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Conocer el vino: Tradición e innovación

El vino es una bebida hidro-alcohólica obtenida a partir de la uva por la fermentación alcohólica realizada por unos microorganismos denominados levaduras, que transforman los azúcares en alcohol etílico. Hace pocos años que se conoce que hay otras fermentaciones secundarias.

Un poco de historia

El vino hunde sus raíces en la prehistoria del hombre. En civilizaciones como la egipcia, griega o romana. El cristianismo lo incorporó como una bebida santificada y fue retomado después por las órdenes religiosas en siglos posteriores, que mantienen el cultivo de la vid y la elaboración del vino.

Van apareciendo las distintas formas de obtenerlo, almacenarlo y transportarlo. Primero se trasporta en vasija y a partir del Medievo se empiezan a usan las barricas de madera, lo que va determinando las calidades cualitativas y gustativas de los vinos, que no tiene nada que ver con los vinos actuales.

En los siglos I y II aparece el cultivo de la vid y también el primer personaje datado ligado al mundo de la viña y el vino en España, y se ha visto en las excavaciones arqueológicas que en las celebraciones tomaban vino, cordero lechal y algo de caza.

En la época medieval en España tuvimos desde el año 711 la invasión musulmana y eso llevó a una cierta interrupción en el cultivo y desarrollo de la uva y del vino, aunque no se perdió totalmente. En las etapas de reconquista es cuando aparece otra vez el cultivo de la vid, y no solamente alrededor de los monasterios. El vino era, en esta época, un auténtico alimento para la dieta de los habitantes de la zona.

El vino moderno según los historiadores aparece (en 1863) con Louis Pasteur que determina los mecanismos para conocer la fermentación del vino cuando estudia el papel del oxígeno en su elaboración y de las levaduras. A partir de aquí cambia la forma de hacer los vinos y aparece una tecnología en la que se buscan los gustos más sofisticados. También aparece una legislación.

El en siglo XX aparecen las denominaciones de origen y la normativa de la Unión Europea, que es el mayor productor y exportador de vino al resto del mundo, incluso a países sin tradición.

Y aparecen las modernas bodegas. A finales del siglo XIX hubo una revolución en la elaboración del vino que llegó a zonas como Cataluña, Rioja y un poco menos a las zonas del sur -excepto Jerez- y ribera del Duero -excepto Vegasicilia-.

Y sobre todo en el último cuarto de siglo hay una eclosión y una revolución auspiciada por muchos factores. En primer lugar por una valoración mucho más sustantiva de la calidad de los vinos. En segundo lugar por una búsqueda de la satisfacción de los consumidores que quieren productos de más alta calidad. Y todo esto sustentado en una tecnología, en unos materiales que revolucionan el modo de hacer el vino. Aparecen materiales asépticos, suelos y paredes lavables (primero epoxi y después materiales inoxidables), sistemas perfectos de control de temperatura y modernos equipos de climatización y control de humedad que aseguran un producto tan vivo como siempre y en continua evolución.

En la actualidad la maquinaria en Enología cambia con una facilidad extraordinaria, no sólo en el sistema de vendimia, que han llegado a la mecanización, sino también a los equipos de filtración y de separación automática del grano de la uva de la parte leñosa del racimo, los sistemas de control de oxigeno y la utilización de la temperatura de forma automática o la medición de parámetros cruzados para determinar cuál es el momento exacto de cada etapa.

El futuro

Nos va a tocar, entre otras cosas que ni siquiera podemos imaginar, manejar muchísimo la biotecnología, la maquinaria y los nuevos retos del control del alcohol.

Nuestra bodega (Matarromera) es la que más invierte en investigación, lo que nos lleva a trabajar muchísimo sobre nuestros propios vinos. Tras de 5-6 años de trabajo e investigación conseguimos sacar un producto “el vino sin alcohol” (jurídicamente no se puede llamar vino), que es un producto nuevo totalmente distinto de los vinos tradicionales.

Si comparamos este producto con un vino tradicional y uno 0,0 (O grados de alcohol y 0 calorías) vemos que los niveles de oligoelementos, vitaminas y minerales son similares y lo que se ha minimizado hasta la nimiedad es el contenido de alcohol con una técnica respetuosa. Y sin embargo mantienen la mayor parte de los factores que la ciencia médica apunta como positivos. Se usa una técnica de deconstrucción molecular donde se manejan los componentes elementales de un producto.

Elaboración del “vino sin alcohol” Emina

Hay cuatro fases de trabajo: primero la elaboración del vino tradicional modificando aspectos como madurez, levaduras, aromas, etc. Después hay una fase de deconstrucción molecular, de separación de las moléculas; luego una reconstrucción; y, por último, el control de seguridad alimentaria para su conservación, mantenimiento, embotellado y expedición.

¿Para quién es este tipo de productos 0,0? Para gran parte de la población e incluso se puede prescribir como un elemento saludable que además pueden tomar los niños porque no tiene nada de alcohol pero si vitaminas, polifenoles y antioxidantes. También para personas de más edad que por alguna restricción no pueden tomar el vino tradicional. O en comedores de empresa que no permiten el alcohol.

El nombre procede de “hemina” que era la cantidad de vino que tenían asignada los monjes cistercienses del monasterio de Sta. Mª de Valbuena. Las monjas de otros monasterios tenían asignada media hemina.

Además esta bebida tiene una serie de ventajas funcionales: contenido polifenólico, bajo contenido calórico y ausencia de grasa y proteínas.

Otros proyectos de investigación

Estamos participando en un proyecto llamado SENIFOOD (Investigación de alimentos y dietas específicas para personas mayores) con una subvención CDTI en consorcio con empresas productoras de ingredientes y empresas alimentarias de alto nivel.

Nuestra bodega, Matarromera, es el único y primer grupo bodeguero que participa y el objetivo es investigar en la aplicación del eminol en el enriquecimiento de vinos y bebidas derivadas para esta población. El eminol es un complejo polifenólico natural extraído de la uva con patente. También tiene usos cosméticos con los que tenemos una línea de productos de alta gama.

Otro proyecto tiene que ver con las histaminas, con la reducción de estos compuestos en el vino para crear vinos sin hipersensibilidades alimentarias. Las aminas biógenas producen en algunas personas reacciones alérgicas o dolores de cabeza.

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Dieta Mediterránea y Salud Pública: futuro y oportunidades

Realmente deberíamos hablar de dietas mediterráneas porque no hay un modelo uniforme a lo largo del Mediterráneo. No debemos hablar de dieta griega, romana, egipcia ni turca sino de un modelo prevalente a mediados del siglo pasado en algunas partes del Mediterráneo y que todavía subsiste en gran parte de los países.

El término se lo debemos a Ancel Keys que vivió 100 años defendiendo la dieta mediterránea y fue el pionero del Estudio de los Siete Países.

El patrón histórico de dieta mediterránea es una serie de alimentos, en la medida de lo posible poco procesados, frescos, de temporada y cultivados localmente.

Nutrición basada en la evidencia

Evaluar la evidencia de una intervención dietética no es fácil porque la modificación de la dieta requiere una intensa colaboración del paciente y de su entorno. Además tenemos dificultades para analizar la adherencia a la dieta, desarrollar intervenciones a doble ciego y hacer comparaciones a nivel internacional.

La dieta mediterránea tiene mucho impacto mediático. Si ponemos el término en Google hay más de dos millones de citas estimadas, sin embargo antes del 2000 el impacto en Medline era relativamente bajo.

Antes se hablaba de los estudios ecológicos, eran muchas veces revisiones no sistemáticas y opiniones de expertos, pero realmente no había una investigación experimental ni una revisión sistemática y exhaustiva de la literatura. Y esto está cambiando, básicamente por una serie de grandes cohortes que se están construyendo en distintas parte del mundo -en España tenemos la cohorte SUN- y por estudios experimentales. Les voy a citar el estudio Predimed que, hoy por hoy, es el estudio de intervención con dieta más importante que se está llevando a cabo en la actualidad.

Por lo tanto, antes del 2000 la evidencia era principalmente de estudios observacionales o de comentarios personales. Los ensayos clínicos utilizados eran de muestras pequeñas y existían grandes diferencias en la metodología para la analizar la intervención con dieta mediterránea y, por tanto, se requerían revisiones sistemáticas, ensayos clínicos y estudios con metodologías comparables. Sabemos que la máxima exponencia de la evidencia científica es cuando tenemos muchos ensayos clínicos y los podemos poner conjuntamente para poder analizar su efecto. Lamentablemente en intervención con dieta es muy difícil tener un ensayo clínico, desde luego prácticamente imposible tener un ensayo clínico con dieta -cambio de dieta a doble ciego y como máximo vamos a tener ensayos randomizados y estudios de cohortes de buena calidad.

La primera revisión sistemática que hicimos entorno a dieta mediterránea es del año 2006 y la segunda fue de Francisco Sofi en el año 2008 y posteriormente hay una del 2010 que les voy a citar varias veces.

BENEFICIOS DE LA DM

Longevidad y mortalidad

Sabemos que las personas que tienen una mayor adherencia a la dieta mediterránea tienen mayor longevidad y reducen la mortalidad. El primer gran estudio que demostró esto fue el de la Dra Antonia Trichopoulou que vio que los individuos que tenían un nivel alto de seguimiento de dieta mediterránea tenían menor mortalidad, morían más tarde que los grupos que tenían menor seguimiento.

En los estudios de cohortes que han analizado mortalidad en relación con dieta mediterránea hablan de dos puntos de incremento de adherencia (sobre un total de 9). Y los estudios publicados sobre mortalidad hablan de un 8 por ciento de reducción de mortalidad por cada dos puntos de incremento de adherencia al patrón de dieta mediterránea.

Enfermedad coronaria

En el año 2008 cuatro grandes estudios de cohortes hablan de que por cada dos puntos de incremento del patrón de dieta mediterránea hay una reducción del 9 por ciento. Y como consecuencia de esta revisión se hicieron otros análisis que Sofi ha vuelto a realizar, básicamente estudios adicionales de SUN y EPIC, y se ve como por cada dos puntos de incremento sobre nueve de adherencia a la dieta mediterránea se reduce un 10 por ciento la mortalidad por enfermedad cardiovascular.

Además la dieta tipo mediterráneo no sólo sirve para prevenir la enfermedad cardiovascular sino que también es muy útil en el tratamiento de pacientes cardiacos. El Lyon Heart Study, que supuso un hito en el tratamiento de la enfermedad coronaria, vio que en los pacientes que se sometieron a by pass y seguían una dieta mediterránea tenían una supervivientica mucho mayor que aquellos que se mantenían en una dieta baja en grasa.

Obesidad

Modulando la proporción de distintos alimentos o de principios inmediatos podemos modificar un poco la incidencia de obesidad. Se ha realizado una revisión sistemática y no hay ningún estudio publicado que diga que cuando más adhesión tenemos a dieta mediterránea más obesidad tenemos. La gran mayoría de estudios demuestra un efecto protector o no muestra un efecto entre ambas variables.

En un estudio de intervención publicado hace un par de años en New England Journal of Medicine, se veía que cuando hacíamos una dieta hipocalórica -además de tipo mediterránea-el rebote posterior a la pérdida de peso, de recuperación de peso, es mucho menor en la dieta mediterránea y la sostenibilidad se mantiene mejor en el tiempo.

Dentro del estudio Predimed en Canarias con tres grupos de intervención -uno con dieta mediterránea más aceite de oliva, otro con dieta mediterránea y frutos secos, y el último con una dieta baja en grasas- hemos observado que los individuos del grupo de aceite de oliva tienen mayor pérdida de porcentaje de grasa corporal que los individuos que están en el grupo de frutos secos y de dieta baja en grasa, que incrementan en el mismo periodo -independiente mente del aporte energético- el porcentaje de grasa corporal.

Diabetes y síndrome metabólico

También en diabetes y síndrome metabólico hay evidencia bastante exhaustiva. Quizás el primer ensayo clínico al respecto fue el del grupo de la Universidad de Nápoles de la profesora Espósito en el cual analizaban en un grupo de pacientes con síndrome metabólico que modificaban a una dieta mediterránea lo que sucedía en relación con la persistencia de síndrome metabólico. Y vieron que había una gran mejora en el grupo que seguía la dieta mediterránea en comparación con el grupo de dieta baja en grasa.

En un análisis transversal del estudio Predimed vemos como conforme mejora el mediterranean diet score claramente disminuye el riesgo relativo de tener distintos factores de riesgo cardiovascular conjuntamente, lo que constituye el síndrome metabólico. En el propio Predimed se vio como, sobre todo en el grupo de intervención con nueces -también en el de aceite de oliva-, se produce una reducción de la prevalencia de síndrome metabólico. Y también en ambos casos disminuye la incidencia de síndrome metabólico.

En la cohorte SUN Miguel Angel Martínez González ha analizado el efecto de la dieta mediterránea sobre la diabetes y se ve como en puntuaciones altas de score -incluso en moderadas- el riesgo de diabetes disminuye de forma importante, incluso hasta un 80% .

También en Predimed recientemente se ha publicado la incidencia acumulativa de diabetes y es mucho menor en los grupos de dieta mediterránea. En cambio en el grupo bajo en grasas tenemos cifras mucho más altas de diabetes.

Cáncer

El cáncer tiene una relación con la dieta, de hecho en los metanálisis de Sofi se encuentra globalmente una protección en mortalidad por cáncer entre el 5 y 6 por ciento por cada dos unidades sobre 9 del índice. Por tanto, debe existir un efecto importante aunque desconocemos los mecanismos de acción.

Función cognitiva

Los primeros que lo estudiaron de forma sistemática fueron el grupo de Nueva York de Nicholas Scarmeas, que analizaron el riesgo de sufrir un Alzheimer en función del seguimiento de la dieta mediterránea. Y el riesgo era mucho menor cuando el seguimiento de la dieta mediterránea era alto comparado con bajo. Y también analizó la interacción entre dieta mediterránea y actividad física y vio que tenían un efecto interacción. Es decir, cuando hablamos de altos niveles de actividad física y de adherencia a dieta mediterránea la incidencia de Alzheimer era mucho más baja. Y esto es interesante porque incluso cuando se hacen categorías se ve que existe una relación dosis-respuesta.

En el mismo estudio de Sofi el riesgo está en torno al 13 % de disminución de la incidencia de enfermedades neurodegenerativas por cada dos puntos de incremento de la adherencia a la dieta mediterránea.

Depresión

Los primeros estudios que analizan la relación entre dieta mediterránea y depresión están dentro de la cohorte SUN. Se observar que a medida que aumenta el seguimiento de la dieta mediterránea disminuyen los síntomas de depresión y la incidencia de depresión a lo largo del tiempo de seguimiento (cohorte de 15.000 personas).

Este efecto se atribuía sobre todo a frutas, frutos secos y a leguminosas, pero también a la carne y a productos lácteos enteros. Y en otro estudio se ve un efecto protector de la dieta más sana en relación con el efecto de riesgo de una dieta muy procesada (tipo fast food).

Adecuación nutricional

Un aspecto importante es la adecuación nutricional, es decir, de que manera la alimentación que estamos siguiendo cubre las ingestas recomendadas. En los estudios de seguimiento de SUN vemos que cuando aumenta el score de dieta mediterránea disminuye el número de nutrientes que no llegan a la ingesta recomendada de una forma exponencial. Y al analizar el patrón de dieta occidental ocurre lo contrario: cuanto más occidental, más refinada y menos residuos tiene la dieta, mayor es el número de nutrientes que no alcanza las ingestas recomendadas.

Por tanto, es obvio que si abandonamos la dieta mediterránea hacia una dieta occidental aparte de disminuir o empeorar la calidad de la grasa, también vamos a incrementar el riesgo de ingestas inadecuadas para vitaminas y minerales. En la población infantil también es válido que a mayor dieta mediterránea mejor adecuación nutricional.

Calidad de vida

Intuimos que aparte de hacernos más sanos, la dieta mediterránea nos hace más felices. Y cuando analizamos la relación entre la dieta mediterránea y los distintos componentes de la felicidad relacionados con la calidad de vida y la autonomía vemos una relación importante para el funcionamiento físico y para la salud en general.

Estudio Predimed

Pueden consultar todos los datos en la página web www.predimed.org. El objetivo principal es analizar la relación entre dieta mediterránea y el riesgo cardiovascular y cuáles son los mecanismos biológicos que inciden en esta relación.

Es un gran estudio paralelo, multicéntrico, aleatorizado, controlado, con seis años de seguimiento clínico con el propósito de evaluar los efectos de la dieta mediterránea sobre la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular.

Se trata de adultos de 55 a 80 años, la mitad de ellos con diabetes, y con tres o más factores de riesgo cardiovascular. Se excluyen si han tenido infartos previos, enfermedad crónica severa o si hay intolerancia a alguno de los componentes de la intervención.

El total de 7.450 participantes han sido aleatorizados en tres grupos. Un grupo sigue un consejo de dieta mediterránea prescrito por nutricionistas y se le facilita aceite de oliva virgen; otro grupo la misma intervención pero con frutos secos; y el tercer grupo una dieta baja en grasa.

Lo que se pretende con la intervención es magnificar la diferencia entre el grupo expuesto y el no expuesto para poder establecer hipótesis de causalidad. Es una intervención muy concienzuda, cada nutricionista tiene un grupo de pacientes a los que sigue en el día a día y se siguen estrategias de cambio de conducta muy bien analizadas con mensajes individualizados y negociación de la alimentación.

En los primeros resultados de Itziar Zazpe del grupo de Pamplona vemos la adherencia. Obviamente en el grupo de aceite de oliva aumenta el aceite de oliva virgen y disminuye el aceite de oliva refinado, cambio que no se produce en los otros grupos. Y lo mismo sucede para los frutos secos, el cambio se produce en el grupo de frutos secos. Los vegetales se incrementan en los dos grupos de dieta mediterránea, también las frutas. Los cereales y las legumbres disminuyen ligeramente en dieta mediterránea. El pescado no se intervino, no hubo variaciones. Algo bajó en los derivados cárnicos, pero en lácteos no hubo variación. Y el cumplimento en el cuestionario de 14 puntos aumenta mucho en los dos grupos de dieta mediterránea (2 unidades sobre 14).

Para descubrir si los pacientes mentían realizamos unas mediciones. Los que estaban tomando aceite de oliva virgen les aumentó la concentración de tirosol urinario y los que estaban tomando frutos secos les aumentó la concentración de acido alfa linolénico plasmático. Por tanto, esto indica que la intervención se está haciendo bien.

El final del seguimiento del estudio no se produce hasta noviembre de 2011 y a partir de este punto se van a empezar a analizar los hard points: la enfermedad cardiovascular.

Hasta ahora se han analizado variables intermedias y factores de riesgo. Y los primeros resultados indican que en los grupos de dieta mediterránea el HDL colesterol aumenta mucho; y disminuye la glucemia, la tensión arterial y la relación colesterol total/HDL colesterol. La insulinemia disminuye en los dos grupos de dieta mediterránea y en la dieta baja en grasa aumenta. Y también aumenta la resistencia a la glucemia medida a través del índice HOMA. Asimismo hay mejoras en el estado oxidativo de las LDL.

Fundación Dieta Mediterránea

En la fundación tenemos un observatorio de la dieta mediterránea a nivel global. En los años 60 existía un índice de seguimiento de la dieta mediterránea bastante alta en el mediterráneo, sin embargo en el año 2005 ha disminuido. Cuando analizamos la variación en 40 años de la dieta mediterránea vemos que Grecia ha perdido muchísimo, España también, y estamos viendo que la gran mayoría de países están abandonando la dieta mediterránea.

Sin embargo, sabemos que la población está recibiendo el mensaje de lo que es la dieta mediterránea. Hace 20 años si preguntábamos los alimentos más saludables el aceite de oliva lo catalogaba muy saludable el 17%, el pescado azul 14 % o los garbanzos 15%, en cambio la zanahoria y la lechuga los consideraban muy saludable más del 40%. Diez años más tarde, en el 2002, cambia la situación y respecto al aceite de oliva aumenta la percepción de alimento saludable, igual que el pescado azul y los garbanzos. Y esto es un aspecto positivo a tener en cuenta.

Dieta mediterránea: Patrimonio cultural

A lo largo de muchos años los pueblos mediterráneos han ido sedimentando unos hábitos propios que se trasladan del paisaje a la mesa. El Mediterráneo relaciona a la perfección paisaje, agricultura y cultura. Los alimentos satisfacen placeres, expresan, no solamente nutren.

Dieta no significa régimen sino que significa estilo de vida. Es una realidad fruto de un mestizaje cultural, de productos, leyes, técnicas y elaboraciones que conviene conservar.

Cualquier mediterráneo puede asociar un día significativo de su vida a una comida compartida. Lo decía Plutarco “no nos sentamos a la mesa para comer, sino para comer juntos”.

La dieta es un testimonio de nuestra forma de hacer, de nuestro estilo de vida. Nos gusta identificarnos con esta alimentación. A los alimentos que hemos mencionado el trigo, la vid, el olivo, legumbres, verduras, pescados, frutos secos, quesos, etc. hay que añadir un elemento fundamental, que es la sociabilidad.

Además este conjunto de alimentos, conocimientos y técnicas nos confiere una salud óptima y el conjunto de recetas es patrimonio cultural inmaterial.

La globalización nos hace pensar que esto puede perderse algún día si todos acabamos comiendo de una forma global. Y no sólo perderíamos conocimientos y transmisión, cultura, sino también perderemos paisajes, cultivos, mercados y salud pública. Por todo ello tuvimos la idea de incluir la dieta mediterránea en la Unesco para protegerla. Este proyecto, que España lideró desde el principio, fue llevado a cabo por los gobiernos de España, Italia, Grecia y Marruecos con la coordinación técnica de la Fundación Dieta Mediterránea y a través de los Ministerios de Agricultura y de Cultura, porque la Unesco es una organización de Naciones Unidas que se dedica a la educación y, por tanto, a la cultura.

En la página web de la Unesco pueden ver la descripción de la dieta mediterránea y las actividades que se llevan a cabo para protegerla.

Futuro y oportunidades

Ahora tenemos una gran oportunidad para proyectar y dar una visibilidad más amplia a la dieta mediterránea. Uno de los primeros pasos que hemos llevado a cabo ha sido la actualización de la pirámide de la dieta mediterránea, que se ha hecho en colaboración con distintos organismos, y ya incluimos aspectos como la biodiversidad y la estacionalidad dentro de la propia alimentación, productos tradicionales, locales, respetuosos con el medio ambiente, actividades culinarias. Hablamos de otros aspectos que no los simples grupos de alimentos.

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La hidratación en jóvenes deportistas

Encontrar un hábito correcto de hidratación para niños y adolescentes sólo se consigue con una adecuada educación desde pequeños. Si así sucede, su rendimiento deportivo y la respuesta al esfuerzo mejoran considerablemente. Así lo afirma el estudio Una intervención educacional en la ingesta de agua mejora el estado de hidratación y mejora el rendimiento en el ejercicio en jóvenes deportistas, publicado recientemente por la revista científica Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports.

El estudio se realizó en un campamento de verano durante el mes de agosto participando en el mismo 92 niños deportistas, de ambos sexos, y de entre 13 y 14 años de edad. Se diseñó un estudio a partir de dos grupos: un grupo fue asesorado sobre las ventajas de una correcta hidratación mientras que en el otro no existió intervención educativa. Todos los niños, de ambos grupos, participaron en pruebas como carrera continua de 600 metros, carrera corta de 30 metros, salto vertical y la práctica de deportes como baloncesto o voleibol.

Dichas prácticas se realizaron al aire libre, con temperaturas que oscilaron entre los 20-29ºC. Se distribuyó agua embotellada en todas las instalaciones del campamento y ambos grupos tuvieron acceso libre a la cafetería donde se les proporcionó bebidas deportivas y refrescos.

La evaluación del estado de hidratación se realizó mediante el análisis de muestras de orina. Además, los niños cumplimentaron después del ejercicio un cuestionario validado sobre los síntomas que pudieran aparecer. La intervención educacional se centró en una conferencia de una hora de duración, apoyada con materiales educativos en la que se explicaron los beneficios de la hidratación y se dieron instrucciones para conseguir un estado óptimo de hidratación.

“El principal hallazgo del estudio fue mostrar como una intervención educativa sencilla pero comprensible permite mejorar el estado de hidratación en jóvenes deportistas. Además, la mejora en el estado hidratación permite mejorar el rendimiento”, explicaron los autores del trabajo.

Las mejoras de los resultados se hicieron muchísimo más patentes en las pruebas de resistencia. Es decir, las de carrera continua o las de prácticas de baloncesto o voleibol.

Concienciación desde tempranas edades

Los mismos responsables del estudio añadieron que “concienciar a los niños de los efectos beneficiosos de una adecuada hidratación debería ser una prioridad en los programas deportivos, partidos y entrenamientos”.

En este mismo estudio se hace referencia a una literatura anterior y explica la importancia de adquirir buenos hábitos en hidratación desde pequeños antes de practicar deporte. Por ejemplo, se recomienda beber medio litro de agua entre la cena y la hora de acostarse y otro medio litro al levantarse por la mañana, como primera medida de actuación previa a la práctica de ejercicio.

Por sus particulares características fisiológicas, los niños necesitan un aporte mayor de líquidos que los adultos y además presentan un mayor riesgo de deshidratación. También presentan una menor tolerancia al calor que los adultos, especialmente si realizan una actividad física en ambientes cálidos, como los que se proponen en verano. El ejercicio físico ocupa en el niño una parte importante del ocio, de ahí la necesidad de una correcta educación en hidratación desde que son más pequeños.

La menor tolerancia al calor de los niños viene dada porque poseen una tasa metabólica más alta durante la actividad física, una mayor relación área de superficie-masa corporal, una menor capacidad de sudoración, un gasto cardíaco inferior a un nivel metabólico dado y porque tardan más en aclimatarse.

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La hidratación en jóvenes deportistas

Encontrar un hábito correcto de hidratación para niños y adolescentes sólo se consigue con una adecuada educación desde pequeños. Si así sucede, su rendimiento deportivo y la respuesta al esfuerzo mejoran considerablemente. Así lo afirma el estudio Una intervención educacional en la ingesta de agua mejora el estado de hidratación y mejora el rendimiento en el ejercicio en jóvenes deportistas, publicado recientemente por la revista científica Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports.

El estudio se realizó en un campamento de verano durante el mes de agosto participando en el mismo 92 niños deportistas, de ambos sexos, y de entre 13 y 14 años de edad. Se diseñó un estudio a partir de dos grupos: un grupo fue asesorado sobre las ventajas de una correcta hidratación mientras que en el otro no existió intervención educativa. Todos los niños, de ambos grupos, participaron en pruebas como carrera continua de 600 metros, carrera corta de 30 metros, salto vertical y la práctica de deportes como baloncesto o voleibol.

Dichas prácticas se realizaron al aire libre, con temperaturas que oscilaron entre los 20-29ºC. Se distribuyó agua embotellada en todas las instalaciones del campamento y ambos grupos tuvieron acceso libre a la cafetería donde se les proporcionó bebidas deportivas y refrescos.

La evaluación del estado de hidratación se realizó mediante el análisis de muestras de orina. Además, los niños cumplimentaron después del ejercicio un cuestionario validado sobre los síntomas que pudieran aparecer. La intervención educacional se centró en una conferencia de una hora de duración, apoyada con materiales educativos en la que se explicaron los beneficios de la hidratación y se dieron instrucciones para conseguir un estado óptimo de hidratación.

“El principal hallazgo del estudio fue mostrar como una intervención educativa sencilla pero comprensible permite mejorar el estado de hidratación en jóvenes deportistas. Además, la mejora en el estado hidratación permite mejorar el rendimiento”, explicaron los autores del trabajo.

Las mejoras de los resultados se hicieron muchísimo más patentes en las pruebas de resistencia. Es decir, las de carrera continua o las de prácticas de baloncesto o voleibol.

Concienciación desde tempranas edades

Los mismos responsables del estudio añadieron que “concienciar a los niños de los efectos beneficiosos de una adecuada hidratación debería ser una prioridad en los programas deportivos, partidos y entrenamientos”.

En este mismo estudio se hace referencia a una literatura anterior y explica la importancia de adquirir buenos hábitos en hidratación desde pequeños antes de practicar deporte. Por ejemplo, se recomienda beber medio litro de agua entre la cena y la hora de acostarse y otro medio litro al levantarse por la mañana, como primera medida de actuación previa a la práctica de ejercicio.

Por sus particulares características fisiológicas, los niños necesitan un aporte mayor de líquidos que los adultos y además presentan un mayor riesgo de deshidratación. También presentan una menor tolerancia al calor que los adultos, especialmente si realizan una actividad física en ambientes cálidos, como los que se proponen en verano. El ejercicio físico ocupa en el niño una parte importante del ocio, de ahí la necesidad de una correcta educación en hidratación desde que son más pequeños.

La menor tolerancia al calor de los niños viene dada porque poseen una tasa metabólica más alta durante la actividad física, una mayor relación área de superficie-masa corporal, una menor capacidad de sudoración, un gasto cardíaco inferior a un nivel metabólico dado y porque tardan más en aclimatarse.

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Comportamiento, función cognitiva y enfermedades neurodegenerativas

Las enfermedades neurodegenerativas son un conjunto heterogéneo con una expresión clínica variable y que afectan primariamente a las neuronas. Según el tipo de enfermedad tienen un tropismo determinado por ciertas regiones. Están caracterizadas en la mayoría de casos por una progresión gradual e insidiosa. Y se definen por las lesiones observadas en los estudios post-mortem en los cerebros o médula espinal.

Entre las enfermedades neurológicas más frecuentes hay tres enfermedades neurodegenerativas: ELA, Alzheimer y Parkinson, nos vamos a centrar en estas dos últimas dada que su prevalencia es mucho más alta.

Historia natural de la enfermedad

En la enfermedad de Alzheimer primero hay una fase de cerebro sano y posteriormente se van acumulando una serie de lesiones hasta que llegamos a un máximo. Esto tiene un correlato clínico, inicialmente no hay una alteración cognitiva y una vez se llega a un umbral de lesiones va apareciendo un deterioro cognitivo. Esto nos permite dividir en diferentes fases: cerebro sano susceptible, fase asintomática -donde ya hay lesiones-, deterioro cognitivo ligero y demencia. En la primera fase actuarían los factores de riesgo y los protectores, posteriormente tendríamos las lesiones características y al final el cuadro clínico conocido. Esto es importante porque en la fase de cerebro susceptible se debe aplicar la prevención primaria. Hay unas escalas de riesgo que son diferentes de las que aparecen en la fase asintomática o inicial y es en estas fases cuando desarrollamos biomarcadores que nos ayudan a un diagnóstico precoz para poder aplicar los tratamientos modificadores de la enfermedad, cuando son más útiles.

La enfermedad de Parkinson se define por unos síntomas motores y sabemos que hay una serie de síntomas que aparecen incluso 20 años antes. Es decir, estos procesos tienen una larga historia.

Conceptos básicos de epidemiología

Las variables dependientes e independientes pueden cambiar según el estudio. Por ejemplo la dieta puede ser un factor de riesgo o un factor protección para la hipertensión arterial y en otro estudio puede observarse el efecto de la hipertensión sobre la demencia. En este caso, la variable (hipertensión) que antes era dependiente pasa a ser independiente y tenemos una nueva variable dependiente (demencia).

Hay diferentes tipos de estudios. Dentro de los colectivos tenemos los ecológicos donde se estudia el consumo de un alimento y la incidencia de una enfermedad, no se asocia el consumo con la incidencia en la persona determinada. Dentro de los individuales tenemos los estudios descriptivos y los observacionales, que se diferencia de los experimentales porque en estos hay una intervención por parte del investigador.

En los estudios casos y controles, que son más baratos y más sencillos, tenemos una serie de sujetos enfermos y otros sanos, y retrospectivamente recogemos una exposición o un factor de riesgo en el pasado, mientras que en los estudios prospectivos lo que hacemos es estudiar una exposición y se sigue a los pacientes para ver si desarrollan una enfermedad.

Las medidas asociadas a estos estudios son las odds ratio en el caso de estudios de casos y controles, y el riesgo relativo, que mide la aparición de la enfermedad, en los estudios prospectivos de cohortes.

Uno de los sesgos por los que ha habido cierta confusión es que según cuando medimos la exposición y el efecto en un estudio de casos y controles podemos ver que la dieta se asocia a menor o mayor porcentaje de enfermedad. Es decir, que si estudiamos un día X el efecto de la dieta sería protectora y si estudiamos Y ya no sería protectora, y esto es porque la gente que ha enfermado debido a la enfermedad ha cambiado de dieta.

ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

Se define por una serie de lesiones que son unas placas seniles y unos ovillos neurofibrilares. Sigue un patrón de desarrollo en la corteza temporal, que está implicada en la memoria y, posteriormente, se van afectado otras áreas.

Las demencias son las sexta causa de muerte y la cuarta de pérdida de años de vida ajustados por discapacidad en los países desarrollados. De ellas la más frecuente es la enfermedad de Alzheimer, pero al envejecer la demencia vascular coexistiría con la enfermedad de Alzheimer y a los 85 años las mujeres tienen un 20% de probabilidad de presentar la enfermedad y los hombres un 12%. En las enfermedades neurodegenerativas el mayor factor de riesgo es la edad. Según los datos de las pirámides poblacionales con el envejecimiento se calcula que a nivel mundial se van a cuadriplicar los casos en los siguientes años. Sin embargo, las estrategias preventivas podrían conseguir disminuir la prevalencia de la enfermedad.

Tener un familiar afectado aumenta el riesgo. La heredabilidad en la enfermedad de Alzheimer es muy importante, del 60-80%, pero los genes que son causantes de la enfermedad con un patrón mendeliano son sólo responsables de menos de un 3%, sin embargo hablamos de factores de susceptibilidad que implican un aumento del riesgo. Por ejemplo si uno tiene una ApoE4 no obligatoriamente presenta la enfermedad, pero en función de si tiene uno o dos alelos tendrá entre 3 y 11 veces más posibilidades de presentar la enfermedad.

En cuanto a la interfase entre la exposición a unos factores y la genética ha surgido la epigenética, que estudia las modificaciones no estructurales del DNA. En un estudio con gemelos se ve como existen pocas diferencias en edades jóvenes pero al envejecer aumentan las diferencias, por lo tanto los estilos de vida modifican la expresión genética.

Factores de riesgo vascular

Los factores de riesgo vascular aparecen o desaparecen en función de la dieta. El primero sería la obesidad. En este caso cuando se estudian sujetos mayores de 65 años la obesidad resultó ser un factor protector para la demencia. Sin embargo si estudiamos sujetos en edades jóvenes el patrón se invierte, la obesidad es un factor de riesgo. Esto se debe a que 10-20 años antes de la aparición de la enfermedad se da una pérdida de peso que se atribuye a la enfermedad, por eso es importante realizar estudios prospectivos.

Un metanálisis, que pone en conjunto los resultados de diferentes estudios, nos muestra que la obesidad aumenta en un 80% la probabilidad de presentar enfermedad de Alzheimer.

El colesterol también aumenta el riesgo de la enfermedad de Alzheimer y, al igual que el peso, existe una caída de los niveles antes de desarrollar la enfermedad. Po lo tanto se ha hablado de que las disminuciones del colesterol previas a la enfermedad son marcadores de riesgo no causales de la enfermedad.

En el caso de la hipertensión también ha habido mucha controversia. Sí que está claro que aumenta la demencia vascular. En la enfermedad de Alzheimer y las demencias en general se ha visto que si estratificamos la muestra en función de la edad en sujetos jóvenes la hipertensión sí aumenta el riesgo de demencia. En otro estudio se vio que los años antes de presentar la enfermedad de Alzheimer cuanto más largo fuese el tratamiento antihipertensivo disminuía la incidencia de la enfermedad. Sin embargo no hay ninguna evidencia en ensayos clínicos con el tratamiento preventivo de antihipertensivos.

Lo que sí parece estar más claro es la hipotensión como factor de riesgo en la demencia. Esto se da en los sujetos ancianos debido a que existe una disregulación del flujo sanguíneo que en edades jóvenes se mantiene y las hipotensiones disminuyen el riego cerebral favoreciendo la cascada amiloidea.

La diabetes es un factor de riesgo sobre todo para la demencia vascular, pero también para enfermedad de Alzheimer sin enfermedad cerebrovascular, indicando un aumento del 39% en los sujetos que tiene diabetes mellitus tipo II, que es la más prevalente.

Tabaco

Inicialmente hubo unos resultados curiosos, los estudios de casos y controles mostraban un aparente efecto protector, posteriormente con los estudios de cohorte pareció lo contrario, y finalmente se ha visto que sí es un factor de resigo para la enfermedad de Alzheimer. En otro estudio posterior se valoraba si el estudio estaba patrocinado por la industria tabaquera y en función de ello también cambiaban los resultados.

Por último los efectos son aditivos, en el síndrome metabólico cuando se ha estudiado la agregación de factores (HT, diabetes, enfermedad cardiaca, tabaco) se ha visto una tendencia lineal y al ir aditivamente incluyendo más factores el riesgo aumentaba. Y estudiando pacientes en función del número de factores de riesgo descritos que estaban bien tratados el curso era más benigno.

Alcohol

En cuanto al alcohol hay un efecto en “U”. El problema de los estudios que valoran el consumo de alcohol es que la medición es muy heterogénea con cuestionarios semicuantitativos. Globalmente el efecto es protector. Un estudio realizado en Suecia con 34 años de seguimiento parece que indica que es el vino y no las otras bebidas el que tiene un efecto protector.

Tratamiento hormonal sustitutivo

En cuanto al tratamiento hormonal sustitutivo inicialmente había unas evidencias de que era protector y cuando llegó el estudio del Women”s Health Initiative se vio el efecto contrario, que aumentaba el riesgo de demencia.

Recientemente se ha publicado un estudio observacional en el que se ve que en función de los años de seguimiento y el tipo de estrógenos puede existir un efecto protector. Pero como indica la organización Cochrane, que realiza periódicamente revisiones sistemáticas de los factores protectores y de riesgo para las enfermedades, no hay ninguna evidencia de que el tratamiento hormonal sustitutivo tenga un efecto beneficioso sobre la función cognitiva.

Entrenamiento cognitivo

Desde hace mucho tiempo se sabe que a mayor educación menor incidencia de demencias y se han barajado diferentes hipótesis para explicarlo. Por un lado que se tratase de un factor de confusión: la educación puede estar asociada a unos estilos de vida saludables y, por lo tanto, si se ajustase por estilos de vida saludable no existiría tal efecto. También puede ser que esta gente esté más preparada para los test, que haya una plasticidad que permita adaptarse a los cambios o que haya una reserva cognitiva.

Se ha valorado el entrenamiento cognitivo con una serie de ensayos clínico que tienen pequeño tamaño muestral. Pero sí que se ha visto un efecto beneficioso y se ve que respecto al nivel basal cuando se ejerce una intervención que puede ser de memoria, razonamiento o velocidad los sujetos a los dos años mantenían el beneficio obtenido por este entrenamiento. Y lo más interesante es que cuando se valoró posteriormente a los cinco años el efecto sobre las actividades de la vida diaria, que es lo que el cuidador nota más, la independencia del sujeto, existía un efecto beneficioso con el entrenamiento razonamiento. Y esto es algo que algunos de los fármacos que se usan actualmente no han logrado.

En cuanto a la educación y las hipótesis que hemos visto anteriormente hay dos estudios que lo que nos indican es que se alcanza una reserva cognitiva. En uno de ellos se ve que los sujetos con un alto nivel educativo mantienen el nivel cognitivo más tiempo y después caen más. Es como si tuviesen un mayor número de conexiones y que las redes están mejor formadas y por eso resiste más tiempo y luego caen más. Y el segundo estudio que indicaría esta hipótesis es que a mayor número de lesiones los sujetos con mayor educación y con mayor actividad cognitiva tienen un mayor rendimiento hasta que llega a un umbral crítico de lesiones en que esto ya no es efectivo.

Actividad física

Se han realizado estudios de cohortes extensas como el Health Professional Study y hay una revisión de la Fundación Cochrane que dice que el ejercicio cardiorespiratorio (pj salir a caminar rápido todos los días) es beneficioso para la función cognitiva. En un ensayo clínico en que se sigue a los paciente un año donde se aleatoriza a consejos sobre nutrición o a ejercicio físico se ve que en los participantes que realizan el ejercicio físico tienen un mejor rendimiento cognitivo.

Factores nutricionales

Los estudios sobre dieta mediterránea se han realizado sólo por dos grupos: Nicholas Scarmeas en Nueva York y Féart en Francia. Hace varios años se estudió por terciles el efecto de la dieta mediterránea y se vio que los sujetos con enfermedad de Alzheimer tenían una mayor adhesión a la dieta mediterránea, posteriormente se siguió a los enfermos con enfermedad de Alzheimer y vio que aquellos que seguían una dieta mediterránea tenían una menor mortalidad. Y más adelante estudió la aparición del DCL y la demencia en su cohorte y vio, de nuevo, que la adhesión a la dieta mediterránea protegía de la aparición del DCL y de la enfermedad de Alzheimer.

Por último se valoró conjuntamente el ejercicio físico y la dieta. Y se vio que según va bajando la adhesión a dieta mediterránea y a actividad física aumenta la incidencia de enfermedad de Alzheimer.

Cuando hacemos un análisis a posteriori, que es el análisis de componentes principales, se elimina la colinealidad de los nutrientes. Y el estudio mediante patrones de dieta da indicaciones más claras, y se ve que los ácidos omega tres y la vitamina E protegen de la enfermedad.

Respecto a la vitamina B hay una serie de estudios y no queda claro si el efecto es protector. Existe una enfermedad por el déficit de vitamina B12, la degeneración combinada subaguda que cursa con demencia y un cuadro del sistema motor, pero no está claro si la suplementación supranormal es negativa. Lo que sí está claro es que los niveles altos de homocisteina aumentan el riesgo de enfermedad de Alzheimer. Y en la vitamina E, el tocoferol y los tocoferoles tampoco está claro.

En un estudio reciente se ha visto que de la vitamina C, los carotenos y los flavonoides y la vitamina E sólo ésta mostraba un efecto protector. Sin embargo, en una revisión de los efectos negativos de la vitamina E de la Fundación Cochrane se ha visto que en sujetos sanos la suplementación no está claro que sea beneficiosa y la suplementación con vitamina A, betacarotenos y la vitamina E puede incrementar la mortalidad, de hecho se ha visto que aumentan los infartos hemorrágicos y también la mortalidad cardiovascular.

Existen dos estudios, uno italiano y otro francés, donde se ha valorado el aceite de oliva. En el estudio italiano se vio que el consumo tanto de ácidos grasos mono y poliinsaturados a lo largo de cuatro años de seguimiento conllevaba una mejor evolución cognitiva. Y en el estudio de las tres ciudades en Francia también se ve que el consumo de aceite de oliva tiene un efecto beneficioso sobre las funciones cognitivas globales, la fluencia verbal y la memoria visual. Sin embargo, otro estudio francés no ha encontrado que la dieta mediterránea proteja de la incidencia de enfermedad de Alzheimer aunque sí tiene un efecto beneficioso sobre la memoria episódica y sobre el rendimiento cognitivo global.

En definitiva, la dieta mediterránea disminuye la mortalidad global un ocho por ciento y también disminuye las enfermedades neurodegenerativas.

ENFERMEDAD DE PARKINSON

Es la segunda enfermedad neurodegenerativa en cuanto a prevalencia. Se caracteriza por unos depósitos, los cuerpos de Lewy, y la pérdida de las neuronas en la sustancia negra. Aumenta con la edad, aunque la prevalencia es mucho más baja que la enfermedad de Alzheimer y son los hombres los que tienen mayor riesgo. También existen datos de las previsiones desde 2005 hasta 2030 y en España se prevé un aumento. Tener un familiar afecto aumenta el riesgo y existen una serie de genes asociados aunque ninguno ha llegado a tener tanta importancia como el Apo E en la enfermedad de Alzheimer.

Exposiciones ambientales y hábitos tóxicos

En cuanto a los hábitos tóxicos, curiosamente el tabaco es protector, y ningún estudio ha encontrado el efecto opuesto. En un metanálisis se ve como existe una disminución casi a la mitad. Cuando se estudió si era el efecto del tiempo de seguimiento o la dosis consumida, se vio que el efecto era de ambos. En un estudio más reciente -que específicamente estudia esto- vemos que son los años que el sujeto fuma los que tienen un efecto protector frente al número de cigarrillo fumados al día.

En cuanto a los pesticidas se vio que en el campo la gente tenía más riesgo de presentar la enfermedad. En un metanálisis del 2000 se observa que duplica el riesgo de presentar la enfermedad. En un estudio sueco con un seguimiento de 30 años se pudo medir la exposición y se ve como estos tóxicos se asocian a un aumento del riesgo.

Factores nutricionales

El café ha demostrado tener un efecto protector. Existen modelos en primates y ratón donde se ve que existe una menor muerte de las células. Sin embargo el café no es neuro restaurador porque una vez se ha producido la lesión no revierte el efecto. Y mejora alguno de los síntomas de la enfermedad.

En cuanto al té sólo hay dos estudios y parece que hay un efecto protector. En el estudio de Singapur donde había 60.000 sujetos (un tercio toma té negro, un tercio té verde y un tercio alterna los dos) se vio que el té negro era el que tenía el efecto protector.

En cuanto a las vitaminas un metanálisis que estudió la vitamina E, C y los carotenoides observó que únicamente la vitamina E parecía tener un efecto de prevención aunque puede tener efectos negativos por otra parte. Y parece que existe un resultado consistente respecto a la vitamina B 6 como factor protector.

La hiperuricemia aunque se conoce que aumenta en un 20 por ciento la mortalidad sobre todo por enfermedades cardiovasculares en diferentes estudios de cohortes se ha observado que disminuye el riesgo de la enfermedad. Yen modelos animales también se ha visto un efecto protector atribuible a un efecto quelante del hierro y de secuestro de radicales libres.

En cuanto a los lácteos hay tres estudios de cohortes que indican que producen un aumento en la enfermedad. Sin embargo hay que decir que se han realizado en EEUU y se tienen dudas sobre cuál ha sido el procesamiento de los lácteos.

Respecto al patrón de dieta en el estudio de Gao se ve como la dieta prudente (consumo de vegetales, legumbres, frutas, pescado, ajo, aves y cereales) disminuye el riesgo de la enfermedad de Parkinson.

Factores hormonales

Cuando existe una deprivación en edades muy jóvenes por una extirpación de los ovarios se ha visto que existe un aumento de riesgo de presentar la enfermedad. Y en este caso la THS no tiene un efecto claro. Sí se ha visto que seguir un tratamiento hormonal modifica el efecto del tabaco y del café. Ya en un estudio del 2001 se veía que el café era claramente protector en hombres, pero que en las mujeres post menopáusicas existía un efecto que no era protector.

Actividad física

Se ha visto de manera prospectiva que la actividad física en edades medias o 10 años antes de presentar la enfermedad disminuye el riesgo en un 30 por ciento en hombres y un 50 por ciento en mujeres. Y en un metanálisis se ve que globalmente la actividad física disminuye un tercio el riesgo.

Factores de riesgo vasculares

En cuanto a los factores de riesgo vasculares no está tan claro en la enfermedad de Parkinson como en el Alzheimer. De hecho hay un estudio que valora el colesterol que no encuentra una asociación, un estudio que encuentra que la hipercolesterolemia es protectora y un estudio que encuentra que es deletérea. Respecto a la hipertensión no hay resultados concluyentes y en la diabetes si se vio un efecto como factor de riesgo. Cuando se ve el patrón temporal entre la diabetes y la enfermedad de Parkinson se ve que los que tienen un aumento del riesgo son los que acaban de ser diagnosticados de diabetes por lo cual no se sabe cuál es la asociación y cuál es el efecto que explique esto.

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Un test sencillo podría ayudar a predecir la muerte prematura de los pacientes con diabetes

Según el líder de esta investigación Donald W. Bowden, director del Center for Diabetes Research at Wake Forest Baptist, las personas con diabetes tienen ya un alto riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y sufrir una muerte temprana.

“Con este estudio hemos descubierto que podemos identificar a un subgrupo de individuos en este grupo de riesgo que presenta incluso un riesgo más elevado y los medios para hacer esto están ya ampliamente disponibles en forma de escáner por tomografía computerizada, un test no invasivo y relativamente barato”, señala.

Al menos el 60 por ciento de los pacientes con diabetes, incluso aquellos en diálisis por sufrir fallos renales, al final muere de un evento vascular como un ictus o un ataque al corazón. Sin embargo, según Bowded, la pregunta de por qué tantos pacientes diabéticos mueren de forma temprana ha permanecido sin respuesta.

Para el Diabetes Heart Study, el equipo de Bowden siguió a cerca de 1.500 pacientes con diabetes en Carolina del Norte durante unos 13 años, recopilando datos sobre varios aspectos de la enfermedad y sobre cómo afectan a la salud individual. Cuando los participantes del estudio original comenzaron a morir los investigadores se pusieron a investigar por qué.

“Cuando revisamos los datos del último año nos sorprendimos del número de participantes que habían muerto ya durante este estudio”, señala Bowden, quien apuntó que el objetivo era averiguar “si existía algún predictor de quién podría morir frente a aquellos que seguían vivos”.

“En un grupo de personas que ya presenta un alto riesgo, buscábamos un método para identificar a los individuos que presentaban todavía un riesgo mayor de muerte prematura con la meta de buscar intervenciones o vías para focalizar la atención médica y la atención hacia estos individuos con el riesgo más alto”.

Un test que cuesta unos 142 euros

Unos registros elevados de calcio en las arterias coronarias (CAC) son un importante indicador de enfermedad coronaria. Este registro proporciona una medida para averiguar hasta qué punto la enfermedad arterial coronaria o las “placas” calcificadas están presentes en los vasos sanguíneos del corazón.

Las placas juegan un importante papel en los ataques al corazón y otros eventos vasculares y pueden medirse tomando una tomografía computerizada “depurada” en comparación con el típico escáner por tomografía computerizada que emplea muy pocos rayos X, que no requiere inyecciones y se realiza en menos de 10 minutos. Este test en Wake Forest Baptist cuesta unos 200 dólares (142 euros) y algunas compañías de seguros estarían dispuestas a financiar esta prueba en determinadas situaciones.

En la población diabética existe un espectro muy amplio de placas calcificadas que aparecen en las arterias y en el corazón, desde individuos sin placas hasta pacientes que presentan todos sus vasos casi totalmente calcificados.

Estos investigadores separaron más de 1.000 participantes de este estudio en cinco grupos según la cantidad de placas calcificadas que presentaban en sus vasos sanguíneos al inicio del estudio. La salud de estos participantes fue seguida después durante una media de 7,4 años antes de que los investigadores compararan los datos de aquellos individuos que murieron durante el estudio con los de quienes seguían vivos.

“Vimos un dramático riesgo de muerte temprana en las personas con mayores niveles de placas calcificadas en sus vasos sanguíneos”, dijo Bowden, quien precisó que cuando se comparó el grupo con las mayores cantidades de placas con el grupo que tenía menos placas calcificadas, el riesgo de fallecer era más de seis veces mayor en el grupo con altos niveles de placas calcificadas.