reportaje_generica

El oráculo genético: leyendo el pasado para reconducir nuestro futuro

El ser humano siempre ha estado muy preocupado por su futuro y se han utilizado diferentes métodos para conocerlo como la astrología, la numerología, leer las manos, la bola de cristal, los posos del té, las puntas de los espárragos.. Métodos que nos dicen que va a pasar, pero que no ofrecen alternativas si se avecina un “choque”. Sin embargo tenemos que ser capaces de predecir el futuro pero con alternativas. Por ello el mejor oráculo que tenemos en nuestras manos en lo referente a la salud es nuestro genoma, para predecir qué nos depara el futuro (si vamos a ser obesos, tener cáncer o Alzheimer) y también para actuar de manera preventiva, para que no ocurra o si ocurre, que sea lo más tarde posible.

No sabemos qué es lo que nos hace humanos. Hay muchas teorías, pero podemos relacionarlo en gran parte al tamaño, estructura y conexiones de nuestro cerebro, que fue aumentando de tamaño. Desde el punto de vista de la nutrición hace unos 2 millones de años que empezamos, posiblemente, a controlar el fuego. Las hipótesis actuales indican que los alimentos pueden explicar el hecho de que seamos humanos y nos diferenciemos de los primates.

Los humanos modernos evolucionaron hace unos 150-200 mil años en África. ¿Qué hizo que el tamaño del cerebro creciera hasta nuestro tamaño actual? Pues la habilidad de poder comer más energía porque el cerebro es muy “ambicioso” en términos de energía. Primero la capacidad de consumir pescado y crustáceos, de lagos y costas proporcionó una fuente de proteínas que ayudó al crecimiento junto con ácidos grasos esenciales para el cerebro. Y eso se remató con la utilización del fuego que hizo que las carnes y las plantas se pudieran digerir más fácilmente.

Posteriormente desde África el ser humano empezó a buscar otros pastos para poder sobrevivir y esa dispersión hizo que la homogeneidad -que existía en los humanos- empezara a diferenciarse para adaptarnos a diferentes ambientes. Las variaciones físicas han sido adaptaciones de nuestro genoma al medio ambiente. Pero además están la adaptaciones que no vemos, las que hacen que nuestro metabolismo funcione mejor en comunicación con ciertos factores ambientales, con ciertos alimentos.

Así pues, una de las teorías es que los alimentos han ido formando esa diversidad humana que vemos hoy día, no tanto el aspecto interior sino el metabolismo interior. Vamos a explicar algunos ejemplos.

Mutación del gen de la lactasa

Cuando somos bebés nuestra reacción a la leche es placentera. Por medio del enzima lactasa la lactosa se hidroliza en galactosa y glucosa, y entra en el torrente sanguíneo. Pero en el ser humano y otros mamíferos cuando nos hacemos mayores vamos perdiendo la lactasa, con lo cual la lactosa no se hidroliza y ocurre una fermentación bacteriana -se produce hidrógeno, anhídrido carbónico, ácido láctico, ácido acético- que provoca dolor abdominal, entre otros efectos secundarios.

Hay dos tipos de personas en la población: a algunas les sigue funcionando la lactasa a pesar de la edad y a otras no. Esto es debido a la genética. En el primer caso el genoma tiene una mutación que hace que la lactasa siga funcionando durante toda la vida; en cambio, en el segundo caso hay otra forma del gen de la lactasa que se comporta normalmente -desde el punto de vista de la evolución-, es decir, no metaboliza la lactosa. Así pues, una mutación puntual ha hecho que parte de la población mundial pueda seguir consumiendo leche durante toda su vida.

La distribución de la persistencia de la lactasa varía mucho alrededor del mundo: es muy alta en el norte de Europa, menos común en el sur de Europa y en África depende de la zona. Esto se debe a que en algún lugar del centro de Europa hace unos 8 mil años se produjo fortuitamente esta mutación.

En un momento en que los alimentos no eran tan asequibles como en el actual, el hecho de tener una fuente adicional de alimentos -que además era nutritiva y sana- hacía que los que podían seguir consumiendo leche tenían una clara ventaja evolutiva sobre los que no. Esta mutación, generación tras generación, se fue haciendo más común porque los que la tenían, poseían mayor capacidad reproductiva. Esto demuestra que el consumo de lácteos supuso un gran beneficio a la humanidad. Y en las culturas en las que existía la ganadería esa mutación rara se ha convertido en lo más común.

Amilasa salivar

La amilasa es otro enzima que hace que los hidratos de carbono que consumimos se digieran a moléculas de azúcar (y esto da el sabor dulzón cuando comemos cualquier cosa que tenga hidratos de carbono).

El gen de la amilasa puede tener diferentes formas, lo normal es tener un gen de amilasa del padre y otro de la madre pero hay sujetos que pueden tener menos, puede haber una delección y el gen desaparece; o bien, en otros sujetos puede duplicarse o triplicarse.

En un estudio se observó que las poblaciones que consumía un alto índice de hidratos de carbono tenían un número de copias mayor del gen. En ciertas tribus de África el número de copias de amilasa es relativamente bajo, pero en determinadas tribus -cercanas- el número es más elevado, porque quizás en unas zonas había más acceso a proteínas y en cambio los otros tenían una dieta más rica en hidratos de carbono.

La evolución está continuamente adaptándonos para conseguir el máximo provecho de nuestro medio ambiente, sobre todo en el aspecto nutricional. De manera que si sabemos si una persona tiene más o menos copias del gen de la amilasa sabremos si está más adaptada al consumo de hidratos de carbono o de proteínas.

Tolerancia al alcohol

La tolerancia al alcohol depende de una serie de enzimas y sabemos que según las zonas las personas tienen mayor o menor capacidad de consumir alcohol, por ejemplo en Asia su capacidad es limitada. Existen polimorfismos y mutaciones que pueden predecir cómo los individuos van a metabolizar el alcohol.

Globalización

Durante miles de años nos hemos estado especializando en el medio ambiente, tratando de adaptarnos a la luminosidad, altura, productos alimentarios… pero en los últimos años hay una tendencia hacia la globalización en términos de hábitos de vida y costumbres.

Sin embargo la globalización no ha empezado en el siglo XX o XXI, sino que empezó hace unos 10 mil años con la revolución agrícola porque pasamos de depender mucho de la recolección a masificarnos en términos de producción.

Hay unas siete mil especies que se cultivan para alimentos, pero el 50 por ciento de toda nuestra alimentación viene solamente de 3 plantas: trigo, maíz y arroz. Estamos, pues, muy sujetos a un número pequeño de plantas.

Nuestros genes han estado por miles de años aprendiendo el idioma del medio ambiente pero ahora estamos haciendo desaparecer nuestras costumbres tradicionales con lo cual nuestro genoma está bastante confundido, y una de las hipótesis es que esta globalización está produciendo el aumento de enfermedades crónico degenerativas (cáncer, obesidad, diabetes).

Importamos y exportamos productos, pero no exportamos la cultura. Por ejemplo el maíz que proviene de América se implantó rápidamente en Europa. Sin embargo en América cuando la gente prepara el maíz lo trata con un medio alcalino porque el maíz es deficiente en niacina. Si no se trata perdemos uno de los componentes esenciales de la dieta. Como resultado de esto, durante cientos de años en el norte de Italia -donde los campesinos hacían la polenta con maíz-, se daban muchos casos de pelagra que no sufrían en América porque sabían cómo preparar el maíz.

¿La obesidad se nace o se hace?

La modernidad ha tenido un gran impacto sobre el fenotipo del Homo Sapiens Sapiens. La obesidad se atribuye a dos factores principales: el sedentarismo y el exceso de calorías. Sin embargo la obesidad es más complicada -sino no sería tan difícil acabar con ella-. No sólo influye la cantidad de alimentos sino también el tipo de grasa (ácidos grasos trans, ácidos grasos saturados), las calorías vacías de los azúcares, pero también los factores ambientales como la contaminación ambiental.

Asimismo es importante lo que ocurre durante el periodo fetal, no sólo el comportamiento nutricional sino también el tabaquismo y el consumo de bebidas alcohólicas para decidir nuestro riesgo de obesidad. No tanto por los factores genéticos sino también por los factores epigenéticos que hemos ido descubriendo en los últimos años.

Otro factor a tener en cuenta muy interesante es el sueño: el tiempo y la calidad del sueño. Se puede pensar que cuanto más se duerme más obesidad se tiene, pero en realidad cuanto menos se duerme más obesidad se tiene. Genéticamente tenemos unos ritmos circadianos muy establecidos y ahora los estamos rompiendo, no sólo en el término de número de horas de sueño sino también de exposición continua a la luz. Nuestros genes están acostumbrados a que cuando el sol se va nosotros tenemos que dormir. No hacemos eso y está afectando a la calidad de vida y a nuestro riesgo de obesidad, enfermedades mentales y cardiovasculares.

Durante los últimos años hemos investigado los genes que podían estar implicados en la obesidad. Estudiamos en sujetos obesos y no obesos su genoma y observamos sus diferencias. En estos momentos se hace con los chips genómicos que pueden llegar a examinar varios millones de polimorfismos, pero está al caer la secuencia del genoma humano de manera individualizada. De manera que podemos ir identificando lugares en el genoma asociados a la obesidad y nos concentramos en diferentes zonas del genoma para ver cómo los genes están mutados y cómo eso está asociado con menos o mayor obesidad.

Gen Apo A2 y obesidad

Pero hay que tener en cuenta la interacción genes – medio ambiente. En un estudio observamos en una de nuestras poblaciones si tenían o no una mutación en este gen. Los que tenían un determinado polimorfismo del gen Apo A2: TT o TC pesaban 88 kg y consumían un poco menos de 2000 calorías. Sin embargo los que habían heredado la mutación CC pesaban de media 92 kg y consumían más de 2200 calorías.

Todo lo que sabemos de riesgo cardiovascular proviene de la población del estudio Framingham. En nuestro estudio tomamos a esa población y la dividimos en dos grupos de dieta diferente: uno pobre en ácidos grasos saturados y otro rica en dichos ácidos grasos. Los sujetos que son TT o TC, es decir, que no están predispuestos a la obesidad, da igual lo que coman, su IMC es igual, independientemente de la dieta, son resistentes a la dieta. Pero hay otro grupo que son susceptibles -predispuestos-, que genéticamente han nacido para ser obesos: bajo la dieta alta en grasa saturadas el peso se dispara, pero si estos sujetos tienen una dieta baja en grasas saturadas su predisposición genética se elimina y su IMC es exactamente igual o inferior que el de los que no están predispuestos a ser obesos. Es decir, que si identificamos un sujeto CC podemos hacer recomendación nutricional para perder peso.

Y ¿esto se puede extrapolar a otros lugares? La respuesta es que sí. Así pues podemos decir que es un marcador de predisposición de la obesidad. Además el estudio Framingham permite seguir a los sujetos a través de los años. Y se observó que con el tiempo los sujetos aumentan de peso: los que consumen dieta alta en grasa saturada llegaban al sobrepeso y obesidad, pero los otros no llegaron a convertirse en sujetos con sobrepeso. Por lo tanto, podemos actuar sobre nuestra predisposición podemos, pues, cambiar nuestro futuro.

Importancia de los biorritmos

La falta de sincronización entre nuestros genes (si funcionamos mejor por la mañana o de noche) contribuye al riesgo de una enfermedad. Todo ello está regulado por un sistema complejo de genes y cada uno de nosotros tenemos diferentes formas de esos genes. Si tomamos diferentes genotipos del gen reloj, dependiendo de la forma del gen, hay diferencias en el consumo de calorías. Es decir, el riesgo de obesidad también viene marcado, no solamente por lo que comemos, sino cuando lo comemos.

Epigenoma

Pero además del genoma está el epigenoma, es decir, las variaciones que sin alterar las letras alteran la expresión de nuestros genes (como los signos de puntuación en la expresión escrita).

Los ARN son la manera en que los genes se comunican para producir proteínas, pero hasta el año 2000 no se descubrieron los microARN -que eran demasiado pequeños para producir proteínas- pero que controlan por completo nuestro metabolismo.

Los microARN se unen a los ARN y hacen que produzcan más o menos proteínas. Y se unen en lugar específicos de los ARN mensajeros dependiendo de la secuencia. Si hay una mutación en el lugar donde el microARN se une al ARN la interacción va a cambiar y, consecuentemente, cambia el metabolismo de esa proteína. Así, dependiendo de la forma que tenemos de un gen llamado perilipina tenemos mayor riesgo de obesidad. Pero también hay solución para esto, porque si estos individuos están consumiendo suficientes niveles de omega 3 este riesgo de obesidad se cancela.

Educación nutricional en las escuelas

Independientemente de todas estas delicadezas científicas destacamos la importancia de la educación en cada uno de nosotros. En un trabajo que publicamos el año pasado en la población española se estudiaron tres diferentes genotipos: TT, TA, AA del gen FTO asociado a la obesidad (un sujeto que tiene la forma A tiene más riesgo de obesidad). En este trabajo dividimos a la población no por lo que come sino en función de su educación. Y se observó que, en general, aquellos que tienen educación universitaria tienen un IMC más bajo porque se cuidan más. Incluso sin saber que están predispuestos a ser obesos genéticamente, la mutación se expresa en aquellos sujetos que no tienen educación universitaria pero no se expresa en absoluto en aquellos que sí tienen educación universitaria.

Es decir, que independientemente de que secuenciemos a la gente y de que les demos las recomendaciones individualizadas, el mayor éxito que podemos conseguir desde el punto de vista de salud pública es ofrecer educación nutricional en las escuelas para que desde el principio los niños sepan lo que es bueno y malo.

La idea es que nuestro oráculo nos permitirá ser predictivos, saber que está en nuestro futuro, pero potencialmente, y después mediante la personalización poder llegar a hacer prevención que nos va a librar de estas grandes epidemias que nos afectan en el mundo.

reportaje_generica

Claves para el abordaje de la desnutrición hospitalaria en España

La desnutrición es un problema de salud frecuente tanto en la comunidad como en los centros sanitarios, aunque no lo suficientemente reconocido.

En el marco del Foro Envejecimiento y Desnutrición Hospitalaria: Un reto para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, organizado por la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE) en colaboración con la Fundación Abbott se ha presentado un documento que recoge las 6 claves para la prevención y el tratamiento de la desnutrición hospitalaria. Esta estrategia pretende dar respuesta al problema creciente que supone la desnutrición en el entorno sanitario ya que, según el estudio PREDyCES® (PREvalencia de la Desnutrición hospitalaria Y Costes asociados en ESpaña), este trastorno afecta a una de cada cuatro personas hospitalizadas . Es importante saber que las personas con desnutrición tienen una estancia media hospitalaria de 3 días más respecto a las no desnutridas (11 días frente a 8). Este aumento representa una diferencia en el gasto medio por enfermo de 1.409 euros.

Según este mismo estudio la prevalencia al ingreso de desnutrición en ancianos hospitalizados en España a partir de 70 años es del 37 por ciento, con lo que habría aproximadamente 693.562 pacientes ancianos afectados en nuestro país. Debido a este trastorno, se retrasa en la recuperación, las estancias son más prolongadas, incrementa el coste (hasta un 50%), aumenta la tasa de reingresos prematuros, facilita una mayor susceptibilidad a la infección y contribuye a aumentar la morbimortalidad.

Expectativas de un Plan Nacional en España

Algunos países europeos, como Holanda, Dinamarca o el Reino Unido ya han desarrollado Planes Estratégicos Integrales para luchar contra la desnutrición. Ahora los expertos esperan que España sea el siguiente en llevar a cabo un Plan Nacional de actuación que se pueda implantar en todos los centros de atención primaria, hospitales y residencias de ancianos.

A pesar de su prevalencia y del impacto negativo que tiene en el paciente, la desnutrición es una condición insuficientemente reconocida en nuestro país. Por este motivo el decálogo subraya la importancia de la formación de los equipos sanitarios. “Es imprescindible que los profesionales sepan detectar pacientes en riesgo de desnutrición para poder establecer las medidas pertinentes para su tratamiento y poder frenar cuanto antes su progresión”, afirma el Dr. Abelardo García de Lorenzo, presidente de SENPE, Jefe Clínico del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Paz y co-autor de las 6 claves.

Las 6 claves son:

1. Proporcionar, a los equipos sanitarios, la formación en nutrición necesaria para detectar pacientes en riesgo de desnutrición y establecer las medidas pertinentes para su resolución.

2. Implementar los métodos de evaluación de la desnutrición relacionada con la enfermedad haciendo obligatorio, en todos los centros sanitarios, el desarrollo de una herramienta de cribado nutricional, que conlleve un procedimiento estandarizado complementario de valoración nutricional y de su tratamiento.

3. Desarrollar protocolos de tratamiento nutricional en centros de Atención Primaria, hospitales y residencias de ancianos definiendo grados de intervención (alimentación natural y artificial), así como interrelación y coordinación entre los distintos niveles asistenciales.

4. Estandarizar un plan de monitorización de los cuidados y tratamientos nutricionales imprescindible en la evolución del paciente desnutrido.

5. Realizar un registro de los diagnósticos de los pacientes con desnutrición relacionada con la enfermedad, así como de las intervenciones realizadas para revertirla, en todos los centros asistenciales (atención primaria, hospitales y residencias) que permita su correcta codificación.

6. Sistematizar un procedimiento de evaluación de resultados en salud, considerando la calidad y los costes de las medidas establecidas.

reportaje_generica

Consiguen reducir el riesgo de diabetes mediante un novedoso modelo de intervención sobre el estilo de vida

El Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (IDIAP) de Barcelona ha conseguido reducir sustancialmente la incidencia de la diabetes tipo 2 en pacientes de alto riesgo a través de un novedoso proyecto de intervención sobre el estilo de vida, puesto en marcha durante la práctica clínica en Atención Primaria.

En concreto, el proyecto, conocido como Diabetes in Europe-Prevention using Lifestyle, Physical Activity and Nutritional-intervention (DE-Plan-Cat/PREDICE), ha reducido en un 36 por ciento el riesgo relativo de desarrollar diabetes.

“Estos resultados demuestran que la intervención intensiva sobre el estilo de vida bien estructurada no sólo es factible en Atención Primaria, sino que además reduce sustancialmente la incidencia de diabetes entre los participantes con riesgo alto”, ha reconocido Bernardo Costa, coordinador del estudio en el IDIAP.

Para realizar el experimento, se seleccionaron al azar 2.547 usuarios entre la población no diabética, de 45 a 75 años, asignada a los centros de Atención Primaria.

Después realizaron un cribado doble y secuencial, primero 2.054 (80,6 por ciento) mediante el cuestionario FINDRISC (con 8 ítems analizando el riesgo futuro de diabetes) y, segundo, 1.192 con una prueba de tolerancia oral a la glucosa (PTOG).

Los participantes de alto riesgo, aunque libres de diabetes (624 de los usuarios), se asignaron bien a una intervención estandarizada o bien a la intervención intensiva sobre el estilo de vida (individual o grupal). 552 usuarios aceptaron la intervención asignándose 219 (39,7 por ciento) al modelo estandarizado y 333 (60,3 por ciento) a la intervención intensiva.

Ambos grupos fueron comparables en edad, sexo, índice de masa corporal (IMC), puntuación obtenida en FINDRISC (16,2/15,8), en los indicadores glucémicos así como en el interés por introducir cambios en su estilo de vida. Los dos conjuntos fueron seguidos, el primero con medidas convencionales y el segundo mediante refuerzo periódico personal de su motivación.

De este modo, se les diagnosticó la diabetes a 124 participantes, de los cuales 63 (28,8 por ciento) siguieron una intervención estándar y 61 (18,3 por ciento) en intervención intensiva.

Asimismo, se redujo un 36 por ciento el riesgo relativo de desarrollar diabetes en el grupo de intervención intensiva respecto a la intervención convencional. La incidencia de diabetes fue de 7,2 y 4,6 casos por 100 personas/año, respectivamente, durante una mediana de 4,2 años.

La intervención intensiva tuvo un efecto protector significativo sobre la incidencia de diabetes en todos los modelos multivariados analizados. Para reducir un caso de diabetes se tuvieron que tratar 9,5 participantes durante 4 años.

“Esta experiencia puede mostrar el camino a seguir a otras iniciativas que se están intentando desarrollar en otros países y refuerza la idea teórica de que la diabetes tipo 2 se puede prevenir introduciendo cambios perfectamente asequibles en el estilo de vida”, concluye Costa.

reportaje_generica

Cuando la obesidad es una cuestión cultural

La bióloga ha estudiado a más de 50 familias gitanas, 380 individuos en total, para analizar los malos hábitos alimenticios que ocasiona un alto índice de obesidad entre las personas de esta etnia.

Rebato trabaja con ellos en varios proyectos, entre los que destaca uno titulado Determinantes genéticos y ambientales de la obesidad en familias de etnia gitana de la Comunidad Autónoma del País Vasco, financiado por el antiguo Ministerio de Ciencia e Innovación, según ha informado la UPV-EHU.

En el trabajo, la bióloga ha sometido a encuestas de tipo socioeconómico y de percepción de imagen a los integrantes del estudio, y se les han tomado medidas antropométricas, la tensión arterial y muestras de saliva. “No sólo estudiamos la métrica o el fenotipo, analizamos también algunos genes para ver ahí si hay alguna variante especial en la población gitana”, ha señalado.

Según Rebato, existe una “terrible prevalencia” de la obesidad en personas de etnia gitana que, si en la población general es del 15-20 por ciento, en la población gitana aumenta hasta el 50 por ciento, tanto en hombres como en mujeres. Además, es una obesidad central o abdominal que, especialmente en los hombres es “muy peligrosa”, porque es una obesidad ligada a la enfermedad cardiovascular de la diabetes.

En este sentido, la bióloga ha argumentado que hay una “cultura de la obesidad”, lo que explica este fenómeno. “Cuando las poblaciones que no han tenido mucho poder acceden a los alimentos, el poderío se demuestra mediante niños más orondos, más redondos”; además de que las familias gitanas han accedido a una cultura obesogénica, “a comer alimentos más baratos y grasos”.

Para Rebato, todo ello tiene “graves consecuencias”, ya que algunos de los niños de familias gitanas que están participando en el estudio son ya hipertensos, y el estado de muchas mujeres apunta a posibles problemas de diabetes o de corazón en la época posmenopáusica.

La investigadora se ha comprometido, además, a informar a las familias sometidas a estudio y advertirles sobre los malos hábitos que puedan tener, proponiéndoles algunos cambios. “No queremos quitarles su cultura culinaria, pero, por ejemplo, les decimos que cocinen con menos grasa, que caminen un poco más”, ha señalado Rebato, que ha precisado que “queremos informarles de lo que hay y, luego, que ellos decidan qué hacer”.

reportaje_generica

Dejar a los niños elegir su propia comida, la mejor opción para evitar el sobrepeso infantil

Actualmente, los expertos recomiendan que el periodo de lactancia se alargue durante al menos los primeros seis meses de vida del bebé y, a partir de ahí, ir introduciendo una alimentación más sólida a base de purés o papillas variadas que la madre selecciona.

Sin embargo, según se desprende de los resultados de un estudio publicado en el último número del British Medical Journal Open, dar libertad de elección tiene “un impacto positivo en la formación de hábitos saludables de nutrición” y, al mismo tiempo, “protege al niño de una futura obesidad o sobrepeso”.

En dicha investigación se hizo un seguimiento a 155 niños de entre 20 meses y 6,5 años, cuyos padres completaron cuestionarios detallados sobre los hábitos alimenticios y preferencias de sus niños.

A más de la mitad de los menores (92) se les permitió alimentarse por si mismos ofreciéndoles bocadillos de alimentos variados, mientras que los 63 restantes fueron alimentados por sus padres con papillas a cucharadas.

Todos los niños recibieron durante el período de estudio alimentos de todos los grupos: desde carbohidratos, frutas y verduras, a proteínas y productos integrales.

De este modo, los resultados mostraron que los niños que se alimentaron solos solían comer más carbohidratos que los niños alimentados con papillas. Sin embargo, entre los niños alimentados con papillas, los alimentos favoritos eran los dulces.

“Se observó esta preferencia a pesar del hecho de que, junto con los alimentos dulces, los niños alimentados con papillas recibieron más a menudo carbohidratos, frutas y vegetales, proteínas y alimentos integrales que los niños que se alimentaron con bocadillos”, advierten los autores.

Además, al final del estudio se observó que el porcentaje de niños con sobrepeso y obesidad era mayor en el grupo de las papillas. E incluso cuando se tomaron en cuenta factores como los socioeconómicos, o el peso al nacer y el peso de los padres, siguieron observándose los mismos resultados.

Según reconoce la doctora Ellen Townsend, directora del estudio, “los resultados sugieren que los niños que se destetan para alimentarse con sus propias elecciones aprenden a regular su consumo de alimentos, lo que les lleva a un menor índice de masa corporal (IMC) y a una preferencia por los alimentos sanos, como los carbohidratos”.

reportaje_generica

Recomiendan impulsar la dieta mediterránea en los comedores escolares

Así, este experto ha recomendado que los responsables de estos escolares eliminen el exceso de grasas y de sal -“que está claramente relacionada con la hipertensión arterial”- y la comida basura; y que, por otro lado, aumenten, en línea con la dieta mediterránea, el consumo de aceite de oliva, legumbres, verduras y cereales.

En este sentido, ha reconocido que los habitantes de los países donde la dieta mediterránea está implantada tienen una mayor calidad y esperanza de vida. Sin embargo, la profesora de Nutrición de la Universidad CEU San Pablo, Ángela García González, que también ha participado en el encuentro, ha lamentado que “comer sano es caro” y, por ello, ha instado a la Administración a que subvencione este tipo de alimentos.

Un exceso calórico

Esta experta ha denunciado que los niños europeos comen más calorías de las recomendadas y, en concreto, que los españoles están “a la cabeza de Europa” en este ámbito. Así, ha destacado la importancia que tiene este exceso energético, puesto que, aproximadamente, un consumo extra de 100 calorías diarias supone una ganancia media de cinco kilos anuales.

García González ha recordado la importancia de realizar cinco comidas diarias y, en este sentido, ha insistido en que hay que instruir a los menores en que el desayuno es “de mesa y mantel” y que es una de las comidas más importantes del día.

La profesora de la Universidad CEU San Pablo ha reconocido que, aunque la sociedad debe adquirir unas pautas alimentarias adecuadas, es “extremadamente difícil” compatibilizarlas con el ritmo de vida actual, por lo que “hay que adaptarlas a las circunstancias actuales”.

Así, ha señalado que la educación nutricional de los menores tiene que empezar en casa donde los padres deben hacer que sigan una dieta equilibrada mediante “comidas atractivas y la insistencia en su ingesta”.

Importancia de los comedores escolares

No obstante, el Prof. Delgado Rubio ha reconocido que la escuela también tiene una “importancia trascendental” y que es un complemento en la educación nutricional que inculquen los padres.

De esta manera, Paloma Fernández, de la Federación Española de Asociaciones Dedicadas a la Restauración Social, ha insistido en que el centro educativo es uno de los “pilares fundamentales” en la prevención de enfermedades relacionadas con los malos hábitos alimenticios y en la modificación de las pautas saludables, tal y como sostiene la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Así, ha explicado que las empresas encargadas de suministrar los menús a los escolares tienen que presentar con dos semanas de antelación su composición para que “las familias puedan complementar la dieta” de sus hijos en las comidas restantes.

Además, en caso de que una persona padezca obesidad o sufra intolerancia o reacciones alérgicas, siempre que este bajo supervisión médica, las empresas están obligadas a diseñar un menú alternativo para ella.

La lactancia materna disminuye un seis por ciento el riesgo cardiovascular en niños y adolescentes

Los estudios han sido publicados por Idoia Labayen, profesora de nutrición en la Facultad de Farmacia en la UPV/EHU en la edición de enero de la revista American Journal of Clinical Nutrition, “la más importante del mundo en el campo de la nutrición”, y en Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine. En la investigación también ha participado Jonatan Ruiz y Francisco Ortega de la Universidad de Granada y Helle Loit, Jaanus Harro, Inga Villa, Toomas Veidebaum y Michael Sjostrom del Instituto Karolinska.

Para la realización de las distintas pruebas, la investigación ha contado con la colaboración de personal médico sueco y estonio que ha realizado exámenes de salud a 1.025 niños de 9 y 10 años, y 971 adolescentes de 15 y 16 años en sus respectivos países. De forma previa al estudio, se les preguntaba a las madres si sus hijos habían sido exclusivamente alimentados mediante lactancia materna y, de haberlo hecho, durante cuánto tiempo.

En las pruebas, además de tomar talla y peso, se realizaron análisis de sangre en los que se detectaron los valores de inflamación o el fibrinógeno, cuya presencia se relaciona con una mayor coagulación de la sangre, lo que aumenta el riesgo de arterosclerosis. Asimismo, se midió la capacidad aeróbica de los participantes mediante pruebas de esfuerzo.

A falta de estudios posteriores sobre periodos de lactancia más largos que lo confirmen, la investigación en la que ha participado Labayen indica que los beneficios máximos de la lactancia materna se alcanzan a los tres meses ya que no se aprecian diferencias significativas entre el tercer y sexto mes. A partir del sexto mes, además, los niños ya no se alimentan exclusivamente de leche, sino que empiezan a diversificar su alimentación.

Desde la universidad, han destacado que este estudio en niños y adolescentes suecos y estonios “habría sido difícil de realizar en España porque normalmente en este país las madres no suelen llegar a cumplir esos tres meses de lactancia”. Por el contrario, en los países nórdicos “se favorece mucho la existencia de lactancia materna, con bajas maternales de hasta dos años además de ayudas sanitarias de enfermeras que se desplazan a las casas a ayudar y recomendar a las madres sobre la mejor manera de dar el pecho”.

Labayen ha indicado que en España, “aunque muchas madres lo intentan, se da un fracaso elevadísimo en los primeros quince días, cuestión que se podría resolver con un adecuado asesoramiento y apoyo a las madres lactantes”. Además, ha resaltado que las madres también abandonan esta práctica en el tercer mes porque “tienen que empezar a trabajar”. No obstante, ha apuntado que, “al menos”, en el caso de España “hay buenas leches de fórmula”, si bien “no mejoran la salud cardiovascular”.

A juicio de la investigadora, la lactancia materna “puede llegar a ser una cuestión de vida o muerte en muchos lugares del tercer mundo en donde se multiplican los problemas que puede haber con la preparación y esterilización de un biberón”.

La colaboración de este equipo europeo investigador ha estado centrada en el estudio de la influencia en la salud de los momentos inmediatamente anterior y posterior al parto, además de en la lactancia materna. En los próximos meses, pretenden dirigir el peso de sus investigaciones hacia los niños que al nacer con menos peso tienen un mayor riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular. Sus investigaciones intentarán conocer si ese mayor riesgo, de algún modo, puede ser compensado con la lactancia materna.

Además, el equipo seguirá observando al grupo de niños suecos y estonios que han participado en el estudio sobre lactancia para conocer las posibles variaciones en su riesgo cardiovascular a medida que vayan creciendo.

reportaje_generica

El consumo elevado de alimentos ricos en polifenoles típicos de la dieta mediterránea se asocia a mejor función cognitiva

El aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados ha favorecido que se produzca una tendencia creciente en la prevalencia de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como pueden ser las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades neurodegenerativas. Entre éstas, una de las más frecuentes y que tiene la edad como principal factor de riesgo es la enfermedad de Alzheimer.

Un artículo publicado en Journal of Alzheimer”s Disease relaciona el consumo de alimentos típicos de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva y las nueces, con una mejor función cognitiva. La primera firmante del artículo es la Dra. Cinta Valls-Pedret, de la Unidad de Lípidos del Hospital Clínic de Barcelona, y el último firmante es el Dr. Emili Ros, jefe del equipo IDIBAPS Hipertensión, lípidos y riesgo cardiovascular y jefe de la Unidad de Lípidos del Clínic. El estudio se ha llevado a cabo en personas mayores con alto riesgo cardiovascular, en el marco de un estudio clínico más amplio llamado PREDIMED.

Aunque durante el envejecimiento se da un descenso natural en el rendimiento cognitivo, principalmente en la memoria, se han descrito algunos factores que pueden ayudar a minimizar este efecto a pesar del paso de los años. Uno de los principales es la alimentación. Estudios epidemiológicos sugieren que alimentos como las frutas, verduras, pescado, vino y nutrientes como los ácidos grasos poliinsaturados, la vitamina B y los antioxidantes pueden proteger del declive cognitivo asociado a la edad y de la enfermedad de Alzheimer. Además, patrones alimentarios como la dieta mediterránea también se han relacionado con una menor incidencia de deterioro cognitivo leve y de enfermedades neurodegenerativas.

El estudio tiene como objetivo principal evaluar si el consumo de alimentos antioxidantes propios de la dieta mediterránea se asocia con un mejor rendimiento cognitivo. El trabajo se realizó con una submuestra de 447 participantes del estudio PREDIMED, un ensayo clínico multicéntrico de intervención nutricional con dieta mediterránea en 7.447 sujetos sin enfermedad vascular previa pero de alto riesgo cardiovascular con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años. Este estudio está financiado con fondos públicos del Instituto de Salud Carlos III canalizados mediante el “CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn)”, liderado por el Dr. Ramon Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic, y la “RETIC PREDIMED (RD 06/0045)”, liderada por el Dr. Miguel Ángel Martínez-González, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Navarra.

A todos los voluntarios se les administró un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos, así como una batería neuropsicológica para determinar el rendimiento cognitivo, principalmente en el área de la memoria. Además, se midió la excreción de polifenoles en orina como marcador de ingesta de estos componentes antioxidantes presentes en numerosos alimentos mediterráneos.

El consumo de aceite de oliva virgen se asociaba a mejores puntuaciones en pruebas de memoria verbal, al igual que el consumo de café. Por otra parte, la ingesta de nueces estaba relacionada con mejor memoria de trabajo y el consumo moderado de vino se asociaba con mejor función cognitiva global. Una característica común de todos estos alimentos es que tienen un alto contenido en polifenoles, que son unas moléculas altamente bioactivas con efectos beneficiosos sobre la modulación de los radicales libres causados por la oxidación. Además, las personas que presentaban niveles más elevados de polifenoles en la orina, indicador de un mayor consumo de alimentos que la contienen, obtuvieron mejores puntuaciones en pruebas de memoria.

Se ha descrito que el estrés oxidativo y la inflamación consecuente son los principales causantes de la patología asociada a trastornos relacionados con el envejecimiento. Los resultados encontrados sugieren que los alimentos ricos en polifenoles propios de la dieta mediterránea podrían contrarrestar el declive cognitivo asociado con la edad gracias a su elevado poder antioxidante. El seguimiento longitudinal de estos participantes proporcionará una evidencia más firme sobre el potencial de la dieta mediterránea y sus componentes para ayudar a mantener un buen funcionamiento cognitivo a pesar del envejecimiento, así como para reducir la incidencia de la enfermedad de Alzheimer.

reportaje_generica

La Fundación Dieta Mediterránea, Lazy Town y La Vaguada colaboran para enseñar a los niños a llevar una vida saludable

Además, se aprovechó la ocasión para inaugurar los tres recorridos lúdicos sobre vida saludable en los niños que La Vaguada instalará de manera gratuita hasta el 4 de marzo.

El objetivo del decálogo es ofrecer soluciones a modo de sugerencias y consejos para evitar que siga aumentando el porcentaje de niños españoles que tienen exceso de peso u obesidad. Una epidemia del siglo XXI que, según los expertos, ha aumentado el número de niños con enfermedades de adultos – como la hipertensión o la diabetes- y ha reducido su esperanza de vida por primera vez en muchos años.

Según el vicepresidente de la FDM, Francisco Sensat, este decálogo responde a la necesidad de fomentar un estilo de vida saludable, que ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

“Los niños son el futuro, si criamos niños sanos, cuando sean adultos tendrán menos problemas y eso reportará un menor gasto en sanidad”, afirma Sensat.

Asimismo, Sensat destacó la importancia que esta dieta tiene para la salud, la agricultura y el medio ambiente. “Desde La Fundación, cuando conocimos Lazy Town y a Magnus vimos que había una coincidencia entre los objetivos y los criterios de cómo transmitir al público y sobre todo a los niños la idea, por eso surge este proyecto común”.

Magnus Scheving en España

Magnus Scheving -el creador y protagonista de la serie Lazy Town- ha venido a España para hablar sobre su lucha para combatir la obesidad infantil en todo el mundo y para presentar una campaña de acciones que va a llevar a cabo en varias ciudades de nuestro país.

Además de escribir, producir, dirigir y protagonizar una de las series de televisión para niños con más éxito en el mundo, Magnus Scheving es campeón europeo de gimnasia, y asesora a Gobiernos sobre temas de obesidad infantil.

“La filosofía Lazy Town consiste en mostrar a los niños cómo adquirir buenos hábitos en lo que alimentación y actividad física se refiere, y qué mejor forma de hacerlo que predicar con el ejemplo”, afirma Scheving. Por este motivo, del 23 de febrero al 20 de octubre, numerosos centros comerciales ubicados en diferentes ciudades de España instalarán talleres infantiles y ofrecerán la oportunidad de disfrutar del Live Show de Lazy Town de forma totalmente gratuita.

En la presentación, que ha tenido lugar esta mañana en el centro comercial La Vaguada, Sheving afirmó haber venido muchas veces a España: “Es un país que me encanta, comencé a estudiar la Dieta Mediterránea y cuando supe que el 30% de los niños españoles nunca habían abierto una naranja y que sólo la consumían en zumo no podía entenderlo”.

La Vaguada: Talleres gratuitos hasta el 4 de marzo

Coincidiendo con la presentación del Decálogo contra el sedentarismo y la obesidad infantil, promovido por La Vaguada, el programa infantil Lazy Town, y la Fundación Dieta Mediterránea, el centro comercial madrileño instalará del 23 de febrero hasta el 4 de marzo tres recorridos lúdicos para enseñar vida sana a los niños.

La directora del centro comercial La Vaguada, Eva Marín, explica que los recorridos se desarrollarán a su vez en tres espacios: “los niños podrán jugar y hacer deporte en “La nave de Sportacus”, aprender a tener una alimentación variada y saludable en “La cocina de Stephanie”, y por último, bailar mientras se divierten en el área “Plaza Mayor de Villa Pereza””.

Podrán participar todos los niños entre 4 y 10 años en horario de lunes a viernes de 17:30 a 20:30; y los sábados y domingos de apertura de 12:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:30 horas. Se realizarán talleres de manualidades, caracterización, y juegos de cooperación, entre otros, y sólo por participar, los niños recibirán además premios y regalos.

El objetivo de La Vaguada es ofrecer a los padres planes alternativos de ocio para que los niños se entretengan y se diviertan mientras aprenden la importancia de tener una alimentación saludable, hacer ejercicio o fomentar el trabajo en equipo.

Decálogo contra la obesidad infantil y el sedentarismo

1. No hay nada mejor que usar el aceite de oliva en todo tipo de platos. Es uno de los tesoros más nutritivos y saludables de la Dieta Mediterránea que da un toque único de sabor a nuestros platos.

2.Cuantos más alimentos vegetales, mejor! La fruta, las verduras, las legumbres y los frutos secos están llenos de vitaminas, minerales y fibra, que son muy importantes para nuestra salud.

3.Cada día hay que comer pan y otros cereales como el arroz y pasta. Gracias a ellos, tenemos una gran parte de la energía que necesitamos para todo el día. Prueba los integrales, tienen más fibra, vitaminas y minerales.

4.Hay que comer los alimentos frescos, típicos de tu región siempre que puedas. Así disfrutaremos de las frutas y verduras en su mejor momento, con más sabor, vitaminas y minerales.

5.Es importante tomar productos lácteos cada día, sobre todo el queso y la leche, por sus proteínas, minerales (calcio) y vitaminas para tener unos huesos fuertes y crecer sanos.

6.Come carne como parte de platos de verduras y cereales, como los guisos y estofados. La carne tiene proteínas y hierro, pero tiene grasas menos saludables y por eso es mejor comer pequeñas cantidades y parte de platos. Los embutidos en cantidades pequeñas y de vez en cuando, como en bocadillos.

7.Al menos dos veces a la semana come pescado. Nos aporta grasas muy saludables que nos ayudan a tener el corazón sano. Una buena opción a la carne y el pescado son los huevos, un alimento riquísimo en proteínas, grasas y muchas vitaminas y minerales. Come entre 3 y 4 a la semana.

8.Tu postre más frecuente debería ser la fruta, para acabar las comidas con color y lleno de vitaminas y minerales. Es mejor dejar los dulces y pasteles para sólo de vez en cuando y para ocasiones especiales.

9.La bebida más sana y refrescante es el agua, importantísimo para nuestro cuerpo. Cada día debemos beber de 6 a 8 vasos.

10.Hacer ejercicio todos los días es tan importante como comer bien, además de ser divertido! Tenemos que estar activos para estar sanos!

reportaje_generica

Residencias de Mayores de carácter público

En el año 2010 la esperanza de vida de las mujeres en España era de 83 años y la del hombre de 75,3 y esta diferencia de años entre la mujer y el hombre se da en todas las comunidades autónomas por igual. España es un país con unos buenos indicadores de salud y estamos a la cabeza de esperanza de vida en la UE.

Al vivir más hay cada vez más porcentaje de adultos mayores (4ª edad) que viven más pero no mejor y que necesitarán institucionalización. Hay supremacía de las instituciones privadas (4072) vs las públicas (1019). Actualmente están institucionalizadas alrededor de un 3% de la población y llegaremos en los próximos años a un 5%. Hay un predominio de personas mayores de 80 años, un 70% de dependientes y 23% de personas con atención psicogeriátrica. Y la mitad de los centros de titularidad privada son concertados.

Las personas institucionalizadas van en aumento. Entre 2000-2008 abrieron 379 centros públicos nuevos y se habilitaron más de 15000 plazas, pero esto sigue siendo insuficiente.

Actualmente las personas mayores de 65 años constituyen un 17,5% y hay un 3% de institucionalizados. En 2020 alcanzará el 20% y un 5% de ancianos institucionalizados.

El colectivo de personas mayores se divide en 3 grandes bloques:

-personas mayores de 65 años activas y que quieren seguir siendo útiles a la sociedad,

– personas mayores de 75 años que se vuelven pasivos,

– personas de 85 o más años dependientes que requieren atención constante.

En 2002 la OMS plantea lo que debería ser el objetivo en salud pública para un envejecimiento saludable, todas las coberturas que permitan ofrecer oportunidades para la salud, reforzar la calidad de vida y la supervivencia de las personas.

Problemas nutricionales de los mayores

Desde el punto de vista nutricional el colectivo es frágil. Se han descuidado tanto a nivel domiciliario como institucional los cambios fisiológicos o los cambios en el entorno que debían permitir ajustar la dieta y el estilo de vida, y llegamos a la necesidad de institucionalizarlos de una manera muy precaria.

En varios estudios se pone en evidencia que la malnutrición tanto subclínica como clínica se evidencia más en el colectivo de ancianos que, incluso, en el de pacientes psiquiátricos, oncológicos, etc. Desde atención primaria se detecta el 40% de pacientes con signos de malnutrición.

En una revisión reciente (publicada por la Asociación Española de Geriatría) se puede ver la prevalencia de desnutrición en diferentes niveles asistenciales:

-Ancianos en domicilio: menos de 75 años: 3-5% y más de 75 años y enfermos discapacidad: 30%.

-Ancianos hospitalizados: 23-65%. Hospitalizados edad avanzada: 40-69%.

-Ancianos en residencias: 13,5% – 35% o 25%-60% según los estudios.

Estos datos indican que la desnutrición se sale del contexto de lo que debería de ser un entorno desarrollado.

La malnutrición es un problema importante porque va a propiciar la susceptibilidad a las infecciones, una disminución a la respuesta a los tratamientos, aumenta los costos, la mortalidad y la morbilidad evitable. Y muchas de las situaciones podrían mejorarse en el tiempo con una buena nutrición.

Causas de la desnutrición

Son muchos los aspectos que condicionan el estado de malnutrición. Algunos son yatrogénicos -por pruebas excesivas-. Otro punto importante es la polifarmacia, los nutrientes tienen interacciones entre ellos que es necesario conocer pero también la polifarmacia genera muchas interacciones con fármacos que no se absorbe bien, no se metabolizan bien o no se excretan bien. A causa de la interacción entre el nutriente y el fármaco (que se toma de forma continuada y durante mucho tiempo) se genera distorsión en la acción farmacológica y distorsión en el estado nutricional.

Algunas de las causas que generan la desnutrición son:

-Mala calidad de la dieta por falta de conocimientos sobre lo que es una dieta adaptada al individuo. A medida que envejecemos necesitamos una dieta individualiza.

-Factores psicosociales (depresión, soledad, pobreza).

-Dificultades físicas: aspectos a tener en cuenta en los menús son las dificultades en la masticación, salivación o deglución. El nutricionista debe conocer cómo está el aspecto funcional de la cavidad oral en el mayor; también las discapacidades o minusvalías que dificultan la gestión, la compra o la preparación de las comidas.

-Factores fisiológicos: hay nutrientes que no se absorben igual que en la edad adulta (vitamina B12, hierro, vitamina D o folatos) y necesitamos mejorar la biodisponibilidad y cuidar que esos elementos estén en suficiente cantidad o si no recurrir a la suplementación. Asimismo el sistema secretor (lágrimas, saliva, etc.) disminuye en volumen y capacidad enzimática y por lo tanto necesitamos menos volumen en cada toma y ampliar el número de comidas. Otro factor es el estreñimiento, que es muy frecuente, y no solamente se puede solucionar con elementos farmacológicos. Hay que recordar que la falta de actividad física, el relax de la musculatura abdominal, la falta de costumbre, la falta de residuos, la falta de hidratación hacen que la impactación fecal sea más frecuente.

En relación al metabolismo basal con el envejecimiento se pierde masa muscular y hay una menor actividad física. Estos cambios en la composición corporal -que derivan, o pueden derivar en sarcopenia, si no cuidamos la alimentación y la actividad física de una manera específica- son un factor de riesgo importante hasta derivar en un anciano frágil y que puede tener una morbilidad y mortalidad prematura.

Objetivos de la intervención nutricional

Empezaremos a ser un país más avanzado nutricionalmente cuando tengamos claro que el alimento puede ser una herramienta terapéutica y de promoción de la salud en las personas -también en las personas mayores-, y que no solamente pueden vivir más o mejor sino que además podemos conseguir con una buena estrategia disminuir el consumo de determinados fármacos.

La alimentación debe ser agradable y confortable para los ancianos. Además la alimentación es un momento de socialización y de relación.

Desde el punto de vista de la intervención terapéutica necesitaríamos un buen gestor que individualizara al máximo la prescripción alimentaria, tener recursos para evitar la malnutrición y dar cobertura a otro tipo de tratamientos cuando hay sobrepeso, obesidad, ECV, cáncer, diabetes, osteoporosis, enfermedades degenerativas, etc.

Nutrición y procesos de envejecimiento

Hay algunos aspectos que se están estudiando:

-Ajuste calórico: Desde los años 40 se sabe que una dieta ligeramente hipocalórica alarga la vida. Por ejemplo: disminuyendo un 10-15% la energía y optimizando los nutrientes y micronutrientes conseguiríamos aumentar -en modelos animales- hasta el 40% la duración de la vida.

-Antioxidantes: envejecer es oxidarse y la dieta mediterránea tiene una alta capacidad antioxidante, y algunos nutrientes de manera concreta y espectacular. Elementos con alta capacidad antioxidante son las especias como la cúrcuma, valeriana, perejil, tomillo. Le seguirían las ciruelas pasas también con alta capacidad antioxidante.

– La actividad física y mental: también está demostrado que es beneficioso.

Lo que interesa es crear una plataforma alimentaria de excelencia para que nuestros usuarios vivan con un nivel mejor.

Datos del Libro Blanco del Anciano

En el estudio realizado en la Universidad de Navarra (Libro Blanco del Anciano publicado en 2004) se observan datos de interés. Por ejemplo el número de comensales por mesa suelen ser 4 personas; número de auxiliares en el comedor -en algunos casos son insuficientes-: 3,5; duración de cada turno: 45 minutos; los principales motivos de queja son la condimentación, cantidad, temperatura o textura.

En un estudio realizado en toda España se precisan algunos elementos que interesa conocer de los usuarios como: “no puedo comer bien el pescado, me cuesta masticar o tragar lo que me aportan, los menús se repiten, no conozco el menú.”.

También se analizan las preferencias, así como los tipos de dietas más frecuentes que son para la diabetes, túrmix, hiposódica, que muchas veces no tienen un control porque sólo el 9% de los centros tenía el profesional que se encargaba de estas modificaciones, de manera que la gestión de dietas modificadas casi siempre lleva a estados de malnutrición.

Otro de los temas importantes es el de la seguridad alimentaria ya que estamos ante un grupo vulnerable y tener todo tipo de controles para la seguridad alimentaria es un tema fundamental.

En la restauración colectiva se elaboran planillas con la dieta básica y a partir de esta dieta básica se puede ir modificando textura, cantidad de grasa, cantidad de azúcares y así adaptar lo máximo posible a la dieta individualizada. Se puede variar los elementos en función de lo que sería la pirámide saludable teniendo siempre en cuenta que estas personas pueden necesitar una suplementación en base a su nivel de salud.

El hecho alimentario no sólo es la alimentación convencional sino que también podemos tener otro tipo de niveles como alimentación básica adaptada, suplementación nutricionales, alimentación enteral, parenteral, etc., en función de las necesidades que vayan surgiendo con los usuarios desde su ingreso.

Existe un check list para acreditar, aunque sea de manera interna, los servicios de nutrición y las cocinas donde aparecen aspectos relacionados con la infraestructura, las actividades vinculadas a la alimentación, los controles de tipo nutricional que se realizan en la residencia, cada cuanto se hace y qué parámetros se utilizan, si se tiene en cuenta el riesgo nutricional para adaptar las ingestas, etc. Este check list permite obtener una puntuación que sirve para mejorar y para hacer una valoración global del servicio alimentario en las residencias del entorno público.

reportaje_generica

Detectan aldehídos tóxicos en el aceite recalentado

Se sabía que “el aceite a temperatura de fritura emite aldehídos que contaminan la atmósfera y que se pueden inhalar, así que decidimos investigar si estos compuestos todavía permanecen en el aceite después de calentarlo y efectivamente, así es”, señala María Dolores Guillén, profesora del Departamento de Farmacia y Tecnología de los Alimentos de la UPV.

La investigadora es coautora de un trabajo que confirma la presencia simultánea en el aceite de fritura de varios aldehídos tóxicos del grupo de los “oxigenados alfa, beta insaturados”, como el 4-hidroxi-[E]-2nonenal. Además, dos de ellos se describen por primera vez en alimentos (4-oxo-[E]-2-decenal y 4-oxo-[E]-2-undecenal).

Hasta ahora estas sustancias sólo se habían citado en estudios biomédicos, donde se relaciona su existencia en el organismo con diversos tipos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson.

Los aldehídos tóxicos se generan como consecuencia de la degradación de los ácidos grasos del aceite y, aunque algunos son volátiles, otros permanecen en él después de la fritura. De esta forma se pueden incorporar a los alimentos cocinados. Como son compuestos muy reactivos pueden reaccionar con proteínas, hormonas y enzimas del organismo e impedir su buen funcionamiento.

La investigación, que publica la revista Food Chemistry, ha consistido en calentar a 190 ºC en una freidora industrial tres tipos de aceite: de oliva, girasol y lino. La operación se realizó durante 40 horas (8 horas al día) en los dos primeros y en 20 horas para el caso del aceite lino. Este último no se usa habitualmente para cocinar en occidente, pero se ha seleccionado por su alto contenido en grupos omega 3.

Más aldehídos tóxicos en el aceite de girasol

Tras aplicar técnicas de cromatografía de gases/espectrometría de masas y de resonancia magnética nuclear, los resultados revelan que los aceites de girasol y lino -especialmente el primero-, son los que generan más cantidad de aldehídos tóxicos y en menos tiempo. Estos aceites son ricos en ácidos grasos poliinsaturados (linoleico y linolénico).

Por el contrario, el aceite de oliva, que presenta mayor concentración de ácidos monoinsaturados (como el oleico), genera menos y más tarde estos compuestos nocivos.

En estudios anteriores, las mismas investigadoras encontraron que en los aceites sometidos a temperatura de fritura también se forman otras sustancias tóxicas, los alquibencenos (hidrocarburos aromáticos), y concluyeron que el aceite de oliva es el que menos cantidad genera entre los que ellas estudiaron.

La dosis hace el veneno

“No se trata de alarmar a la población, pero los datos son los que son y hay que tenerlos en cuenta”, subraya Guillén, que apunta la necesidad de seguir investigando para establecer unos límites claros sobre la peligrosidad de estos compuestos. “En algunas ocasiones la dosis hace el veneno”, recuerda la investigadora.

La normativa española que regula la calidad de los aceites y las grasas calentados establece un valor máximo del 25% para el contenido de componentes polares (productos de degradación que se originan durante la fritura). Sin embargo, según el nuevo estudio, antes de que algunos de los aceites analizados alcancen ese límite ya contienen “concentraciones significativas” de aldehídos tóxicos.

El trabajo cuantifica todos los aldehídos -no sólo los nocivos- que aparecen durante la fritura. Además, sus autoras presentan un modelo que permite predecir cómo evolucionará en las mismas condiciones cualquier aceite hipotético del que se conozca su composición inicial de ácidos grasos.

reportaje_generica

Alimentación, nutrición y envejecimiento

El envejecimiento es una aspiración universal (Profesor Ribera) y para la Organización Mundial de la Salud es un privilegio y un logro de la humanidad. También constituye un reto para la sociedad del siglo XXI, muy envejecida y con grupos de mayores muy amplios, que necesariamente tendrán que plantear estrategias políticas para atender a este grupo de población.

Realidad sociodemográfica

Algunos datos son:

-En el año 2000, 600 millones de personas tenían más de 60 años. En 2025 serán más de 1,2 billones y en 2050 más de 2 billones de personas superarán esa edad.

-Actualmente dos tercios de las personas mayores viven en los países desarrollados.

– En los países desarrollados el grupo poblacional de mayor crecimiento es el de los muy mayores (más de 80 años).

– Las mujeres sobreviven a los hombres en prácticamente todas las sociedades. En las personas de edad avanzada, la relación mujer a hombre es de 2:1.

En España, el Instituto Nacional de Estadística realizó una previsión de lo que ocurrirá en los próximos 50 años. La población irá creciendo hasta alcanzar probablemente los 48 millones de habitantes en 2048 aunque el crecimiento poblacional se irá reduciendo progresivamente. Se estima para 2020 que lleguemos a un crecimiento natural negativo (número de nacimientos será menor al número de defunciones). La ausencia de poblaciones jóvenes deforma la pirámide poblacional. En 2009 el grupo poblacional más amplio era el de 25-40 años y en 2049 el grupo poblacional más amplio será el comprendido entre 65-80 años. La población mayor de 64 años en España se duplicará en 40 años pasando a representar más del 30% de la población total.

Definiciones

Envejecer es un proceso biológico al que se le pueden dar muchas definiciones:

– El envejecimiento es el proceso que reúne todos los cambios que se van sucediendo en nuestras células y tejidos con el paso del tiempo, que suponen una pérdida progresiva de rendimiento fisiológico y una incapacidad para mantener la homeostasis (Mónica de la Fuente, Retos de la Nutrición en el siglo XXI ante el Envejecimiento Poblacional).

– Envejecer equivale a dejar en el camino por vías muy diversas buena parte del enorme margen de reserva con el que nacemos. Las pérdidas nos hacen cada vez más vulnerables, facilitando la claudicación orgánica, la aparición de enfermedades y la muerte (José Manuel Ribera Casado, Retos de la Nutrición en el siglo XXI ante el Envejecimiento Poblacional).

Además de aumentar la esperanza de vida en la sociedad ha aumentado el deseo de mantener una buena salud, funcionalidad e independencia en las edades más avanzadas. Esto ha llevado en las últimas décadas a buscar factores que pudieran acelerar o retrasar el envejecimiento. La dieta y la nutrición son factores de los más contribuyentes a lo largo del ciclo vital completo.

Interacción alimentación, nutrición y envejecimiento

En el aspecto de cómo interaccionan alimentación-nutrición-envejecimiento podemos destacar 4 ideas:

-Las personas mayores son población de riesgo nutricional.

– En los mayores las enfermedades crónico degenerativas (cáncer, ECV, osteoporosis) son más frecuentes y en este sentido hay factores dietéticos implicados en la etiología. Además una adecuada intervención nutricional puede ser eficaz en la prevención y el tratamiento de estas enfermedades.

– A medida que nos hacemos mayores, comemos menos.

– El envejecimiento reduce el placer de comer, pero aumenta la cultura gastronómica.

En los países desarrollados las personas mayores son las que tienen mayor riesgo de malnutrición ya sea por defecto o exceso. En los países más pobres son los niños lo de mayor riesgo nutricional.

Factores determinantes de desnutrición

Los factores determinantes de desnutrición en las personas mayores son: disfunciones orgánicas, enfermedades que van apareciendo, tabaquismo, escaso contacto social, reducida capacidad de masticación, medicación crónica, involuntaria pérdida de peso, necesidad de ayuda, alimentación desequilibrada, nivel de instrucción bajo, tener más de 85 años, economía precaria y sedentarismo.

Estos factores son de tipos muy diversos. Pueden ser fisiológicos asociados al proceso de envejecimiento y también relacionados con la salud ya que hay muchos fármacos que provocan interacciones de tipo nutricional. El uso crónico de diuréticos y antihipertensivos- si no son del tipo ahorradores de potasio- pueden llegar a provocar una hipopotasemia en un adulto mayor, o los fármacos que se utilizan para inhibir la secreción ácida del estómago (protectores estomacales) pueden reducir la absorción de nutrientes que dependen de una secreción ácida o de un medio ácido para su absorción como es el caso de la vitamina B12. También hay factores psíquicos, más graves como las demencias o Alzheimer y menos graves como los estados depresivos o de melancolía, que hacen que las dietas se vayan haciendo desequilibradas.

Hay factores asociados al estilo de vida y también tienen gran peso los factores socioeconómicos y culturales. En los años 80 Truswell clasificó en orden el estado nutricional de los mayores y observó que los que se encuentran nutricionalmente mejor son los mayores sanos y socialmente integrados, le siguen los mayores enfermos y socialmente integrados, después los que viven solos en sus casas y los que se encuentran peor nutricionalmente son los que viven institucionalizados.

Se reduce el placer de comer

El envejecimiento reduce el placer de comer: declinan los sentidos de gusto y olfato (a partir de los 50 en hombres y a partir de los 60 en mujeres), hay pérdida de papilas gustativas, déficit de micronutrientes (zinc), empleo de fármacos (diuréticos). El sabor salado es el que más disminuye y el dulce el que mejor se mantiene. Pero el envejecimiento hace que aumente la cultura gastronómica, que hayan vivido y conocido décadas de modas y tendencias alimentarias y han probado y conocen diferentes técnicas culinarias (más la mujer).

Cuando se plantean los servicios de alimentación para mayores institucionalizados y se busca el desarrollo de productos para estas personas supone un reto encontrar productos nutricionalmente adecuados para una población desnutrida y que sean acordes a su cultura gastronómica.

Recomendaciones nutricionales

Las necesidades y recomendaciones para mayores son mal conocidas ya que faltan estudios epidemiológicos que permitan determinar bien las necesidades. La mayoría de los estudios longitudinales comprende el grupo de edad de 40 a 60 años. Los estudios en personas de 70-80 años son pocos. En muchos casos lo que se hace es extrapolar datos a partir de adultos jóvenes pero esto no es correcto para muchos nutrientes. Además el grupo de mayores es muy heterogéneo (>65…>80).

A la hora de plantear recomendaciones no deberíamos pensar sólo en lo que sería una nutrición suficiente (cantidad de nutriente que debe ingerir para no padecer enfermedad carencial) sino también en una nutrición óptima (cantidad de nutriente que evita una enfermedad carencial y además puede contribuir a la prevención o mejor pronóstico de otras enfermedades de tipo multifactorial).

Para establecer las recomendaciones hay que estratificar la población por grupos de edad, sexo o por situación fisiológica. Clásicamente las recomendaciones nutricionales para mayores se han establecido a partir de 65 años pero esto hay que revisarlo. Se podría hablar de ancianos jóvenes (65-74 años), ancianos mayores (75-80 años), ancianos viejos (> 80 años).

De todas las recomendaciones nutricionales destacar 3 aspectos fundamentales: hay que intentar cubrir bien la ingesta energética, la densidad de nutrientes y la hidratación.

Con la edad se va disminuyendo la actividad física y se provoca una disminución de la ingesta de energía, o no se sabe si disminuye la ingesta de energía y esto es lo que provoca la disminución de la actividad física. Consecuentemente hay una pérdida de peso (involuntaria), sarcopenia (pérdida de masa muscular y por tanto una pérdida de células metabólicamente activas) y disminución de la tasa metabólica basal que conlleva una disminución de las necesidades energéticas y esto es lo que hace entrar a la persona mayor en un círculo vicioso.

Por este motivo es fundamental que la ingesta de energía sea la suficiente para mantener un IMC adecuado. El IMC asociado a una mayor expectativa de vida en una persona mayor es 25-28 (ligero sobrepeso en adulto joven).

Aunque se reducen las necesidades de energía no se reducen en la misma proporción las necesidades de nutrientes no energéticos. El mayor consumirá una dieta menor energéticamente pero que tiene que vehiculizar la misma cantidad de nutrientes por lo que tiene que ser más densa energéticamente y esto es muy difícil de conseguir.

Importancia de la vitaminas y calcio

Algunos nutrientes tienen especial relevancia, es el caso de las vitaminas del complejo B (6,12, ácido fólico) porque su falta puede generar, además de estados carenciales, estados de confusión, demencia, mala memoria que a su vez inciden en las prácticas de alimentación creando otro círculo vicioso similar al de la energía.

El calcio y vitamina D también son nutrientes esenciales en el envejecimiento. A partir de la menopausia, en el caso de las mujeres, empezamos a perder rápidamente masa ósea y entramos en un balance negativo de calcio. A lo largo de todo el ciclo vital es fundamental mantener una ingesta adecuada de calcio y vitamina D para evitar, sobre todo, la osteoporosis que se produce cuando la densidad del hueso es menor de lo normal y provoca un aumento en el riesgo de fracturas (antebrazo, vértebras, cadera), lo cual produce discapacidad, morbilidad y mortalidad en personas de edad avanzada.

Disminuye la sed

Con la edad el mecanismo de la sed pierde sensibilidad y no tenemos sed. Además hay un miedo a beber a partir de determinadas horas (sobre todo en personas que tienen tratamientos con diuréticos). Hay muchos fármacos (diuréticos o laxantes) que provocan pérdidas de agua y electrolitos y hay un alto riesgo de deshidratación. Por este motivo el agua en las personas mayores debería pautarse casi farmacológicamente.

Las necesidades-recomendaciones son de 20-45 ml/kg de peso corporal, lo que supone unos 6 vasos de agua/día. El agua se puede sustituir por sopas, infusiones o aquellos alimentos que tienen agua.

La deshidratación recude la capacidad para disgregar los alimentos que asociado a los problemas de masticación tiene mucha incidencia en la elección de los alimentos; disminuye la absorción; empeora el estreñimiento y la litiasis; y se produce sequedad de mucosas, piel, disbalance electrolítico, confusión, irritabilidad e incluso la muerte.

Pirámide de la alimentación de la población anciana

En la pirámide de la alimentación saludable de la población anciana, utilizada por la profesora Olga Moreiras, podemos destacar la presencia del agua en la base de la pirámide y la presencia en el pico de la pirámide de los suplementos individualizados.

Para superar que la dieta no sea suficientemente densa en nutrientes se recomienda la utilización de suplementos de calcio, de vitamina B12 o ácido fólico como nutrientes más relevantes. En MyPiramid (pirámide de EE.UU) se recoge la misma idea y además introduce la práctica de ejercicio físico, siempre adecuado a las posibilidades de la persona mayor.

La práctica de ejercicio físico mejora la calidad y esperanza de vida, disminuye la pérdida de masa muscular y ósea, disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular, de hipertensión, aumenta el gasto energético, mantiene activas las defensas y mejora la función cognitiva.