Receta gominolas saludables

RECETA DE GOMINOLAS DE FRUTA EN VERSIÓN SALUDABLE

gominolas de frutas saludables

Si quieres pasar un rato divertido con tus hijos en la cocina y te quieres dar un pequeño caprichito dulce sin dejar a un lado tu buena alimentación, te proponemos que hagas esta receta de gominolas de fruta en versión saludable.

Tú te quitarás el gusanillo de  dulce y los peques se darán cuenta de que eres muy guay y de que se pueden hacer chuches con ingredientes saludables y sin abusar del azúcar. Además estas gominolas contienen vitamina C, que contribuye a reforzar el sistema inmunológico: gominolas de naranja, kiwi, limón, mandarina, pomelo o multifruta… ¿Te apuntas?

 

Ingredientes:

Para preparar los distintos tipos de golosinas (colores y sabores) necesitaremos:

  • 250 ml de zumo de frutas para cada tipo distinto que queramos preparar. Para cada color y sabor habrá que exprimir o licuar la fruta correspondiente (naranja- mandarinas, verde-kiwi, amarillo-limóm…etc.).
  • 2 y ½ cucharaditas (de las de té) de gelatina en polvo o 4 hojas de gelatina en láminas.
  • 2 cucharadas de miel

Utensilios: Moldes de silicona con distintas formas (opcional). También servirían los que se utilizan para hacer cubitos de hielos y quedarán con forma cuadrada.

Modo de preparación:

  1. Exprime o licua la fruta hasta obtener 250g de zumo.
  2. Pon el zumo en una cacerola pequeña y espolvorea la gelatina en polvo sobre el líquido. Dejaremos que repose durante unos minutos. La mezcla se volverá más espesa a medida que la gelatina empiece a solubilizarse.
  3. Tras un par de minutos revolveremos el zumo junto con la gelatina hasta mezclarlos bien. En este punto la mezcla tendría que tener una textura similar a la de una compota (como arenosa o granulada).
  4. Es el momento entonces de calentar la mezcla a fuego medio hasta que la gelatina se disuelva completamente. Es importante recalcar que no debemos dejar que la mezcla hierva.
  5. Cuando se haya disuelto completamente la textura dejará de ser arenosa y será cuando apaguemos el fuego y añadamos la miel mezclándola bien.
  6. Finalmente vertemos la mezcla en moldes de silicona o moldes para hielos y los guardamos en la nevera durante 2-3 horas hasta que se enfríe y cuaje.
  7. Cuando la mezcla esté cuajada la sacamos de la nevera, desmoldamos la gominolas y a disfrutar en familia de las golosinas caseras en versión saludable.

 Notas:

Las golosinas de fruta caseras se pueden almacenar durante unos días en un recipiente (mejor de cristal y hermético) en la nevera.

 

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consejos hábitos saludables

CONSEJOS PARA RETOMAR LOS HÁBITOS SALUDABLES TRAS LAS NAVIDADES

alimentos saludables

Después de unas Navidades en la que los excesos en la mesa suelen estar presentes, es el momento de ponerse las pilas de nuevo y de retomar hábitos.

Tras estas fechas tan especiales – en las que uno normalmente come y bebe más de lo normal, y en las que el ejercicio físico se deja un poco de lado – uno puede sentirse algo hinchado, cansado y pesado, pero esto es solo temporal.

Volver a la rutina es sólo cuestión de tiempo y disciplina. La idea es establecer una serie de pautas y objetivos alcanzables, y de intentar hacer algo que sea sostenible en el tiempo, así que lo primero, es olvidarse de las dietas “Detox” o dietas “exprés”.

Lamentablemente, los beneficios de estas dietas détox y exprés no tienen el respaldo de los profesionales de la salud y los resultados que prometen sobre la “detoxificación” y el peso corporal son equivalentes única y exclusivamente a una pérdida de agua corporal, y no de grasa, ni toxinas (que para eso ya tenemos un hígado y unos riñones que se encargan de esa tarea).

En su lugar, lo mejor es plantearse un enfoque razonable y con objetivos realistas que se puedan ir cumpliendo a corto, medio y largo plazo.

Aquí os damos algunas pautas para comenzar a recuperarse y ganar en salud.

¿Cómo comenzar?

Un cambio de hábitos y una buena alimentación sólo pueden dar comienzo con una actitud positiva. A partir de ahí todo es más fácil porque los cambios los afrontaremos con más ganas y costarán menos.

Para las primeras semanas lo ideal es empezar por unos cambios muy simples que nos ayuden a ir cogiendo ritmo, y con los que veamos que esas sensaciones de hinchazón y pesadez van desapareciendo poco a poco. Eso nos animará a continuar con el plan que nos hayamos fijado.

 

Objetivos sencillos como beber más agua (de 8 a 10 vasos/diarios) – también en forma de infusiones y caldos vegetales; comer al menos 2 porciones de verduras al día (una en crudo como en una ensalada), y al menos otras dos de fruta; y evitar beber alcohol durante estas primeras semanas de recuperación, son pautas básicas que pueden funcionar bien a la hora de dar el pistoletazo de salida.

Otras sugerencias prácticas incluyen el coger el hábito de hacer una lista de la compra semanal, o la planificación de los menús con cierta antelación. Regalar los turrones y dulces navideños que hayan sobrado, o guardarlos de tal manera que no sean fáciles ni de ver, ni de coger, es otra buena opción para evitar tentaciones.

Una vez cogido ritmo

Restablecer hábitos es cuestión de constancia, y de ir haciéndolo poco a poco; así que una vez hayas empezado con los pequeños cambios que proponemos, todo irá rodado.

Aun así, algunos principios básicos que se pueden utilizar para ayudarnos a retomar las buenas costumbres son los siguientes:

  • Comenzar el día con un buen desayuno en el que se incluya algún alimento rico en proteínas. Huevo, yogur, queso fresco, jamón, o incluso salmón ahumado, son algunas alternativas para acompañar la primera comida del día. No tienes que desayunar ser nada más levantarse, puedes dejar que pase un tiempo y mientras ir haciendo otras tareas matutinas (la cama, ducha, etc.).
  • No saltarse comidas. Hacerlo solo provoca que se llegue con más ansiedad y hambre a la siguiente.
  • Hacer las tres comidas principales de forma balanceada (con una buena porción de vegetales y una ración de algún alimento rico en proteínas como la carne, el pescado, los huevos o las legumbres) e intercalar alguna pequeña merienda a media mañana y/o media tarde si se tiene sensación de hambre. Combinaciones para estos pequeños snacks pueden ser: yogur natural + puñadito de frutos secos, 1 pieza de fruta + un pedacito de queso magro, una infusión o café con leche, etc.
  • Combinaciones para estas pequeñas colaciones pueden ser: yogur natural + puñadito de frutos secos, 1 pieza de fruta + un pedacito de queso magro, una infusión o café con leche, etc.
  • Disminuir (nunca eliminar) el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono, principalmente aquellos con mayor contenido en azúcares (tartas, pasteles y dulces variados, bebidas refrescantes, etc.) o refinados (cereales y derivados “blancos”).
  • Preferir las versiones integrales de los cereales y los tubérculos (patata, boniato o yuca) y consumirlos estratégicamente, como antes o después de realizar ejercicio físico, por las mañanas en el desayuno, o los días en los que tengamos mayor actividad.
  • Aligerar los platos moderando el consumo de grasas. Optar por medir con cuchara la cantidad de aceite que se utiliza (3 – 4 cucharadas/día) ayuda a controlar lo que se añade en cada plato y a ser más conscientes de lo que se va a tomar. Además, escoger como fuentes principales el aceite de oliva virgen, el aguacate, los pescados azueles y los frutos secos o semillas “sin sal y sin freír”, mejora también la calidad de la dieta, otro aspecto importante.
  • Elegir entre utilizar como fuente de energía los hidratos de carbono o las grasas en cada una de las comidas. Es decir, que en una misma comida no se incluyan simultáneamente alimentos ricos en carbohidratos y alimentos ricos en grasas. La idea es que si en un plato añadimos aguacate o frutos secos (que contienen principalmente grasas), no se añadan también arroz o pasta (ricos en hidratos de carbono), sino que es preferible que se dejen para la siguiente comida. Así será más fácil controlar el contenido energético de los platos.
  • Incorporar más hierbas aromáticas y especias para disminuir así la cantidad de sal añadida a las comidas.

Vuelta al movimiento

Al mismo tiempo que retomamos una dieta balanceada, también deberíamos comenzar de nuevo a realizar ejercicio.

Caminar e incrementar el tiempo en el que estamos activos es la mejor opción al principio. Varios paseos al día de media hora o 15 minutos, caminatas más largas los fines de semana, subir las escaleras, levantarse más a menudo de la si

La idea es que al cabo de unas semanas ya fijemos como mínimo la realización de 2-3 días a la semana de ejercicio físico (mínimo 60 minutos realizando alguna actividad), y que al cabo de un par de meses ya se adquiera una rutina de unos 4 o 5 días.

Con todo esto y adaptando las pautas a cada estilo de vida, volver a la rutina será más fácil y llevadero. ¿Quieres comprobarlo?

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El camino hacia la felicidad

TRUCOS PARA ALCANZAR EL CAMINO HACIA LA FELICIDAD

Cada uno tiene sus trucos para ser feliz y sentirse bien, pero aquí os dejamos unos
cuantos que nos parecen que van con todos (o casi). Ponlos en práctica y…
¡Ya verás como cada día te vas sintiendo mejor!

 

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tabla de ejercicios en casa

TABLA DE EJERCICIOS PARA MANTENERSE EN FORMA

Combina los ejercicios de los distintos grupos de cardio y fuerza. Te recomendamos que además practiques a diario los ejercicios de estiramiento. Verás mejorar día a día tu forma física.

Tabla de ejercicios

Tabla de ejercicios - Cardio

Tabla de ejercicios - Fuerza

Tabla de ejercicios - Estiramiento

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evitar la resaca

TRUCOS PARA EVITAR O REDUCIR LOS SINTOMAS DE LA RESACA

Para evitar la resaca LO MEJOR ES NO BEBER ALCOHOL,
pero todos sabemos que en períodos de fiesta es típico brindar con vino o champán o tomarse alguna copa.
Te contamos cómo ayudar a evitar los síntomas de resaca.

 

que hacer antes de beber alcohol

Trucos para reducir la resaca

El día de resaca

 

 

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nutrición en niños y adolescentes

La importancia de la educación en nutrición para niños y adolescentes

nutrición infantilTanto la infancia como la adolescencia son dos períodos de aprendizaje importantes. A lo largo de ellos se van adquiriendo los conocimientos y habilidades que en el futuro serán la base de nuestro estilo de vida y nos ayudarán a gestionar el día a día.

Desde cómo aprender a peinarnos o bañarnos, pasando por cómo interaccionar socialmente, hasta aquellos conocimientos formales que adquirimos en el entorno escolar, el aprendizaje durante ambas etapas es constante y enriquecedor. Sin embargo, un aspecto tan importante como es el “cómo nos alimentamos”, puede quedar fuera de la educación que se nos brinda durante esos años.

Teniendo en cuenta que comemos todos los días, que lo hacemos varias veces durante las 24 horas, y que, además, existe una relación directa entre nuestra alimentación y nuestro estado de salud, la educación nutricional se convierte en una asignatura indispensable en esta etapa de aprendizaje.

Adquirir los conocimientos básicos sobre alimentación y nutrición promueve que en la vida adulta la dieta obtenga el valor destacado que merece como factor determinante del estado de salud.

Esta correcta educación nutricional ayuda a adquirir conductas positivas en relación con la alimentación y contribuye a modificar aquellas menos adecuadas. Todo, con el objetivo final de adoptar unos hábitos saludables que perduren a lo largo del tiempo y favorezcan una mejor calidad de vida.

Enseñar buenos hábitos nutricionales es una tarea continua y compartida. Padres y entorno familiar, profesores, profesionales sanitarios, así como la industria alimentaria y los medios de comunicación deben fomentar el entorno adecuado para conseguir aumentar los conocimientos en esta materia y generar un punto de vista crítico en todo aquello referido a la alimentación.

Su alcance es extenso y  ayuda a crear una cultura alimentaria centrada en repercutir positivamente sobre la salud en todos los sentidos. Puede influir sobre el consumo de alimentos y las prácticas dietéticas, pero también sobre la seguridad alimentaria, pues bien estructurada, una buena educación nutricional inculca además hábitos de higiene básicos.

¿En qué consiste específicamente?

La educación nutricional no solo incluye información en materia de nutrición, sino que se trata de un tipo de enseñanza orientada a la acción, que facilita la adopción voluntaria y natural de hábitos alimentarios que fomenten el bienestar.

Se trata de un proceso en el que se aprende a elegir y disfrutar de todos los alimentos y conocer la frecuencia y cantidad recomendada de cada uno de ellos, pero también se comprende el beneficio que implica su consumo para el cuerpo.

Permite conocer distintas preparaciones culinarias y adquirir técnicas de cocinado, y consigue generar una actitud analítica y de mayor consciencia sobre todo lo ofertado por la industria.

Todo ello puede conseguirse fomentando distintos tipos de actividades desde el entorno familiar, educativo e industrial.

Participar en la compra y preparación de las comidas en casa, promover momentos en los que charlar distendidamente de los distintos grupos de alimentos y nutrientes, enseñar la importancia de la higiene alimentaria, así como facilitar la elección de compra, son algunas de las acciones que dan forma al concepto de educación nutricional y actúan como factores de prevención de enfermedades relacionadas con la alimentación.

Y es que un niño que aprende a comer de forma saludable tiene más probabilidades de continuar manteniendo esa conducta durante la edad adulta y, en consecuencia, posiblemente goce de mejor salud en el futuro.

Es por esto que la educación en alimentación cobra especial relevancia y se convierte en una experiencia de aprendizaje que nos aporta las mejores herramientas para cuidar de nuestra salud, bienestar y calidad de vida a lo largo del tiempo.

cambios físicos y emocionales en la mujer

CAMBIOS FÍSICOS Y EMOCIONALES EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA MUJER

CAMBIOS FÍSICOS Y EMOCIONALES
EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA MUJER

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Alimentación durante la menopausia

La alimentación durante la menopausia

La menopausia es un periodo en la vida de la mujer en el que tiene lugar la pérdida de la menstruación. Se trata de un proceso dinámico que tiene lugar durante varios años e implica la transición desde el período reproductivo hasta la posmenopausia.

En consecuencia, se producen una serie de cambios a nivel hormonal y fisiológico tanto a nivel externo: genitales, piel; como interno: metabolismo de los huesos, circulación y sistema cardiovascular, así como a nivel psicológico.

Debido a que, en general, todos los sistemas se ven involucrados, la alimentación juega un papel fundamental a la hora de conseguir adaptarse a las nuevas necesidades.

Comenzando por los requerimientos energéticos, estos siguen determinándose de acuerdo con la actividad física diaria y el gasto del propio organismo en reposo. A partir de los 40 años se estima una reducción en las necesidades energéticas de aproximadamente un 5% por década[1].

Así, las ingestas diarias recomendadas pasan a ser de unas 2200 kcal diarias durante la década de los cuarenta, a encontrarse en torno a las 1800 -1900 kcal/día a partir de los 60.

Puesto que en muchos casos esto se desconoce, en ocasiones las mujeres en esta etapa toman más calorías de las necesarias, por lo que pueden aparecer sobrepeso y otras enfermedades relacionadas a medida que aumenta la edad.

Para evitarlo es imprescindible controlar el aporte energético de la dieta, y apostar por alimentos con alta densidad nutricional. Esto significa optar por aquellos alimentos que aporten un buen número de nutrientes y tengan un contenido energético moderado. Hablamos de – como no – las frutas y verduras y los alimentos ricos en proteínas, como las carnes magras, los pescados, huevos y lácteos, pero también las legumbres, los cereales integrales y los frutos secos.

Las grasas y aceites deben consumirse con moderación, pero es importante que sigan presentes en la dieta, pues también aportan una serie de nutrientes esenciales como la vitamina E y los ácidos grasos esenciales como el omega 3, por ello, se debe optar por aceite de oliva virgen extra, aguacates, nueces, pescados azules, etc.

En relación con la dieta, otra de las cuestiones a tener en cuenta es la descalcificación de los huesos que se produce durante esta etapa. Así, debido principalmente a la reducción de estrógenos, existe un mayor riesgo de aparición de osteoporosis1.

Dicho esto, el aporte de calcio debe sin duda ser un pilar fundamental para la dieta en esta etapa, así como la vitamina D, que facilita su absorción y metabolización.

En ese sentido, los lácteos son una muy buena fuente de calcio y vitamina D, y son una buena elección para alcanzar la dosis diaria de ambos. Igualmente, pescados de pequeño tamaño que se consumen generalmente con espinas, como la sardina o el boquerón, también contienen una cantidad apreciable de ambos nutrientes. También alimentos de origen vegetal como frutos secos y semillas, o vegetales de hoja verde contribuyen al aporte de calcio diario.

Para alcanzar la cantidad de vitamina D, podemos recurrir además al pescado azul o la yema de huevo. Además, la exposición al sol promueve la producción de esta vitamina por el propio cuerpo, por lo que también es recomendable pasar un tiempo al aire libre que podemos aprovechar para hacer ejercicio o caminar.

Se pueden también tener en cuenta otras recomendaciones generales como mantener un correcto estado de hidratación, reducir el consumo de alcohol, alimentos ultraprocesados y bollería, y realizar al menos 30 minutos de ejercicio físico al día[2].

[1] Varela Moreiras G. Guía de alimentación y Menopausia. [Internet]. Madrid: Italfarmaco; 2008 [fecha de consulta: septiembre de 2018]; Disponible en: http://www.flaviamenopausia.com/documents/13060/14475/Gu%C3%ADa+de+la+Alimentaci%C3%B3n+y+la+Menopausia+-+M%C3%B3dulo+1.pdf/95fbbfe8-82a2-4653-9f13-84ba4c7ddf26

[2] Vilaplana I Batalla M. Menopausia: claves para afrontarla. Farmacia profesional [Internet] 2016 [fecha de consulta: septiembre de 2018]; 30 (4):14-17. Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-menopausia-claves-afrontarla-X0213932416571321

trucos para ahorrar agua en el hogar

TRUCOS E IDEAS PARA AHORRAR AGUA EN EL DÍA A DÍA

TRUCOS E IDEAS PARA AHORRAR
AGUA EN EL DÍA A DÍA

El agua es un recurso escaso y entre todos tenemos el deber de optimizar al máximo su uso.

Con estos consejos podremos reducir el consumo diario de agua.

Trucos e ideas para ahorrar agua en casa

Trucos para ahorrar agua en la cocina

Trucos para ahorrar agua en el cuarto de baño

Trucos para ahorrar agua en el jardín

Trucos para ahorrar agua fuera de casa


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Insectos, la proteína de moda. Laura Rojas

Insectos, la proteína de moda

Insectos, la proteína de moda. Laura Rojas

Comer insectos está de moda. Su elevado contenido en proteínas y nutrientes de alta calidad los han convertido en auténticos superalimentos que deberíamos incluir en nuestra alimentación diaria. Pero ¿realmente es así?

En el post de hoy, hablaremos de si la entomofagia, que es como se le denomina al consumo de insectos, nos aporta tantos beneficios para nuestra salud como se cree.

 

Qué nos dice la FAO…

Comer insectos no es tan novedoso como parece. Los insectos forman parte de la alimentación tradicional en muchas culturas de África, Asia y América Latina. Según un informe de la FAO, la organización de la ONU para la alimentación y la agricultura, indica que aproximadamente más 2000 millones de personas comen regularmente una o más de las 1900 especies conocidas de insectos comestibles.

La FAO recomienda incluir el consumo de insectos en la dieta para combatir el hambre en el mundo. Los insectos proporcionan un elevado contenido en proteínas en comparación con la carne y el pescado. Además, la mayor parte de las especies de insectos contienen niveles elevados de ácidos grasos (comparables con el pescado). También son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y zinc.

El consumo de insectos presenta grandes ventajas ambientales: son mucho más eficientes, ya que crecen muy rápido y no usan mucho espacio, utilizan mucha menos agua y no generan tantos gases como la ganadería.

Además, los insectos plantean un riesgo reducido de transmisión de enfermedades zoonóticas (enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos) como la gripe aviar o la enfermedad de las vacas locas.

Parece que todo son ventajas, pero ¿Cuál es la realidad?

A pesar de que en el 80% de las culturas del mundo los insectos son algo habitual en la dieta, en la nuestra son considerados como algo desagradable, sinónimos de suciedad y portadores de enfermedades.

Así que, para que no nos creen rechazo, los insectos no suelen comercializarse de forma natural, es decir, como los encontraríamos en el campo. Lo más común es utilizar la harina de insectos para elaborar la base de ciertos alimentos, como, por ejemplo, barritas, o bien aliñarlos con especias para que tenga un sabor más apetitoso, y venderlos en forma de pequeñas cajitas.

Lo que podría parecer ser una opción saludable se convierte en algo menos recomendable, ya que se trata de productos procesados que vienen acompañados de ingredientes insanos (azúcares, grasas refinadas, aditivos…) ¡y no insectos solo!

Evidentemente no todos los alimentos procesados son iguales. Tenemos la gran suerte de que existen alimentos procesados bastante correctos y saludables, que nos facilitan muchísimo nuestro día a día, pero de momento esto no ocurre con los productos a base de insectos.

Y a nivel nutricional, ¿qué sucede?

Las características más destacables de los insectos es su alto contenido en proteínas, (aportan entre 40-50 gramos de proteína por 100 gramos de insecto) y su elevado porcentaje ácidos grasos y omega 3, similar al del pescado en algunos insectos.

Para que podáis compararlo, la carne contiene 16-22 gramos de proteína/100gr, el pescado 18-20 gramos de proteína/100gr y el huevo 12-15 gramos de proteína/100gr.

Sí, claro que es cierto que el aporte de proteínas de los insectos es muy alto, pero no debemos fijarnos en el aporte por 100gr, sino en la cantidad que ingerimos de cada uno de ellos, es decir, en lo que denominamos su aporte por ración.

Como os he comentado, en el mercado, lo más habitual son las barritas (que contienen aprox 5-6% de harina de insecto) o las cajitas de grillos o gusanos con especias (contiene 15-20gr de insectos). Por lo que si consumimos una barrita estamos ingiriendo entre 6-5gr de proteína y si tomamos una cajita de grillos 7-5gr de proteínas.

¿Esto qué quiere decir? Pues que la cantidad de proteína por ración que nos aporta (barrita o cajita) no es tan elevada, y tendríamos que consumir grandes cantidades de ellos para beneficiarnos de su riqueza proteica.

Tenemos la gran suerte de que disponemos de otros alimentos proteicos, que nos permiten obtener más proteínas y los mismos ácidos grasos poliinsaturados que los productos a base de insectos. Por ejemplo, una lata de atún al natural baja en sal nos aportaría 10-12gr de proteínas. Y muchísimo más accesible, porque el kilo de grillo ronda los 500€ ¡que se dice pronto!

¿Creéis realmente que el consumo de insectos aporta suficientes beneficios para incluirlos en nuestra alimentación diaria?

Mi opinión como nutricionista, es que mientras los insectos no se consuman en su forma natural ¡rotundamente NO!

El consumo de insectos tiene cabida, de momento, en aquellos países donde los recursos son escasos y el acceso a los alimentos proteicos resulta muy difícil. En estas situaciones, sí que podemos afirmar que insectos son una muy buena alternativa nutricional.

En los países industrializados como el nuestro, si queremos beneficiarnos del elevado aporte proteico de los insectos es totalmente absurdo, ya que existen opciones de alimentos naturales muchísimo más accesible, que, por ración nos aportan un contenido similar en proteínas.

Consumirlos por sus ventajas ambientales, no es un argumento de peso, ya que debéis saber que actualmente los insectos son importados de otros países por lo que la sostenibilidad ¡nada de nada!

Probarlos para degustar algo diferente puede resultar interesante e incluso divertido, pero consumirlos diariamente en nuestra alimentación, ¡por supuesto que no!

A pesar de que los insectos ya están incluidos como nuevos alimentos en el Reglamento (UE) 2015/2283, la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) ha elaborado un informe sobre el consumo de insectos criados en granja en el que concluye que tienen unos ciertos riesgos químicos y biológicos.

Además, todavía no disponemos de recomendaciones generales sobre la ingesta de insectos, y se necesitan más evaluaciones e informes sobre el tema.

Así que, en mi opinión, para que el consumo de insectos tuviera sentido en nuestra alimentación diaria, deberíamos esperar a que se realizarán más estudios y se establecieran las pautas alimentarias concretas. Y, siempre y cuando se garantice que la producción de insectos se realizara en nuestro país para asegurar la sostenibilidad y los consumamos en su estado natural para aprovechar todos sus beneficios nutricionales.

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Mindful Eating. La conexión mente-cuerpo cuando comemos.

MINDFUL EATING

Conexión mente-cuerpo cuando comemos

Lo que piensas y sientes acerca de los distintos alimentos también puede ser un
determinante importante sobre el efecto que tendrán al tomarlos.

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Consejos para retomar los buenos hábitos de alimentación tras el verano

Consejos para retomar los buenos hábitos de alimentación tras las vacaciones de verano

En vacaciones nos relajamos con el control sobre lo que comemos y bebemos, pero cuando llega el momento de volver nunca encontramos la excusa para retomar los buenos hábitos. En este vídeo, los Fernández nos dan una serie de truquillos para que retomar la buena alimentación en familia nos sea más sencillo a todos.

 

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