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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

Canarias a la cabeza en índice de obesidad infantojuvenil

Algunas de las causas de que el archipiélago canario haya llegado a estas cotas las encuentran los expertos en el turismo y la migración del ámbito rural a las grandes ciudades, que “han influido notablemente en la transición nutricional que ha experimentado Canarias en los últimos años”. A su juicio, estos hechos “han disparado las cifras de obesidad en el Canarias”.

Y es que, pese a que estos factores han ayudado a mejorar la situación económica de la población, también han originado un cambio en los hábitos alimenticios de sus habitantes, “sustituyendo la comida tradicional por una alimentación rica en grasas”, sostienen.

Diversos estudios han planteado la problemática de esta comunidad, como Enkind, que fue realizado entre población española de entre 2 y 24 años entre el año 1998 y el 2000. Éste establecía una prevalencia total entre obesidad y sobrepeso de un 32,8 por ciento en Canarias, siendo el de la obesidad del 18 por ciento y el del sobrepeso de un 14,8 por ciento.

Por su parte, las encuestas de salud de 2006 y 2009 cifraron esta prevalencia en población de 2 a 17 años del archipiélago canario en entre un 29 por ciento y un 38 por ciento en varones, y entre un 33 por ciento y un 39 por ciento en mujeres; algo similar a lo que evidenció el estudio Enrica entre 2008 y 2010. En éste, se observó una prevalencia de obesidad de entre un 22,9 por ciento y un 36 por ciento en adultos.

Al año siguiente, el Estudio Nacional Aladino, realizado sobre 7.923 niñas y niños de entre 6 y 9 años evidenció que un 21,2 por ciento de obesidad y 28,4 por ciento de sobrepeso en Canarias. Datos refrendados por la Encuesta de Salud, que añade que “en Canarias existe una prevalencia de obesidad mucho más acusada en mujeres que en varones en comparación con la existente a nivel nacional”.

Esta enfermedad conlleva riesgo cardiovascular

La obesidad es una enfermedad que “tiene importantes repercusiones sobre la salud, tanto a corto como a largo plazo”, ya que mantiene una “estrecha relación” con factores de riesgo cardiovascular, sostienen desde SEEDO. Y es que “tres de cada diez fallecimientos en Canarias se producen a causa de alguna enfermedad cardiovascular”.

Para intentar paliar estas cifras, la Consejería de Sanidad de esta comunidad, a través de la Dirección General de Salud Pública, puso en marcha en 2005 el Proyecto DELTA de educación nutricional, y participó en el Programa PERSEO. Ambos estaban orientados “a fomentar la alimentación saludable y la actividad física desde los primeros años de vida”, indican.

Además, el Gobierno canario activó una estrategia global para frenar el exceso de peso entre la población. Ésta contempló el Programa de Intervención para la Prevención de la Obesidad Infantil, (PIPO), y el Protocolo de Abordaje de la Obesidad Infantil y Juvenil“.

El primero es una guía pediátrica de alimentación con pautas nutricionales y de actividad física hasta los 18 años y otra de menús saludables desde los 4 hasta los 18 años. De esta manera, PIPO “pretende ser una herramienta de información sobre alimentación saludable a la vez de servir para la intervención precoz de los problemas de sobrepeso y obesidad”, subrayan.

En cuanto al Protocolo de Abordaje de la Obesidad Infantil y Juvenil, éste “busca proporcionar pautas y criterios basados en la evidencia científica para combatir el exceso de peso en la infancia y la adolescencia”, manifiestan. Para ello, se basan “en la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento”, concluyen desde SEEDO.

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Una fórmula predice los riesgos de obesidad infantil en el momento de nacer

Una simple fórmula puede predecir al nacer la probabilidad de un bebé de padecer obesidad en la infancia, según un estudio publicado en la revista Plos One. Disponible como una calculadora online, estima el riesgo del niño a ser obeso en función de su peso al nacer, el índice de masa corporal (IMC) de los padres, el número de personas en el hogar, la categoría profesional de la madre y si fumaba durante el embarazo.

Los investigadores del estudio esperan que su método de predicción se utilice para identificar a los bebés en alto riesgo y ayudar a las familias a tomar medidas para evitar que sus hijos engorden en exceso, ya que la obesidad infantil es una de las principales causas de la diabetes tipo 2 temprana y las enfermedades cardíacas y circulatorias, además de ser cada vez más común en los países desarrollados.

“Esta prueba se realiza en muy poco tiempo, no se requiere ninguna prueba de laboratorio y no cuesta nada”, explicó el profesor Philippe Froguel, de la Escuela de Salud Pública del “Imperial College” de Londres (Reino Unido). El también director del estudio enmarca que todos los datos que se utilizan son factores de riesgo “bien conocidos” para la obesidad en la niñez, pero que “esta es la primera vez que han sido utilizados juntos para predecir desde el momento del nacimiento la probabilidad de que un niño se convierta en obeso”.

“Una vez que un niño se convierte en obeso, es difícil que pierda peso, por lo que la prevención es la mejor estrategia y tiene que comenzar tan pronto como sea posible”, aconseja el profesor Froguel, quien lamenta que las campañas de prevención hayan sido “bastante ineficaces en la prevención de la obesidad en los niños en edad escolar”. “Enseñar a los padres acerca de los peligros de un exceso de alimentación y malos hábitos alimentarios a una edad temprana, sería mucho más eficaz”, afirma.

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La cirugía contra la obesidad mórbida disminuye el riesgo cardiovascular

Investigadores de la Unidad de Atención al Obesidad Mórbida del Hospital del Mar y del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas), han constatado que la cirugía bariátrica -o conjunto de procedimientos quirúrgicos empleados para tratar la obesidad- tiene efectos beneficiosos sobre las alteraciones en el metabolismo de los lípidos que suelen presentar las personas con obesidad mórbida.

La obesidad mórbida es una forma extrema de obesidad, rebelde a los tratamientos médicos, que se asocia a un gran número de enfermedades, especialmente de origen cardiovascular como la diabetes tipo 2, la hipertensión o la dislipemia, enfermedades que acortan sustancialmente la media de vida de estos pacientes. Recientes estudios han demostrado que después de la cirugía bariátrica, además de la drástica pérdida de peso, también mejora e incluso se curan enfermedades asociadas a la obesidad, como la diabetes tipo 2. Sin embargo, hasta el momento, se desconocía qué efectos tenía esta cirugía sobre el exceso de grasas, el colesterol y los triglicéridos en sangre (lo que se denomina dislipemia).

“Nuestro estudio ha demostrado que la cirugía bariátrica provoca una rápida y mantenida mejora en el perfil lipídico, con la disminución de los triglicéridos, colesterol total y colesterol LDL (el “colesterol malo”), junto con un importante aumento del colesterol HDL (el “colesterol bueno”), contribuyendo sustancialmente a disminuir el riesgo cardiovascular asociado a esta enfermedad”, explica el Dr. Albert Goday, jefe de sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar, vicepresidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad y coordinador del estudio.

El estudio se ha llevado a cabo analizando la evolución del perfil lipídico de 102 personas que padecían obesidad mórbida. Los investigadores compararon los efectos de las dos técnicas quirúrgicas actualmente más utilizadas: el by-pass gástrico y la tubulación gástrica. El by-pass consiste en una reducción del tamaño del estómago y su conexión directa al intestino para disminuir la absorción de nutrientes, mientras que la tubulación gástrica reduce la capacidad del estómago en un 75%. Las conclusiones del estudio demuestran que el by-pass gástrico consigue una mayor reducción del colesterol total y de la fracción del colesterol malo (LDL).

Por el contrario, ambas técnicas son capaces de aumentar, y por tanto mejorar, el colesterol HDL. “Uno de los efectos más interesantes es el marcado aumento del colesterol HDL o colesterol bueno, hecho difícilmente alcanzable con los fármacos para reducir el colesterol disponibles actualmente” afirma el Dr. Albert Goday.

“A pesar de la importancia y trascendencia de estos resultados sobre la mejora de los lípidos con esta cirugía, sólo debe plantearse la cirugía bariátrica cuando con el tratamiento convencional, dieta y ejercicio, no se consigue una adecuada pérdida de peso y el control de enfermedades asociadas a la obesidad”, concluye el Dr. Albert Goday.

Se calcula que existen más de 250 millones de obesos en el mundo, la mayoría en los países industrializados, y las previsiones calculan que la cifra de personas obesas se doblará en los países europeos en menos de 10 años. Según los datos más recientes de la SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad), en España la prevalencia de la obesidad (Índice de Masa Corporal superior a 30) está entre el 24 y el 28%, y de estos, un 2% sufre de obesidad mórbida (Índice de Masa Corporal superior a 40).

Usar modelos de talla grande en publicidad reduce la obsesión por la delgadez

Los investigadores, que estudiaron a más de 100 mujeres, proporcionan evidencia sobre la necesidad de que los modelos se asemejen más a la población real para ayudar a las niñas y las mujeres a desarrollar una actitud más sana a la hora de comer y evitar enfermedades como la anorexia o la bulimia.

En el estudio preliminar, las mujeres que habitualmente prefieren cuerpos delgados estaban significativamente menos interesadas en cuerpos de tallas reducidas después de haber visto fotografías de más modelos de mayor tamaño. Por el contrario, aquellas a las que se les mostró modelos delgados aumentaron su predilección por los cuerpos delgados, según la investigación, publicada en Plos One y elaborada por la Universidad de Durham (Reino Unido) en colaboración con las universidades de Newcastle (Reino Unido) y VU de Ámsterdam (Países Bajos).

La autora principal de la investigación, la doctora en Psicología Lynda Boothroyd, comentó que “esto nos da algunos elementos de reflexión sobre el poder de la exposición a cuerpos superdelgados”.

Los médicos también prefieren la delgadez

Otro estudio publicado también en la misma edición de Plos One concluye que la preferencia por la gente delgada es igual de común entre la comunidad médica que en el público en general. Los investigadores analizaron los sesgos antigrasa de casi 400.000 participantes, de los cuales más de 2.000 eran Doctores en Medicina. Todos los participantes mostraron una fuerte preferencia por la gente delgada en lugar de personas gordas en una prueba basada en la web que mide tanto implícita como explícitamente el sesgo contra la grasa.

“Encontramos que las actitudes implícitas y explícitas de los Doctores en Medicina sobre el peso sigue el mismo patrón general que se observa en las muestras públicas de gran tamaño que tienen un fuerte sesgo antigrasa implícito y explícito”, explican los autores, Janice Sabin, de la Universidad de Washington, Seattle (Estados Unidos), y sus colegas de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).

Asimismo, otra investigación también publicada en la misma revista demostró que el peso ideal de las personas depende del tamaño de los cuerpos que vean, algo que los científicos han denominado “dieta visual”. Las preferencias por un cuerpo de una determinada talla pueden ser la consecuencia de la exposición a imágenes de otras mujeres o el aprendizaje de que un cierto tipo de cuerpo se asocia a las metas aspiracionales.

Los investigadores mostraron a las mujeres una serie de fotografías de mujeres de diferentes pesos en ropa de marca, así como pacientes con trastornos alimentarios en leotardos grises, y se les preguntó por sus preferencias antes y después de ver las fotografías. Los resultados mostraron que el uso de un tipo de figura, ya sea de mayor o menor tamaño, marca la preferencia de las mujeres para ese tipo de cuerpo, independientemente de si se han representado como una aspiración o no.

En menor medida, la exposición a las imágenes a las que se aspira de las mujeres con sobrepeso podría inducir una preferencia por los tipos de cuerpos más grandes, incluso en la presencia de figuras de menor peso en la categoría de no aspiracional, según hallaron los investigadores Lynda Boothroyd, de la Universidad de Durham y colegas de la Universidad de Newcastle (Reino Unido).

“Hay evidencia de que estar constantemente rodeado por los medios de comunicación de celebridades y modelos que son muy delgadas contribuye a que las niñas y mujeres tengan una actitud poco saludable para su cuerpo. Además, parece que incluso las llamadas imágenes precaución contra la anorexia pueden aumentar aún más el gusto por la delgadez”, alerta Boothroyd.

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Sociocultural influences on attitudes towards obesity

Recogemos la intervención de Rekia Belahsen en el marco del Curso de Verano Personalized Nutrition in Health and Obesity / Nutrición a la carta en la Salud y en la Obesidad organizado por la Universidad del País Vasco en colaboración con el Instituto Tomás Pascual – Cátedra Universidad de Navarra y el International Union of Nutritional Sciences (IUNS).

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Ethnic differences in body composition and sustrate utilisation: comparison between the South-Asian and Caucasian population

Recogemos la intervención de Guy Plasqui en el marco del Curso de Verano Personalized Nutrition in Health and Obesity / Nutrición a la carta en la Salud y en la Obesidad organizado por la Universidad del País Vasco en colaboración con el Instituto Tomás Pascual – Cátedra Universidad de Navarra y el International Union of Nutritional Sciences (IUNS).

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La cirugía de la obesidad mórbida amortiza su coste a los tres años

La cirugía de la obesidad amortiza su coste tres años después de la misma, al reducir el impacto de las enfermedades asociadas, siempre y cuando el paciente utilice la intervención como una “herramienta” para cambiar sus hábitos de vida, señala el coordinador de la Sección de Obesidad Mórbida de la Asociación Española de Cirujanos (AEC), el doctor Juan Carlos Ruiz de Adana, con motivo del 29 Congreso Nacional de Cirugía, que tiene lugar estos días en Madrid.

“El coste de la cirugía de la obesidad compensa en tanto en cuanto a que, además de que elimina costes directos por las enfermedades asociadas a la obesidad, tales como la diabetes o la patología cardiovascular, que consumen muchos recursos sanitarios, disminuye los tiempos de baja ocasionados por la propia obesidad y aumenta la productividad laboral”, argumenta este experto.

Ruiz de Adana considera que la cirugía de la obesidad mórbida que se realiza en estos momentos en España además de ser “excelente”, es un referente mundial, “por el nivel de la cirugía y sus resultados”. Además, el riesgo de complicaciones asociadas a la intervención se encuentra cercano al 0,05 por ciento y el 95 por ciento de los postoperatorios transcurre sin complicaciones.

En sus palabras, un paciente con obesidad mórbida cuenta con entre 8 y 10 años de esperanza de vida menos que el resto de la población y, tras la operación, si sigue unos hábitos de vida adecuados, se acerca a la esperanza de vida del resto. Este experto estima además que siete de cada 10 pacientes intervenidos consigue mantener la resolución de las enfermedades asociadas a la edad.

Por otro lado, en sus palabras, “el 80 por ciento de los pacientes intervenidos mejora de la diabetes”. Se estima que hasta el 30 por ciento de las personas con obesidad puede ser prediabética, un porcentaje que aumenta hasta el 38 por ciento en personas con obesidad severa.

Cada año, se realizan en España, entre 5.000 y 6.000 intervenciones quirúrgicas a pacientes con obesidad mórbida -personas que tienen un índice de masa corporal (IMC) mayor a 40- y que han agotado la vía de la dieta, el ejercicio físico y los medicamentos.

Mejorar la selección de los intervenidos

Por su parte, el jefe del Servicios de Cirugía General del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria y presidente del Comité Organizador del 29 Congreso Nacional de Cirugía, Arturo Soriano y Benítez de Lugo, destaca que la cirugía del obeso mórbido supone un ahorro al Sistema Nacional de salud (SNS).

Sin embargo, “los recortes en Sanidad ocasionados por la crisis económica están conllevando un aumento en las listas de espera en cirugía de la obesidad, si bien esto ha repercutido en una mejor selección de los pacientes susceptibles de ser intervenidos”, advierte.

De la misma opinión es Ruiz de Adana, para quien el desequilibrio entre la oferta -hay unos 300.000 pacientes con obesidad mórbida en España- y la demanda hace que los expertos tengan que priorizar “correctamente” a los pacientes candidatos “en función de su gravedad y riesgo cardiovascular y/o metabólicos”.

Por su parte, los pacientes tienen que concienciarse de que, tras la intervención, deben de controlar su alimentación y realizar más ejercicio físico. No obstante, “dos de cada tres pacientes operados deja de acudir a las revisiones años después de la intervención y un porcentaje importante vuelve a presentar obesidad por no controlar la ingesta y abandonar el ejercicio físico”, indica.

Técnicas modernas

Por otro lado, para el coordinador de la Sección de Obesidad de la AEC, el aumento de las intervenciones quirúrgicas para el tratamiento de la obesidad responde al incremento de la enfermedad y a “las modernas técnicas quirúrgicas, cada vez menos invasivas, que permiten una disminución de las complicaciones postoperatorio y de la mortalidad asociada”.

Concretamente, este experto asegura que las nuevas modalidades de técnicas de abordaje suponen una mejora en los tiempos de recuperación de los pacientes y menores secuelas estéticas. En este sentido, nuevos métodos que suponen el acceso por los agujeros naturales del organismo o por una única vía de acceso -normalmente través del ombligo-, no dejan ninguna cicatriz al paciente.

En el marco del 29 Congreso Nacional de Cirugía, en el que participarán 1.200 expertos en este campo, se presentará la II Edición de la Guía de Cirugía de la Obesidad Mórbida, realizada por la Sección de Obesidad Mórbida de la Asociación Española de Cirujanos, que contienen materiales audiovisuales con 30 técnicas quirúrgicas en cirugía de la obesidad mórbida.

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Un libro analiza las últimas tendencias en trastornos de alimentación y la evolución de los tratamientos médicos

Esta mañana se ha presentado en Madrid el manual Controversias sobre los trastornos alimentarios: Jornada de actualización y debate, que aborda los trastornos de la alimentación y las medidas para detectarlos y prevenirlos. El libro ha sido editado por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA), y recoge el seminario del mismo nombre celebrado el pasado año en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Su objetivo es dotar a la sociedad en general y a los educadores en particular, de los conocimientos necesarios para la detección temprana de estos trastornos para reconocerlos y derivarlos al especialista oportuno.

Los trastornos de la conducta alimentaria, conocidos por las siglas TCA, constituyen un grave problema de salud pública que en los últimos años ha crecido principalmente entre las mujeres adolescentes y los jóvenes de ambos sexos así como, y cada vez más, en niños. De este modo, uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de padecer un trastorno alimentario, convertido ya en la tercera enfermedad crónica más frecuente en este sector de población. Se trata no sólo de las muy comentadas bulimia y anorexia, sino de un abanico más amplia de enfermedades muy complejas con riesgo de cronificación que afectan a la calidad de vida de quienes las sufren y a las personas de su entorno, como son vigorexia, ortorexia y los atracones.

La prevención de los trastornos alimentarios

En este contexto de cambio en las tendencias en trastornos de alimentación se enmarcaron las jornadas científicas que FITA y el Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud organizaron el pasado año en Madrid con el objetivo de crear un espacio de debate entre especialistas del sector y cuyas conclusiones se recogen ahora en “Controversias sobre los trastornos alimentarios”. Organizado en 18 capítulos firmados cada uno por diferentes especialistas en TCA, el libro analiza desde un punto de vista médico pero con sentido divulgativo la situación que viven actualmente estas enfermedades y sus pacientes, fuertemente influenciados por los cánones estéticos de la sociedad y por los medios de comunicación, a quienes se dedica un capítulo por su poder de prevención.

Asimismo, el libro profundiza en la influencia del entorno del paciente, familia y escuela, en su evolución así como la eficacia de los programas médicos y la función de los agentes sanitarios en la detección, el tratamiento y la curación del enfermo. Precisamente la evolución de los TCA hacia la rehabilitación y la curación ocupa uno de los capítulos en el que se plantea si es posible la recuperación total del enfermo haciendo frente al deterioro cognitivo que se produce en aquellos pacientes de larga evolución.

Los trastornos de la conducta alimentaria en el siglo XXI

Los trastornos de la conducta alimentaria empezaron a tener relieve clínico fundamentalmente a partir de los años 60. Desde entonces la investigación sobre este tipo de enfermedades ha avanzado muchísimo debido a su complejidad y a la conjunción de diversos factores como las experiencias previas del paciente, los factores culturales en la expresión clínica de los trastornos alimentarios o el propio comportamiento.

Vigorexia y otros trastornos de la imagen

Son cada vez más y más variadas las propuestas de nuevos síndromes que aparecen vinculados a los TCA. Uno de ellos es la vigorexia, de la que se empezó a escribir en 1993 como un trastorno relacionado con la imagen corporal y que se empezó a observar en culturistas que usaban anabolizantes. A pesar de poseer cuerpo de musculatura muy desarrollada, la conducta de estos individuos parecía estar fuertemente motivada por un intenso miedo a tener un cuerpo pequeño y débil. De este modo, los pacientes que sufren vigorexia poseen una percepción del propio cuerpo distorsionada que les hace verse con un tamaño muy inferior al real.

Trastornos de la conducta alimentaria. No todo es anorexia y bulimia

Hace ya tiempo que se están detectando una serie de trastornos de la alimentación que se pueden diferenciar de los “clásicos” como la obesidad y la anorexia. Suelen ser desórdenes subdiagnosticados, que para el individuo pasan inadvertidos, que no todos ellos tienen episodios diarios y que, como no son identificados socialmente, cuando se llega a la consulta del especialista la situación ha podido llegar a niveles complicados. Éstos son: ortorexia, drunkorexia-ebriorexia, diabulimia, flexitarianismo, sadorexia, síndrome del comedor nocturno, vigorexia y permarexia, entre otros.

El espectro del atracón como síntoma

El estudio de los trastornos de la conducta alimentaria que comparten la presencia de atracones en su psicopatología han puesto de manifiesto la existencia de varios factores neurobiológicos, cognitivo-emocionales y sociales que influyen en las personas provocando un incremento de la vulnerabilidad a padecer el trastorno, a su inicio y posterior mantenimiento.

Perspectiva de género y trastornos de la conducta alimentaria

La perspectiva de las diferencias de género en los trastornos de alimentación nos ayuda a comprender de forma más completa la enfermedad y los síntomas clínicos, y permite diseñar estrategias específicas de tratamiento y prevención de estos trastornos según el género.

La prevención de los trastornos del comportamiento alimentario en los medios de comunicación

Los trastornos del comportamiento alimentario se infiltraron en la opinión pública española a mediados de los años 80 con titulares sensacionalistas. Se pasó de la absoluta ausencia a su inevitable presencia al hablar de actrices, modelos y otras profesionales populares, por lo que muchas voces se alzaron señalando la relación entre el discurso de los medios de comunicación y los TCA. Por otro lado, las investigaciones al respecto demuestran que la alfabetización mediática es una potentísima herramienta de prevención de los desórdenes alimentarios, especialmente en el colectivo infanto-juvenil.

El papel del asociacionismo en la prevención en España

Las asociaciones son importantes y necesarias porque permiten llegar a instituciones, a los medios de comunicación y a la sociedad como un colectivo asociado a un individuo y así conseguir el fin por el que nace la asociación.

Prevención de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) desde la familia y la escuela

El hecho de ser consideradas enfermedades o trastornos propios de nuestra cultura plantea el interrogante de si es posible cambiar esos patrones culturales de igual manera que ha ocurrido con otros factores de riesgo, como el tabaco o el cáncer.

La intervención de los agentes sanitarios en la prevención de los trastornos alimentarios

El conocimiento, valoración, prevención, detección, evaluación de riesgos y orientación a los lugares específicos de tratamiento son tareas que pueden abordarse desde los distintos agentes sanitarios con un indudable beneficio para los pacientes y sus familias.

Evolución de los TCA. ¿Es posible la curación?

En las últimas décadas los TCA se han convertido en un importante problema social y sanitario por las altas tasas de cronicidad con graves secuelas físicas, psicológicas y sociales que provocan en los pacientes, siendo la tercera enfermedad “crónica” más frecuente en la adolescencia y entre las enfermedades psiquiátricas.

Rehabilitación psicosocial e inclusión en TCA

Los trastornos de conducta alimentaria son una patología de difícil manejo y de severas consecuencias físicas y psicológicas. Se trata de trastornos complejos donde una serie de problemas relacionados no sólo con la propia enfermedad sino también con la falta de formación de especialistas y la mala orientación de tratamientos y recursos hace que se imponga el fracaso terapéutico, que se repitan tratamientos infructuosos y que haya pacientes que no evolucionen y sigan cronificándose.

Deterioro cognitivo en trastornos de la conducta alimentaria de larga evolución

En las últimas décadas se ha producido un interés creciente por los efectos que las patologías psiquiátricas pueden tener sobre funciones cognitivas, de manera que se han multiplicado los estudios sobre este tema en enfermedades psiquiátricas, principalmente en esquizofrenia y trastorno bipolar.

Indicadores de buen y mal pronóstico

Los TCA llevan asociadas importantes tasas de morbilidad y mortalidad, por lo que cada vez son más numerosos los trabajos orientados a analizar el curso de estos trastornos y a aislar factores asociados al pronóstico, factores que estando presentes en el momento de la evaluación inicial del paciente podrían correlacionarse con la respuesta al tratamiento tras un periodo de tiempo determinado, es decir, los factores del buen (o mal) pronóstico.

Situación actual de los TCA en la infancia y en la adolescencia

Los TCA llegaron a España en la década de los 80 casi 20 años después de su origen en el norte de Europa. Sin embargo, la incidencia ha aumentado progresivamente en los últimos 20 años, pasando de un caso nuevo a la semana en los 90 a seis en 2010.

Tratamientos médicos/farmacológicos

En el tratamiento normalmente participa un grupo multidisciplinar formado por psiquiatra, psicólogo, nutricionista y, además, debería incluir un pediatra o médico internista. A pesar de ser una patología muy frecuente, no existen muchos trabajos que apoyen y sirvan de guía para tener clara evidencia de los protocolos de tratamiento actuales.

Intervención familiar en los trastornos del comportamiento alimentario

El papel de la familia en el tratamiento de los TCA lleva muchos años investigándose desde diferentes enfoques teóricos psicológicos debido a su controversia, incluso se ha entendido como un factor casual o como un factor mantenedor de la enfermedad. De este modo es necesario analizar la perspectiva histórica de la familia y los TCA así como el cambio de paradigma hacia la opinión actual, que considera a la familia como un recurso potencial en el proceso de recuperación terapéutica.

Nuevos tratamientos de intervención psicológica: coaching, empowerment, psicología positiva, resiliencia

Los TCA están considerados graves problemas de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a su gran impacto en la población general, ya que cada vez afectan a un sector más amplio de la población, a su vinculación con trastornos mentales y a la dificultad de tratamiento por parte de los profesionales. Por ello, los nuevos enfoques de intervención deben ir dirigidos a trabajar desde un punto de vista tridimensional e integral del paciente (bio-psico-social).

Eficacia de un programa de tratamiento ambulatorio multimodal para los trastornos de la conducta alimentaria

Se hace necesario profundizar en el estudio sobre eficacia, efectividad y eficiencia puesto que los tratamientos actuales son costosos, duran años y la remisión completa no se produce en casi la mitad de los casos. Aunque los estudios de eficacia presentan el mayor nivel de evidencia científica, actualmente no se discute la importancia de los estudios sobre efectividad, que son aquellos realizados en condiciones de práctica clínica real, sobre todo en los casos en que efectuar ensayos clínicos aleatorizados sea poco ético pero dichos estudios presentan la ventaja de que son generalizables a toda la población.

Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA)

FITA es una entidad sin ánimo de lucro fundada en 2002 para la prevención, la formación, la investigación y la creación de nuevos recursos sociales para personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). FITA está vinculada a ITA (Instituto de Trastornos Alimentarios), red asistencial creada en 1998 para dar una respuesta global a las necesidades de estos enfermos, no únicamente en el ámbito médico, sino también psicosocial, con programas pioneros en España.

www.itacat.com

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

Acceda a la Biblioteca del Instituto

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Los factores metabólicos pueden aumentar el riesgo de morir por un cáncer de próstata

La presión arterial alta, el azúcar en la sangre, los lípidos sanguíneos y el índice de masa corporal, características que suelen agruparse como el síndrome metabólico, están vinculadas en forma conjunta con un mayor riesgo de morir por cáncer de próstata. Esa es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista Cancer.

Los resultados del estudio sugieren que las recomendaciones de salud pública con respecto a la dieta y el estilo de vida para prevenir la enfermedad cardíaca y la diabetes también pueden disminuir la probabilidad de que un hombre muera por cáncer de próstata.

Los investigadores tienen poco conocimiento sobre los posibles vínculos entre los factores metabólicos, por separado y en combinación, y el riesgo de los hombres de ser diagnosticados con (o morir por) cáncer de próstata. Para investigarlo, Christel Häggström y Tanja Stocks, ambos de la Universidad de Umea en Suecia, y sus colegas, analizaron datos de 289.866 hombres inscritos en un estudio llamado Proyecto Síndrome Metabólico y Cáncer. El análisis se completó bajo la dirección de Pär Stattin, científico visitante en el Centro de Cáncer Memorial Sloan-Kettering de Nueva York.

Durante una media de seguimiento de 12 años, 6.673 hombres fueron diagnosticados con cáncer de próstata y 961 murieron a causa de la enfermedad. Los hombres con las categorías más altas de índice de masa corporal y presión arterial tenían un riesgo un 36 por ciento y 62 por ciento mayor de morir por cáncer de próstata, respectivamente. Además, cuando se comparaba una puntuación compuesta de todos los factores metabólicos, los hombres con una puntuación más alta fueron más propensos a morir de cáncer de próstata.

El estudio no encontró evidencia de un vínculo entre los altos niveles de los factores de riesgo metabólicos y la probabilidad de un hombre de desarrollar cáncer de próstata, pero reveló una relación entre estos factores y su riesgo de morir de la enfermedad. Esto sugiere que mientras que los hombres con el síndrome metabólico no son más propensos que otros a desarrollar cáncer de próstata, si lo desarrollan, son más propensos a morir por el cáncer.

“Estas observaciones sugieren que los factores de riesgo cardiovascular como el sobrepeso y la hipertensión están implicadas en la estimulación de la progresión del cáncer de próstata”, dijo Stattin.

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La actividad física aumenta la esperanza de vida casi 5 años

La actividad física durante el tiempo libre está asociada con una esperanza de vida más larga, de hasta 4,5 años, e incluso a niveles relativamente bajos de actividad y de peso corporal, según estudios realizados por un equipo de investigadores dirigido por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. Además, se vio que las personas que hacen ejercicio físico regular, como caminar a paso ligero, viven más tiempo que los que no hacen ningún ejercicio, incluso cuando tienen sobrepeso.

Los análisis, publicados esta semana en PLOS Medicine, analizaron los datos de más de 650.000 adultos, en su mayoría con edades superiores a los 40 años. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos recomienda una actividad aeróbica de 2,5 horas de intensidad moderada (la que permite hablar pero no cantar cuando se realiza el ejercicio) a 1,25 horas con un nivel vigoroso (se pueden decir sólo unas pocas palabras sin detenerse a recuperar el aliento) a la semana para los adultos de 18 a 64 años.

Tras considerar otros factores que podrían afectar a la esperanza de vida, los investigadores concluyeron que ésta fue de 3,4 años más para las personas que consiguieron el nivel recomendado de actividad física, mientras los individuos que realizaron el doble de esfuerzo a los ejercicios aconsejados ganaron 4,2 años de vida. Incluso, se detectaron beneficios en los niveles más bajos de actividad: los que hicieron la mitad de la cantidad de actividad física recomendada añadieron 1,8 años a su vida.

“Nuestros resultados ponen de relieve la importante contribución que el tiempo libre dedicado a la actividad física en la edad adulta puede otorgar a la longevidad. El ejercicio regular prolonga la vida en todos los grupos examinados, con peso normal sobrepeso u obesidad”, dijo el autor principal del estudio, el doctor Steven Moore, de la División de Epidemiología del Cáncer y Genética del Instituto Nacional del Cáncer.

Los autores examinaron también cómo la esperanza de vida cambió con la actividad en personas con obesidad: las personas que eran obesas e inactivas tenían una esperanza de vida que era entre cinco y siete años menor que las personas que tenían un peso normal y actividad moderada. Así, las personas que hacen actividad física regular, como caminar a paso ligero, viven más tiempo que los que no hacen ningún ejercicio durante su tiempo libre, incluso cuando tienen sobrepeso, con mejorías en todos los niveles de índice de masa corporal (IMC).

Los resultados determinan que la actividad física en un nivel equivalente a caminar a paso ligero durante 75 minutos a la semana se asoció con un aumento promedio de la esperanza de vida de 1,8 años, en comparación con aquellos que no hicieron ejercicio. Sin embargo, la actividad física en el tiempo libre en el nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud (un mínimo de 150 minutos de caminata enérgica por semana) se asoció con un promedio de esperanza de vida de 3,4 a 4,5 años más que no hacer nada.

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Presentación del libro Controversias sobre los trastornos alimentarios: actualización y debate

El Instituto Tomás Pascual Sanz presenta el próximo martes, 13 de noviembre, el libro Controversias sobre los trastornos alimentarios: actualización y debate, a las 12:30h, en la Asociación de la Prensa. Editado en colaboración con la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA), recoge el seminario del mismo nombre celebrado el pasado año en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Seminario que se convirtió en foro de debate entre profesionales, pacientes y familiares, con información clara, rigurosa y actualizada de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en nuestro país.

Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen un grave problema de salud pública, que en los últimos años ha crecido principalmente entre las mujeres adolescentes, los jóvenes de ambos sexos y, cada vez más, en niños. Hasta el punto de que, convertido ya en la tercera enfermedad crónica más frecuente en este sector de población, uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de padecer un trastorno alimentario. Se trata no sólo de las muy conocidas bulimia y anorexia, sino de todo un abanico de enfermedades muy complejas con riesgo de cronificación que afectan a la calidad de vida de quienes las sufren y a las personas de su entorno.

El libro Controversias sobre los trastornos alimentarios: actualización y debate, editado por el Instituto Tomás Pascual Sanz en colaboración con la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA), pretende dotar a la sociedad en general y a los educadores en particular, de los conocimientos necesarios para la detección temprana de aquellos trastornos, a los que hoy se añaden otros como vigorexia, ortorexia o los atracones y el llamado síndrome del comedor nocturno, para reconocerlos y derivarlos al especialista oportuno.

Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA)

FITA es una entidad sin ánimo de lucro fundada en 2002 para la prevención, la formación, la investigación y la creación de nuevos recursos sociales para personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). FITA está vinculada a ITA (Instituto de Trastornos Alimentarios), red asistencial creada en 1998 para dar una respuesta global a las necesidades de estos enfermos, no únicamente en el ámbito médico, sino también psicosocial, con programas pioneros en España.

www.itacat.com

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

Acceda a la Biblioteca del Instituto