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¿Sirven las dietas hiperproteicas para adelgazar? Fortalezas y debilidades

Recogemos la ponencia de D. Juan Revenga en el marco de la Jornada Verdades y mentiras sobre las dietas de adelgazamiento, organizada por la Cátedra Tomás Pascual Sanz – Universidad San Pablo CEU.

Acceda a la transcripción de la ponencia

bacteria

Un caldo de bacterias puede ayudar a revertir la obesidad y la diabetes tipo 2

Científicos de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, han elaborado un caldo a partir de una bacteria que vive en el estómago que podría ayudar a combatir la obesidad y la diabetes tipo 2, según los resultados de un estudio en ratones que publica la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS).

Aunque ya son varios los estudios que han mostrado las diferencias en cantidad y tipos de bacterias que hay en los estómagos de personas obesas y delgadas, estos científicos se centraron en una especie, la Akkermansia muciniphila, que representa entre el 3 y el 5 por ciento de las bacterias gástricas. No obstante, según han observado, sus niveles disminuyen con el sobrepeso.

Teniendo esto en cuenta, elaboraron una especie de caldo con dicha bacteria con el que alimentaron a un grupo de roedores con una dieta rica en grasas, que eran de dos a tres veces más gordos que sus pares delgados.

Aunque los ratones continuaron siendo más grandes, perdieron cerca de la mitad de su sobrepeso a pesar de no haber hecho ningún otro cambio en la dieta. También registraron niveles más bajos de resistencia a la insulina, un síntoma clave de la diabetes tipo 2.

“Nosotros no eliminamos completamente la obesidad, pero hubo un fuerte descenso en el tejido adiposo”, ha explicado a la BBC Patrice Cani, una de las autoras del estudio, que reconoce que “es la primera demostración de que hay una relación directa entre una especie específica (de bacteria) y la mejora del metabolismo”.

Más mucosidad en la pared estomacal

Pero al suministrar esta bacteria, los científicos también observaron como aumentó el grosor de la mucosidad de las paredes del estómago, lo que evitó que algunos materiales pasaran a la sangre.

Además cambió las señales químicas provenientes del sistema digestivo, lo que provocó cambios en la forma en que la grasa es procesada en todas partes del cuerpo.

En estudios similares se lograron estos resultados agregando un tipo de fibra a la dieta, lo que permitía un aumento en los niveles de la Akkermansia muciniphila. Sin embargo, Cani reconoce que es “una sorpresa” ver que sólo una especie, de las miles que hay en el estómago, puede tener tal efecto.

A su juicio, este hallazgo es el “primer paso” para que en un “futuro cercano” se pueda utilizar esta bacteria “en la prevención o tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2”.

the brain

La estimulación cerebral profunda reduce la conducta de comer compulsivamente

Estimular una región del cerebro conocida que está involucrada en la recompensa disminuye la conducta de comer compulsivamente en ratones, según un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience.

Estudios recientes sugieren que el consumo de alimentos altos en calorías activa regiones del cerebro asociadas con la recompensa. Por ello, los científicos están cada vez más interesados en entender cómo los cambios que suceden en el cerebro pueden ser responsables de llevar a las personas a consumir más calorías de las necesarias.

En el estudio actual, Tracy Bale, y sus colegas de la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos, se propusieron ver si la activación del núcleo accumbens, una región del cerebro involucrada en la promoción de conductas motivacionales, podría alterar comportamientos de atracones en ratones.

Los investigadores utilizaron una técnica llamada estimulación cerebral profunda (DBS) para entregar impulsos eléctricos directamente al núcleo accumbens de ratones que comían excesivamente (el 25 por ciento de su ingesta diaria de calorías en una hora). Mientras que los roedores que no recibieron DBS mostraron pocos cambios en sus hábitos alimenticios, la técnica disminuyó significativamente el interés de los otros en pegarse atracones de comida alta en grasas.

“Poco se sabe actualmente sobre los mecanismos neurobiológicos de comer en exceso y hay pocos tratamientos efectivos”, explicó Paul Kenny, que estudia la adicción en el Instituto de Investigación Scripps (Estados Unidos) y no participó en esta investigación en concreto. “Este estudio ofrece una visión de los mecanismos que intervienen en atracones”, agregó.

El grupo de Bale también probó los efectos a largo plazo de la estimulación cerebral profunda en ratones obesos con acceso ilimitado a la comida rica en grasas. Después de cuatro días de continua terapia con DBS, estos roedores consumieron menos calorías y su peso corporal se redujo.

“En general, estos estudios indican que la actividad en los centros de recompensa del cerebro puede ser un componente crítico a la hora de llevar a las personas a comer en exceso a pesar de consecuencias negativas conocidas para la salud. Estos resultados son muy interesantes, ya que proporcionan nuestra mejor evidencia hasta ahora de que podríamos ser capaces de modificar los comportamientos específicos relacionados con cambios en el peso corporal y la obesidad”, resaltó Bale.

Los ensayos clínicos futuros deberán explorar la eficacia de la estimulación cerebral profunda en la reducción de la obesidad en las personas antes de saber si DBS presenta una opción de tratamiento viable para los millones de personas que hay en el mundo con obesidad.

No obstante, como señala el autor del estudio Casey Halpern, neurocirujano de la Universidad de Pennsylvania, actualmente se utiliza DBS en otras áreas del cerebro para tratar la enfermedad de Parkinson y se está probando en ensayos clínicos para la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y la adicción. “Una vez replicado en ensayos clínicos en humanos, DBS podría convertirse rápidamente en un tratamiento para las personas con obesidad debido a la amplia base ya establecida en otras áreas de la enfermedad”, concluyó.

obèsité

Los pacientes obesos españoles tienen peor calidad de vida que los americanos

Los pacientes obesos españoles presentan una peor calidad de vida que los pacientes obesos americanos, según ha mostrado un estudio realizado por el Grupo de Estudio de la Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (GO-SEEN) en colaboración con los doctores Ross D. Crosby y Ronette L. kolotkin, de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos).

En concreto, los investigadores han analizado a más de 1.600 pacientes de España y Estados Unidos y han comprobado que los españoles que padecen obesidad tienen más problemas con la función física, el trabajo y la vida sexual. Sin embargo, según ha explicado la doctora Assumpta Caixás, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), no se han mostrado diferencias entre ambos grupos de pacientes respecto a los aspectos relativos a estrés o autoestima.

En España se estima que más de la mitad de la población adulta tiene problemas de sobrepeso y que el 30-35 por ciento tiene obesidad abdominal. En cuanto a la obesidad mórbida, se estima que se da en el 2 y el 3 por ciento de la población aunque, si se consideran a todas las personas con obesidad que presentan un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 35, las tasas son de entre el 7 y el 10 por ciento, con una mayor representatividad en Extremadura, Andalucía, Albacete, Murcia, Galicia y Canarias.

“Debemos tener en cuenta que la obesidad mórbida, por sí misma, ya comporta una reducción manifiesta de la calidad de vida y entre 5-12 años menos de expectativa de vida (dependiendo de la edad de inicio de la obesidad mórbida), debido a las frecuentes complicaciones asociadas que acarrea”, ha comentado el coordinador del Grupo para el estudio de la Obesidad de la SEEN, Albert Lecube.

Los pacientes obesos españoles presentaron, en el “test” de calidad de vida que se les realizó, una puntuación peor en cuanto a condiciones físicas -41,8 puntos sobre 100- que sus homólogos estadounidenses -50,5 sobre 100-. Además, en una comparativa extrapolable al parámetro relativo a la vida sexual los españoles también puntuaron peor, 56,8 frente al 63,2 de los pacientes obesos de Estados Unidos.

“Una posible explicación de porqué los pacientes obesos españoles presentaron una puntuación peor que los pacientes obesos americanos en los parámetros relacionados con la calidad de vida, podría atribuirse a que la epidemia de obesidad ha llegado más tarde en los países europeos y la población todavía no está adaptada a esta nueva situación y tampoco dispone de medios apropiados para enfrentarse a los “hándicaps” que supone la obesidad”, ha explicado Caixás.

Las mujeres obesas tienen una autoestima más baja que los hombres obesos

No obstante, los expertos no han encontrado diferencias en los niveles de autoestima presentados por ambos grupos de pacientes obesos, aunque sí por género, ya que las mujeres obesas tanto españolas como americanas) presentaron peor puntuación que los varones obesos de ambos países.

En este sentido, el estudio ha mostrado que las mujeres obesas americanas tienen además una peor calidad de vida sexual que el grupo masculino, datos que no se evidenciaron en el caso de las mujeres obesas españolas.

En cuanto a la relación existente entre el índice de masa corporal (IMC) y la calidad de vida, el estudio ha demostrado que ambos parámetros están estrechamente ligados. En este sentido, en el caso de participantes españoles en el estudio, por cada punto que aumentaba el IMC, disminuía un 1,95 la puntuación de la percepción de buena calidad de vida, mientras que en el caso de los norteamericanos por cada punto que aumentaba el IMC, disminuía su puntación en la encuesta en un 1,49. En el caso de las mujeres, y partiendo de los mismos IMC que los varones, sus índices de percepción de pérdida de calidad de vida eran mayores.

Por último, la investigación ha revelado también que en la población española existe un riesgo multiplicado por tres de padecer depresión, ansiedad, trastorno bipolar o esquizofrenia en el caso de los pacientes obesos, frente a los no obesos.

De hecho, los datos han mostrado que más del 10 por ciento de los pacientes obesos presenta un trastorno de la alimentación que, como norma general, se trata de bulimia o trastorno por atracón.

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Beber un refresco azucarado al día aumenta hasta un 22% el riesgo de diabetes

El consumo diario de 336 mililitros de refresco azucarado, lo que equivale a aproximadamente una lata, aumenta hasta un 22 por ciento el riesgo de padecer diabetes tipo 2, según los resultados de un estudio europeo en el que ha participado el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn).

El trabajo, publicado en la revista Diabetology, ha permitido constatar la relación directamente proporcional entre el consumo de refrescos azucarados y el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Para ello, se analizó el consumo de zumos, refrescos azucarados y refrescos edulcorados artificialmente en 350.000 personas de ocho países europeos, atendiendo a diferentes variables como consumo de alcohol, nivel educativo, nivel de actividad física y consumo de tabaco.

“Si alguien consideraba que un vaso o una lata al día era poco, estaba equivocado, el consumo ha de ser prácticamente excepcional”, ha indicado la doctora Dora Romaguera, participante en el estudio.

No obstante, aunque se observó un incremento del riesgo de diabetes en quienes consumían al menos una lata de refrescos al día, el estudio muestra como el porcentaje de riesgo podría descender ligeramente, hasta un 18 por ciento, en función del resto de calorías ingeridas y del índice de masa corporal (IMC).

En cuanto al zumo o néctar de frutas, no se registraron casos de una mayor incidencia de diabetes entre sus consumidores. No obstante, advierten los expertos, no se ha hecho distinción entre naturales y procesados, por lo que “sería necesario un estudio más específico en el que se diferenciara el consumo de ambos tipos y obtener resultados más exhaustivos”.

Aunque éste es el primer gran estudio europeo que analiza este riesgo, en Estados Unidos ya se habían realizado otros similares en los que se detectó un aumento del 25 por ciento en el riesgo de padecer diabetes tipo 2 por cada bebida azucarada ingerida diariamente.

“El aumento del riesgo es similar al encontrado ahora”, ha reconocido Romaguera, que precisa que “dado que las personas consumen cada vez más bebidas azucaradas en Europa, es necesario lanzar mensajes claros sobre sus efectos perjudiciales”.

Las beben más los hombres, fumadores y amantes de carnes rojas

El estudio muestra, además, que el consumo de bebidas azucaradas es mayor en los países del norte de Europa que en el sur; mientras que el perfil mayoritario es el de hombres físicamente activos, de bajo nivel educativo, fumadores y con una mayor circunferencia de cintura, con una alimentación relativamente pobre en fruta y verduras y rica en carnes rojas y procesadas.

En cambio, el perfil de consumidor de zumo o néctar tiende a ser una mujer joven, físicamente activa, exfumadora y con un mayor nivel educativo. En general -apuntan los autores del estudio- las personas asiduas a estas bebidas tienen un IMC y una circunferencia de cintura menor.

Por último, los usuarios que optaron por bebidas edulcoradas cuentan con probabilidades más altas de padecer enfermedades crónicas o poseen antecedentes familiares de diabetes, y tanto su IMC como su circunferencia de cintura son mayores que en otros casos.

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Más de la mitad de las personas con diabetes tipo 2 tiene obesidad y más del 80% padece hipertensión arterial

Más de la mitad de las personas con diabetes tipo 2 tiene obesidad y más del 80 por ciento padece hipertensión arterial, según han puesto de manifiesto un grupo de expertos reunidos en el 54 Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que se está celebrando estos días en Granada y en el que se ha presentado el estudio di@betes.

En España, según el doctor Martín López de la Torre, coordinador del Grupo de Diabetes de la SEEN, el estudio di@betes ha demostrado recientemente que la diabetes es más frecuente de lo que se pensaba, “con una prevalencia general del 13,8 por ciento de la población mayor de 18 años, siendo desconocida para un 6 por ciento de la población, que asumen un riesgo sin ser conscientes de ello”.

Este mismo estudio ha detectado también que la asociación con obesidad “acontece en más de la mitad de los pacientes y con hipertensión arterial en más del 80 por ciento”. Por ello, ha apostado no sólo por un adecuado control de la diabetes, sino también el control de la obesidad y de otros factores de riesgo cardiovascular.

“Se considera que casi la mitad de los pacientes no tienen controladas sus glucemias, la mayoría de los diabéticos tipo 2 siguen siendo obesos, muchos mantienen su hábito tabáquico, no cambian sus hábitos de vida hacia una dieta adecuada y aumento del ejercicio físico, y que apenas la mitad de ellos mantienen niveles de presión arterial y de lípidos en sangre adecuados”, ha argumentado.

Este experto ha indicado que los datos revelan que el 60 por ciento de estos pacientes no alcanza un control óptimo de la enfermedad. “Es decir, en el caso de la diabetes tipo 2, de los 246 millones de personas que la padecen en todo el mundo, en torno a 150 millones tienen un nivel de glucosa en sangre superior al objetivo”, ha agregado el Dr. Javier Salvador, presidente de SEEN, quien ha advertido también que “hasta el 40 por ciento de los años de vida perdidos en personas con diabetes son a consecuencia de los hábitos de vida no saludables causantes de trastornos que merman la salud”.

Respecto al control que aportan los últimos avances terapéuticos en la diabetes tipo 2, el Dr. Pedro Mezquita, coordinador del grupo de trabajo de diabetes mellitus de la SEEN, ha detallado dos nuevas vías de tratamiento en la diabetes tipo 2 “principalmente los tratamientos derivados del sistema incretina y los fármacos glucosúricos”.

“Ambos permiten intensificar el control metabólico, ayudando al paciente a conseguir el objetivo marcado”. Respecto a las diferencias con tratamientos anteriores, el Dr. Mezquita afirma sobre los agonistas del receptor GLP-1 que “su riesgo de hipoglucemia, o bajada brusca de glucosa en sangre es muy bajo y que inducen pérdida ponderal de peso y mejoran otros aspectos, como la tensión arterial o los lípidos sanguíneos”.

Diabetes y cáncer

Tanto la diabetes como el cáncer son enfermedades muy frecuentes y ambas están influenciadas por múltiples factores, unos genéticos y otros ambientales, estos últimos actuando durante años, por lo que es difícil estudiar de forma aislada sus relaciones y concretar en qué situaciones esta relación es significativa. “Las hipótesis que se centran en la diabetes como causa del aumento de ciertos tipos de cáncer consideran varios aspectos”, ha añadido el Dr. López de la Torre.

“Por un lado, el aumento de los niveles plasmáticos de insulina (hiperinsulinemia) que acontece desde años antes de ser diabéticos y en los primeros estadios de la diabetes tipo 2. Por otro, la insulina y péptidos similares estimularían procesos metabólicos y proliferativos celulares que finalmente colaborarían al desarrollo del cáncer”.

Otras hipótesis atribuyen la predisposición a los niveles elevados de glucosa durante años y otras al mayor grado de inflamación del paciente diabético. Según el Dr. López de la Torre, “muchos de estos aspectos son compartidos con la obesidad, lo que hace difícil separar ambas condiciones como origen del problema. De hecho, aunque muchos de los estudios del cáncer no catalogan a los pacientes como tipo 1 o tipo 2, la mayoría afectarán a este último tipo, donde comparte más edad con mayor grado de obesidad”.

En cualquier caso, el largo periodo necesario para el desarrollo y manifestación de un proceso cancerígeno, durante el cual actúan otros factores, hace especialmente difícil encontrar una relación directa de la mayoría de ellos.

El 30% de la población infantil padece sobrepeso u obesidad

El exceso de peso entre la población infantil sigue siendo una problemática de primer orden y afecta a un 28,3% del alumnado evaluado en los municipios participantes en el Programa Thao durante el curso académico 2011-2012. Así lo demuestran los datos presentados por la Fundación Thao que analizan una muestra de 20.588 niños y niñas de entre 3 y 12 años. Según Rafael Casas, director científico de la Fundación Thao, “la situación actual nos hace ver que la suma de esfuerzos es muy importante y que tenemos que seguir trabajando para conseguir nuestro objetivo. Nos estamos dando cuenta, con los datos en la mano, que las prevalencias de obesidad son muy altas y que queda mucho trabajo por hacer”.

Los datos del estudio transversal realizado durante el curso 2011-2012 siguen mostrando una situación alarmante en cuanto a la obesidad y el sobrepeso en las edades más tempranas. Más de uno de cada cinco niños y niñas de entre 3 y 5 años sufre exceso de peso, lo que se concreta en una prevalencia de la obesidad del 5,7% y del sobrepeso del 16,2%. Además, si analizamos los datos en conjunto, con niños y niñas de 3 a 12 años, los porcentajes se elevan hasta el 21,2% en sobrepeso y hasta 7,1% en obesidad.

En palabras del presidente de la Fundación Thao, Henri García: “Nos preocupa enormemente la elevada prevalencia entre los niños de menor edad. Para poder generar un cambio real en esta gran problemática, necesitamos una estrategia efectiva dirigida no sólo al fomento de la alimentación saludable y la actividad física, sino también actuando sobre factores psicológicos y sociales. Todos estos elementos son indispensables para resolver lo que ya se ha convertido en uno de los mayores retos para la salud pública de nuestro tiempo”.

Es por esto que la Fundación Thao ha creado un modelo innovador de intervención. Se trata de los Talleres Thao-Pequeña Infancia dirigidos a los padres/madres de niños de 0-3 años y a profesionales de la pequeña infancia. Estos talleres están pensados para abordar la neofobia alimentaria, los procesos innatos de autorregulación energética y el vínculo afectivo. De forma complementaria, la Fundación Thao ha estado trabajando en la franja de 0-3 años mediante las temporadas temáticas con diversos materiales educativos.

El actual contexto de crisis puede deteriorar los hábitos saludables entre los colectivos más desfavorecidos y hacer más difícil el seguimiento de una dieta variada y equilibrada. En vistas de esta realidad social, la Fundación Thao ha decidido trabajar en red con entidades con la cuales crear sinergias y colaboraciones para llegar a todas aquellas familias que requieran su apoyo. Una de las alianzas más recientes es su colaboración con Cruz Roja de Cataluña, con la cual está trabajando en proyectos dirigidos especialmente a estos sectores en mayor riesgo de vulnerabilidad y exclusión social, y teniendo un especial cuidado hacia el colectivo de la infancia, ampliando así las acciones del programa Thao que van dirigidas a toda la población.

El Programa Thao contribuye a mantener la obesidad a raya

Si bien el estudio transversal permite hacer una fotografía fija de la situación en cuanto al exceso de peso de los niños españoles cada año, la Fundación Thao también ha elaborado un estudio longitudinal con un colectivo de 6.697 niños y niñas de 10 municipios españoles que implementan el Programa Thao (Aranjuez, San Juan de Aznalfarache, Villanueva de la Cañada, Sant Carles de la Ràpita, Castelldefels, Alcázar de San Juan, Balaguer, Montgat, Monzón y Utrillas). Esta es la muestra más relevante en España hecha en un estudio de este tipo.

Este estudio longitudinal refleja que, después de cuatro años en los cuales se ha hecho un seguimiento de los mismos niños y niñas que participan en el Programa Thao, el incremento en sobrepeso y obesidad ha sido de tan solo algunas décimas porcentuales. La obesidad ha aumentado 0,1%, el sobrepeso un 0,9%, y el total de exceso de peso (sobrepeso+obesidad) tan solo un 1% de manera que podemos considerado que se ha frenado la tendencia al alza.

Según los últimos datos de la OMS, la prevalencia de la obesidad en el mundo se ha doblado en los últimos 30 años y se estima que el crecimiento siga siendo progresivo en el porcentaje de afectados por el exceso de peso. Aunque no se puede afirmar que el estancamiento mostrado por el estudio de la Fundación Thao se pueda atribuir directamente a la implementación del Programa Thao -ya que no hay datos comparativos con municipios de control que no estén implementando el Programa-, se trabaja sobre la hipótesis que el Programa actúa como freno de la tendencia al alza.

Según Rafael Casas, director científico de la Fundación Thao, “consideramos positivo el hecho que en los municipios analizados se haya notado un estancamiento en los datos de prevalencia, ya que este era el objetivo que nos marca la Organización Mundial de la Salud: frenar la progresión de esta epidemia”.

Desde la Fundación no tienen ninguna duda de la incidencia del Programa Thao en la estabilización de los datos de exceso de peso infantil aunque, como afirma el responsable del área de evaluación e investigación de la Fundación Thao, Santi Gómez, “todavía no disponemos de un estudio que nos permita cuantificar nuestro grado de influencia en este cambio de tendencia. Para solucionarlo, y gracias a una Beca FIS del Ministerio de Economía y Competitividad y al IMIM-Instituto del Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, estamos realizando un nuevo estudio de tres años de duración que nos permitirá comparar las diferencias en la evolución del exceso de peso infantil, y otras variables entre dos municipios (Terrassa y Sant Boi de Llobregat) donde Thao implementa su Programa y dos municipios de control (Molins de Rei y Gavà)”.

Este nuevo estudio permitirá tener, a partir del año que viene, datos científicos que medirán el impacto del Programa Thao. Para conseguirlo, la Fundación Thao ha creado una nueva herramienta online de evaluación que facilita el proceso de registro y recogida de datos de los cuestionarios sobre hábitos de alimentación y sedentarismo, así como otras variables psicológicas y sociales.

Gómez asegura que “mediante la nueva herramienta online facilitamos enormemente la tarea de recogida y procesamiento de datos. Además, la incorporación de nuevas variables y preguntas nos permitirá conocer con mucho más detalle las pautas y el nivel de actividad física de los niños y la cantidad de su dieta, pero también podremos profundizar más sobre su vínculo psicológico con la comida o el nivel socioeconómico de su familia. Sin olvidar que en un futuro esta herramienta online podrá ser utilizada por la comunidad científica”.

Por primera vez, también se incluyen cuestionarios para los padres y madres con preguntas que permiten valorar la cualidad de la dieta de las familias o el nivel de actividad física, así como el nivel socioeconómico.

Desayunar cereales ayuda a reducir el índice de masa corporal de los niños

Investigaciones previas ya habían relacionado la importancia del desayuno con el mantenimiento en el tiempo de un buen índice de masa corporal (IMC) pero este nuevo estudio, elaborado por la publicación regional Dairy MAX, de Texas, se centró en el papel concreto de los cereales en el peso y la alimentación de los niños, sobre todo en quienes tienen bajos ingresos.

Para ello, se hizo un seguimiento a 625 niños de San Antonio desde el cuarto al sexto curso, a quienes cada año se les pidió que recordaran lo que habían comido los tres días anteriores y se les calculó su IMC.

Mientras que el 64 por ciento de los estudiantes de cuarto grado dijo que había desayunado todos los días, cuando llegaron a sexto curso lo hacían el 42 por ciento.

Con datos de tres días al año durante tres años consecutivos, los investigadores contaban con nueve días para analizar el desayuno de cada niño. De este modo, se observó que los niños que comían cereales 4 de los 9 días tendían a estar en el percentil 95 del IMC, que se considera sobrepeso, en comparación con los niños que comían cereales los nueve días, cuyas medidas estaban en el percentil 65, en el rango de peso saludable.

Además, el 32 por ciento de los estudiantes de cuarto grado no se comían todo su desayuno y el 25 por ciento comían otros alimentos además de los cereales. En estos casos, huevos revueltos, pan de molde, salchichas o tortillas eran los alimentos más frecuentes.

El estudio también sirvió para constatar que los niños que comían más cereales tenían más vitamina D, B-3, B-12, riboflavina, calcio, hierro, zinc y potasio en su dieta. Asimismo, también tenían más calorías, grasa, fibra y azúcar.

Una de las autoras del estudio, Lana Frantzen, ha reconocido que el cereal “es una opción excelente para el desayuno, muy sencilla de hacer, y que aporta los nutrientes esenciales que necesitan los niños”.

Confirmada en ratas la relación entre el estrés prenatal y la obesidad

El entorno intrauterino desempeña un importante papel en la salud de la descendencia. Ahora, expertos de la Universidad de Navarra afirman que el estrés de la madre -debido a causas socioeconómicas o psicosociales- se asocia con el desarrollo de patologías relacionadas con la obesidad.

“La creciente prevalencia de la obesidad no puede ser atribuible únicamente a factores genéticos o a una mala nutrición, sino también al estilo de vida y a factores ambientales adversos”, explica a SINC Javier Campión, investigador principal del nuevo estudio. “Dichos factores ambientales podrían impactar sobre los mecanismos epigenéticos, responsables del control de los genes más allá del código genético”.

Para los autores, el ritmo acelerado que caracteriza a la sociedad produce una elevación de la tasa de estrés en la población y este aumento, paralelo a las tasas de obesidad, hace necesario el análisis de la interacción entre estos dos factores, que no sólo afectan a la edad adulta.

El objetivo del trabajo, publicado en la revista Stress, fue determinar en ratas adultas el efecto de un estrés crónico moderado durante la última semana del desarrollo embrionario en los cambios fenotípicos, bioquímicos y hormonales.

Así, los investigadores estudiaron dos grupos de ratas, con y sin estrés, y examinaron en su descendencia las alteraciones de la expresión de genes relacionados con la obesidad y el metabolismo de los glucocorticoides en el tejido adiposo blanco.

“La conclusión general que obtuvimos fue que una situación adversa durante el desarrollo intrauterino podría llevar a que los animales debido a la ingesta de una dieta hipercalórica tuviesen un mayor aumento de grasa corporal y alteraciones bioquímicas, hormonales y genéticas”, subraya Campión.

Además, los autores insisten en que estos cambios en la edad adulta inducidos por la ingesta de una dieta rica en grasa y azúcares provocan obesidad y otros trastornos asociados, como resistencia insulínica -cuyo resultado es el desarrollo de diabetes tipo 2-.

Embarazos en el siglo XXI

“Hoy en día muchas mujeres siguen con su vida frenética durante el embarazo hasta casi dar a luz, sin percatarse del estrés que puede estar sufriendo”, apunta el investigador.

Los expertos alegan que el estrés -que durante la vida normal de una mujer puede que no le afecte a la salud- podría estar alterando el desarrollo del bebé y predisponiendo al desarrollo de patologías en la edad adulta, debido posiblemente a modificaciones epigenéticas. Los problemas relacionados con la obesidad son responsables cada año de más de 2,8 millones de muertes en todo el mundo.

“Una vida saludable durante el embarazo no consiste únicamente en una buena alimentación, en un buen aporte de vitaminas y minerales, sino también en tener una vida tranquila, sin estrés”, concluye Campión.

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Distintos tipos de grasa corporal

La obesidad es un exceso de grasa corporal que se encuentra asociado en muchas ocasiones al desarrollo de patologías metabólicas o de otras patologías.

Es bien conocido que en el organismo se han identificado dos tipos de tejido adiposo, el blanco y el pardo. Ambos son diferentes, no solamente por el color que les da nombre, sino que tienen profundas diferencias morfológicas, genéticas y funcionales, e incluso su origen es diferente.

El tejido adiposo blanco se encuentra situado en depósitos subcutáneos o viscerales, y la grasa parda se localiza fundamentalmente en la región axilar y cervical.

Diferencias morfológicas

La morfología es diferente. Los adipocitos blancos son más grandes pero sobre todo hay una diferencia morfológica importante, que es que los blancos tienen un gran gota lipídica que ocupa casi todo el citoplasma, son uniloculares; en cambio los pardos son multiloculares, están compuestos por pequeñas gotitas de grasa en su interior. Hay diferencias en cuanto a la irrigación, el pardo tiene mayor irrigación que el blanco. Y sobre todo tienen una gran diferencia en el número de mitocondrias, la grasa parda tienen un alto contenido en mitocondrias y eso junto a la mayor vascularización son los responsables de este color pardo.

Actualmente se ha visto que existen algunos depósitos, sobre todo en los blancos, en los que se ha identificado infiltración por adipocitos similares a los pardos, por tanto ha crecido el concepto de el órgano adiposo.

Diferencias funcionales

La función de estos dos tipos de tejido es diferente, el blanco es fundamentalmente un órgano de almacenamiento de energía, en forma de triglicéridos, y también es el lugar de reserva energética desde el cual se libera la energía cuando estamos en periodo de balance energético negativo.

Y desde hace unos 20 años sabemos también que el tejido adiposo blanco es un importante órgano secretor de moléculas implicadas en la regulación de múltiples funciones, por ejemplo hormonas implicadas en la regulación del apetito y del balance energético como la leptina, u hormonas implicadas en la regulación de la sensibilidad a la insulina como la adiponectina, citoquinas inflamatorias, etc. Es decir, es un órgano muy importante que mediante la secreción de estas moléculas regula funciones de otros órganos o tejidos del organismo. No es un mero reservorio energético.

El tejido adiposo pardo también tiene capacidad para acumular grasa, pero su principal función es la termogénesis. Tiene capacidad para disipar la energía en forma de calor gracias a la existencia en sus mitocondrias de una proteína llamada UCP-1, que es una proteína desacoplante y lo que hace es disipar la energía en forma de calor. Por tanto los adipocitos pardos producen calor y por ello ayudan a contrarrestar la hipotermia y la obesidad, y pueden tener efectos beneficiosos para facilitar la disipación de energía en situaciones de obesidad y diabetes.

Algunos interrogantes: personas obesas pero metabólicamente sanas

Nos podemos hacer las siguientes preguntas: ¿están contribuyendo los genes y el secretoma (las proteínas secretadas por el tejido adiposo) a la susceptibilidad o resistencia a la obesidad que tenga la persona? La respuesta es que sí. Las personas que no producen leptina son obesas y las que tienen bajos niveles de adiponectina tienen una mayor insulinorresistencia.

Otra cuestión importante es que hay personas obesas que metabólicamente son sanas a pesar de que tienen una gran cantidad de tejido adiposo. Y también hay personas con peso normal que metabólicamente son obesas. ¿Qué es lo que contribuye a estas diferencias? ¿Puede tener algo que ver el tejido adiposo? Probablemente sí.

Actualmente se habla de que hay tejidos adiposos favorables o desfavorables, genotipos o fenotipos de tejido adiposo favorables o desfavorables. También se habla de que puede ser por la distinta capacidad de expansión del tejido adiposo entre unas personas y otras. Por tanto es importante a la hora de la nutrición personalizada en un futuro tener en cuenta estos factores.

Plasticidad del tejido adiposo. Adipocito beige

En experimentos en roedores hace años se vio como cuando se exponía a un animal delgado a la aclimatación al frío (exposición crónica al frío) su grasa blanca se convertía en una grasa más similar a la parda, porque el organismo de ese animal para aclimatarse al frío necesita generar energía, calor.

Por el contrario, cuando un animal se sometía a una dieta obesogénica durante un periodo largo lo que hacía era acumular el exceso de energía en los depósitos blancos, pero también se observaba una mayor conversión de adipocitos tipo blanco en los depósitos que inicialmente eran pardos, con lo cual parece que el tejido pardo se adapta para almacenar el exceso de energía.

Esto llevó a plantear la posibilidad de que existiera una capacidad de transdiferenciación de los adipocitos. ¿Puede haber células precursoras de los adipocitos blancos que dependiendo del estímulo al que se le someta se puedan trasformar en adipocitos pardos? Esto es lo que se piensa que puede estar ocurriendo, que en los depósitos blancos dependiendo del estímulo se conviertan en adipocitos similares a los pardos. Aparece el concepto de adipocitos beige (o brite, que significa brown in white), que son adipocitos similares a los pardos que están infiltrados al tejido adiposo blanco y que tienen, por tanto, propiedades termogénicas.

En un estudio reciente que apareció en la revista Cell se dice que los adipocitos beige son termogénicos y que se han identificado no sólo en roedores sino también en humanos. Los neonatos tienen una cantidad importante de grasa parda que les sirve para poder aclimatarse a la temperatura externa, después va disminuyendo el contenido de grasa parda (en la pubertad todavía hay actividad de la grasa parda) y en los adultos apenas hay grasa parda, sólo en la zona clavicular y rodeando a venas del cuello.

Por otros estudios también se sabe que el origen de ambas grasas es diferente. La grasa parda procede de unas células progenitoras de las que proceden las células musculares, en cambio la grasa blanca y beige procede de otras células progenitoras diferentes.

Perspectivas futuras

Se ha visto en roedores que estimular la conversión de la grasa blanca a adipocitos metabólicamente más activos, beige, que son termogénicos, puede ser una estrategia prometedora para el tratamiento de la obesidad y de sus complicaciones asociadas. Pero para ello es necesario entender los factores implicados en la formación y activación de la grasa beige y también identificar fármacos, nutrientes, compuesto bioactivos, etc., que sean capaces de activar este proceso en humanos.

Hoy sabemos que la exposición al frío, la activación beta-adrenérgica y los agonistas de PPAR gamma son capaces de inducir, al menos en roedores, esta transformación de adipocitos blancos en beige.

Y recientemente se ha identificado una hormona que libera el tejido muscular cuando se hace ejercicio, se llama irisina, que actúa sobre la grasa blanca facilitando la formación de adipocitos beige. Nos queda por saber si algunos nutrientes o compuesto bioactivos de los alimentos son también capaces de facilitar este proceso.

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Problemática en obesidad infantil

En un estudio del año 2012 se calculó la prevalencia en España para las distintas comunidades autónomas, por ejemplo en el País Vasco hay un 6% de obesidad y 16% de sobrepeso. Los datos son inferiores a los elevados del Sur y Este de España. En general al prevalencia de obesidad es entre 5-7 % en las regiones del Norte (incluida Madrid) y va creciendo en función del gradiente Norte-Sur.

La obesidad en general, como sabemos, es un gran problema de salud, ya que hay una tendencia en la sociedad a ir creciendo, como ha sucedido en EEUU. Además la obesidad infantil condiciona la morbilidad asociada a la edad adulta e incluso en algunos casos baja la expectativa de vida. Los niños obesos van a tener diabetes tipo II y sus expectativa de vida será menor que la de sus padres y abuelos.

La obesidad es el exceso de ingesta o el fracaso en el gasto energético (gastamos poco). En definitiva consumimos mucha más energía de la que gastamos.

Características de la dieta infantil

En la dieta de los niños y adolescentes encontramos excesos y carencias. Los excesos son en consumo de quesos grasos, carnes rojas y embutidos, frituras, pastelería, productos ricos en grasas animales y saturadas, y refrescos. Y en cambio hay carencias en pescados, legumbres, verduras y hortalizas, frutas frescas y cereales integrales. Todo esto también es extensible a los mayores porque los pequeños reflejan los hábitos de los mayores.

Tendríamos que mejorar limitando la comida basura, disminuyendo el tiempo dedicado a la televisión y a las pantallas, disminuyendo las raciones…

La mejor edad para crear hábitos correctos nutricionales es entre 6-9 años, en los mayores es más difícil cambiar los hábitos nutricionales.

La obesidad es poligénica y multifactorial

Las recomendaciones dietéticas dependen de razones culturales, zona geográfica, costumbres gastronómicas, condiciones socioeconómicas, pero también hay que hacer caso a la genética. Hay enfermedades monogénicas, sólo hay un gen alterado, y si damos la proteína que codifica ese gen el paciente mejora. En alimentación las cosas no son tan fáciles, en la obesidad hay miles de genes implicados, sobre todo hay muchos genes que regulan la ingesta. Es decir, la obesidad es poligénica y multifactorial.

En el futuro tal vez tengamos información sobre qué tipo de comida según los genes es mejor para cada uno, pero por ahora tenemos que ir poco a poco en función de la evidencia científica. Y lo más fácil es reconocer qué variantes genéticas se asocian con algún factor de riesgo, por ejemplo el colesterol elevado, la mayor acumulación de grasa corporal, etc.

Estudio EVASYON

Es un estudio de intervención en adolescentes obesos realizado en 5 ciudades de España. En este estudio se desarrolla, aplica y evalúa la eficacia de un programa terapéutico para adolecentes con sobrepeso y obesidad utilizando una aproximación integral que incluye educación nutricional y actividad física. Está desarrollado por equipos multidisciplinares en los que intervienen psicólogos, psiquiatras, dietistas, especialistas en ejercicio físico y pediatras.

El programa consistía en una restricción calórica con una dieta equilibrada. Las 10 primeras semanas el programa era intensivo, la dieta era cerrada y a partir de esa semana el adolescente podía elegir algunos elementos. Y se acompañaba de un programa de educación física pautado con visitas semanales, con juegos recreativos en común y se medía si había mejorado su fuerza física, su capacidad de resistencia, etc. También tenían ayuda psicológica. Y el seguimiento ha durado un año.

Eran unos 200 adolescentes y examinando en las células blancas de la sangre el ADN genómico (también se puede extraer de la saliva o por raspado bucal) se les han medido una serie de variantes genéticas, algunas relacionadas con el apetito, o con el tejido adiposo. Se estudiaron 9 variantes genéticas construyendo un score. Por ejemplo para una variante genética tan importante como en el gen FTO pueden tener un alelo A (alanina) o T (timina). Al sumar todas las variantes había individuos que tenían entre 6 -13 (el máximo número era 18, dos copias por cada una de las 9 variantes).

Lo que hemos visto es que en la pérdida de peso el cambio en el peso seguía una cierta tendencia, de manera que los individuos que tenían un score genético más alto perdían más peso porque partían, en parte, de mayor peso. Algo similar se ve en el porcentaje de masa grasa. Para los niños y adolescentes que están creciendo, el IMC no sirve, sino que se calcula el IMC según su edad, esto es la desviación estándar del IMC.

En resumen, lo más interesante es que hemos establecido una diferencia según si las personas tenían un score genético bajo (menos de 9) o alto (por encima de 9) y hemos visto la asociación que existía entre tener ese score genético con los parámetros bioquímicos después de la pérdida de peso. Los resultados muestran que en los que tienen baja carga genética de obesidad casi todas las medidas bioquímicas son más favorables: tienen mayor cambio en la leptina, en la glucosa, en el colesterol y en las apolipoproteínas. A igualdad de pérdida de peso los parámetros bioquímicos son más favorables cuando tiene una carga genética baja.

En cambio si tienes una carga genética alta la pérdida de peso no es tan favorable. Es decir, se ve que la pérdida de peso no es igual para todo el mundo, sino que si tienes una carga genética alta los beneficios de la pérdida de peso se van a disfrutar menos.

La importancia del estilo de vida saludable

Para terminar decir que en la obesidad y en los programas de pérdida de peso tendremos que tener en cuenta las variantes genéticas, las marcas epigenéticas y, por supuesto, los factores del estilo de vida.

En la literatura estamos viendo como se estudian cada vez mejor las interacciones entre las variantes genéticas y, por ejemplo, el ejercicio físico. En un trabajo reciente con más de 250.000 sujetos se ve que la actividad física es buena para prevenir la obesidad independientemente de la variante genética que se tenga. Éste es un mensaje interesante: las variantes genéticas pueden ser desfavorables pero casi siempre un estilo de vida saludable va a beneficiar.

Atribuyen 180.000 muertes en el mundo al abuso de bebidas azucaradas

Bebidas azucaradas gaseosas, deportivas y jugos de fruta pueden estar asociadas con alrededor de 180.000 muertes en todo el mundo cada año, según un estudio presentado en las sesiones científicas de 2013 sobre Epidemiología, Prevención/Nutrición, Actividad Física y Metabolismo de la Asociación Americana del Corazón.

Las bebidas azucaradas son consumidas en todo el mundo y contribuyen al exceso de peso, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Con datos recopilados en 2010 para el Estudio de la Carga Global de las Enfermedades, los investigadores vincularon el consumo de bebidas endulzadas con azúcar a 133.000 muertes por diabetes, 44.000 muertes por enfermedades cardiovasculares y 6.000 muertes por cáncer.

El 78 por ciento de estos fallecimientos que se debieron a un exceso de consumo de bebidas azucaradas fueron en los países de bajos y medianos ingresos, en lugar de países de altos ingresos. “En Estados Unidos, nuestra investigación muestra que alrededor de 25.000 muertes en 2010 estaban relacionadas con el consumo bebidas azucaradas”, dijo Gitanjali M. Singh, coautor del estudio e investigador postdoctoral en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en Boston, Massachusets (Estados Unidos).

Los investigadores calcularon las cantidades de ingesta de bebidas endulzadas con azúcar en todo el mundo, por edad y sexo, los efectos de este consumo sobre la obesidad y la diabetes, y el impacto de la obesidad y las muertes relacionadas con la diabetes. De nueve regiones del mundo, América Latina/Caribe tenía la mayoría de las muertes por diabetes (38.000) relacionados con el consumo de bebidas endulzadas con azúcar en 2010.

Por su parte, la zona del Este/Eurasia Central registró el mayor número de muertes cardiovasculares (11.000) relacionadas con el consumo de bebidas azucaradas en 2010 y entre los 15 países más poblados del mundo, México, uno de los de mayor ingesta per cápita de bebidas azucaradas en el mundo, tuvo el mayor índice de mortalidad debido al consumo de estos líquidos, con 318 muertes por cada millón de adultos vinculados al azúcar de bebidas endulzadas.

Japón, uno de los países con menor consumo per cápita de bebidas azucaradas, tuvo la tasa más baja de mortalidad asociada con la ingesta de bebidas azucaradas, en alrededor de 10 muertes por cada millón de adultos.

“Al basarnos en las muertes por enfermedades crónicas, nuestro estudio se centró en los adultos. Las investigaciones futuras deberían evaluar la cantidad de consumo de bebidas azucaradas en los niños de todo el mundo y cómo esto afecta a su salud actual y futura”, señaló Singh.

La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos consuman no más de 450 calorías por semana de bebidas azucaradas en una dieta de 2.000 calorías.