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Barcelona pone en marcha un ambicioso programa contra la obesidad infantil

El programa POIBA (Prevención de la Obesidad Infantil en Barcelona) se despliega en un total de 107 escuelas de la ciudad, y trabajará con 4.000 niños y niñas de 3º y 4º de primaria y sus familias. Los mensajes clave de esta actuación de salud se centran en promover la actividad física suficiente en los niños (30 mn. mínimo al día), un descanso adecuado (9-10h al día), una hidratación suficiente, una alimentación equilibrada, y un máximo de dos horas al día de exposición a pantallas (TV, juegos de ordenador, etc.).

Un esfuerzo de recogida de datos

El programa POIBA se inicia con una encuesta sobre hábitos alimentarios y ejercicio físico que responden las familias y los escolares. Además, la Agencia de Salud Pública de Barcelona ha realizado medidas antropométricas a los niños y niñas, y se hicieron pruebas de condición física, con la participación clave de los profesores y profesoras de educación física. Estos datos serán comparados con los resultados finales una vez termine la intervención de salud.

Nuevas evidencias de la epidemia

En un total de 2.894 niños y niñas incluidos en la recogida de información se ha detectado un 20,2% de sobrepeso y una obesidad del 15,8% (la suma de sobrepeso y obesidad en Barcelona: 36%).

Por sexos, los niños presentan unos niveles de sobrepeso del 19,4%, mientras que hay un 20,9% de sobrepeso en niñas. En cuanto a obesidad, aparece en el 18% de los alumnos de 8-9 años, mientras que entre las chicas, un 13% quedarían incluidas en este grupo.

Si comparamos, en el conjunto del Estado español, el estudio Aladino detectó en 2011 un índice de obesidad del 19,1% en niños y niñas de 6 a 9 años, y un sobrepeso del 26,1%. En Cataluña, este mismo estudio detectó un 16,8% de obesidad y un 25,7% de sobrepeso en niños.

Una de las tendencias que se apuntan a partir de los registros obtenidos es que hay más obesidad en niveles sociales más desfavorecidos, en concreto un 26% en el nivel socio-económico bajo, mientras que el índice es del 15,9% en el nivel medio y 14,4% en el nivel socio-económico alto.

Actuar para cambiar la situación

La intervención que ha diseñado el programa POIBA se inicia con la iniciativa Crecemos Sanos en un bloque de 9 sesiones en las aulas, y se trabaja, sobre todo, para conseguir más horas de actividad física semanal en los niños. Además, se propone un taller participativo con las familias acompañado de una propuesta llamada “Plan para el cambio”, ofreciendo recursos para pasar a la acción y actuar para transformar hábitos en casa y mejorar de la salud de los hijos e hijas. Desde POIBA se propone a las familias actuar sobre la actividad física, la dieta de los niños, las horas dedicadas a pantallas y las horas de sueño, teniendo en cuenta que la exposición a un ambiente “obesogénico” es uno de los determinantes de salud de la población infantil, según todas las evidencias. Periódicamente, además, se da a los alumnos información de actividades lúdicas y de tiempo libre que se llevan a cabo en su distrito y que pueden favorecer la actividad física en tiempo libre, especialmente en fin de semana.

Herramientas de trabajo para el aula y los talleres

La participación de un patrocinador ha sido clave para que los materiales de trabajo del programa sean de gran calidad y lleguen a todos. La iniciativa Crecemos Sanos incluye un manual para los maestros, un cuaderno de trabajo para el alumno y unas fichas para la familia. Conviene recordar que los contenidos de alimentación saludable y hábitos forman parte de las enseñanzas propias de 3 º y 4 º de primaria, y se pueden incluir con naturalidad en las clases. Además, en los talleres de familias se cuenta con cajas temáticas donde casi jugando se pueden asimilar nuevos conocimientos.

Una gran red de colaboración

En la implantación de esta iniciativa han sumado fuerzas del Ayuntamiento de la ciudad, la Agencia de Salud Pública de Barcelona, el Instituto Barcelona Deportes, el Instituto Municipal de Educación, la empresa Aguas Font Vella y Lanjarón SA y los docentes de educación física, así como cientos de centros escolares de la ciudad, tanto públicos como concertados y privados. Además, la Fundación Catalana de l”Esplai ha intervenido, ofreciendo recursos audiovisuales y web. El departamento de Salud, a través del PAAS, ha tenido un papel destacado, mientras que la Agencia de Evaluación de Tecnología e Investigación Médicas también ha colaborado.

Un análisis de sangre podría predecir el efecto yo-yo tras una dieta de adelgazamiento

Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) han descubierto el poder diagnóstico del ratio entre la leptina- que inhibe las ganas de comer- y grelina- despierta la sensación de apetito-, de modo que estiman que con un análisis de sangre se podría calcular su interacción de forma temprana y predecir la recuperación de peso en pacientes con dificultades para mantener su peso corporal una vez perdido.

Al tratarse de un marcador biológico no invasivo podría proporcionar la oportunidad de individualizar los programas de pérdida de peso de acuerdo a las necesidades terapéuticas de cada paciente y evitar el efecto rebote, conocido como “yo-yo”.

“Se trata del descubrimiento de una herramienta no invasiva para la detección precoz de los pacientes obesos más propensos a recuperar el peso perdido después de haberse sometido a un programa de tratamiento dietético con dieta hipocalórica inducida”, sostiene la doctora Ana B. Crujeiras, autora principal del estudio.

El hallazgo continúa la línea de investigación abierta hace un par de años, destinada a buscar la conexión entre estas dos hormonas claves en la regulación del comportamiento alimentario y cómo su cantidad en la sangre determina la predisposición de cada persona a recuperar los kilos.

En total, 88 pacientes con sobrepeso y/u obesidad (49 hombres y 39 mujeres) se inscribieron en un programa de dieta hipocalórica diseñada para inducir la pérdida de peso durante ocho semanas. Seis meses (32 semanas) después de terminar el tratamiento dietético, los pacientes fueron clasificados como recuperadores de peso (40) y no recuperadores (48) de acuerdo a los cambios en el peso corporal de la semana 8 a la semana 32.

La leptina y la grelina fueron evaluadas en ayunas al inicio del tratamiento dietético y se calculó el ratio y su valor diagnóstico. Los hombres y las mujeres del grupo de recuperadores mostraron ratios dos veces más altos en el momento basal que los no recuperadores.

“Una vez identificadas las características diferenciales entre pacientes partiendo de los niveles de leptina y grelina, se podría adecuar la dieta a cada caso para garantizar el éxito de su resultado y evitar que se pueda volver a recuperar peso, lo cual supone un salto cualitativo en el campo de la endocrinología y abre la puerta a nuevas dianas terapéuticas para luchar contra la obesidad”, advierte Crujeiras.

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Resultados prometedores de dos nuevas vacunas contra la obesidad

Las vacunas han sido desarrolladas por investigadores del Braasch Biotech LLC, en Estados Unidos, a partir de la somatostatina, una hormona peptídica que inhibe la acción de la hormona del crecimiento (GH) y del factor de crecimiento insulínico (IGF-1), ambos factores relacionados con un aumento del metabolismo pero que, cuando se inhiben, causan todo lo contrario, una reducción de peso.

De este modo, actúan obligando al organismo a desarrollar anticuerpos contra la producción de la somatostatina para beneficiarse de la que incorpora este producto pero sin alterar la producción de hormonas de crecimiento, lo que a su vez genera un mayor gasto de energía y una consecuente pérdida de peso.

Las vacunas fueron probadas en dos grupos de diez ratones obesos en comparación con un grupo control de diez ratones que recibieron inyecciones de solución salina. Ambos grupos habían sido alimentados con una dieta alta en grasas durante ocho semanas antes del estudio y siguieron comiendo la misma comida durante la duración del estudio, de seis semanas.

El tratamiento se administró en dos dosis, una al inicio del estudio y otra de refuerzo a los 22 días. De este modo, observaron que cuatro días después de la primera inyección los ratones vacunados tuvieron una caída del 10% en el peso corporal (no visto en los ratones de control).

Al final del estudio, los resultados mostraron que las vacunas indujeron anticuerpos a la somatostatina y redujeron significativamente el peso corporal, sin alterar los niveles normales de la hormona de crecimiento IGF-1 o los niveles de insulina.

“Este estudio demuestra la posibilidad de tratar la obesidad con la vacunación”, explicó Keith Haffer, uno de los autores del estudio, que no obstante deja claro que “son necesarios más estudios para descubrir las implicaciones a largo plazo y cómo la vacunación podría proporcionar a los médicos una nueva opción terapéutica”.

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Valentín Fuster responsable de la lucha contra la obesidad infantil en España

La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, ha acordado que el cardiólogo Valentín Fuster se convierta en el responsable de la lucha contra la obesidad infantil en España. Así lo ha concretado tras mantener una reunión con el doctor Fuster en el Ministerio. El cardiólogo ha aceptado la presidencia del Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad, cuya creación anunció la ministra el pasado mes de mayo.

Entre las funciones de este organismo estará recabar información sobre los hábitos alimentarios de la población y analizar los datos e información sobre la publicidad de alimentos, con especial atención a la dirigida a los menores. Pero, además, Fuster será el encargado de proponer al Ministerio las iniciativas que se llevarán a cabo para luchar contra el exceso de peso en la infancia y adolescencia. Mato considera que, en asuntos como éste, que en los últimos años se ha convertido en un problema de salud pública, es necesario dejar las políticas en manos de científicos y especialistas como Fuster, uno de los cardiólogos más reconocidos internacionalmente.

De acuerdo con los últimos datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), casi un 45 por ciento de los niños y niñas de entre seis y nueve años en nuestro país sufren exceso de peso. En concreto, el estudio ALADINO, elaborado sobre una muestra de 7.500 menores de esta franja de edad, revela que el 26,2 por ciento presenta sobrepeso y hasta un 18,3 por ciento padece obesidad. El mismo estudio revela que este problema afecta más a los chicos que a las chicas. Sin embargo, constata que los comportamientos que conducen a esta situación, como el sedentarismo o malos hábitos alimentarios como el de no desayunar, se dan en menores de ambos sexos.

Un científico de prestigio universal

El doctor Fuster es el director general de la Fundación Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC). En la actualidad, compagina estas funciones con la dirección del Instituto Cardiovascular del hospital Mount Sinai de Nueva York. Como científico, el Dr. Fuster ha sido nombrado Doctor Honoris Causa de 27 universidades de prestigio. Sus investigaciones sobre el origen de los accidentes cardiovasculares, que han contribuido a mejorar la prevención y el tratamiento de los infartos le valieron en 1996 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación.

Entre los reconocimientos a su labor cabe destacar que es el único cardiólogo que ha recibido los máximos galardones de investigación de las cuatro principales organizaciones internacionales de Cardiología: la Asociación Americana del Corazón, el Colegio Americano de Cardiología, la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Interamericana de Cardiología.

Además de su dedicación a la ciencia, se ha involucrado profundamente con su responsabilidad social como divulgador, especialmente dirigido a los jóvenes. En sus últimas intervenciones destaca la necesidad de actuar en el ámbito preventivo y, por ello, mejorar la formación en los niños y jóvenes de estilos y hábitos de conducta que eviten los factores de riesgo cardiovasculares.

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Hallan un receptor cerebral relacionado con la diabetes y el control del peso corporal

Este hallazgo, publicado en el Journal of Neuroendocrinology, podría ser una nueva diana terapéutica a tener en cuenta para el desarrollo de fármacos contra la diabetes, según sus descubridores.

En concreto, el trabajo experimental se ha realizado en modelos animales modificados mediante ingeniería genética, a los que se estimulaba el receptor CB2. Los resultados mostraban que aquellos modelos animales que expresaban una mayor cantidad del receptor en cuestión a nivel cerebral eran más delgados y además tenían una mayor facilidad para desarrollar diabetes.

Estos hallazgos abren así una nueva vía de investigación al sugerir que este receptor podría ser una diana a tener en cuenta para el desarrollo futuro de fármacos contra la diabetes.

La existencia de este receptor de lípidos era conocida en tejidos inmunes como bazo o médula ósea, pero hasta ahora no se conocía su presencia en la zona cerebral relacionada, entre otras cosas, con el control de la ingesta de comida.

El investigador principal de este estudio, que se está llevando a cabo en el Laboratorio de Medicina Regenerativa del Hospital Regional Carlos Haya de Málaga, es Javier Bermúdez Silva, que cuenta con la colaboración de investigadores de la Universidad de Alicante, dirigidos por Jorge Manzanares, según ha informado la Junta de Andalucía. El trabajo se ha desarrollado durante tres años y ha contado con distintos fondos de financiación del Instituto de Salud Carlos III y de la UE.

El grupo de investigadores continúa en esta línea de estudio para profundizar en el conocimiento del papel que juega este receptor en la diabetes y en cómo su activación o bloqueo pudiera ser utilizado para tratar la obesidad y la diabetes asociada.

Las líneas de investigación dirigidas por el doctor Bermúdez Silva incluyen el estudio de este receptor y otros relacionados (como el receptor GPR55) en el funcionamiento de los islotes pancreáticos (las unidades funcionales responsables de la secreción de insulina) en la diabetes, con vistas a buscar nuevas vías terapéuticas que complementen a las actuales.

El consumo moderado del vino tinto podría mejorar la flora intestinal

El consumo moderado de vino tinto ejerce un efecto positivo sobre la flora intestinal gracias a sus polifenoles, según estudio de científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), en colaboración con investigadores del programa Ingenio-Consolider (FunCFood).

Este fenómeno responde a que los polifenoles -compuestos naturales presentes en la fruta, verdura, vino, café, té o chocolate- logran inhibir las bacterias no beneficiosas de la microbiota humana y propiciar la reproducción de las que sí lo son, asegurando así una flora intestinal equilibrada que puede proteger contra afecciones como los trastornos intestinales, las enfermedades inflamatorias, el cáncer y la obesidad.

Para llegar a estos resultados, que han sido publicados en el American Journal Clinical Nutrition, se estudió el potencial efecto prebiótico de los polifenoles del vino y se comprobó la influencia que éstos ejercen sobre la microbiota intestinal.

Así, durante 20 días, 10 hombres, divididos en grupos de tres, bebieron vino tinto con o sin alcohol -ambos con el mismo contenido en polifenoles- y ginebra. De esta manera, se observó que el vino tinto mejoró la flora intestinal, incrementando el número de bacterias relacionadas con la protección de determinadas enfermedades.

En concreto, aumentó la proporción en heces de bacteroidetes y bifidobacterias, “algo que no sucedió con la ginebra”, ha apuntado el investigador principal del CIBERobn y el jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, el doctor Francisco J. Tinahones.

“Además, comprobamos que el vino tinto era el que provocó la mayor parte de los beneficios detectados, no limitándose solamente a mejorar la microbiota intestinal, sino también a reducir los niveles de triglicéridos, de colesterol “malo”, los marcadores de inflamación y la presión arterial”, ha argumentado.

Este experto ha explicado además que el vino posee compuestos no digeribles como las proantocianidinas, “que llegan intactas al colon, donde serían metabolizadas gracias a la microbiota, en ácidos fenólicos, ejerciendo su efecto protector”.

La microbiota tiene una función digestiva contribuyendo a la síntesis de micronutrientes, a la absorción de electrolitos y minerales y a la digestión y absorción de determinadas sustancias indigeribles. Por otro lado, también contribuye a la destrucción de toxinas y carcinógenos, evita la colonización por bacterias patógenas, contribuye al desarrollo del sistema inmune y modula el estado inflamatorio.

No obstante, “la diversidad de bacterias existentes en el intestino humano es enorme y varía con los individuos, de manera que los efectos de los componentes ingeridos podrían ser diferentes según la flora microbiana de la persona. Por ello, resulta importante llegar a conocer el perfil de microorganismos o microbiota intestinal de los individuos”, ha señalado Cristina Andrés-Lacueva, investigadora principal dentro del programa Consolider FunCFood de Alimentos Funcionales.

Diferencia por pesos

Un estudio realizado en roedores por la Universidad de Washington (Estados Unidos) demostró que la flora intestinal de los ratones con obesidad tiene un número mayor de bacterias firmicutes y un número menor de bacteroidetes. Sin embargo, en los ratones delgados la distribución de ambos tipos de bacterias era la opuesta.

Investigaciones posteriores corroboraron estas mismas diferencias en la flora intestinal humana, comprobando que la microbiota intestinal de los sujetos con sobrepeso tiene mayor capacidad para extraer energía de los alimentos, es decir consigue más calorías con la misma dieta.

“Algo que revierte tras la pérdida de peso, lo que nos lleva a pensar que incluir cambios en la composición de la flora intestinal podría convertirse en una nueva herramienta para el control del peso”, ha asegurado Tinahones.

Asimismo, el tipo de nutrientes que componen la dieta diaria de una persona también influye en su flora intestinal. Si es alta en grasas, puede incrementar la proporción de bacterias productoras de endotoxinas y generar endotoxemia metabólica, una situación que promueve la aparición de diabetes tipo 2.

Sin embargo, consumir alimentos funcionales que contienen elementos no digeribles, como la fibra, estimula el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas que podrían ser eficaces para tratar el sobrepeso por su efecto saciante y regulador del peso.

Los adolescentes que hacen más de cuatro comidas están más delgados

Que la clave para prevenir la obesidad es mantener unos hábitos alimenticios saludables no parece nada nuevo. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del CSIC va un paso más allá.

El trabajo demuestra que ciertos hábitos saludables como comer más de cuatro veces al día en comidas estructuradas o mantener una velocidad adecuada durante ellas se relacionan con una menor cantidad de grasa corporal, independientemente de la actividad física que se realice durante el tiempo libre.

Los datos de la grasa se obtuvieron a través de la suma de seis pliegues cutáneos y de la circunferencia de la cintura de 1.978 adolescentes (1.017 chicas) entre 13 y 18 años procedentes de cinco ciudades españolas (Granada, Madrid, Murcia, Santander y Zaragoza). También se evaluó el papel de la actividad física en el tiempo libre sobre la grasa.

“Para dilucidar cuál es el efecto sobre la obesidad de los hábitos dietéticos es necesario estudiarlos en conjunto con otros hábitos de vida como la actividad física”, explica Sonia Gómez Martínez, primera autora del trabajo e investigadora en el departamento de Metabolismo y Nutrición del ICTAN.

Los chicos medían y pesaban más, además de poseer un mayor perímetro de la cintura y de comer más rápido durante las comidas. Sin embargo, según el estudio publicado en el Journal of Adolescent Health, la grasa acumulada era menor en ellos.

Asimismo los autores observaron como la influencia benéfica que el consumo del desayuno diario tiene sobre la obesidad puede ser especialmente relevante en los adolescentes varones que no practican ninguna actividad física, ya que los que se saltaban esta comida mostraban los valores de grasa corporal más altos.

“Con los resultados obtenidos se ha demostrado que una de cada cuatro chicas y uno de cada tres chicos españoles tienen sobrepeso o son obesos”, afirma Gómez Martínez. Sin embargo, solo el 18,5% de los chicos no practicaba ningún tipo de deporte, frente al 48,5% de las chicas.

Necesidades especiales

La maduración sexual y el aumento de talla y peso son las características que marcan las necesidades nutricionales de los adolescentes, que durante esta etapa aumentan aproximadamente el 20% de la altura que tendrán como adulto y el 50% de su masa muscular y ósea.

Estos procesos requieren una elevada cantidad de energía y nutrientes, de ahí que la alimentación deba estar diseñada para cubrir el gasto que se origina. Durante la adolescencia, son tres los minerales que tienen especial importancia: el calcio, el hierro y el zinc.

Mientras que el calcio es fundamental en el crecimiento de la masa ósea; el hierro interviene en el desarrollo de tejidos hemáticos (los glóbulos rojos) y del tejido muscular; y el zinc en el desarrollo de la masa ósea y muscular. También está relacionado con crecimiento del cabello y uñas.

Entre las recomendaciones diarias para la alimentación de los adolescentes está el tomar tres o cuatro tazas de leche o yogur para aportar calcio, vitamina D y riboflavina; cinco o más raciones de frutas o verduras; dos porciones de alimentos proteínicos magros; de seis a once porciones de cereales, pasta, arroz y patata; y pequeñas cantidades de alimentos ricos en grasa y en azúcar.

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Desarrollan una nueva generación de alimentos para el control del peso y el desarrollo de la obesidad

Científicos del Proyecto PRONAOS, integrado por 40 grupos de investigación pública y trece empresas privadas, han desarrollado una nueva generación de alimentos que permitirá el control del peso y el desarrollo de la obesidad.

Este ha sido uno de los 14 grandes proyectos de investigación industrial estratégica aprobados en 2008 en la cuarta convocatoria del Programa CENIT, y que está enfocado a la investigación de los factores genéticos, moleculares y nutricionales que regulan los sistemas de control de peso corporal con el objetivo de desarrollar una nueva generación de alimentos dirigidos controlar el peso y prevenir la obesidad.

Con un presupuesto de unos 25 millones de euros aproximadamente, estos científicos han conseguido descubrir en cuatro años avances muy importantes a la hora de poder entender los mecanismos sobre los que se desarrolla esta enfermedad. Patología que afecta a millones de personas en el mundo y, concretamente, a una buena parte de los españoles.

Y es que, España es el país de Europa con mayor tasa de obesidad, aproximándose a Estados Unidos, al afectar a uno de cada cuatro adultos y a uno de cada tres niños. No obstante, nuestro país se sitúa en el primer puesto del “ranking” mundial en cuanto a obesidad infantil se refiere.

Para evitar que el número de personas obesas o con sobrepeso siga aumentado y para ayudar a los que ya la padecen, se ha creado este proyecto, titulado Investigación científica dirigida al desarrollo de una nueva generación de alimentos para el control del peso y prevención de la obesidad.

Una iniciativa que ha estado asentada en cinco actividades: los nuevos factores genéticos y de biomarcadores relacionados con la obesidad, el descubrimiento de nuevos ingredientes, la evaluación de modelos animales de obesidad, el diseño de nuevos alimentos para el control del peso y la evaluación, estudio e intervención nutricional.

Todas ellas han dado lugar a una serie de conclusiones que, según ha explicado la directora de investigación de Biosearch, Mónica Olivares, van a contribuir al mantenimiento de la salud en la sociedad y a evitar que se produzcan nuevos casos.

En concreto, en este programa se han desarrollado nuevas tecnologías de producción y estabilización de ingredientes; se han diseñado prototipos de alimentos funcionales cuya eficacia se ha evaluado en modelos animales de experimentación y estudios de intervención quirúrgica; y se han identificado nuevos valores genéticos relacionados con la obesidad.

Asimismo, se ha desarrollado una plataforma bioinformática para el descubrimiento de nuevos biomarcadores de obesidad; se han puesto a punto modelos de evaluación masiva que permiten la identificación de compuestos por actividad biológica sobre mecanismos relacionados con la obesidad; y, por último, se han identificado y caracterizado nuevos ingredientes naturales con potencial actividad sobre esta enfermedad.

“Hay líneas de trabajo que no van a terminar pero hemos conseguido avances muy importantes a la hora de entender los mecanismos por los que se produce la obesidad. Además, las empresas han incorporado nuevos productos que en un breve tiempo saldrán al mercado y que, además, algunos son objeto ya de solicitud de patentes”, ha concluido el director general de Biosearch, José María Roset.

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El entorno laboral es clave para combatir la obesidad

Paralelamente, el incremento de personas que padecen obesidad en los países desarrollados ―casi 2 millones de personas en España y unos 500 millones en todo el mundo― ha aumentado la puesta en marcha de iniciativas públicas y privadas que ayuden a paliar esta pandemia.

Una de estas iniciativas es el programa Gustino FOOD que, bajo el lema Juntos para crear una red de restaurantes saludables, tiene por objetivo fomentar una alimentación saludable y combatir la obesidad entre los trabajadores que comen a diario fuera de casa.

Gustino FOOD busca aprovechar las sinergias creadas por la unión de los dos programas lanzados anteriormente por Edenred en el entorno laboral, un ámbito que es clave para el éxito de las políticas públicas de prevención de la obesidad. Por este motivo, el programa cuenta con el apoyo de la Fundación Dieta Mediterránea en España y de la Unión Europea a nivel global.

La experiencia obtenida hasta el momento ha puesto de manifiesto que la mayoría de usuarios de restaurantes de menús aprueban las iniciativas que se están desarrollando en restaurantes a favor de una alimentación saludable. El último Estudio FOOD realizado a finales de 2010, muestra un incremento notable de la sensibilización de los empleados españoles en este sentido. Según esta encuesta, un 67% de los comensales basaban su elección del plato en función de lo equilibrado y saludable que resultara para ellos.

“Estos datos nos animan a seguir impulsando, con más fuerza si cabe, un programa que entra de lleno en el compromiso de Edenred con la salud de las personas, y que apoya de forma muy clara a las políticas públicas de lucha contra la obesidad y las enfermedades crónicas que provoca”, explica Manuel Asla, director de Marketing de Edenred.

Luchar contra la obesidad desde el puesto de trabajo

El sobrepeso y la obesidad son una de las principales causas de enfermedades crónicas no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares y, por lo tanto, constituyen una preocupación de primer orden para las autoridades sanitarias.

En España, el 62% de las personas tiene exceso de peso. De ellos, un 39% tiene sobrepeso y un 23% obesidad, según el estudio de nutrición y riesgo cardiovascular en España (ENRICA), realizado por la Universidad Autónoma de Madrid.

Además, según la OMS, la evidencia de que los riesgos de sufrir enfermedades crónicas empiezan en la vida fetal y persisten hasta la vejez es cada vez mayor, por lo que controlar los factores de riesgo es esencial a lo largo de toda la vida.

Para conseguirlo, es esencial llevar una dieta equilibrada de forma continuada en el tiempo. Comer fuera de casa no debe ser un obstáculo para ello, de ahí el empeño de autoridades e instituciones para incidir en los hábitos alimentarios de las personas y poner a su alcance el máximo de facilidades para conseguir este objetivo, implicando activamente a la industria, establecimientos de restauración y empresas privadas.

En esta línea, el programa Gustino FOOD, impulsado por Edenred con el apoyo de la Fundación Dieta Mediterránea, busca influir tanto en la adaptación de los menús por parte de los más de 35.000 restaurantes adheridos a la red de Ticket Restaurant® en toda España, como en el comportamiento de los comensales, fomentando que sus decisiones sean racionales y repercutan positivamente en su salud.

La Fundación Dieta Mediterránea será la encargada de realizar la evaluación de la oferta de los restaurantes que quieran adherirse, en base a los requisitos del programa. Una vez certificado, cada restaurante Gustino FOOD lucirá un distintivo del programa para indicar a los usuarios qué establecimientos ofrecen un menú saludable y habrá un buscador de los restaurantes certificados disponible para los 245.000 usuarios de Ticket Restaurant®.

Gustino y FOOD en España

Gustino y FOOD son programas destinados a influir en los hábitos alimentarios de las personas durante su jornada de trabajo, en consonancia con las políticas públicas de prevención y lucha contra la obesidad.

En el 2008, Edenred puso en marcha, junto con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y la Fundación Dieta Mediterránea (FDM) el programa Gustino, una iniciativa orientada a fomentar una dieta equilibrada en los restaurantes que ofrecen menús de mediodía a empleados en España.

Continuando con esta política, al año siguiente, Edenred lanzó el programa FOOD (del inglés Fighting Obesity through Offer and Demand – Lucha contra la obesidad mediante la oferta y la demanda), una iniciativa público-privada en la que participan nutricionistas europeos y expertos en salud pública de varios países, y que cuenta con el apoyo de la Unión Europea.

El objetivo de este programa es incidir en los empleados desde el puesto de trabajo, a través de una campaña informativa sobre hábitos alimentarios saludables. Uno de los hitos de esta campaña ha sido la creación de la “Guía FOOD para Empleados”, de la que ya se han distribuido más de 13.000 ejemplares en empresas españolas.

A esta segunda iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, se han sumado hasta la fecha 8 países: Francia, Bélgica, Suecia, Italia, República Checa, España, Eslovaquia y Portugal. Los resultados de la primera fase del programa FOOD fueron presentados en la sede de la comisión europea, a finales de mayo del 2011.

En 2012, partiendo de la experiencia adquirida en estas iniciativas y aprovechando las sinergias entre ambas, Edenred España decide dar un paso más en su compromiso con una alimentación saludable e integra definitivamente ambos programas.

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Ganar calidad de vida es el principal motivo para perder peso

La motivación principal para perder peso es “ganar calidad de vida”, según una consulta realizada entre los pacientes de uno de los equipos médicos pioneros en el tratamiento del sobrepeso en España.

El equipo médico de Terapias de la Obesidad fue el primer equipo de profesionales médicos en introducir el tratamiento con balón intragástrico en España hace más de 17 años. Desde entonces vienen realizado esta técnica con más de 1.600 pacientes que han pasado por su consulta.

Según el Dr. Jesús Turró Homedes, Jefe del Servicio de Endoscopia Digestiva del Centro Médico Teknon de Barcelona, “antes de someterse a un tratamiento para la pérdida de peso, es fundamental que el paciente tenga una motivación principal que le ayude durante el proceso”. “Cuando un paciente acude a nuestra consulta siempre hay algún motivo por el cual ha decidido informarse y que suele ir mucho más allá del concepto “estético” de adelgazar o verse mejor físicamente. En la mayoría de casos se trata de conseguir una mejora en la calidad de vida. Muchos pacientes son conscientes de cómo les afecta el sobrepeso en su día a día, se sienten con menos energía para hacer cosas, más cansados, por no hablar de problemas asociados al sobrepeso que la mayoría de pacientes intuyen o conocen como la diabetes tipo 2, problemas de infertilidad, problemas de articulaciones, etc”.

“Por otro lado- añade el Dr. Turró- muchos de los pacientes que acuden a nuestra consulta deciden perder peso por indicación médica y por problemas relacionados con la salud pero con el tiempo esa motivación principal desaparece y son necesarias otras motivaciones más relacionadas con el día a día y el estilo de vida que no con la salud, para que el paciente lleve a cabo un cambio de sus hábitos alimenticios y prosiga con los esfuerzos necesarios para cambiar su estilo de vida. Esta motivación se da sobre todo a partir del momento en que los pacientes empiezan a perder peso. Es en esa primera fase cuando notan que empiezan a sentirse mejor, menos cansados, más atractivos, etc. En ese momento es importante ver y enumerar esa lista de motivaciones mucho más concretas- como hacer actividades que antes no hacían, poder vestir ropa que antes no usaban, poder controlar la ansiedad a la hora de comer…- que les ayudarán a continuar en el proceso para conseguir la pérdida de peso y, lo más importante, su mantenimiento a largo plazo”.

Mejoría notable del estado físico y anímico

Además de perder peso, los pacientes que han realizado el tratamiento de balón intragástrico o bien se han sometido a una reducción de estómago mediante cirugía endoluminal, combinado en ambos casos con apoyo psicológico y nutricional, han mejorado notablemente su estado de salud en general tanto desde el punto de vista físico y enfermedades asociadas como desde el punto de vista anímico y psicológico.

El equipo médico de Terapias de la Obesidad fue el primer equipo de profesionales médicos en introducir el balón intragástrico en España y desde hace más de 17 años vienen realizado esta técnica con numerosos pacientes que han alcanzado un promedio de pérdida de peso de alrededor de 20 a 22 kg.

El mismo equipo también es pionero en España en el tratamiento de la obesidad mediante cirugía endoluminal habiendo realizado desde mediados de 2011 40 intervenciones en las que, en el cuarto mes después de la intervención, los pacientes han perdido una media de 49,77% el exceso de peso que tenían.

El objetivo de esta unidad es la lucha contra una enfermedad crónica que se ha convertido en uno de los mayores problemas de la actualidad y que en la mayoría de los casos es desencadenante de otras enfermedades.

El ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir un 40 por ciento de los tumores

La Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) asegura que la realización de ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir la incidencia global de tumores en un 40 por ciento de los casos, especialmente de mama, colon y esófago, lo que equivaldría a cuatro millones de casos al año en todo el mundo.

Un tercio de todas las defunciones por tumores malignos están justificados por una mala situación nutricional, y es que la malnutrición del paciente oncológico se debe a factores relacionados directamente con el tumor, por la liberación de sustancias anorexígenas -que disminuyen el apetito- o por el aumento de los requerimientos energéticos.

Además, también influyen distintos tratamientos administrados como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia, que provocan una disminución de la ingesta habitual o una dificultad para el paso normal de los alimentos por el tracto digestivo -disfagia-.

Y es que, está demostrado que la malnutrición disminuye la calidad de vida en estos pacientes, especialmente por la pérdida de masa muscular, astenia y por su influencia negativa sobre el aspecto psíquico. Un hecho que implica una mayor necesidad de asistencia sanitaria en general, ya que en muchos casos el estado nutricional del paciente es más importante para la calidad de vida y supervivencia que el propio estado del tumor o tratamiento que se administra.

Asimismo, uno de los signos más frecuentes y complejos a la hora de abordar en los pacientes con cáncer es la pérdida involuntaria de peso, anorexia-caquexia. Según explica el vocal de SEOR, Jorge Contreras, “los trastornos nutricionales se manifiestan con más frecuencia en los estadios avanzados aunque”, apostilla, “no siempre es así ya que se pueden presentar entre el 15 y el 35 por ciento de los casos en etapas muy iniciales de la enfermedad, y entre el 60 y el 80 por ciento en las fases más avanzadas de la enfermedad”.

El 35 por ciento de los tumores se debe a la alimentación

Según el National Cancer Institute, aproximadamente un 35 por ciento de los tumores tienen su origen o se relacionan con determinados hábitos alimentarios, una magnitud similar a la que se le relaciona con el tabaco.

No obstante, en la actualidad, existen numerosos estudios publicados que permiten generalizar una serie de recomendaciones en relación a la alimentación como son, por ejemplo, evitar o reducir el consumo de los alimentos relacionados con ciertos tipos de neoplasias, fomentar el consumo de alimentos que se consideran protectores o que previenen la aparición de determinados tipos de cáncer y mejorar la forma de conservación y/o preparación de los alimentos.

Asimismo, estos estudios muestran una estrecha relación entre la dietas hipercalóricas y con alto contenido en grasa con una mayor incidencia y mortalidad de tumores de origen mamario, colon, recto y próstata, y, en menor medida, con los ginecológicos -ovario, endometrio- y páncreas. De hecho, los hombres con un sobrepeso mayor del 40 por ciento tienen mayor riesgo de morir por cáncer colorrectal y las mujeres de un tumor de mama, endometrio u ovario.

“Por ello, se debería reducir el consumo de carne roja y grasa animal y cambiarla por carne magra, pescado, pollo (sin piel), leche y derivados lácteos desnatados, utilizar aceite de oliva, que por otro lado conlleva una disminución del colesterol”, explica el experto.

Pero también otros alimentos, como por ejemplo el aumento de consumo de fibra vegetal en la dieta, tienen un claro efecto protector “con mayor intensidad en los tumores de colon y mama, aunque también se manifiesta en los tumores aero digestivos superiores como cavidad oral, faringe, esófago o estómago”. En este sentido, el especialista recomienda aumentar su consumo diario mediante una mayor ingesta de frutas, vegetales, cereales y legumbres.

El ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir un 40 por ciento de los tumores

La Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) asegura que la realización de ejercicio físico y los buenos hábitos alimenticios pueden reducir la incidencia global de tumores en un 40 por ciento de los casos, especialmente de mama, colon y esófago, lo que equivaldría a cuatro millones de casos al año en todo el mundo.

Un tercio de todas las defunciones por tumores malignos están justificados por una mala situación nutricional, y es que la malnutrición del paciente oncológico se debe a factores relacionados directamente con el tumor, por la liberación de sustancias anorexígenas -que disminuyen el apetito- o por el aumento de los requerimientos energéticos.

Además, también influyen distintos tratamientos administrados como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia, que provocan una disminución de la ingesta habitual o una dificultad para el paso normal de los alimentos por el tracto digestivo -disfagia-.

Y es que, está demostrado que la malnutrición disminuye la calidad de vida en estos pacientes, especialmente por la pérdida de masa muscular, astenia y por su influencia negativa sobre el aspecto psíquico. Un hecho que implica una mayor necesidad de asistencia sanitaria en general, ya que en muchos casos el estado nutricional del paciente es más importante para la calidad de vida y supervivencia que el propio estado del tumor o tratamiento que se administra.

Asimismo, uno de los signos más frecuentes y complejos a la hora de abordar en los pacientes con cáncer es la pérdida involuntaria de peso, anorexia-caquexia. Según explica el vocal de SEOR, Jorge Contreras, “los trastornos nutricionales se manifiestan con más frecuencia en los estadios avanzados aunque”, apostilla, “no siempre es así ya que se pueden presentar entre el 15 y el 35 por ciento de los casos en etapas muy iniciales de la enfermedad, y entre el 60 y el 80 por ciento en las fases más avanzadas de la enfermedad”.

El 35 por ciento de los tumores se debe a la alimentación

Según el National Cancer Institute, aproximadamente un 35 por ciento de los tumores tienen su origen o se relacionan con determinados hábitos alimentarios, una magnitud similar a la que se le relaciona con el tabaco.

No obstante, en la actualidad, existen numerosos estudios publicados que permiten generalizar una serie de recomendaciones en relación a la alimentación como son, por ejemplo, evitar o reducir el consumo de los alimentos relacionados con ciertos tipos de neoplasias, fomentar el consumo de alimentos que se consideran protectores o que previenen la aparición de determinados tipos de cáncer y mejorar la forma de conservación y/o preparación de los alimentos.

Asimismo, estos estudios muestran una estrecha relación entre la dietas hipercalóricas y con alto contenido en grasa con una mayor incidencia y mortalidad de tumores de origen mamario, colon, recto y próstata, y, en menor medida, con los ginecológicos -ovario, endometrio- y páncreas. De hecho, los hombres con un sobrepeso mayor del 40 por ciento tienen mayor riesgo de morir por cáncer colorrectal y las mujeres de un tumor de mama, endometrio u ovario.

“Por ello, se debería reducir el consumo de carne roja y grasa animal y cambiarla por carne magra, pescado, pollo (sin piel), leche y derivados lácteos desnatados, utilizar aceite de oliva, que por otro lado conlleva una disminución del colesterol”, explica el experto.

Pero también otros alimentos, como por ejemplo el aumento de consumo de fibra vegetal en la dieta, tienen un claro efecto protector “con mayor intensidad en los tumores de colon y mama, aunque también se manifiesta en los tumores aero digestivos superiores como cavidad oral, faringe, esófago o estómago”. En este sentido, el especialista recomienda aumentar su consumo diario mediante una mayor ingesta de frutas, vegetales, cereales y legumbres.