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Se presenta el libro Dislipemias: 100 preguntas más frecuentes

La compañía biofarmacéutica AstraZeneca, con el aval científico de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) ha elaborado el libro Dislipemias: 100 preguntas más frecuentes, destinado a responder a las cuestiones con las que los profesionales sanitarios se encuentran en la práctica clínica diaria y, con ello, contribuir a mejorar el manejo de los pacientes que padecen dislipemias.

La obra ha sido elaborado por cuatro especialistas en trastornos del metabolismo lipídico: el Dr. Juan de Dios García, del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Madrid; el Dr. Carlos Lahoz, del Hospital Carlos III de Madrid; el Dr. Ignacio Morón, del Centro de Salud Goya del Servicio Madrileño de Salud; y el Dr. Antonio Ruíz, del Centro de Salud Pinto de Madrid; con la coordinación y supervisión de la Dra. Teresa Mantilla, del Centro de Salud Universitario Prosperidad de Madrid, y el Dr. Jesús Millán, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

En palabras de la Dra. Teresa Mantilla, “es bien conocido que la primera causa de morbi- mortalidad en nuestro medio, considerando la población general, son las enfermedades cardiovasculares, lo que obliga a que el abordaje de los factores de riesgo cardiovascular sea el gran reto que tiene la medicina clínica. A pesar de que aquellos factores modificables como las dislipemias son los que aportan más riesgo para las enfermedades cardiovasculares, la situación de la población española es preocupante, ya que las dislipemias constituyen actualmente un proceso infradiagnosticado, infratatado e infracontrolado. De ahí la necesidad de un libro de consulta que ayude a todos los profesionales a solventar las dudas sobre las dislipemias que se plantean cada día en la consulta”.

En España, la situación de los factores de riesgo todavía es preocupante. Un porcentaje considerable de los pacientes con algún factor de riesgo cardiovascular no tiene detectado el riesgo, y de aquellos que están diagnosticados, sólo un porcentaje limitado se encuentra tratado. Por lo que el grado de control del factor de riesgo es una cuestión que requiere una mejoría importante.

El estudio ENRICA, recientemente publicado, ha puesto de manifiesto que del aproximadamente 50% de la población española que tiene cifras elevadas de colesterol, sólo la mitad son tratados y, de éstos, sólo un 53% se encuentran controlados. Como consecuencia, sólo en el 11% de la población se encuentra correctamente manejada la hipercolesterolemia como factor de riesgo. De otros factores de riesgo, como es el caso de la hipertrigliceridemia o la dislipemia aterogénica, ni siquiera se conocen con detalle los porcentajes.

Un libro práctico y completo para el profesional sanitario

La obra Dislipemias: 100 preguntas más frecuentes, consta de 8 capítulos que recogen información epidemiológica, del manejo de la enfermedad y sus tratamientos, así como recomendaciones y consejos para el paciente:

1. Aspectos generales y epidemiológicos: recoge una explicación detallada de la situación de enfermedades cardiovasculares en España, los factores de riesgo y las dislipemias más frecuentes.

2. Manejo diagnóstico para el tratamiento de la dislipemia en pacientes con o sin enfermedad cardiovascular previa: incluye los criterios de diagnóstico, los factores de riesgo que deben ser estudiados y los pacientes con un alto riesgo cardiovascular.

3. Manejo de la dislipemia en situaciones especiales: responde a preguntas sobre el manejo de la dislipemia en pacientes menopáusicas, embarazadas, con insuficiencia renal crónica, mayores de 80 años, entre otros.

4. Objetivos para el tratamiento de las dislipemias: análisis de los elementos del perfil lipídico más importantes para fijar los objetivos de control terapéutico.

5. Modificaciones sobre el estilo de vida para el control de la dislipemia: recomendaciones para alcanzar un nivel óptimo de salud y un estilo de vida cardio-saludable. La reducción del riesgo cardiovascular mediante modificaciones medioambientales y hábitos de vida son las estrategias poblacionales de prevención más rentables, al tratarse de factores de riesgo modificables.

6. Fármacos hipolipemiantes: descripción de los principales mecanismos de acción de estos fármacos, cómo funcionan y qué efectos tienen en el paciente.

7. Tratamientos combinados con fármacos hipolipemiantes: respuestas a cuándo plantear un tratamiento combinado con hipolipemiantes y estudio del paciente candidato.

8. Efectos adversos farmacológicos: información detallada de todos los efectos adversos que puedan generar los diferentes tipos de fármacos disponibles.

Debido a la gran aceptación que ha recibido el libro entre los profesionales médicos, los expertos ya se encuentran trabajando en una nueva obra. El libro será una continuación de este primero, estará enfocado al Tratamiento de las Dislipemias en situaciones especiales y será publicado en 2014.

enfermedad crónica

Consejos para unas Navidades con la tensión a raya

Estamos inmersos en las fiestas navideñas y con ellas llegan los atracones en las comidas, los dulces o el exceso de alcohol, lo que supone un aumento de peso y, por tanto, un incremento de la presión arterial y de los niveles de colesterol. La doctora Nieves Martell, presidenta de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), señala que “los españoles suelen ganar algunos kilos en estas fechas, pero hay que tener especial cuidado cuando esto ocurre en personas que padecen hipertensión, diabetes, obesidad o colesterol elevado”. Por ese motivo, los expertos sugieren moderación con las comidas y ejercicio físico para evitar subidas inesperadas de presión arterial que pueden conducir a enfermedad cardiovascular.

En este sentido, las comidas pesadas y ricas en sal, el consumo de bebidas alcohólicas, las sobremesas con café o el exceso de azúcar de los dulces pueden aumentar todos estos riesgos en las personas con hipertensión, que en España son 14 millones. Por ello, es aconsejable limitar consumir estos alimentos y practicar ejercicio. “La cuestión no es erradicar completamente estos alimentos de la dieta, sino moderar su consumo y continuar comiendo también pescado o verduras. Además, con la época festiva no debemos abandonar nuestros hábitos saludables rutinarios, como el ejercicio físico, que es fundamental, ya que contribuye al bienestar general y a la salud de diversas formas: además de contribuir a reducir la presión arterial, disminuye la frecuencia cardiaca y reduce el riesgo de cardiopatía isquémica”, explica la doctora Martell.

Por otra parte, uno de los descuidos más típicos es olvidar la medicación, lo que puede provocar subidas repentinas de las cifras de presión arterial. La hipertensión arterial es una enfermedad crónica en la mayoría de los casos y su tratamiento debe ser continuado y nunca debe dejar de tomarse o reducirse las dosis sin indicación médica. Centrándose en esta última, y advirtiendo de su peligro, la presidenta de la SEH-LELHA puntualiza que “es importante resaltar que aunque la tensión esté controlada no debe dejarse de tomar la medicación”.

Consejos saludables en Navidad

Es posible disfrutar las celebraciones navideñas si evitamos lo excesos y sabemos compensar una comida copiosa con otra más ligera. Además, es más fácil de lo que pensamos. Únicamente conviene tener en cuenta una serie de medidas para estar saludable y evitar que la báscula o el tensiómetro nos pase factura:

1. Son fechas de ocio y distensión pero se debe seguir evitando el tabaco. Asimismo, se debe moderar el consumo de bebidas alcohólicas, ya que tienen muchas calorías y pueden disminuir la eficacia de algunos fármacos antihipertensivos.

2. Caminar puede ser beneficioso para contrarrestar los excesos de las comilonas.

3. Se debe comer despacio y en pequeñas cantidades. Por lo tanto, es desaconsejable comer de platos comunes, debido a que no tenemos un control sobre las proporciones que consumimos.

4. Anímese a cantar villancicos y bailar tras las comidas y cenas, le ayudará a hacer la digestión y sentirse más ligero.

No obstante, lejos de grandes sacrificios, la página web del Club del Hipertenso ofrece apetitosas recetas y consejos saludables para que los pacientes puedan mejorar su estilo de vida durante las fiestas y después de ellas.

alergias alimentarias

El consumo de nueces reduce el colesterol malo

Un estudio realizado por la Universidad de Medicina de Múnich (Alemania) y publicado en Metabolism indica que una dieta enriquecida con nueces podría reducir el riesgo cardiovascular disminuyendo el colesterol no-HDL y la apolipoproteína B, que se usan precisamente para calcular el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Los investigadores analizaron los efectos que el consumo diario de 43 gramos de nueces tenía en los lípidos concluyendo que hubo una reducción tanto el colesterol no-HDL como en la apolipoproteína B. El doctor Klaus Parhofer, Jefe de Servicio de Endocrinología en el Hospital Clínico de Múnich, que lideró la investigación, recuerda que “las enfermedades cardiovasculares se desarrollan a causa de diversos factores entre los que destacan el colesterol no-HDL y las apolipoproteínas B”.

En España, las enfermedades cardiovasculares provocan una de cada tres muertes, lo que las convierte en la primera causa de muerte entre la población y además suponen un coste anual de 9.000 millones de euros al sistema de salud público. Un estilo de vida saludable y una dieta equilibrada juegan un papel determinante en la prevención de estas enfermedades.

Precisamente, los hombres y mujeres que participaron en el estudio durante ocho semanas incluyeron las nueces como parte de su dieta normal. Con la ingesta de nueces redujeron el consumo de grasas saturadas y aumentaron el de ácidos grasos poliinsaturados, lo que conllevó cambios beneficiosos en su perfil lipidico. “El estudio muestra que la gente puede obtener beneficios para su salud suplementando su dieta con nueces”, señala Parhofer.

Las nueces, un fruto seco con probados beneficios cardiosaludables

Investigaciones realizadas en todo el mundo durante años muestran los beneficios de las nueces en relación a factores de riesgo cardiovascular en periodos de tiempo relativamente cortos, lo que apoya la recomendación de incluir nueces en una dieta cardiosaludable.

De hecho, sus probados beneficios las convirtieron en uno de los primeros alimentos completos en recibir una declaración de propiedad saludable en EE.UU. en el año 2004 a la que se sumó la recibida recientemente por la Unión Europea, que sostiene que “las nueces ayudan a mejorar la elasticidad de los vasos sanguíneos”, lo cual es un factor clave para la salud cardiovascular.

En España, el doctor César Romero, jefe del Servicio de Cardiología del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, recuerda que “en la dieta mediterránea, los frutos secos son muy importantes y entre ellos las nueces han demostrado científicamente que tienen un mayor beneficio gracias a su alto contenido en ácidos grasos Omega-3”.

Parasimpático

Los tratamientos basados en el sistema incretínico ofrecen esperanzas en la protección cardiovascular del paciente con diabetes

Los inhibidores DPP-4 (iDPP-4) y los agonistas de receptores de GLP-1 (a-GLP-1)- son los dos grupos de fármacos basados en el sistema incretínico que están disponibles en la actualidad, y que están generando gran interés en el abordaje de la diabetes dado su innovador mecanismo de acción y, en concreto, su potencial efecto a nivel cardiovascular, según se extrae de los estudios realizados en este campo. Así lo ha explicado el Dr. José Mª de Miguel Yanes, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario del Sureste (Arganda del Rey, Madrid), en el marco del Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), celebrado en Málaga.

El experto ha explicado que, en la actualidad, el colectivo médico no se centra únicamente en el logro del control glucémico de las personas con diabetes, sino que cada vez está más sensibilizado con la mejora de la supervivencia y la calidad de vida a largo plazo de este tipo de pacientes. “Esto pasa, necesariamente, por la prevención de la enfermedad cardiovascular”, ha destacado el Dr. De Miguel Yanes, más aun teniendo en cuenta que hasta el 80% de personas con diabetes tipo 2 fallecen por esta causa.

En este sentido, las terapias incretínicas han generado expectación, según el internista, no sólo porque “no aumentan la tasa de eventos cardiovasculares mayores, a diferencia de otros grupos farmacológicos, sino que los estudios realizados sobre humanos han descrito efectos beneficiosos sobre la presión arterial y sobre la contractilidad miocárdica, así como propiedades antiinflamatorias y de protección sobre el endotelio vascular. Podrían, asimismo, favorecer la angiogénesis o formación de nuevos vasos sanguíneos”.

El grupo terapéutico más completo

El Dr. de Miguel Yanes ha definido los iDPP-4 y los a-GLP-1 como la clase de fármacos antidiabéticos más completa disponible en la actualidad –insulinas aparte-, desde el punto de vista fisiológico. Para el experto, el fármaco antidiabético ‘ideal’ debería ser capaz de aumentar la síntesis pancreática de insulina, disminuir la secreción pancreática de glucagón, minimizar la resistencia a la insulina endógena en los tejidos periféricos, aminorar la síntesis hepática de glucosa, disminuir la absorción intestinal de carbohidratos, modular las respuestas del tejido adiposo y sistema nervioso central y reducir la reabsorción de glucosa por parte del riñón. “Por su mecanismo de acción, los medicamentos que más se aproximarían a ese fármaco completo -salvo por la ausencia de acción sobre la reabsorción tubular renal de glucosa- serían las terapias incretínicas”.

Además, el Dr. José Mª de Miguel Yanes apunta otras ventajas, como la reducida tasa de hipoglucemias asociada a su utilización y su polivalencia de uso en combinación con el resto de terapias, lo que hace que sean fármacos muy prescritos.

Entre las terapias basadas en incretinas existentes en el mercado, ha destacado linagliptina, un inhibidor DPP-4, ya que “no precisa ajuste de dosis en la insuficiencia renal avanzada o en la insuficiencia hepática. Adicionalmente, la evidencia clínica preliminar sugiere que podría aportar beneficios cardiovasculares a largo plazo, a falta de conocer los resultados del estudio CAROLINA”.

Italian food

El café puede ayudar a los vasos sanguíneos pequeños a trabajar mejor

La cafeína de una taza de café podría ayudar a los pequeños vasos sanguíneos a trabajar mejor, según concluye una investigación presentada en las Sesiones Científicas de 2013 de la Asociación Americana del Corazón, que se ha celebrado en Dallas, Estados Unidos.

Un estudio realizado con 27 adultos sanos mostró que beber una taza de café con cafeína mejora de manera significativa el flujo de sangre en un dedo, que es una medida de cómo funciona el revestimiento interior de los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo.

Los participantes que bebieron café con cafeína tuvieron un aumento del 30 por ciento en el flujo sanguíneo durante un periodo de 75 minutos en comparación con los que tomaron café descafeinado. Según el investigador principal, Masato Tsutsui, cardiólogo y profesor del Departamento de Farmacología de la Universidad de Ryukyu, en Okinawa, Japón, “esto demuestra que el café puede ayudar a mejorar la salud cardiovascular”.

El estudio se suma a un creciente número de investigaciones sobre el café, una de las bebidas más consumidas en todo el mundo. Análisis anteriores ya mostraron que el consumo de café está relacionado con un menor riesgo de morir por enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular y que altas dosis de cafeína pueden mejorar la función de las arterias más grandes.

Los participantes de este trabajo eran personas que no bebían café regularmente de entre 22 y 30 años de edad. En un día, cada voluntario tomó una taza de cinco onzas (14,79 cl) de café descafeinado o normal y, posteriormente, los autores del estudio midieron su flujo sanguíneo del dedo con flujometría con láser doppler, una técnica no invasiva para analizar la circulación de la sangre a nivel microscópico.

Dos días más tarde, se repitió el experimento con el otro tipo de café, sin que los investigadores ni los participantes supieran cuándo estaban tomando café con cafeína o descafeinado. Los científicos observaron la presión arterial, la frecuencia cardiaca y los niveles de resistencia vascular, además de tomar muestras de sangre para analizar los niveles de cafeína y descartar el papel de las hormonas en la función de los vasos sanguíneos.

En comparación con el café descafeinado, el que contenía cafeína elevó ligeramente la presión arterial de los participantes y mejoró la función del revestimiento interior de los vasos, mientras que los niveles de frecuencia cardiaca fueron los mismos entre los dos grupos. Aunque no está claro cómo trabaja realmente la cafeína para mejorar la función de los vasos sanguíneos pequeños, Tsutsui sugiere que puede ayudar a abrirlos y reducir la inflamación.

HFHo

Expertos piden que se facilite el acceso a los nuevos fármacos en Hipercolesterolemia Familiar Homocigota

La Hipercolesterolemia Familiar Homocigota (HFHo) es una enfermedad rara de carácter hereditario cuyos portadores no suelen sobrevivir más allá de la segunda o tercera década de vida sin un abordaje adecuado. La patología cursa generalmente con niveles de colesterol superiores a 500 mg/dL, depósitos de colesterol en forma de xantomas en manos, rodillas, nalgas y tendones, y enfermedad coronaria prematura. Se estima que en España podría haber 60 personas con HFHo, de las que sólo 33 están registradas. Un diagnóstico precoz y la disponibilidad de nuevos fármacos permitirían incrementar la supervivencia de estos pacientes con una mejor calidad de vida.

2013 ha sido declarado Año de las Enfermedades Raras por el Ministerio de Sanidad. En este contexto, y con el objetivo de tratar los últimos avances producidos en el abordaje de esta enfermedad y valorar el impacto futuro que puede tener el acceso a los nuevos fármacos, la Fundación Hipercolesterolemia Familiar (FHF), la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), en colaboración con Praxis Pharmaceutical, han organizado el desayuno de prensa “Un paso adelante en el tratamiento de la Hipercolesterolemia Familiar Homocigota”. Los expertos allí reunidos han coincidido en apuntar al infarto de miocardio como la principal causa de muerte en estos pacientes.

Según el doctor Pedro Mata, presidente de la Fundación Hipercolesterolemia Familiar (FHF), “tres de los 33 pacientes con HFHo registrados en nuestro país eran niños que fallecieron por dicha causa antes de cumplir los nueve años de edad, y diez de ellos padecen una enfermedad coronaria, con cirugía de revascularización en algunos casos”. Un diagnóstico temprano de la enfermedad -no más allá de los 24 meses de vida a ser posible- “mejoraría la prevención de estas complicaciones cardiovasculares”, añade. El experto demanda “mayor conocimiento y concienciación sobre este tema entre los profesionales sanitarios y las autoridades sanitarias, y un mejor acceso a los nuevos fármacos recientemente aprobados en Europa, así como a las técnicas de LDL-aféresis.

Nuevos fármacos

Para el doctor Fernando Civeira, presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), “se están produciendo avances muy importantes en el conocimiento y abordaje de la HFHo, lo que nos hace concebir esperanzas de que, en pocos años, la calidad de vida y el pronóstico de estos pacientes puede mejorar de forma radical”. Con respecto a los nuevos fármacos que están por venir en este ámbito, el experto ha destacado especialmente la lomitapida -autorizada en Europa- por “conseguir reducciones del colesterol LDL cercanas al 50% en la práctica totalidad de estos pacientes”, explica. “En combinación con la LDL-Aféresis, está destinado a convertirse en el tratamiento estándar de la enfermedad, sobre todo en aquellos sujetos que presentan las mutaciones más graves y en los que no se obtienen los objetivos terapéuticos con los fármacos y técnicas actuales”.

El doctor José Luis Poveda, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) ha denunciado la “preocupante situación de España en relación con el acceso a fármacos para enfermedades poco frecuentes como la HFHo”. Según datos aportados por este experto, sólo 44 de los 64 medicamentos de este tipo aprobados en Europa están siendo comercializados en nuestro país. Las mismas comunidades autónomas “imponen sus propias barreras de acceso a estos fármacos con nuevos e innecesarios procesos de evaluación”, apunta. “Debería existir un único procedimiento a nivel del Gobierno central, así como partidas presupuestarias específicas para este tipo de enfermedades”.

* En la imagen, de izquierda a derecha, los doctores Fernando Civeira, presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), Pedro Mata, presidente de la Fundación Hipercolesterolemia Familiar (FHF) y José Luis Poveda, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

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La dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reduce en un 30% el riesgo relativo de sufrir una complicación cardiovascular

Una alta adherencia a una dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reduce en un 30% el riesgo relativo de sufrir una complicación cardiovascular en personas con alto riesgo, comparada con una dieta baja en todo tipo de grasa, según los resultados del estudio PREDIMED, el mayor ensayo clínico de intervención nutricional realizado en Europa, que se presenta en el marco del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna, que se celebra del 21 al 23 de noviembre en Málaga.

En PREDIMED se han analizado los posibles mecanismos por los que la dieta mediterránea podría ejercer este efecto protector. “En este sentido, -afirma el Dr. Ramón Estruch, primer autor del estudio, y del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona-hemos observado que actúa sobre el metabolismo de la glucosa, disminuyendo la resistencia a la insulina, reduce la presión arterial y mejora el perfil lipídico. Además, hemos comprobado que reduce los marcadores de estrés oxidativo y de inflamación sistémica, por lo que gran parte de sus efectos deberían atribuirse a su actividad antioxidante y antiinflamatoria”.

“Se trata de un efecto similar, por ejemplo, a las estatinas, pero con la enorme ventaja de que la dieta mediterránea no tiene efectos secundarios”, apunta este experto.

En el estudio PREDIMED han participado más de 200 investigadores (incluidas dietistas y enfermeras) y 7.447 personas provenientes de 11 grupos de investigación de nueve Comunidades Autónomas, a las que se les ha seguido una media de seis años.

Hasta hace poco el paradigma para la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares era “reducir todo tipo de grasa”. Sin embargo, ahora se ha comprobado que las peores grasas son las saturadas y las ‘trans’, las que se forman en el curso de tratamientos industriales de determinados alimentos, como la bollería industrial.

La grasa vegetal, aportada por ejemplo por el aceite de oliva y frutos secos, tiene un efecto protector sobre muchos sistemas del organismo, entre ellos el cardiovascular.

Por su parte, un exceso de carbohidratos, especialmente si se trata de carbohidratos refinados, también resulta perjudicial, de ahí que se trate de sustituir el pan blanco por el pan moreno y se potencie el consumo de cereales integrales.

Es por ello, que el tratamiento de muchas enfermedades crónicas, como las cardiovasculares y la mayoría de factores de riesgo vascular, debería empezar con una modificación de los hábitos de vida, como un cambio a un patrón de alimentación más saludable como la dieta mediterránea tradicional y una mayor actividad física. Después, si este cambio de hábitos no surge efecto, debe iniciarse un tratamiento farmacológico. “Lamentablemente, en la práctica clínica, se suele obviar los dos primeros pasos, para empezar directamente un tratamiento farmacológico, que muchas veces no es eficaz porque “se llega tarde”. Deberíamos volver a los pasos que recomiendan todas las guías, promover cambios hacia un estilo de vida más saludable y, sólo posteriormente, prescribir los tratamientos farmacológicos”, señala el Dr. Estruch.

Asimismo, son numerosos los estudios que indican que es mejor promover un patrón dietético saludable que recomendar el consumo de determinados alimentos. No obstante, sí que existen unos alimentos clave que juegan un importante papel dentro de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva (mejor que sea virgen extra), la fruta, la verdura, los frutos secos, los cereales (mejor los integrales), el pescado (mejor el azul) y el consumo moderado de vino con la comidas.

Dieta mediterránea y peso corporal

“Al iniciar el estudio PREDIMED, nos preocupaba el efecto que podría tener una intervención con una dieta rica en grasa (vegetal), es decir, rica en aceite de oliva y frutos secos, sobre el peso corporal y los parámetros de adiposidad, especialmente los relacionados con la adiposidad abdominal (perímetro de la cintura). No obstante, los resultados han sido en cierto punto sorprendentes, ya que los participantes que seguían la intervención con dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, a pesar de consumir más energía total que los que seguían una dieta baja en todo tipo de grasa, presentan una mayor reducción del peso corporal y del perímetro abdominal que el grupo control”, explica.

Por tanto, las personas con sobrepeso u obesidad no deben tener miedo de consumir aceite de oliva o frutos secos, siempre que estos alimentos se engloben dentro de un patrón saludable como la dieta mediterránea.

Respecto a las bebidas fermentadas, como el vino y la cerveza, su consumo moderado (siempre con las comidas) también tiene un efecto protector sobre muchas enfermedades, pero especialmente sobre las cardiovasculares. “En este contexto, merece señalarse que el vino siempre ha formado parte de la dieta mediterránea”, comenta el Dr. Estruch. En cuanto a la cerveza, en el estudio PREDIMED se ha observado que los consumidores moderados de cerveza en España siguen un patrón dietético más próximo a la dieta mediterránea tradicional que los no consumidores, un patrón dietético muy diferente al de los países anglosajones, donde su consumo se ha ligado más al “fast food” y patrones de alimentación menos saludables.

Beach ball joy

La salud cardiovascular de los niños, en declive en todo el mundo

Muchos niños no corren tan lejos o igual de rápido que como lo hacían sus padres durante su infancia o juventud, con una disminución del funcionamiento físico que puede indicar una peor salud en la edad adulta, según un estudio presentado en las Sesiones Científicas de 2013 de la Asociación Americana del Corazón, que se celebra en Dallas. Esta investigación concluye que la salud cardiovascular de los niños ha disminuido en todo el mundo desde 1975.

“Si una persona joven, por lo general, no está en forma es más propensa a desarrollar patologías como enfermedad cardiaca más adelante en su vida”, afirma Grant Tomkinson, autor principal del estudio y profesor en la Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad de Australia del Sur.

“Los jóvenes pueden estar en forma de diferentes maneras: ser fuertes como un levantador de pesas, flexibles como un gimnasta o hábiles como un jugador de tenis. Pero no todos estos tipos de aptitudes se refieren también a la salud. La más importante para una buena salud es la salud cardiovascular, que es la capacidad de hacer ejercicio vigorosamente durante mucho tiempo, como correr varias vueltas alrededor de una pista ovalada”, agrega.

Los investigadores de este trabajo analizaron 50 estudios sobre ejercicio físico entre 1964 y 2010, que involucraron a más de 25 millones de niños de entre 9 y 17 años de 28 países. Se calibró la resistencia cardiovascular de los menores por lo lejos que podían correr en un tiempo determinado o por cuánto tiempo tardaron en recorrer una distancia concreta, con pruebas que normalmente duraban entre cinco y 15 minutos o cubrían entre media milla y dos millas (entre 0,8 y 3,22 kilómetros).

La resistencia cardiovascular disminuye significativamente a los 46 años, según hallaron los investigadores, con cambios similares entre los niños y las niñas, y los niños menores y mayores de entre las distintas regiones, a pesar de que había variaciones en cada país. En concreto, el estudio halló que los niños están hoy en día más o menos un 15 por ciento menos en forma desde el punto de vista cardiovascular que cuando sus padres eran igual de jóvenes.

En Estados Unidos, la resistencia cardiovascular en los niños cayó un promedio del 6 por ciento por década entre 1970 y 2000 y en el resto de países, ha disminuido consistentemente en aproximadamente un 5 por ciento por década. En una carrera de una milla (1,61 kilómetros), los niños de hoy son alrededor de un minuto y medio más lentos que hace 30 años.

La disminución en el rendimiento de resistencia cardiovascular probablemente está causada por factores sociales, conductuales, físicos, psicológicos y fisiológicos, según Tomkinson. Los resultados de la condición física país a país se reflejan en las mediciones de sobrepeso/obesidad y la grasa corporal, lo que sugiere que un factor puede fomentar el otro.

“De hecho, entre el 30 y el 60 por ciento de la disminución en el rendimiento de la carrera de resistencia puede deberse al aumento de la masa grasa -dijo Tomkinson-. Los niños deben hacer por lo menos 60 minutos de actividad diaria en la que utilicen los músculos grandes del cuerpo, como correr, nadar o andar en bicicleta”. Este investigador aconsejó animar a los niños y jóvenes a desarrollar hábitos de salud que los mantengan sanos ahora y en el futuro, dándoles a elegir entre las actividades físicas que les gusten.

spaghetti

El sofrito contiene sustancias que reducen el riesgo cardiovascular

La unión del tomate, el aceite de oliva, el ajo y la cebolla en un sofrito aumenta la cantidad de polifenoles y carotenoides. Estos compuestos biosaludables ayudan, respectivamente, a prevenir las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Así lo recoge un estudio de la Universidad de Barcelona y la red CIBERobn que confirma al sofrito como un elemento esencial en la dieta mediterránea.

El estudio PREvención con DIeta MEDiterránea (PREDIMED) ha demostrado recientemente la asociación entre dieta mediterránea y bajo índice de enfermedad cardiovascular. En el cuestionario usado de referencia se preguntaba al consumidor la frecuencia con la que tomaba verduras, pasta, arroz y otros platos acompañados con sofrito, pero nunca se habían analizado los compuestos beneficiosos de este producto.

Ahora investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y el Centro de Investigación Biomédica en Red – Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) del Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con el Hospital Clínic de Barcelona, han identificado por primera vez los polifenoles y carotenoides –sustancias antioxidantes beneficiosas para la salud– que lleva el sofrito, mediante una técnica de espectrometría de masas de alta resolución.

Los resultados se publican en la revista Food Chemistry y revelan la presencia de al menos 40 tipos de polifenoles. “Estos compuestos que producen las plantas y tomamos en la dieta se asocian con una disminución de la enfermedad cardiovascular”, destaca Rosa María Lamuela, investigadora de la UB y responsable del trabajo.

Otros de los compuestos bioactivos encontrados en el sofrito son los carotenoides y la vitamina C. Diversos estudios han demostrado que la ingesta de carotenoides, como el licopeno, previene el cáncer de próstata, y el consumo de alimentos ricos en beta-caroteno, ayudan a reducir la incidencia del cáncer de pulmón.

“Con un consumo diario de 120 gramos de sofrito –añadido a la pasta, por ejemplo– la ingesta de polifenoles totales es de 16 a 24 miligramos por porción y de 6 a 10 miligramos en el caso de los carotenoides”, señala Lamuela.

El equipo analizó diez tipos de sofritos comerciales, “aunque los resultados son extensibles al sofrito casero, ya que, en general –y sin contar las sustancias espesantes– tienen los mismos ingredientes: tomates, cebollas, ajo y aceite”. La unión de estos alimentos suma los compuestos biosaludables que tienen cada uno por separado.

Respecto al aceite, los científicos recomiendan utilizar mejor el de oliva virgen que el de girasol. De hecho, ahora están buscando la proporción ideal de los cuatro ingredientes, y parece que la presencia de un 10% de aceite de oliva extra virgen ofrece muy buenos resultados en las propiedades del sofrito.

Los investigadores también han efectuado un análisis estadístico con los niveles de compuestos fenólicos y carotenoides encontrados en cada sofrito, lo que les ha permitido identificar marcadores que diferencian los componentes de cada marca.

Las dietas cetónicas aumentan los niveles de colesterol

Las dietas cetónicas aumentan los niveles de colesterol

El estudio se realizó en un grupo de mujeres sanas con normopeso (es el peso normal de una persona respecto a su estatura, es decir el índice de masa corporal ideal), a las que se administró durante cuatro semanas una dieta normocalórica con un bajo contenido en hidratos de carbono (20-25 g/día), 2-5% de la energía total en forma de hidratos de carbono; un 67-78% de la energía en forma de grasas; mientras que las proteínas representaron el 1-31% de la ingesta energética total.

Las cifras medias de colesterol en sangre al inicio del estudio fueron de 158,51 mg/dL y de LDL-Colesterol 85,07 mg/dL, pasando, tras el seguimiento de la dieta baja en hidratos de carbono, a 201,03 mg/dL y 119,88 mg/dL, respectivamente, con un incremento porcentual en las cifras de colesterol total de un 33% y en las de la fracción LDL-Colesterol de un 41%.

Según explica la doctora Beatriz Navia, profesora titular del Departamento de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid y portavoz de la campaña Pan cada día, este tipo de dieta se corresponde con las denominadas dietas cetogénicas, llamadas así por los cuerpos cetónicos que producen, en las cuales, se reduce el contenido en hidratos de carbono, a la vez que se aumenta, de forma proporcional, el aporte de proteínas, y especialmente el de grasas, para compensar la disminución de los hidratos de carbono.

En este tipo de dietas, se consumen, casi de forma exclusiva, carnes rojas, embutidos, pescados, quesos, huevos y grasas diversas, dejando un mínimo consumo de frutas y verduras y quedando prohibidos alimentos como el pan, la pasta, el arroz, las legumbres, la leche o el azúcar.

Esta experta recuerda que hay que tener en cuenta que el perfil calórico aconsejado en una dieta equilibrada incluye un 10-15% de la energía total en forma de proteínas, un 20-35% en forma de grasas y más del 50% de ésta, en forma de hidratos de carbono, por lo que, los cereales (pan, pasta, arroz, etc.) y las legumbres, alimentos con un alto contenido en carbohidratos, deben constituir la base de la alimentación.

Las dietas cetogénicas no son recomendables

“Las dietas cetogénicas, se vienen empleando desde hace décadas con el fin de perder peso y, si bien es cierto que, conducen a una bajada del mismo, presentan múltiples efectos negativos en la salud, por lo que no son dietas recomendables para adelgazar”, advierte la doctora Navia.

A diferencia de una dieta hipocalórica equilibrada, con un bajo contenido en grasas, “las dietas cetogénicas generan una exagerada movilización proteica-lipídica, una pérdida importante de masa magra y un aumento de los niveles de ácido úrico, lo que incrementa el riesgo de sufrir gota o cálculos renales. Además -añade-, al ser ricas en grasas saturadas y colesterol, aumentan el riesgo aterosclerótico, tal y como se ha demostrado en este estudio”.

Igualmente, “este tipo de dietas provoca la movilización del calcio óseo, favoreciendo la aparición de osteoporosis”, advierte. Pueden conducir, al ser bajas en fibra, al padecimiento de estreñimiento severo y, al eliminar los alimentos ricos en carbohidratos, que a su vez contienen determinadas vitaminas y minerales, pueden ocasionar deficiencias de algunos micronutrientes.

Por ello, aunque la obesidad constituye un tema complejo, una dieta hipocalórica convencional, variada (que incluya todos los alimentos) y equilibrada, con una cantidad adecuada de proteínas, grasas e hidratos de carbono, en la que se reduzcan las raciones consumidas, pero se mantengan las proporciones, acompañada de ejercicio físico, es la recomendación de esta experta como la forma más saludable para perder peso.

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Papel del entrenamiento de pesas en el tratamiento de la obesidad y patologías asociadas

Los mecanismos por los que el ejercicio físico mejora la salud son a través de la mejora de la condición física, la mejora la composición corporal descendiendo la grasa corporal y aumentando la masa muscular, a través del control de la diabetes (por el descenso de la glucemia y la mejora de la sensibilidad a la insulina), mejorando los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular como la tensión arterial, el perfil lipídico y otros factores de riesgo como la mejora de la disfunción diastólica del ventrículo izquierdo, la disminución de la rigidez arterial, la inflamación sistémica, la función vasodilatadora, etc. Por lo tanto, el ejercicio físico a través de varios frentes mejora la salud.

Entrenamiento de fuerza

Cuando se habla de ejercicio todo el mundo entiende que se trata del ejercicio aeróbico (caminar, natación, bicicleta), sin embargo el ejercicio de fuerza tiene las mismas virtudes incluso mejora la capacidad aeróbica.

El ejercicio de fuerza va a mejorar la condición física aumentando la fuerza muscular, y esto se ha visto en estudios con abuelos que mejorando su fuerza son capaces de subir más escaleras no porque tengan más fuerza -que la tienen- sino porque son capaces, a través del incremento de la fuerza, de optimizar toda la reserva en su condición física cardiorrespiratoria.

A partir de los 30 años se va perdiendo gradualmente masa muscular, sobre todo en las fibras rápidas, y con el entrenamiento de fuerza se incrementa la masa muscular y se optimiza la capacidad aeróbica.

El entrenamiento de fuerza mejora la condición física y la composición corporal. Se sabe que la disminución de la masa muscular tiene un papel relevante en el incremento de los índices de obesidad, de resistencia a la insulina, de diabetes tipo 2, de dislipemia e HTA .

Relación entre la fuerza muscular y mortalidad

El músculo es un tejido fundamental en el metabolismo de la glucosa y triglicéridos, y juega un papel relevante en el metabolismo de reposo. La fuerza muscular como tal, independientemente de otras variables, tiene una relación inversa con la mortalidad por cualquier causa.

En una revisión del British Medical Journal se observa que, para cualquier índice de masa corporal (IMC), aquellos que tienen más fuerza tienen menos mortalidad. En el caso concreto del cáncer sucede lo mismo, para los que tienen un IMC mayor de 25 se observa que los que tienen menos fuerza tienen más mortalidad por cáncer que los que tienen una fuerza moderadamente desarrollada o mucha fuerza.

En relación con la edad, aquellos que tienen más fuerza tienen menos mortalidad que los que tienen menos fuerza sean mayores o menores de 60 años y la mortalidad por el cáncer lo mismo.

Entrenamiento de fuerza para la prevención de enfermedades

Desde hace unos 10 años diferentes organismos internacionales relacionados con la salud como la Asociación Americana del Corazón, el Colegio Americano de Medicina del Deporte o la Asociación Americana de Diabetes en sus posicionamientos oficiales, en sus recomendaciones, ya incluyen el entrenamiento de fuerza con un papel relevante en todo lo que es la prevención de las enfermedades asociadas al sedentarismo y en general como una promoción de la salud.

El entrenamiento de fuerza aumenta la masa muscular. Se calcula que por cada kilo de aumento de masa muscular aumenta el metabolismo de reposo unas 21 calorías, y en el adulto de mediana edad y en el anciano la no pérdida de masa muscular se asocia a menores índices de obesidad y de masa grasa.

Estudio con varones ancianos obesos y diabéticos

Hace unos años nuestro grupo realizó un estudio con varones de 67 años de media con sobrepeso u obesidad y diabetes tipo 2. Se entrenaban dos días por semana sólo fuerza sin modificar su dieta. Se realizaban dos sesiones semanales de fuerza de 45- 60 minutos durante cuatro meses.

Los dos primeros meses se trabajaban cargas entre moderadas y suaves para los dos últimos meses subir a cargas importantes, incluso una parte de los dos últimos meses con cargas pequeñas pero a mucha velocidad para optimizar la potencia.

Observamos que tanto en piernas como brazos aumentó significativamente la fuerza de los sujetos y al no hacer dieta no varió el peso aunque si disminuyó significativamente en la semana 16 el porcentaje graso, incluso a pesar de que aumentó de media un 15% la ingesta calórica. El gasto calórico medido por acelerometría no varió. La glucemia basal en la semana 16 había bajado de media y la hemoglobina glicosilada no varió aunque realmente era bajo para lo que habitualmente se observa en la literatura.

En definitiva, con dos sesiones de pesas a la semana observamos al cabo de 16 semanas que la grasa intraabdominal medida por resonancia magnética había bajado casi un 20% sin dieta, el peso no había variado y la sensibilidad a la insulina-eran sujetos diabéticos- había mejorado un 47% de media.

Mejora del metabolismo de la glucosa

¿Qué mecanismo explica esta mejora de la composición corporal y en el metabolismo de la glucosa? La mayoría de estudios encuentran que el metabolismo de reposo en ancianos aumenta con el entrenamiento de fuerza por el aumento de masa muscular.

Hace 20 años el número uno en la fisiología del ejercicio físico, en una editorial, dudaba de que el tejido del anciano todavía guardara capacidad de adaptación al entrenamiento. Ahora hay una mayoría de estudios que demuestran que el tejido del anciano todavía, el músculo concretamente, guarda la capacidad de adaptación. Y muchos estudios encuentran que hay una ganancia de músculo cuando se entrena con fuerza.

Nuestro grupo midió grasa abdominal, no midió masa muscular, pero en otros estudios similares con un protocolo de ejercicio de entrenamiento igual observamos un incremento del área transversa del músculo de un 11%.

En definitiva, el aumento de la masa muscular con este protocolo de ejercicio va a aumentar el área de almacenamiento de la glucosa, facilita el aclaramiento de la glucosa de la circulación y reduce la insulina para mantener una tolerancia a la glucosa normal.

En otro estudio después de tres meses de entrenamiento de fuerza se observaba que la mejora del control de la glucemia correlacionaba fuertemente con el tamaño del músculo.

Y en un estudio del año 2000 la mejora de la sensibilidad a insulina después de un entrenamiento de fuerza se debía al aumento de la masa muscular sin variación de la capacidad intrínseca del músculo a responder a la insulina. No hay que olvidar que además de la masa muscular como una variable fundamental en la respuesta que hemos observado en este estudio, el ejercicio como tal es capaz de aumentar la sensibilidad a la insulina.

La resistencia a la insulina está estrechamente asociada a la grasa abdominal, parece que hay consenso en que es grasa visceral aunque hay autores que defiende también que la grasa subcutánea abdominal tendría su papel en la resistencia a la insulina. Nuestro grupo, y previamente otros autores, observamos que sólo con entrenamiento de fuerza se reducía la grasa intraabdominal subcutánea y visceral casi en un 20% aunque el peso no variaba, probablemente por un incremento de masa muscular.

Estudio con mujeres obesas y hipercolesterolémicas

Se hizo otro estudio con mujeres obesas hipercolesterolémicas que también entrenaron 16 semanas, dos sesiones por semana, 45-60 minutos por sesión, las 8 primeras semanas con cargas suaves- moderadas y a partir de la 8 semana con cargas más importantes y una parte del entrenamiento a mucha velocidad para trabajar la potencia.

Se hicieron tres grupos: un grupo control, otro que hacia dieta de -500 calorías respecto a lo que habíamos medido que gastaban al día con acelerometría, y un tercer grupo con la misma dieta anterior y las dos sesiones de fuerza.

Se observó que tanto en brazos como en piernas mejoraba la fuerza significativamente en el grupo que entrenaba. El peso disminuía significativamente en los dos grupos de las dietas y la grasa abdominal alrededor de 20% medida con resonancia magnética.

La ingesta calórica había disminuido significativamente en los dos grupos de dieta pero en el perfil lipídico se observó que había una mejora sólo en el grupo que hace la dieta y las dos sesiones de fuerza, aunque la pérdida de peso era similar al grupo que sólo ha hecho dieta. El colesterol total y el LDL sólo disminuyen significativamente en el grupo que hace la dieta y las sesiones de fuerza. Estudios metanalíticos propugnan que la pérdida de al menos un 5-6% del peso corporal conllevaría una mejora del perfil lipídico. En este caso no lo observamos –sólo con la dieta- pero sí al añadir las sesiones de fuerza mejoraba el perfil lipídico.

El índice HOMA, un marcador indirecto de la sensibilidad a la insulina, mejoró. El metabolismo de la glucosa mejoró en los dos grupos; la leptina disminuyó significativamente en los dos grupos, en el dieta y dieta y ejercicio; y la adiponectina había caído. Esto en principio era malo porque la adiponectina se asocia a un riesgo cardiovascular positivo, es decir más adiponectina menos riesgo cardiovascular. Y en el estudio se observó que de las 13 señoras del grupo 12 habían bajado su nivel de adiponectina y una se mantenía igual. Al revisar la literatura observamos que cada vez había más estudios que demostraban que no siempre la adiponectina está asociada a menor riesgo cardiovascular, a algo positivo para la salud.

En el grupo dieta y dieta más ejercicio la grasa intraabdominal -tanto la subcutánea como la visceral- había disminuido significativamente y encontramos que a diferencia del grupo sólo dieta que había perdido masa muscular, en el grupo dieta y fuerza había mantenido la masa muscular.

Curiosamente también se observó que en función de cómo se pierde el peso la grasa a nivel del abdomen se pierde de forma diferente: antes de la intervención el corte discal que más grasa subcutánea contiene es el L5-S1 y el corte que más grasa visceral contiene es L3-L4. Después de la intervención no se observan diferencias a nivel de la grasa subcutánea (sigue siendo la mayor acumulación de grasa a nivel L5-S1) y en la grasa visceral hay un cambio entre lo que ocurre en el grupo dieta y el grupo dieta y ejercicio. En el de dieta se mantiene la mayor cantidad de grasa visceral a nivel de L3-L4 y en dieta y ejercicio cambia a L2-L3.

Cuando intentamos relacionar estos cambios en los volúmenes de grasa en función del nivel discal y del tipo de intervención y lo correlacionamos con las variables relacionadas con el resigo cardiometabólico también observamos cosas curiosas. Si bien antes de la intervención el corte discal que más representa al riesgo cardiovascular es la grasa visceral de L4-L-5, después de la intervención tanto en el grupo dieta como dieta más ejercicio hay un cambio con el metabolismo de la glucosa, en el grupo dieta la grasa visceral que más se correlaciona con el metabolismo de la glucosa cambia de grasa visceral L4-L5 a L2-L3 y en el grupo dieta y ejercicio cambia a grasa subcutánea L2-L3. Es decir parece que la grasa no se comporta de forma homogénea sino que tiene metabolismo diferente en diferentes niveles abdominales y que responde de forma diferente en función de cómo se ha estimulado la pérdida de grasa corporal.

Otra dato curioso fue que la acumulación de grasa en muslo no se asoció con riesgo cardiovascular, ni antes de la intervención ni después.

Siguiendo con el riesgo cardiometabólico se hizo un estudio de la función endotelial a través de imágenes ultrasonográficas de alta frecuencia y se vio que era en el grupo dieta y ejercicio donde se observó una mejora significativa de la función endotelial independiente del endotelio. Se midió la variable antagonista del receptor de la interleuquinas 1, que es una molécula con una función antiinflamatoria importante, y se observó una correlación significativa entre el aumento del antagonista del receptor de la interleuquinas 1 y la mejora de la función endotelial.

Plan de ejercicio semanal para mejorar la salud

Cuando hablamos de ejercicio debemos de precisar qué tipo, intensidad y duración de gasto energético por sesión o semana y de frecuencia. De entrada todos los organismos internacionales recomiendan 4-5 días (y mejor todos los días) al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico moderado. Y para prevenir o tratar la obesidad aumentar hasta de 60 minutos.

Hay que integrar en el entrenamiento ambos tipos: el ejercicio aeróbico (como caminar o bici) y el de fuerza, con 6-8 ejercicios que comprendan los principales grupos musculares del cuerpo empezando por una serie y acabando por tres series (al cabo de las semanas) que permitan de 8-15 repeticiones que podrían llegar a 12-15, o incluso a 20.

La importancia de la individualización

Cuando hablamos de un 70% de frecuencia cardiaca máxima estamos hablando de ejercicio intenso y eso conlleva unos riesgos. Por lo tanto si se trata de una persona de cierta edad, que sabemos que tiene factores de riesgo cardiovasculares, hay que recomendar cargas que no hagan pasar al corazón de trabajar al 70% de la frecuencia cardiaca máxima. Y respecto al ejercicio de fuerza lo mismo: si trabajamos 12-15 repeticiones podríamos llegar a 20, pero no mucho más para no incrementar el riesgo.

La duración ideal son al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico moderado todos los días, por ejemplo caminar a buen paso, y para prevenir o tratar la obesidad subir hasta 60 minutos en bloques de 8-10 minutos que sumen al cabo del día (lo cual es más fácil de integrar en la vida diaria). Y con las pesas lo mismo: 6-8 ejercicios en 1-2-3 series de 45 minutos en dos sesiones por semana es suficiente.

Algunos estudios (como uno de la Universidad de Harvard) observaban en aquéllos que quemaban 2.000 calorías semanales haciendo un ejercicio físico extra -en cualquier grupo de edad- una disminución del riesgo de muerte significativa.

Heart Care

Las personas que controlan sus emociones tienen una mejor salud cardiovascular

Las personas que controlan sus emociones, lo que se denomina “regulación emocional” (RE), tienen una mejor salud cardiovascular, según ha mostrado un artículo publicado en la Revista Española de Cardiología, que ha señalado que esta regulación ejerce el poder de moderar el efecto negativo que tiene la edad sobre las variaciones de la frecuencia cardiaca (VFC).

La VFC es una herramienta que, en el campo de la Cardiología, se utiliza para valorar el estado de salud del corazón ya que, según los expertos, unos niveles bajos de tal variabilidad están directamente vinculados a la edad, a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y a un mayor índice de mortalidad por causa cardiaca.

“Las emociones están presentes constantemente, algunas veces podemos manejarlas bien pero otras no conseguimos manejarlas adecuadamente, especialmente si son emociones negativas y de mayor intensidad”, ha comentado la investigadora de la facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, Ruth Castillo.

Concretamente, emociones como la ansiedad o el estrés surgen ante una situación de incertidumbre o por la anticipación de algo negativo. Por su parte, el enfado o la frustración surgen ante el impedimento para conseguir nuestros objetivos o la simple percepción de injusticia. “Todas estas emociones forman parte de nuestro día a día, están particularmente presentes en el ámbito laboral y llegan a afectar de manera decisiva a nuestra salud”, ha explicado.

Asimismo, la evidencia científica ha demostrado que la VFC es un buen indicador de longevidad y salud. De hecho, la experta ha informado que la investigación ha demostrado que la habilidad para regular las emociones se relaciona con este indicador, es decir, si una persona es capaz de poner en marcha estrategias adecuadas ante una situación emocionalmente intensa está también ayudando a que su corazón funcione mejor y se adapte más adecuadamente a las exigencias diarias.

La regulación emocional (RE) es una habilidad central en la inteligencia emocional, definida como la habilidad para regular las emociones propias y ajenas promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. Esta habilidad facilita el desarrollo de estrategias efectivas para reducir el impacto de emociones negativas, por lo que funciona como protector ante situaciones desafiantes e incluso da respuestas fisiológicamente más adaptativas.

“Así, ante una situación emocionalmente intensa ponemos en marcha nuestros recursos o estrategias para afrontarla: evitar el problema, obsesionarse con éste o auto-culparse, son, entre otras, estrategias inadecuadas que no sólo no resuelven el problema, sino que perjudican seriamente nuestro funcionamiento mental y físico. Sin embargo, una buena capacidad para regular las emociones hace que pongamos en marcha estrategias que no sólo nos ayudan a solucionar de manera efectiva la situación conflictiva, sino que son más beneficiosas para nuestra salud”, ha apostillado.

“Algunas de las respuestas fisiológicamente más adaptativas son la respiración, la relajación, la distracción e incluso la manera que tenemos de hablarnos a nosotros mismos (auto-diálogo)”, señala la investigadora.