El binomio dieta mediterránea y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad

El binomio dieta y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad, según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), que ha realizado un estudio que se ha publicados en Plos One.

“Finalizada la investigación, la conclusión es muy clara: la práctica de ejercicio físico y la alimentación es clave para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R, de manera que las personas que la padezcan no tienen por qué ser obesas siempre y cuando practiquen deporte y tengan un alto grado de adherencia a la dieta mediterránea. Un hallazgo que abre una puerta de esperanza frente a la creencia de que contra la genética no se podía luchar”, ha señalado la coordinadora de la investigación, la doctora Dolores Corella.

El estudio se centró en el análisis de los dos principales genes relacionados con la obesidad: el FTO y el MC4R. Mientras el FTO, también conocido como “gen de la masa grasa”, es el principal gen asociado con obesidad común en todas las poblaciones y uno de los principales responsables de la acumulación de grasa en humanos; el gen MC4R es el segundo gen en relevancia en los estudios de genoma completo asociados a la obesidad.

Para determinar si su vinculación con el peso corporal (tanto de manera individual como mediante el estudio de su efecto combinado) se podía modular a través de la dieta y el ejercicio físico, los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052 participantes del estudio PREDIMED, midiendo la adherencia de estos sujetos a la dieta mediterránea y a la actividad física mediante cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.

“Tras analizar los resultados observamos que, además de verificar los efectos del gen FTO que confiere predisposición a la obesidad asociándose significativamente con un mayor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y prevalencia de exceso de peso, el gen MC4R tenía efectos aditivos, de manera que las personas con presencia simultánea de ambas variantes genéticas presentaban mayor peso que si solo tenían una de las variantes”, ha señalado Corella.

No obstante, esta experta ha matizado que estos efectos genéticos no son uniformes para todas las personas, “sino que están modulados por el ejercicio físico y la dieta mediterránea”.

“En lo relativo a la interacción de estos polimorfismos con el estilo de vida, pudimos comprobar que en sujetos sedentarios la asociación de esta variante con un mayor IMC o riesgo de obesidad era mayor que en sujetos activos, en los que prácticamente se contrarrestaba esta mayor predisposición genética”, ha asegurado.

El binomio dieta mediterránea y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad

El binomio dieta y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad, según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), que ha realizado un estudio que se ha publicados en Plos One.

“Finalizada la investigación, la conclusión es muy clara: la práctica de ejercicio físico y la alimentación es clave para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R, de manera que las personas que la padezcan no tienen por qué ser obesas siempre y cuando practiquen deporte y tengan un alto grado de adherencia a la dieta mediterránea. Un hallazgo que abre una puerta de esperanza frente a la creencia de que contra la genética no se podía luchar”, ha señalado la coordinadora de la investigación, la doctora Dolores Corella.

El estudio se centró en el análisis de los dos principales genes relacionados con la obesidad: el FTO y el MC4R. Mientras el FTO, también conocido como “gen de la masa grasa”, es el principal gen asociado con obesidad común en todas las poblaciones y uno de los principales responsables de la acumulación de grasa en humanos; el gen MC4R es el segundo gen en relevancia en los estudios de genoma completo asociados a la obesidad.

Para determinar si su vinculación con el peso corporal (tanto de manera individual como mediante el estudio de su efecto combinado) se podía modular a través de la dieta y el ejercicio físico, los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052 participantes del estudio PREDIMED, midiendo la adherencia de estos sujetos a la dieta mediterránea y a la actividad física mediante cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.

“Tras analizar los resultados observamos que, además de verificar los efectos del gen FTO que confiere predisposición a la obesidad asociándose significativamente con un mayor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y prevalencia de exceso de peso, el gen MC4R tenía efectos aditivos, de manera que las personas con presencia simultánea de ambas variantes genéticas presentaban mayor peso que si solo tenían una de las variantes”, ha señalado Corella.

No obstante, esta experta ha matizado que estos efectos genéticos no son uniformes para todas las personas, “sino que están modulados por el ejercicio físico y la dieta mediterránea”.

“En lo relativo a la interacción de estos polimorfismos con el estilo de vida, pudimos comprobar que en sujetos sedentarios la asociación de esta variante con un mayor IMC o riesgo de obesidad era mayor que en sujetos activos, en los que prácticamente se contrarrestaba esta mayor predisposición genética”, ha asegurado.

Un antiguo fármaco para el asma puede señalar el camino a nuevos tratamientos para la diabetes y la obesidad

Una de las razones por la que las dietas son tan efectivas a la hora de perder peso para algunas personas “es que sus cuerpos se ajustan a las calorías también mediante la reducción de su metabolismo, por lo que están defendiendo su peso corporal. Amlexanox parece modificar la respuesta metabólica al almacenamiento excesivo de calorías en ratones”, explica Alan Saltiel, director del Instituto de Ciencias de la Vida.

Diferentes formulaciones de amlexanox están actualmente prescritas para tratar el asma en Japón y las aftas bucales en Estados Unidos. Saltiel y sus colegas de la Universidad de Michigan probaron si amlexanox es útil para el tratamiento de la obesidad y la diabetes en los seres humanos y se puede desarrollar un nuevo compuesto centrado en esta droga que optimice su fórmula.

El estudio confirma y amplía la noción de que los genes IKKE y TBK1 juegan un papel crucial para mantener el equilibrio metabólico, un descubrimiento publicado por el laboratorio de Saltiel en 2009 en la revista Cell. “Amlexanox parece que funciona en ratones, inhibiendo IKKE y TBK1 que creemos que juntos actúan como una especie de freno en el metabolismo. Al soltar el freno, amlexanox parece liberar el sistema metabólico para quemar más y posiblemente almacenar menos la energía”, dijo Saltiel.

Con el uso de alto rendimiento químico en el Centro de LSI de Genómica Química para buscar compuestos que inhiben IKKE y TBK1, los investigadores probaron amlexanox y demostraron que tiene efectos beneficiosos en ratones obesos tanto genética como dietéticamente inducidos. El producto químico redujo el peso de los ratones obesos y revirtió los problemas metabólicos relacionados como la diabetes y el hígado graso.

“Estos estudios nos dicen que, al menos en ratones, la vía IKKE/TBK1 juega un papel importante en la defensa de peso corporal mediante el aumento y la disminución de almacenamiento y quema de calorías y que, mediante la inhibición de la vía con un compuesto, puede aumentar el metabolismo e inducir la pérdida de peso, revertir la diabetes y disminuir el hígado graso”, resumió Saltiel.

Sin embargo, los investigadores no saben todavía si los seres humanos responden con la misma vía o si el descubrimiento de la eficacia amlexanox en ratones puede conducir a un compuesto que es seguro y eficaz para el tratamiento de la obesidad y la diabetes en los seres humanos.

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Nutrición personalizada en las interacciones dieta – xenobióticos

Los polifenoles se pueden ver desde dos puntos de vista: como moléculas antioxidantes y por otro lado como xenobióticos.

Hay dos categorías de antioxidantes unos son las enzimas, superoxido dismutasa y catalasa, (es muy difícil de cambiar el nivel de antioxidantes enzimáticos en las células), y otros son los antioxidantes dietéticos, sobre todo vitaminas y polifenoles (que sí se pueden modificar). Además en el plasma tenemos albúmina, que es un antioxidante muy poderoso, ceruloplasmina, ácido úrico…

Los niveles plasmáticos de antioxidantes son: vitamina C 60-80 microM; ácido úrico 400 microM; alfa tocoferol 10-20 microM; y en el interior de la célula tenemos 1mM de vitamina C y algo más de 1mM de glutatión. Y cuando tomamos té verde, manzanas, fresas… hay 1 microM de polifenoles en el plasma.

El organismo ve los polifenoles como xenobióticos y se metabolizan muy rápidamente. Todos los estudios incluidos los in vitro con cultivos celulares con concentraciones de más de 10 microM no sirven para nada, no tienen mucho sentido fisiológico.

¿La capacidad antioxidantes directa en plasma es un epifenómeno?

Si comemos fruta comemos fructosa que produce ácido úrico, que es un poderoso antioxidante y sube la capacidad antioxidante en el plasma, de manera que cuando comemos una manzana no son los polifenoles de la manzana sino la fructosa la que sube la capacidad antioxidante del plasma. Si no son antioxidantes los polifenoles, ¿qué son? Son xenobióticos.

Las células se adaptan al estrés

Hay que tener en cuenta que todo lo que no nos mata nos fortalece. La célula responde de una manera inducida al estrés: el estrés mata la célula o nos fortalece. La segunda vez la célula reacciona de manera más rápida y en mayor medida porque la célula se puede adaptar al estrés.

Los xenobióticos activan quinasas intracelulares, la más importante es Nrf2 (Nuclear factor erythroid 2-related factor). Éste llega al núcleo y encuentra ARE (Antioxidant Response Element) que sintetiza antioxidantes. Lo mismo los polifenoles, cuando tomamos té verde se metabolizan los polifenoles, llegan a la célula y estimulan las rutas de síntesis del estrés. Así que la célula reacciona a los polifenoles dietéticos (como si fueran xenobióticos) como elementos de estrés. Así pues la respuesta del organismo a la ingesta de polifenoles no es una reacción de antioxidantes directa sino indirecta.

Problemas derivados de la edad

Muchas veces los mayores se encuentran en situación de malnutrición o bien porque no comen bastante por problemas socioeconómicos o porque están anoréxicos de manera fisiológica por la edad o de manera patológica por una depresión. Y de lo que comen muchas veces la absorción no es correcta, hay problemas de ingesta de nutrientes, se altera el gusto y la utilización de los nutrientes cambia con la edad.

En el mundo occidental hay un problema con los mayores de carencia de vitaminas A,D,B,C y ácido fólico. Son carencias plasmáticas.

En el caso de la vitamina C se absorbe en el intestino a través de un canal llamado SVCT1 y éste controla la homeostasis de la vitamina C. Comer mucha vitamina C no sirve para nada porque SVCT1 es saturable: más de 200 miligramos de vitamina C no se pueden trasportar desde el intestino al plasma. La expresión de este canal es codificada por el gen SLC23A1. El genotipo de este gen afecta al nivel plasmático de vitamina C. Se han descubierto recientemente dos SNPs: uno relacionado con un nivel plasmático bajo y otro con un nivel elevado (independientemente de otros cofunders: raza, tipo de comida, etc).

La combinación de consumo de alcohol excesiva, de tabaco, dieta y estilo de vida no óptimos con uno de estos SNPs amplifica el efecto del SNP.

Además con la edad se pierde la capacidad de detoxificar el organismo y podemos desarrollar una farmacología específica para los ancianos. Un ejemplo es el ácido lipoico que es un antioxidante y sobre todo es un inductor de las enzimas de fase dos y restablece los niveles de glutatión en corazón, cerebro e hígado. Así que suministrando ácido lipoico a ratas ancianas se restablece la capacidad de los hepatocitos para detoxificar el hígado de tBUOOH (tert-Butyl hydroperoxide) porque el ácido lipoico restablece los niveles de glutatión hepático, que disminuye con la edad.

También hemos medido el glutatión en la aorta, que también baja con la edad, pero que se puede aumentar suministrando ácido lipoico y se puede restablecer la vasomoción (la elasticidad de las arterias) que disminuye con la edad.

En el proyecto europeo llamado Local Food Nutraceuticals se han estudiado las plantas medicinales del sur de Europa. Se ha hecho un trabajo de Etnobotánica y se han recogido plantas medicinales en el valle del río Segura, en el sur de Italia y en Creta (Grecia) y se han extraído los principios activos de 143 plantas.

Se va visto que las células de endotelio estimuladas con alcachofa y tomillo silvestres, añadiendo extracto, sube la producción de óxido nítrico NO (factor vasorrelajante).

También se han tratado ratas ancianas con una cantidad de 10 mg de polifenoles (lo que comemos con una ensalada) con un extracto de alcachofa silvestre y se ha restablecido en un 50% la capacidad de elasticidad de las arterias.

En otro experimento en Koala Lumpur a unos 100 voluntarios se les dio 2 mL de un extracto de alpechín, que es muy rico en polifenoles. Se midió la capacidad antioxidante total (TAS) que no se había modificado y el glutatión si había cambiado (el reducido y el oxidado). Esto sugiere que tomar extracto de alpechín rico en polifenoles de aceituna además del poder antioxidante también actúa como xenobiótico, al pasar por el hígado éste reacciona y produce glutatión, que es un antioxidante.

Papel del alcohol

El alcohol se metaboliza a través de la deshidrogenasa. En un estudio publicado en 1991 se ha visto que hay tres tipos de individuos: los que metabolizan más rápido y los que lo hacen más despacio y parece que los que metabolizan más despacio tienen un riesgo cardiovascular más bajo. Además de menos factores de riesgo cardiovascular tienen niveles de HDL más elevados los que metabolizan el alcohol más despacio (otros trabajos esto no lo han confirmado).

El futuro

Sabemos poco de la interacción dieta-genómica. Hay mucho camino que recorrer, se puede tipificar el genoma sabemos qué sucede con los xenobióticos pero la interacción entre los dos vamos a tardar años en conocerla.

El síndrome metabólico se triplica en la población con artrosis, lo que aumenta su riesgo cardiovascular

El síndrome metabólico, un cuadro clínico que aúna una serie de factores de riesgo cardiovascular, entre los que se encuentran la obesidad, la hipertensión arterial, alteraciones lipídicas, insulinorresistencia y niveles elevados de azúcar, se triplica en la población con artrosis de rodilla y se duplica en la de mano.

Además, empeora el pronóstico y provoca mayor incapacidad en los pacientes, según ha explicado el Dr. Cristobal Orellana, reumatólogo del Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), quien desmitifica que la artrosis sea una enfermedad benigna, “como era hasta ahora considerada”.

Por orden de frecuencia, los estudios realizados muestran que estos pacientes sufren hipertensión arterial, el 57%; diabetes, el 19%; enfermedad vascular periférica, el 8%; enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el 8%; insuficiencia cardiaca, el 7%; enfermedad cerebrovascular, el 5%; infarto de miocardio, el 3%; neoplasia, el 2,4%; enfermedad renal moderada o grave, el 2%; y enfermedad hepática, el 2%.

Aunque los datos pueden variar dependiendo de la articulación afectada, el porcentaje más llamativo es el de sobrepeso y obesidad, más frecuente en rodilla, donde afecta al 50%; mientras que en manos se reduciría a la mitad.

Quizá la relación más preocupante es la que se establece con la enfermedad cardiovascular, explica el Dr. Orellana, quien recuerda que inicialmente son dos tipos de enfermedades frecuentes que, hasta ahora, podía pensarse en una coincidencia en un mismo paciente y en una misma población, “más aún cuando ambas con el paso de los años tienen un cierto factor acumulativo”.

Sin embargo, “se sabe que más allá de la simple coincidencia tienen una cierta relación entre si y que está puede ser importante”. Así, se ha descubierto en investigaciones recientes que la artrosis puede afectar sobre las enfermedades cardiovasculares del mismo modo que éstas pueden repercutir sobre la artrosis”.

Por un lado, explica, los pacientes con artrosis, sobre todo de rodilla y cadera, son personas que por la limitación que tienen caminan menos, son más sedentarios, y el sedentarismo está relacionado con la obesidad, dos factores que inciden negativamente en la hipertensión, diabetes, dislipidemia o colesterol y, por tanto, tiene un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte, la hipertensión sobre el paciente con artrosis disminuye el flujo sanguíneo al hueso subcontral, lo que “puede producir problemas de nutrición a nivel de cartílago, lo que desarrolla que sea más propenso a dañarse”. Del mismo modo, la diabetes o la hiperglucemia tienen un efecto negativo porque generan una serie de alteraciones a nivel metabólico que dañan el condrocito que es la célula principal de cartílago. Y con respecto al síndrome metabólico, recuerda que a nivel general sistémico puede influir negativamente sobre la artrosis.

En cuanto al sobrepeso y la obesidad, merece una mención aparte, ya que son considerados como un factor muy negativo sobre el desarrollo de la artrosis porque “confiere una sobrecarga mecánica sobre las articulaciones que están mal”. Además, la persona obesa en su tejido graso sintetiza una serie de marcadores inflamatorios (adipocitoquinas) que aumentan tanto la inflamación que se puede ver el daño sobre la articulación, tanto a nivel de cartílago como de otras estructuras articulares.

El manejo terapéutico

Una vez explicada la relación entre artrosis, trastornos metabólicos y comorbilidad cardiovascular, que -recuerda- tiene especial incidencia en el caso de la artrosis de rodilla, ya que es su localización más prevalente, el Dr. Orellana destaca la necesidad de incidir en un tratamiento diferenciado para el resto de pacientes sin enfermedades asociadas.

En el grueso de pacientes el tratamiento va enfocado a disminuir el dolor y mejorar la calidad de vida. “Hay fármacos de varios tipos pero se debe de tener cuidado con este tipo de pacientes en cuanto a dosis y tipos de fármacos, sobre todo cuando hablamos de antiinflamatorios no esteroides (AINE), ya que, éstos pueden tener a largo plazo una consecuencia negativa por las comorbilidades cardiovasculares”.

“Aunque tanto los especialistas como los médicos de cabecera usamos estos fármacos, se debe hacer con una cierta racionalidad; y en los pacientes donde la artrosis coincide con el síndrome metabólico o con enfermedad cardiovascular hay que cuidar aún más el tratamiento”, añade, al tiempo que recuerda que “hay fármacos para la artrosis a los que se les da menos protagonismo que a los antiinflamatorios y que están desprovistos de estas consecuencias”.

Acompañando al tratamiento, se aconseja a los pacientes la pérdida de peso, independientemente de la articulación afectada, y la práctica de ejercicio, ya que protege la articulación y aumenta la fuerza de los músculos.

El síndrome metabólico se triplica en la población con artrosis, lo que aumenta su riesgo cardiovascular

El síndrome metabólico, un cuadro clínico que aúna una serie de factores de riesgo cardiovascular, entre los que se encuentran la obesidad, la hipertensión arterial, alteraciones lipídicas, insulinorresistencia y niveles elevados de azúcar, se triplica en la población con artrosis de rodilla y se duplica en la de mano.

Además, empeora el pronóstico y provoca mayor incapacidad en los pacientes, según ha explicado el Dr. Cristobal Orellana, reumatólogo del Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), quien desmitifica que la artrosis sea una enfermedad benigna, “como era hasta ahora considerada”.

Por orden de frecuencia, los estudios realizados muestran que estos pacientes sufren hipertensión arterial, el 57%; diabetes, el 19%; enfermedad vascular periférica, el 8%; enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el 8%; insuficiencia cardiaca, el 7%; enfermedad cerebrovascular, el 5%; infarto de miocardio, el 3%; neoplasia, el 2,4%; enfermedad renal moderada o grave, el 2%; y enfermedad hepática, el 2%.

Aunque los datos pueden variar dependiendo de la articulación afectada, el porcentaje más llamativo es el de sobrepeso y obesidad, más frecuente en rodilla, donde afecta al 50%; mientras que en manos se reduciría a la mitad.

Quizá la relación más preocupante es la que se establece con la enfermedad cardiovascular, explica el Dr. Orellana, quien recuerda que inicialmente son dos tipos de enfermedades frecuentes que, hasta ahora, podía pensarse en una coincidencia en un mismo paciente y en una misma población, “más aún cuando ambas con el paso de los años tienen un cierto factor acumulativo”.

Sin embargo, “se sabe que más allá de la simple coincidencia tienen una cierta relación entre si y que está puede ser importante”. Así, se ha descubierto en investigaciones recientes que la artrosis puede afectar sobre las enfermedades cardiovasculares del mismo modo que éstas pueden repercutir sobre la artrosis”.

Por un lado, explica, los pacientes con artrosis, sobre todo de rodilla y cadera, son personas que por la limitación que tienen caminan menos, son más sedentarios, y el sedentarismo está relacionado con la obesidad, dos factores que inciden negativamente en la hipertensión, diabetes, dislipidemia o colesterol y, por tanto, tiene un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte, la hipertensión sobre el paciente con artrosis disminuye el flujo sanguíneo al hueso subcontral, lo que “puede producir problemas de nutrición a nivel de cartílago, lo que desarrolla que sea más propenso a dañarse”. Del mismo modo, la diabetes o la hiperglucemia tienen un efecto negativo porque generan una serie de alteraciones a nivel metabólico que dañan el condrocito que es la célula principal de cartílago. Y con respecto al síndrome metabólico, recuerda que a nivel general sistémico puede influir negativamente sobre la artrosis.

En cuanto al sobrepeso y la obesidad, merece una mención aparte, ya que son considerados como un factor muy negativo sobre el desarrollo de la artrosis porque “confiere una sobrecarga mecánica sobre las articulaciones que están mal”. Además, la persona obesa en su tejido graso sintetiza una serie de marcadores inflamatorios (adipocitoquinas) que aumentan tanto la inflamación que se puede ver el daño sobre la articulación, tanto a nivel de cartílago como de otras estructuras articulares.

El manejo terapéutico

Una vez explicada la relación entre artrosis, trastornos metabólicos y comorbilidad cardiovascular, que -recuerda- tiene especial incidencia en el caso de la artrosis de rodilla, ya que es su localización más prevalente, el Dr. Orellana destaca la necesidad de incidir en un tratamiento diferenciado para el resto de pacientes sin enfermedades asociadas.

En el grueso de pacientes el tratamiento va enfocado a disminuir el dolor y mejorar la calidad de vida. “Hay fármacos de varios tipos pero se debe de tener cuidado con este tipo de pacientes en cuanto a dosis y tipos de fármacos, sobre todo cuando hablamos de antiinflamatorios no esteroides (AINE), ya que, éstos pueden tener a largo plazo una consecuencia negativa por las comorbilidades cardiovasculares”.

“Aunque tanto los especialistas como los médicos de cabecera usamos estos fármacos, se debe hacer con una cierta racionalidad; y en los pacientes donde la artrosis coincide con el síndrome metabólico o con enfermedad cardiovascular hay que cuidar aún más el tratamiento”, añade, al tiempo que recuerda que “hay fármacos para la artrosis a los que se les da menos protagonismo que a los antiinflamatorios y que están desprovistos de estas consecuencias”.

Acompañando al tratamiento, se aconseja a los pacientes la pérdida de peso, independientemente de la articulación afectada, y la práctica de ejercicio, ya que protege la articulación y aumenta la fuerza de los músculos.

La dieta mediterránea enriquecida con nueces reduce un 49% el riesgo de ictus

El New England Journal of Medicine ha publicado en su edición online los resultados principales del estudio PREDIMED, un ensayo multicéntrico de prevención primaria cardiovascular financiado por el Ministerio de Salud. Según este estudio, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular) se reduce en un 30%, y específicamente, el riesgo de ictus o accidente vascular cerebral se reduce en un 49%, cuando se sigue una dieta mediterránea suplementada con 30 gramos de frutos secos, la mitad de ellos nueces, en comparación con una dieta baja en grasa.

Según el Dr. Ramón Estruch, coordinador general del PREDIMED y miembro del Hospital Clínic, “esperamos que los resultados del estudio tengan un gran impacto global en la práctica clínica dirigida a la prevención de las enfermedades cardiovasculares”, principal causa de muerte en España y en el mundo. En opinión del Dr. Emilio Ros, coordinador de la intervención nutricional en el estudio y Jefe de la Unidad de Lípidos del Hospital Clínic, “los resultados son de gran trascendencia porque demuestran de modo convincente que una dieta alta en grasa vegetal es superior a una dieta baja en todo tipo de grasas para la prevención cardiovascular”.

PREDIMED es uno de los mayores estudios clínicos de nutrición que se han hecho nunca en el mundo. Se inició en otoño de 2003 y finalizó en verano de 2011. El ensayo contó con una red de 11 centros reclutadores y 8 centros de laboratorio en diversas comunidades autónomas. Participaron 7.447 voluntarios, hombres y mujeres de 55 a 80 años de edad que tenían un alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares pero no las habían tenido en el momento de entrar en el estudio. El riesgo cardiovascular de los participantes se debía a ser fumadores o tener diabetes, el colesterol alto, hipertensión o exceso de peso.

Los participantes fueron asignados al azar a 3 dietas. Dos de ellas eran dietas mediterráneas, ricas en grasa vegetal, una suplementada con aceite de oliva virgen extra y otra con frutos secos. El tercer grupo fue asignado a la dieta convencional recomendada para la prevención cardiovascular, una dieta baja en todo tipo de grasas. Durante todo el estudio a los participantes asignados a cada uno de los dos grupos de dieta mediterránea se les entregaron gratuitamente aceite de oliva virgen extra (un litro por semana) o frutos secos (30 gramos al día, 15 gramos de nueces, 7,5 gramos de almendras y 7,5 gramos de avellanas). Junto a los beneficios de la dieta con nueces, el estudio mostró que la dieta suplementada con aceite de oliva virgen extra también reducía el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30%.

Durante una media de 5 años, los participantes en el estudio fueron visitados cada 3 meses por un dietista y participaron en sesiones educativas en grupo, recibiendo descripciones detalladas de la dieta mediterránea o baja en grasa y de los alimentos que contienen, además de listas de compra, menús y recetas adaptadas al grupo de dieta que les correspondía y a la estación del año.

El ensayo PREDIMED ha sido financiado en su totalidad con fondos públicos del Instituto de Salud Carlos III, a través de las redes de investigación cooperativa CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición y RTIC RD06/0045. El ensayo PREDIMED ha contado con asesoramiento externo de profesores de las universidades de Columbia, Harvard y Loma Linda y del estudio EPIC de España.

Según los consejos nutricionales del PREDIMED, las nueces se distinguen del resto de los frutos secos por su composición única en ácidos grasos Omega 3. Sus antioxidantes se encuentran entre los más potentes del mundo vegetal y la investigación científica ha corroborado sus beneficios para la salud en general y el corazón en particular.

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Los cánceres de hígado, páncreas y endometrio son los tumores que están más relacionados con la obesidad y diabetes tipo 2

El cáncer de hígado, el de páncreas y el de endometrio son los tumores que muestran una relación más íntima con la obesidad y la diabetes tipo II, según han comentado diversos expertos durante la VIII Reunión Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina Personalizada, organizada por la Fundación Jiménez Díaz en colaboración con el Instituto Roche y Lilly.

Y es que, la diabetes y el cáncer comparten gran parte de los principales factores de riesgo modificables implicados en su desarrollo y en sus complicaciones, como la obesidad, el sedentarismo y el hábito tabáquico, y tienen también idénticas rutas biológicas, como la resistencia a la insulina y la inflamación crónica.

“La presencia de obesidad/diabetes tipo II puede causar o favorecer el desarrollo de un tumor”, según ha declarado la doctora de la Unidad de Epidemiología del Cáncer del Centro Nacional de Epidemiología (ISCIII), Marina Pollán, quien ha señalado que “ser obeso y/o diabético es un factor de mal pronóstico del cáncer”.

De hecho, trabajos clásicos ya apuntaban que el exceso de ingesta de comida, muy superior a las necesidades fisiológicas, se erige en un factor de riesgo de primer orden para sufrir ciertos tipos de tumores. Ahora, estos hallazgos clínicos han podido ser corroborados, de forma que se insiste en que la obesidad (estrechamente ligada a la diabetes tipo 2) es la “principal causa evitable” de cáncer en no fumadores.

Y es que, según han evidenciado los expertos, estas enfermedades “no sólo” comparten factores de riesgo comunes, sino que también se han identificado asociaciones biológicas entre ellas. Además, dado que la obesidad es el principal factor de riesgo de la diabetes mellitus tipo 2, muchas de las asociaciones encontradas entre el sobrepeso y el cáncer se reproducen en el caso de la diabetes.

Además, a los pacientes con cáncer les va peor si tenían previamente ya el diagnóstico de diabetes. “Ser diabético es un factor de mal pronóstico para el cáncer”, ha recalcado Pollán.

Tratamientos antidiabéticos

Por otra parte, los expertos han asegurado que los tratamientos antidiabéticos tienen una cierta incidencia en el riesgo de cáncer. En este sentido, han comentado que ciertos análogos de la insulina pueden elevar la incidencia de tumores, y han subrayado que antidiabéticos orales clásicos, como la metformina, pueden ejercer un moderado efecto protector frente al cáncer.

“La solución a esta nefasta vinculación entre diabetes/obesidad y cáncer pasa, sobre todo, por adoptar medidas preventivas comunes, es decir, por comer menos y hacer más ejercicio. Pero también se requieren nuevos tratamientos para hacer frente a la epidemia de diabetes y obesidad”, ha indicado Pollán.

Por su parte, el jefe del Servicio de Nefrología e Hipertensión del Instituto de Investigación Sanitaria-Fundación Jiménez Diaz, Jesús Egido, ha asegurado que actualmente los pacientes diabéticos están “mejor tratados que nunca”, los médicos generales están “muy bien” formados para controlar la glucemia, la hipertensión o la dislipemia y, además, la innovación en fármacos para el control general de la diabetes es cada día “mayor”.

Sin embargo, a pesar de estos avances, este especialista ha reconocido que el número de diabéticos incrementa de manera sustancial, sobre todo debido al tremendo aumento del sobrepeso y de la obesidad. Así, ante este reto, y además de insistir en la implementación de las conocidas medidas de hábitos de vida saludable, la principal esperanza pasa por el uso de nuevas y prometedoras estrategias terapéuticas.

“La diabetes tipo 2 asociada a sobrepeso y obesidad es una enfermedad muy prevalente, pero heterogénea y que exige enfoques específicos en los que la diana terapéutica no sea únicamente el control metabólico sino la disminución de la grasa proinflamatoria (fundamentalmente la visceral)”, ha comentado la doctora del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), Clotilde Vázquez.

Un nuevo enfoque en diabetes/obesidad: las incretinas

En esta nueva concepción encajan los conocidos análogos de las incretinas, un grupo de fármacos capaces de producir el efecto de las incretinas naturales (GLP-1 y GIP, hormonas del tracto gastrointestinal), es decir, estimulan la producción de insulina y la supresión del glucagón ante la llegada de comida al aparato digestivo, induciendo también otros efectos positivos sistémicos a medio y largo plazo y sobre el Sistema Nervioso Central (fundamentalmente en relación a la saciedad).

Todo ello, según ha comentado Vázquez, consigue un “mejor control” de la glucemia postprandial, restaura el pico precoz de insulina postprandial y corrige la hiperglucagonemia tan frecuente en la diabetes tipo 2. De hecho, su mecanismo de acción es completamente nuevo y (salvo el caso de la metformina) mucho más fisiológico que otros fármacos.

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Aditivos, contaminantes y alergias alimentarias

El 25% de la población europea tiene algún tipo de alergia y la que está aumentando más es precisamente la alergia alimentaria. Hace unos años apenas era del 3% y actualmente es del 8%.

Hay una serie de factores por los que cada vez hay más enfermedades alérgicas en el mundo occidental. Hay predisponentes genéticos, también hay factores que favorece que aparezca con más intensidad como la vida tan estresante que llevamos en la actualidad.

Según la teoría de la higiene el hecho de mejorar las condiciones de vida (vacunas, más higiene, antibióticos) hace que evitemos que nuestro sistema inmunológica tenga enemigos contra los que luchar y lo hace contra una sustancia inocua como pueden ser la proteínas de la leche o del huevo. Una alergia es una respuesta exagerada inapropiada frente a una sustancia inocua.

El factor principal es la contaminación. En las ciudades es donde más enfermedades alérgicas vemos, sobre todo respiratorias. Los contaminantes también están cambiando la vida de las plantas, que también se estresan y producen una serie de proteínas de defensa que hacen que sean más sensibilizantes.

Reacciones adversas a alimentos

Hay reacciones tóxicas y no toxicas. Dentro de las no toxicas tenemos las que están mediadas por un mecanismo inmunológico y hablaríamos de alergia propiamente dicha, y tenemos la que está medida por la inmunoglobulina E o por otras proteínas, y las que no están mediadas por mecanismos inmunológicos, hablaríamos de intolerancia. Hay una serie de mecanismos implicados: enzimáticos, farmacológicos o indeterminados.

Las reacciones tóxicas son secundarias a sustancias naturales o contaminantes de los alimentos y pueden ser intoxicaciones naturales por toxinas vegetales, animales o de origen microbiológico, o contaminantes químicos. Y entre las toxiinfecciones hay las enterotoxinas y las invasivas.

Reacciones no tóxicas inmunológicas

Dentro de éstas estarían las mediadas por Ig E, las alergias a alimentos, y dentro de las mediadas por otro tipo de anticuerpos estarían la enfermedad celiaca, la dermatitis herpetiforme o el síndrome enterocolítico.

Reacciones no tóxicas no inmunológicas

-Mecanismo enzimático: como la intolerancia a la lactasa.

-Mecanismo farmacológico: por aminas vasoactivas como la cafeína o por sulfitos.

-Mecanismo indeterminado: idiosincrasia o psicógenos.

Prevalencia

En Europa la prevalencia en adultos es de alrededor del 3% y en niños de 8%. En las consultas de alergias en un estudio de hace 6 años eran el 8% de los que acudían a nuestra consulta, y es la quinta patología alérgica después de rinitis alérgica, asma alérgico, urticaria y dermatitis atópica.

En un estudio previo del año 92 llamado Alergológica las enfermedades que más han aumentado porcentualmente son las alergias alimentarias que han pasado de un tres a un 8 % en nuestras consultas y es curioso que antes las veíamos más en niños y ahora también las estamos viendo en adultos.

Diagnóstico

La mejor herramienta es la historia clínica, ser cuidadoso con la anamnesis y preguntar los síntomas cutáneos como urticaria angioedema.

Una situación que estamos viendo cada vez más es el síndrome de alergia oral, el paciente come melocotón, kiwi o piña y comienza a sentir picor en la mucosa oral. Es preciso saber que los alimentos no producen picor, de manera que eso debe ser estudiado porque puede ser una reacción alérgica. Esto suele ser la primera manifestación.

La dermatitis atópica es la enfermedad cutánea que cada vez estamos viendo más y va dentro de lo que llamamos la marcha alérgica, el niño empieza con dermatitis atópica, eccema en pliegues, alergia alimentaria, después la rinitis alérgica, y después el asma.

También puede haber síntomas digestivos (vómitos, diarreas), síntomas respiratorios (rinitis, asma), conjuntivitis, y la reacción más grave es la anafilaxia (engloba manifestaciones cutáneas, digestivas, respiratorias, cardiacas con hipotensión, taquicardia e incluso puede producir la muerte del paciente).

Hay que recoger datos en cuanto a la aparición de los síntomas, el tiempo de aparición, la gravedad, cuándo aparecen, y el tiempo trascurrido.

Hay que preguntar por el alimento, cómo estaba preparado, la cantidad que se había comido, si antes se había tolerado y puede haber fenómenos de reactividad cruzada: los pacientes con alergia al polen pueden tener alergia a frutas y los que tiene alergia a los ácaros del polvo tienen más alergia a crustáceos.

Hay que insistir en la situación del paciente, la edad y las circunstancias acompañantes como ejercicio físico. Cada vez estamos viendo más pacientes que cuando toman determinado alimento y hacen ejercicio físico presentan reacciones anafilácticas graves, es un cuadro llamado anafilaxia inducida por ejercicio físico dependiente de alimentos como frutas, cereales o la harina de una pizza.

Las pruebas más sencillas rápidas y fiables son las cutáneas, la que habitualmente hacemos es la prueba de Prick o intradérmica, en la que usamos una serie de alérgenos estandarizados. Se hace en la cara anterior del antebrazo y en sólo 15 minutos tenemos un diagnóstico cualitativo, porque no se mide el nivel de Ig E, para ello recurrimos a las técnicas in vitro: determinación de Ig E total y específica mediante diferentes técnicas aunque podemos medir otros mediadores como por ejemplo la triptasa (que nos indica la activación del mastocito) o la proteína catiónica del eosinófilo (que nos indica la activación del eosinófilo).

Las pruebas de intolerancia a alimentos miden anticuerpos tipo Ig G, que indican exposición no sensibilización, por lo que a todos nos saldrían positivas. Por ello desde hace años los alergólogos no utilizamos estas pruebas y sin embargo hay una campaña de uso y abuso de esta prueba actualmente, pero consideramos que no tiene ninguna rentabilidad.

Sí que la tiene la determinación de Ig E, que sí media la reacción de hipersensibilidad de Gell y Coombs. En la actualidad podemos hacer mediante unos chips (hasta 100 alérgenos inhalatorios, alimentarios para las proteínas de frutas, crustáceos, pescados, leche o huevos) un mapa molecular del grado de sensibilización del paciente y eso nos orienta de forma definitiva.

Hay otras pruebas diagnosticas como la dieta de eliminación, quitar el alimento sospechoso. Esto se hace sobre todo en los niños y para tener la certeza la prueba gold estándar sería la prueba de provocación controlada con alimentos que debe realizarse en medio hospitalario y debe hacerse si pensamos que puede tolerar el alimento o si dudamos de las pruebas previas. Pero no se debe hacer en pacientes que puedan tener una reacción grave y no se pueda usar la adrenalina (un paciente que usa betabloqueantes que van a hacer que no respondan a la adrenalina) o si hay embarazo.

Estas pruebas deben hacerse cuando el paciente está asintomático. Se debe suspender la medicación que puede enmascarar la reacción y hay diferentes formas de administrarla (abierta, simple ciego, doble ciego controlada por placebos). Se pueden utilizar técnicas de enmascaramiento sobre todo en el caso de los niños.

Un mismo alérgeno puede producir síntomas en función de cómo se exponga el sujeto al alimento, por ejemplo un paciente alérgico al pescado o a crustáceos solamente la inhalación de los vapores cuando se están cocinando puede provocar una crisis de asma. Al ingerir pescado puede tener un cuadro de urticaria, o de anafilaxia, o el paciente alérgico al melocotón, al comer melocotón puede presentar un cuadro de angioedema simplemente por contacto con la piel del melocotón.

Alergias en niños

Los principales alimentos que producen alergias en los niños son las proteínas de leche (lactoalbumina, caseína, beta lactoglobulina); las proteínas de huevo (ovoalbúmina, ovomucoide), es más alergénica la clara que la yema; los pescados (es más frecuente en los pescados blancos ); y las frutas (melocotón y manzana).

Alergias en adultos

En los adultos en el área mediterránea predomina la alergia al melocotón y la familia de las rosáceas; los frutos secos, el cacahuete (en realidad es una leguminosa) es el que produce más reacciones, después la nuez y la castaña; y los crustáceos.

Hay que resaltar que es muy raro que un paciente tenga sólo alergia alimentaria y lo habitual es que tenga otras alergias cutáneas o respiratorias.

Tratamiento

El tratamiento es la evitación del alimento. Y como tratamiento sintomático los antihistamínicos y corticoides.

En la actualidad si el paciente no evoluciona favorablemente, en caso de los niños, podemos inducir una tolerancia oral a leche y huevo, y también tenemos disponible en el mercado inmunoterapia, por ejemplo, para los alérgicos al melocotón.

Asimismo es fundamental la educación de los pacientes. Disponemos de un nuevo tratamiento, los autoinyectores de adrenalina, y los pacientes con reacciones anafilácticas deben estar entrenados en el uso de estos autoinyectores.

Aditivos

Hay multitud de sustancias que pueden producir reacciones adversas. A la cabeza están los sulfitos presentes en las bebidas alcohólicas o el glutamato monosódico que produce el síndrome del restaurante chino.

La definición de la Unión Europea de aditivo alimentario la podemos resumir en que se trata de un ingrediente adicionado intencionadamente a los alimentos con el objetivo de modificar alguna de sus características, sin el propósito de nutrir, y que se encuentra en el producto acabado. Deben de constar en el etiquetado.

Contaminantes

Los contaminantes serían sustancias exógenas del alimento que de forma no voluntaria se encuentran en ellos y que pueden producir efectos indeseables o tóxicos en el consumidor.

Anisakis

Se trata de un parásito del pescado. En el año 95 se relacionó con cuadros de anafilaxia. La mayoría de nosotros hemos comido anisakis muertos, el problema es cuando los ingerimos vivos, porque es entonces cuando pueden producirse los diferente cuadros alérgicos.

L a alergia al anisakis se puede prevenir muy fácilmente, sencillamente cocinando bien el pescado.

Reactividad cruzada

Los ejemplos son:

-Las profilinas en pólenes y alimentos vegetales.

-Tropomiosoina en ácaros y crustáceos.

-Lipocalina en epitelios de animales.

Hay un síndrome de alergia al látex- frutas que cada vez vemos menos porque en muchos medios hospitalarios se ha reducido la utilización del látex.

Diagnóstico molecular

LTPs proteínas (proteínas trasportadoras de lípidos) son las responsables de las reacciones más graves en la alergia alimentaria, sobre todo en el caso de las frutas (en concreto del melocotón).

Conclusiones

-Las reacciones adversas por alimentos constituyen una patología de prevalencia en aumento.

-El principal reto de la Alergología en el siglo XXI es comprender la complejidad de las diferentes enfermedades alérgicas, identificar los mecanismos responsables para mejorar la prevención el diagnostico y el tratamiento.

-Hemos de evolucionar hacia la medicina predictiva, preventiva, personalizada y participativa. Los pacientes tienen que jugar un papel activo.

-El diagnóstico molecular es una nueva herramienta que permite el diagnóstico personalizado y aproximado a cada paciente.

-La inducción de tolerancia oral y la inmunoterapia específica con alimentos son nuevas herramientas terapéuticas en casos muy seleccionados.

Por último hacer alusión a la Asociación Española de padres y niños con alergia a alimentos (www.aepanaa.es) ya que contiene mucha información.

dieta mediterránea

Dieta Mediterránea: Un modelo de felicidad y salud

 

dieta mediterránea

Como en otras facetas de la vida, en Nutrición hay dos mundos opuestos. Para un número creciente de personas la felicidad viene reflejada por la disminución de consumo de varios componentes de nuestra dieta, porque el gran problema de la Nutrición en España es el sobrepeso y la obesidad. La felicidad cuando hemos alcanzado la mayor disponibilidad de alimentos en la historia viene dada por disminuir la ingesta de algunos nutrientes que nos llevan a este problema.

Por el contrario, lo que todavía es mayoritario, es que la felicitad y la salud va a venir dada por alcanzar unos mínimos que permitan tener un estado de nutrición y salud, y de calidad de vida y felicidad.

¿Cuántas comidas haremos a lo largo de nuestras vidas? Las mujeres más de 90.000, considerando tres comidas al día, y los hombres unas 82.000 (porque ellos viven una media de 7 años menos). Y la pregunta es ¿cuántas comidas son de felicidad? Cuantas más veces hayan sido compartidas más felices seremos y nutricionalmente más saludables.

La Dieta Mediterránea (DM) está de moda. Si buscamos en google DM en inglés (septiembre 2012) hay seis millones de entradas y en el término en español hay un millón y medio de entradas.

Modelo de DM

El modelo de DM es una confluencia de culturas, hábitos alimentarios y estilos de vida, que tradicionalmente ha abarcado los países ribereños de la cuenca mediterránea.

Es una dieta simple y éste es uno de los principales problemas, ya que cuando la población de un país mejora en calidad de vida y condiciones económicas se toman más alimentos ricos en proteínas de origen animal que van acompañados de grasa saturada, azúcares, etc.

Se trata de una dieta sencilla y variada. Desde el punto de vista de evidencia científica de los beneficios de la DM el recorrido es largo, estamos hablando de los años 50 cuando los anglosajones nos describieron los beneficios (el grupo del profesor Keys y colaboradores a partir del “Estudio de los siete países”). Ya en 1959 el profesor Keys daba estas recomendaciones:

-Mantener el peso adecuado.

-Reducir el consumo de grasa saturada.

-Usar preferentemente aceites vegetales y mantener el aporte calórico de las grasas por debajo del 30%.

-Consumir verduras, frutas, y lácteos.

-No abusar de la sal ni del azúcar refinado.

-Realizar regularmente ejercicio físico.

-Evitar el tabaco, alcohol y excitantes.

-Visitar al médico con regularidad y evitar preocuparse en exceso.

El mensaje hoy sigue siendo el mismo. La única diferencia es que lo que se escribía en los años 60 estaba muy cercano a la calle, es decir, podían ser seguidas por la mayor parte de la población. Sin embargo, ahora nos encontramos un distanciamiento entre las recomendaciones y la realidad.

Hábitos alimentarios característicos de la DM

Son los siguientes:

-Aceite de oliva como principal grasa culinaria.

-Abundancia de alimentos vegetales.

-Consumo frecuente de pescado.

– Ingesta regular y moderada de vino en las comidas.

– Consumo moderado de carnes rojas y productos elaborados que los contienen.

– Uso frecuente de especias y condimentos.

-Y, un estilo de vida: socialización durante las comidas, la siesta y la práctica regular de actividad física.

No sólo es importante lo que se come, sino cómo se come, cómo se comparte. Éste es el gran principio de la DM en cuanto a estilo de vida. Actualmente no socializamos, no compartimos, los datos son alarmantes. En una ciudad como Madrid se realizan menos de 1,5 comidas compartidas en familia a la semana por la gente joven. Pero además hemos cambiado la mesa del comedor o la cocina por el sofá o la habitación, y no es infrecuente comer en la oficina, el parque o la calle.

Dieta antidieta

A la DM yo la denominaría la dieta antidieta, soluciona lo que muchas veces buscamos en otro tipo de dietas, soluciona los sacrificios porque permite comer de todo (no excluye nada) con mayor o menor frecuencia. También evita la monotonía porque el gran binomio de la DM ha sido salud y placer. Comemos por salud y por placer (o felicidad).

Otra clave de la DM es la frugalidad, hay que ser restrictivo, y algo fundamental hay que conocer los alimentos y saber cómo deben cocinarse, es decir, tener habilidades culinarias. Los jóvenes cada vez cocinan menos, paradójicamente nunca antes se ha hablado tanto de cocina.

La DM, nuestro gran mensaje nutricional

El último modelo de pirámide mediterránea (una vez que se declaró patrimonio de la humanidad por la Unesco) incluye en la base la socialización, comer juntos alrededor de la mesa.

También se puede ser feliz con otros patrones de alimentación pero no son tan saludables. En cambio con la DM se puede ser feliz y seguro que se adquiere salud.

No es importante sólo lo que se come, sino cómo se come. Y también supone un modelo de libertad, la DM supone el poder elegir, como “el tapeo”.

Por último también en sostenibilidad la DM gana. Si comparamos el coste en cuanto a consumo de energía o de agua de la DM respecto a otros patrones de dieta más occidentalizados, en éstos el consumo de energía y agua es mayor. Por tanto, la DM al ser más sostenible va a producir más felicidad en las generaciones futuras.

La distinta suerte de los alimentos

Los alimentos que han tenido más suerte son el aceite de oliva, las nueces, el vino… que incluso les declaramos el carácter de alimentos funcionales. En cambio otros, que son igual de importantes, como legumbres, pan o cereales son los grandes olvidados.

DM y depresión

Hay estudios muy bien diseñados que están probando las propiedades de la DM. Desde el punto de vista que nos ocupa, cuando hablamos de depresión, se ha demostrado recientemente en un estudio en Navarra con más de 10.000 voluntarios que en los individuos que tenían una adherencia mayor al modelo de DM el riesgo de padecer depresión era un 40% menor que aquellos que están más alejados de este modelo.

Lamentablemente nos alejamos del patrón de dieta mediterránea, contrariamente a los países nórdicos que copian nuestros hábitos.

Distribución del consumo de los distintos grupos de alimentos

Los datos elaborados con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (y que han sido presentados recientemente), citan que el consumo de pescado es un valor en alza; también consumimos una buena proporción de verduras, hortalizas y frutas; en cambio el consumo de legumbres es demasiado bajo; el de azúcares y dulces es moderado comparado con otros países (todo esto es en población adulta); el consumo de carnes y productos cárnicos debería moderarse; y va disminuyendo el consumo de bebidas alcohólicas (que ha cambiado, más cerveza y menos vino).

Respecto a uno de los índices de calidad de la dieta, como es el perfil calórico (de dónde obtenemos las calorías), en los años 60 las recomendaciones eran cumplidas por nuestro padres o abuelos, pero ahora nos hemos ido alejando, de forma que los lípidos y los hidratos de carbono prácticamente están en el mismo nivel cuando deberían ser mucho mayores los porcentajes de hidratos de carbono y menos de lípidos.

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Nuevos avances en el estudio de la diabetes a nivel molecular

El trabajo, realizado con modelos animales de laboratorio, está dirigido por la profesora Carme Caelles, del Grupo de Señalización Celular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular (Facultad de Farmacia UB), en colaboración con el equipo del Dr. Ramon Gomis, del Hospital Clínic de Barcelona – IDIBAPS.

El artículo publicado en Diabetes se centra en el estudio de la diabetes de tipo 2, que es la más frecuente entre la población (afecta al 85-90% de los diabéticos). Esta patología, que puede cursar sin sintomatología clínica durante años, acaba produciendo hiperglucemia debido a la resistencia a la insulina. Es decir, en este tipo de diabetes, los tejidos no responden a la señal de esta hormona y, en consecuencia, las células no pueden captar la glucosa (principal fuente de energía para el organismo). Como respuesta, las células β del páncreas producen un exceso de insulina que acaba generando hiperplasia pancreática.

Desde el ámbito farmacológico, la diabetes de tipo 2 se puede tratar con fármacos como las sulfonilureas, que aumentan la producción de insulina y facilitan la captación de glucosa en el metabolismo celular (acción antihiperglucémica). Otros medicamentos, como la metformina, también pueden utilizarse porque limitan la síntesis de glucosa que realiza el hígado.

Estudiando las vías de señalización moleculares

El artículo se centra en la acción de unos fármacos distintos, las tiazolidinedionas (TZD), antidiabéticos orales que reducen la resistencia a la insulina y facilitan que los tejidos sean más sensibles a la acción de esta hormona. Tal y como explica la profesora Carme Caelles, en su laboratorio del Parque Científico de Barcelona, “todavía no se conoce lo suficiente el mecanismo de acción de las TZD. Se ha identificado su receptor (el PPARγ), pero no se sabe todavía cómo actúan a nivel molecular”.

En un artículo anterior, publicado en Diabetes en 2007, los investigadores pudieron constatar que las TZD inhibían la quinasa JNK (c-Jun N-terminal quinasa), un transductor de señales bioquímicas que inhibe la señalización de insulina y se relaciona con la resistencia a la insulina. “En aquel momento -continúa Caelles-, constatamos que la acción farmacológica de las TZD pasa por la inhibición de la JNK, y que este efecto es más efectivo en tejido adiposo, donde se expresa mayoritariamente el PPARγ”.

La acción de las TZD, ¿es también efectiva sobre el páncreas?

Los autores del trabajo aportan la primera evidencia de que las TZD también pueden tener una acción farmacológica sobre las células β pancreáticas -productoras de insulina- y abren nuevas vías de estudio de la acción de estas drogas sobre el control del metabolismo de la glucosa. El modelo de estudio, un ratón transgénico que permite activar selectivamente la quinasa JNK en los distintos tejidos, ha constituido un sistema in vivo excelente para comprobar el mecanismo de acción de las drogas TZD.

Según las conclusiones, la activación de la JNK es condición suficiente para imponer la resistencia a la insulina central -es decir, en la célula β pancreática-, que genera un fenotipo de intolerancia a la glucosa en el modelo experimental de ratón. Curiosamente, esto no se corresponde con ninguna alteración morfológica o estructural en los islotes pancreáticos: de hecho, y a pesar de lo que se había publicado hasta ahora en la bibliografía científica sobre trabajos en líneas celulares, la célula β pancreática no muere por la mera activación de la JNK.

La profesora Caelles subraya que “se sabía que las células β del páncreas también tenían el receptor PPARγ, pero hasta ahora no se había descrito que las TZD actuaran en la resistencia central a la insulina. Todas las acciones farmacológicas descritas se habían atribuido a la expresión del receptor en tejidos periféricos, como por ejemplo el adiposo (resistencia a insulina periférica)”.

Diabetes, obesidad e inflamación

Muchos estudios científicos constatan la conexión entre las vías de señalización molecular de la diabetes, la obesidad y la inflamación. “Durante un proceso de inflamación, también se activa la quinasa JNK”, explica Caelles. “En la diabetes de tipo 2 -continúa-, la demanda extra de insulina genera una hiperplasia pancreática que tiene un componente inflamatorio. La obesidad también se asocia a un proceso inflamatorio crónico de grado bajo, lo que podría explicar su conexión con la resistencia a la insulina. Así pues, con la obesidad, el tejido adiposo va reclutando células del sistema inmune, y aumentan los niveles de los mediadores inflamatorios (interleucinas, etc.). Dado que la quinasa JNK está activada en todo este proceso, la insulina pierde la capacidad de regular el metabolismo de la glucosa”.

El equipo científico que dirige Carme Caelles está especializado en el estudio de los mecanismos de regulación de distintas vías de señalización en procesos celulares fundamentales para el metabolismo. A raíz de los últimos resultados científicos, el equipo está impulsando nuevas líneas de trabajo en los modelos animales para estudiar la respuesta fisiológica y bioquímica de las células β en condiciones extremas (dieta rica en grasas, resistencia a insulina periférica, etc.) y para conocer la evolución de los mecanismos de resistencia a la insulina por el envejecimiento.

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Concepto de interacción dieta y xenobiótico: las interacciones alimento/medicamento como ejemplo

Hipócrates en sus tratados médicos ya hablaba de los efectos del queso, al que consideraba un alimentos “fuerte” y que en algunas personas podía producir efectos indeseables.

Un momento clave en la historia de las interacciones alimento medicamento (IAM) fue en los años 80 con la descripción del llamado “síndrome del queso”, debido a unos xenobióticos especiales.

Definición

Etimológicamente xenobiótico significa sustancia extraña a los sistemas biológicos. Según los textos de Toxicología es una sustancia que no se encuentra en los alimentos y que es un contaminante y por lo tanto una sustancia extraña de efectos indeseables y que ha ido a parar a un alimento por un efecto accidental.

Otras fuentes consideran xenobiótico cualquier sustancia que es extraña a un organismo determinado, pero que es de origen natural, no un contaminante. Otros autores estiman que incluso se puede clasificar de xenobiótico una sustancia propia del organismo pero que se encuentra en una proporción anómala.

Antecedentes

En el año 1971 Talbot y Meade en una carta al editor de The Lancet hablan del efecto de la silicona en la absorción de los fármacos anticoagulantes. En este trabajo describen pacientes que en un momento determinado tienen alteraciones en las pruebas de coagulación hasta el punto de que aparentemente no ingieren el medicamento.

En un primer momento se pensó que realmente no tomaban el medicamento, después que tomaban otro fármaco que podía interaccionar y al final se pensó en la dieta. Y se encontró que el factor común es que tomaban patatas fritas tipo chips, sin embargo la composición de las patatas no justificaba esta interacción. Las patatas estaban preparadas industrialmente usando como aditivo una silicona que no reviste peligro (autorizada) y que tiene efecto antiespumando, permite que la temperatura del aceite de fritura alcance niveles altos y que la patata una vez frita no tenga aspecto aceitoso (esté seca). Pero lo silicona, que es una macromolécula, por su estructura tiene gran capacidad de retener moléculas pequeñas como los fármacos. En este caso el fármaco quedaba retenido por la silicona y no se absorbía. Al suprimir la ingesta de estas patatas los parámetros de coagulación se restablecieron.

Fármacos implicados y poblaciones con más riesgo

Los fármacos más implicados en las IAM son los que tienen un índice terapéutico estrecho, anticoagulantes, hipoglucemiantes orales, digitálicos, antihipertensivos, fármacos de acción sobre SNC y los antibióticos.

Las poblaciones más afectadas son los ancianos por la polimedicación, menor eficacia en absorción, capacidad metabólica reducida y estado nutricional no óptimo. Y los niños porque sus sistemas de destoxificación no están completamente desarrollados.

Interacciones según el componente del alimento implicado

La mera presencia de los alimentos por el efecto barrera ya interacciona y por otro lado están los componentes nutritivos y no nutritivos, componentes con actividad farmacológica, aditivos alimentarios, y los contaminantes como las dioxinas.

Mecanismos de las interacciones

Muchas interacciones tienen lugar in vitro, antes de pasar la barrera intestinal, después tenemos el nivel cinético, muchos pesticidas o contaminantes son poderosos inductores enzimáticos que modifican la velocidad de metabolización de los fármacos. Un ejemplo de este tipo que afecta a la cinética de muchos fármacos con efectos incluso mortales es el zumo de pomelo. Incluso en EEUU se llegó a plantear hace unos años prohibir la venta de pomelos y zumos de pomelo.

Amina biógenas

Las aminas biógenas (histamina, tiramina, serotonina, putrescina, cadaverina) son sustancias que se encuentran en el organismo con diferentes funciones fisiológicas y se localizan en muchos alimentos (sería un xenobiótico en cierto modo natural). La mayoría de gérmenes que provocan las fermentaciones lácticas (quesos o embutidos crudos curados) tienen capacidad descarboxilasa y trasforman los aminoácidos en su correspondiente amino.

Durante los años 70 se utilizaban fármacos antidepresivos del tipo tranilcipromina que inhibía la monoamino oxidasa, es decir, bloqueaba el proceso de normal metabolización de la tiramina por ejemplo. De manera que los pacientes que estaban tomando estos fármacos si tomaban un queso tenían unos niveles de tiramina muy altos que provocaban crisis hipertensivas incluso mortales. Uno de los primeros trabajos en describirlo fue el de Blackwell y Mabbitt en 1965.

La tiramina era una sustancia conocida que Liebig aisló (1946) y la llamó así porque “tiro” significa queso en griego, era la amina del queso. Sin embargo, la primera vez que se describió este tipo de interacción fue porque a los pacientes se les administraba tranilcipromina y además metilanfetamina para sumar efectos. Pero después se empezaron a observar crisis idénticas en las que no había metilanfetamina pero por aquel momento no se les prestaba atención a las aminas biógenas en los alimentos.

En el año 1998 en el hospital clínico de Salamanca hicieron una observación que publicaron en los archivos de Bronconeumología de interacción de isoniacida con alimentos. Un joven de 33 años que trabajaba en el hospital en contacto con enfermos tuberculosos se contagió y al ser tratado con isoniacida empezó a tener síntomas que parecían alergias y una ex alumna mía de la facultad de farmacia se acordó de las aminas biógenas y le preguntó si tomaba queso y al dejar de comerlo desapareció la alergia.

También se puede encontrar mucha histamina en pescado deteriorado contaminado donde los gérmenes del deterioro también tienen capacidad descarboxilasa y a partir de la histidina, de la que es muy rica la musculatura del atún, formar histamina y se puede interpretar como una alergia al atún cuando en realidad es una intoxicación.

Ejemplos diversos

Con los alimentos funcionales estamos introduciendo otro tipo de xenobióticos que pueden ejercer muchos efectos a la hora de interaccionar con muchos nutrientes o con otros xenobióticos a su vez.

En un trabajo de un máster de IMA Gual estudió como las fluorquinolonas (por ejemplo el ciprofloxacino) administradas con zumo de naranja enriquecido en calcio sufren una disminución en su absorción.

Las estatinas, que es un fármaco muy consumido, interacciona con zumo de pomelo. Y las dietas ricas en ácidos grasos omega-3 potencian el efecto de la simvastatina.

La regaliz tiene efecto hipertensivos claros. Y los ajos y las cebollas potencian los efectos de los anticoagulantes.

Los nitratos y nitritos que se añaden a productos cárnicos crudos curados (porque son un eficaz antibotulínico) reaccionan con las aminas que se generan en los procesos decarboxilantes de la fermentación de los embutidos y se forman nitrosaminas que tienen efectos cancerígenos. Pero también los nitratos y nitritos son vasodilatadores y en un trabajo del American Journal Nutrition del 2009 se habla de ellos como nutrientes porque afirman que estos xenobióticos por su efecto antihipertensivo “no irían mal” y mejorarían la tensión arterial de la colectividad. Y en otro artículo de Correo Farmacéutico (febrero 2011) se habla de los beneficios de las espinacas por los nitratos. En estos casos deberíamos valorar los riesgos/beneficios.

También pueden llegar xenobióticos a través de la lactancia materna a los niños.