Los adolescentes que hacen más de cuatro comidas están más delgados

Que la clave para prevenir la obesidad es mantener unos hábitos alimenticios saludables no parece nada nuevo. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del CSIC va un paso más allá.

El trabajo demuestra que ciertos hábitos saludables como comer más de cuatro veces al día en comidas estructuradas o mantener una velocidad adecuada durante ellas se relacionan con una menor cantidad de grasa corporal, independientemente de la actividad física que se realice durante el tiempo libre.

Los datos de la grasa se obtuvieron a través de la suma de seis pliegues cutáneos y de la circunferencia de la cintura de 1.978 adolescentes (1.017 chicas) entre 13 y 18 años procedentes de cinco ciudades españolas (Granada, Madrid, Murcia, Santander y Zaragoza). También se evaluó el papel de la actividad física en el tiempo libre sobre la grasa.

“Para dilucidar cuál es el efecto sobre la obesidad de los hábitos dietéticos es necesario estudiarlos en conjunto con otros hábitos de vida como la actividad física”, explica Sonia Gómez Martínez, primera autora del trabajo e investigadora en el departamento de Metabolismo y Nutrición del ICTAN.

Los chicos medían y pesaban más, además de poseer un mayor perímetro de la cintura y de comer más rápido durante las comidas. Sin embargo, según el estudio publicado en el Journal of Adolescent Health, la grasa acumulada era menor en ellos.

Asimismo los autores observaron como la influencia benéfica que el consumo del desayuno diario tiene sobre la obesidad puede ser especialmente relevante en los adolescentes varones que no practican ninguna actividad física, ya que los que se saltaban esta comida mostraban los valores de grasa corporal más altos.

“Con los resultados obtenidos se ha demostrado que una de cada cuatro chicas y uno de cada tres chicos españoles tienen sobrepeso o son obesos”, afirma Gómez Martínez. Sin embargo, solo el 18,5% de los chicos no practicaba ningún tipo de deporte, frente al 48,5% de las chicas.

Necesidades especiales

La maduración sexual y el aumento de talla y peso son las características que marcan las necesidades nutricionales de los adolescentes, que durante esta etapa aumentan aproximadamente el 20% de la altura que tendrán como adulto y el 50% de su masa muscular y ósea.

Estos procesos requieren una elevada cantidad de energía y nutrientes, de ahí que la alimentación deba estar diseñada para cubrir el gasto que se origina. Durante la adolescencia, son tres los minerales que tienen especial importancia: el calcio, el hierro y el zinc.

Mientras que el calcio es fundamental en el crecimiento de la masa ósea; el hierro interviene en el desarrollo de tejidos hemáticos (los glóbulos rojos) y del tejido muscular; y el zinc en el desarrollo de la masa ósea y muscular. También está relacionado con crecimiento del cabello y uñas.

Entre las recomendaciones diarias para la alimentación de los adolescentes está el tomar tres o cuatro tazas de leche o yogur para aportar calcio, vitamina D y riboflavina; cinco o más raciones de frutas o verduras; dos porciones de alimentos proteínicos magros; de seis a once porciones de cereales, pasta, arroz y patata; y pequeñas cantidades de alimentos ricos en grasa y en azúcar.

El ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir un 40 por ciento de los tumores

La Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) asegura que la realización de ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir la incidencia global de tumores en un 40 por ciento de los casos, especialmente de mama, colon y esófago, lo que equivaldría a cuatro millones de casos al año en todo el mundo.

Un tercio de todas las defunciones por tumores malignos están justificados por una mala situación nutricional, y es que la malnutrición del paciente oncológico se debe a factores relacionados directamente con el tumor, por la liberación de sustancias anorexígenas -que disminuyen el apetito- o por el aumento de los requerimientos energéticos.

Además, también influyen distintos tratamientos administrados como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia, que provocan una disminución de la ingesta habitual o una dificultad para el paso normal de los alimentos por el tracto digestivo -disfagia-.

Y es que, está demostrado que la malnutrición disminuye la calidad de vida en estos pacientes, especialmente por la pérdida de masa muscular, astenia y por su influencia negativa sobre el aspecto psíquico. Un hecho que implica una mayor necesidad de asistencia sanitaria en general, ya que en muchos casos el estado nutricional del paciente es más importante para la calidad de vida y supervivencia que el propio estado del tumor o tratamiento que se administra.

Asimismo, uno de los signos más frecuentes y complejos a la hora de abordar en los pacientes con cáncer es la pérdida involuntaria de peso, anorexia-caquexia. Según explica el vocal de SEOR, Jorge Contreras, “los trastornos nutricionales se manifiestan con más frecuencia en los estadios avanzados aunque”, apostilla, “no siempre es así ya que se pueden presentar entre el 15 y el 35 por ciento de los casos en etapas muy iniciales de la enfermedad, y entre el 60 y el 80 por ciento en las fases más avanzadas de la enfermedad”.

El 35 por ciento de los tumores se debe a la alimentación

Según el National Cancer Institute, aproximadamente un 35 por ciento de los tumores tienen su origen o se relacionan con determinados hábitos alimentarios, una magnitud similar a la que se le relaciona con el tabaco.

No obstante, en la actualidad, existen numerosos estudios publicados que permiten generalizar una serie de recomendaciones en relación a la alimentación como son, por ejemplo, evitar o reducir el consumo de los alimentos relacionados con ciertos tipos de neoplasias, fomentar el consumo de alimentos que se consideran protectores o que previenen la aparición de determinados tipos de cáncer y mejorar la forma de conservación y/o preparación de los alimentos.

Asimismo, estos estudios muestran una estrecha relación entre la dietas hipercalóricas y con alto contenido en grasa con una mayor incidencia y mortalidad de tumores de origen mamario, colon, recto y próstata, y, en menor medida, con los ginecológicos -ovario, endometrio- y páncreas. De hecho, los hombres con un sobrepeso mayor del 40 por ciento tienen mayor riesgo de morir por cáncer colorrectal y las mujeres de un tumor de mama, endometrio u ovario.

“Por ello, se debería reducir el consumo de carne roja y grasa animal y cambiarla por carne magra, pescado, pollo (sin piel), leche y derivados lácteos desnatados, utilizar aceite de oliva, que por otro lado conlleva una disminución del colesterol”, explica el experto.

Pero también otros alimentos, como por ejemplo el aumento de consumo de fibra vegetal en la dieta, tienen un claro efecto protector “con mayor intensidad en los tumores de colon y mama, aunque también se manifiesta en los tumores aero digestivos superiores como cavidad oral, faringe, esófago o estómago”. En este sentido, el especialista recomienda aumentar su consumo diario mediante una mayor ingesta de frutas, vegetales, cereales y legumbres.

El ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir un 40 por ciento de los tumores

La Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) asegura que la realización de ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir la incidencia global de tumores en un 40 por ciento de los casos, especialmente de mama, colon y esófago, lo que equivaldría a cuatro millones de casos al año en todo el mundo.

Un tercio de todas las defunciones por tumores malignos están justificados por una mala situación nutricional, y es que la malnutrición del paciente oncológico se debe a factores relacionados directamente con el tumor, por la liberación de sustancias anorexígenas -que disminuyen el apetito- o por el aumento de los requerimientos energéticos.

Además, también influyen distintos tratamientos administrados como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia, que provocan una disminución de la ingesta habitual o una dificultad para el paso normal de los alimentos por el tracto digestivo -disfagia-.

Y es que, está demostrado que la malnutrición disminuye la calidad de vida en estos pacientes, especialmente por la pérdida de masa muscular, astenia y por su influencia negativa sobre el aspecto psíquico. Un hecho que implica una mayor necesidad de asistencia sanitaria en general, ya que en muchos casos el estado nutricional del paciente es más importante para la calidad de vida y supervivencia que el propio estado del tumor o tratamiento que se administra.

Asimismo, uno de los signos más frecuentes y complejos a la hora de abordar en los pacientes con cáncer es la pérdida involuntaria de peso, anorexia-caquexia. Según explica el vocal de SEOR, Jorge Contreras, “los trastornos nutricionales se manifiestan con más frecuencia en los estadios avanzados aunque”, apostilla, “no siempre es así ya que se pueden presentar entre el 15 y el 35 por ciento de los casos en etapas muy iniciales de la enfermedad, y entre el 60 y el 80 por ciento en las fases más avanzadas de la enfermedad”.

El 35 por ciento de los tumores se debe a la alimentación

Según el National Cancer Institute, aproximadamente un 35 por ciento de los tumores tienen su origen o se relacionan con determinados hábitos alimentarios, una magnitud similar a la que se le relaciona con el tabaco.

No obstante, en la actualidad, existen numerosos estudios publicados que permiten generalizar una serie de recomendaciones en relación a la alimentación como son, por ejemplo, evitar o reducir el consumo de los alimentos relacionados con ciertos tipos de neoplasias, fomentar el consumo de alimentos que se consideran protectores o que previenen la aparición de determinados tipos de cáncer y mejorar la forma de conservación y/o preparación de los alimentos.

Asimismo, estos estudios muestran una estrecha relación entre la dietas hipercalóricas y con alto contenido en grasa con una mayor incidencia y mortalidad de tumores de origen mamario, colon, recto y próstata, y, en menor medida, con los ginecológicos -ovario, endometrio- y páncreas. De hecho, los hombres con un sobrepeso mayor del 40 por ciento tienen mayor riesgo de morir por cáncer colorrectal y las mujeres de un tumor de mama, endometrio u ovario.

“Por ello, se debería reducir el consumo de carne roja y grasa animal y cambiarla por carne magra, pescado, pollo (sin piel), leche y derivados lácteos desnatados, utilizar aceite de oliva, que por otro lado conlleva una disminución del colesterol”, explica el experto.

Pero también otros alimentos, como por ejemplo el aumento de consumo de fibra vegetal en la dieta, tienen un claro efecto protector “con mayor intensidad en los tumores de colon y mama, aunque también se manifiesta en los tumores aero digestivos superiores como cavidad oral, faringe, esófago o estómago”. En este sentido, el especialista recomienda aumentar su consumo diario mediante una mayor ingesta de frutas, vegetales, cereales y legumbres.

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Presentación del libro Vive Sano. Hábitos de salud y nutrición desde la escuela

La presentación del libro Vive Sano. Hábitos de salud y nutrición desde la escuela, editado por el Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud en colaboración con el periódico Escuela, tendrá lugar en la Asociación de la Prensa, con la participación del subsecretario del Ministerio de Educación, Fernando Benzo.

En una sociedad cada vez más desequilibrada nutricionalmente y en imparable abandono del patrón de la dieta ideal, la dieta mediterránea, se necesita un referente al que acudir para erradicar los mitos y falsedades que rodean al mundo de la nutrición. El manual Vive Sano. Hábitos de salud y nutrición desde la escuela es una apuesta por la educación integral en hábitos de vida saludable de los escolares, ya que cada día estudios y publicaciones apuntan sobre los más preocupantes trastornos alimentarios de estas tempranas edades de la población: obesidad, diabetes, anorexia o bulimia.

Los hábitos alimenticios de los niños de España han cambiado y también los de los mayores. No se trata sólo de un cambio en los usos culinarios, sino también una modificación en el estilo de vida que tiene mucho que ver con la falta de ejercicio o actividad física. La influencia de padres y educadores, la de otros niños, compañeros y amigos, y la oferta de los comedores escolares son decisivas en la adquisición de hábitos de alimentación saludables.

El libro Vive Sano. Hábitos de salud y nutrición desde la escuela consta de doce capítulos, que tratan temas de tanta actualidad como las alergias e intolerancias alimentarias, la diabetes, la epidemia de la obesidad, los trastornos del comportamiento alimentario, las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas y, con especial atención, los hábitos de vida saludables, el deporte e incluso la cocina y la gastronomía pensadas para los niños.

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto Tomás Pascual Sanz transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

Acceda a la Biblioteca del Instituto

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Evitar la vida sedentaria y comprobar asiduamente el estado arterial para prevenir la hipertensión

Expertos sanitarios recomiendan evitar las comodidades de la vida sedentaria y comprobar frecuentemente el estado arterial para prevenir el riesgo de padecer hipertensión, una enfermedad silenciosa que generalmente carece de síntomas y puede provocar un ictus, arritmias, insuficiencia cardiaca, un infarto de miocardio o enfermedades cardiovasculares. Por su parte, el doctor José Antonio García Donaire, especialista en Riesgo Cardiovascular en el Hospital USP San Camilo de Madrid, ha advertido de que la hipertensión aparece cada vez antes a consecuencia del estilo de vida actual de las sociedades industriales.

“La prevalencia en España es muy elevada y en todos los países occidentales aparece antes, puesto que tenemos un mayor número de obesos y de personas con estrés, lo que adelanta la aparición de la hipertensión”, ha aclarado.

En concreto, esta enfermedad provoca entre el 40 y el 50 por ciento de las defunciones en los países desarrollados y está íntimamente ligada a la actual forma de vida. Por ello, además de la genética y la obesidad, el sedentarismo y los determinados hábitos alimenticios son las principales causas de padecer esta enfermedad.

Este experto ha asegurado también que regiones en vías de desarrollo, como África, China e India, están registrando un “crecimiento tremendo” de esta problemática así como de diabetes, pues están emulando el estilo de vida occidental.

Enfermedad asintomática

Por otro lado, García Donaire ha lamentado que la hipertensión no produzca síntomas y que “solamente” se pueda tener sospecha de esta problemática “en caso de que las cifras sean muy elevadas: por encima de 170, la máxima, y por encima de 100, la mínima”.

No obstante, ha explicado que, en ciertas ocasiones, puede advertirse de estar ante un fenómeno de estas características, si el individuo experimenta “dolor de cabeza, dificultades para concentrarse, palpitaciones, sudoración o sensación de inquietud”. Asimismo, en ocasiones el sangrado nasal es su primera manifestación.

En este sentido, los expertos recomiendan realizar hábitos higiénico-saludables para reducir el tratamiento farmacológico de la hipertensión como, por ejemplo, perder peso, caminar de 30 a 60 minutos al día y restringir la sal en la dieta. No obstante, en la mayoría de los casos es necesario un tratamiento crónico de por vida.

Adherencia al tratamiento

Por otra parte, García Donaire ha lamentado que menos del 40 por ciento de los hipertensos en tratamiento alcancen los objetivos marcados por su médico y, en este sentido, ha achacado este fenómeno a la falta de adherencia del paciente al tratamiento.

“Es fundamental que el paciente se tome todos los días la medicación, que cumpla con la dieta pobre en sal y con las pautas de ejercicio”, ha insistido este experto, quien ha reconocido que, en ocasiones, el tratamiento farmacológico trae consigo efectos secundarios, “como tos, hinchazón de piernas, diarrea, malestar general, dolor de cabeza o bajadas bruscas de tensión”.

El papel del profesional sanitario también es determinante a la hora de que el afectado cumpla con la medicación. Para ello, tiene que hacer una detección adecuada, una “elección correcta” del tratamiento, ya sea farmacológico o no, y una “evaluación amplia y detenida”. “No se debe conformar con cifras cercanas a la realidad y tiene que insistir en que el paciente alcance los objetivos correctos”, ha precisado.

Comidas bajas en sal

Este experto ha explicado que, entre las primeras pautas a seguir tras ser diagnosticada la enfermedad, se encuentra la de reducir la ingesta de sal en las comidas y la de hacer ejercicio para bajar peso, puesto que, de este modo, la tensión baja. En el caso de tener que seguir un tratamiento farmacológico, ha recomendado administrar los medicamentos de “forma correcta” y a las dosis adecuadas.

En pacientes que no responden al tratamiento, García Donaire ha señalado que existe la técnica de la denervación simpática renal. Se trata de “introducir un catéter por vía endovascular para llegar hasta las arterias renales y emitir radiofrecuencia con la que los “nervios simpáticos” se despeguen de las arterias, por lo que la presión arterial baja”, ha explicado.

Por lo general esta técnica es utilizada, “tras hacer una sectorización de todos los hipertensos”, que suelen ser “el 20 por ciento de los afectados por hipertensión resistente”, ha señalado.

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Los geriatras alertan del preocupante incremento de mayores con obesidad

El 80% por ciento de las personas mayores padece obesidad. Un dato que, según la doctora Cristina Alonso, del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe (Madrid), deja al descubierto la no tan buena calidad del envejecimiento en nuestro país y alerta sobre el grave problema sanitario que puede representar a corto y medio plazo estas elevadas cifras. “Cada vez hay más personas mayores, de hecho somos uno de los países europeos más envejecidos con un 16% de la población total. De mantenerse los índices actuales de obesidad podemos estar hablando de un grave problema de salud”, explica esta geriatra, en el marco de la 5 Reunión Nacional de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) y la 4 Reunión de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Envejecimiento y Fragilidad (RETICEF).

La obesidad es uno de los principales determinantes de la salud y sus consecuencias son claras: disminución de la esperanza de vida, pérdida de la capacidad funcional y mayor riesgo de padecer eventos cardiovasculares, cáncer, diabetes y demencia, entre otras patologías.

Las causas de este problema se encuentran en el desequilibrio entre la alimentación y la actividad física. “Los hábitos de vida actuales con dietas hipercalóricas de alto contenido en grasa combinado con una vida sedentaria han hecho aumentar los casos de sobrepeso y obesidad”, comenta la doctora Alonso, quién subraya que “tan importante como mantener una buena alimentación es alcanzar un nivel adecuado de actividad física y ejercicio. Funciona como una balanza y para mantener la composición corporal adecuada hay que realizar una ingesta adecuada con un equilibrio entre los nutrientes que se toman y los que se gastan en la actividad diaria y física. El problema es que esta balanza no suele estar equilibrada y se tiende al aumento de la grasa y el peso”.

La educación parece que juega un papel en el tipo de alimentación y, en este sentido, diversos estudios han mostrado una relación inversa entre la prevalencia de obesidad y el nivel de estudios. Así, en los sujetos con menor nivel cultural se triplican los casos de sobrepeso. “De igual forma, se ha observado que los mayores que viven con sus familias”, precisa la doctora Alonso, “llevan una alimentación más adecuada. De hecho, estar institucionalizado o vivir solo constituyen factores de riesgo para una mala nutrición”.

Dieta adecuada en el momento adecuado

Los geriatras consideran que la dieta del mayor tiene que asemejarse lo máximo posible a la tan recomendada dieta mediterránea incluyendo todo tipo de alimentos. “Debe incorporar carnes, pescados, legumbres, frutos secos, frutas y verduras. Estos últimos suelen estar ausentes en las comidas de los mayores mientras que son más frecuentes las grasas y los hidratos de carbono”, apunta.

Pero tan importante como los alimentos, la doctora Alonso señala el momento en que se come y la distribución a lo largo del día de los alimentos en función de la actividad que se realiza. “Por ejemplo, estudios recientes han demostrado que la ingesta recomendada de proteínas diaria debe ser fragmentada, no en una sola dosis, y deben ser tomadas tras la realización del ejercicio”. Por otro lado, según insiste, no existe un número de calorías estándar para todos los mayores “depende del sexo, altura, composición corporal y de la actividad que desarrolle de forma habitual. Un paciente de 80 kg que es independiente para la movilización precisará mucha más energía que una mujer de 42 kg que realiza vida más reposada”.

“Realizar una nutrición equilibrada y completa en el anciano, combinada con ejercicio, ayuda a mantener una composición corporal adecuada. Esto es la base para un buen nivel de actividad e independencia evitando el posible desarrollo de discapacidad. Por ello, debemos hacer hincapié en la necesidad de unos hábitos saludables en estas edades”, concluye.

Expertos recomiendan la prescripción médica de los gimnasios para tratar la obesidad

La SEEDO, que ha participado en el Programa de Nutrición y Actividad Física para el tratamiento de la obesidad (PRONAF), advierte de que esta medida podría suponer un ahorro para el Sistema Nacional de Salud, si se tiene en cuenta que el sobrepeso consume el ocho por ciento del gasto sanitario total en España.

El proyecto PRONAF, que fue avalado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, radica en el diseño de ejercicios a medida de cada paciente, combinando la actividad física con la nutrición, la psicología, las valoraciones clínicas y la genética para lograr no sólo perder peso sino también aprender a no recuperarlo.

El planteamiento del proyecto se asienta sobre el principio más importante de la termodinámica: la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. De ahí que profundice en el concepto de balance energético que no es más que la diferencia entre la energía que se ha ingerido y asimilado y la que se ha consumido, valorando las peculiaridades de cada persona.

En el marco de este proyecto se pudo comprobar que el 80 por ciento de las mujeres adultas de 40 años prefieren perder salud a ganar peso. Una cifra alarmante teniendo en cuenta que el estudio se llevó a cabo en una muestra de población de edad no influenciable que aseguró optar por dietas milagro o extremas para estar delgadas en poco tiempo aunque ello fuese en detrimento de su salud.

Dentro de esta iniciativa se investigó si existen edades más propicias para adelgazar y concluyó que cuesta lo mismo perder peso durante toda la vida adulta, independientemente de la edad (exceptuando el período de la menopausia), mediante la combinación de ejercicios y dieta hipocalórica.

“Esta investigación también nos permitió corroborar cómo aparece la obesidad silenciosa, una patología resultado de dejar de practicar actividad física diariamente estando en balance energético. El cuerpo va sumando diariamente gramos que con el paso del tiempo se convierten en kilos de más, sin que la persona se de cuenta”, declara el doctor Pedro J. Benito Peinado de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y Del Deporte-INEF, y miembro de la sociedad.

Además pudieron comprobar que no hay alimentos que engorden más a unas personas que a otras y que las dietas puntuales son un error, siendo más efectivo perder kilos más lentamente, apostando por un 10 por ciento de peso en seis meses.

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Investigan cómo estimular farmacológicamente la grasa parda

A diferencia de la grasa blanca, cuya acumulación resulta perjudicial para la salud, la grasa parda tiene el efecto contrario y recibe su nombre de la alta concentración de mitocondrias. Su función principal, la termogénesis, o capacidad para generar calor en el organismo debido las reacciones metabólicas, permite quemar calorías para mantener la temperatura corporal.

Así, tras haber constatado que la grasa parda se encuentra metabólicamente activa en el organismo, investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) centran ahora sus avances en la posibilidad de estimular farmacológicamente o mediante nutrientes su actividad.

Estimulando la “grasa buena o adelgazante”, pretenden conseguir que los pacientes obesos puedan eliminar su exceso de tejido adiposo blanco, “pudiendo adelgazar con mayor facilidad y con menos carga de ejercicio físico”, expone el profesor Francesc Villarroya, que dirige desde Barcelona este equipo que aporta nuevas pistas sobre el papel de la grasa parda en la lucha contra la obesidad.

Actualmente, señalan, se sabe que la grasa parda tiene un papel importante en la regulación del peso corporal, de manera que contar con altos niveles de este tejido en el cuerpo ayudará a las personas a protegerse contra el sobrepeso y la obesidad.

Estudios realizados por el equipo de investigación de Villarroya, apoyados por otras investigaciones europeas apuntan a que la grasa parda puede detectarse exponiendo a las personas al frío, reduciendo su temperatura corporal y permitiendo activarla y quemar calorías mucho más rápidamente que la grasa regular.

El equipo, que acaba de publicar en la Cell Metabolism un editorial sobre la obesidad y el descubrimiento de la irisina -hormona descubierta recientemente que se activa con la práctica de ejercicio físico-, destaca que “el descubrimiento de cómo el ejercicio físico se comunica con los tejidos humanos afecta al sistema endocrino, lo que abre una nueva vía en el tratamiento contra el sobrepeso y sus trastornos asociados como la diabetes”.

En el editorial comentan el descubrimiento de científicos estadounidenses que identificaron que la molécula PGC1-alfa, renombrada como irisina es capaz de transformar la grasa blanca (mala) en parda (buena).

Asimismo, observaron que “las personas físicamente activas tienen niveles más altos de irisina que las sedentarias. Y que la irisina de ratón y la humana son idénticas al 100%”, según se recoge en Nature.

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350 colegios españoles acogen unas Olimpiadas para fomentar la práctica de ejercicio

Las Olimpiadas ARAMARK tendrán lugar durante dos semanas a finales de abril en 350 colegios de toda España, como apoyo a la iniciativa promovida por la Organización Mundial de la Salud con la creación del Día Mundial de la Actividad Física. Durante esos días, más de 30.000 escolares participarán en actividades al aire libre, como torneos de básquet, fútbol, bolos y juegos con pelota. El objetivo de ARAMARK es que los niños descubran de forma lúdica las ventajas de la práctica de ejercicio físico y los beneficios del trabajo en equipo y de una competitividad sana.

“Desde que son bebés, es muy importante que ayudemos a los niños a moverse para favorecer su desarrollo motor y neurológico”, afirma la Dra. Elena Tort, médico especialista en Medicina de Educación Física y Deporte, y miembro del Comité Médico de ARAMARK, que supervisa y avala todas las actividades del programa pedagógico de la compañía, El gusto de crecer.

“El ejercicio físico durante la infancia es fundamental porque favorece positivamente al desarrollo físico, psíquico y social, además de la motricidad, el equilibrio y la movilidad, contribuyendo al mismo tiempo a prevenir diversas enfermedades, como la obesidad, dolencias cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, depresión o estrés, entre otras”, añade. Por ello, afirma, “los niños deberían practicar una hora diaria de ejercicio físico como mínimo”.

Asimismo, a lo largo de estas Olimpiadas, los alumnos llevarán a cabo otras actividades relacionadas con el fomento de hábitos saludables, en línea con el principal objetivo del programa pedagógico de ARAMARK, El gusto de crecer. Y es que ellos mismos elaborarán sus medallas, así como brazaletes y colgantes identificativos de cada uno de los equipos y de sus capitanes, e incluso el podio para la entrega de las medallas a los ganadores, de forma que tendrán que trabajar en equipo. Además, la temática de las actividades que realicen girará en torno a la alimentación, por ejemplo, los nombres de los equipos corresponderán a frutas típicas de nuestro país, y cuyas banderas tendrán que crear ellos mismos.

“El objetivo de las Olimpiadas es que los niños practiquen deporte durante dos semanas en ocasión del Día Mundial de la Actividad Física y lo hagan en equipo y viviendo una competitividad sana, al tiempo que interiorizan otros hábitos saludables, como la necesidad de una adecuada hidratación diaria, especialmente durante la práctica de ejercicio”, afirma la Dra. Tort.

Los padres como referencia de los niños

La Dra. Tort reconoce que es muy importante que los niños sean activos desde una edad temprana “participando en los juegos que se realizan en el colegio, así como en las tareas de casa y actividades diarias, como subir y bajar escaleras”, afirma.

Sin embargo, no siempre es tarea fácil animar a los niños a que practiquen actividades físicas, sobre todo, dada la alta presencia de televisiones, videoconsolas y otros dispositivos en el hogar cuyo consumo excesivo puede fomentar unos hábitos más sedentarios. Por ello destaca el papel que deben ejercer los padres como motivadores para que los niños deseen practicar ejercicio: “Es importante que los niños vean a sus padres practicando actividades físicas en el exterior, y, sobre todo, que se den cuenta de que todas estas actividades son divertidas y se convierten en un juego para compartir con las personas que más quieren”, explica la Dra. Tort. Por esta razón, recomienda la práctica de ejercicio en familia: “Podemos realizar caminatas con nuestros hijos, así como hacer excursiones en bicicleta o a pie, y hacerles regalos que propicien la movilidad, como pelotas, bicicletas o patines, entre otros”.

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El Programa PERSEO

El programa Perseo es un programa piloto para luchar contra la obesidad en el ámbito escolar. Este programa surge en el año 2006 como iniciativa para las escuelas y se desarrolla dentro de la estrategia Naos.

Cuando se inició el programa había unos datos relativos al programa ENKID y a la encuesta general del año 2006. En estos momentos los datos de obesidad que se manejan en la Agencia son los datos de prevalencia de sobrepeso y obesidad del estudio Aladino que cifran el sobrepeso en un 30%. En los últimos años podemos decir que la obesidad infantil se encuentra estacionada.

En el programa Perseo trabajan un grupo de expertos, en todos los ámbitos, y una comisión gestora representante de las Consejerías de Sanidad y Educación de las Comunidades Autónomas y la AESAN.

El programa se inicia con un convenio de colaboración entre todas las administraciones públicas y se trata de una intervención en el ámbito escolar para la cual se eligen las Comunidades Autónomas en función de los datos de obesidad infantil que presentaban en el año 2006.

Para desarrollar el programa se contó con financiación del Plan de calidad del Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad.

Objetivos

El objetivo del programa Perseo es promover hábitos de vida saludables en escolares de educación primaria (6-10 años) a través de un programa educativo movilizador con participación de los profesores, familia, centros escolares y los centros de salud primaria. Se trata de intervenciones sencillas y aplicables en condiciones reales.

Se trata de un programa institucional y necesita de la participación de las distintas administraciones públicas ya que la AESAN no puede ponerse en contacto directo con colegios por no tener competencias en educación.

Fase de inicio

Para realizar el programa se seleccionaron 64 centros escolares (intervención + control) movilizando alrededor de 13000 alumnos de las Comunidades de Andalucía, Canarias, Castilla y León, Extremadura, Galicia, Murcia, Ceuta y Melilla.

La mayoría de los centros eran públicos pero también había concertados y privados. En el programa intervinieron colegios grandes y pequeños (siendo los mayoritarios de entre 100-200 alumnos) de ciudades grandes de más de 100000 habitantes y pequeñas, de menos de 50000 habitantes.

Fase de intervención

La intervención se llevó a cabo en los alumnos, familias y los centros educativos durante los cursos académicos 2007-08 y 2008-09. Se realizó una valoración al inicio para conocer la situación de los niños en los comedores escolares y las familias y una valoración final con el objeto de ver cómo se avanzó con el programa y ofrecer unos resultados.

Para la intervención se elaboró material didáctico por un equipo de profesionales. Este material constaba de diferentes guías de alimentación (elaboradas por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria), de comedores (realizada por la SENC) y de actividad física (coordinada por el Dr. Oscar Veigas de la UAM) dirigido al alumnado y disponible en la página web de Perseo.

Además de estas guías educativas se realizaron actividades dirigidas a formación del profesorado de estos centros educativos. También se desarrolló una guía sobre obesidad infantil para profesionales sanitarios de atención primaria que se repartió entre los centros de atención primaria cercanos a los domicilios de los centros escolares (redactada por la Asociación Española de Pediatría) junto con material divulgativo de diversa índole. Además de estos materiales, charlas y talleres para la intervención se desarrolló una página web.

Fase de evaluación

Durante la fase inicial se realizó una valoración antropométrica de los alumnos, unos cuestionarios a los niños para medir su grado de conocimiento de alimentación y un cuestionario al colegio para conocer cómo eran los menús escolares.

Al final del programa, 2 años académicos, se midieron nuevamente los parámetros antropométricos, se evaluó el menú escolar y el grado de conocimiento en temas de alimentación de los niños.

Resultados

El informe de resultados, elaborado a través de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, está disponible en la página web de la AESAN.

En general podemos decir que el grado de aceptación del programa fue bastante elevado pero al medir el índice de implementación se observó que el valor medio de implementación fue de 5 (se ha cumplido el 50% del programa previsto).

El programa no tenía como objetivo revertir la obesidad o sobrepeso, sino intentar introducir en el centro conceptos como nutrición, actividad física e importancia de la alimentación y la salud en el programa habitual del centro.

En la fase inicial del programa la prevalencia de obesidad, según IMC, en niños era de 19,87 % y en niñas 15,31%. Cuando finalizó el programa no se observaron diferencias significativas con respecto al inicio tanto en los niños-as control como en los de intervención. Esto era lo esperado ya que en una intervención de este tipo los resultados se observan más a largo plazo.

Analizando los datos más en profundidad se observa que hay datos que marcan una cierta tendencia positiva:

– La proporción de niñas tipificadas como obesas al finalizar el programa, y que no lo eran al inicio del mismo, es menor en el grupo de intervención que en el grupo control. De este dato se puede extraer que el programa tiene una acción positiva.

– Participar en la intervención Perseo puede disminuir en un 20% la probabilidad de ser obeso respecto al grupo control.

– Cuanto mayor sea la fidelidad e implementación del programa el riesgo de ser obeso se reduce significativamente.

– Es necesario adoptar medidas que garanticen la implementación de este tipo de iniciativas: en los centros con mayor implementación se han obtenido mejores resultados.

Hábitos y conocimientos

Los resultados en cuanto a hábitos y conocimientos son más evidentes. La participación en la intervención del programa Perseo tiene un efecto favorable sobre la práctica de la actividad física y disminuye significativamente las actividades sedentarias.

En los hábitos de alimentación se comprueba como también se mejora el consumo de frutas, verduras y hortalizas además de moderar, en algunos casos, el consumo de alimentos con elevada densidad calórica (chucherías, bollería, refrescos, etc). También se observa, según el índice KIDMED, que hay una mayor aproximación a la dieta mediterránea en niños-as del grupo de intervención respecto al control. Aquellos colegios en los que se había aplicado Perseo empezaron a ofertar más fruta y verdura en sus comedores.

Un 64 % de los centros de intervención Perseo refiere que en los dos últimos cursos ha consultado y utilizado manuales y guías con orientaciones nutricionales sobre los comedores.

Respecto a conocimientos relacionados con la alimentación y nutrición, se observa que han mejorado, especialmente sobre el conocimiento y aplicación de las recomendaciones sobre el consumo de frutas y verduras. Reconocen mejor que el pan es un elemento adecuado en un desayuno saludable. Describen la fruta y los zumos de frutas recién preparados como ingredientes de un desayuno de buena calidad nutricional.

Apreciación del programa

Una encuesta realizada tanto a profesores como a alumnos dio como resultado que el programa había gustado mucho ( 65%) y había gustado ( 28,5% ). Al 30% de las familias el proyecto les ha gustado mucho y al 69% les ha gustado (un 99% de las familias valora positivamente Perseo). Más de la mitad de las familias opina que el programa ha contribuido favorablemente a que sus hijas e hijos cambien los hábitos alimentarios y de actividad física.

Conclusiones

El programa Perseo ha conseguido excelentes datos de participación y de apreciación por parte de familias y alumnado.

Algunos índices reflejan un efecto positivo de Perseo en la prevalencia de obesidad de los alumnos participantes.

El programa Perseo ha tenido un efecto positivo en los hábitos de actividad física y alimentación.

Sólo cabe esperar resultados a largo plazo, pero la evaluación de la intervención ha mostrado ya cambios con respecto a la situación inicial.

Los resultados del programa Perseo demuestran que la intervención pública es eficaz en la prevención de la obesidad infantil y en la instauración de hábitos alimentarios y de actividad física saludables, pero es fundamental considerar la implementación a largo plazo.

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