que “una adecuada selección es vital para obtener resultados exitosos, con el fin de identificar a los mejores candidatos para la cirugía y la disponibilidad de un equipo integral de pérdida de peso para completar una evaluación de salud completa, proporcionar opciones de cirugía bariátrica y apoyo e información para realizar cambios saludables a largo plazo”.

En las últimas dos décadas se ha producido un aumento espectacular de la obesidad en Estados Unidos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Hoy, más de un tercio de los adultos y el 17 por ciento de los niños y adolescentes son obesos.

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Los obesos con grasa abdominal visceral tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2

Las personas obesas con exceso de grasa visceral (la grasa abdominal que rodea los órganos internos del cuerpo) tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según un nuevo estudio publicado en JAMA, realizado por investigadores de la Universidad Southwestern de Texas. Por el contrario, las personas con exceso de grasa abdominal subcutánea (grasa debajo de la piel) no están en mayor riesgo de diabetes.

Este estudio es uno de los mayores de su tipo en evaluar a una población multiétnica de personas obesas en Estados Unidos utilizando imágenes de tejido adiposo.

“Entre los individuos obesos, no es necesariamente la cantidad de grasa, sino la localización de ésta, lo que conduce a la diabetes”, afirma el autor principal del artículo, James de Lemos, profesor de Medicina Interna en Southwestern.

Mediante métodos por imagen para determinar la ubicación y función de la grasa corporal, los investigadores pudieron identificar a las personas obesas con un riesgo mayor de desarrollar diabetes tipo 2, años antes de que apareciera la enfermedad.

“La comprensión de las diferencias biológicas entre la grasa visceral y la grasa subcutánea puede ayudar a los médicos a combatir más eficazmente la epidemia de obesidad que asola Estados Unidos”, afirma de Lemos, quien agrega que “el riesgo de diabetes varía ampliamente entre los diferentes individuos obesos y este estudio sugiere que al predecir quién padecerá diabetes será posible orientar el estilo de vida y los tratamientos de los que están en un riesgo más alto”.

El estudio, que recopiló información del Estudio del Corazón de Southwestern, muestreó a 732 adultos obesos entre los 30 y 65 años de edad, sin diabetes o enfermedad cardiovascular.

Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética (MRI) y energía dual de rayos X (DEXA) para determinar el lugar en el que la grasa se almacena en el cuerpo.

Cuando los participantes regresaron para un seguimiento, después de siete años, los investigadores observaron que el 11 por ciento de las personas muestreadas habían desarrollado diabetes. Entre los participantes con glucosa normal en las pruebas de referencia, el 39 por ciento desarrolló prediabetes o diabetes. Aquellos que desarrollaron prediabetes y diabetes tenían mayores cantidades de grasa visceral y una mayor resistencia a la insulina, en comparación con aquellos que permanecieron sanos.

Según Ian Neeland, primer autor del artículo, “este hallazgo sugiere que el exceso de grasa visceral y la resistencia a la insulina pueden contribuir a la enfermedad cardiovascular en personas obesas”.