Alimentar emociones favoreciendo la chispa interior
Recogemos la intervención de Dña. María Jesús Álava en el marco del Seminario Alimenta tus emociones, organizada por el Instituto Tomás Pascual Sanz y el Centro de Psicología Álava Reyes.
Recogemos la intervención de Dña. María Jesús Álava en el marco del Seminario Alimenta tus emociones, organizada por el Instituto Tomás Pascual Sanz y el Centro de Psicología Álava Reyes.
Recogemos la intervención de D. Gregorio Varela en la Mesa Redonda Cómo influye la alimentación en la felicidad que tuvo lugar durante el Seminario Alimenta tus emociones, organizada por el Instituto Tomás Pascual Sanz y el Centro de Psicología Álava Reyes.
Recogemos la intervención de D. Daniel Peña en la Mesa Redonda Cómo influye la alimentación en la felicidad que tuvo lugar durante el Seminario Alimenta tus emociones, organizada por el Instituto Tomás Pascual Sanz y el Centro de Psicología Álava Reyes.
Los trastornos de ansiedad son los trastornos de salud mental más frecuentes, más que los adaptativos entre los que se encuentra la depresión y los abusos de sustancias. Además van a deteriorar mucho la funcionalidad del paciente y alteran en gran medida su calidad de vida.
Diferencia entre ansiedad normal y patológica
La ansiedad se puede definir como un estado emocional en el que la persona que lo sufre tiene una sensación exagerada de inquietud, con una gran preocupación o temor. Pero todos en la vida tenemos situaciones cotidianas que nos generan ansiedad, es consustancial a la vida del hombre, por lo tanto lo primero que tenemos que hacer es diferenciar lo que es ansiedad normal y patológica.
La ansiedad normal es un mecanismo adaptativo ante las situaciones que nos generan estrés o preocupación, e incluso va a tener una función de supervivencia del ser humano.
En el caso de la ansiedad patológica hay un desencadenante pero la reacción que provoca es desproporcionada, en calidad o en cantidad, o bien esa reacción que ocasiona se va a prolongar en el tiempo.
En la ansiedad normal hay un desencadenante y hay una adecuación de la respuesta a ese estímulo desencadenante, y tiene una duración proporcional. En la ansiedad normal esta situación no afecta a la vida de relación, no hay una sensación de gravedad, no afecta a la propia libertad del individuo y no va a ocasionar síntomas somáticos. Todo lo contrario a lo que ocurre en la ansiedad patológica.
En la ansiedad patológica podemos diferenciar entre: ansiedad patológica primaria, cuando la misma ansiedad es la enfermedad en sí; y ansiedad secundaria, cuando esa ansiedad va a ser consecuencia de otra enfermedad psiquiátrica, por ejemplo es frecuente que dentro de una depresión haya síntomas ansiosos, o cuando va a ser secundaria a una enfermedad orgánica, como por ejemplo en el hiperparatiroidismo.
Prevalencia
Los trastornos de ansiedad son muy frecuentes, más frecuentes en las mujeres con la única excepción del trastorno obsesivo compulsivo y la fobia social.
Es frecuente que presenten patología comórbida, es decir, que haya otros trastornos, o bien psiquiátricos o bien orgánicos, acompañantes. Es muy frecuente que se presente junto con depresión, consumo de sustancias, trastornos somatomorfos, etc.
Los más frecuente son las fobias, tanto la social como la específica, seguido del trastorno de ansiedad generalizada y después el trastorno de estrés postraumático, el trastorno de angustia y el trastorno obsesivo compulsivo.
En global podemos decir que los trastornos de ansiedad afectan a un 17% de la población. Si hablamos del trastorno de ansiedad generalizada afecta a un 3%. En términos concretos representa que en España actualmente hay 8 millones de personas padeciendo síntomas de trastorno de ansiedad y un millón y medio van a tener síntomas de un trastorno de ansiedad generalizado. A pesar de todo ello, el 50% de los trastornos mentales pasan sin diagnóstico. En los trastornos de ansiedad una tercera parte de los mismos no se diagnostica.
Infradiagnóstico
El infradiagnóstico va a estar condicionado porque los trastornos de ansiedad, además de los síntomas psíquicos, se manifiestan frecuentemente por síntomas somáticos. A un paciente que llega quejándose de dolor de espalda, cervicalgia, opresión en el pecho, molestias digestivas.es difícil explicarle que esos síntomas son consecuencia de una enfermedad psiquiátrica. Lo más frecuente es que no lo acepte. No hay que olvidar que la enfermedad mental sigue siendo un tabú en nuestra sociedad.
Además el médico está mucho más acostumbrado a manejar patologías orgánicas, donde tenemos un dato objetivo (por ejemplo en la hipertensión los datos de tensión). Pero en los padecimientos mentales todo es mucho más difuso y el médico de atención primaria no se siente cómodo manejando estas patologías. Además hay que entrar en el aspecto de la afectividad, donde es un más difícil moverse.
Y una tercera causa de porqué se infradiagnostica es por el propio sistema sanitario: si hay un paciente cada 10 minutos es muy difícil poder establecer un diagnóstico de estos trastornos.
Además, la ansiedad es un fenómeno “normal”, que se vive como normal, tanto por el médico como por la familia y amigos del paciente.
Consecuencias del infradiagnóstico
La consecuencia es la hiperfrecuentación: se trata de pacientes hiperfrecuentadores, que hacen un uso exagerado de los servicios sanitarios, y al mismo tiempo va a condicionar que se soliciten múltiples pruebas y derivaciones a especialistas.
Al final nos vamos a encontrar con dos personas frustradas: el médico se encuentra desorientado y el paciente desconcertado. Y hay un deterioro de la relación médico-paciente, con lo cual va a ser muy difícil el abordaje de estas patologías.
Modelo biopsicosocial
Como ocurría con la depresión, el modelo biopsicosocial explica muy bien estos trastornos. Son enfermedades bien definidas, en las cuales sobre una base genética y con una educación desarrollada a lo largo del crecimiento, en la familia y en la sociedad, van a influir unos factores ambientales que van a ser estresantes. Y como resultado de todo esto van a surgir una reacciones adaptativas, que en caso de que se consiga la adaptación no van a producir patología pero si no se consigue van a aparecer los trastornos de ansiedad.
En conclusión, la ansiedad no va ser otra cosa que una reacción de adaptación ante esos factores estresantes. Y en la reacción de respuesta al estrés va a jugar un papel importante el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal. De la activación de ese eje podemos ver una serie de consecuencias: aumenta la gluconeogénesis, la lipólisis, la proteólisis y la resistencia a la insulina y disminuye la inflamación y la función inmunológica. Asimismo se va a producir una activación de todo el sistema nervioso simpático con la liberación de catecolaminas, que condiciona un aumento de las resistencias periféricas (aumento de tensión arterial), aumento del ritmo cardiaco (taquicardia y palpitaciones). Y esto son factores de riesgo cardiovascular, por ello los trastornos de ansiedad se relacionan muy frecuentemente con este tipo de afectaciones. Al mismo tiempo se relaciona con la arteriosclerosis, la obesidad y con alteraciones en el sistema inmune.
Sintomatología
Los trastornos de ansiedad se van a definir por la coexistencia de tres tipos de síntomas: emocionales, conductuales y somáticos.
Los síntomas emocionales o cognitivos son la aprensión o preocupación, la disminución de la concentración, la hipervigilancia o la irritabilidad. Pero todo aquello que produce miedo va a determinar la aparición de unas conductas de evitación o escape: compulsiones que llevan a disminuir la ansiedad, inquietud motora, trastornos del sueño y disminución del rendimiento intelectual con dificultad para la concentración. Y también se han de presentar síntomas somáticos: dolor, opresión torácica, mareos, vértigos, rubefacción y escalofríos, micciones frecuentes, hiperventilación, náuseas, etc.
Diagnóstico de los trastornos de ansiedad
Lo fundamental para el diagnóstico es una historia clínica, la anamnesis. La exploración física y las exploraciones complementarias sirven para descartar la patología orgánica.
Se pueden usar escalas de evaluación (como la escala de ansiedad-depresión de Goldberg o GAD-7) que sirven para confirmar el diagnóstico pero también para realizar una evaluación de cómo es el seguimiento y la respuesta al tratamiento.
Para realizar el diagnóstico hay que excluir todas aquellas causas de trastorno de ansiedad que tengan una base orgánica; cuando ese miedo, opresión o ansiedad va a tener una causa orgánica hablamos de un trastorno de ansiedad de causa orgánica y son muy diversas: patología tumoral, patología pulmonar crónica (asma, EPOC), patología cardiaca crónica (insuficiencia cardiaca), aunque la más frecuente es la patología endocrinológica (hipertiroidismo).
El siguiente paso es descartar que no va a ser como consecuencia de un abuso de sustancias, en cuyo caso nos encontraríamos con el trastorno de ansiedad por abuso de sustancias. Éste puede ser producido por tóxicos (cafeína, alcohol, anfetaminas, cocaína), medicamentos (teofilina, hormona tiroidea, beta-2 estimulantes), o como consecuencia de un síndrome de abstinencia por retirada de alcohol, benzodiacepinas o hipnóticos.
Clasificación de los trastornos de ansiedad
Vamos a diferenciar por una parte los trastornos en los que lo fundamental es el miedo: trastornos de angustia, fobia, trastorno de ansiedad por separación y el trastorno obsesivo compulsivo, y por otro aquellos donde va a ser fácil detectar el factor desencadenante que ha producido el trastorno de ansiedad: el trastorno por estrés agudo, trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno adaptativo.
Crisis de ansiedad. Trastorno de angustia
Ante un estresante la forma más abrupta de presentación de un trastorno de ansiedad va a ser la crisis de ansiedad que se caracteriza por la aparición brusca, inesperada, con un temor intenso, que va a dar una sensación de gravedad, de que se va a morir.
En ocasiones se presenta como si fuera un infarto de miocardio (el paciente acude a urgencias con dolor y opresión torácica) y después de realizarle todas la pruebas resulta ser un trastorno de ansiedad. Para poder catalogarlo como tal, además de los síntomas de ansiedad, de temor intenso, han de aparecer al menos cuatro síntomas somáticos (opresión torácica, disnea, palpitaciones…). En este caso no se le puede decir al paciente que no tiene nada, que sólo es una “crisis de nervios”, sino que requiere un abordaje y tratamiento específico. Es más frecuente en mujeres, se va a presentar por la noche y los pacientes tienen ansiedad anticipatoria.
Por el hecho de que se presente una crisis de ansiedad no podemos hablar de un trastorno de angustia, sino que para poder hablar de éste tiene que haber crisis recurrentes y al menos detrás de una crisis de ansiedad un mes durante el cual el paciente está rememorando lo que le ha sucedido y tiene temor a una nueva presentación o por las consecuencias que puede tener.
Fobias
Las fobias son el trastorno de ansiedad más frecuente. Se caracterizan por ser un temor desproporcionado ante determinados estímulos y el propio paciente lo considera como excesivo o irracional pero no puede evitar desencadenar esa ansiedad.
La más frecuente es la fobia social que se caracteriza por el miedo a interactuar con otras personas, temor a sentirse observado, a sentir que van a notar que se ruboriza, y lleva a que el individuo que lo padece tiende a evitar el encontrarse en esas situaciones. Desarrolla una baja autoestima, lleva al aislamiento social y, en ocasiones, puede llevar a ideas de suicido.
Cuando ese temor no es a interactuar con otras personas que son ajenas a tu entorno social sino que se presenta ante objetos o circunstancias características hablamos de fobias especificas: a volar, a las alturas, a pincharse, etc. En este caso los síntomas pueden ser muy variables, desde el simple temor a verse expuesto a estas situaciones hasta desencadenar una crisis ansiedad. La intensidad de los síntomas va a variar en función de que pueda eludir o no enfrentarse a estas situaciones. Generalmente todas las fobias suelen iniciarse en la adolescencia a raíz de un acontecimiento estresante o traumático.
Trastorno de ansiedad por separación
Cuando aparece temor ante la separación hablamos de un trastorno de ansiedad por separación, éste es típico de la infancia. Son las conductas en los niños ante el temor de separarse de los padres: negarse a ir al colegio, negarse a acostarse, y en algunas ocasiones manifestaciones como quejas de dolor de garganta, vómitos, cefaleas, etc., que va a tener un trasfondo que es el temor a la separación de los seres queridos.
Trastorno obsesivo
Si la ansiedad aparece ante unas ideas persistentes que el sujeto reconoce como propias pero también impuestas y de las cuales no puede huir, generalmente ideas que no son deseadas y van a girar entorno al orden, la limpieza, el miedo a la infección… Se trata de ideas obsesivas.
Todos, en nuestro quehacer diario, tenemos una serie de ideas que se nos imponen, como por ejemplo al hablar las muletillas, que son frases para rebajar la ansiedad. En este caso el paciente por mucho que intente rehuir de ellas no puede y van a desencadenar síntomas que le afectan en su capacidad funcional. Esas ideas auto impuestas le van a llevar a realizar unos comportamientos estereotipados y que se convierten en rituales (por ejemplo comprobar que la puerta está cerrada o que ha apagado del gas). Estos rituales dificultan la vida normal, son las compulsiones. Va a tener un curso crónico y es muy frecuente que se presente junto con trastornos depresivos, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, abuso de alcohol y drogas.
Trastorno por estrés
El trastorno por estrés se caracteriza por que existe un acontecimiento que supone una amenaza de muerte real o una situación con mucho temor que le ha afectado a el paciente mismo o bien a otra persona. La respuesta implica miedo intenso, indefensión u horror. Y es característico que ese acontecimiento traumático se rememora y reexperimente de manera persistente.
Cuando ese trastorno se presenta inmediatamente en el primer mes del acontecimiento traumático y dura entre 2 días y 4 semanas, hablamos de trastorno por estrés agudo. Si la duración excede el mes se hablará de trastorno de estrés postraumático. En este caso es característico que exista un periodo de latencia entre la primera experiencia que se sufrió y la aparición del trastorno que puede oscilar hasta seis meses. Generalmente el paciente queda como desorientado, no responde a estímulos, va a tener un embotamiento afectivo y es preciso que presente tres de estos síntomas (desapego o falta de respuesta, reducción del conocimiento del entorno, despersonalización, amnesia disociativa).
Después de experimentar esta situación puede seguirse de una inhibición o una agitación por parte del paciente, pero lo que siempre va a ser característico es que va a tener una situación de hiperactivación, hipervigilancia, insomnio, síntomas vegetativos y se va encontrar en un estado de alerta continua.
Trastorno de ansiedad generalizado
Cuando los estímulos que van a desencadenar la crisis de ansiedad van a ser múltiples y a la vez no se pueden concretar vamos a hablar del trastorno de ansiedad generalizado.
En este caso el paciente siente temor por todo, no de tanta intensidad como el anterior pero si persistente en el tiempo de manera que los síntomas de ansiedad y somáticos van a tener una duración de más de seis meses y que aparece la mayor parte de los días y la mayor parte del día. Clínicamente se caracteriza por síntomas muy variables desde leves a intensos que dificultan la vida cotidiana.
Los síntomas somáticos en el trastorno de ansiedad generalizado van a ser muy frecuentes, y por ello se va a infradiagnosticar. Al mismo tiempo es característico que se presente dolor en múltiples localizaciones: cefalea, cervicalgias, lumbalgias, dolor abdominal, etc. Y es frecuente que se presente con depresión y enfermedades cardiovasculares. Son pacientes hiperfrecuentadores y consumidores crónicos de benzodiacepinas.
Trastorno adaptativo
El trastorno adaptativo realmente no pertenece a los trastornos de ansiedad. Se va a caracterizar por la aparición de una serie de síntomas después de un acontecimiento estresante. Se tienen que presentar en los tres meses siguientes y no dura más allá de seis meses después que ha desaparecido el acontecimiento estresante. Pueden predominar síntomas depresivos o de ansiedad pero en realidad no corresponde a los trastorno de ansiedad.
Recomendaciones generales en el tratamiento
-Los antidepresivos son los fármacos de primera línea en el tratamiento de los trastornos de ansiedad.
-Hay que considerar el papel de la psicoterapia, de manera aislada o administrada concomitantemente con los psicofármacos.
-Las benzodiacepinas tienen una acción rápida y segura a corto plazo pero plantean problemas en caso de uso a medio y largo plazo.
-Es necesario monitorizar con cierta frecuencia a estos pacientes durante los primeros meses de tratamiento.
-Considerar siempre la posibilidad de un trastorno depresivo comórbido.
-Hay que dar información adecuada al paciente, hay que es donde las oficinas de farmacia van a jugar un papel fundamental.
Antidepresivos
Los antidepresivos han demostrado que son eficaces y efectivos en el abordaje de los trastornos de ansiedad, más que las benzodiacepinas pero tienen un periodo de latencia, tardan de 4-8 semanas en desarrollar su efecto.
Por otro lado las primeras fases de los trastornos de ansiedad pueden activar todavía más al sujeto, con lo cual en estas primeras fases si tienen cabida las benzodiacepinas. Así, en estas primeras fases para evitar la hiperactivación los antidepresivos se deben dar a unas dosis más bajas de las recomendadas y el tratamiento se debe de mantener durante bastante tiempo. En la depresión oscilaba alrededor del año, aquí de entrada va a ser superior al año. Hay que hacer un seguimiento y si no hacen falta se podrían retirar. Tienen la ventaja sobre las benzodiacepinas de que no generan dependencia. Asimismo tienen una serie de efectos adversos que hay que explicarle al paciente y precisamente esta información va a favorecer la adherencia al tratamiento.
Benzodiacepinas
Las benzodiacepinas van a tener indicación fundamentalmente en las fases agudas y en el trastorno de angustia, pero no ha de ser superior a un mes. A partir de la 4-6 semanas se ha demostrado en ensayos clínicos que no mejoran los trastornos de ansiedad y hay riesgo de taquifilaxia, que la misma dosis va a hacer menos efecto y se van a necesitar más dosis con un posible riesgo de dependencia. Además, en las personas de edad avanzada se pueden afectar los reflejos y producir desequilibrio, con lo cual aumenta el riesgo de caídas y de fracturas patológicas. España es el país de Europa donde más benzodiacepinas se prescriben.
Psicoterapia
Las terapias que han demostrado mejores resultados son la psicoterapia conductivo conductual y la terapia breve en resolución de problemas. Sin embargo, desde la oficina de farmacias no se puede hacer una psicoterapia reglada ni tampoco pueden los médicos de atención primara (no se disponen de los conocimientos, habilidades ni el tiempo suficiente).
La psicoterapia se basa en una relación interpersonal entre el paciente y el profesional, y el paciente puede verbalizar su preocupación y encontrar un camino para darle solución o superar estas preocupaciones. Y en este sentido una buena escucha la puede realizar cualquier persona que esté dedicada a su profesión. Una escucha activa, haciéndole ver al paciente esos razonamientos erróneos que realiza, es factible. Además desde la oficina de farmacia se tiene una relación directa con el paciente, conocen a los pacientes, su familia y su entorno, con lo cual se puede realizar una acción beneficiosa. No hay que olvidar que en este tipo de patologías lo que no se verbaliza se expresa, es decir, se va a trasformar en síntomas. También pueden aconsejar desde la oficina de farmacia sobre la buena adherencia al tratamiento pautado por los diferentes profesionales de salud mental.
Los investigadores, que estudiaron a más de 100 mujeres, proporcionan evidencia sobre la necesidad de que los modelos se asemejen más a la población real para ayudar a las niñas y las mujeres a desarrollar una actitud más sana a la hora de comer y evitar enfermedades como la anorexia o la bulimia.
En el estudio preliminar, las mujeres que habitualmente prefieren cuerpos delgados estaban significativamente menos interesadas en cuerpos de tallas reducidas después de haber visto fotografías de más modelos de mayor tamaño. Por el contrario, aquellas a las que se les mostró modelos delgados aumentaron su predilección por los cuerpos delgados, según la investigación, publicada en Plos One y elaborada por la Universidad de Durham (Reino Unido) en colaboración con las universidades de Newcastle (Reino Unido) y VU de Ámsterdam (Países Bajos).
La autora principal de la investigación, la doctora en Psicología Lynda Boothroyd, comentó que “esto nos da algunos elementos de reflexión sobre el poder de la exposición a cuerpos superdelgados”.
Los médicos también prefieren la delgadez
Otro estudio publicado también en la misma edición de Plos One concluye que la preferencia por la gente delgada es igual de común entre la comunidad médica que en el público en general. Los investigadores analizaron los sesgos antigrasa de casi 400.000 participantes, de los cuales más de 2.000 eran Doctores en Medicina. Todos los participantes mostraron una fuerte preferencia por la gente delgada en lugar de personas gordas en una prueba basada en la web que mide tanto implícita como explícitamente el sesgo contra la grasa.
“Encontramos que las actitudes implícitas y explícitas de los Doctores en Medicina sobre el peso sigue el mismo patrón general que se observa en las muestras públicas de gran tamaño que tienen un fuerte sesgo antigrasa implícito y explícito”, explican los autores, Janice Sabin, de la Universidad de Washington, Seattle (Estados Unidos), y sus colegas de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).
Asimismo, otra investigación también publicada en la misma revista demostró que el peso ideal de las personas depende del tamaño de los cuerpos que vean, algo que los científicos han denominado “dieta visual”. Las preferencias por un cuerpo de una determinada talla pueden ser la consecuencia de la exposición a imágenes de otras mujeres o el aprendizaje de que un cierto tipo de cuerpo se asocia a las metas aspiracionales.
Los investigadores mostraron a las mujeres una serie de fotografías de mujeres de diferentes pesos en ropa de marca, así como pacientes con trastornos alimentarios en leotardos grises, y se les preguntó por sus preferencias antes y después de ver las fotografías. Los resultados mostraron que el uso de un tipo de figura, ya sea de mayor o menor tamaño, marca la preferencia de las mujeres para ese tipo de cuerpo, independientemente de si se han representado como una aspiración o no.
En menor medida, la exposición a las imágenes a las que se aspira de las mujeres con sobrepeso podría inducir una preferencia por los tipos de cuerpos más grandes, incluso en la presencia de figuras de menor peso en la categoría de no aspiracional, según hallaron los investigadores Lynda Boothroyd, de la Universidad de Durham y colegas de la Universidad de Newcastle (Reino Unido).
“Hay evidencia de que estar constantemente rodeado por los medios de comunicación de celebridades y modelos que son muy delgadas contribuye a que las niñas y mujeres tengan una actitud poco saludable para su cuerpo. Además, parece que incluso las llamadas imágenes precaución contra la anorexia pueden aumentar aún más el gusto por la delgadez”, alerta Boothroyd.
La relación entre felicidad, calidad de vida y alimentación se basa, fundamentalmente, en la adquisición de una serie de hábitos saludables, que nos proporcionarán el equilibrio emocional y el bienestar físico deseados. Este ambicioso objetivo lo podremos conseguir gracias al desarrollo de los principios de la psicología positiva del siglo XXI y a la ingesta de nutrientes sanos y equilibrados. Todo para confirmar, en las fronteras de la ciencia, el popular axioma “Somos lo que comemos”.
La jornada de Alimenta tus emociones, aborda en diversas ponencias la relación entre alimentación y felicidad, y su influencia en el estado emocional y el estilo de vida de hombres y mujeres.
La jornada cuenta con la participación de expertos en psicología, en nutrición, en medios de comunicación, deporte y educación, en ponencias y mesas redondas con títulos como “Alimentar emociones: favoreciendo la chispa interior”, “Mi experiencia personal: Cómo alimento mi vida” y “Fomentando hábitos saludables”.
Para descargar el programa de la jornada pinche aquí.
Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud
Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.
El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.
La relación entre felicidad, calidad de vida y alimentación se basa, fundamentalmente, en la adquisición de una serie de hábitos saludables, que nos proporcionarán el equilibrio emocional y el bienestar físico deseados. Este ambicioso objetivo lo podremos conseguir gracias al desarrollo de los principios de la psicología positiva del siglo XXI y a la ingesta de nutrientes sanos y equilibrados. Todo para confirmar, en las fronteras de la ciencia, el popular axioma “Somos lo que comemos”.
La jornada de Alimenta tus emociones, aborda en diversas ponencias la relación entre alimentación y felicidad, y su influencia en el estado emocional y el estilo de vida de hombres y mujeres.
La jornada cuenta con la participación de expertos en psicología, en nutrición, en medios de comunicación, deporte y educación, en ponencias y mesas redondas con títulos como “Alimentar emociones: favoreciendo la chispa interior”, “Mi experiencia personal: Cómo alimento mi vida” y “Fomentando hábitos saludables”.
Para descargar el programa de la jornada pinche aquí.
Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud
Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.
El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.
La restricción del sueño en sujetos sanos, con peso normal, “tiene un efecto limitado sobre el riesgo metabólico, y puede afectar la ingesta de alimentos de manera diferente en hombres y mujeres”, afirma Marie-Pierre St-Onge, investigadora principal del estudio.
El estudio analizó la duración del sueño, la desregulación de la glucosa, y la regulación hormonal del apetito en 27 hombres y mujeres de peso normal, entre los 30 y los 45 años de edad. Los participantes fueron estudiados bajo dos condiciones: sueño corto (4 horas) o habitual (9 horas).
El sueño corto aumentó los niveles totales de grelina en los hombres, pero no en las mujeres, y redujo los niveles de GLP-1 en las mujeres, pero no en hombres. Los resultados sugieren que la susceptibilidad común a comer en exceso durante el sueño corto está relacionada con el aumento del apetito en los hombres, y con una disminución de la sensación de plenitud en las mujeres.
St-Onge señala que “el estado de equilibrio de la energía, si alguien está en un período de pérdida o aumento de peso, puede ser crítico en las respuestas metabólicas y hormonales”.
Según los autores, ésta es la mayor investigación clínica controlada de los efectos de la reducción del sueño en la regulación hormonal. Los resultados apoyan el papel causal de la duración del sueño en la ingesta de energía y el control de peso.
En el marco del Curso From reference intakes and activity patterns to personalized nutrition, patrocinado por el Instituto Tomás Pascual – Cátedra Universidad de Navarra, D. Klaas Westerterp pronunció la ponencia Physical activity: influence on each individual energy expenditure que recogemos a continuación.
Esta mañana se ha presentado en Madrid el manual Controversias sobre los trastornos alimentarios: Jornada de actualización y debate, que aborda los trastornos de la alimentación y las medidas para detectarlos y prevenirlos. El libro ha sido editado por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA), y recoge el seminario del mismo nombre celebrado el pasado año en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Su objetivo es dotar a la sociedad en general y a los educadores en particular, de los conocimientos necesarios para la detección temprana de estos trastornos para reconocerlos y derivarlos al especialista oportuno.
Los trastornos de la conducta alimentaria, conocidos por las siglas TCA, constituyen un grave problema de salud pública que en los últimos años ha crecido principalmente entre las mujeres adolescentes y los jóvenes de ambos sexos así como, y cada vez más, en niños. De este modo, uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de padecer un trastorno alimentario, convertido ya en la tercera enfermedad crónica más frecuente en este sector de población. Se trata no sólo de las muy comentadas bulimia y anorexia, sino de un abanico más amplia de enfermedades muy complejas con riesgo de cronificación que afectan a la calidad de vida de quienes las sufren y a las personas de su entorno, como son vigorexia, ortorexia y los atracones.
La prevención de los trastornos alimentarios
En este contexto de cambio en las tendencias en trastornos de alimentación se enmarcaron las jornadas científicas que FITA y el Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud organizaron el pasado año en Madrid con el objetivo de crear un espacio de debate entre especialistas del sector y cuyas conclusiones se recogen ahora en “Controversias sobre los trastornos alimentarios”. Organizado en 18 capítulos firmados cada uno por diferentes especialistas en TCA, el libro analiza desde un punto de vista médico pero con sentido divulgativo la situación que viven actualmente estas enfermedades y sus pacientes, fuertemente influenciados por los cánones estéticos de la sociedad y por los medios de comunicación, a quienes se dedica un capítulo por su poder de prevención.
Asimismo, el libro profundiza en la influencia del entorno del paciente, familia y escuela, en su evolución así como la eficacia de los programas médicos y la función de los agentes sanitarios en la detección, el tratamiento y la curación del enfermo. Precisamente la evolución de los TCA hacia la rehabilitación y la curación ocupa uno de los capítulos en el que se plantea si es posible la recuperación total del enfermo haciendo frente al deterioro cognitivo que se produce en aquellos pacientes de larga evolución.
Los trastornos de la conducta alimentaria en el siglo XXI
Los trastornos de la conducta alimentaria empezaron a tener relieve clínico fundamentalmente a partir de los años 60. Desde entonces la investigación sobre este tipo de enfermedades ha avanzado muchísimo debido a su complejidad y a la conjunción de diversos factores como las experiencias previas del paciente, los factores culturales en la expresión clínica de los trastornos alimentarios o el propio comportamiento.
Vigorexia y otros trastornos de la imagen
Son cada vez más y más variadas las propuestas de nuevos síndromes que aparecen vinculados a los TCA. Uno de ellos es la vigorexia, de la que se empezó a escribir en 1993 como un trastorno relacionado con la imagen corporal y que se empezó a observar en culturistas que usaban anabolizantes. A pesar de poseer cuerpo de musculatura muy desarrollada, la conducta de estos individuos parecía estar fuertemente motivada por un intenso miedo a tener un cuerpo pequeño y débil. De este modo, los pacientes que sufren vigorexia poseen una percepción del propio cuerpo distorsionada que les hace verse con un tamaño muy inferior al real.
Trastornos de la conducta alimentaria. No todo es anorexia y bulimia
Hace ya tiempo que se están detectando una serie de trastornos de la alimentación que se pueden diferenciar de los “clásicos” como la obesidad y la anorexia. Suelen ser desórdenes subdiagnosticados, que para el individuo pasan inadvertidos, que no todos ellos tienen episodios diarios y que, como no son identificados socialmente, cuando se llega a la consulta del especialista la situación ha podido llegar a niveles complicados. Éstos son: ortorexia, drunkorexia-ebriorexia, diabulimia, flexitarianismo, sadorexia, síndrome del comedor nocturno, vigorexia y permarexia, entre otros.
El espectro del atracón como síntoma
El estudio de los trastornos de la conducta alimentaria que comparten la presencia de atracones en su psicopatología han puesto de manifiesto la existencia de varios factores neurobiológicos, cognitivo-emocionales y sociales que influyen en las personas provocando un incremento de la vulnerabilidad a padecer el trastorno, a su inicio y posterior mantenimiento.
Perspectiva de género y trastornos de la conducta alimentaria
La perspectiva de las diferencias de género en los trastornos de alimentación nos ayuda a comprender de forma más completa la enfermedad y los síntomas clínicos, y permite diseñar estrategias específicas de tratamiento y prevención de estos trastornos según el género.
La prevención de los trastornos del comportamiento alimentario en los medios de comunicación
Los trastornos del comportamiento alimentario se infiltraron en la opinión pública española a mediados de los años 80 con titulares sensacionalistas. Se pasó de la absoluta ausencia a su inevitable presencia al hablar de actrices, modelos y otras profesionales populares, por lo que muchas voces se alzaron señalando la relación entre el discurso de los medios de comunicación y los TCA. Por otro lado, las investigaciones al respecto demuestran que la alfabetización mediática es una potentísima herramienta de prevención de los desórdenes alimentarios, especialmente en el colectivo infanto-juvenil.
El papel del asociacionismo en la prevención en España
Las asociaciones son importantes y necesarias porque permiten llegar a instituciones, a los medios de comunicación y a la sociedad como un colectivo asociado a un individuo y así conseguir el fin por el que nace la asociación.
Prevención de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) desde la familia y la escuela
El hecho de ser consideradas enfermedades o trastornos propios de nuestra cultura plantea el interrogante de si es posible cambiar esos patrones culturales de igual manera que ha ocurrido con otros factores de riesgo, como el tabaco o el cáncer.
La intervención de los agentes sanitarios en la prevención de los trastornos alimentarios
El conocimiento, valoración, prevención, detección, evaluación de riesgos y orientación a los lugares específicos de tratamiento son tareas que pueden abordarse desde los distintos agentes sanitarios con un indudable beneficio para los pacientes y sus familias.
Evolución de los TCA. ¿Es posible la curación?
En las últimas décadas los TCA se han convertido en un importante problema social y sanitario por las altas tasas de cronicidad con graves secuelas físicas, psicológicas y sociales que provocan en los pacientes, siendo la tercera enfermedad “crónica” más frecuente en la adolescencia y entre las enfermedades psiquiátricas.
Rehabilitación psicosocial e inclusión en TCA
Los trastornos de conducta alimentaria son una patología de difícil manejo y de severas consecuencias físicas y psicológicas. Se trata de trastornos complejos donde una serie de problemas relacionados no sólo con la propia enfermedad sino también con la falta de formación de especialistas y la mala orientación de tratamientos y recursos hace que se imponga el fracaso terapéutico, que se repitan tratamientos infructuosos y que haya pacientes que no evolucionen y sigan cronificándose.
Deterioro cognitivo en trastornos de la conducta alimentaria de larga evolución
En las últimas décadas se ha producido un interés creciente por los efectos que las patologías psiquiátricas pueden tener sobre funciones cognitivas, de manera que se han multiplicado los estudios sobre este tema en enfermedades psiquiátricas, principalmente en esquizofrenia y trastorno bipolar.
Indicadores de buen y mal pronóstico
Los TCA llevan asociadas importantes tasas de morbilidad y mortalidad, por lo que cada vez son más numerosos los trabajos orientados a analizar el curso de estos trastornos y a aislar factores asociados al pronóstico, factores que estando presentes en el momento de la evaluación inicial del paciente podrían correlacionarse con la respuesta al tratamiento tras un periodo de tiempo determinado, es decir, los factores del buen (o mal) pronóstico.
Situación actual de los TCA en la infancia y en la adolescencia
Los TCA llegaron a España en la década de los 80 casi 20 años después de su origen en el norte de Europa. Sin embargo, la incidencia ha aumentado progresivamente en los últimos 20 años, pasando de un caso nuevo a la semana en los 90 a seis en 2010.
Tratamientos médicos/farmacológicos
En el tratamiento normalmente participa un grupo multidisciplinar formado por psiquiatra, psicólogo, nutricionista y, además, debería incluir un pediatra o médico internista. A pesar de ser una patología muy frecuente, no existen muchos trabajos que apoyen y sirvan de guía para tener clara evidencia de los protocolos de tratamiento actuales.
Intervención familiar en los trastornos del comportamiento alimentario
El papel de la familia en el tratamiento de los TCA lleva muchos años investigándose desde diferentes enfoques teóricos psicológicos debido a su controversia, incluso se ha entendido como un factor casual o como un factor mantenedor de la enfermedad. De este modo es necesario analizar la perspectiva histórica de la familia y los TCA así como el cambio de paradigma hacia la opinión actual, que considera a la familia como un recurso potencial en el proceso de recuperación terapéutica.
Nuevos tratamientos de intervención psicológica: coaching, empowerment, psicología positiva, resiliencia
Los TCA están considerados graves problemas de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a su gran impacto en la población general, ya que cada vez afectan a un sector más amplio de la población, a su vinculación con trastornos mentales y a la dificultad de tratamiento por parte de los profesionales. Por ello, los nuevos enfoques de intervención deben ir dirigidos a trabajar desde un punto de vista tridimensional e integral del paciente (bio-psico-social).
Eficacia de un programa de tratamiento ambulatorio multimodal para los trastornos de la conducta alimentaria
Se hace necesario profundizar en el estudio sobre eficacia, efectividad y eficiencia puesto que los tratamientos actuales son costosos, duran años y la remisión completa no se produce en casi la mitad de los casos. Aunque los estudios de eficacia presentan el mayor nivel de evidencia científica, actualmente no se discute la importancia de los estudios sobre efectividad, que son aquellos realizados en condiciones de práctica clínica real, sobre todo en los casos en que efectuar ensayos clínicos aleatorizados sea poco ético pero dichos estudios presentan la ventaja de que son generalizables a toda la población.
Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA)
FITA es una entidad sin ánimo de lucro fundada en 2002 para la prevención, la formación, la investigación y la creación de nuevos recursos sociales para personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). FITA está vinculada a ITA (Instituto de Trastornos Alimentarios), red asistencial creada en 1998 para dar una respuesta global a las necesidades de estos enfermos, no únicamente en el ámbito médico, sino también psicosocial, con programas pioneros en España.
Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud
Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.
El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.
La actividad física durante el tiempo libre está asociada con una esperanza de vida más larga, de hasta 4,5 años, e incluso a niveles relativamente bajos de actividad y de peso corporal, según estudios realizados por un equipo de investigadores dirigido por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. Además, se vio que las personas que hacen ejercicio físico regular, como caminar a paso ligero, viven más tiempo que los que no hacen ningún ejercicio, incluso cuando tienen sobrepeso.
Los análisis, publicados esta semana en PLOS Medicine, analizaron los datos de más de 650.000 adultos, en su mayoría con edades superiores a los 40 años. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos recomienda una actividad aeróbica de 2,5 horas de intensidad moderada (la que permite hablar pero no cantar cuando se realiza el ejercicio) a 1,25 horas con un nivel vigoroso (se pueden decir sólo unas pocas palabras sin detenerse a recuperar el aliento) a la semana para los adultos de 18 a 64 años.
Tras considerar otros factores que podrían afectar a la esperanza de vida, los investigadores concluyeron que ésta fue de 3,4 años más para las personas que consiguieron el nivel recomendado de actividad física, mientras los individuos que realizaron el doble de esfuerzo a los ejercicios aconsejados ganaron 4,2 años de vida. Incluso, se detectaron beneficios en los niveles más bajos de actividad: los que hicieron la mitad de la cantidad de actividad física recomendada añadieron 1,8 años a su vida.
“Nuestros resultados ponen de relieve la importante contribución que el tiempo libre dedicado a la actividad física en la edad adulta puede otorgar a la longevidad. El ejercicio regular prolonga la vida en todos los grupos examinados, con peso normal sobrepeso u obesidad”, dijo el autor principal del estudio, el doctor Steven Moore, de la División de Epidemiología del Cáncer y Genética del Instituto Nacional del Cáncer.
Los autores examinaron también cómo la esperanza de vida cambió con la actividad en personas con obesidad: las personas que eran obesas e inactivas tenían una esperanza de vida que era entre cinco y siete años menor que las personas que tenían un peso normal y actividad moderada. Así, las personas que hacen actividad física regular, como caminar a paso ligero, viven más tiempo que los que no hacen ningún ejercicio durante su tiempo libre, incluso cuando tienen sobrepeso, con mejorías en todos los niveles de índice de masa corporal (IMC).
Los resultados determinan que la actividad física en un nivel equivalente a caminar a paso ligero durante 75 minutos a la semana se asoció con un aumento promedio de la esperanza de vida de 1,8 años, en comparación con aquellos que no hicieron ejercicio. Sin embargo, la actividad física en el tiempo libre en el nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud (un mínimo de 150 minutos de caminata enérgica por semana) se asoció con un promedio de esperanza de vida de 3,4 a 4,5 años más que no hacer nada.
El Instituto Tomás Pascual Sanz presenta el próximo martes, 13 de noviembre, el libro Controversias sobre los trastornos alimentarios: actualización y debate, a las 12:30h, en la Asociación de la Prensa. Editado en colaboración con la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA), recoge el seminario del mismo nombre celebrado el pasado año en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Seminario que se convirtió en foro de debate entre profesionales, pacientes y familiares, con información clara, rigurosa y actualizada de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en nuestro país.
Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen un grave problema de salud pública, que en los últimos años ha crecido principalmente entre las mujeres adolescentes, los jóvenes de ambos sexos y, cada vez más, en niños. Hasta el punto de que, convertido ya en la tercera enfermedad crónica más frecuente en este sector de población, uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de padecer un trastorno alimentario. Se trata no sólo de las muy conocidas bulimia y anorexia, sino de todo un abanico de enfermedades muy complejas con riesgo de cronificación que afectan a la calidad de vida de quienes las sufren y a las personas de su entorno.
El libro Controversias sobre los trastornos alimentarios: actualización y debate, editado por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración con la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA), pretende dotar a la sociedad en general y a los educadores en particular, de los conocimientos necesarios para la detección temprana de aquellos trastornos, a los que hoy se añaden otros como vigorexia, ortorexia o los atracones y el llamado síndrome del comedor nocturno, para reconocerlos y derivarlos al especialista oportuno.
Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA)
FITA es una entidad sin ánimo de lucro fundada en 2002 para la prevención, la formación, la investigación y la creación de nuevos recursos sociales para personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). FITA está vinculada a ITA (Instituto de Trastornos Alimentarios), red asistencial creada en 1998 para dar una respuesta global a las necesidades de estos enfermos, no únicamente en el ámbito médico, sino también psicosocial, con programas pioneros en España.
Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud
Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.
El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.