Portrait of a caucasian pregnant woman holding baby shoes and of

El déficit de yodo en las mujeres embarazadas disminuye el coeficiente intelectual de sus hijos

Un equipo internacional de científicos, pertenecientes al proyecto europeo Nutrimenthe, que coordina la profesora de la Universidad de Granada (UGR) Cristina Campoy Folgoso, ha descubierto que el déficit de yodo durante el embarazo tiene efectos perjudiciales en el desarrollo cognitivo del niño.

Los resultados de esta investigación, publicados en la revista The Lancet, han revelado que los niños nacidos de madres que presentaron deficiencia de yodo durante la gestación mostraron, a los ocho años de edad, un coeficiente intelectual tres puntos inferior que los demás, así como peor habilidad para la lectura a los nueve años, según ha informado en un comunicado la UGR.

Los investigadores recuerdan que el yodo es esencial para el crecimiento, el desarrollo cerebral, la síntesis de hormonas tiroideas y la regulación de numerosos procesos metabólicos en el organismo.

Por ello, sostienen que la deficiencia de yodo determina alteraciones del desarrollo cognitivo y, por lo tanto, un correcto estado nutricional en yodo resulta especialmente relevante durante la gestación y los primeros años de vida para el desarrollo del cerebro del bebé.

Estos resultados han surgido tras un reciente análisis del estudio Alspac por las profesoras Sara Bath y Pauline Emmett, realizado en el contexto del proyecto europeo Nutrimenthe.

Además, recuerdan que el déficit de yodo en la población no es un problema únicamente de países en vías de desarrollo, pues informes recientes revelan índices bajos de yodo en países industrializados. En el Reino Unido, donde se ha llevado a cabo esta investigación, se ha detectado que la deficiencia de yodo es muy común: afecta a dos tercios de las mujeres, especialmente a aquellas en edad fértil. Otros países, como Holanda, España o Dinamarca, hace tiempo que adoptaron medidas de prevención como la suplementación de la sal común con yodo para asegurar un mayor aporte de este mineral a través de la alimentación.

En el estudio Alspac, los científicos reclutaron más de 10.000 mujeres embarazadas, a quienes se tomaron muestras de orina. Se han analizado las concentraciones de yodo en muestras de orina de 1.040 de ellas.

Posteriormente, mediante pruebas de neurodesarrollo y la evaluación de diferentes habilidades cognitivas a los ocho y nueve años de edad, investigaron la relación de estos niveles de yodo y el desarrollo cognitivo de sus hijos. Tras el análisis de los resultados, los científicos descubrieron que a los 8 años de edad hay tres puntos de diferencia en el coeficiente intelectual de los niños nacidos de madres con bajas concentraciones de yodo en los primeros meses del embarazo, frente a aquellos nacidos de madres que tenían niveles de yodo por encima del límite mínimo.

Mejor el yodo natural

Ante estos resultados, los expertos recomiendan una ingesta suficiente de yodo en las mujeres embarazadas, procurando obtenerlo a partir de alimentos naturales, principalmente del pescado, marisco y productos lácteos. Se desaconseja el consumo de algas o suplementos que las contengan, pues podría provocar problemas tiroideos por exceso de ingesta de este mineral.

Éstas y otras recomendaciones han sido publicadas a través de la British Dietetic Association, donde los autores aconsejan una ingesta diaria de yodo durante la gestación y la lactancia de 250 microgramos/día, mientras que para el resto de adultos bastaría con 150 microgramos/día.

El Proyecto Europeo Nutrimenthe, del VII Programa Marco de la UE, ha sido financiado con más de seis millones de euros, y desde 2008 lo coordina la profesora de la UGR, Cristina Campoy.

20 centros y más de 120 investigadores colaboran para el avance de esta investigación, con el objetivo de determinar los efectos de la dieta durante la vida precoz sobre el desarrollo cognitivo, el rendimiento mental y el desarrollo de la conducta y del comportamiento de los más de 20.000 niños involucrados en toda Europa.

Tanto los datos de este estudio sobre el yodo como otros resultados de este Proyecto Europeo serán presentados y debatidos por expertos internacionales en Granada los días 13 y 14 de septiembre, durante la Nutrimenthe Internacional Conference, que está siendo organizada desde la Universidad de Granada.

Young beauty blonde woman drinking mineral water

Beber agua cuando se hace dieta puede ayudar a perder más peso

Beber agua cuando se está a dieta puede ayudar a perder más peso, según ha mostrado un equipo de investigadores dirigidos por la experta de la Escuela de Salud Pública de Berlín (Alemania), Rebecca Muckelbauer, tras examinar diferentes estudios sobre el consumo de agua y el peso.

Así, los expertos han comprobado que en tres investigaciones se muestra que el aumento de la ingesta de agua entre personas que están a dieta se relaciona con la pérdida de más kilos.

Además, un estudio realizado por Brenda Davy, profesora de la Universidad Virginia Tech (Estados Unidos), desveló que los adultos que bebían dos vasos antes de las comidas perdieron casi dos kilos más que aquellos que no los tomaron.

Otra investigación señaló que las mujeres que aumentaron su consumo de agua mientras se pusieron a dieta perdieron más peso que aquellas que bebieron apenas un litro de agua. Ahora bien, pese a estos resultados, los investigadores no saben los motivos por los que la ingesta de agua hace que se pierdan más kilos ya que no está comprobado que las personas que beben más agua sean las más delgadas.

“Una posibilidad es que el agua silencie el hambre. Sin embargo, no tenemos pruebas concluyentes de que el aumento del consumo de agua reduzca el peso”, ha comentado Davy.

Por su parte, Muckelbauer ha señalado que también podría deberse a la “termogénesis inducida por el agua”, dado que aumenta el gasto de energía del cuerpo. “Sería útil contar con ensayos más grandes para ver las posibles ventajas de la pérdida de peso cuando se bebe más agua durante la dieta”, ha zanjado.

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¿Sirven las dietas hiperproteicas para adelgazar? Fortalezas y debilidades

Algunos estudios

En el año 2012 la American Health Associaton se posicionó al no recomendar las dietas altas en proteínas para la pérdida de peso por los riesgo que se corren al incorporar muchas proteínas y dejar de lado otros alimentos con peso específico más importante en nuestra salud, fundamentalmente hidratos de carbono complejos con fibra y fitonutrientes, y vegetales con vitaminas y minerales de bajo valor calórico energético.

También en el 2012 se publican en British Medical Journal datos del seguimiento a 43.000 mujeres durante 17 años de la utilización de dietas bajas en hidratos de carbono y altas en proteínas sin considerar su naturaleza o fuente (independientemente de si su origen es animal o vegetal) y están asociadas a un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares

En ese mismo año la revista Stroke concluye, según un metanálisis, que el consumo de carne roja y sus derivados procesados se asocia al aumento del riesgo de accidentes cardiovasculares.

En el 2013 European Journal of Clinical Nutritrion publica que el consumo de carne roja y de carne procesada aumenta el riesgo de accidente cardiovascular, concretamente, el accidente cerebrovascular isquémico.

También en 2013 la International Journal of Cancer dice que el consumo de proteína total, ya sea animal o vegetal, podría estar directamente relacionado con el cáncer urotelial.

Por tanto nadie debería asociar el consumo de más proteínas (más allá de las recomendaciones) a beneficio alguno.

Dietas con fases, ¿por qué?

Todas las dietas de este tipo hiperproteicas, proteinadas, altas o ricas en proteínas tienen fases, ¿por qué? Una dieta equilibrada no tiene fases y en cambio ésta te advierte que no debes estar demasiado tiempo en la primera fase hiperproteica.

Tampoco se recomienda por parte de embarazadas y niños, pero si una dieta no es adecuada para una mujer embarazada ni para un niño, no es adecuada para nadie.

¿Quién defiende estas dietas?

Y otras preguntas: ¿quién defiende las dietas altas, ricas en proteínas, hiperproteicas y proteinadas? Es una cuestión económica. Y ¿por qué hay tantas dietas milagro? Porque no funciona ninguna.

¿Estas dietas sirven para adelgazar?

Una de las fortalezas en que se han basado estas dietas es que son más saciantes las proteínas que otros macronutrientes y por lo tanto al comerlas comemos menos, hacemos ingestas de menor valor calórico. Pero según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) esto no es cierto. En el año 2010 expresó su opinión científica a través de dos consultas realizadas. Y no hay opinión científica que sustente la alegación de la salud sobre que la proteína incrementa el poder saciante y que esto implique un menor ingesta dietética. No hay una relación causa efecto entre el poder saciante de la proteína y que se coma menos.

Pero, ¿sirven para adelgazar? Hay bastantes estudios clínicos que evalúan la eficacia de las distintas dietas hiperproteicas frente a otros patrones dietéticos en el adelgazamiento. Hay estudios a corto plazo y a corto plazo.

Estudios a corto plazo

En el primer estudio del año 2004 Halton y colaboradores sí obtuvieron beneficios a corto plazo pero sólo 6 de los 15 estudios controlados abarcaban hasta los 6 meses, el resto menos tiempo.

En el año 2006 en un estudio de Krieger y colaboradores no se obtuvo diferencia variando el contenido proteico.

En otro estudio del 2006 (McMillan-Price ) tampoco se encontraron diferencias ni en un estudio del año 2010 (Kerksick).

En un estudio del año 2007 (Meckling) sí se encontraron, había una mayor pérdida de peso significativa en el grupo de dieta hiperproteica (estudio de 12 semanas).

Y en el año 2010 un estudio (Krebs) encontró una mayor pérdida de peso con dieta hiperproteica (pero con una dieta de 99 gramos de proteínas al día, que ya la estamos comiendo, incluso superando).

Estudios a largo plazo

Estudios a más largo plazo (año 2004 Due) nos dicen que la pérdida inicial con la dieta hiperproteica no se observó ni al año ni a los dos años.

Un estudio del 2006 (Brinkworth) no encontró diferencias significativas. Y otro de ese mismo año (McAuley) dice que hay ventaja de la dieta hiperproteica a los 6 meses no contrastable al año.

En 2008 (Clifton) tampoco encuentra diferencias significativas. Ni tampoco en 2009 Sacks encontró diferencias en cuatro grupos con cuatro estrategias dietéticas diferentes. Y en el estudio de Layman se vio mayor pérdida de peso inicial del grupo de dieta hiperproteica pero no diferencias al año.

Por su parte, Hession encuentra mayor pérdida de peso en las dietas hiperproteicas a los seis meses y ligeramente superior al año. Y en el de Clifton, también del 2009, se afirma que la dieta hiperproteica es más eficaz en pérdida de peso y reducción de grasa abdominal pero sólo en el subgrupo cardiovascular.

Dietas cetogénicas

Una de las últimas evidencias sobre las dietas cetogénicas (no es una dieta hiperproteica como tal, sino que lo que se controla es la presencia de hidratos de carbono) es un metanálisis de 25 estudios con un seguimiento de por lo menos un año, donde se concluye que las personas asignadas a dietas cetogénicas con muy bajo aporte de hidratos de carbono alcanzan mayores pérdidas de peso que aquellas asignadas a dietas bajas en grasas.

En este estudio las diferencias significativas fueron de 0,91 kilos al acabar el año, pero este resultado ¿es clínicamente relevante? ¿Se puede mantener a una persona durante más de un año con no más de 50 gramos de hidratos de carbono por esta diferencia de 0,91 Kilos?

Además los autores afirman que no han evaluado la adherencia, pero reconocen que la adherencia a las dietas muy bajas en hidratos de carbono fue especialmente baja.

Al mismo tiempo diversos estudios retrospectivos muestran que las dietas bajas en hidratos de carbono y altas en proteínas pueden aumentar la mortalidad por todas las causas.

En el año 2009 según el British Journal of Nutrition la ingesta de proteína se asocia de forma significativa con un mayor IMC en un estudio de 168 varones y 182 mujeres seguidas durante 23 años.

En un estudio (2011 Journal of Obesity) con una muestra muy grande de 89.000 participantes durante 6,5 años se concluye que el consumo de proteína procedente de alimentos de origen animal, especialmente carne y aves, parece asociarse positivamente con la ganancia de peso a largo plazo.

Y en el estudio más reciente (2013 Vergnaud AC), con una muestra de 373.000 seguida durante 5 años, se afirma que los participantes que consumen una cantidad de proteína por encima de las recomendaciones de la American Diabetes Association podrían estar expuestos a un mayor riesgo de padecer sobrepeso u obesidad en la edad adulta.

En resumen

Las evidencias con respecto a las dietas hiperproteicas en la prevención y tratamiento del sobrepeso y la obesidad son las siguientes (según el documento de consenso de la Fundación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética):

-La dieta hiperproteica (DHP) puede inducir a corto plazo (menos de 6 meses) mayor pérdida de peso que una dieta convencional rica en hidratos de carbono (nivel de evidencia 2+).

-La DHP no induce a largo plazo (más de 12 meses) una mayor pérdida de peso que una dieta convencional rica en hidratos de carbono (nivel de evidencia 1+).

-No hay datos suficientes en el momento actual que nos permitan establecer la eficacia de las DHP en el mantenimiento del peso perdido tras una fase inicial de pérdida de peso con otro tipo de dieta.

-La DHP favorece la preservación de la masa magra mejor que una dieta rica en hidratos de carbono (nivel de evidencia 2+).

-La DHP puede incrementar a muy largo plazo el riesgo de mortalidad total y cardiovascular, fundamentalmente cuando la proteína es de origen animal (nivel de evidencia 2+).

Recomendaciones

En base a esas evidencias se establecen las siguientes recomendaciones:

-Para garantizar el mantenimiento o incremento de la masa magra, durante una dieta hipocalórica, resulta eficaz aumentar el contenido de proteínas de la dieta por encima de 1,05 g/kg (recomendación de grado B).

-Si se prescribe una DHP se debe limitar el aporte de proteína de origen animal para prevenir un mayor riesgo de mortalidad a muy largo plazo (recomendación de grado C).

-En el tratamiento de la obesidad no se recomienda inducir cambios en la proporción de proteínas de la dieta (recomendación de grado A).

Conclusión

Lo peor de las dietas hiperproteicas, disociadas, milagrosas o mágicas es que transmiten conceptos erróneos sobre la obesidad y su tratamiento. La incultura popular con respecto a la nutrición se va haciendo cada vez más grande, atribuyendo, en este caso a las proteínas, un papel que no tienen y dejando de nombrar el que sí tienen.

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La importancia de la hidratación en los mayores

Las personas mayores suelen perder la sensación de sed, lo que les convierte en más vulnerables ante situaciones de calor, de actividad física intensa o de enfermedad. La recomendación es de ingerir entre 2 y 2,5 litros de líquido al día, siendo el agua la principal fuente de hidratación. Conviene tenerla siempre a mano y evitar que esté demasiado fría.

alimentación de la madre lactante

¿Cuándo y por qué motivos las madres españolas abandonan la lactancia materna?

El estudio Hábitos de Lactancia Materna, llevado a cabo por el grupo de trabajo español de la Global Breastfeeding Initiative (Iniciativa Global para la Lactancia Materna), incluye entre sus conclusiones que la vuelta al trabajo de las madres y la falta de condiciones adecuadas para la extracción de la leche materna, representa uno de los principales obstáculos para la continuación de la lactancia durante el tiempo recomendado. Éste es uno de los resultados que arroja el estudio presentado por la Dra. Marta Díaz, Profesora de la Universidad de La Laguna, coordinadora del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, y líder de la delegación española de Global Breastfeeding Initiative.

La lactancia materna es de vital importancia para el desarrollo saludable del recién nacido. A pesar de que muchos países apoyan la recomendación de la OMS de que los niños deben alimentarse exclusivamente con leche materna hasta los seis meses de vida, diferentes estudios demuestran que actualmente, tanto en países desarrollados como subdesarrollados, las tasas no son todo lo buenas que debieran. Así, el escaso seguimiento de esta recomendación supone para los expertos un problema de salud pública.

Los resultados del estudio, cuyo objetivo es analizar los hábitos de lactancia de las madres residentes en España profundizando en los beneficios y perjuicios percibidos en este comportamiento, ponen de manifiesto las dificultades de las madres a la hora de mantener la lactancia materna, especialmente tras su vuelta al trabajo.

Actualmente, entre las entrevistadas, un 89% de las madres dan o han dado el pecho a su hijo. En el 11% de las que no han dado el pecho, el principal motivo es haber tenido problemas con lactancias anteriores.

El estudio, en el que han participado 569 mujeres, desvela que, por grupo de edades, las tasas de lactancia materna van descendiendo desde un 69% en el grupo de 0-3 meses hasta un 18% en el grupo de 19 a 24 meses. En la mayor parte de los casos las madres dejan de dar el pecho antes de que el niño cumpla un año (89%), y se establece la media de edad del destete en los 6 meses.

De las madres que en el momento de la encuesta están dando lactancia mixta, es decir combinan leche materna y artificial (46%), el principal motivo para haber introducido la leche artificial fue la obligación de incorporarse al trabajo. En línea con esta conclusión, el 68% de las madres alguna vez se han extraído la leche materna para dársela a su hijo por biberón, y el principal motivo para ello ha sido el poder continuar con su actividad profesional.

Las madres que continúan con la lactancia, proyectan dar el pecho durante más tiempo del indicado por las madres que ya han abandonado esta práctica. Una proporción elevada de madres esperan continuar con esta práctica hasta que el bebé “quiera” y consideran como la edad adecuada para el destete después de los 12 meses. La edad media a la que estiman dejar de dar el pecho a su hijo es de 17 meses, algo que finalmente muchas de ellas no pueden llevar a cabo.

Motivaciones para dar el pecho

La salud del bebé y considerar la lactancia la mejor forma de alimentarle, son las principales motivaciones para dar el pecho.

El principal beneficio de la lactancia para el bebé, es que lo protege de enfermedades e infecciones (81% )y para ellas, como madres, que es el método más natural (78%) y una satisfacción personal (50%).

En este sentido, la Dra. Marta Díaz afirmó que la lactancia materna es “óptima” debido a que “cumple las necesidades nutricionales del bebé y aporta beneficios al menor y a la madre”. Así, para el menor, sostiene que le aporta “factores de defensa, de actividad biológica y de protección contra la alergia, la diabetes, el cáncer o la obesidad”.

Por el contrario, el principal inconveniente que las madres perciben en la lactancia se basa en la relación con el entorno: complicación con la actividad laboral (48%), seguido de dificultad de dar el pecho en lugares públicos (43%).

Respecto a la toma de la decisión de dar el pecho, el 65% de las madres reconoce que la decisión de dar el pecho a su bebé la tomaron ellas mismas, sin destacar la influencia de ningún profesional sanitario en este momento. No obstante, del personal sanitario, quién más influencia tiene en primer lugar es la matrona (55%). El pediatra se convierte en el segundo profesional mencionado con mayor intensidad, y especialmente destacado después del parto.

Por último, el principal motivo para suspender la lactancia materna fue el tener menos leche (44%), seguido de la necesidad de incorporarse a la actividad laboral (28%).

Este estudio, es el primer paso llevado a cabo por el Grupo de Trabajo español de la Global Breastfeeding Initiative que se puso en marcha el pasado mes de noviembre de 2012, motivado por la necesidad de conocer las tasas de lactancia materna en nuestro país y los factores relacionados con esa práctica, al no disponer de datos nacionales. Este grupo de trabajo surge de la colaboración entre Excellence in Pediatrics y el Philips Center forHealth&Wellbeing, al que en España se han sumado representantes de la Fundación Más Familia, y del Observatorio de la Mujer del Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad.

Researcher drawing atom symbol and dna on glass

La nutrigenética será accesible en 5 años para personas obesas, según Ordovás

El director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), José María Ordovás, ha asegurado que en unos cinco años cualquier persona que padezca de obesidad o sobrepeso va a poder hacer uso de la nutrigenética, la ciencia que realiza recomendaciones nutricionales basadas en el conocimiento del genoma.

El experto, que pronunció la conferencia Conócete a ti mismo y actúa en consecuencia: la nutrigenómica en la salud personal durante el VI Foro Sanitas 2013: la medicina del siglo XXI. El reto de los cuatro grandes, destacó las ventajas que aporta esta técnica ya que, entre otros aspectos, permite también prevenir la aparición de diabetes u otras enfermedades cardiovasculares.

“Conociéndose a uno mismo se puede actuar de la manera más apropiada en todas las patologías que tienen un componente nutricional”, señaló Ordovás. No obstante, recordó que para conseguir, por ejemplo, perder peso, además de realizarse estas pruebas, es necesario que el paciente se tome “en serio” las pautas que le van a ser marcadas.

En este sentido, el especialista explicó que las personas más idóneas para someterse a esta técnica son aquellas con antecedentes familiares de obesidad, diabetes u otro tipo de enfermedad. Por ello, rechaza la idea de que la población relativamente sana se someta a ellas dado que “con una alimentación saludable y la práctica de ejercicio físico” pueden tener una buena calidad de vida.

“Se trata de enseñar a aquellas personas que intentan hacer cualquier cosa para perder peso a que lo hagan de una manera científicamente sensata y que, por tanto, no afecte negativamente a su salud como así ocurre con las dietas milagro”, recalcó Ordovás.

Por último, el director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts destacó la labor que realiza España en materia de investigación y aseguró que los expertos españoles han contribuido en “gran cantidad” al conocimiento nutrigenómico actual. “España ha hecho, afortunadamente, grandes aportes a la literatura científica de esta materia”, concluyó.

triptófano, presente en los lácteos, frutas y frutos secos, calcio

El 90% de las personas no relaciona los lácteos con un aumento de peso

Así lo ha asegurado José María Ordovás, el director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid), durante su ponencia en la 55 edición del Día Internacional Lácteo organizada por la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL).

“Los estudios más recientes, como por ejemplo PREDIMED, están demostrando una falta de correlación entre el consumo de lácteos y la obesidad. Además, estos últimos estudios han demostrado que para el 90 por ciento de la población el consumo de productos lácteos con cualquier contenido de grasa no está asociado al aumento de peso o, en otras palabras, con un mayor riesgo de padecer obesidad. Por el contrario, para el 10 por ciento de la población restante se ha observado que el consumo de productos lácteos bajos en grasa resulta protector contra la ganancia de peso”, ha recalcado.

Este encuentro se enmarca dentro del Plan de Nutrición y Comunicación de Productos Lácteos 2011-2014, desarrollado con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y la Unión Europea, y que tiene como objetivo comunicar a la sociedad los beneficios que tiene consumir leche y productos lácteos.

Allí, Ordovás destacó la importancia de seguir una alimentación saludable basada en un consumo “elevado y abundante” de los nutrientes que aportan los productos lácteos así como su contenido en vitaminas A, D, E, B2, calcio y minerales.

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Una aplicación informática permite elaborar dietas personalizadas para personas de centros de atención social

La Comunidad de Madrid elabora cada año más de 2,7 millones de menús personalizados para los más de 7.500 usuarios que están repartidos por los 93 centros de atención social con los que cuenta el Sistema Regional de Bienestar Social en la región.

Gracias a esta herramienta informática es posible confeccionar diez tipos distintos de dietas, en función de las necesidades de cada uno de los usuarios -enfermedades, restricciones, alergias o compensaciones por déficit alimentario, entre otras, y de la estación del año-.

Cada tipo de régimen ha sido elaborado con el asesoramiento de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) y de la Cátedra de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid.

Además, los jefes de cocina de los centros sociales han recibido formación para el manejo de la aplicación informática.

La aplicación muestra si el menú elegido es el más adecuado en cada caso y también confirma a los profesionales de los centros si el contenido de nutrientes y el número de raciones de cada uno de los principales grupos alimenticios son correctos.

Llevar una dieta saludable ayuda a evitar o retrasar problemas cardiovasculares, de sobrepeso o enfermedades como la diabetes.

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González ha destacado que con este sistema informático se consigue que las personas tengan una alimentación correcta adecuada a sus necesidades alimentarias, pero también lograr una “gestión eficiente” de la alimentación.

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Los españoles consumieron más de 1.000 millones de litros de zumo en 2012

Los españoles han consumido 1.046 millones de litros de zumo en 2012, según ha informado la Asociación Española de Fabricantes de Zumos (Asozumos).

En concreto, el informe elaborado por Canadean sobre el consumo europeo de zumos para la European Fruit Juice Association (AIJN), ha mostrado que el consumo de zumo entre los españoles sitúa a España con casi un 10 por ciento del mercado total europeo de zumos y néctares, en cuarto lugar y sólo por detrás de Alemania, Francia y Reino Unido, y por delante de Italia. De hecho, el consumo total de zumos y néctares en la Unión Europea se situó en 10.387 millones de litros en este periodo.

En cuanto al consumo per cápita, España se sitúa en una posición muy relevante dentro de Europa, con 22,25 litros en 2012 (aunque éste ha caído un 2,1 por ciento en el pasado ejercicio); por detrás de Alemania (32,1 litros por habitante), por delante del Reino Unido (con 21,1 litros) y próximos al nivel de los países escandinavos o muy desarrollados (Finlandia, Suecia, Holanda y Austria con consumos superiores a los 25 litros).

Respecto a lo que representa el zumo frente al néctar, las cifras se encuentran casi a la par. Concretamente, a los néctares les corresponde en 2012 un 58 por ciento del volumen total, que van ganando peso en detrimento de los zumos que se quedan en un 42 por ciento, con un incremento de 3 puntos de cuota frente al año anterior.

Además, los productos procedentes de concentrado aún representan la mayor parte de la categoría en zumos y néctares, con un 91 por ciento de las ventas y las marcas de la distribución continúan incrementando su peso en el mercado, copando en 2012 un 42 por ciento del volumen.

Healthy lifestyle

Las frutas y verduras, mejor almacenarlas bajo ciclos de luz-oscuridad

Las verduras y frutas, incluso después de la cosecha, “pueden responder a las señales de luz y por lo tanto cambiar su biología en formas que puedan afectar a su salud y a la resistencia de los insectos”, explica Janet Braam, de la Universidad de Rice, en Houston, Texas, Estados Unidos. “Tal vez deberíamos guardar nuestras verduras y frutas bajo ciclos de luz-oscuridad hasta el momento de cocinarlas o comerlas para aumentar su valor para la salud”, añade.

Braam y sus colegas encontraron previamente que las plantas cultivadas en el laboratorio cambian su fisiología de manera importante a lo largo de la jornada, impulsada por los ritmos circadianos. Se sospecha que los cultivos alimentarios podrían hacer algo similar, tal vez, incluso después de que hayan sido recolectados en el campo.

A diferencia de los animales, las plantas se componen de muchas partes distintas o módulos de hojas y ramas, frutos y raíces, que pueden seguir metabolizándose y sobrevivir más o menos de forma independiente, por lo menos durante algún tiempo. Incluso después de haber sido cosechadas y cortadas, sus células se mantienen activas y vivas.

El equipo de Braam ahora muestra que después de la cosecha, verduras y frutas pueden seguir percibiendo luz y, como consecuencia, sus relojes biológicos continúan funcionando. Eso es una ventaja para las plantas, ya que les permite alterar los niveles de sustancias químicas importantes que los protegen de ser comidas por los insectos y otros herbívoros, según hallaron los investigadores, quienes señalan que cuando las personas las comen, algunos de esos mismos fitoquímicos proporcionan efectos anticáncer.

Los investigadores hicieron el descubrimiento inicial en los estudios de la col y, posteriormente, analizaron respuestas similares en lechuga, espinacas, calabacines, patatas dulces, zanahorias y arándanos. Las frutas y verduras sometidas a ciclos de luz-oscuridad en el momento adecuado sufrieron claramente un menor daño por parte de los insectos.

Para los científicos, podría ser importante considerar todos los días los horarios de los alimentos, no sólo los nuestros, a la hora de decidir a qué hora se cena. “Puede ser de interés para la cosecha de los cultivos y la congelación o para conservarlos en momentos concretos del día, cuando los nutrientes y fitoquímicos valiosos están en su mejor momento”, concluye Braam.

Bacteria

Un estudio relaciona las molestias por gases abdominales con una bacteria

El equipo del Grupo de Investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Vall d”Hebron Institut de Recerca (VHIR) que estudia la relación entre microbiota intestinal y determinados síntomas digestivos ha identificado las bacterias responsables de producir más gas intestinal, pero, sobre todo, de aumentar la sensibilidad a estos gases en algunos pacientes. Los hallazgos del estudio determinan cómo influye la dieta en estos síntomas y en la cantidad de gas evacuado, y además establecen las diferencias de composición de la microbiota intestinal entre los pacientes con síntomas y los pacientes sin síntomas.

El estudio, publicado en la revista GUT, una de las más reconocidas de la especialidad, parte de pacientes aquejados de malestar abdominal a causa de los gases y busca encontrar diferencias con un grupo de control para el que la flatulencia no es un problema. Se diseñaron dos grupos de estudio y se evaluaron sus hábitos dietéticos para homogeneizar al máximo los dos grupos y no partir de diferencias que ya de por si pudieran explicar una mayor flatulencia. Incluso se evidencia que las personas que al inicio presentaban más gases intestinales ya tendían a una dieta muy pobre en productos flatulentes. “En primer lugar, nos planteamos una comparativa en condiciones basales, es decir, sin hacer ninguna intervención, y se evidenció que las personas aquejadas de gases no tienen un mayor volumen de éstos en comparación con el grupo de individuos de control, pero sí es mayor el número de veces que expulsan estos gases”, explica el Dr. Fernando Azpiroz, responsable del Grupo de Investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR.

Ante una dieta flatulenta, con alimentos ricos en residuos que fermenten, especialmente leguminosas, en ambos grupos aumenta el volumen de gas en el intestino, aumenta el número de veces que se expulsan estos gases y, consecuentemente, también se produce un aumento de los síntomas abdominales. Cuando se estudió la microbiota presente en las heces de todos los individuos, se vio que existían diferencias entre ambos grupos. En los pacientes que ya inicialmente presentaban síntomas de flatulencia o meteorismo, cuando se les forzó a seguir una dieta rica en productos que favorecen esta flatulencia, la microbiota se vio rápidamente afectada respecto a las condiciones anteriores al cambio de dieta. “Vimos que disminuye la diversidad de especies y el balance entre ellas queda afectado, lo cual provoca una inestabilidad en la microbiota”, comenta el Dr. Francisco Guarner, responsable del grupo de estudio de Microbiota Intestinal. “En la microbiota intestinal existe una gran cantidad de especies, pero dos grandes familias: los firmicutes y los bacteroidetes que agrupan el 95% de todas las bacterias intestinales”, añade el Dr. Guarner. “En los pacientes con síntomas intestinales existe una rotura del equilibrio entre unas y otras y la proporción entre ellas queda afectada. Además, estos cambios afectan principalmente a las especies Bacteroides fragilis y Bilophila wadsworthia. En cambio, entre los individuos sin síntomas la microbiota permanece estable”, afirma el doctor.

De manera que una dieta más rica en alimentos flatulentos sólo altera la microbiota intestinal en aquellos pacientes que ya al inicio muestran síntomas y son más sensibles, mientras que en los del grupo de control no hay cambios significativos más allá de un aumento de los gases. Uno de los hallazgos más significativos del estudio es la presencia de Bilophila wadsworthia. Esta bacteria, descrita por primera vez el año pasado y claramente relacionada con la inflamación intestinal, es una productora de gas sulfhídrico y aumenta en la biota intestinal dependiendo de los alimentos consumidos. Este gas sulfhídrico es irritante y aumenta la sensibilidad intestinal. La cantidad de Bilophila wadsworthia en el intestino se relaciona con la cantidad de gas producido. A mayor número de estas bacterias, mayor presencia de gases, en términos generales. Pero el gran hallazgo de este estudio es que la Bilophila wadsworthia se encuentra en el intestino de los pacientes que presentan síntomas y no en el intestino de los controles sanos. “Entre sanos y afectos de meteorismo no hay un cambio sustancial respecto al volumen de gas producido pero sí respecto a quién lo produce”, explica el Dr. Azpiroz, y añade, “de forma que parece que no es la cantidad de gas lo que origina las molestias sino la composición de éste”. En los pacientes con Bilophila wadsworthia el gas es sulfhídrico, lo que produce mucha irritación y molestias, mientras que en los controles las bacterias productoras de gases producen fundamentalmente hidrógeno, metano y otros gases, que no son irritantes.

Las conclusiones del estudio determinan que, en condiciones basales, no hay muchas diferencias en el volumen de gases entre los pacientes que consultan por este motivo y los del grupo de control y que las diferencias se centran fundamentalmente en la sensibilidad intestinal y la composición de estos gases y no en su volumen y cantidad. Cuando se interviene en la dieta de estos pacientes, se vuelven más sensibles y su microbiota intestinal se desequilibra, mientras que en los controles, si bien una dieta flatulente les produce un aumento de los gases, no les supone consecuencias en la composición de la microbiota intestinal.

La microbiota Intestinal y el VHIR

Los investigadores del Vall d”Hebron Institut de Recerca (VHIR) han contribuido durante años al estudio de la microbiota intestinal y se sitúan entre los mayores expertos en este campo. En el marco del proyecto MetaHIT, que estudia y caracteriza el microbioma humano, ya han contribuido al descubrimiento de la existencia de tres grupos de poblaciones bacterianas que clasifican a la población mundial según tres tipos de flora intestinal (microbioma humano), algo parecido a lo que sucede con los grupos sanguíneos. Esta clasificación a nivel mundial permite a los investigadores acotar, en su búsqueda, el número de variables que pueden estar implicadas en enfermedades, acercando más la correlación entre el estado de la flora intestinal y el estado de salud de la persona.

También, este mismo grupo del VHIR lideró un estudio sin precedentes que demostró que era posible modificar la composición de la flora intestinal trasplantándola y que los cambios generados se mantienen, más allá de lo esperado, hasta tres meses después del trasplante. Este hallazgo abrió la posibilidad de validar tratamientos que puedan hacer variaciones en la composición de la flora y ha supuesto un antes y un después en aquellas enfermedades en las que hay evidencia científica de que la flora intestinal juega un papel determinante.

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Preocupación y percepción por el peso y la imagen corporal: ¿realidad o fantasía?

Hay preocupación por el peso totalmente razonable porque es un problema creciente que supone un importante riesgo sanitario a corto y, sobre todo, a largo plazo, y que incrementa el coste de atención sanitaria.

Problema sanitario

Hay que recodar las cifras tan alarmantes de obesidad. Según datos de nuestro equipo en una muestra representativa de adultos encontramos un 34,2% de sobrepeso y 13,6% de obesidad y en total es casi un 48% en adultos. En niños, con datos del estudio Aladino, hay un 26,2% de sobrepeso y un 18,3% de obesidad, en total casi de un 45%. Además hay una tendencia a aumentar el problema y aparte del riesgo sanitario que supone hay que añadir la preocupación estética.

¿Quieres perder peso?

En un estudio que hicimos sobre el tema a un colectivo de mujeres jóvenes se les preguntaba concretamente: ¿Crees que estás gorda? Un 64% respondía que no. Sin embargo un 15% decía que un poco y casi un 21% decía que sí. Al controlar el IMC del colectivo era de 21 y sólo había un 6,2% de mujeres que tenían sobrepeso (IMC de 25).

Al preguntar: ¿Te gustaría perder algún kilo de peso?, incluso las que afirmaban que no estaban gordas querían perder algún kilo, hasta un 65% (y algunas de ellas tenían de entrada un déficit ponderal). Un 35% no quería perder peso pero eran las más delgadas.

Si se presentan resultados del mismo colectivo en el cual se resta el peso que querían perder al que tienen y se representa el IMC real frente al deseado vemos que todas quieren estar en un IMC de 20.

Otro estudio más amplio realizado en 2.168 personas de 18-50 años de cinco poblaciones españolas pone de relieve, al preguntarles si deseaban perder peso, ganar o mantener, que la mayoría quería perder. Un 66% quería perder peso y esto es más frecuente entre las mujeres. También hay un colectivo que quiere mantener o ganar peso y en este caso es más frecuente esta respuesta en varones. Los hombres buscan un aspecto estético más musculoso.

Respuesta según el peso

Se puede diferenciar la respuesta entre los que desean perder, mantener o ganar, y vamos a fijarnos en la respuesta de los que desean perder peso y ver la diferencia de respuestas entre varones y mujeres, y entre individuos con normopeso, sobrepeso u obesidad.

Quieren perder peso un porcentaje variable de individuos creciente a medida que tienen más peso corporal, más mujeres que hombres. Pero hay que hacer dos consideraciones: algunas personas con normopeso quieren perder peso, sobre todo mujeres (65% de mujeres normopeso quieren perder peso) y no todas las personas que tienen sobrepeso u obesidad quieren perder peso. Hasta un 30% de hombres y un 50% de mujeres han seguido dietas de adelgazamiento.

Todos los datos anteriores son de un proyecto de investigación que no están publicados, pero si se ha publicado un libro titulado Nutrición en población femenina desde la infancia a la edad avanzada y uno de los capítulos habla sobre este tema. Son datos de casi 1.600 mujeres de 18-30 años y de entrada se puede destacar que el deseo de perder peso se da en todos los grupos de peso en mujeres (bajo peso, normopeso y sobrepeso y obesidad). De las que tienen déficit ponderal hay un 18% de ellas que quiere perder peso. Y también hay algunas con sobrepeso u obesidad que no quieren perder o que ya han desistido. Hay que destacar que un 68% de mujeres normopeso quiere perder peso. De las mujeres con normopeso hay un porcentaje alto que han seguido dietas y muchas lo hacen de manera habitual.

¿Cuántos kilos quieres perder?

Cuando preguntamos a estas mujeres si desean perder algún kilo casi un 70% dice que sí, y entorno a 5,6 kilos. Este deseo de perder peso va aumentando con la edad y también el número de kilos que se desea perder. También alguna quiere ganar peso pero el porcentaje es menor y va disminuyendo con la edad (porque con la edad va aumentando el peso).

Y si la pregunta es: ¿Cuál es peso con el que estarían más sanas o más atractivas? Aunque es similar hay una pequeña diferencia: el peso con el que la mujer declara sentirse más atractiva es un poco más bajo respecto al peso más sano. Lo mismo con el IMC corporal.

Al diferenciar según los grupos en las mujeres con normopeso hay un 68% de mujeres que quieren perder peso y de media unos 4 kilos; un 18% de mujeres con bajo peso quieren perder y de media unos 2,3 kilos; y, por supuesto, el porcentajes va creciendo para sobrepeso (8 kilos) y obesidad (17 kilos) y a medida que va aumentando el problema quieren perder mas kilos de media.

En las mujeres de bajo peso el porcentaje que quieren ganar es mayor porque son conscientes de que tienen bajo peso, pero en los otros grupos muy pocas mujeres quieren ganar peso. Y respecto al peso ideal, el peso atractivo es un poco más bajo que el peso que señalan como saludable.

¿Dieta por razones estéticas o por salud?

También se preguntaba en el estudio si cuando se ha seguido una dieta era por razones estéticas o por salud. Y se ve que en general es más frecuente hacer dieta por razones estéticas, preocupa más la estética que la salud.

A medida que aumenta la edad disminuye el número de mujeres preocupadas por la estética y aumenta la preocupación por la salud. Y al ir aumentado el peso las razones estéticas también disminuyen y se incrementan las razones sanitarias.

¿Qué alimentos disminuiría para perder peso?

Para concluir con este estudio una mención a la pregunta: ¿Qué alimentos disminuirían para perder peso? Vemos que hay muy poca diferencia entre las respuestas que dan las mujeres que ya han seguido dieta y las que nunca la han hecho.

Esto pone de relieve que no hay un buen conocimiento. Piensan lo mismo las que les interesa el tema y se han asesorado o no, y las que no se preocupan por el tema.

Percepción del peso

Es evidente que no tenemos una percepción real del peso. A veces esta distorsión es grave, como puede suceder en personas con TCA, pero toda persona tiene una cierta distorsión.

Para detectar esta distorsión o veracidad nuestro equipo investigador preguntaba a los estudiantes su peso y talla, y posteriormente en las clases de antropometría se tomaban los datos de peso y así esto nos permitía comparar los datos reales con los declarados.

Se vio que como media en los jóvenes estudiantes había una tendencia a declarar un peso algo inferior al que tenían (más o menos 1 kilos) y de talla algo más. Pero las personas que tienen más peso o están más preocupadas por el peso se alejan más de la realidad. Y en cuando a la talla los obesos sobrevaloran su talla en mayor medida.

¿Son conscientes los padres del peso real de sus hijos?

También nos podemos preguntar por la percepción del peso que tienen los padres de sus hijos: ¿Son conscientes los padres del peso real de sus hijos? Datos de un estudio de nuestro grupo realizado en 638 escolares controlando datos de dieta y antropometría de los niños y de los padres se constata una asociación entre situación ponderal, sobre todo con la madre, y concretamente la proporción de niños con sobrepeso u obesidad era significativamente superior en hijos de madres con sobrepeso y obesidad.

Respecto a la percepción de la madre del peso vemos que casi nunca la madre sobreestima el peso del niño, sino que hay una percepción en general o bien adecuada o se subestima. Hay un 20% de madres de niñas que no las ven gorditas cuando tienen sobrepeso. Pero la “ceguera” es mayor con los varones. Casi un 28% de madres de niños subestima su peso, es decir, que las madres no son totalmente objetivas, prefieren que esté un poco gordito.

Si el niño tiene sobrepeso u obesidad sólo un 38% de las madres lo ven y un 61% lo subestima y no lo ven. La preocupación es diferente según los niveles socioeconómicos: en los niveles más bajos hay más obesidad y preocupa menos, y en función del sexo preocupa menos en varones, y en hijos varones.

Percepción del peso en personas muy delgadas o muy obesas

Es importante controlar la preocupación por el peso tanto si la persona es muy delgada como si es muy obesa. En los estudios se puede medir la discrepancia entre la ingesta energética y el gasto. Y el alejamiento entre los resultados de ingesta y de gasto puede utilizarse como indicador de infravaloración/sobrevaloración de la ingesta.

La discrepancia es muy distinta según el IMC de un individuo, si es menor de 20 hay una ligera sobrevaloración pero a medida que aumenta el peso va creciendo la infravaloración, de manera que no es igual el resultado del estudio dietético de personas normopeso, sobrepeso u obesidad. Y respecto a la preocupación por su peso, la pregunta era: ¿Crees que estás gorda? Cuando la persona declara que no, hay muy buena coherencia ingesta gasto, pero si la persona declara que sí está gorda es mayor la discrepancia ingesta gasto.

Conclusiones

La preocupación por el peso es un dato interesante porque modifica la veracidad de las respuestas en el estudio dietético. También modifica la respuesta en datos antropométricos autodeclarados y puede modificar los hábitos alimentarios, ya que si una persona está preocupada por su peso es probable que haga dieta o que modifique sus hábitos en función de esa preocupación.

Como sabemos que hay un desconocimiento sobre pautas correctas para controlar el peso un porcentaje alto de la población está modificando sus hábitos en una dirección equivocada: algunas porque tienen sobrepeso u obesidad y otras sin motivo, y quizás están perjudicando su alimentación y su salud y su control de peso a largo plazo.

Por tanto es necesario mayor educación nutricional desde la infancia; luchar contra la obesidad empleando las medidas más eficaces y seguras para conseguir que haya menor porcentaje de personas con obesidad; y también hay que tener cuidado con el mensaje por la presión tan alta que hace que muchas personas que no tienen problemas con el peso se preocupen y hagan dietas equivocadas que ponen en peligro su salud.