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Día Mundial de la Osteoporosis

Los últimos estudios indican una relación positiva entre la ingesta de lácteos y la osteoporosis que asocian la baja ingesta de calcio en la dieta con una disminución en la densidad ósea y fracturas osteoporóticas, recordó el Dr. Javier del Pino, Presidente de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral, SEIOMM. Teniendo en cuenta los costes sanitarios derivados de las fracturas osteoporóticas, la ingesta de calcio a través de los lácteos es una herramienta fundamental para su prevención.

Así se detalla en la aplicación del modelo de Lötters et al. a España, con el que se ha estimado el impacto económico potencial de la ingesta adicional de lácteos hasta completar la ingesta diaria recomendada en mujeres españolas de más de 50 años. Los resultados de este modelo indican que el incremento del consumo de lácteos en este grupo de mujeres supondría un ahorro de 32.780.505 euros.”El coste que supondría para cada ciudadano la compra para el consumo diario de lácteos dentro de las recomendaciones es de 500 mg más de calcio al día, sería sólo de 0,53 euros al día de media por persona. Una cantidad muy asumible”, según ha afirmado el Dr. Javier del Pino.

Teniendo en cuenta el número de fracturas que se podrían prevenir por rangos de edad (los valores PIF), se obtiene que el coste adicional de lácteos sería de 679.900 euros. Por lo tanto, el ahorro socio-económico total (incluyendo el ahorro en el sistema sanitario y restando el gasto en la compra de lácteos) sería de 32.100.605 euros. Según los datos de 2010, incluyendo la intervención farmacológica, el coste total de la osteoporosis se estima en 2.864 millones de euros.

Con los datos expuestos, el Dr. Javier del Pino resaltó que “ingestas de calcio adecuadas a cada edad suponen una estrategia de prevención de la osteoporosis, una reducción de los costes sanitarios que se ocasionan, una reducción de la mortalidad y también una reducción de los gastos de dependencia de estos pacientes, tanto del sistema nacional de salud como de sus familiares, por lo que aumentamos tanto la esperanza como la calidad de vida de la población española”.

Costes sanitarios producidos por la osteoporosis

Según los últimos datos aportados por la IOF, International Osteoporosis Foundation y la EPFIA, que están a punto de publicarse, se estima que la osteoporosis supone unos costes de 37.000 millones de euros a nivel europeo que, unidos a la estimación de los años vividos con la calidad de vida de los mismos, provocan que en 2010 los costes ascendieran a 99.000 millones de euros. Se estima que en 2025 los costes asciendan a 121.000 millones de euros lo que implica un 22% más.

Si se trasladan estos datos a España y se tiene en cuenta los casos y costes por hospitalización de pacientes con fractura de cadera en un periodo de 10 años se aprecia que los casos se han aumentado de forma significativa a lo largo de los años incrementándose por tanto los costes sanitarios. Los últimos datos reflejados del año 2011 indican un total de casos en España de 48.524 con un coste por estancia que asciende a 9.299,35 euros.

Por tanto, los costes totales de hospitalización por fractura de cadera ascendieron en 2011 a 451,2 millones de euros, lo que supone que se han duplicado en diez años.

Datos epidemiológicos

En el transcurso de sus intervenciones, ambos doctores resaltaron los últimos datos de prevalencia de la enfermedad que estiman que, aproximadamente,10 millones de hombres y mujeres tienen un riesgo elevado de sufrir una fractura debida a la osteoporosis. La prevalencia de la enfermedad en mujeres se incrementa con la edad. El 35% de las mujeres sufre la enfermedad a partir de los 50 años incrementándose el porcentaje hasta llegar al 52% en mujeres a partir de los 70 años, es decir la mitad de las mujeres sufrirá de osteoporosis a partir de los 70 años.En Europa, 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 10 hombres tienen riesgo elevado de sufrir una fractura por osteoporosis.

Recomendaciones y consumo actual de calcio y vitamina D

Los últimos datos aportados por Kanis JA et al.2012, European guidance for the diagnosis and management of osteoporosis in postmenopausal women destacan la alta prevalencia de la insuficiencia de calcio y Vitamina D en personas mayores. De hecho se destaca, tal y como comentó el Dr. Javier del Pino, en referencia a las conclusiones de esta guía, que en los pacientes que reciben terapia protectora de los huesos es común prescribir suplementos de calcio y Vitamina D. Según estas pautas europeas para el diagnóstico y tratamiento de la osteoporosis en mujeres postmenopáusicas se les recomienda una combinación de suplementos de calcio y Vitamina D a una dosis diaria de 500-1200 mg de calcio y de 400 a 800 IU de Vitamina D respectivamente.

En la aparición de la osteoporosis tienen mucho que ver los hábitos de alimentación y dentro de ella, el consumo diario de las recomendaciones de calcio y vitamina D. Las recomendaciones varían en función de la edad, pero si se tiene en cuenta a los grupos de edad de mayor riesgo, que son las mujeres tras la menopausia, las sociedades médicas y los organismos oficiales recomiendan que este grupo poblacional ingiera diariamente 1200 mg de calcio y 5 µg de vitamina D.

Es importante destacar que la absorción del calcio por los huesos depende en su mayoría de la vitamina D por lo que, unos niveles bajos de vitamina D no permitirían la absorción correcta del calcio. En este sentido,las autoridades sanitarias advierten que las españolas tienen unos niveles muy bajos de vitamina D y no llegan a las recomendaciones diarias de ingesta de calcio. Concretamente el consumo está en torno a 839,29 mg al día.

El mismo caso se observa con la ingesta de Vitamina D donde la recomendación es de 5 µg y las españolas tienen una ingesta media de 4 µg al día, también por debajo de la recomendación.”El dato es preocupante porque la tendencia de la población es al descenso progresivo del consumo de calcio y de vitamina D lo que provoca la aparición de la Osteoporosis y de su consecuencia más importante, la fractura”, según destacó el Dr. Díaz Curiel, Presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas, FHOEMO.

Consumo de lácteos

A pesar de que el consumo de lácteos proporciona gran cantidad del calcio, y, por tanto, es una de las medidas de prevención de la osteoporosis más importante, su consumo ha descendido un 8% en los últimos años. En el año 2000 se consumían 416 g/persona/día y en 2008 el consumo ya había descendido hasta los 349 g/persona/día.

Incidencia y tipos de fractura derivadas de la osteoporosis

Según los datos y estimaciones aportadas por la Unión Europea, la osteoporosis fue la causa primaria de 43.000 muertes en 2010 en Europa.

En España se produjo 1 fractura de cadera cada 11 minutos. Un dato cuanto menos alarmante dados los costes que supone para el Sistema Nacional de Salud los periodos de hospitalización y todos los costes indirectos tanto de tratamiento, como de bajas laborales y de reducción de la calidad de vida de las personas.

El Dr. Díaz Curiel dejó patente que “tenemos que tener en cuenta que en muchos casos la osteoporosis no avisa, por lo que la fractura es su manera más común y extrema de manifestación”. Las tres fracturas de mayor incidencia son la fractura de cadera, la fractura vertebral y la fractura distal de antebrazo. Por su parte,el número de fracturas de cadera en España se han duplicado en 10 años, entre 2001 y 2011 aumentando de 28.955 a 48.524 casos. En España entre el 12 y el 16% de todas las mujeres sufrirá una fractura de cadera secundaria derivada de la osteoporosis postmenopáusica. En fracturas de cadera y vertebral menos del 50% de los pacientes se recuperarán por completo tras la fractura. En cifras exactas,tras una fractura de cadera 1 de cada 5 personas se vuelve dependiente.

Las fracturas de cadera y vertebral conllevan una alta morbimortalidad asociada. Concretamente en España el 13% de los pacientes que han sufrido una fractura por osteoporosis muere en los siguientes tres meses y la mortalidad a los dos años es del 38%. El 45% de los pacientes con fractura vertebral quedan con daño funcional y hasta el 50% de los mismos puede desarrollar incapacidad total o parcial.

female skeleton with transparent muscles

Decálogo para conseguir unos huesos fuertes y sanos

La vuelta al cole es el momento perfecto para retomar y revisar las pautas saludables que debemos aplicar a nuestros hijos después de su largo periodo vacacional. Ahora tendrán que enfrentarse de nuevo a estarse quietos y sentados la mayor parte del día. Para evitar molestias, dolores o simplemente prevenir futuras dolencias, el Dr. Pablo de Lucas, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Quirón San Camilo de Madrid, nos propone unas medidas fundamentales para llevar a cabo durante todo el curso y nos recuerda que, como padres, “aplicar el sentido común es la mejor prevención”.

1. Mantenerse físicamente activo y evitar estar todo el día sentado. De lo contrario, la musculatura perderá fuerza y aumentará el riesgo de sufrir dolores de espalda. Hay que limitar las horas de televisión y videojuegos al llegar a casa. Recuerda que tu hijo lleva un mínimo de seis horas sentado. “Dar un paseo de media hora y caminar marcando el paso es una forma perfecta de mantenerse en forma”, afirma el Dr. de Lucas.

2. Hacer deporte habitualmente: nadar, correr o montar en bicicleta son actividades deportivas adecuadas para mantener a nuestros hijos en buena forma física. En cuanto a la práctica y elección del deporte, el Dr. de Lucas lo deja bien claro: “Cualquier ejercicio es mejor que ninguno; que elijan el que más les guste”. Y sobre la frecuencia de la práctica recomienda “unas dos o tres horas semanales”. El ejercicio físico previene las dolencias de espalda; de hecho, es la principal medida que ha demostrado ser eficaz con ese fin ya que una musculatura potente, resistente y coordinada protege la columna vertebral.

3. Elección del calzado adecuado tanto para hacer deporte como para ir a clase. Es fundamental que el calzado tenga “doble refuerzo”: El zapato no debe doblarse desde la punta al talón, sino que debe tener consistencia o arco de enfranque que ofrezca resistencia desde la parte posterior hasta la anterior. Debe tener un contrafuerte bueno, es decir que proporcione una buena sujeción al talón.

4. Evitar el sobrepeso de las mochilas. El exceso de peso en las mochilas es un grave problema porque genera consecuencias irreversibles y a largo plazo para los niños. Puede provocar desde una escoliosis infantil, hasta una cifosis o una artrosis precoz. En algunos casos, puede impedir el correcto crecimiento de los huesos de los niños. “Hay que intentar transportar el menor peso posible y dejar en casa o en el colegio todo aquello que no vayan a necesitar”, afirma el especialista que recomienda utilizar una mochila con ruedas cuyo tirador tenga una altura regulable, de manera que nuestro hijo no vaya agachado o “retorcido”. Si se opta por una mochila tradicional, tiene que llevar refuerzos acolchados, y tirantes anchos. Hay que colocar la mochila tan pegada al cuerpo como se pueda y relativamente baja (en la zona lumbar o entre las caderas, justo por encima de las nalgas) y siempre sobre los dos hombros. No conviene llevarla durante más de 15 minutos.

5. Mantener buena postura: hay que sentarse lo más atrás posible en la silla y mantener el respaldo y la espalda rectos con los brazos o codos apoyados. Cuando se use el ordenador, hay colocar la pantalla frente a los ojos y a la altura de la cabeza. Se debe acercar la silla al teclado lo máximo posible, de forma que no haya necesidad de inclinarse hacia delante. Una postura ergonómicamente correcta evitará muchos dolores musculares y de cabeza. Además, los buenos hábitos que se adquieran en este sentido, durarán toda la vida y nos ahorrarán muchos problemas en el futuro.

6. Alimentar los huesos El calcio y La vitamina D son dos elementos fundamentales para el buen desarrollo de los niños. Es necesario consumir tres raciones diarias de alimentos ricos en calcio: leche, yogures y queso. El calcio que se absorbe hasta la adolescencia es el que determinará nuestro nivel de osteoporosis en la vejez. La vitamina D es indispensable para que los huesos puedan absorber el calcio necesario para su formación y desarrollo. Su deficiencia extrema conllevaría que los huesos se debilitaran sufriendo distintas malformaciones de carácter irreversible, entre otros problemas. La vitamina D que se puede recibir como efecto de los rayos solares, resulta insuficiente y por ello es obligatorio, que en la dieta de nuestros hijos se contemple habitualmente alguno de los alimentos ricos en vitamina D: pescados grasos como el salmón, el atún o las sardinas o verduras como las acelgas.

7. Evitar el sobrepeso y la obesidad. Para la OMS, la obesidad es un problema médico de primer orden a nivel mundial y cuando se trata de niños con sobrepeso, es una de las principales causas en la aparición de dolencias articulares, óseas y musculares. Una buena alimentación y el ejercicio habitual son fundamentales para evitarlo.

8. Escuchar las señales. Si un niño se queja de dolores musculares o articulares, los padres deben saberlo y tienen que valorar las circunstancias para, en su caso, consultar con el especialista. Durante la infancia son habituales los dolores de crecimiento, pero no todos los síntomas se pueden achacar a un desarrollo normal, en ocasiones serán indicio de otro tipo de problemas. Es importante acudir al médico cuando se tengan dudas sobre la importancia de los síntomas ya que cuanto antes se tomen las medidas necesarias, mejor.

9. A la hora de dormir, es recomendable evitar que los niños duerman boca abajo o que pasen mucho tiempo en esta postura. Lo mejor es dormir boca arriba, pero si, por las razones que sean no es posible, es preferible que lo hagan de costado. Por otro lado, las molestias en la espalda durante el sueño pueden ser indicativas de una elección errónea de la base de descanso. Un buen colchón elimina en gran medida muchas de las molestias y dolores de espalda.

10. Usar el sentido común. Hay que usar el sentido común. Para el Dr. de Lucas, “aplicar el sentido común es la mejor prevención”. Son los padres quienes, con su ejemplo y la aplicación de unas pautas de vida saludable, más pueden contribuir al correcto desarrollo físico de sus hijos y a evitar riesgos innecesarios.

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15 minutos de sol al día para tener unos niveles óptimos de vitamina D

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Con objeto de paliar este déficit y prevenir las enfermedades que se derivan, desde el Hospital Sant Rafael de Hermanas Hospitalarias se recomienda una exposición al sol de 15 minutos al día durante todo el año. “La gente acostumbra a tomar el sol sólo durante los meses de verano, lo que, además de un aumento del riesgo de melanoma, provoca que, el resto del año, el cuerpo tenga carencia de vitamina D”, explica la doctora Isabel Rotés, responsable del Servicio de Reumatología del Hospital Sant Rafael de Barcelona.

Exposición solar sin protección y en las horas de menos radiación

Según la Dra. Rotés, los “empachos de sol” durante el verano, contrariamente a lo que se acostumbra a pensar, no permiten disponer de una “reserva natural” de vitamina D. “A medida que nos ponemos morenos sintetizamos menos cantidad de esta vitamina, dado que la piel crea una capa de protección natural que impide la entrada de los rayos ultravioletas, responsables de la formación de vitamina D”, asegura.

Por esta razón, desde la Unidad de Reumatología del Hospital Sant Rafael se recomienda exponer diariamente el cuerpo al sol, sobre todo la cara, los brazos y el escote, y hacerlo sin el uso de cremas solares, ya que éstas no permiten la entrada de la radiación UV. Aun así, se alerta que esta exposición debe realizarse antes de las 12h del mediodía y después de las 17h de la tarde, evitando las horas de máxima radiación y reduciendo, así, el riesgo de sufrir un melanoma.

Las consecuencias de un déficit de vitamina D

La falta de vitamina D conlleva un déficit de absorción de calcio y, por lo tanto, una disminución de la mineralización de los huesos. “Esto puede dar lugar al desarrollo de enfermedades como el raquitismo, en el caso de los niños, o la osteoporosis, en los adultos”, señala la Dra. Rotés. Asimismo, desde el Hospital Sant Rafael advierten de que la carencia de esta vitamina también puede provocar debilitamiento muscular (miopatía proximal).

A pesar de que la falta de vitamina D se extiende al conjunto de la población española, las personas de más de 50 años tienen más dificultades para sintetizarla. En el caso de las mujeres, esto se añade al déficit de estrógenos durante la menopausia, que produce una pérdida de calcio que deriva en diferentes enfermedades óseas. Por eso, según indican desde el Servicio de Reumatología, la mitad de las mujeres mayores de 50 años sufren osteoporosis.

Alimentos enriquecidos con vitamina D

La evidencia que la falta de exposición solar provoca unos niveles deficitarios de vitamina D se encuentra en la gente mayor institucionalizada, por ejemplo, en residencias. Estas personas, que prácticamente no están expuestas al sol, son las que presentan un mayor déficit. En estos casos, los especialistas señalan que la aportación alimentaria de vitamina D es clave, aunque la ingesta dietética sólo proporcione entre el 10-20% del nutriente necesario.

Los alimentos naturales ricos en vitamina D son pocos: pescado azul, aceites de pescado y algunos vegetales o cereales. Por este motivo, se aconseja a la población con escasa exposición solar el consumo de alimentos enriquecidos con esta vitamina. “Hasta hace pocos años, en España no existía este tipo de productos”, explica la Dra. Rotés.

“Por el contrario, en los países nórdicos, gracias a la ingesta de estos alimentos, la población presenta un mayor mantenimiento de los niveles adecuados de vitamina D, a pesar de contar con menos horas de sol”, concluye.

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Actuación del médico de atención primaria ante un paciente con osteoporosis

Lo importante, como en toda consulta, es valorar al paciente de la forma más integral posible, y para ello hay que hacer una buena historia clínica (anamnesis, exploración física y pruebas complementarias) con el objetivo de hacer un diagnóstico diferencial, ya que una masa ósea baja no es sinónimo de osteoporosis.

También hay que analizar todos los factores de riesgo para individualizar su manejo y su tratamiento. Además todas las comorbilidades pueden ir a favor de desarrollar una osteoporosis o en contra y hay que tenerlo en cuenta. Hay que ser cuidadoso en la elección de los tratamientos y evitar los que son peligrosos para el hueso (por ejemplo los corticoides, antiepilépticos, litio, el uso abusivo de heparinas en pacientes inmovilizados, inmunosupresores, diuréticos del asa, etc.).

En la exploración física hay que medir la talla, observar la presencia o la progresión de una cifosis y otros signos que pueden sugerir una enfermedad (por ejemplo Cushing) y también es importante el balance muscular (observar como se levantan de una silla), los trastornos de la agudeza visual, etc.

Los marcadores de remodelado óseo no están disponibles para todos los médicos, pero con uno de formación y uno de resorción es suficiente. Sí hay que medir vitamina D pero no es necesario medir PTH en todos los pacientes. Se miden de rutina las hormonas tiroideas y también en los pacientes mayores se puede hacer un proteinograma para descartar un mieloma. Y se estudia el balance calcio fósforo y la calciuria.

La radiología es importante para diagnosticar la presencia de fracturas vertebrales, porque muchas cursan de manera indolente y pueden está relacionadas con deformidades vertebrales. Se pueden observar otros signos como el aumento de la trabeculación de los cuerpos vertebrales, descartar una espondiloartrosis u otras patologías que justifiquen el dolor, etc.

El FRAX permite calcular el riesgo absoluto de fractura individual. Es una herramienta aprobada por la OMS y diseñada para cada país según sus datos epidemiológicos. El cuestionario valora una serie de factores que son los que más peso tienen en el desarrollo de osteoporosis. La valoración puede ser muy inicial porque se puede hacer una primera aproximación antes del resultado de una densitometría. Se obtienen dos cifras: el riesgo absoluto para fractura mayor a los 20 años y el riesgo absoluto para la fractura de cadera a los 20 años.

Tratamiento de la osteoporosis

Lo importante es evitar las fracturas y las caídas. Y otro objetivo es disminuir la mortalidad, que en la fractura de la osteoporosis del varón es mayor.

En definitiva el objetivo es aumentar la resistencia de hueso, evitar la aparición de fracturas y prevenir las caídas. La densitometría es sólo un indicador y los marcadores de remodelado son herramientas de diagnóstico y de monitorización.

Medidas no farmacológicas

En primer lugar están las medidas no farmacológicas (higiénico dietéticas): una correcta dieta, tomar el sol, ejercicio adecuado al paciente, rehabilitación de la marcha si hay problemas de equilibrio o fracturas previas, y el abandono de hábitos tóxicos como el tabaco.

Hay que valorar el estatus que tiene el paciente en vitamina D ya que está demostrado que la propia vitamina D disminuye la incidencia de fracturas y caídas.

Hay un amplio arsenal terapéutico: bifosfonatos, SERMs (moduladores de los receptores estrogénicos), fármacos de efecto dual como las sales de estroncio, la hormona paratiroides (el fragmento parcial o el total) u osteoformadores y, la última novedad, las terapias biológicas con el denosumab.

Todos ellos reducen el riesgo de fractura entre un 50-70% en general. Hay que tener en cuenta que no todos tienen la misma efectividad, depende del riesgo del paciente, de sus factores y según a qué prevención de fractura nos estemos refiriendo. Podemos decir que todos son eficaces en la reducción de la aparición de la primera y las sucesivas fracturas vertebrales pero no es tanta la información sobre la fractura de cadera. Sólo los bifosfonatos (excepto el ibandronato), el ranelato de estroncio y el denosumab han demostrado eficacia en la prevención de fracturas de cadera. En un paciente de más edad se ha de proteger más de la fractura de cadera.

SERMs

La novedad dentro de esta familia es el bazedoxifeno que aporta fundamentalmente dos cosas: a nivel ginecológico en prevención de cáncer de mama, respecto al raloxifeno; y en el hueso ha demostrado que aparte de ser efectivo en la fractura vertebral también lo es en fractura no vertebral, que no lo ha demostrado el raloxifeno.

Bifosfonatos

Cada bifosfonato que va saliendo aporta un poco más de magnitud en el efecto. El risedronato reduce en pacientes mayores de 70-79 años el riesgo de fractura de cadera en un 60%. Y la gran novedad de los bifosfonatos ha sido la utilización del zoledrónico ya que es más potente y que se administra en una pauta cómoda (una sola vez al año, pero parenteral). Ha demostrado eficacia en todas las localizaciones, reduce en un 77% la aparición de fracturas vertebrales y también reduce la fractura no vertebral y la de cadera en un 41%.

Denusumab

Es un anticuerpo monoclonal que actúa frente al RANK ligando. En la osteoporosis existen unas sustancias que sintetiza el osteoclasto y que son la vía de comunicación entre el osteoclasto y el osteoblasto a través de unas citoquinas, lo que llamamos el RANK ligando y la osteoprotegerina (OPG). Está demostrado que cuando el RANK ligando excede a la OPG aumenta la resorción ósea, se desestabiliza el balance y provoca osteoporosis. Lo normal es que la cantidad de RANK ligando y de OPG sean prácticamente idénticas, estén balanceadas. Pero cuando aumenta el RANK ligando, aumenta la pérdida ósea y al bloquear el RANK ligando se evita la pérdida ósea, con lo cual cuando se usa el anticuerpo monoclonal estoy obteniendo un efecto antiresortivo.

Denosumab ha demostrado eficacia en pacientes que tienen un riesgo alto y bajo en las fracturas de cadera independientemente del factor de riesgo que predomine (densitométrico o por edad), independiente del riesgo basal del paciente previene la aparición de fracturas de cadera y también de fracturas vertebrales y no vertebrales.

Osteoformadores o derivados de la hormona paratiroidea

Teriparatida es el fragmento 1-34 de la PTH. Hay muchos estudios sobre la calidad ósea donde se demuestra que mejora la calidad de hueso, fundamentalmente el trabecular pero también el cortical, aumentando el grosor y mejorando la geometría de ese hueso, con lo cual tendremos más eficacia biomecánica. No hay datos consistentes en cadera pero para las fracturas vertebrales consigue una mayor reducción hasta el 90% en el riesgo de nuevas fracturas vertebrales de carácter moderado o grave en pacientes con fracturas previas.

El tiempo de utilización está limitado a dos años y se aplica vía subcutánea diaria. Otra ventaja es que el paciente mejora del dolor de espalda si es debido a osteoporosis. También hay datos de la disminución del riesgo de fractura no vertebral (incluida la cadera). Además el fármaco se lanzó con una campaña de apoyo al paciente que se mantiene y nos da mucha seguridad.

Sales de estroncio

Aumentan la formación pero no tanto como un osteoformador y disminuye la resorción pero no tanto como un bifosfonato. Pero tiene buenos resultados a nivel de fractura y ya lleva tiempo en el mercado por lo que hay estudios de extensión a 8 años en los que sigue demostrando que no pierde eficacia sino que sigue siendo eficaz en la prevención de fracturas vertebrales y no vertebrales, y es eficaz en pacientes mayores.

Manejo del paciente

Para el manejo del paciente hay que clasificar los fármacos por el mecanismo de acción. Es importante para la monitorización de los marcadores de remodelado óseo saber que si se da un formador van a aumentar los marcadores de resorción y los marcadores de formación mientras que si doy un antiresortivo la respuesta en los marcadores va a ser la contraria. Y en el ranelato de estroncio va a aumentar la formación y disminuye el de resorción.

Hay que ver si la respuesta del paciente es la esperada,

es una respuesta inadecuada o un fracaso terapéutico. Hay que individualizar el tratamiento.

También hay que tener en cuenta, si decido continuar con el mismo fármaco, que hay que conocer las evidencias científicas respecto a la seguridad o si cambiamos de fármaco, lo que llamamos tratamientos secuenciales.

Respuesta clínica inadecuada

Implica que se debe de haber cumplido bien el tratamiento. Si el paciente no responde lo primero que hay que hacer es preguntar si se toma de manera adecuada. También hay que valorar si el fármaco lleva bastante tiempo para tener su efecto pleno, valorar las comorbilidades y ver si los niveles de vitamina D son correctos, así como la ingesta de calcio y vitamina D.

La respuesta se considera inadecuada si no responde como se espera a densitometría, marcadores o si se fractura.

Vacaciones terapéuticas

Es un término que sólo hay que emplear cuando hablamos de bifosfonatos. Y significa interrumpir el tratamiento pero seguir valorando al paciente para saber cuándo es necesario volver a introducirlos.

Los bifosfonatos tienen un efecto latente, cuando se suspende, como se fija al hueso, sigue teniendo una cierta acción antiresortiva, y cierto efecto anti fractura (esto no pasa con otros fármacos).

Las guías clínicas dicen que a partir de los 5 años se reevalúe y volvamos a realizar el FRAX u otra herramienta para valorar el riesgo de fractura. Si éste es moderado/alto y no ha habido ningún efecto secundario se puede continuar con el mismo bifosfonato y si el riesgo ha descendido se puede plantear el descanso temporal del tratamiento, por el efecto latente de los bifosfonatos y por la seguridad. Porque si bien es verdad que aunque la incidencia de osteonecrosis de mandíbula o maxilar y de fracturas atípicas es muy baja, son efectos graves y la prevalencia aumenta con el tiempo de uso del medicamento.

Después de 5 años se debe evaluar el riesgo de fractura por fragilidad y la densitometría, sobre todo en cadera, y si hay otros factores que pueden haber estado afectando a la resistencia del hueso, como la toma de corticoides u otros fármacos.

Cambiar de tratamiento

Se debe cambiar por ineficacia, por seguridad o por intolerancia digestiva, y la pregunta es ¿sigo con un antiresortivo o cambio a un osteoformador? Hay que ver la evolución del paciente durante todo el tiempo. Si tenemos un paciente con alto riesgo (por ejemplo un pacientes con dos fracturas vertebrales) y una respuesta inadecuada, la guía clínica recomienda el paso a un osteoformador o bien porque haya una mala tolerancia según la edad se puede pasar a estroncio.

Conclusiones

-Todas las medidas dirigidas a luchar contra la osteoporosis deben tener siempre como primer objetivo reducir la aparición de fracturas.

-La fractura vertebral es muy prevalente, muchas veces asintomática, y muchas veces no se diagnóstica ni se trata. Y además es un factor de riesgo para otras fracturas vertebrales y para las fracturas de cadera.

– No hay que sobrevalorar el papel de la densitometría ósea, porque la DMO no es todo.

-Para establecer un umbral terapéutico se debe calcular el riesgo absoluto individual para fractura, valorando los factores de riesgo y como mínimo un FRAX.

-La rapidez de actuación es fundamental en el tratamiento de la osteoporosis.

-La suplementación con calcio y vitamina D tiene un coste bajo y reduce el riesgo de caídas y de fractura.

-Todos los fármacos disponibles para el tratamiento de la osteoporosis son eficaces en reducir las fracturas vertebrales, pero hay menos evidencia en la eficacia de algunos de éstos en la reducción de fracturas no vertebrales, incluida la de cadera.

-Es fundamental la vigilancia de eficacia y seguridad de los tratamientos a largo plazo y, por tanto, tener siempre en mente las opciones de vacaciones terapéuticas y de tratamientos secuenciales.

El magnesio puede ser tan importante para los niños como el calcio

Se recomienda a los padres que se aseguren que sus hijos beben leche y comen otros alimentos ricos en calcio para fortalecer los huesos y, pronto, también se les puede recomendar que se preocupen por que coman salmón, almendras y otros alimentos ricos en magnesio, un nutriente que puede desempeñar un papel importante en la salud ósea, según un estudio que será presentado en la reunión anual de la Academia de Sociedades de Pediatría que se celebra en Washington (Estados Unidos).

“Un montón de nutrientes son fundamentales para que los niños tengan huesos saludables. Uno de ellos parece ser el magnesio”, afirmó el autor principal, Steven A. Abrams, profesor de Pediatría en el Baylor College of Medicine en Houston (Estados Unidos). “El calcio es importante, pero, a excepción de aquellos niños y adolescentes con consumos muy bajos, no puede ser más importante que el magnesio”, agrega.

Aunque se sabe que el magnesio es importante para la salud ósea en los adultos, pocos estudios habían examinado si la ingesta de magnesio y la absorción están relacionadas con el contenido mineral de los huesos en los niños pequeños. En esta investigación se reclutó a 63 niños sanos de 4 a 8 años que no tomaban ningún suplemento multivitamínico o mineral para participar en el estudio, en el que fueron hospitalizados durante la noche dos veces para medir su nivel de calcio y magnesio.

Los resultados mostraron que las cantidades de magnesio consumidos y absorbidos fueron predictoras importantes en el desarrollo de hueso, pero la ingesta de calcio de la dieta, sin embargo, no se asoció significativamente con el contenido mineral óseo total o la densidad. “Creemos que es importante que los niños tengan una dieta equilibrada y saludable con una buena fuente de minerales, como el calcio y el magnesio”, concluyó Abrams.

Doctor talking with her patient

Detección precoz de la osteoporosis en población de riesgo

El tejido óseo es un tejido vivo. El recambio óseo se produce constantemente. El remodelado, que es la base de la formación, está realizado por los osteoclastos y la formación está mediada por los osteoblastos. Hasta los 30 años hay un aumento de la masa ósea pero llega un momento que se estabiliza y a partir de los 50-55 años empieza el declive por la pérdida estrogénica.

La manifestación clínica fundamental es la fractura, de manera que debemos estar encaminados hacia la detección precoz de la enfermedad.

La osteoporosis puede ser idiopática o primaria (representa más del 95%) como la que ocurre en las mujeres postmenopáusicas; la que se produce a partir de los 70 años, osteoporosis senil; la del embarazo y juvenil; y la osteoporosis del varón.

Por otro lado puede ser secundaria a enfermedades endocrinas, gastrointestinales, síndromes de malabsorción asociadas al uso de medicamentos, a los mielomas y otros procesos tumorales, enfermedades inflamatorias sistemáticas, insuficiencia renal crónica, diabetes, hipertensión, inmovilización, alcoholismo crónico o enfermedades que requieran el uso de corticoides como EPOC.

Los médicos de atención primaria se centran principalmente en la osteoporosis postmenopáusica y senil.

Osteoporosis postmenopáusica

La osteoporosis postmenopáusica representa el 30%. El cambio hormonal está asociado con una deficiencia estrogénica y tiene una rápida instauración alrededor de los cinco primeros años después del inicio de la menopausia, con una pérdida del 15-20% de la masa ósea en ese periodo. Sobre todo afecta al hueso trabecular, fundamentalmente vértebras o muñeca.

Osteoporosis senil

Aparece en mayores de 70 años, afecta a ambos géneros, hay un cambio hormonal referido a la aparición de un hiperparatiroidismo secundario y afecta fundamentalmente al hueso de cadera.

Diagnóstico

Hay factores de riesgo de osteoporosis y factores de riesgo que predisponen a las fracturas a través de otro mecanismo intermedio, que puede ser la caída.

La manifestación clínica puede ser la aparición de dolor, de fractura o la deformidad, especialmente en las fracturas vertebrales.

Se pueden realizar unos análisis básicos de metabolismo óseo (marcadores de remodelado), pruebas radiológicas, densitometría y ecografía.

Se debe realizar una historia clínica detallada en base a una anamnesis, donde se busquen antecedentes familiares de la paciente, si ha habido fracturas por fragilidad, si hay antecedentes personales de fracturas precoces en mayores de 50 años, si hay tratamientos farmacológicos, si los pacientes presentan comorbilidades o si refieren un historial de tendencia con frecuencia a las caídas.

En la exploración física hay que pesar y medir. Se ha hablado de un IMC bajo. Y hay que medir la talla para ver si ha habido diminución de la altura, valorar la presencia de cifosis, el equilibrio muscular y la agilidad. Otros factores a tener en cuenta son la audición y la visión. Y aquellos médicos que realicen domicilios pueden también valorar las condiciones de la vivienda.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo son aquellos estados que confieren un riesgo incrementado para el desarrollo de una enfermedad, que siempre tienen que estar presentes antes de que se desarrolle la enfermedad, que nos dan información sobre las causas y mecanismos que conducen al desarrollo de la enfermedad y son importantes para la toma de decisiones a la hora de establecer el tratamiento.

Hay factores sobre los que difícilmente vamos a poder actuar como los fisiopatológicos: edad, raza, déficit estrogénico (cuando aparece la menopausia), peso corporal o las enfermedades que se padecen.

Sin embargo hay otros factores ambientales como los hábitos saludables sobre los que sí podemos actuar como recomendar hábitos nutricionales correctos, evitar los excesos de cafeína, alcohol y tabaco, y tener en cuenta fármacos como la heparina, anticoagulantes, hormonas tiroideas, corticoides… En definitiva recomendar los estilos de vida que sean más protectores para desarrollar unos huesos sanos.

Osteoporosis y fármacos

Los fármacos asociados a osteoporosis son los inhibidores de la aromatasa (para el cáncer de mama), inhibidores de la gonadotropina para el cáncer de próstata, tratamiento antiepiléptico, glitazonas, ciclosporina, inhibidores de las bombas de protones, tiroxina, heparina o diuréticos del asa.

Factores de riesgo de caídas

Son la edad, historia de fracturas y caídas previas, inmovilidad, debilidad muscular, tabaquismo, enfermedades crónicas, alteraciones del equilibrio o de la visión, o los tratamientos predisponentes (por ejemplo diuréticos que hacen que por la noche se levanten al baño con urgencia).

Escalas de riesgo

El médico de primaria dispone, para establecer el diagnóstico en la consulta, de las escalas de riesgo y las pruebas complementarias.

El objetivo de las escalas no es diagnosticar la osteoporosis, sino que son una ayuda para la toma de decisiones y su aplicación en la práctica diaria sirve para la preselección de pacientes (es importante en estos momentos de crisis para ser costoeficientes).

Hay escalas de baja masa ósea y de riesgo de fractura como el FRAX. Las ventajas de éste es que es fácil de utilizar e interpretar. Nos habla del riesgo de fractura a diez años. También tiene algunos inconvenientes como que no puede utilizarse en mujeres premenopáusicas ni en hombres menos de 50 años, que sólo es aplicable en mujeres que no han recibido tratamiento y que muchos de los factores que se han comentado no están incluidos en el FRAX (factores de riesgo de caídas o de remodelado).

Pruebas complementarias

Una de las pruebas complementarias a disposición del médico de atención primaria es la radiología, que es fácil, barata, accesible y cercana.

Si los médicos de atención primaria recibimos un informe del radiólogo de osteopenia radiológica (que no es un diagnóstico de osteoporosis) nos debe hacer pensar que tenemos que ahondar en los factores de riesgo y aunque quizás hemos pedido una placa por otro motivo (por ejemplo una de tórax para hacer seguimiento de una neumonía) debemos de estudiar más a ese paciente. La importancia del diagnóstico de osteoporosis es que predice el riesgo de fractura.

Análisis de laboratorio

Los análisis de laboratorios sólo tienen validez para detectar secundarismos, para identificar las enfermedades que puedan ser causantes de osteoporosis.

Se puede realizar algo tan sencillo como medir la calciuria en orina de 24 horas para ver si hay pérdidas de calcio (por ejemplo por el seguimiento de dietas hiperproteicas). También se puede determinar la testosterona en el varón, TSH, hormonas en los periodos premenopáusicos, etc.

Población diana

Se debe hacer detección precoz en mujeres postmenopáusicas, con factores de riesgo potentes, mujeres que ya han sufrido una fractura previa por fragilidad, mujeres con enfermedades sistémicas (que producen osteoporosis secundarias) que dificultan la absorción de calcio y vitamina D, personas con bajas ingestas de calcio, pacientes con tratamientos farmacológicos que predisponen a la pérdida de masa ósea o a las caídas y, por último, las personas que tienen un aumento de tendencia a las caídas.

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Nutrición y osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por una resistencia ósea disminuida, una mezcla de factores, masa ósea y calidad de hueso. La resistencia ósea disminuida favorece la fractura, que es la punta del iceberg de la enfermedad.

Factores de riesgo

Se pueden clasificar como no modificables: la historia familiar (en el proceso genético hay varios polimorfismos involucrados), hay muchas osteoporóticas que tienen antecedentes familiares; las fracturas previas (indican predisposición a padecer la enfermedad); raza blanca; edad avanzada; sexo femenino; y otros factores como la demencia y la mala salud.

Y dentro de los factores modificables: el hábito de fumar, bajo peso de la mujer, déficit estrogénico, baja ingesta de calcio, exceso de alcohol, actividad física inadecuada, alteraciones de la visión que facilitan las caídas, caídas frecuentes y la mala salud. Sobre éstos recae el esfuerzo en prevención, al corregir los factores de riesgo para evitar la baja resistencia ósea que favorece la fractura.

La masa ósea evoluciona en el tiempo. Se adquiere el pico de masa ósea alrededor de los 20-30 años, siempre mayor en el hombre que en la mujer, por ello tiene más tendencia la mujer a padecer la enfermedad. Hay factores genéticos y ambientales que regulan el pico de masa ósea, como la nutrición, el ejercicio, el tabaco, los fármacos… Se consigue un estado basal y a partir de una edad comienza el declinar (en la mujer muy importante tras la menopausia).

La ingesta adecuada de calcio y de vitamina D, y el ejercicio son factores que van a regular (junto la genética) el adecuado nivel de pico de masa ósea para que después con el tiempo la pérdida de masa ósea no llegue a la zona de fracturas. Las personas que tienen una ingesta adecuada de calcio van a tener un pico de masa ósea mayor y por tanto van a tener un reservorio, respecto a los que tienen una inadecuada ingesta de calcio.

Para unos huesos fuertes

Se necesita:

-La ingesta adecuada de calcio se considera 1500 mg/d en adolescentes y 1000mg/d en los adultos, 4 raciones de lácteos fundamentalmente.

-Vitamina D.

-Ejercicio físico.

-Abstención del tabaco, y del exceso de alcohol y café.

-Evitar exceso de proteínas y sodio.

-Fitoestrógenos.

Papel de la nutrición en la prevención

La alimentación debe ser variada, distribuida con ciertos nutrientes en cantidad suficiente, fundamentalmente el calcio y la vitamina D.

El National Dairy Council dice que se pueden encontrar 300 mg de calcio (una ración) en los siguientes alimentos: un vaso de leche, 2 yogures, 30 gr de queso manchego o 7 sardinas con espinas. Los alimentos más ricos en calcio son los lácteos: leche, yogur y queso. Y esto es lo que recomendamos a nuestros pacientes para la prevención en general, el consumo diario de productos lácteos.

La resistencia ósea está relacionada con la densidad mineral ósea (DMO) y con el contenido de calcio. El cuerpo contiene 1-1,5 kg de calcio en el hueso, y va subiendo con la edad pero a partir de un umbral el exceso se elimina por la orina o heces.

Tasas de fracturas

El estudio de Matkovik en el año 79 observó que, en función de las regiones de su país (Yugoslavia), si la zona tenía un alto consumo de calcio la tasa de fractura de cadera era de 15 por 100.000 pero si el consumo era bajo era de 54 por 100.000.

En un estudio intervencionista de Holbrook publicado en Lancet tras 14 años de seguimiento en las personas que tenían fractura de cadera se observó una menor ingesta habitual de calcio al comienzo del estudio. Y en el estudio de Cooper en 1988 se vio que un aumento de fractura de cadera de seis veces cuando tenían una ingesta inferior al adecuado.

Hoy día sabemos que gracias a la supresión de la PTH el calcio mejora la masa ósea y tiene un efecto positivo. Esto contribuye a mejorar la resistencia y a disminuir la tasa de fracturas (ojo con los suplementos naturales de calcio porque pueden contener otros elementos como plomo o aluminio).

Embarazo y lactancia

Son dos periodos importantes para la mujer. Sabemos que el feto nace con una cantidad de calcio y que durante la lactancia se pierden 250 mg /d. El efecto deletéreo en parte está detenido porque hay muchos estrógenos en la mujer, ganan más peso, mayor absorción de calcio, y la lactancia favorece la remodelación de hueso. El problema puede ser un embarazo en la adolescencia.

Menopausia

A partir de una edad el hueso empieza a perder masa y hay que hacer énfasis en los factores de corrección, fundamentalmente de calcio.

Un estudio de Rico publicado en Calcif Tissue Inc. en mujeres premenopáusicas con masa ósea baja vio que había correlación entre la ganancia de DMO y la cantidad de calcio ingerido, indicando que en esa fase ya se podía intervenir de manera activa con la aportación de calcio.

Sin embargo a pesar de las evidencias, la ingesta de calcio es inferior a las recomendaciones. El estudio NHANES mostró que la media en varones era de 925 mg/d (recomendaciones entre 1000-1200 mg/d) y en mujeres mucho más baja: 657 mg/d.

En nuestro país hicimos un estudio telefónico en el que concluimos que la ingesta de calcio no era adecuada, fundamentalmente en personas mayores de 50 años, donde había una ingesta muy por debajo de lo recomendado.

Fósforo

Se recomienda una relación calcio/fósforo igual o superior a 1. Carne, aves y pescados tienen fósforo en proporción superior al calcio y esto por varios motivos puede producir una disminución del efecto positivo del calcio. También las bebidas carbonatadas y los alimentos procesados pueden producir mucho fósforo y efecto negativo en la absorción de calcio.

La ingesta excesiva cuando se da por bebidas de cola eleva la PTH y disminuye el consumo de calcio porque quela el calcio en el intestino, aumenta la resorción de hueso. Las dietas hiperproteicas (la dieta de los esquimales), las sales de fosfato como aditivo acidulante de algunas bebidas, la bebida de cola -que además tiene carga ácida- van a producir una alteración secundaria en la masa ósea y más tasa de fractura. Y por lo tanto hay que recomendar que la ingesta proteica esté equilibrada.

Sodio

El sodio en exceso produce hipercalciuria, la natruria arrastra el calcio y la hipercalciuria produce un balance negativo de calcio que va a acelerar la pérdida de masa ósea. Así podemos concluir que el exceso de sal es negativo para mantener la masa ósea.

Proteínas

Las dietas hiperproteicas por un lado producen hipercalciuria y por otro elevan el fósforo y el calcio queda en el intestino y va a producir un aumento de la resorción de hueso. Además las dietas hiperproteicas interfieren con la absorción intestinal de calcio y los niveles de IGF-1 y producen un balance total negativo para la salud del hueso. También producen una inhibición de la PTH, que es uno de los moduladores que favorecen el remodelado del hueso, así que no conviene frenar demasiado la PTH porque puede producir un efecto negativo sobre el hueso.

Fibra alimentaria

La fibra disminuye la absorción de calcio porque quela el calcio en el intestino. Sin embargo el consumo de cereales integrales en nuestro país es bajo.

Oxalatos

Los oxalatos de las coles, espinacas y alcachofas producen una quelación del calcio en el intestino y van alterar su absorción intestinal, por tanto recomendamos no tomar el calcio con estos alimentos.

Un trabajo del NEJM del 94 decía que la ingesta de calcio podía ser protectora porque el principal componente de la litiasis renal es la hiperoxaluria, por lo que si se da mucho calcio en la ingesta se puede quelar en parte la absorción de oxálico y disminuirlo en orina.

Magnesio

Cuando hay déficit de magnesio, fundamentalmente en alcohólicos por problemas de absorción intestinal o por hipermagnesuria (pérdida renal de magnesio) se puede dar una alteración secundaria a nivel de molecular, de la PTH, y producir hipocalcemia y alteración de la masa ósea.

La fuente fundamental de magnesio son los vegetales, cereales, brócoli, nueces… producir una hipomagnesemia por dieta es excepcional, pero hay situaciones clínicas como en la malabsorción intestinal o en los alcohólicos que pueden producir magnesio bajo y un trastorno secundario del calcio.

Vitamina C

Hay algún trabajo que dice que el uso de suplementos de vitamina C puede tener efectos beneficiosos y otro trabajo hablaba de que las mujeres postmenopáusicas que toman suplementos durante 12,4 años tenían un 3% más de masa ósea y por tanto quizás también en la prevención de osteoporosis.

La ingesta de frutas y vegetales ricos en magnesio también, según algunos trabajos, podía tener efectos positivos. Cuando se divide en cuartiles con respecto a la ingesta de potasio y magnesio los que tienen más ingesta de potasio y magnesio tienen más masa ósea medida en cuello femoral, en trocánter y triángulo de Ward, así como en radio. Hablamos de la posibilidad de que una dieta suplementada con potasio puede tener un valor positivo en la masa ósea y por tanto en la resistencia del hueso.

pH de la dieta

Las dietas hiperproteicas pueden tener una mayor acidosis metabólica y se ha demostrado que en estos casos se aumenta la resorción de hueso. A mayor ingesta de frutas y vegetales en el estudio de Framingham había mayor masa ósea.

Vitamina K

La vitamina K tiene un papel protector frente a la pérdida ósea relacionada con la edad, porque media la carboxilación de ciertas proteínas del hueso, como la osteocalcina. El aporte dietético de vitamina K a través de la filoquinona en los vegetales de hoja verde y en aceites vegetales puede tener un efecto positivo sobre la salud del hueso.

En el Nurses Health Study se mostró que la baja ingesta de vitamina K tenía mayor riesgo de fractura y en el Framingham Heart Study que la baja ingesta de vitamina K tenía mayor riesgo de fractura de caderas también en ancianos, aunque no había asociación con la DMO, quizás por la edad avanzada y los problemas de artrosis, etc. Y la cohorte de pacientes de Framingham con mayor ingesta de vitamina K se asociaba con mayor DMO y la baja ingesta con fractura.

Frutas y vegetales

En un estudio que midió la DMO y la evolución en 4 años de la cohorte de Framingham se demostró que el potasio y magnesio, a través de las frutas y vegetales, se asocia con una mayor DMO en las persona mayores siendo positivo en la prevención de la pérdida de masa ósea en estas persona.

La ingesta elevada de comidas alcalinas, frutas, vegetales y los minerales asociados, calcio y magnesio, se asocia a una DMO más alta, debido a que en parte tamponan la carga ácida de la dieta y por el aporte de elementos con factor positivo.

En general podemos decir que la ingesta de frutas y vegetales, fundamentalmente con ingestión de potasio, en estudios poblacionales ha demostrado que tienen mayor masa ósea en columna lumbar y en cuello femoral.

Energía

El bajo IMC es un factor negativo porque las personas delgadas, sobre todo las mujeres producen menos estrógenos en la grasa subcutánea. También sabemos que las mujeres que tienen trastornos de alimentación tienen amenorrea (en la mujer deportista ocurre), y tienen mayor osteoporosis por la mala ingesta proteica, en general.

Flúor

El flúor, aunque en estudios iniciales aumentaba la actividad de los osteoblastos y la masa ósea, se demostró en un ensayo clínico del año 1997 que el flúor sódico versus placebo aumentaba mucho la masa ósea pero era masa ósea de mala calidad que aumentaba las fracturas.

Fitoestrógenos

La soja contiene fitoestrógenos con efectos positivos a partir de una cantidad, previene en parte la pérdida de masa ósea, aunque no tanto como los estrógenos, y puede aumentar la DMO y disminuir la reabsorción.

Pero no sabemos el efecto a largo plazo ni que pasa con las fracturas hasta que no haya un estudio prospectivo o doble ciego en que se demuestre que disminuya la tasa de fractura. Aunque aumente la masa ósea no podemos darlo como una alternativa terapéutica pero sí sabemos que algunos efectos subrogados como la disminución de la resorción ósea, o el aumento de la DMO pueden ser datos positivos para la utilización de los mismos en la mujer menopáusica.

Cafeína

La cafeína aumenta la calciuria, altera la absorción de calcio y por tanto va a producir un balance negativo. También favorece la baja masa ósea y la disminución de la resistencia ósea.

Alcohol

En el alcoholismo crónico por diversos mecanismos: malnutrición, hepatopatías, acción directa del alcohol en los huesos, propensión a las caídas, hay más incidencia de fracturas y más osteoporosis. Pero en el estudio Framingham se demostró que los bebedores moderados (por algunos de los polifenoles del alcohol) tienen efecto positivo en masa ósea e incluso en fracturas.

Por su parte, la ingesta moderada de cerveza debido al alcohol, a la existencia de fitoestrógenos y sobre todo al sílice que contiene ha demostrado en estudios experimentales en animales, con osteoblastos en cultivo y masa ósea en humano e incluso en fracturas, que tiene un efecto positivo para mejorar la masa ósea y reducir las fracturas.

Y por último un estudio de nuestro grupo con animales de experimentación con un producto alimenticio que fundamentalmente tiene selenio demostró que mejoraba la masa ósea y los marcadores de formación.

Conclusiones

Además de los cambios en el estilo de vida (realizar ejercicio, evitar las caídas, etc.) hay que establecer una dieta equilibrada con una ingesta adecuada de calcio.

Y el mensaje final: No te rompas, cuida tus huesos.

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La mitad de los pacientes que ha sufrido una fractura osteoporótica tendrá otra en 10 años

El 50 por ciento de pacientes que ha sufrido una fractura osteoporótica tendrá otra en los 10 años siguientes, según ha asegurado la reumatóloga del Hospital Clínic de Barcelona, Pilar Peris Bernal, durante el Curso de Osteoporosis, organizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER) con la colaboración de Amgen.

Se trata de una enfermedad esquelética que produce un aumento de la fragilidad ósea que predispone a un incremento de riesgo de fracturas. Por este motivo, según ha explicado la experta, en estos pacientes está “especialmente” indicado iniciar el tratamiento antiosteoporótico.

Y es que, a su entender, uno de los principales problemas en esta patología reumática es que a pesar del amplio número de fracturas que se producen cada año en España–se estiman 25.000 fracturas osteoporóticas anuales- sólo un 25 por ciento de los pacientes con osteoporosis cumple con el tratamiento indicado por su médico un año después de haberlo iniciado.

Asimismo, los expertos reunidos en este encuentro han coincidido en señalar que, con estos datos, la meta está en mejorar la comunicación con el paciente con el fin de garantizar una mayor adherencia al tratamiento.

De hecho, entre los principales motivos del abandono, se encuentra la duración prolongada del proceso, la complejidad y a veces incomodidad a la hora de administrar algunas de las terapias, e incluso el temor de algunos pacientes a que los fármacos puedan provocar efectos secundarios.

Por este motivo, Peris ha destacado la necesidad de que se realice un abordaje multidisciplinar de esta patología. “Es fundamental la colaboración con otros especialistas, no sólo en la identificación de los pacientes con mayor riesgo de presentar complicaciones asociadas a este proceso, especialmente fracturas, sino también en su abordaje terapéutico”, ha apostillado.

Estas mismas declaraciones han sido corroboradas por el reumatólogo del Hospital Universitario La Princesa (Madrid) y presidente de la Sociedad de Reumatología de la Comunidad de Madrid (SORCOM), Santos Castañeda Sanz, quien ha asegurado que la relación del reumatólogo con los profesionales de Atención Primaria es “clave”, puesto que ellos son en primera instancia los que tienen en su mano la detección precoz de las personas con riesgo de sufrir fractura por osteoporosis.

Del mismo modo, ambos especialistas han recordado que el reumatólogo es el profesional de referencia para esta patología reumática dado que está “altamente experimentado” en el manejo de la osteoporosis, tanto en la identificación de los pacientes de alto riesgo, como en el tratamiento y en el manejo de las limitaciones funcionales asociadas.

El síndrome metabólico se triplica en la población con artrosis, lo que aumenta su riesgo cardiovascular

El síndrome metabólico, un cuadro clínico que aúna una serie de factores de riesgo cardiovascular, entre los que se encuentran la obesidad, la hipertensión arterial, alteraciones lipídicas, insulinorresistencia y niveles elevados de azúcar, se triplica en la población con artrosis de rodilla y se duplica en la de mano.

Además, empeora el pronóstico y provoca mayor incapacidad en los pacientes, según ha explicado el Dr. Cristobal Orellana, reumatólogo del Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), quien desmitifica que la artrosis sea una enfermedad benigna, “como era hasta ahora considerada”.

Por orden de frecuencia, los estudios realizados muestran que estos pacientes sufren hipertensión arterial, el 57%; diabetes, el 19%; enfermedad vascular periférica, el 8%; enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el 8%; insuficiencia cardiaca, el 7%; enfermedad cerebrovascular, el 5%; infarto de miocardio, el 3%; neoplasia, el 2,4%; enfermedad renal moderada o grave, el 2%; y enfermedad hepática, el 2%.

Aunque los datos pueden variar dependiendo de la articulación afectada, el porcentaje más llamativo es el de sobrepeso y obesidad, más frecuente en rodilla, donde afecta al 50%; mientras que en manos se reduciría a la mitad.

Quizá la relación más preocupante es la que se establece con la enfermedad cardiovascular, explica el Dr. Orellana, quien recuerda que inicialmente son dos tipos de enfermedades frecuentes que, hasta ahora, podía pensarse en una coincidencia en un mismo paciente y en una misma población, “más aún cuando ambas con el paso de los años tienen un cierto factor acumulativo”.

Sin embargo, “se sabe que más allá de la simple coincidencia tienen una cierta relación entre si y que está puede ser importante”. Así, se ha descubierto en investigaciones recientes que la artrosis puede afectar sobre las enfermedades cardiovasculares del mismo modo que éstas pueden repercutir sobre la artrosis”.

Por un lado, explica, los pacientes con artrosis, sobre todo de rodilla y cadera, son personas que por la limitación que tienen caminan menos, son más sedentarios, y el sedentarismo está relacionado con la obesidad, dos factores que inciden negativamente en la hipertensión, diabetes, dislipidemia o colesterol y, por tanto, tiene un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte, la hipertensión sobre el paciente con artrosis disminuye el flujo sanguíneo al hueso subcontral, lo que “puede producir problemas de nutrición a nivel de cartílago, lo que desarrolla que sea más propenso a dañarse”. Del mismo modo, la diabetes o la hiperglucemia tienen un efecto negativo porque generan una serie de alteraciones a nivel metabólico que dañan el condrocito que es la célula principal de cartílago. Y con respecto al síndrome metabólico, recuerda que a nivel general sistémico puede influir negativamente sobre la artrosis.

En cuanto al sobrepeso y la obesidad, merece una mención aparte, ya que son considerados como un factor muy negativo sobre el desarrollo de la artrosis porque “confiere una sobrecarga mecánica sobre las articulaciones que están mal”. Además, la persona obesa en su tejido graso sintetiza una serie de marcadores inflamatorios (adipocitoquinas) que aumentan tanto la inflamación que se puede ver el daño sobre la articulación, tanto a nivel de cartílago como de otras estructuras articulares.

El manejo terapéutico

Una vez explicada la relación entre artrosis, trastornos metabólicos y comorbilidad cardiovascular, que -recuerda- tiene especial incidencia en el caso de la artrosis de rodilla, ya que es su localización más prevalente, el Dr. Orellana destaca la necesidad de incidir en un tratamiento diferenciado para el resto de pacientes sin enfermedades asociadas.

En el grueso de pacientes el tratamiento va enfocado a disminuir el dolor y mejorar la calidad de vida. “Hay fármacos de varios tipos pero se debe de tener cuidado con este tipo de pacientes en cuanto a dosis y tipos de fármacos, sobre todo cuando hablamos de antiinflamatorios no esteroides (AINE), ya que, éstos pueden tener a largo plazo una consecuencia negativa por las comorbilidades cardiovasculares”.

“Aunque tanto los especialistas como los médicos de cabecera usamos estos fármacos, se debe hacer con una cierta racionalidad; y en los pacientes donde la artrosis coincide con el síndrome metabólico o con enfermedad cardiovascular hay que cuidar aún más el tratamiento”, añade, al tiempo que recuerda que “hay fármacos para la artrosis a los que se les da menos protagonismo que a los antiinflamatorios y que están desprovistos de estas consecuencias”.

Acompañando al tratamiento, se aconseja a los pacientes la pérdida de peso, independientemente de la articulación afectada, y la práctica de ejercicio, ya que protege la articulación y aumenta la fuerza de los músculos.

El síndrome metabólico se triplica en la población con artrosis, lo que aumenta su riesgo cardiovascular

El síndrome metabólico, un cuadro clínico que aúna una serie de factores de riesgo cardiovascular, entre los que se encuentran la obesidad, la hipertensión arterial, alteraciones lipídicas, insulinorresistencia y niveles elevados de azúcar, se triplica en la población con artrosis de rodilla y se duplica en la de mano.

Además, empeora el pronóstico y provoca mayor incapacidad en los pacientes, según ha explicado el Dr. Cristobal Orellana, reumatólogo del Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), quien desmitifica que la artrosis sea una enfermedad benigna, “como era hasta ahora considerada”.

Por orden de frecuencia, los estudios realizados muestran que estos pacientes sufren hipertensión arterial, el 57%; diabetes, el 19%; enfermedad vascular periférica, el 8%; enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el 8%; insuficiencia cardiaca, el 7%; enfermedad cerebrovascular, el 5%; infarto de miocardio, el 3%; neoplasia, el 2,4%; enfermedad renal moderada o grave, el 2%; y enfermedad hepática, el 2%.

Aunque los datos pueden variar dependiendo de la articulación afectada, el porcentaje más llamativo es el de sobrepeso y obesidad, más frecuente en rodilla, donde afecta al 50%; mientras que en manos se reduciría a la mitad.

Quizá la relación más preocupante es la que se establece con la enfermedad cardiovascular, explica el Dr. Orellana, quien recuerda que inicialmente son dos tipos de enfermedades frecuentes que, hasta ahora, podía pensarse en una coincidencia en un mismo paciente y en una misma población, “más aún cuando ambas con el paso de los años tienen un cierto factor acumulativo”.

Sin embargo, “se sabe que más allá de la simple coincidencia tienen una cierta relación entre si y que está puede ser importante”. Así, se ha descubierto en investigaciones recientes que la artrosis puede afectar sobre las enfermedades cardiovasculares del mismo modo que éstas pueden repercutir sobre la artrosis”.

Por un lado, explica, los pacientes con artrosis, sobre todo de rodilla y cadera, son personas que por la limitación que tienen caminan menos, son más sedentarios, y el sedentarismo está relacionado con la obesidad, dos factores que inciden negativamente en la hipertensión, diabetes, dislipidemia o colesterol y, por tanto, tiene un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte, la hipertensión sobre el paciente con artrosis disminuye el flujo sanguíneo al hueso subcontral, lo que “puede producir problemas de nutrición a nivel de cartílago, lo que desarrolla que sea más propenso a dañarse”. Del mismo modo, la diabetes o la hiperglucemia tienen un efecto negativo porque generan una serie de alteraciones a nivel metabólico que dañan el condrocito que es la célula principal de cartílago. Y con respecto al síndrome metabólico, recuerda que a nivel general sistémico puede influir negativamente sobre la artrosis.

En cuanto al sobrepeso y la obesidad, merece una mención aparte, ya que son considerados como un factor muy negativo sobre el desarrollo de la artrosis porque “confiere una sobrecarga mecánica sobre las articulaciones que están mal”. Además, la persona obesa en su tejido graso sintetiza una serie de marcadores inflamatorios (adipocitoquinas) que aumentan tanto la inflamación que se puede ver el daño sobre la articulación, tanto a nivel de cartílago como de otras estructuras articulares.

El manejo terapéutico

Una vez explicada la relación entre artrosis, trastornos metabólicos y comorbilidad cardiovascular, que -recuerda- tiene especial incidencia en el caso de la artrosis de rodilla, ya que es su localización más prevalente, el Dr. Orellana destaca la necesidad de incidir en un tratamiento diferenciado para el resto de pacientes sin enfermedades asociadas.

En el grueso de pacientes el tratamiento va enfocado a disminuir el dolor y mejorar la calidad de vida. “Hay fármacos de varios tipos pero se debe de tener cuidado con este tipo de pacientes en cuanto a dosis y tipos de fármacos, sobre todo cuando hablamos de antiinflamatorios no esteroides (AINE), ya que, éstos pueden tener a largo plazo una consecuencia negativa por las comorbilidades cardiovasculares”.

“Aunque tanto los especialistas como los médicos de cabecera usamos estos fármacos, se debe hacer con una cierta racionalidad; y en los pacientes donde la artrosis coincide con el síndrome metabólico o con enfermedad cardiovascular hay que cuidar aún más el tratamiento”, añade, al tiempo que recuerda que “hay fármacos para la artrosis a los que se les da menos protagonismo que a los antiinflamatorios y que están desprovistos de estas consecuencias”.

Acompañando al tratamiento, se aconseja a los pacientes la pérdida de peso, independientemente de la articulación afectada, y la práctica de ejercicio, ya que protege la articulación y aumenta la fuerza de los músculos.

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Artrosis, últimas evidencias y recomendaciones para su abordaje

Definición de artrosis

Es una patología articular degenerativa caracterizada por un proceso de deterioro del cartílago, con reacción proliferativa del hueso subcondral e inflamación de la membrana sinovial.

Hay que destacar de la definición que se trata de un proceso generalizado de toda la articulación, no sólo del cartílago como se pensaba antes y hay inflamación de la membrana sinovial por lo que es necesario tratar con antiinflamatorios o fármacos que reduzcan la inflamación.

También hay que hablar del carácter crónico de la enfermedad por lo que requiere un tratamiento crónico y por lo tanto hay que tener mucho cuidado con la terapia farmacológica que se va a usar durante mucho tiempo.

Artrosis e inflamación

Gracias a los últimos estudios se ha podido constatar que existe una inflamación y además es la que origina los síntomas: y cuanta más inflamación más síntomas, y cuanto antes aparezca la inflamación peor evoluciona la artrosis.

En el proceso se liberan una serie de mediadores inflamatorios primero en el condrocito, después en la sinovial y posteriormente en el hueso y esto provoca una degradación cíclica, a más mediadores catabólicos mayor va a ser la degradación, por lo tanto hay que frenarla, y no sería descabellado hablar de terapia biológica.

Últimas líneas de investigación

-Chips de ADN. Test genéticos diagnosis y pronóstico

-Farmacogenómica

-Proteómica

-Marcadores bioquímicos

-Nanomedicina

-Terapia celular

Algunos laboratorios están trabajando mucho en artrosis y en un futuro vamos a ver qué pacientes por sus componentes genéticos van a tener un deterioro muy avanzado y otros se quedan estabilizados.

Prevalencia de las enfermedades reumáticas en España

La prevalencia de la artrosis es de un 26,1 %, según datos del estudio Episer del año 2000. Y es la que tiene mayor prevalencia en comparación a otras enfermedades reumáticas.

A partir de 70-79 años un 44% de mujeres presentan artrosis sintomática, es decir, con dolor de rodilla, y es más prevalente en mujeres que hombres. Lo mismo ocurre en artrosis de manos, que suele aparece en edades muy tempranas, y suele ser la primera manifestación de artrosis en la mujer joven, concretamente la rizartrosis.

Más del 30% de las personas mayores de 60 años padecen síntomas artrósicos y más del 80% de las de edad superior a 80 años presentan evidencia radiológica de artrosis.

También estamos hablando de una sobrecarga asistencial tremenda. En un estudio realizado a más de 1000 pacientes con artrosis de rodilla o cadera habían realizado en seis meses 6500 demandas de AP, aparte de las derivaciones, lo que supone una alta carga asistencial, una alta carga física y de deterioro de la calidad de vida a nivel de salud global.

Según el estudio Episer las enfermedades reumáticas y metabólicas son las que más prevalencia tienen y a nivel físico sólo están por debajo las cardiopatías congénitas, a nivel mental sólo determinadas patologías como las enfermedades neurológicas y psiquiátricas y pulmonares tienen un trastorno emocional peor que el paciente artrósico.

Importancia económica

La artrosis es la principal causa de incapacidad temporal y es la primera causa de limitación funcional para andar en mayores. Los costes asistenciales son de más de 2500 millones de euros y los costes totales de más de 4835 millones de euros.

Factores de riesgo

Tenemos los factores locales como un antecedente traumático y los factores de riesgo más elevados como la edad, la historia genética y la obesidad.

Va aumentando la obesidad en EEUU a lo largo de los lustros. En el año 2005 la mitad de los EEUU tenía más del 30% de IMC alta y esto condiciona un aumento de la artrosis. Debemos actuar contra la obesidad.

La artrosis va a aumentar porque va a aumentar la longevidad poblacional y además cada vez hay peores hábitos de vida. El aumento de edad va a condicionar que aumente la prevalencia de todas las patologías crónicas.

Clínica

El dolor de la artrosis es insidioso, lento, con rigidez (de unos 20 minutos) y cuando el deterioro es más importante aparece la limitación funcional progresiva y pueden haber alteraciones a nivel muscular y deformidad en el hueso. El dolor se suele estabilizar de forma nocturna, se hace más grave, casi de características inflamatorias. Y no tiene manifestaciones sistémicas.

El diagnóstico es fácil incluso sin tener que realizar ninguna prueba, y el diferencial es evidente con cualquier patología ya que la clínica es diferente y las pruebas complementarias nos dan alteraciones a diferencia de la artrosis.

Exploración

Se inspecciona la articulación, si hay deformidad, está doblada, si hay atrofia o hipertrofia muscular… Posteriormente se palpa para ver si hay signos de inflamación o derrame y también qué tipo de limitación funcional tiene el paciente haciéndole un estudio de rango de movilidad, y cada articulación tiene una semiología específica a nivel exploratorio.

Diagnóstico

La clínica es muy clara y no necesitamos nada más, por supuesto que podemos profundizar en la exploración.

Las pruebas de laboratorio son normales sólo podría aumentar la velocidad de sedimentación en casos de artrosis de cadera muy avanzadas y respecto las pruebas de imagen, sería importante realizar una ecografía si disponemos de equipo y valorar si hay derrame sinovial.

En una RM podemos, para un diagnóstico diferencial, ver si hay una alteración ligamentosa o de partes blandas. El TAC no tiene recomendación y la radiología hasta cierto punto. Hay mucha polémica ya que tiene varios inconvenientes, en la mayoría de las ocasiones no vamos a detectar nada y sin embargo puede haber una degeneración articular importante sobre todo a nivel de espalda, además la radiación ósea que penetra es importante y también hay una disociación clínico-radiológica. Hay alteraciones radiográficas importantes sin síntomas y todo lo contrario, articulaciones radiológicamente normales y sin embargo tienen mucho dolor. Si es importante realizar una radiografía si hay que valorar una técnica quirúrgica en pacientes con larga historia de artrosis.

Hay que evaluar el dolor según una escala de 0-10, esto es fundamental para ver si un tratamiento ha reducido el dolor. Sin embargo es mejor hacer un WOMAC (Western Ontario and McMaster Universities Osteoarthritis Index) porque no sólo mide el dolor con cinco preguntas sino que mide la rigidez y la capacidad funcional o la limitación para las actividades del día a día (aunque por las limitaciones de tiempo en consulta no se suele pasar este cuestionario).

Se suele derivar al especialista ante dudas diagnósticas.

Manejo del paciente con artrosis

Los objetivos de tratamiento para la artrosis son aliviar el dolor, mejorar la funcionalidad, retrasar la progresión de la enfermedad y la seguridad en el tratamiento, porque se trata de pacientes mayores con muchas patologías acompañantes.

Y los objetivos ideales serían regenerar el cartílago, prevenir que el hueso se destroce y prevenir la sinovitis.

El tratamiento ha de ser multidisciplinar (atención primaria, reumatólogos, traumatólogos, rehabilitación, farmacia y unidades del dolor); individualizado dependiendo de la comorbilidad, de la edad y de otros factores; e integral, actuando desde los factores de riesgo hasta la reincorporación a su actividad laboral si está de baja.

Tan importantes son las medidas no farmacológicas como las farmacológicas. La educación es fundamental, hay que informar de las ayudas técnicas (bastones), dieta, higiene postural, cambios de hábitos de vida y ejercicio físico (por ejemplo los ejercicios en piscina).

Hay muchos tratamientos farmacológicos disponibles para artrosis: paracetamol, antiinflamatorios, opioides (si no responden a lo anterior), fármacos SYSADOAS y fármacos tópicos.

Por un lado disponemos de fármacos para los síntomas, que pueden ser de acción rápida como analgésicos orales (paracetamol) o tópicos (capsaicina), y antiinflamatorios orales o tópicos. Y fármacos de acción lenta o condroprotectores; y por otro lado, se están estudiando mucho los fármacos para modificar la estructura y evitar que la articulación degenere.

El paracetamol sería de elección en pacientes con dolor leve, pero tiene riesgo hepático y quizás digestivo. No se deben dar más de dos gramos al día. Y no es útil si hay sinovitis o inflamación.

Los AINEs son de elección en dolor moderado a grave pero su uso es limitado y hay que adecuarlo a la comorbilidad del paciente. Hay que considerar los inhibidores selectivos de la COX- 2. Y hay que usarlos durante el menor tiempo posible a la menor dosis eficaz posible.

Hay que tener mucho cuidado con los fármacos que usemos por el riesgo gastrointestinal: un 60,3% de los pacientes tienen un riesgo alto con posibilidad de hacer una perforación o úlcera; 32,2 riesgo moderado; y riesgo bajo tan sólo un 7,5%.

El riesgo relativo de hemorragia digestiva alta va desde el celecoxib, que tiene un riesgo nulo, hasta el naproxeno que es de los que tiene más riesgo digestivo de los más utilizados.

Si cruzamos el riesgo gastrointestinal con el cardiovascular se demuestra que el 26 % de pacientes con artrosis y riesgo gastrointestinal elevado, presenta además antecedentes cardiovasculares.

A modo de guía podemos decir que si el riesgo GI es alto y el riesgo CV es alto tenemos que evitar los AINEs y los COX-2. Si el riesgo GI es alto pero no hay riesgo CV podemos utilizar un inhibidor selectivo asociado a un inhibidor de la bomba de protones (IBP).

Conclusiones sobre el uso de AINEs

-Los AINEs están especialmente indicados en casos de sinovitis.

-En caso de riesgo digestivo es preferible usar AINEs clásicos junto a inhibidores de la bomba de protones o inhibidores de la COX-2.

-En caso de riesgo cardiovascular hay que evaluar al paciente y usar el de mejor perfil de riesgo.

-En caso de riesgo digestivo elevado es preferible la asociación de un inhibidor COX-2 junto a omeprazol.

Nuevos fármacos en artrosis: SYSADOAs

Los fármacos condroprotectores como el condroitin sulfato y la glucosamina se están estudiando mucho últimamente y tienen una serie de ventajas.

En el estudio GAIT se demostró que la asociación entre condroitin y glucosamina disminuía el dolor en un 20%, más incluso que el celecoxib. Y las ventajas de estos fármacos es que son útiles en pacientes con alta comorbilidad porque no tienen efectos secundarios, en pacientes polimedicados porque no interfiere con el citocromo P-450, en artrosis incipiente o del joven, permite uso indefinido (con períodos de descanso) y tiene más efecto combinando los dos.

En resumen

Se trata de una enfermedad con alta prevalencia, con alto consumo de recursos, que aumenta exponencialmente, donde existe inflamación, donde los pacientes presentan alta comorbilidad ligada a la edad y de carácter crónico.

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La obesidad infantil también causa problemas de salud a corto plazo

Un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, ha revelado que, más allá de los efectos a largo plazo, la obesidad infantil también puede tener consecuencias inmediatas para la salud de los niños, tales como el doble de riesgo de sufrir más problemas médicos, mentales y de desarrollo.

Además, y según publicará próximamente la revista Academic Pediatrics, los niños con sobrepeso tienen un riesgo 1,3 veces mayor de padecer estos problemas, tras haber comparado un grupo de niños con sobrepeso y obesidad con otro que no tenían ningún problema de peso.

“Los resultados deberían servir como una llamada de atención para los médicos, los padres y los profesores, que deben estar mejor informados sobre el riesgo de otros problemas de salud asociados con la obesidad infantil”, ha defendido Neal Halfon, director del Center for Healthier Children, Families and Communities de UCLA y autor del estudio.

El progresivo incremento de la obesidad infantil en las dos últimas décadas ya ha propiciado un aumento paralelo de otras patologías, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el asma y los problemas de aprendizaje.

La nueva investigación de UCLA, basada en la población infantil de Estados Unidos, ofrece el primer perfil nacional completo de las asociaciones entre el peso y una amplia gama de afecciones de salud asociadas o comorbilidades que los niños sufren durante la infancia.

En general, el equipo halló que los niños obesos eran más propensos que los que padecen sobrepeso a tener peor salud, más discapacidad, una mayor tendencia a sufrir problemas emocionales y de conducta, mayores tasas de fracaso escolar, TDAH, trastorno de conducta, depresión, problemas de aprendizaje, retraso en el desarrollo, problemas óseos, articulares y musculares, asma, alergias, dolores de cabeza, e infecciones del oído.

Para constatarlo utilizaron la Encuesta Nacional de Salud Infantil de 2007, analizando los datos de casi 43.300 niños de entre 10 y 17 años. Se evaluó la asociación entre el peso y 21 indicadores de la salud general, el funcionamiento psicosocial y los trastornos específicos de salud. De los niños que participaron en el estudio, el 15 por ciento tenía sobrepeso (índice de masa corporal, IMC, entre los percentiles 85 y 95), y el 16 por ciento eran obesos (con un IMC en el percentil 95 o superior).

Los investigadores de UCLA apuntan que el continuo cambio de las condiciones de la infancia puede acabar modificando algunas condiciones crónicas de la infancia, probablemente relacionado con décadas de cambios apreciados en el entorno social y físico en el que los niños viven, aprenden y juegan. Por ello, proponen que los esfuerzos de prevención de la obesidad vayan dirigidos a estas influencias sociales y ambientales, y que los niños sean evaluados y gestionados por las condiciones comórbidas.

“La obesidad podría ser la causa de la comorbilidad, o tal vez la co-morbilidad está causando la obesidad, o ambos podrían ser causados por algún otro tercer factor no medido”, afirmó Halfon.